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Los efectos de la televisión en los niños

Los efectos de la televisión en el desarrollo social y emocional de los niños

El tiempo que un niño pasa frente al televisor es tiempo que le resta a otras actividades
importantes como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y
el desarrollo social.

Los niños también pueden aprender cosas en la televisión: unas pueden ser educativas y
otras inapropiadas o incorrectas. En la mayoría de las ocasiones, los niños no saben
diferenciar entre los contenidos que les vienen bien y los que no, del mismo modo que
su ingenuidad hace tengan dificultades para distinguir entre la ficción presentada en la
televisión y la realidad.

Los riesgos de ver demasiada televisión para los niños

Cuando los niños están viendo un programa de televisión, están también bajo la
influencia de numerosos anuncios comerciales, algunos de los cuales son de bebidas
alcohólicas, comidas de preparación rápida y juguetes.

Los niños que ven demasiada televisión están expuestos a un mayor número de riesgos
para su desarrollo intelectual y emocional. Algunos de ellos son los siguientes:

- Sacar malas notas en la escuela. Sucede al dedicar más tiempo a la televisión que a
los deberes y al estudio.
- Leer menos libros. Demasiada televisión resta tiempo a la lectura.
- Hacer menos ejercicio físico. La televisión supone un grave peligro de sedentarismo
para los niños.
- Tener problemas de sobrepeso. El sedentarismo unido a un mayor consumo
de tentempié y productos calóricos durante el tiempo que pasan sentados delante de la
televisión puede aumentar su riesgo de obesidad.
- Convertirse en niños pasivos. La celeridad con la que pasan las secuencias de las
imágenes en televisión puede hacer perder a los niños por otros juegos tradicionales,
que para ellos, se convierten en lentos, aburridos y sin interés.
- Entender parcialmente lo visto. La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y
de género, y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de
televisión. Los niños son impresionables y pueden asumir que lo que ellos ven en
televisión es lo normal, seguro y aceptable. Por consecuencia, la televisión también
expone a los niños a tipos de comportamiento y actitudes que pueden ser abrumadores
y difíciles de comprender.

La publicidad en la televisión y los niños

Los niños son los grandes explotados por la publicidad en la televisión. Los fabricantes
de juguetes ganan millones cada año por lanzar al mercado sus productos para niños.
Los fines de semana y las vacaciones son sus temporadas preferidas, cuando se generan
aún más beneficios económicos. Además, la publicidad televisiva proyecta
estereotipos relacionados a aspectos raciales, sociales, culturales, sexuales, así como
también hábitos alimentarios.

Según estudios norteamericanos, se emiten una media de 23 publicidades por hora, que
sugieren cereales, galletas, comidas rápidas, refrescos y golosinas. Ese excesivo número
de anuncios comerciales que sugieren alimentos está relacionado con la obesidad
infantil. Por otra parte, la exagerada representación de imágenes
corporales perfectas puede contribuir al problema de la anorexia nerviosa, sobre todo,
en adolescentes, debido a la ansiedad que provoca. Si un niño con sobrepeso aprende
en la televisión lo importante que es mantener la forma de una manera exagerada, va a
desarrollar complejos y consecuentemente seguirá los consejos y las dietas que digan en
la televisión, aparte de los valores erróneos que estará asimilando.

Más de la mitad de la publicidad contiene información errónea, engañosa o ambas, pero


que los niños creen como verdadera. De tal manera que, la televisión no sólo ofrece sino
que impone experiencias y condicionantes a nuestros niños, pues ellos son el principal
blanco hacia el cual van dirigidos la mayoría de los anuncios comerciales.

https://www.guiainfantil.com/educacion/efectostele.htm
10 beneficios de la música en los niños
8 mayo, 2015

A la música, y sobre todo a la música clásica, siempre se le han otorgado muy diversos tipos
de beneficios. Entre otras cosas, se dice que sirve para reducir el estrés, mejorar el ánimo o
que incluso afecta de forma positiva a plantas y animales. Pues además de todo eso,
también se han recogido multitud de beneficios para los niños, representando una gran
importancia en su desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz.

Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil,
coinciden en que ésta provoca una activación de las zonas implicadas en el procesamiento
espacio-temporal.

En sus primeros años, los niños son receptores absolutos de todo tipo de estímulos y al
sentir la música de una forma tan intensa, ésta puede ejercer una influencia muy poderosa y
positiva, siempre que sepamos emplearla adecuadamente, no verla nunca como una
obligación y sabiendo elegir la música idónea para cada momento.

A continuación repasamos 10 beneficios de la música en los niños:


 Mejora la capacidad de memoria, de atención y de concentración de los niños.
 Estimula su inteligencia al mejorar la habilidad para resolver problemas matemáticos y de
razonamiento complejos.
 Es una manera de expresarse e incluso con la música la expresión corporal del niño se ve más
estimulada.
 Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras, fortalece el aprendizaje y
contribuye a mejorar su lenguaje, pues por ejemplo las letras de las canciones, además de
favorecer su discriminación auditiva, enriquecen su vocabulario. Compruébalo con
estas canciones para niños.
 Les hace más sociables, ya que la música brinda la oportunidad para que los niños interactúen
entre sí y con los adultos.
 Desarrolla la creatividad y estimula la imaginación infantil, puesto que la música estimula el
área derecha del cerebro, mejorando así la capacidad para realizar cualquier otra actividad
artística, como la pintura.
 Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular de los
niños, al adaptar su movimiento corporal a los ritmos, contribuyendo también de esta forma a
potenciar el control rítmico de su cuerpo y mejorar su coordinación.
 Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.
 Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.
 Y finalmente, ayuda a establecer rutinas, sentando así las bases de una futura disciplina
creando asociaciones entre la música y determinadas actividades.

Por tanto, no hay que olvidar que la música representa un papel muy importante en el proceso
enseñanza y aprendizaje de los alumnos, por lo tanto, los maestros, las instituciones educativas, los
padres y el personal de salud, deben conocer los alcances y beneficios de la música en los niños como
parte importante de la educación.

En Pearson invitamos a defender con fuerza la música en el aula y cada semana recomendamos
combinar nuestros métodos educativos con divertidos recursos para clase, como los que mostramos
en Red Música Maestr@, para que hagan más atractiva la enseñanza y despierten el amor por la
música entre los más jóvenes.

http://redmusicamaestro.com/2015/05/08/beneficios-de-la-musica-en-los-ninos/
Cómo afecta la tecnología al cerebro de nuestros hijos

La exposición temprana o prolongada a los dispositivos puede afectar la maduración de distintas


estructuras y funciones del cerebro en desarrollo.

En la era en la que vivimos todos los padres se encuentran ante la tesitura de posicionarse
frente al uso que de las tecnologías hacen sus hijos. La tecnología nos rodea y a los niños
les encanta, pero ¿debemos los padres fomentar su uso temprano en casa? ¿Sabemos
realmente cómo influye la exposición a estas tecnologías en el desarrollo cerebral de
nuestros hijos?

Desde el punto de vista de la neurociencia, todavía no comprendemos en su totalidad el


impacto que las nuevas tecnologías, las que han aparecido en los últimos años, pueden
tener en el cerebro de los niños. Sin embargo, las evidencias que estamos obteniendo
hasta la fecha son contundentes. Por el momento sabemos que un mayor tiempo de
exposición a estos dispositivos (tablets, smartphones, videojuegos y TV) está relacionado
con mayores índices de miopía, déficit de atención, obesidad y depresión infantil. Según
los datos que estamos conociendo la exposición temprana o prolongada a estos
dispositivos puede afectar la maduración de distintas estructuras y funciones del cerebro
en desarrollo.

Por ejemplo, durante los primeros años de vida el cerebro del niño debe comenzar a
dominar su concentración. A los pocos meses de edad sólo es capaz de fijar la atención en
objetos que se mueven, tiene luces o hacen ruidos como por ejemplo, un sonajero o su
madre que se asoma a la cuna. Poco a poco comienza a fijarse en objetos inertes como su
muñeco favorito. A medida que se va haciendo mayor es capaz de tener un mayor
autocontrol, hasta el punto de ser capaz de concentrarse incluso en aquellas cosas que le
resultan menos interesantes como un profesor que no es demasiado ameno o un libro
que tenga que estudiar. Mientras el niño va teniendo un dominio cada vez mayor de su
atención la parte frontal de su cerebro se va desarrollando permitiéndole también ser
más resistente ante otras frustraciones de la vida; toda una garantía de felicidad.

El principio que hace que la mayoría de videojuegos, apps y programas de televisión


pensadas para niños sean tan divertidas y entretenidas es que no exigen ese nivel de
concentración del niño, sino que precisamente retroceden a su primera infancia y atrapan
su atención con movimiento, imágenes y sonidos al igual que lo hacía el sonajero. En ese
sentido lo que a muchos padres les puede parecer ayudar a sus hijos a evolucionar hacia
una atención más rápida y mejores reflejos solo significa una involución que provoca
dificultades de concentración y no favorece la capacidad de tolerar la frustración,
posiblemente la piedra angular más importante sobre la que reside la inteligencia y la
felicidad.

Facilitar el sentido común

La realidad es que las nuevas tecnologías han llegado para quedarse y negar su existencia
puede ser tan dañino como no regular la exposición de nuestros hijos a ellas. La
tecnología es una herramienta que tiene como fin facilitarnos la vida y también
ayudarnos a disfrutarla. Ese es precisamente el sentido que podemos transmitir a
nuestros hijos. Es normal que se introduzcan en las aulas de manera paulatina y siempre
con un uso controlado y también es normal que en algún momento el niño comience a
utilizarlas en casa, aunque posiblemente algo más tarde de lo que sucede en muchos
hogares.

Hasta los 6 años

Es totalmente lógico que utilicemos el móvil en momentos puntuales para enseñar al niño
las fotos de las vacaciones. El efecto de este uso es exactamente el mismo que enseñarle
un álbum de fotos. También es normal que el niño, pueda coger el smartphone de su tío
para poder utilizar una aplicación que sabe se encuentra en su teléfono. Sin embargo, una
regla, lógica teniendo en cuenta lo que acabas de leer, es que niños tan pequeños no
tengan acceso libre a estos dispositivos, no utilicen los dispositivos de sus propios padres
(para evitar que lo hagan con demasiada frecuencia) y cuando utilicen el de otro familiar
lo hagan siempre bajo supervisión.

Entre los 6 y los 10 años

El contacto con dispositivos fuera de lo que puede ser su uso para realizar trabajos
escolares debería estar bien regulado por normas claras y firmes. Los padres pueden
facilitar el acceso a estos dispositivos durante periodos cortos, media hora o 45 minutos
los fines de semana. También podemos establecer reglas como que los dispositivos no se
utilicen cuando nos vamos de excursión o cuando estamos con otros niños, para facilitar
la interacción social. Otra regla de sentido común es que si el niño no demuestra madurez
para dejar el dispositivo cuando se le pide y grita, se enfada desproporcionadamente o
incumple la norma es una señal de que la actividad le está enganchando más de la cuenta
y que no podrá seguir utilizándolo hasta que no aprenda a controlarse.

Entre los 10 y 14 años


A partir de esta edad, el mayor tiempo que el niño utiliza la tecnología se asocia con
mayores índices de fracaso escolar. Leer más libros, por el contrario, con un menor riesgo
de fracaso escolar. En base a estas evidencias, parece sensato seguir limitando el tiempo
de uso de los videojuegos y otras apps para facilitar que el niño se acerque a otros
intereses como la lectura o el deporte y asegurarse de que el tiempo de ocio digital ocurra
sólo cuando se hayan terminado los deberes.

A partir de los 14 años

El uso de la tecnología para realizar trabajos o comunicarse con compañeros está


extendido a estas edades y por lo tanto las principales responsabilidades de los
padres son velar porque (1) los contenidos que visite y comparta el adolescente sean
adecuados a sus valores y su integridad emocional (2) asegurarse de que el
tiempo offline supere al tiempo online, permitiendo que disfrute de otro tipo de
actividades y (3) asegurarse de que cuando está estudiando realmente lo haga y no utilice
ese tiempo navegando o chateando.

Para lograr que estas pautas se cumplan es imprescindible ayudar al niño desde pequeño
a disfrutar de otras actividades, a entender que la tecnología debe ser dosificada y
supervisada por sus padres y dotarle de la suficiente capacidad de autocontrol para
sobreponerse al desenganche diario. Además, es imprescindible que tengamos en cuenta
que el aprendizaje de este tipo de habilidades ocurre en el cerebro del niño tanto por
costumbre como por imitación, por lo que el uso que nosotros hagamos de la tecnología y
de nuestro tiempo libre marca y de una manera muy clara la forma en la que nuestros
hijos la utilizarán. También es importante que los padres sepan que los niños aprenden
más por observación de sus padres y las niñas aprenden sobre todo de la observación de
la madre, por lo que es responsabilidad de ambos progenitores mostrar un modelo de
interacción con la tecnología basado en la moderación y el autocontrol.

Álvaro Bilbao es neuropsicologo y autor del libro El cerebro del niño explicado a los padres

http://www.elmundo.es/sapos-y-
princesas/2015/11/06/563ca6b2268e3eef138b4681.html
Efectos de la pornografía en niños y adolescentes

 El consumo de pornografía por parte de niños y adolescentes puede traer serios


trastornos en su conducta sexual.
 El consumo de pornografía por parte de niños y adolescentes puede traer serios
trastornos en su conducta sexual. ¿Qué tan irreversibles pueden ser dichos
trastornos en los menores? Hoy, en Era Tabú, el Dr. Fernando Maestre hablará
sobre los efectos de la pornografía en niños y adolescentes.

La pornografía consiste en la exhibición de contenidos sexuales en forma obscena


con la intención de excitar o promover la lujuria en el hombre o la mujer. Hoy por
hoy, es muy sencillo consumir pornografía, pues solo basta hacer un clic.

La creciente ola de pornografía que inunda Internet está suscitando un grave


problema de educación sexual ya que los menores asumen el contenido
pornográfico como algo que puede darse con normalidad en la vida real.

Observar películas pornográficas afecta seriamente el desarrollo psicosexual del


niño y adolescente. Dentro de los trastornos que pueden padecer los menores
están: la predisposición a la promiscuidad, la negligencia ante métodos de
anticoncepción, la vulnerabilidad a enfermedades de transmisión sexual, entre
otras.

Los niños y adolescentes que son expuestos a temprana edad al contenido


pornográfico corren el riesgo además de desarrollar cierta dependencia y hasta
adicción a la pornografía.

El problema es que la mayoría del contenido no trata acerca de los riesgos o


peligros y responsabilidades del comportamiento sexual con la pareja. Los
adolescentes y niños expuestos a dichas películas solo ven el sexo como un acto
exagerado y no reciben ningún contenido sobre prevención de embarazo y
enfermedades de transmisión sexual.

El material pornográfico muestra a los menores como situación normal por


ejemplo la dominación de la mujer, la promiscuidad, la afición a parafilias, sexo sin
protección, masturbación en exceso, entre otros.
Además, una reciente investigación realizada por la Asociación de Andrología y
Medicina Sexual italiana y publicada en la revista Psychology Today ha revelado
que los jóvenes que consumen pornografía con regularidad desde la adolescencia
tienden a padecer disfunción eréctil y pérdida de deseo cuando alcanzan los 25
años. Los usuarios de pornografía, tras muchos años de consumo, terminan por
‘adormilar’ la respuesta natural de su cerebro a la estimulación sexual.

La pornografía a la larga puede disminuir la felicidad sexual de una persona. Según


investigaciones realizadas, se conoce que las personas que estuvieron expuestas a
la pornografía no violenta, informaron una menor satisfacción con la apariencia
física, el afecto, la curiosidad y el desempeño sexual de su pareja. También estaban
más inclinadas a asignar una mayor importancia al sexo, sin un compromiso
emocional.

Por otro lado, la exposición a formas violentas de pornografía, pueden llevar a


actitudes y comportamientos antisociales. Los adolescentes varones tienden a ser
más agresivos hacia las mujeres y menos sensibles al dolor o los sentimientos de la
pareja.

No te pierdas al Dr. Fernando Maestre en Era Tabú de lunes a viernes a las 4.30 de la tarde por RPP
Noticias.

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NFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA ECONOMÍA Y LA POLÍTICA

En la actualidad, los medios de comunicación desempeñan el rol principal de difundir ideas y cultura.
Como consecuencia, nuestra percepción de la realidad se ve condicionada a transmitirle al ciudadano
los valores que defiende y, finalmente acaban por aceptarlos a base de recibir repetida y
masivamente los mismos
en Estigma y medios de comunicación

Los estereotipos que acompañan a las personas con enfermedad mental son una
barrera para su integración.

Hace no muchos años, la enfermedad mental era un asunto privado llevado con
vergüenza por las personas afectadas y sus familiares; vergüenza alentada por el miedo,
la ignorancia y los prejuicios de una gran parte de la población.

Afortunadamente, y gracias al empeño y el empuje de los propios afectados, de sus


familiares, de los profesionales y de una parte de la sociedad, la enfermedad mental
está dejando de ser algo vergonzoso y temible para convertirse en lo que realmente es:
un problema de salud extraordinariamente extendido que debe afrontarse con la
máxima prioridad desde los servicios asistenciales sanitarios y sociales. Las personas
afectadas como ciudadanos con derechos y aspiraciones legítimas deben disponer de la
atención y servicios necesarios para poder llevar una vida digna y en un entorno
normalizado.

A pesar de esto, los estereotipos que alimentan el estigma y la discriminación de las


personas con enfermedad mental grave siguen vivos, constituyen hoy en día una
barrera adicional para lograr esa vida digna y alimentan las presiones para retornar a
modelos asistenciales basados en la "custodia" del enfermo, en los que prima la
hipotética protección de la población frente a los "locos peligrosos" sobre las
necesidades asistenciales de las personas afectadas; los medios de comunicación son un
elemento importante en la difusión de esta alarma, y la desinformación y el uso
inadecuado de términos contribuye a perpetuar mitos y a mantener la ignorancia.

Los medios de comunicación son una de las fuentes principales de conocimiento e


información para la mayoría de las personas; en este sentido, es evidente su potencial
para promover la salud mental, mejorando los niveles de educación, sensibilización y
conocimiento de la población. Por eso, deben ofrecer una información veraz y ajustada
sobre la realidad de la enfermedad mental y de las personas afectadas y sus familias, así
como evitar abundar en estereotipos que siguen alimentando el prejuicio y el estigma
que afecta a esta población.

Sensibilización social
El Proyecto Chamberlin tiene como finalidad reducir el estigma que todavía pesa sobre
la enfermedad mental y combatir la ignorancia y los prejuicios que giran en torno a ella.
Está dirigido fundamentalmente a los adolescentes y a los educadores. La base del
proyecto es un cómic titulado Una historia sobre Luis, que se puede leer
en www.proyectochamberlin.org, y que explica con claridad lo que es vivir con
esquizofrenia. Plantea una visión esperanzadora, pues el proyecto está orientado a la
recuperación de la enfermedad.

El Proyecto Chamberlin

Los objetivos del Proyecto Chamberlin son:

Ofrecer información de valor sobre la esquizofrenia y sobre los tratamientos que


actualmente se utilizan para combatirla, que incluyen tanto los fármacos como terapia
psicológica y medidas de carácter social. A través del cómic, se detallan las distintas
fases del curso de la enfermedad y los diversos abordajes e intervenciones que se
aplican en cada una de ellas.

Informar a la población en general sobre las características de estos trastornos


mentales.

Orientar a los afectados y sus familiares acerca de las posibilidades de actuación ante
estos trastornos.

Ofrecer un punto de vista esperanzador sobre las posibilidades actuales de


rehabilitación, integración y recuperación de las personas afectadas reconociendo el
serio impacto de estos trastornos en la vida de los afectados y sus familiares.

Contribuir a desterrar ideas erróneas acerca de esta y otras enfermedades mentales.

Contribuir al desarrollo de una cultura social que comprenda y acompañe los procesos
de rehabilitación e integración de las personas afectadas por estos trastornos.

Promover entre los jóvenes los valores éticos que favorezcan la eliminación de actitudes
insolidarias y estigmatizadoras hacia las personas afectadas por este tipo de trastornos.
Este objetivo supone contribuir a la formación integral de los alumnos del segundo ciclo
de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachiller. Entre los objetivos de la ESO se
encuentran (Ley Orgánica de Educación, Título Preliminar, Capítulo III, Artículo 23,
Objetivos, en sus apartados a, d, g, j, k), que la educación secundaria obligatoria
contribuirá a desarrollar en los alumnos y las alumnas las capacidades que les permitan:

Asumir responsablemente sus deberes, conocer y ejercer sus derechos en el respeto a


los demás, practicar la tolerancia, la cooperación y la solidaridad entre las personas y
grupos, ejercitarse en el diálogo afianzando los derechos humanos como valores
comunes de una sociedad plural y prepararse para el ejercicio de la ciudadanía
democrática.

Fortalecer sus capacidades afectivas en todos los ámbitos de la personalidad y en sus


relaciones con los demás, así como rechazar la violencia, los prejuicios de cualquier tipo,
los comportamientos sexistas y resolver pacíficamente los conflictos.

Desarrollar el espíritu emprendedor y la confianza en sí mismo, la participación, el


sentido crítico, la iniciativa personal y la capacidad para aprender a aprender, planificar,
tomar decisiones y asumir responsabilidades.

Conocer, valorar y respetar los aspectos básicos de la cultura y la historia propias y de


los demás, así como el patrimonio artístico y cultural.

Conocer y aceptar el funcionamiento del propio cuerpo y el de los otros, respetar las
diferencias, afianzar los hábitos de cuidado y salud corporales e incorporar la educación
física y la práctica del deporte para favorecer el desarrollo personal y social. Conocer y
valorar la dimensión humana de la sexualidad en toda su diversidad. Valorar
críticamente los hábitos sociales relacionados con la salud, el consumo, el cuidado de los
seres vivos y el medio ambiente, contribuyendo a su conservación y mejora.

http://www.saludemia.com/-/vida-saludable-salud-mental-y-medios-comunicacion
Medios de comunicación y salud
Por Marcos A. Ordóñez* Laura Saiz**

La influencia de los medios masivos de comunicación en la vida cotidiana permite que


a través de ellos se impongan medicamentos, enfermedades y tratamientos. La
promulgación de la Ley de Medios es la principal herramienta para revertir este
fenómeno

La sociedad, la cultura, la economía, la subjetividad colectiva e inevitablemente la salud,


se encuentran atravesadas por los medios de comunicación y sus mensajes, en un
tiempo que se caracteriza por su ineludible omnipresencia.

En un paralelismo con espíritu didáctico, podríamos decir que los medios masivos de
comunicación, por su coherencia discursiva y su presencia instalada permanente e
incuestionable, se asemejan al llamado modelo médico hegemónico, con el que
comparte claramente estas características. Lo cual no habla de casualidades sino de un
preocupante trasfondo que los une y los vuelve funcionales entre sí.

Distintos ejemplos dan cuenta del impacto de los medios sobre la salud pública, pero
todos en definitiva nos hablan de un vínculo indisoluble entre los grandes medios de
comunicación y el mercado. A través de ellos, se imponen medicamentos,
enfermedades, tratamientos, se maneja la opinión pública de las necesidades en salud y
hasta se fabrican epidemias. Ejercen de esta manera un efectivo método de control
social, generan enormes ganancias y alejan a la población de la salud.

¿Sin remedio?

Si hay algo que la industria de los medicamentos ha logrado instalar en la sociedad en


general y en la comunidad médica en particular, es la idea de que todo tiene una
respuesta y una solución farmacológica, que todo puede ser mejorado, corregido,
disimulado o por lo menos enmascarado, por la mágica química de un fármaco producto
del avance de la ciencia y la tecnología. Para este cometido los medios de comunicación
funcionan de soporte indispensable de este pensamiento mágico con argumentos
“científicos”, que generan los laboratorios y el marketing farmacéutico.

La publicidad a cada instante y en cada espacio deja mensajes directos, indirectos y


subliminales, que incitan de manera permanente al consumo de medicamentos,
exagerando beneficios y ocultando consecuencias.
Es así como cotidianamente vivimos entre analgésicos, descongestivos,
antiespasmódicos, antiácidos, ansiolíticos, antidepresivos, digestivos, laxantes, jarabes y
otros. Se ha logrado medicalizar la vida y la existencia de las personas, adquiriendo esta
tendencia un carácter naturalizado.

Como ejemplo de este exceso, recientemente un trabajo de la ANMAT develó que una
de cada diez publicidades emitidas por televisión, referidas a medicamentos, presentaba
objeciones. Casi siempre por exagerar los resultados del producto o prometer beneficios
inmediatos. Una importante cantidad de objeciones en un país como el nuestro, donde
las regulaciones a la publicidad y sus mensajes son demasiado tenues.

Alimentar la enfermedad

Si hay una capacidad en los medios de comunicación es la de transmitir cultura e


imponer hábitos, costumbres y valores. Elementos fundamentales para generar
mercados. Pero en esto de las ganancias a cualquier precio, la salud de los consumidores
parece importar poco; es así como la industria de la alimentación ha desarrollado una
multiplicidad de productos, energéticamente muy densos, ricos en grasas y en azúcares,
carentes de nutrientes, pero de altísima rentabilidad. Estos productos han logrado
instalarse a través de la publicidad y el marketing, mediante tácticas sofisticadas que
apuntan fundamentalmente a los niños. No sólo por el gasto directo que ellos realizan,
sino también por la influencia que generan en las compras y consumos familiares.
Además de garantizar una adherencia de por vida a un estilo de consumo y una
transmisión generacional de gustos. Negocio más que redondo.

Por otra parte, la cultura dominante ha impuesto como ideal de vida el descanso. La
familia en un sillón mirando televisión parece una postal de nuestra época. Todo se
promueve para estar más “cómodos” y “seguros”. Así, nuestros niños fueron
abandonando los espacios del deporte y la recreación colectiva por los juegos virtuales y
la TV.

El impacto sanitario es por todos conocido. La obesidad infantil se ha instalado como


una preocupante realidad, con toda su potencialidad de generar enfermedad y
condicionar el futuro. Producto de esta obesidad, la diabetes tipo II, la hipertensión, el
colesterol y los triglicéridos altos han dejado de ser patrimonio de los adultos y hoy
aparecen cada vez con más frecuencia entre los niños.

El juego del miedo


Nuestra capacidad de simbolizar, propia de los seres humanos, hace a la comunicación
un elemento central de nuestra existencia. Sobre este hecho los medios suelen utilizar
sus mensajes para construir representaciones en el colectivo social, anulando su
capacidad crítica. Los argentinos somos testigos de la forma en que los medios masivos
de comunicación recortan informaciones para crear “realidades” que aparecen después
como miradas objetivas de los hechos. Por lo general siempre afines a sus intereses.

En el terreno de la salud el último gran montaje mediático a escala global fue la llamada
“pandemia de gripe A”. Un verdadero escándalo donde organismos internacionales de
salud como la OMS, laboratorios y medios de comunicación (en alianza estratégica)
supieron instalar el pánico a nivel mundial y un escenario dramático de riesgo. Bajo este
miedo generalizado se pudo imponer a distintos gobiernos la compra de enormes
cantidades de vacunas y antivirales. Después los hechos y las verdaderas cifras pusieron
en evidencia esta verdadera estafa montada desde una falacia epidemiológica. Pero el
negocio fue un verdadero éxito y lo sigue siendo. En nuestro país esta vacuna se sigue
colocando, en algunas provincias casi de manera obligatoria. A pesar de la falta de
información concreta de su efectividad, de la ausencia de una epidemia real y de los
comprobados riesgos que implica su aplicación. Una vergüenza sanitaria y la muestra
concreta de un ensayo global de la mentira.

Ley de Medios y la salud de los contenidos

Frente al panorama desarrollado, hoy tenemos una herramienta fundamental, hasta


hace poco impensada por los más osados: la nueva Ley de Medios.

Esta ley puso blanco sobre negro. Hizo visibles a los protagonistas reales de la
comunicación, desnudó la hegemonía unidireccional de los mensajes y diagnosticó la
falta total de libertad de expresión, condición sine qua non para tener una democracia
“saludable”.

Un protagonista esencial fue el pueblo en las calles, haciéndose cargo de un derecho


enunciado, poniéndoselo al hombro y defendiéndolo hasta las últimas consecuencias.
La actuación del Estado, los profesionales y la gente común fue la combinación
explosiva que iluminó una nueva dimensión comunicacional. Cada uno ocupa un lugar
con responsabilidades propias.

El camino está iniciado, falta mucho por transitar. Pero en términos de salud,
podemos aprender de esta experiencia positiva. La ley fue apropiada por la gente, no
sólo fue declamada por políticos y especialistas. El ejercicio del pensamiento crítico,
invitado especial en el debate, es un componente fundamental para cualquier
“remedio” que queramos experimentar, en esto de darles salud a la democracia y a la
sociedad. Entendiendo remedio como todo lo que nos saca de un estado de malestar,
de enfermedad.

El pensamiento crítico es esencial para todo, no sólo para entender cómo se da el


juego de poder en los medios masivos de comunicación. El pensamiento crítico es el
cristal que nos da la posibilidad de dimensionar en su justa medida a los actores y los
intereses reales que los mueven en todos los procesos sociales, en comunicación, en
salud, en su encuentro o desencuentro en los medios.

Hoy comenzamos a leer entre líneas, si lo dice Clarín, u otros representantes de los
medios monopólicos, sabemos (o ya deberíamos saber) qué intereses representa y
podemos tomar partido por uno o por otro, pero con conocimiento de causa, no por
ejercicio de una objetividad mentirosa e irreal en el tratamiento de la información.
Con respecto a la comunicación en salud, pasa exactamente lo mismo. Si lo dice un
laboratorio… lo dice un grupo de poder económico con intereses específicos,
generalmente vinculado a la enfermedad y no a la salud.

Desde los medios masivos de comunicación proliferan mensajes en los que circulan
libremente, sin ser sometidos al juicio del pensamiento crítico, infinidad de mensajes
vinculados a medicamentos, modos de vida, usos y costumbres que van en contra de
un estado saludable de la población. Además de la mentira (por ejemplo: que una
aspirinita hace el milagro de evitar un infarto, sin hacer referencia a los estilos de vida
que lo propician), se instala el consumo de productos, alimenticios y medicamentosos,
a partir del mecanismo de generar ilusiones y falsas expectativas.

Ahora bien, los medios emergentes, orientados en la nueva ley, que deberían ofrecer
una construcción de sentido diferente, contra hegemónico, siguen repitiendo, en
términos generales, los mismos conceptos referenciados en el modelo médico
hegemónico, conceptos que están lejos de los valores vinculados a una concepción
integral de la salud.

Los comunicadores bien intencionados aún no tienen identificada la “fuente” en la


cual abrevar un conocimiento sanitario diferente al hegemónico. Así de internalizado
está el modelo, no se visualiza como hegemónico, sólo es único, incuestionable.
Tal vez sea porque no nos hemos dado un debate popular sobre la salud en las
dimensiones necesarias que nos trasciendan como especialistas, que hagan visible por
lo menos la contradicción y la existencia de por lo menos dos modelos. Mucho menos
hemos debatido cómo comunicar esto.

Los medios masivos de comunicación son una herramienta fundamental, casi es


innecesario demostrar esta afirmación, pero si para prueba basta un botón, tengamos
en cuenta cómo se han modificado los hábitos alimentarios gracias, o desgracias, a la
publicidad.

Ese valor, esa capacidad puede y debe estar orientada a la salud.

Para ello debemos ser conscientes de que el poder a vencer es más grande que el del
Grupo Clarín, por peso propio y porque aún no se ha hecho visible, porque los
profesionales muchas veces no lo ven y no se han organizado colectivamente para
denunciarlo y, fundamentalmente, porque aún no tiene carnadura popular.

Los desafíos en comunicación y salud

Los desafíos son múltiples. Proponemos algunos que consideramos fundamentales,


como un ensayo para el debate.

Generar contenidos saludables que rompan el modelo médico hegemónico con el


mismo razonamiento que rompemos el modelo comunicacional hegemónico: con
sentido crítico, desentrañando cada concepto, develando de dónde viene, cuáles son
sus intereses, a quiénes beneficia.

Socializar el desafío con debate de todos los actores: Construir una comunicación
saludable es una responsabilidad que debemos plantearnos como sociedad.

Generar un marco legal que controle con firmeza la veracidad y pertinencia de la


comunicación publicitaria de alimentos, fármacos o sustancias cuyo consumo impacta
en la salud de la población.

Nuevos escenarios

Hoy tenemos un problema menos, al menos eso parecería, tenemos medios públicos
permeables a la construcción de sentido desde lo popular, con identidad propia. Hay
objetivos explícitos en la ley que estimulan una comunicación que proyecte valores
que impulsen la inclusión social, la federalización.
El derecho a la comunicación, como una realidad palpable y no como una entelequia
discursiva, es una herramienta fundamental para construir democracia saludable.

¿Desde dónde asumimos ejercer el derecho a una comunicación saludable? ¿Cómo


gestionamos estos espacios en el nuevo escenario? ¿Cuál es el rol que deben asumir
los médicos y los comunicadores? ¿Cómo articular proyectos sanitarios y
comunicacionales? Son algunas de las preguntas que debemos empezar a contestar.

La decisión política de asumir la búsqueda de respuestas, más la discusión colectiva


que generemos en ese camino, son el comienzo de una posible solución.

http://www.vocesenelfenix.com/content/medios-de-comunicacion-y-salud
Los medios de comunicación, la cultura, la educación y el aprendizaje
3

Compatibilizar la educación con los “medios”

Es imprescindible que la educación en general y el colegio en particular afronten el


reto de enseñar y de incorporar en su currículo la EDUCACIÓN para la COMUNICACIÓN
AUDIOVISUAL , y no sólo para que los alumnos estén atraídos por los medios sino
como beneficio para todos, en general, como futuros consumidores de medios
audiovisuales que somos. Educadores inexpertos y expertos no educadores son dos
binomios abocados al fracaso. El éxito de esta enseñanza está, a nuestro entender, en
intentar crear entre los dos grupos antedichos unos productos y unas pautas de
trabajo que al final resulten atractivos para quien, en definitiva, tiene que prepararse
para recibir la avalancha informativa, sobre todo de los medios de comunicación: nos
referimos al alumno.

Debemos hacer hincapié en los parámetros formativos partiendo de la base de que la


media de los ciudadanos delante del televisor sobrepasa las 3 horas diarias, esto es,
ronda los 200 minutos. Por ello barajamos los siguientes consejos, que indican que
veríamos mucho mejor la televisión si:

1.-Aprovecháramos sus posibilidades de comunicación y de socialización en la


familia y en la escuela.

2.-Se diferenciaran claramente los contenidos informativos y formativos de


aquellos otros que tienen que ver con la publicidad.

3.-Las instituciones se dotaran de organismos de vigilancia y de control de la


normativa existente sobre televisión.

4.-Desde todas las instituciones se promoviera más la formación audiovisual de


padres, de niños y de profesores.

5.-No utilizáramos la televisión como madre o niñera.

6.-Aprendiéramos a utilizar el enorme potencial que tiene para la educación o


el entretenimiento de los niños.

Evidentemente, para que estos consejos funcionen, no deben ser asumidos como
parte de un manual de prácticas saludables para enseñar a ver la televisión. La
pretensión ha de ser el abrir un foro de debate sobre lo contraproducente que puede
llegar a ser el consumo indiscriminado de la televisión en general para concienciar a
los padres y a los profesores de lo necesario que es que conozcan con antelación la
programación. Es preciso mantener una actitud crítica respecto a los programas de
televisión ya que ellos son los que promueven, por la propia dejadez de los tutores, los
estereotipos y los modelos sociales inadecuados para los más jóvenes de nuestra
sociedad, e incluso para aquellos que no lo son tanto. La tarea es de todos.

http://redi.um.es/campusdigital/cultural/medios-de-comunicacion/7841-los-medios-de-
comunicacion-la-cultura-la-educacion-y-el-aprendizaje
Tu autoestima y los medios de comunicación
Los medios de comunicación están presentes en nuestra vida cotidiana y sin darnos
cuenta, nos afectan todos los días de maneras tanto positivas como negativas.
Recibimos tanta información constantemente de la televisión, el Internet, los periódicos
y la radio entre otros, que a veces es fácil dejarse influenciar demasiado por las cosas
que nos muestran. Y una de las consecuencias que más pueden verse hoy en día por
dicha causa, está en la baja autoestima. ¿Te preguntas cómo o por qué? Entonces no
dejes de leer el artículo de hoy, en el cual además de explicarte te muestro porque no
deberías permitir que afecten la percepción que tienes de ti mismo .

Los “estándares” de los medios de comunicación

Cuando ves un comercial en la televisión o en el cine, o un corto en Internet,


encontrarás con regularidad que las personas que se muestran en dichos segmentos
podrían seguir un tipo de apariencia física considerado como “ideal” o bien, contar con
productos que la mercadotecnia se empeña en hacerte creer que necesitas, para tener
un estatus o sentirte completo.

Y hay quienes se toman estos detalles tan en serio, que ciertamente darían cualquier
cosa por ajustarse a estos detalles. Es por eso que hoy en día podemos encontrarnos
con problemas como los trastornos alimenticios, el acoso
e incluso problemas que se basan en el hecho de tener expectativas poco realistas en lo
que a la apariencia o al estilo de vida se refiere. A veces lo que ves en los medios de
comunicación hace que te sientas insatisfecho contigo mismo; pues inevitablemente te
comparan con gente y objetos que no deberían influir en tu vida.

Más allá de lo que puedas ser o llegar a tener, debes saber que tú vales por lo que eres y
que ciertamente puedes esforzarte por alcanzar ciertos ideales u objetos; pero que
basar tu felicidad en ellos no es lo más aconsejable.

La importancia de mantener tus pies en la tierra

La vida no es como la vemos en las series de televisión, las películas o los comerciales.
Dista mucho incluso de lo que podemos leer en las novelas y en revistas de moda. Los
medios de comunicación son una herramienta útil para enterarnos de lo que ocurre en
el mundo, no guías que tengan que definir cada aspecto de como vivimos.
Esto es algo que siempre deberías tener muy presente, antes de dejarte llevar por
cualquier cosa que puedas ver u oír.

Vivir de acuerdo a los ideales de una marca, de un producto o de un programa, no es un


buen modo de vivir ni mucho menos realista. Mírate bien con tus fortalezas y debilidad,
y te darás cuenta de que aunque puedes distar mucho de las celebridades o personas
que ves en cualquier anuncio, son tus imperfecciones las que te vuelve real a irrepetible.

Por otra parte, darle un valor a las cosas en base a su verdadera utilidad y belleza y no
solamente a la marca de la que provienen, es algo que debes aprender; pues no es lo
que tienes lo que te define.

Como evitar que los medios de comunicación dañen tu autoestima

El primer lugar hay que entender que los medios no son malos. Simplemente son
herramientas y depende mucho de la manera en la que los usemos, la perspectiva que
puedan crearnos. No obstante en realidad no puedes culparte si ciertos conceptos
presentes en ellos, te han hecho sentir inseguro de repente.

Por eso, échale un vistazo a los siguientes consejos que son ideales para que nunca
pierdas de vista la aceptación de ti mismo.

Recuerda que prácticamente todo lo que ves en ellos es artificial. Hay bastante
producción detrás de las caras de los actores, de la apariencia real de un producto y en
fin, de todos los estereotipos que puedes ver, oír o leer a menudo. No vale la pena que
te acomplejes por algo que ni siquiera es 100% real.

No olvides que el valor de un objeto, antes de que por su costo, se mide por lo que
puede aportarte. Solemos darle un valor desproporcionado a las cosas que muchas
veces no lo merecen y nos olvidamos de esas de las que disfrutamos todo el tiempo. No
te bases solamente en lo comercial y y sé feliz apreciando aquello que ya tienes.

Repítete todos los días que tú eres más que un canon o un estereotipo. Decídete a no
permitir que los medios de comunicación dicten quien debes ser. Tú decides lo que
debes ser. Podrás encontrarte con gente que piense de una manera muy distinta, pero
al final serán ellos quienes se sientan insatisfechos con lo que son y por lo tanto,
tratarán de hacer sentir mal a quienes su viven auténticamente.
Mantén una posición neutral frente a los medios de comunicación. Es lo mejor que
puedes hacer si pretendes proteger tu autoestima de toda la información que en ellos
abunda. Tómala como lo que es, un concepto que no tiene porque afectarte ni
empujarte a cambiar tus hábitos o lo que eres, si no te transmite nada necesario ni
positivo.

Convive con amistades variadas. Es la mejor manera de demostrarte a ti mismo que las
personas siempre tendrán imperfecciones y que eso no es el fin del mundo. Lo mejor
para mantenerte apegado a los canones reales, es que te des la oportunidad de ver con
tus propios ojos porque debes quererte como eres.

http://feliciteca.com/tu-autoestima-y-los-medios-de-comunicacion/
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD
INTRODUCCIÓN

En los últimos años se ha visto que los medios tienen una gran influencia en la
sociedad creando tipos de conducta que influyen sobre la forma de actuar o de
pensar en las personas.

Aunque sabemos que los medios son grandes creadores de estereotipos e impulsores
del consumismo está en el público que recibe la información no dejarse influenciar por
estos.

Los medios de comunicación son herramientas que nos permiten mantener a todo el
mundo informado de lo que pasa a nivel nacional e internacional. Se trata de canales
que nos entregan información, noticias e imágenes sobre el mundo en que vivimos. En
las sociedades modernas, que necesitan estar en constante contacto y enteradas de
todo lo que sucede, los medios de comunicación son fundamentales. Se cree que no se
podría vivir de la misma manera que lo hacemos sin los medios de comunicación.

Los medios son un poderoso instrumento de socialización, tanto más poderoso que la
familia, la escuela o el trabajo porque forman los sentimientos y las creencias, entrenan
los sentidos y ayudan a formar la imaginación social. En la actualidad estamos inmersos
en los medios desde los niños hasta los adultos, y lamentablemente no siempre es un
hábito bueno, ya que muchas personas no los usan si no que se ven influencias de
manera negativa por ellos.

CÓMO AFECTAN A LA SOCIEDAD

El rápido avance de los sistemas de comunicación y de información provoca que el


hombre se sienta atraído ante ellos. Nos permiten desarrollar nuevas formas y soportes
para transmitir, crear ideas y pensamientos orientados en la mayoría de los casos, a la
entrada en contacto con otros individuos.

En estos momentos, tanto la información como la comunicación se han convertido en


un bien imprescindible para todos, pues nos van a permitir construir el conocimiento y
desarrollar experiencias de enseñanza-aprendizaje que mejoren nuestra comprensión
del entorno. Indiscutiblemente la sociedad moderna del siglo XXI está ligada a los
medios de comunicación.
Y es que los niños actuales disfrutan mucho más viendo por la televisión cómo juegan o
corren sus personajes favoritos que realizar ellos mismos las actividades o disfrutando
del aire libre. No sólo los niños son los que se encuentran en esta situación sino que
también los adultos. Pero últimamente se escuchan voces que afirman que la televisión
afecta psíquica y moralmente a quien se expone mucho tiempo delante.

La forma en que los medios influyen son dos, positivas y negativas.

La forma negativa en la que los medios influyen podría decirse, es la violencia que estos
proyectan, causando graves prejuicios en los espectadores, especialmente en los niños y
los adolescentes que les lleva a la realización de conductas violentas.

Hoy sabemos que la exposición a escenas violentas no afecta a todos por igual, ni
siempre afecta en el mismo sentido y dirección. Los más afectados son los que carecen
de un sentido de deserción para identificar lo bueno de lo malo.

Y bajo esta perspectiva el número de actos violentos que se muestran en los programas
de televisión son tan numerosos que perfectamente pueden ir creando un
comportamiento agresivo en los receptores.

Con estos preocupantes datos cabe ahora hacernos las pregunta: ¿influye la violencia
presentada por los medios de comunicación en la violencia real mostrada por los niños y
adolescentes? Es cierto, que hay comportamientos que los niños y adolescentes tienden
a reproducir después de haberlos observado en las películas o los programas de
televisión.

Y seguramente todos nos acordamos o concluimos que existen comportamientos del


mundo real que pueden haber encontrado una fuerte inspiración en los medios de
comunicación social, sobre todo en los audiovisuales y los juegos informativos.

Pero efectos de cualquier medio no son solo en una sola dirección, sino que el resultado
que obtengamos con ellos depende de una serie de variables, que van desde entorno
social y cultural cercano donde se desenvuelve el individuo, su formación, compañeros,
medios culturales con los que interacciona y otros más.

Es cuestión de señalar, que en la influencia de los medios de comunicación intervienen


también la maduración del receptor. La influencia es mucho mayor en los niños y
adolescentes que en los adultos.
LOS MEDIOS Y LA FAMILIA

Médicos, pediatras, psicólogos y sociólogos consideran preocupante que cuando los


padres e hijos se reúnen en la noche, los medios impiden las relaciones personales
indispensables para el bienestar de la familia. Las propias razones de ser del hogar
parecen desvanecerse alrededor de los medios. Parece que estos, cuando están
encendidos, dominan la vida familiar.

La televisión tiende a excluir cualquier otra actividad: actividades manuales,


conversaciones, horarios regulares para correr, paseos, hobbies…

Los espectadores tienen la tendencia a consumir cada vez más y cada vez peor. El ser se
aisla, cada uno está inmerso en los medios en su rincón, padres e hijos, cada uno en su
cuarto realizando actividades diferentes.

En cuanto a la familia, además de evitar la exposición, o sobreexposición, a los


contenidos violentos, las medidas no deben de ir por la censura, sino más bien por
la observación, la discusión y el análisis de los programas.

Debemos observar la forma en la que los niños y los jóvenes de ahora se ven tan
afectados ante esta situación, ya que en sus familias el desarrollo tampoco es como el
de antes. Muchos padres, que por su cansancio laboral, o limitaciones económicas o
físicas para buscar otras actividades para sus hijos, no tienen más remedio que asumir la
programación televisiva y, a pesar de sus reservas, sitúan a sus hijos delante de la misma
mientras realizan tareas domésticas o se ausentan para trabajar. La televisión además
de ser una opción fácil para los padres no implica un costo excesivo ya que ellos tienen
cada vez menos tiempo disponible para dedicar al cuidado de sus hijos.

Debemos marcar otros problemas que se ven relacionados con los aspectos negativos
de los medios como son los problemas de la salud, la obesidad, la bulimia, la anorexia,
la pérdida de valores morales y familiares, los problemas sexuales, etc. En fin son
muchísimas las cosas a las que afectan los medios.

También debemos reconocer que los medios de comunicación en primer lugar, pueden
ejercer una función de información y educación para lo cual deben garantizar el libre
flujo de información exacta y constructiva, desaparecer malentendidos, identificar los
intereses que se reclaman, los asuntos en disputa y ayudar en la construcción del medio
para aclarecer los problemas. Lo cual requiere aportar información eficiente y
significativa para lo que se desee realizar.

CÓMO SOLUCIONAR ESTOS PROBLEMAS

El mejor remedio a la influencia de la televisión es la práctica encaminada hacia una


lectura crítica y analítica de los mensajes que se reciben de ella.

Un aspecto importante de reforzar es la educación. Es necesario cultivar el pensamiento


crítico.

Adquirir un pensamiento crítico significa, una actitud intelectual que propone analizar o
evaluar la estructura del razonamiento, particularmente las opiniones o afirmaciones
que la gente acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana.

CONCLUSIÓN

Para concluir este extenso tema podríamos decir que los medios masivos ejercen una
fuerza significativa sobre la cultura contemporánea. Nos guste o no los medios recaen
más que nunca en la educación de las nuevas generaciones, moldean gustos y
tendencias en público de todas las edades, construyen la agenda de los temas sobre los
que discutimos a diario y hasta han cambiado las formas de gobernar y hacer política.

Lo único que podemos hacer ante esta inevitable situación es crear un pensamiento
crítico, fomentar los valores perdidos y tomar lo mejor de los medios como puede ser la
información asertiva, la adquisición de conocimiento útil para el crecimiento personal y
tratar de no absorber los aspectos negativos que los medios transmiten.

OPINIÓN PERSONAL

Creo que los medios de comunicación tienen tanto aspectos positivos como
negativos.

Entre los aspectos positivos se encuentran los siguientes:

1. A través de ellos podemos estar informados de todo lo que acontece en el


mundo: economía, sucesos, noticias de mayor o menor importancia, el avance
meteorológico, política, avances técnicos, etc.

2. Algunos de estos medios de comunicación no nos suponen mucho gasto


económico, como es el caso de la televisión, radio, periódicos o revistas, etc.
3. Podemos obtener la información que deseemos en un espacio de tiempo
relativamente corto, más aún si disponemos de ordenador con internet.

4. Son medios de distracción, sobre todo para las personas mayores que no
suelen salir fuera y se entretienen con programas o series.

En cuanto a los aspectos negativos, he de resaltar que normalmente son debidos


a un mal uso de estos medios (dedicarle excesivo tiempo) y a la sensibilidad o
personalidad del que recibe los mensajes. Pienso que en los últimos años, la
televisión ha fomentado valores negativos sobre todo en niños/as y
adolescentes, debido a los valores de los mensajes que nos transmiten.

Algunos ejemplos son los siguientes:

1. Actos violentos.

2. No adaptación de los horarios de las películas, series y programas que no están


indicados para niños/as.

3. Nos venden la posibilidad de obtener el éxito o la felicidad con la ley del


mínimo esfuerzo, cosa que afecta en gran medida a los jóvenes.

4. Emisión de los llamados programas basura que la mayoría nos transmiten


valores negativos.

A todo ello es necesario añadir el grado de implicación que tienen los padres al
permitir que sus hijos/as vean una programación que no sea la más indicada para
ellos/as.

http://www.hospitalinfantamargarita.es/saludmentalhdia/?p=699

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