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TECNICAS EXPRESION ORAL Y ESCRITA (UC3M)

COCINA DE LA ESCRITURA

PROF. 13-14
Pag 16

RESEÑA DEL LIBRO

“LA

COCINA DE LA

ESCRITURA”

Gonzalo Muñoz López

Daniel Panizo Bartolomé

Grupo 36 Derecho-Ciencias Políticas

Técnicas de expresión oral y escrita

ÍNDICE

Introducción: pág. 3

Prólogo: pág. 3

Capítulo 1: pág. 4
Capítulo 2: pág. 5

Capítulo 3: pág. 6

Capítulo 4: pág. 7

Capítulo 5: pág. 8

Capítulo 6: pág. 9

Capítulo 7: pág. 10

Capítulo 8: pág. 12

Capítulo 9: pág. 13

Capítulo 10: pág. 13

Capítulo 11: pág. 15

Capítulo12: pág. 15

Capítulo13: pág. 16

Capítulo 14: pág. 17

Capítulo 15: pág. 18

Capítulo 16: pág. 19

Epílogo: pág. 20

Opinión personal: pág. 20


INTRODUCCIÓN

Tras la lectura del libro “La cocina de la escritura” del autor catalán Daniel Cassany, me dispongo
a continuación a realizar una breve reseña del mismo, procurando mantener un estilo claro, sencillo
y conciso (como así propone el autor en esta obra). Dicho trabajo lo dividiré en los mismos capítulos
en los que el autor estructura el libro, para facilitar la comprensión global del mismo. Además, para
terminar, expondré mi opinión sobre el contenido y la vigencia de la obra.

PRÓLOGO

La escritura es algo imprescindible en los tiempos que corren en cualquier ámbito de la vida, desde el
laboral, personal, educativo, artístico etc. La escritura no es ni mucho menos una tarea simple y, por
lo general, la hemos desarrollado durante la etapa educativa en una mínima parte. Por ello, el autor se
propone enseñarnos, de una forma concreta y práctica, el arte de escribir, de cocinar un buen escrito
en diferentes situaciones.

Por otra parte, es en esta sección de “La cocina de la escritura” donde se describen los elementos del
proceso de redacción de un texto que se tratarán en el libro en los distintos capítulos.

CAPÍTULO 1: LECCIÓN MAGISTRAL

Detrás de todo conocimiento siempre hay un autor y, por tanto, ocurre lo mismo con la escritura. Por
ello siempre hay que relativizar el saber humano y evitar considerarlo como verdades irrefutables.
Esta es la razón por la cual se habla, en este primer plato de la cocina, de la doctrina o teorías en las
que se ha basado el autor para la redacción de este libro, las cuales pertenecen fundamentalmente a la
tradición anglosajona, aunque también se mencionan investigaciones francesas o españolas.
La legibilidad

Es el grado de de facilidad con que se puede leer, comprender y memorizar un texto escrito. Es
necesario distinguir, a su vez, en legibilidad tipográfica (legibility en inglés) – que se refiere a la
percepción visual del texto – y la legibilidad lingüística (readibility). En este sentido, gracias a
estudios sobre dicho factor, se concluyó que existen elementos mesurables que convierten a un texto
en más o menos legible (palabras y frases cortas, leguaje concreto, repeticiones, orden lógico de la
oración, variación tipográfica etc.).

El estilo llano

Es aquel estilo o forma en la que aparece el lenguaje que permite una comprensión del significado de
un mensaje asequible para todos los receptores. Esta corriente comenzó en Estados Unidos gracias
a las asociaciones de consumidores que exigieron un estilo llano en textos importantes para los
ciudadanos para defender a sus miembros. De este modo, se fue extendiendo el llamado Movimiento
del Estilo Llano (Plain Language Movement) a las administraciones públicas y a las empresas, en
relación con el principio de democratización a todos los niveles.

Además, es necesario señalar que el estilo llano no es un estilo vulgar o contrario a los textos
especializados, sino que se modifica la sintaxis, la forma de leer y escribir o y los hábitos lingüísticos
con el fin de aumentar el nivel de comprensión.

Los procesos de composición

Es el conjunto de fases y pasos que un autor recorre antes de obtener una versión definitiva del texto
que va a escribir, que es, según numerosos estudios, significativamente distinto en expertos que en
aprendices. De dichos procesos de composición se pueden extraer las siguientes implicaciones:

Es la forma de trabajo del escritor, sus estrategias cognitivas y técnicas, como por ejemplo la
búsqueda de ideas, su organización y estructuración y, posteriormente, la redacción.

Es personal de cada escritor y escritora.

El escritor no sólo tiene que saber como escribir, sino también como elaborar o desarrollar sus ideas.

Al escribir no sólo comunicamos, sino que también aprendemos o comprendemos con mayor
profundidad un tema determinado.

El castellano escrito

En este apartado, se hace referencia a la veloz evolución que sufre la lengua castellana a raíz de los
constantes cambios sociales, culturales etc. en nuestra sociedad, lo cual se refleja en nuevas palabras,
modos de uso o expresiones.

Por otro lado, ante el constante avance de los medios de comunicación de masas, el lenguaje busca
nuevas métodos de llegar a todos los públicos. Además, en el ámbito empresarial se está reconociendo
cada vez más la importancia de una buena comunicación para mejorar la eficacia de la actividad
económica, desarrollándose así gran cantidad de escritura en las empresas. De todo lo anteriormente
enunciado, se hace eco la enseñanza, adaptándose a las nuevas exigencias sociales.

CAPÍTULO 2: DE LO QUE HAY QUE SABER PARA ESCRIBIR BIEN; DE LAS GANAS DE
HACERLO; DE LO QUE SE PUEDE ESCRIBIR; DEL EQUIPO IMPRESCINDIBLE PARA
LA ESCRITURA, Y DE ALGUNAS COSAS MÁS.

Conocimientos, habilidades y actitudes

Estos tres son los elementos básicos a la hora de escribir correctamente. Es necesario conocer la
gramática y el léxico (conocimientos), tener ciertas estrategias de redacción (habilidades) y, por
último, sentir u opinar, de una forma personal, sobre el escribir (actitud).

Razones para escribir

Hay muy diversos motivos para escribir, al contrario de lo que generalmente se cree. De este modo,
las personas escriben en el trabajo, en la escuela, para uno mismo, para amigos o familiares etc. Por
ello, las funciones de la escritura también son muy distintas y abarcan desde la comunicación, hasta el
aprendizaje, el registro de información o simplemente el ocio.

Equipo técnico

El desarrollo tecnológico ha modificado, y está modificando, como es obvio, la escritura. Por ello, del
lápiz o papel tradicionales, se ha pasado a la máquina de escribir y, posteriormente, a los ordenadores
y sus correspondientes programas informáticos de procesamiento de textos, con importantes
consecuencias positivas en los equipos para la escritura (en soportes para reunir información, en
utensilios para marcar, en materiales de consulta etc.).

La escritura respetuosa

Daniel Cassany dedica este apartado a señalar la importancia que tiene el uso de un lenguaje
respetuoso, tanto no sexista como no discriminatorio con determinadas minorías sociales
o marginales. El lenguaje esconde tras de sí una importante carga cultural y de prejuicios,
que es necesario erradicar en la actualidad para evitar herir a ciertos colectivos como los
anteriormente mencionados. Esta corriente de escritura tuvo su origen en los países anglosajones –
fundamentalmente en Estados Unidos –, surgiendo el denominado leguaje políticamente correcto
(Politically correct).

Mi imagen de escritor
Para finalizar con el segundo plato de esta cocina, el autor propone que el lector se autodefina como
escritor, a partir de un formulario de preguntas y dos textos que él plantea.

CAPÍTULO 3: ACCIONAR MÁQUINAS

Este capítulo trata fundamentalmente sobre cómo activar la escritura en un momento en el que el
escritor o escritora no encuentra forma de avanzar en la redacción.

Explorar las circunstancias

Consiste en plantearse preguntas sobre el texto que se quiere escribir en relación con el propósito del
mismo, la audiencia a la que va dirigido, el autor y el mensaje que se quiere transmitir. De esta forma,
al autor le surgirán ideas que le ayudar a desbloquearse y comenzar o continuar la escritura.

Otras formas de ponerse en marcha

Desarrollar un enunciado: se trata de analizar minuciosamente o determinar aquello que se nos pide o
pregunta en una determinada cuestión para, a continuación, desarrollarlo de forma precisa.

Diario personal: en este caso, el autor propone dedicar unos minutos diarios a escribir todo aquello
que te haya pasado durante el día. A medida que escribe periódicamente, el escritor o escritora lo ve
más sencillo y es más difícil que se bloquee, ya que siempre puede recurrir a informaciones anteriores
como punto de partida.

Mapas y redes: también denominados árboles o ideogramas, son una forma de representación del
pensamiento, mediante asociaciones mentales de conceptos plasmadas en un papel. Así, el autor une y
relaciona diferentes ideas que le permiten estructurar y comenzar la redacción.

CAPÍTULO 4: EL CRECIMIENTO DE LAS IDEAS

El desarrollo de las ideas es una fase muy importante en la escritura, ya que no basta únicamente
con tenerlas, sino que necesitan ser trabajadas, pulidas y ordenadas para conseguir una efectiva
transmisión del mensaje. Por ello, en este capítulo, Daniel Cassany explica algunos recursos para el
crecimiento de las ideas.

Torbellino de ideas

El torbellino de ideas (brainstorming) es un recurso que consiste en anotar en un papel todo lo que
al autor se le ocurre sobre el tema que tiene que tratar el texto. Es un proceso rápido, sintético y
desordenado, pero que permite obtener ideas o elementos de desarrollo del tema en cuestión.
Explorar el tema

Es otro recurso creativo mediante el cual se estudia o analiza el objeto del texto de diversas maneras.
Una de ellas puede ser la propuesta por Aristóteles, según la cual hay que definir, comparar, abordar
las causas y los efectos y argumentar el tema del que se va a hablar. Por otro lado, también se
pueden emplear los modelos de exploración de la estrella o el cubo. El primero, derivado del ámbito
periodístico, consiste en plantearse sobre el hecho las llamadas 6Q (quién, qué, cuándo, dónde, cómo
y por qué). En segundo lugar, el procedimiento del cubo es algo más complejo y consiste en abordar
el tema desde seis perspectivas diferentes: describirlo, compararlo, relacionarlo, analizarlo, aplicarlo y
argumentarlo.

Desenmascarar las palabras clave

Este método trata de identificar unos términos que, además de ser fundamentales en el desarrollo de
un tema, son capaces de aportar ideas o elementos nuevos al proceso de redacción. De este modo, el
escritor o escritora puede ampliar la información expuesta en el texto y, por tanto, mejorarlo.

Otros recursos

Escritura libre o automática: es una técnica tomada del movimiento surrealista

que trata que el autor escriba durante un tiempo comprendido entre diez y treinta minutos – en
función de la experiencia – todo lo que se le pase por la cabeza, intentando no parar en ningún
momento. Según algunos estudiosos, se trata de una técnica semihipnótica y de poco esfuerzo que
permite que aflore el subconsciente del escritor.

Frases empezadas: denominada Lo Más Importante Es…(LMIE; WIRMI, what I really mind is, en
inglés), consiste en completar cinco frases que comiencen con lo más importante es.

Tomar notas: es una técnica muy simple que propone anotar toda idea o concepto que se nos ocurra
pero que no podamos escribir en ese determinado momento. De este modo, conseguiremos evitar que
se nos olvide e incluirla en nuestro texto posteriormente.

CAPÍTULO 5: CAJONES Y ARCHIVADORES

En este capítulo, el autor analiza el proceso por el cual el escritor o escritora debe dar coherencia a un
texto, mediante una reflexión sobre la estructura del texto.

Ordenar ideas
Esta fase se puede llevar a cabo mediante diversas técnicas – unas de mayor complejidad que otras -,
como por ejemplo diagramas, esquemas de llaves etc. Uno de los procedimientos más empleados es el
esquema decimal.

Mapas conceptuales

Es una figura parecida a los mapas del anterior capítulo, pero cuya función y proceso de elaboración
es diferente, ya que en este caso el esquema ordena ideas. El mapa conceptual es una técnica muy
flexible, que no tiene final y que se adapta perfectamente al estilo de cada uno.

La estructura del texto

Para que el lector entienda el mensaje que le queremos transmitir, el texto deber dividirse en unidades,
marcadas gráficamente, que reflejen la organización de las ideas. Cada una de esas unidades deber
tener identidad de fondo y forma, tratando un subtema o idea diferente que el resto. Además, tanto en
el conjunto del texto como en cada división, las ideas deben aparecer de forma jerárquica, es decir, lo
más importante deber aparecer al comienzo.

CAPÍTULO 6: PÁRRAFOS

Según el autor, el párrafo es un elemento fundamental en la construcción del texto y, a su vez, algo
muy desconocido por lo general, por lo que dedica un capítulo al análisis de los mismos.

La teoría

Definición: conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema. Es una

unidad intermedia, entre el texto y la oración, con unidad significativa e identidad gráfica propia.

Función externa: el párrafo se encarga de marcar los puntos o subtemas que trata un texto. De este
modo, se pueden identificar los párrafos según la función que desarrollan en el conjunto del texto
(introducción, desarrollo, conclusión etc.)

Estructura interna: el orden de las oraciones dentro del propio párrafo ha de ser el siguiente:
introducción del tema desarrollado en el mismo, desarrollo de dicha idea y, por último, una
conclusión o cierre del párrafo.
Tipología: según el tipo de datos expuestos, los párrafos pueden ser narrativos, expositivos,
argumentativos etc.

Extensión: no hay valores absolutos en cuanto a la extensión, pero en los distintos manuales se
recomienda entre 100 y 150 palabras y unas 20 líneas.

Faltas principales: desequilibrios entre la extensión de los párrafos en un texto, repeticiones de ideas
en varios párrafos, párrafos excesivamente cortos o largos y párrafos escondidos, es decir, aquellos
que visualmente no aparecen bien señalados.

Truco: el poner un título a los párrafos que resuma su contenido es de gran utilidad, a la hora de
identificar el tema de cada subunidad y facilita la lectura.

Ejemplos comentados

En este apartado, Daniel Cassany expone varios textos para que el lector observe, de una manera
práctica, la teoría anteriormente explicada. Para ello, analiza los párrafos de dichos textos, tanto en
su conjunto del texto como en su estructura externa. De este modo, el lector puede comparar aquellos
párrafos bien construidos con aquellos de peor calidad.

CAPÍTULO 7: LA ARQUITECTURA DE LA FRASE

La frase es la esencia de la escritura y, por ello, el autor la dedica el capítulo más largo de esta cocina.

El tamaño

Todos los manuales de estilo aconsejan frases breves, de entre 20 y 30 vocablos como máximo. De
este modo, se facilita la lectura y comprensión al lector. Esta tendencia no ha sido la misma a lo
largo de la historia, sino que hay una tendencia progresiva a acortar las frases. Sin embargo, una
frase demasiado corta reduce la capacidad del lector a relacionar ideas entre sí, es decir, el texto se
convierte en una mera sucesión o enumeración de ideas sin relación alguna.

Como un árbol desnudo


En esta sección, el autor establece una comparación entre la forma de los árboles y de las frases, ya
que ambos se componen de algo esencial – el tronco – y de elementos que lo rodea, superficiales – los
incisos y ramas - . Los incisos decoran y adornan las frases, pero tienen un problema: pueden alargar
en exceso la oración e impiden una clara comprensión del significado. Para evitar este resultado, los
manuales recomiendan los siguientes consejos:

Limitar los incisos porque cortan el hilo natural de la frase, por lo que estos deben ser inferiores a 15
palabras.

Podar lo irrelevante, es decir, todo aquello que no aporte información útil es mejor eliminarlo.

Juntar las palabras relacionadas: si se introduce un inciso entre dos palabras que deben aparecer
juntas, al lector le resulta más complicado seguir el sentido de la frase.

Orden y posición

La frase debe seguir un orden en las palabras lo más lógico posible, que suele ser sujeto-verbo-
complementos. Sin embargo, un texto cuyas frases sigan este orden se convierte en un texto monótono
y aburrido. Por lo tanto, para obtener un texto logrado en este sentido, es necesario ponderar ambos
extremos.

Selección sintáctica

Existen determinadas estructuras sintácticas que son más o menos comprensibles que otras, por lo que
es necesario tener este aspecto en cuenta.

Dejar actuar a los actores: si los protagonistas reales de lo que se está explicando coinciden con el
sujeto y objeto gramaticales, la frase es más transparente. En cambio, frases en pasiva o impersonales
pierden fuerza.

Ratio baja de nombres y verbos: el lenguaje evoluciona hacia un estilo nominativo, en el que la
proporción de nombres supera a la de verbos. Esta tendencia supone una reducción en el número de
conectores empleados, ganando así objetividad pero también perdiendo claridad y concreción. Por
esta razón, algunos autores proponen equilibrar las proporciones de verbos y sustantivos.

Limitar los gerundios: además de existir el uso de algunos gerundios que no están permitidos por la
Real Academia Española (RAE), una utilización excesiva de los mismos recargan la frase y le dan un
tono arcaizante.
Evitar las negaciones, ya que son más difíciles de entender que las afirmativas.

Buscar un estilo activo, procurando evitar el uso de la pasiva – influencia anglosajona -.

Ejercicios

Como en varios capítulos de este libro, el autor propone unos ejercicios para poner en práctica la
teoría enunciada en este capítulo.

CAPÍTULO 8: LA PROSA DISMINUIDA

En este capítulo, el autor se dedica a reflexionar y analizar los errores más comunes que se comenten
en la escritura con el objetivo de corregirlos, como es lógico.

Solecismos

Silepsis: (del griego sullepsis, que significa “comprensión”), consiste en romper la concordancia de
género o número en una frase. Relacionados con la silepsis, existen algunos casos más complejos,
como la concordancia con los sustantivos colectivos (un grupo de, una parte de…)

Anacoluto: (del griego anakolouthon, que significa “el que sigue, compañero de viaje”) se produce
cuando una frase queda rota, cuando la segunda parte de la misma no guarda relación con la primera.

Anantapódoton: (en griego, “privado de correspondencia simétrica”) es una variación del


anacoluto producido porque, en la frase, únicamente aparece uno de los dos elementos correlativos
correspondientes.

Zeugma: (en griego, “que sirve para unir”) se produce cuando una palabra tiene conexión con más de
un miembro de un periodo y sólo está expresa en el primero, mientras que ha de sobreentenderse para
el resto. Lázaro Carreter también distingue entre zeugmas simples – la palabra que se sobreentiende
es la misma – y complejos – donde la palabra que ha de sobreentenderse es una leve variación de
la expresa. Por una parte, el zeugma hace más ágil la escritura. Sin embargo, por otro lado, su uso
excesivo puede dificultar la comprensión o llevar al lector a ambigüedades.

Pleonasmo: (derivada de la palabra griega pleon, “más numeroso”), consiste en emplear una o más
palabras innecesarias para aclarar el sentido de una oración. Ej: yo lo vi con mis ojos.

Anfibología: (del griego amphibolia, “ambigüedad, doble sentido”) tiene lugar cuando una frase
puede interpretarse de dos o más maneras distintas.

Cacofonía: (del griego kakos, “malo”, y phono, “sonido”) es la repetición casual de algunas letras o
sílabas que provocan un sonido desagradable al leerlas.

Tics personales: aquellas reiteraciones que realizamos de manera espontánea, como por ejemplo
repetición de una palabra, expresión o estructura sintáctica, usos poco adecuados de los signos de
puntuación…

CAPÍTULO 9: JUEGOS SINTÁCTICOS

Este ejercicio consistente, principalmente, en practicar la habilidad del escritor y escritora en la


construcción de la redacción. En primer lugar, Daniel Cassany ejercita la exageración mediante
frases extraordinariamente extensas y barrocas. En segundo lugar, el autor nos enseña a cómo decir
o expresar la misma idea con distintas palabras, añadiendo distintos matices o puntos de vista. Por
último, se nos enseña a manipular la información, a aumentar los datos, a sintetizarlos, a cambiar el
punto de vista etc.

CAPÍTULO 10: REGLAS PARA ESCOGER PALABRAS

Se nos proponen nueve reglas para hacer la mejor selección léxica posible en nuestro texto.

No repetir

La reiteración de una palabra o término provoca monotonía en el discurso, por lo que es recomendable
buscar sinónimos en caso necesario.
Evitar muletillas

Repetición de determinadas expresiones que no aportan significado alguno a la frase. Las muletillas
dan un falso sentido culto al texto, pero que, en realidad, sólo recarga y complica su comprensión.

Eliminar los comodines

Son verbos, nombres o adjetivos, de sentido general, y que utilizamos en lugar de otra con significado
más preciso. Estos comodines empobrecen la redacción y generalizan su contenido. Ej: hacer, decir,
cosa, tema, bueno, interesante….

Preferencia por palabras concretas frente a palabras abstractas

El lector puede entender de una forma más fácil las palabras concretas que las abstractas. Estas
últimas exigen un mayor esfuerzo por parte del lector a la hora de captar su sentido.

Preferencia por palabras cortas y sencillas

Las palabras usuales suelen ser más cortas y ágiles, lo que facilita la lectura del texto, frente a
palabras cultas o más extrañas. Además, se recomienda no usar arcaísmos, ya que dan un tono
anticuado al texto.

Preferencia por las formas más populares

En ocasiones, existe la posibilidad de elegir entre dos palabras iguales, pero una de las cuales es más
popular o llana que la otra. En estos casos, es preferible utilizar dicha forma popular.

Evitar los verbos predicativos

Los verbos predicativos – ser, estar, parecer…- recargan innecesariamente la frase.

Cuidado con los adverbios en –mente


Estos adverbios son típicos en registros formales, por lo que en estilos más coloquiales son
recomendables adverbios más breves y dinámicos. Además, al ser palabras tan largas, se ralentiza la
lectura, y suelen provocar cacofonías entre sí.

Marcadores textuales

Son los términos o expresiones que señalan la estructura y conexiones que se establecen entre frases.
Son muy importantes para dar coherencia y trabazón al texto. En este apartado, el autor señala una
amplia lista de marcadores textuales agrupados por funciones, que he considerado inapropiado señalar
aquí, dada su amplia extensión.

CAPÍTULO 11: LA TEXTURA ESCRITA

El término textura de la escritura hace referencia a los lazos de unión internos que se establecen en un
texto, que le dan unidad de significado.

El análisis

Uno de los recursos más empleados en la cohesión de una redacción es la anáfora, la repetición de un
determinado elemento a lo largo del texto. Sin embargo, una excesiva reiteración de dicho elemento
puede crear un texto demasiado trabado, aburrido y poco ágil. Por el contrario, si en un texto no existe
elemento de repetición alguno y hay constantes elipsis, la comprensión y claridad del mismo pueden
verse reducidas. Para aclarar estos conceptos y técnicas, Daniel Cassany analiza, a continuación, la
cohesión de varios fragmentos.

CAPÍTULO 12: EL TERMÓMETRO DE LA PUNTUACIÓN

Con este capítulo, el autor quiere demostrar la vital importancia que tienen los signos de puntuación
a la hora de dar un significado u otro a una frase. Dependiendo de dónde se coloque un signo de
puntuación, el significado va a ser uno u otro completamente distinto, por lo que es vital aprender
a manejar la puntuación. En este sentido, señala también el escaso conocimiento que las personas
tenemos de estos signos, debido, en parte, al mal aprendizaje durante la etapa escolar.
Jerarquía de signos

Los signos de puntuación tienen diferentes funciones, fuerza e importancia dentro de la frase:

Punto final: señala el fin de un texto.

Punto y aparte: marca el fin de un párrafo.

Punto y seguido: finaliza una oración.

Punto y coma: separa sintagmas o frases.

Coma, admiración, exclamación: señalan incisos o aposiciones.

De este modo, en función de los signos que más abunden en un fragmento, se puede definir su nivel
de complejidad. Los textos en donde abundan guiones, paréntesis y comillas son los más complejos,
mientras que si el signo más empleado es el punto y seguido, el fragmento será más simple.

Moda e historia

A lo largo de la historia, el empleo de los signos de puntuación ha ido variado. Según estudios sobre
este tema, el punto, los marcadores de modalidad y los puntos suspensivos han ido ganando terreno en
su empleo, en detrimento de la coma y el punto y coma (recordemos que se intenta progresivamente
acortar las oraciones).

Sintaxis y entonación

En la práctica, es algo muy común relacionar el uso de signos de puntuación con la entonación que
se da oralmente a la frase. Sin embargo, esto no es del todo cierto, ya que la puntuación se realiza
en base a cuestiones sintácticas, no de entonación, de ahí que se cometan numerosos errores en este
aspecto de la redacción.

Desusos y abusos

La puntuación es algo de lo que nos damos cuenta de su importancia cuando no está o está mal
empleada, ya que nos impide comprender claramente el mensaje de un texto. Sin embargo, también
cabe la posibilidad de un abuso de la puntuación, que convierte la prosa en barroca y obstaculizada.
Por ello, es muy importante hacer un uso exacto y preciso de la puntuación, ni por exceso ni por
defecto.
CAPÍTULO 13: NIVELES DE FORMALIDAD

El nivel de formalidad es distinto en función del carácter o función del fragmento en cuestión. De
este modo, una nota que dejamos para avisar de algo es mucho menos formal que, por ejemplo, una
solicitud de trabajo.

Marcas de [in]formalidad

Son los elementos que, en conjunto, nos permiten distinguir o calificar un texto como más o menos
formal. En realidad, toda palabra oculta un matiz vulgar o más formal. Sin embargo, el grado de
formalidad de un término no es absoluto, si no que ha de entenderse como una escala. Además, dicho
grado varía en función del momento histórico y de la situación geográfica. A continuación, el autor
enumera una larga lista de adverbios, verbos, conectores, sustantivos, pronombres etc. divididos en su
versión coloquial y culta.

Correspondencia

La formalidad no se refleja únicamente en la sintaxis, sino a todos los niveles de la redacción: estilo
retórico, caligrafía, presentación…

CAPÍTULO 14: LA ORATORIA DE LA PROSA

Para escribir una buena redacción, no sólo es necesario escribir con corrección, coherencia y
cohesión, sino que también hace falta cierto ingenio retórico para atraer al lector. En el siglo XX,
donde tanto se ha escrito, la retórica ha sido fundamental para marcar diferencias entre los textos de
buena calidad y los “normales”.

Recursos retóricos

Aunque tradicionalmente se ha visto a la retórica como algo fuera del campo “científico”, como
algo innato, esto no es así, no son más que prejuicios. Existen numerosas técnicas o procedimientos
retóricos que el escritor o escritora puede emplear para captar y mantener la atención del lector:

Punto de vista: hay que diferenciar entre simplemente expresar unas ideas y comunicar, que implica
compartir la información con el lector. ¡Esto es lo complejo de la escritura! Por esta razón, hay que
tratar de utilizar el lenguaje del lector, explicar las ideas en base a sus conocimientos previos, poner
ejemplos relacionados con su entorno e introducir preguntas retóricas o interpelaciones.
Concreción: los temas delimitados, observables y plausibles nos interesan más al público. Para dar
mayor concreción a un texto sólo hace falta incorporar ejemplos, anécdotas, imágenes visuales,
esquemas etc.

Personalización: el tono personal es mucho más atractivo que el neutro. Con personajes reales, los
pronombres personales y la cercanía a un texto oral, el texto gana un tono más directo y asequible.
Aunque se piense que de esta manera la prosa pierde objetividad, esto no es del todo así, y numerosos
manuales de estilo recomiendan un estilo matizadamente personal.

Prosa coloreada: es la prosa variada, viva e imaginativa. Esto se consigue evitando repeticiones y
clichés, con un léxico preciso, dinámico y atrayente, opuesto a la monotonía, que utilice técnicas
como la interrogación, admiración, sarcasmo y humor.

Decir y mostrar: otro procedimiento retórico es el de mostrar la información en lugar de únicamente


decirla. Mostrar una información implica no sólo contarla, sino también describirla desde un punto de
vista personal, con un estilo directo…

CAPÍTULO 15: LA IMAGEN ESCRITA

Las imágenes escritas nos rodean en nuestra vida: en periódicos, libros, anuncios, informes,
Internet…Por ello, el diseño de la misma es fundamental para conseguir transmitir de manera efectiva
el mensaje.

Ojos e imágenes

En algunos ámbitos de la escritura, como por ejemplo en el periodismo o la publicidad, se utilizan


constantemente variaciones tipográficas para atraer la atención del lector. No todos los géneros
escritos se presentan de la misma manera.

La imagen organizada
La imagen es lo primero que se ve en un texto, por lo que juega un papel trascendental para que el
lector se sienta atraído a leer dicho fragmento. La información escrita, por tanto, se va a estructurar en
torno a la imagen, modificándose su organización clásica. A este proceso ha colaborado notablemente
el desarrollo de los programas informáticos de procesamiento y edición de textos. Elementos típicos
de la estructuración de los textos son: el título, subtítulo, tamaño y tipo de letra, interlineado, marcas
gráficas (subrayado, negrita, cursiva) etc. A pesar de ser muy útil todo lo anterior su abuso, como
todo, es negativo ya que sobrecarga la escritura.

CAPÍTULO 16: PINTAR O RECONSTRUIR

El último capítulo del libro está dedicado a la revisión de la escritura, que es algo, como bien señala el
autor, que nunca debe dejarse para el final, a pesar de que exista dicho prejuicio.

Aprendices y expertos

No hay nada que diferencie más a estos dos grupos que la revisión del texto. Por un lado, para los
aprendices revisar es únicamente para corregir errores, afectando únicamente a palabras o frases
aisladas, que se eliminan o añaden. Por el contrario, un experto revisa para mejorar globalmente el
texto, modificando la estructura y amplias secciones del mismo: es una revisión mucho más profunda
y extensa del fragmento.

Guía de revisiones

Daniel Cassany enumera diez puntos que conviene revisar del texto:

El enfoque del escrito.

Ideas e información.

Estructura.

Párrafos.
Frases.

Palabras.

Puntuación.

Nivel de formalidad.

Recursos retóricos.

Presentación.

Diez truquillos para revisar

Leer como un escritor/a.

Leer como un lector/a.

Hablar con un lector/a real.

Imaginar un diálogo con el lector/a.

Adoptar una actitud crítica.

Oralizar el escrito.

Comparar planes.

Tests fluorescentes: subrayar de diferentes colores: los verbos y sustantivos – para comprobar si te has
excedido en cuanto a sustantivos -, las estructuras sujeto-verbo-complementos – para saber si el texto
es monótono-, las palabras concretas y abstractas, las oraciones pasivas etc. Este método permite, de
una manera gráfica, analizar y enmendar posibles errores de tu texto.

Programas de ordenador para corregir sintaxis, ortografía etc.

Hacer resúmenes.

EPÍLOGO

Aunque esta cocina no puede resumirse en diez consejos sobre cómo hacer una buena redacción, el
autor, a petición de algunos oyentes y aprendices, elabora en el epílogo el decálogo de la redacción:

No tengas prisa.

Utiliza el papel como soporte para hacer notas, esquemas…

Emborrona, reescribe.

Piensa en tu audiencia.

Deja la gramática para el final.


Dirige, planifica tu trabajo.

Fíjate en los párrafos.

Repasa la prosa frase por frase.

Ayuda al lector a leer.

Deja reposar tu escrito para volverlo a leer posteriormente.

OPINIÓN PERSONAL

En mi opinión, el libro “La cocina de la escritura” es muy útil y práctico para la toma de contacto
con las directrices básicas de la escritura, que después, han de ser obviamente desarrolladas con la
práctica por uno mismo. En primer lugar, me ha gustado de este libro el que sus teorías y exposiciones
sean directamente aplicables. De este modo, incluye numerosos ejemplos de fragmentos analizados
en base a la materia explicada en cada capítulo, e incluso ejercicios a realizar por el lector, que más
adelante el autor corrige. Por otro lado, a pesar de mi desconocimiento sobre el arte de escribir, creo
que aborda los temas más importantes que conciernen a dicha labor en los distintos capítulos del libro.
Por último, otro factor muy conseguido en esta cocina es la sutileza del autor con el lenguaje y la
redacción, manejando con extraordinaria soltura la exposición e incluso la ironía en varios pasajes del
libro.

Sin embargo, una ligera crítica o apunte que personalmente haría al libro sería que no se incluye un
capítulo dedicado a la escritura en las nuevas tecnologías, fundamentalmente en el ordenador. Yo
propondría una breve explicación sobre todos los innumerables recursos de los que disponemos en los
programas y procesadores de textos, no en sentido teórico, sino para que el lector aprenda a manejar
todas las posibilidades que se le ofrecen con las nuevas tecnologías.

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