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1. Tema:
Determinación de las propiedades físicas del suelo.
2. Introducción
El estudio de las propiedades físicas de los suelos nos permite saber la capacidad que tiene éste para
ofrecer diferentes usos que sean de provecho para el ser humano. Para poder darle un buen uso,
conservar, manejar y recuperar el suelo, se debe conocer las características físicas. La productividad de
un suelo no sólo depende de los nutrientes que contiene, sino también, de las condiciones físicas del
mismo, condiciones que en ocasiones, no se determinan. Hay que recordar, que el desarrollo de la parte
aérea de una planta depende del desarrollo de la raíz la que, a su vez, dependerá de que el suelo tenga
un buen balance de aireación y humedad.
3. Objetivos
- Determinar las propiedades físicas del suelo
- Comprender las distintas características físicas del suelo
- Comparar las diferentes propiedades físicas del suelo para en lo posterior poder aplicarlo en la
vida profesional como ing. Ambientales
4. Revisión de literatura
4.1. Textura
La textura indica el contenido relativo de partículas de diferente tamaño, como la arena, el limo y la
arcilla, en el suelo. La textura tiene que ver con la facilidad con que se puede trabajar el suelo, la
cantidad de agua y aire que retiene y la velocidad con que el agua penetra en el suelo y lo atraviesa
(FAO, 2015).
Tabla 1. Tipo de suelos y texturas de acuerdo a la clasificación americana.
4.2. Estructura
La estructura del suelo es la forma de agregación natural de las partículas del suelo, para formar
unidades de mayor tamaño con carácter más persistente.
Estas unidades se denominan agregados. Su formación se debe a la presencia de cargas eléctricas en la
superficie de las arcillas, lo que da como resultado unas interacciones físico-químicas con los demás
componentes del suelo (Crosara, 2015).
4.3. Color
El color del suelo refleja la composición así como las condiciones pasadas y presentes de óxido -
reducción del suelo. Está determinado generalmente por el revestimiento de partículas muy finas de
materia orgánica humificada (oscuro), óxidos de fierro (amarillo, pardo, anaranjado y rojo), óxidos de
manganeso (negro) y otros, o puede ser debido al color de la roca parental (Nairobi, 2009).
El color de la matriz del suelo de cada horizonte se debe registrar en condiciones de humedad (o en
ambas condiciones, seco y húmedo cuando fuera posible) usando las notaciones para matiz, valor y
croma como se da en la Carta o en Tabla de Colores de Suelo Munsell (Munsell, 1975). El matiz, es el
color espectral dominante (rojo, amarillo, verde, azul o violeta); el valor, es la claridad u oscuridad de
los rangos de color de 1 (oscuro) a 8 (claro); y el croma, es la pureza o fuerza del rango de color desde
1 (pálido) a 8 (brillante). Cuando no haya un color de suelo matriz dominante, el horizonte se describe
como moteado y se dan dos o más colores. En adición a las notaciones de color, se pueden dar los
nombres de colores estándar Munsell (Nairobi, 2009).
Para descripciones de rutina, se deben determinar los colores del suelo sin la incidencia directa de los
rayos solares y mediante la comparación de un agregado (ped) recientemente quebrado con la ficha de
color de la Carta de Color de Suelo Munsell. Para propósitos especiales, como para la clasificación del
suelo, se pueden requerir los colores adicionales de material molido o frotado. Se pueden anotar la
ocurrencia del contraste de colores relacionado con la organización estructural del suelo, como las
superficies de los agregados (Nairobi, 2009).
4.4. Porosidad
La porosidad es la relación entre el volumen de huecos de cualquier tipo y el volumen total del suelo.
Se expresa en tanto por ciento (%), y está condicionada por la textura y la estructura del suelo. Los
suelos de textura fina tienen mayor porosidad que los de textura gruesa. Los suelos arcillosos tienen
gran número de poros pequeños (microporos), mientras que los arenosos tienen un número escaso de
poros grandes (macroporos) comunicados entre sí (Flores, 2010).
4.5. Estabilidad
La estabilidad de la estructura es definida como la resistencia que los agregados del suelo ofrecen a los
agentes disgregantes externos (el agua, el viento, el pisoteo, manipulaciones mecánicas) (Fernandez,
2014).
Los métodos de determinación de estabilidad de agregados se dividen en dos grupos: determinación de
la estabilidad en seco y en húmedo.
En el caso de la determinación de estabilidad en seco, se pretende evaluar la resistencia de los agregados
a la acción del viento; en la determinación en húmedo, lo que se quiere medir es la resistencia de los
agregados a la acción del agua. En todo caso, lo que quiere poner de manifiesto los métodos de
determinación es un concepto básico: a mayor estabilidad de la estructura menor es la destrucción de
los agregados, lo que indica que esos agregados son más resistentes a las acciones externas (agua,
viento, laboreo, pisoteo animal, etc.) (Fernandez, 2014).
4.6. Consistencia
La consistencia es el grado y el tipo de cohesión y adhesión entre las partículas del suelo, así
como la resistencia del suelo a la deformación o ruptura después de aplicarle una cierta presión.
Varía según el estado de humedad del suelo, por lo que interesa determinarla en seco, húmedo y
mojado Las medidas en campo de esta propiedad son imperfectas y es por ello que se describe a tantos
contenidos de humedad como sea posible. Generalmente se han ensayado en tres condiciones de
humedad: seco, húmedo y mojado, en las cuales se obtienen determinaciones sobre la resistencia a
la ruptura, la humedad, la plasticidad y la adhesividad del material (Gisbert et al., 2010).
5. Materiales y métodos
5.1. Materiales
Campo Laboratorio
- Barreno - Piseta
- Tubos y tapas - Agua
- Fundas ziploc
- Pala
5.2. Métodos
5.2.1. Determinación de la textura
En el campo es posible establecer las diferencias de manera sencilla y casi exacta:
- Tomamos una porción de suelo húmedo y la amasamos entre los dedos hasta destruir la posible
microagregación.
- Luego la humedecemos otra vez con unas gotas de agua, hasta obtener una masa de consistencia
pastosa, sin que aparezca película de agua.
- A este suelo amasado, lo rodamos sobe la palma de la mano y con los dedos moldeamos bolas,
cordones o cintas de más o menos 3mm de grosor.
- Después, formamos un anillo de 3cm de diámetro y lo comparamos con la siguiente figura y
cuadro.
Formación observable Indica suelo
1. No forma bolas 1. Arenoso
2. Forma bolas 2. Franco arenoso
3. Forma bolas. El cordón se fragmenta 3. Franco limoso
4. Forma cordón sólido. Se triza 4. Franco arcilloso
5. Forma anillo. Se triza 5. Arcilloso limoso
6. Forma anillo intacto 6. Arcilloso
5.2.2. Determinación de la estructura
Para averiguar si el suelo es capaz de formar o no agregados, podemos reproducir agregados, en forma
artificial, a partir de un suelo pulverizado.
Este es el procedimiento:
- Dejamos caer gotas de agua sobre una muestra de suelo finamente molido.
- Observamos que, al contacto con el agua, las partículas se agrupan formando bolas.
- Las dejamos secar al ambiente.
- Si las partículas se disgregan, tendremos un suelo sin estructura, suelto.
- Observemos, al abrir la mano si se forman terrones. Si es así, quiere decir que se trata de un
suelo que puede formar estructura.
6. Resultados
- Textura: franco arcilloso
- Estructura: moderada
- Estabilidad: mediana
- Color: 5,3 Brown, matiz mediana, pureza mediana e intensidad mediana
- Porosidad: infiltración lenta, poco drenable, el agua se demoró 30 minutos
7. Conclusiones
- De la práctica realizada se aprendió a determinar las distintas propiedades físicas del suelo
- Se pudo comprender las diferentes propiedades físicas del suelo utilizando los diferentes
instrumentos en el laboratorio
- Se logró comparar con éxito las propiedades físicas del suelo dando como resultado que el
mismo está degradado y necesita ser remediado
8. Recomendaciones
- En el trabajo de campo cuando se está tomando la muestra se debe tener cuidado con el tipo de
terreno en donde se vaya a coger el suelo para que no se vaya a dañar el barreno.
9. Bibliografía
Crosara, A. (2015). Estructura del suelo. México.
Gisbert, J., Ibañez, S., & Moreno, H. (2010). La consistencia del suelo. Valencia: Universidad
Politécnica de Valencia.