Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
ÍNDICE Pág.
1. AGRADECIMIENTOS 3
2. RESUMEN 4
5. OBJETIVOS 11
8. RESULTADOS 26
8.1. Pisagua B 27
8.2. Pisagua N 31
8.3. Caserones–1 35
8.4. Camiña–1 41
8.5. Nama–1 47
8.6. Chusmiza 50
8.7. Jamajuga 53
9. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES 62
11. CRÉDITOS 82
12. ANEXO 84
-2-
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
1. AGRADECIMIENTOS
Quiero reconocer especialmente al proyecto Fondecyt 1030923 por financiar la realización
de esta práctica profesional en su etapa de terreno y al equipo de investigación, sin cuya
colaboración en las etapas de terreno y análisis habría sido imposible el desarrollo de esta
investigación. Especialmente quisiera agradecer a Leonor Adán, Rolando Ajata, Francisco
Bahamondes, Carlos Carrasco, Danisa Catalán, Magdalena García, Josefina González,
Rodrigo Retamal, Simón Urbina, Francisca Urrutia, Alejandra Vidal, con quienes
compartimos agradables momentos en terreno. A Mauricio Uribe, investigador responsable
del proyecto por abrirme un espacio para desarrollar esta labor y por la orientación durante
su desarrollo.
Al Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto por financiar la etapa de análisis y
elaboración de los informes finales, permitiendo dar un impulso final a esta práctica
profesional. A Álvaro Cárevic por ser el tutor de esta investigación ante el CIHDE.
Agradezco a las tres generaciones de estudiantes 2003-2005 de la carrera de Arqueología
de la Universidad de Chile que elaboraron los diarios de campo de las excavaciones de
importantes sitios del proyecto como Pisagua B, Pisagua N, Camiña–1 y Nama–1.
Asimismo, no podemos olvidar el fundamental apoyo de los estudiantes de cuarto año de la
carrera de Antropología, Universidad Arturo Prat de Iquique; que sirvieron de apoyo de
terreno durante el año 2006.
A toda la gente que nos recibió y acogió en distintas localidades, especialmente a la gente
de Camiña, Huarasiña, Tarapacá, Chusmisa, Mamiña y Central Citani.
Al profesor Andrés Troncoso y a mis compañeros de generación por contribuir al desarrollo
del diseño de investigación a través del Seminario de Arqueología.
-3-
Pablo Méndez-Quirós A.
2. RESUMEN
La presente práctica profesional se enmarca en las exigencias curriculares de la carrera de
Antropología con mención en Arqueología de la Universidad de Chile y corresponde a una
reflexión metodológica sobre la práctica arqueológica, con la intención de ampliar las
posibilidades interpretativas de la etapa de recolección de datos en terreno, específicamente
el registro estratigráfico de excavaciones arqueológicas sistemáticas. Dicha información ha
sido recabada bajo el alero del proyecto Fondecyt 1030923 “El complejo cultural Pica-
Tarapacá. Propuestas para una arqueología de las sociedades de los Andes Centro-Sur
(1000-1540 d.C.)” bajo la dirección del profesor Mauricio Uribe durante los años 2003-
2006.
El sentido de esta práctica se sintetiza en la búsqueda de desarrollar una sistematización de
la información estratigráfica, recogida durante las excavaciones de pozos de sondeo en un
gran número de sitios del Complejo Pica Tarapacá ubicados en los distintos pisos
ecológicos a lo largo del perfil Costa-Altiplano. Nuestra finalidad es plantear una
interpretación espacial que permita una evaluación del Complejo Pica Tarapacá logrando
integrar la información de los distintos sitios mediante la definición de recurrencias y
patrones intentando reconstruir la historia ocupacional de estos asentamientos. Por lo tanto,
desde las historias ocupacionales reconstruidas planteamos una síntesis por piso ecológico
que explica desde una nueva óptica parte de la prehistoria local identificándose tres
asentamientos articuladores del Complejo Pica Tarapacá durante distintos momentos del
Intermedio Tardío.
-4-
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
-5-
Pablo Méndez-Quirós A.
-6-
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Por su parte, la fase Camiña (1.200 d.C. y 1450 d.C.) corresponde a un segundo momento
del período Intermedio Tardío, donde las poblaciones altiplánicas participan activamente de
los procesos culturales del Complejo Pica Tarapacá, pasando a un segundo plano el
marcado carácter Pucara de la fase anterior. Este cambio va aparejado de un
posicionamiento de la agricultura como componente clave del sistema económico de las
sociedades pertenecientes al Complejo Pica Tarapacá, no obstante las prácticas de
recolección se mantengan como un ingreso constante de recursos mitigando las
oscilaciones productivas de la agricultura. Asimismo, en los conjuntos cerámicos se
observa una transformación ligada a la introducción y circulación de cerámicas foráneas
que se suman al repertorio anterior (Pica Charcollo y Pica Chiza) en las quebradas y oasis
interiores, haciéndose populares los tipo Chilpe e Isluga, provenientes del altiplano
homónimo y en menor medida los tipos Taltape y Hedionda asociados a los territorios
Carangas, Quillacas y Lípez (Sanhueza y Olmos 1981; Uribe et al. 2007a).
-7-
Pablo Méndez-Quirós A.
-8-
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
-9-
Pablo Méndez-Quirós A.
- 10 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
5. OBJETIVOS
5.1. Objetivo General
- 11 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 12 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
puede ser entendido como una unidad analítica desglosable en las unidades que lo
componen. Integrando el conjunto de información proveniente de las estructuras, podemos
construir la Historia Ocupacional de los asentamientos (LaMotta y Schiffer 1999)
permitiéndonos comprender en forma diacrónica la manera en que el sitio se va
desarrollando, cómo se ocupa y desocupa, o las pulsaciones que sufre esta ocupación.
Desde la noción de Estado Estacionario de Chang (1967) podemos conceptualizar el
cambio social agregando mayor profundidad temporal a los planteamientos de Clarke, los
cuales se acercan de cierta forma a un paradigma estructuralista adoptando el consecuente
sesgo ahistórico ligado con la búsqueda de estructuras atemporales que estén normando el
comportamiento social. Con este concepto, Chang destaca que el cambio social es
permanente por lo que debemos superar su comprensión a través de categorías estancos que
den cuenta del proceso activo y continuo en que se va produciendo. Este autor define el
asentamiento arqueológico como una unidad analítica e históricamente significativa, que
posee datos con una dimensión temporal y otra espacial que delimitan un estado transitorio.
En consecuencia, este cambio continuo se va sucediendo en dos niveles. El microtiempo
refiere a los cambios accesorios: cambios, variaciones y sustituciones que son tolerados
dentro de cierta constancia global sin que se altere el alineamiento estructural. En cambio,
cuando estamos ante cambios estructurales que invalidan el esquema de la sociedad, se
quiebra la continuidad del sistema dando paso a un nuevo estado estacionario con una
nueva coherencia interna. La sucesión de cambios de esta naturaleza corresponde al
macrotiempo (Chang 1967: 44-45), planteamiento que puede analogarse a la concepción de
Larga Duración de Braudel (1989). “Debemos recalcar que el estado estacionario
arqueológico, como segmento temporal, difiere en un punto importante del utilizado en
antropología social. Nuestros elementos de referencia son siempre expresiones de conducta,
pero nunca las conductas mismas” (Chang 1967: 47).
Poco a poco nos vamos acercando a una nueva manera de comprender el cambio. Pero
¿Cuál es la importancia del cambio para nuestro problema de investigación? En efecto, el
axioma principal que admite la existencia de la estratigrafía como sucesión de estratos y
rasgos, son los cambios en las condiciones de depositación y deflación donde se generan
estratos diferenciados unos de otros, permitiéndonos hacer las distinciones primarias en la
investigación durante la excavación.
Entonces, el cambio presenta oscilaciones, ritmos y pulsaciones. Boivin (2000), basada en
las excavaciones de Catalhöyük, plantea el concepto de ritmos de ocupación para explicar
de qué manera existe un trasfondo significativo que permite explicar el cambio conciente
en la depositación. En su caso de estudio trabaja con un contexto identificado como
ceremonial donde las distintas etapas del individuo quedaron plasmadas en el piso y muros
de las habitaciones (los recintos o el nivel micro espacial), siendo pautados por los
momentos que va viviendo el sujeto tanto a lo largo del año como a lo largo de su vida; de
manera que la habitación queda cubierta por una sucesión de enlucidos que remiten a
dichos momentos y a la vida particular de un individuo. Esta interpretación nos permite
pensar que la estratigrafía cotidiana puede estar respondiendo a una lógica conciente o
inconsciente que se desprende de los ritmos de vida, como puede ser la estacionalidad de la
producción agrícola o bien el flujo estacional de personas que van y vienen desde distintos
lugares, lo que puede quedar plasmado de algún modo en los depósitos arqueológicos. De
esta manera, salvamos el requisito de estar ante un contexto ritual y desplazamos la idea
central del planteamiento a una esfera cotidiana e inconsciente.
- 13 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Una manera de aplicar esta idea del Ritmo de Ocupación puede graficarse en lo que hemos
definido como recurrencias estratigráficas. Como parte de la historia ocupacional de cada
asentamiento, siguiendo la propuesta de LaMotta y Schiffer (1999; Schiffer 1996) debemos
considerar los contextos de ocupación, abandono y post abandono como momentos
relevantes en cada asentamiento. En condiciones especiales, cada uno de éstos queda
plasmado en los depósitos a modo de sellos estratigráficos producto de abandonos o hiatos
que permitan la depositación de estratos estériles o bien por el desplome de techumbres o
paramentos, quedando registrados dichos eventos en la estratigrafía. Especialmente
interesante se torna una secuencia estratigráfica cuando estos eventos se conjugan con
ocupaciones sucesivas que nos permiten extraer un máximo de información sobre cómo se
va ocupando el sitio a lo largo del tiempo (Méndez-Quirós y Uribe 2006). Así, la definición
de Unidades Estratigráficas en cuanto eventos significativos de la ocupación a nivel del
recinto (micro espacio) puede tomar la forma de derrumbes, aterrazamientos y pisos
ocupacionales, permitiéndonos construir la historia ocupacional del sitio (nivel semi micro).
A su vez, la síntesis de diferentes sitios nos permite dar un salto desde el nivel semi micro
al nivel macro, al articular las expresiones de conducta que están sucediendo en distintos
nichos ecológicos pero formando parte de un mismo complejo cultural.
Como se puede observar, no nos interesa realizar un análisis espacial como lo comprenden
autores que centran su foco de atención al exterior del sitio, buscando estudiar la forma en
que logran articularse los distintos asentamientos (Johnson 1977; Gamble 1999; Peterson y
Drennan 2005). Por lo cual, atendiendo a la crítica esbozada inicialmente en cuanto a la
escasez endémica de intervenciones subsuperficiales en nuestra región de estudio, optamos
por abordar los sitios en su composición interna para dar cuenta así de las correlaciones
existentes entre los asentamientos como parte de un mismo complejo cultural. De esta
manera, proponemos evaluar el Complejo Pica Tarapacá desde la información existente al
interior de los sitios habitacionales y no desde la información existente al exterior de éstos
como rutas y ejes viales que son reflejo de la movilidad e interacción entre los
asentamientos (Pimentel y De Souza 2007).
Por lo tanto, siendo nuestra intención aportar a la comprensión del Complejo Pica Tarapacá
desde una perspectiva espacial, consideramos que la información estratigráfica puede ser
planteada como una línea de evidencia de gran potencial interpretativo debido a la carencia
de estudios subsuperficiales para los períodos tardíos en el Norte Grande. Al mismo tiempo
que acogemos la necesidad de afinar las cronologías de períodos muy gruesos que reducen
la comprensión de las dinámicas sociales y procesos imbricados en ellos. En suma, desde el
concepto de Estado Estacionario de Chang (1967) y cruzándolo con la propuesta teórico
metodológica de Clarke (1977), estamos en buen pie para generar una interpretación que dé
cuenta de la historia ocupacional de los asentamientos, entendiendo que ésta se ve afectada
por el funcionamiento de ritmos y fluctuaciones particulares a cada asentamiento e incluso
a cada recinto, permitiendo materializar las conductas de los individuos que las habitaron.
El paso de una escala a otra, el salto desde el recinto al sitio y del sitio a la región es posible
de lograr utilizando las recurrencias estratigráficas de eventos significativos, los que en
conjunto nos dan una visión espacial general del Complejo Pica Tarapacá a través de la
historia ocupacional de los distintos asentamientos trabajados.
La aplicación de estos planteamientos teóricos se logró luego de una discusión sobre los
aspectos metodológicos pertinentes y necesarios de resolver para resolver de manera
exitosa los objetivos planteados.
- 14 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Si bien las matrices de Harris (1991), propuestas como la mejor forma de representar las
secuencias estratigráficas, pueden ser aplicadas a cualquier tipo de sitio arqueológico,
muestran su mayor utilidad en los sitios con estratigrafías complejas que contienen gran
cantidad de unidades estratigráficas donde se hace necesario su procesamiento desde la
informática. En nuestro caso de estudio, la conformación de la estratigrafía es bastante
simple, por lo que dichas matrices no nos han entregado resultados satisfactorios más allá
de permitirnos ordenar las fichas de excavación de acuerdo al orden en que aparecen los
depósitos. En este punto son de enorme utilidad los dibujos de perfil, permitiéndonos
disponer de una representación gráfica fehaciente de los depósitos excavados, conteniendo
información relevante sobre las relaciones existentes entre las unidades estratigráficas.
El consenso existente sobre los conceptos relacionados con la estratigrafía surge desde la
tesis doctoral de E. Harris (1991), quien define estratigrafía arqueológica, unidades de
estratificación y los principios imbricados en su formación. La estratigrafía arqueológica
difiere de la estratigrafía geológica por el rol activo que juegan los humanos al intervenir en
la formación natural de los depósitos arqueológicos. Esta intervención se materializa en tres
aspectos, a saber, la introducción de artefactos, el uso de la superficie terrestre y la
realización de actividades excavatorias; factores que en conjunto devienen en elemento que
altera la conformación natural de los depósitos (Harris 1991:12). La Secuencia
Estratigráfica es definida como el orden de la depositación de los estratos y la creación de
interfaces entre éstos a través del paso del tiempo en un yacimiento arqueológico,
construyéndose sobre la base de procesos de deposición y degradación (Harris 1991). Por
su parte, los Estratos o capas corresponden a tres tipos de elementos presentes en las
excavaciones como a) capas horizontales de materiales, depositadas sucesivamente; b)
elementos que cortan estratos como fosas y c) construcciones sobre las cuales se forman
más estratos (p. e., estructuras). De estos tres tipos de estratos los más comúnmente
encontrados en nuestros casos de estudios son los primeros, no obstante encontremos
representados los tres tipos.
Este mismo autor, plantea pensar las Interfaces como elementos relevantes de la
estratificación arqueológica siendo discontinuidades en la secuencia constituidas por las
superficies de los estratos y superficies formadas por la desaparición de una estratificación
existente. Según nuestra experiencia, empíricamente se observa siempre un estrato entre
dos interfaces, una superior y otra inferior, siendo inseparables ambas unidades. Es por esto
que, más allá de la reflexión sobre el origen de éstas, no creemos que sea relevante separar
Interfaces de Estratos en el registro de la estratigrafía.
Finalmente, nos queda agregar que Harris no considera la categoría Rasgo utilizada
corrientemente en el ámbito nacional, donde se entienden los rasgos como artefactos no
portátiles que se diferencian de las construcciones (estructuras). Corresponden por tanto a
elementos de un yacimiento arqueológico o paisaje modificado por el hombre, como
hogares, agujeros de poste y hoyos de almacenaje (Renfrew y Bahn 1998: 44). La
Estratigrafía Arqueológica estaría entonces constituida exclusivamente por estratos e
interfaces, correspondiendo los rasgos a estratos con características particulares y extensión
acotada, permitiéndonos identificarla como resultado de eventos como quemas, cortes
estratigráficos o presencia de contextos particulares como tumbas y restos de muro. En este
sentido, es interesante cuestionar la validez de dichas categorías y proponer ceñirnos a la
terminología de Harris (1991), la que podemos complementar agregando anotaciones que
destaquen ciertos estratos que contengan nuestros vetustos Rasgos.
- 15 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Como parte del análisis propiamente tal, es necesario identificar los elementos relevantes
que contribuyen a la construcción de la historia ocupacional de los asentamientos, como
son todos los eventos que sirvan de marcadores temporales y permitan identificar distintos
momentos a lo largo de la ocupación. Cabe destacar que por limitaciones propias de cada
proyecto de investigación, en nuestro caso planteamos nuestro análisis en autonomía del
estudio ergológico de los diversos materiales recuperados en la excavación porque esto
inhibiría el gran potencial de nuestra propuesta que significa desarrollar el análisis
estratigráfico en forma anticipada sirviendo de soporte para cada análisis particular.
Para la definición de los criterios utilizados en esta selección, es necesario antes que todo
segregar los factores naturales de los culturales (Schiffer 1996). Esto quiere decir que no
podemos descansar sobre aspectos que parezcan tremendamente coherentes al comparar
sitios pertenecientes a un mismo piso ecológico si dichas similitudes vienen dadas por
características ambientales, geomorfológicas o topográficas, pues ocultan factores
culturales menos evidentes pero de tremenda significación.
Como primer paso fundamental para nuestra investigación, se requiere hacer una
sistematización de la información estratigráfica mediante el empleo de fichas de excavación
que permitan aunar el tipo de datos relevantes durante las excavaciones. De esta forma,
podemos generar un cuerpo de datos homogéneo y comparable, reduciéndose al mínimo las
omisiones de información sustantiva en el registro. Esta ficha es complementada por los
dibujos de perfil que ayudan a completar un cuadro general sobre la excavación de cada
unidad. Si bien estos aspectos son descritos en publicaciones recientes sobre metodología
de excavación (Roskams 2003; Glassow 2005), creemos que aún no está completamente
internalizada la utilidad que reporta su correcta ejecución.
La información más útil para nuestro problema de investigación la encontramos en la
identificación de derrumbes, hiatos, pisos ocupacionales y aterrazamientos, ya que a través
de éstos podemos hacer correlaciones tanto al interior de los sitios como a nivel de
subregión y región. Esta sistematización debe estar en comunión con la generación de una
base de datos que permita procesar la información en forma rápida y centralizada.
Una vez reconstruida esta secuencia a nivel individual en cada asentamiento, identificando
estados estacionarios mediante la presencia de unidades estratigráficas significativas,
estamos en condiciones de emprender el siguiente paso que significa integrar esta
información en un solo marco que nos permita hablar sobre el Complejo Pica Tarapacá en
general y ya no sobre un sitio en particular, pasando de esta manera al nivel de agregación
macro espacial. No olvidemos que es en este nivel donde logramos dar cuenta de las
interconexiones entre asentamientos o, si se quiere, el resultado de la articulación regional
anteriormente mencionado.
Sin duda este intento es parcial ya que no podemos hablar de la articulación establecida
entre la sociedad tarapaqueña y los desarrollos culturales de los Valles Occidentales o bien
su contraparte Circumpuneña; pero esta limitación es consustancial a la investigación y hay
que asumirla como un avance y no como una resolución final de todos los problemas de la
prehistoria. Finalmente, la secuencia que conseguimos como resultado del procedimiento
anterior esperamos anclarla a dataciones absolutas que nos entreguen un mayor nivel de
resolución y precisión, con lo cual nuestras cronologías relativas logran mayor solidez.
En síntesis, esperamos que desde este marco de referencia estemos en condiciones de
superar el ordenamiento formal de la realidad enfrentándonos con el contenido de la misma.
- 16 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
De esta manera intentaremos desplegar un análisis que intente dar cuenta de aspectos
significativos de la sociedad tarapaqueña yendo más allá de un análisis procesualista,
doblegando la tendencia a escribir prácticas profesionales dirigidas a explorar los datos
arqueológicos en términos estrictamente formales.
- 17 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 18 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 19 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 20 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
7.4. Camiña–1
La aldea prehispánica de Camiña–1, es uno de los asentamientos más septentrionales de la
muestra de estudio, ubicándose en el límite con la subárea de Valles Occidentales. Se
encuentra en las proximidades del pueblo actual de Camiña, sector Juanca, en el curso alto
de la quebrada homónima que desemboca en la localidad de Pisagua. Se emplaza en una
puntilla de cerro, en el talud norte de la quebrada, comprendiendo en su parte baja un
extenso espacio cultivable (Lámina 19) (Núñez 1965a; Adán et al. 2005; García 2006).
El sitio corresponde a un asentamiento habitacional extenso altamente aglutinado
compuesto por 588 recintos que se dividen en dos sectores, Norte y Sur, separados por una
vía de circulación edificada en el centro de la aldea en dirección este – oeste (Lámina 20).
La ladera de base del asentamiento, es una formación rocosa inclinada que sirvió como
fuente de materia prima para la construcción de los paramentos, siendo también utilizados
como soporte de petroglifos en algunos recintos. Por la pendiente natural del sitio, es
indispensable la construcción de terraplenes y muros de contención para disponer de
espacios llanos habitables.
Arquitectónicamente, se observa un predominio de plantas irregulares y subcirculares
acomodándose al restringido espacio disponible. Los paramentos predominantes son de
hilada simple seguidos por los de hilada doble, presentando un aparejo mayoritariamente
rústico. Entre los recintos es posible observar marcadas vías de circulación y corredores
rellenados que alcanzaron hasta la techumbre de algunos recintos. El patrón constructivo es
de tipo expeditivo, invirtiéndose la mayor cantidad de trabajo en la formación del terraplén.
Junto a Pukar Qollu y Nama–1 presentan una tradición arquitectónica más cercana a la
tradición de los Valles Occidentales.
La conservación del sitio es regular, existiendo áreas tremendamente impactadas. En las
cotas bajas, el sitio fue cortado por el camino de acceso al pueblo, destruyéndose una
cantidad de recintos difícil de estimar. Sumado a esto, un área rectangular fue destruida por
maquinaria pesada posiblemente como parte de obras de reparación o construcción del
camino. Asimismo, en medio de la plaza ubicada en la cumbre del cerro, se dispuso uno o
dos postes para sostener líneas eléctricas, disturbándose parte de los contextos de ese
sector. Junto a dichas intervenciones antrópicas, la naturaleza se ha encargado de
desmoronar parte de los paramentos, cubriendo todo el asentamiento con bloques de
derrumbe que sellan los depósitos arqueológicos.
Pese a la magnitud del asentamiento, anteriormente sólo existía una mención del sitio por
parte de Núñez (1965a), sin que existieran dataciones previas. Como resultado de las
excavaciones de la aldea, logramos conseguir dos fechas que sirven como marcadores
temporales para la ocupación del asentamiento. La ocupación se inicia en el rango temporal
Cal 1.020 – 1.210 años d.C. (930 a 740 AP) 3 , permitiéndonos sugerir que en el sector Norte
(recinto 296, estrato 2C) comenzó a ser ocupado y construido el asentamiento con una
raigambre local y formativa que se reflejada en los contextos excavados, incluyéndose
comportamientos diferenciales en los materiales cerámicos, arqueobotánicos y
zooarqueológicos. El término de la ocupación en el sector sur (recinto 139, estrato 3-4) se
enmarca en el rango temporal Cal 1.200 – 1.400 d.C. (750 a 550 AP) 4 , coincidente con la
cerámica del período Intermedio Tardío. A esto hay que sumar dos fechados por TL que
arrojaron resultados coherentes y uno particularmente tardío que merece ciertas reservas.
Sobre un fragmentos Isluga Decorado (ISL) obtuvimos una fecha de 1.330 +- 40 años d.C.,
- 21 -
Pablo Méndez-Quirós A.
sobre uno PCH una fecha de 1.480 +- 50 años d.C. y finalmente sobre uno PGA una fecha
de 1.615 +- 40 años d.C.
7.5. Nama–1
Nama–1 es un asentamiento habitacional semi aglutinado cercano al pueblo actual
epónimo. Se ubica en la quebrada homónima, al norte de Camiña, en el talud de un cerro
(Láminas 21 y 22) que divide las aguas de las quebradas de Nama y Guayaquil que se
juntan a sus pies. Forma parte de los desarrollos serranos del Complejo Pica Tarapacá,
funcionando como bisagra cultural hacia la subárea de Valles Occidentales de la que
geográficamente forma parte. Este Pucara presenta dos sectores: una dispersión de recintos
en el talud del cerro, y un segundo sector en la cumbre que incluye un espacio de plaza que
centraliza las actividades al interior del sitio. Hacia la base del talud existe un extenso muro
perimetral que bordea el sitio.
La visibilidad hacia el entorno es formidable, permitiendo dominar visualmente los campos
de cultivo, siendo evidente la estrecha relación que mantiene con la producción agrícola y
el control de aguas de regadío. Desde el sitio también es posible ver otros asentamientos
prehispánicos en el talud norte de la quebrada, que presentan andenes de cultivo en ladera y
espacios residenciales con un patrón disperso similar al de Nama–1.
Con un total de 558 unidades, el patrón constructivo combina atributos presentes en los
Valles Occidentales y en la región tarapaqueña. Los recintos con muros curvos, formas de
planta circular, subcircular, ovoidal y elipsoidal, predominan con un 43,34%, seguidos por
las estructuras de planta irregular que alcanzan el 40,68%. Los paramentos de hilada simple
y de aparejo rústico son los más populares. El material constructivo son bloques de piedra
disponibles en el mismo cerro donde se erige el sitio.
La conservación es relativamente buena, viéndose afectada mayormente las cotas bajas por
las actividades agrícolas que alcanzan a superponerse con parte del sitio. Efectivamente, el
conjunto de chullpas de barro (Nama–2) asociado al asentamiento está inmerso entre los
cultivos que han deteriorado estas construcciones de adobe por el agua que inunda sus
fundaciones periódicamente.
Las dataciones conseguidas para este asentamiento son coherentes con el paulatino avance
desde tierras bajas hacia tierras altas durante el período Intermedio Tardío. Una de las
fechas extraídas desde el estrato 1 del recinto 287, marca un primer momento durante la
ocupación entre los años Cal 980 – 1.200 d.C. (970 a 750 AP) 5 . La segunda fecha extiende
la ocupación del asentamiento hacia un par de siglos más, arrojando un rango entre los años
Cal 1.160 – 1.380 años d.C. (790 a 570 AP) 6 que seguramente coincide con la etapa previa
al abandono del sitio. Estos fechados mantienen cierto suspenso sobre la real extensión
temporal de la ocupación ya que los resultados obtenidos son inversos a lo esperado. La
fecha más temprana proviene de los estratos superiores del recinto 287 y la fecha más tardía
a la base del recinto 67. En este sentido, es sostenible la posibilidad de que existan fechas
anteriores y posteriores a las conseguidas.
7.6. Chusmiza
Este sitio se emplaza sobre la meseta y laderas de un cerro de gran visibilidad ubicado en la
confluencia de la quebrada de Chusmiza y otra quebrada local inactiva, en el curso alto de
la Quebrada de Tarapacá. Las estructuras se agrupan en dos sectores: en el sector Noreste
se distinguen 120 recintos, mientras que en el suroeste sólo 27, dando un total de 147
estructuras (Láminas 23 y 24). Corresponde a un asentamiento habitacional que forma parte
- 22 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
de las ocupaciones serranas del Complejo Pica Tarapacá, manteniendo estrechas similitudes
con otros asentamientos ubicados en el mismo piso ecológico como Jamajuga y Nama–1.
El sector Noreste contiene la mayor cantidad de recintos, siendo el núcleo articulador de las
actividades al interior del sitio. El sector Suroeste es de menor envergadura pero contiene la
mayor cantidad de arte rupestre presente en el sitio junto a una acumulación de cistas,
indicándonos la posibilidad de pensar el funcionamiento del asentamiento a través de una
complementación funcional y simbólica entre ambos sectores.
En la edificación de las estructuras, fue necesaria la construcción de terraplenes para
contrarrestar la pendiente natural del cerro. Sobre éstos, se construyeron recintos con
formas de planta rectangulares y subrectangulares seguidos por plantas circulares,
subcirculares, elipsoidales y ovales, e irregulares. Los paramentos fueron construidos con
hilada simple y doble con relleno, con un aparejo rústico en todos los casos. En términos
generales, la tradición arquitectónica de Chusmiza se emparenta con Jamajuga y a su vez
con el ámbito costero tarapaqueño y en forma más lejana con la arquitectura tardía de las
Quebradas Altas de más al sur (Adán y Urbina 2006).
La conservación de Chusmiza es regular por la acción del paso el tiempo que ha colapsado
los paramentos en forma marginal, parcial y absoluta. Pese a este deterioro, el sitio no ha
sido objeto de destrucción antrópica observable gracias a su ubicación distante al rango de
acción de maquinaria pesada o caminos que faciliten el acceso a visitantes.
Para este asentamiento la única fecha disponible proviene de las excavaciones desarrolladas
por este proyecto y entrega un rango temporal desde el rasgo 1 del recinto 89, entre los años
Cal 1.300 – 1.430 d.C. (650 a 520 AP) 7 .
7.7. Jamajuga
Asentamiento prehispánico tardío ubicado en la sierra tarapaqueña próximo al pueblo de
Mamiña. Es un poblado aglutinado con 135 recintos emplazado sobre un pequeño cerro con
una inmejorable visibilidad a las tierras de cultivo, junto al cauce de la quebrada y a
extensos andenes agrícolas encaramados en el talud sur de la quebrada (láminas 1, 25, 26 y
27). Junto a Camiña–1, el sitio destaca por presentar un número considerable de paneles de
piedra con petroglifos grabados presentes tanto en los sectores domésticos como públicos
(Vilches y Cabello 2004).
Este sitio no presenta una diferenciación interna que permita dividirlo en sectores. La
principal diferenciación se observa entre los recintos de cumbre que por su funcionalidad
de espacios públicos se diferencian del resto del sitio.
El conjunto arquitectónico se encuentra dominado por formas de plantas rectangulares y
subrectangulares con una frecuencia del 48%, seguida por las formas irregulares, circulares,
subcirculares, ovales y elipsoidales. Los muros se construyeron con técnica de hilada
simple, doble y doble con relleno, presentando un aparejo mayoritariamente rústico. Para la
construcción de todos los recintos ubicados en el talud, se recurrió a la construcción de un
terraplén que se observa con claridad desde el exterior pero de difícil identificación en la
excavación.
La intensa actividad turística en la zona ha significado un fuerte impacto en el sitio. La
regular afluencia de visitas al sitio ha generado cierto impacto por la recolección de
materiales y el colapso de los paramentos, presentándose un deterioro generalizado en el
sitio.
- 23 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 24 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 25 -
Pablo Méndez-Quirós A.
8. RESULTADOS
En esta sección presentamos los resultados del análisis estratigráfico de los ocho sitios
excavados en forma sistemática por el proyecto. Primero presentamos una síntesis de los
trabajos de excavación, identificándose las unidades excavadas y su emplazamiento al
interior del asentamiento. Luego, presentamos una caracterización general de la secuencia
estratigráfica de cada asentamiento a través de la descripción de los sedimentos, logrando
identificar la presencia de macro estratos. Junto a esto, utilizamos la diversidad de
materiales recuperados como indicador de intensidad de la ocupación de cada estrato,
identificándose recurrencias gracias a su posición relativa en cada secuencia estratigráfica y
su posicionamiento en el sitio. Luego, nos referimos a las recurrencias estratigráficas
observables en sellos estratigráficos y hiatos utilizados para la reconstrucción de la historia
ocupacional de cada recinto y del asentamiento.
Lamentablemente, la calidad de información disponible sobre cada uno de los
asentamientos es desigual, por lo que contamos con muchos vacíos debido a la intervención
de alumnos de tercer año con escasa o nula experiencia en las campañas realizadas durante
los tres primeros años del proyecto. Esta situación es particularmente observable en los
diarios de campo de Pisagua B, Pisagua N y Nama–1, donde hay abundantes carencias de
información que ejercen un efecto negativo para este análisis. En consecuencia, es
esperable que los resultados presentados reflejen esta situación, la que estará presente
también en la discusión final.
Como parte de nuestra muestra de estudio se incluyen todos los asentamientos excavados
durante el proyecto. Estos ocho sitios suman un total de 2.680 recintos, de los cuales se
excavaron 68, repartidos en forma proporcional al total de unidades observadas en cada
asentamiento. Las unidades estratigráficas (UE) encontradas a lo largo de estas
excavaciones suman un total de 556, distribuidas entre 453 estratos y 101 rasgos que
conforman la base del presente análisis.
- 26 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
8.1. Pisagua B
Por la menor envergadura de este asentamiento, se excavaron los cinco recintos lográndose
muestrear un 100% del asentamiento. Como resultado de estas intervenciones
estratigráficas se logró rescatar interesantes restos materiales desde 35 estratos y trece
rasgos, lo que sumado entrega un total de 48 unidades estratigráficas que componen el
presente análisis.
Recintos 5
UE 48
Estratos 35
Rasgos 13
Tabla 2: Estadísticas generales de las excavaciones en Pisagua B.
Por lo acotado de las evidencias materiales presentes en el asentamiento, no es pertinente
extraer inferencias respecto al emplazamiento de las estructuras, ya que todas las unidades
conforman el pequeño aglutinamiento de recintos que constituye el sitio. Como se grafica
en la lámina 12, las unidades excavadas se denominaron como sigue: D1, E1, F1, G1 y G3.
8.1.1. Estratigrafía general del sitio
Este asentamiento se ubica sobre un extenso conchal resultado de una larga secuencia
ocupacional, siendo posible observar su color blanquecino incluso desde una imagen
satelital (Lámina 11). Como es esperable por su cercanía al mar, el sedimento predominante
es arena, estando presente en forma continua desde la base de la ocupación hasta la
superficie. Éste se presenta puro o combinado con conchas, bolones de río y restos
vegetales, todos los cuales forman parte de basuras producto de la actividad humana en el
asentamiento. No se observa asociación alguna particular entre los tipos de sedimento y la
clase de contexto arqueológico presente, debido a la alta obstrusividad de la arena como
componente principal en los procesos de depositación de sedimentos.
A diferencia de la alta homogeneidad observada en el sedimento, la compactación aparece
como un atributo muy sensible al cambio. Predominan los estratos sueltos, seguidos por
compactos y semicompactos; estos últimos suelen presentarse en las capas intermedias por
sobre y bajo estratos sueltos, característica que es propia de ambos sitios costeros. Otra
particularidad observada en la Costa son ciertos estratos cuya compactación alcanza tal
dureza que se asemeja a una costra calcárea. Ésta se observa en cuatro de los recintos
trabajados generando un verdadero sello estratigráfico hacia los estratos intermedios.
Los colores predominantes son el marrón y el gris, correspondientes a la presencia de
componentes orgánicos en el sedimento y la coloración natural de la arena natural de la
región. Nos interesa destacar que los estratos superficiales se presentan siempre de color
gris y hacia los estratos inferiores es recurrente observar una alternancia entre estratos
marrones y grises; cuya causa desconocemos pero puede ser consecuencia de oscilaciones
en la ocupación del asentamiento distinguiéndose nuevos estratos marrón cuando aumenta
en intensidad la ocupación del asentamiento.
Los depósitos excavados presentan profundidades muy variables que oscilan entre los 25 y
112 cm., arrojando una media estadística de 52 cm. En dos de las unidades se interrumpió
la excavación por la intrusión de entierros subactuales, lo que reduce la media; no obstante,
una gran profundidad de los depósitos fue observada por Moragas (2005). Pese a estos
obstáculos, se logró constatar la existencia de sendas secuencias estratigráficas que
superaron el metro de profundidad, a lo largo de los cuales se constató la existencia de una
- 27 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 28 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Lámina 3. Dibujo de perfil (W) recinto E1. Es posible observar una extensa secuencia
ocupacional con una sucesión continua de eventos ocupacionales de diferente magnitud.
Por su parte, el recinto E1 nos entrega uno de los depósitos más profundos, observándose
dos momentos de ocupación intensa según la diversidad material recuperada. Dichos
- 29 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 30 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
3.2. Pisagua N
En el desarrollo de las excavaciones del sitio, se decidió excavar cuatro de las veinticinco
unidades correspondientes al 16% del total. Como resultado de estas excavaciones se logró
recuperar una serie de contextos y conjuntos materiales provenientes de 37 estratos y 16
rasgos, los que suman 53 unidades estratigráficas.
Recintos 4
UE 53
Estratos 37
Rasgos 16
Tabla 4: Estadísticas generales de las excavaciones en Pisagua N.
Como puede observarse en la lámina 15, éste asentamiento forma un único conglomerado
de recintos al igual que Pisagua B. Producto del patrón aglutinado de la aldea y de su
ubicación sobre una pequeña terraza, no es posible proponer la existencia de sectores sobre
la base de diferencias relevantes entre las unidades.
3.2.1. Estratigrafía general del sitio
En términos generales, este asentamiento guarda importantes semejanzas sedimentológicas
con Pisagua B por su cercanía a la franja costera. En consecuencia, nuevamente el
sedimento predominante es la arena, presente en forma aislada o combinada con cenizas,
restos vegetales y conchas. La principal diferencia con Pisagua B es la ausencia de bolones
de río, situación comprensible por la distancia a que se encuentra la desembocadura de la
quebrada respecto a Punta Pichalo.
Pese a las escasas descripciones disponibles sobre los sedimentos, en este asentamiento la
compactación más recurrente pasa a ser compacta, en menor medida suelta y finalmente
semicompacta. Asimismo, se presenta un notorio aumento en la compactación tipo costra
en tres de las unidades, teniendo una incidencia considerable en el recinto 19. No tenemos
antecedentes que nos permitan generar hipótesis sobre la formación de este estrato presente
a lo largo del sitio. Desconocemos si es producto de una preparación intencional generada
por la combinación de materiales a consecuencia del abandono o, en definitiva, es producto
de factores estrictamente naturales derivados de una concentración de sales.
El color preponderante es nuevamente gris seguido por marrón, presentándose ambos en
distintas tonalidades y combinados. El primero corresponde a la coloración natural de la
arena y la ceniza, y el marrón aparece gracias al aporte orgánico generado producto de la
actividad humana.
Los depósitos excavados presentan profundidades que oscilan entre los 22 y 150 cm. con
una media de 80 cm. Los recintos 12 y 19 contienen depósitos muy potentes a causa de una
extensa secuencia ocupacional, superando el metro de profundidad. El recinto 6 tiene un
depósito medianamente potente y el recinto 1 un depósito más bien exiguo.
Respecto a la funcionalidad de los recintos, no se hace mención alguna sobre el tema pero
en términos generales corresponderían a espacios domésticos emplazados sobre un conchal.
Los rasgos rescatados son improntas de poste, algunos fogones y bolsones de sedimento,
pudiendo ser producto de actividades propias de espacios habitacionales.
Al interior del asentamiento no fue posible correlacionar los estratos recuperados salvo en
el nivel superficial, concerniente a la fase de abandono. Por la ausencia de interpretaciones
- 31 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 32 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
A diferencia de los casos anteriores, en los recintos 12 y 19 los depósitos son profundos
conteniendo una secuencia ocupacional más extensa. En el primero de éstos, los primeros
eventos generaron sedimentos sueltos. La primera ocupación se muestra bastante
consolidada en el estrato 6 con gran cantidad y diversidad material, sobre cuya
funcionalidad no tenemos claridad; pero el estrato 5 corresponde a basuras secundarias
asociadas a una intervención doméstica. Un segundo momento de gran diversidad material
está presente en el estrato 4, encontrándose diversos restos óseos y malacológicos que
registran el uso extendido de los recursos costeros incluyéndose pescados y mamíferos
marinos. Esta secuencia está sellada por un derrumbe de paramentos. Posiblemente, luego
de un tiempo de uso prolongado devino en abandono y, producto del mismo, en un
deterioro generado por el pasar del tiempo que fue colapsando y formando posteriormente
el estrato 1 donde se aprecia una reutilización tardía.
Finalmente, el recinto 19 exhibe una extensa secuencia estratigráfica que posiblemente
sirve como secuencia maestra del asentamiento (Lámina 4). Al igual que en los demás, no
se hace mención en los diarios de campo a la asociación entre estratos y las bases o
fundaciones de los paramentos, estando fuera de nuestro alcance distinguir entre la
ocupación contemporánea a éste y una anterior como seguramente existe. Pese a lo valioso
de esta secuencia, carecemos de una descripción que permita extraer conclusiones
interesantes. En este sentido, una de las pocas apreciaciones que podemos plantear es que el
estrato 5 contiene la ocupación más intensa de esta larga secuencia con cerámica del
período Intermedio Tardío. Sumado a los contextos de consumo y descarte de moluscos, se
encontró un contexto ceremonial (¿fundacional?) consistente en la depositación intencional
de una cabeza de cánido (rasgo 2) contenida en el estrato 3 (Adán et al. 2007a). Por último,
el estrato 1 registra el término de la ocupación de este espacio con elementos pertenecientes
a la etapa postocupacional.
- 33 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Lámina 4. Dibujo de perfil (E) recinto 19. Dibujo de perfil (E) recinto 19. Secuencia maestra del sitio
que contiene ocupaciones seguramente desde el período Arcaico hasta el Intermedio Tardío.
- 34 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
3.3. Caserones–1
Caserones–1, Camiña–1, Nama–1 y Pukar Qollu son las aldeas de mayor magnitud del
Complejo Pica Tarapacá, superando los 500 recintos en cada asentamiento. En los tres
primeros, fue posible desplegar ingentes esfuerzos para excavar una muestra
estadísticamente representativa, a excepción de Pukar Qollu donde se excavó un porcentaje
menor.
En Caserones–1 se excavó el 2% de la aldea (trece recintos de un total de 636) abarcando
una multiplicidad de unidades con diversos atributos arquitectónicos y emplazados en los
distintos conglomerados definidos sobre la base del análisis arquitectónico. Se logró
excavar un total de 108 estratos y 28 rasgos, los que sumaron 136 unidades estratigráficas
que componen la muestra analizada en el presente informe.
Recintos 13
UE 136
Estratos 108
Rasgos 28
Tabla 6: Estadísticas generales de las excavaciones en Caserones–1.
Con la intención de muestrear la totalidad del sitio, se decidió excavar una estructura en el
conglomerado 1 ubicado en el sector Noreste y dos unidades en el conglomerado 2. El
conglomerado 3, que es el más grande, fue subdividido en tres sectores, donde se repartió el
resto de las unidades a excepción de una situada en el muro perimetral. Se intervinieron
cuatro recintos en el sector 3A, dos en el sector adyacente hacia el sur (3B) y tres en el
sector posterior (3C) luego de una formación de túmulos (para tener una noción más clara
de los conglomerados y su posición al interior del sitio ver lámina 18).
Recinto Emplazamiento
7 Conglomerado 1
126 Conglomerado 2
168 Conglomerado 2
247 Cong. 3A (sector Centro)
280 Cong. 3A (sector Centro)
298 Cong. 3A (sector Centro)
314 Cong. 3A (sector Centro)
357 Cong. 3B (sector Centro) Sur
468 Cong. 3B (sector Centro) Sur
516 Cong. 3C (sector Sur)
526 Cong. 3C (sector Sur)
593 Cong. 3C (sector Sur)
600 Muro perimetral
Tabla 7: Recintos Excavados en Caserones–1 y su emplazamiento.
Como Caserones–1 se sitúa en un plano, no hay alteraciones en la formación de los
depósitos producto de atributos topográficos como pendientes, terrazas u hondonadas. En
ausencia de estos factores, creemos que la cercanía a la quebrada incide en la habitación del
asentamiento al haberse generado cambios en la sensación térmica al interior del
asentamiento por la cercanía al agua, no obstante en la actualidad no se percibe ninguna
diferencia por esta causa. La importancia del agua y sus variaciones cíclicas fue destacada
anteriormente por True (1980), quien explica las oscilaciones de ocupación y desocupación
- 35 -
Pablo Méndez-Quirós A.
del sitio en función de este factor. Como veremos a continuación, observamos una
interesante variación temporal en la ocupación de los distintos conglomerados, los que
estarían reflejando las oscilaciones mencionadas a lo largo del tiempo.
3.3.1. Estratigrafía general del sitio
Los sedimentos de Caserones–1 se componen principalmente de arena y limo, no obstante
existen variaciones producidas por la agregación de componentes orgánicos producto de la
ocupación humana así como bloques de anhidrita y argamasa a causa del desplome de los
paramentos de los recintos. Estratigráficamente el limo se asocia a los niveles
ocupacionales del sitio, depositándose sobre la base calcárea natural y por debajo de la
arena eólica postocupacional. Si bien observamos esta recurrencia general, los depósitos de
arena también se asocian a estratos ocupacionales, presentándose en forma continua desde
la superficie hasta la base, o sobre algún estrato limoso inicial que luego es cubierto por
estratos sucesivos de arena y limo. Esta última situación puede referir a cambios
estacionales en la forma de ocupar ciertos recintos o bien a hiatos de abandono entre
niveles ocupacionales. No podemos omitir que a consecuencia de la explotación de los
recursos de la Pampa, entre los que predomina la recolección de vainas de algarrobo, los
restos vegetales se convierten en un componente altamente representado como inclusiones
en el sedimento.
Los estratos muestran en forma mayoritaria una compactación suelta, situándose en niveles
inferiores, intermedios y superficiales. En menor proporción aparecen estratos compactos y
semicompactos en porcentajes similares, tendiendo a presentarse al interior de ciertos
recintos en forma recurrente, y en general hacia los niveles inferiores. No olvidemos que el
calcáreo sobre el que se construyó el asentamiento es compacto, contribuyendo a endurecer
ciertos estratos depositados sobre éste.
El color de los sedimentos varía entre marrón y gris, presentando variadas tonalidades
según la presencia de carbón, ceniza o componente vegetal. Este último contribuye a teñir
los sedimentos de color marrón claro por la alta concentración de semillas y vainas de
algarrobo así como maíz. Usualmente, la arena entrega la coloración gris y el limo la
coloración marrón al sedimento, aunque también encontramos arenas que por el alto
contenido vegetal entran en el rango de las tonalidades marrón.
La profundidad de las cuadrículas nos entrega una media de 58 cm., reflejo de depósitos
potentes que alcanzan un máximo de 110 cm. de profundidad, mientras el mínimo fue de 14
cm. En este asentamiento identificamos tres factores que convergen en la formación de los
depósitos profundos. Por la excelente conservación, los abundantes restos vegetales van
conformando capas densas que no se reducen por descomposición. Segundo, la existencia
de pozos o silos subterráneos reutilizados como basureros al interior del ámbito residencial,
permite que en recintos donde el depósito ronda los 60 cm., se alcance profundidades
mucho mayores por la continuación de estratos subterráneos. Finalmente, la arena traída
por el viento forma grandes acumulaciones sobre los depósitos ocupacionales.
Diversas funcionalidades se registran a lo largo de las secuencias estratigráficas de los trece
recintos excavados. Algunos casos presentan cambios a lo largo de la secuencia y en otros
ésta es estable en independencia a la presencia de una o más ocupaciones. Por ejemplo, se
registraron espacios utilizados como áreas residenciales, de cocina, basurales, corrales,
espacios públicos o silos de almacenaje, reflejando la complejidad del sitio tanto en
distintos momentos sincrónicos como a lo largo del tiempo.
- 36 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Según los cambios del comportamiento estratigráfico y las características de los materiales
culturales recuperados, definimos una secuencia general que busca explicar mejor la
estratigrafía general del sitio.
Estrato Postocupacional. Actualmente el asentamiento está cubierto por un estrato
extendido de arena de origen eólico, color gris y compactación suelta. Este nivel contiene
gran cantidad de material prehispánico, destacando la cerámica que gracias a su resistencia
y peso ha resistido el deterioro generado por la intemperización que afectó en mayor
medida a las demás materialidades. Las evidencias superficiales abarcan un amplio rango
temporal que va desde materiales prehispánicos formativos hasta el presente, incluyendo las
reocupaciones históricas señaladas por Lautaro Núñez (1979). Asimismo, es posible
apreciar el continuo deterioro de los paramentos de los recintos que contribuyen a sellar los
depósitos arqueológicos. Uno de los últimos eventos contenidos en este estrato es la
construcción de un precario sendero subactual en el sector nororiental erigido por los
pobladores de las localidades aledañas.
Estratos superiores. Esta categoría agrupa un conjunto de evidencias del proceso de
abandono del asentamiento, marcado por el desplome de techumbres y paramentos, que
cubrieron estratos prehispánicos sellándolos y mezclándose en parte con los mismos. Esta
situación se observa en diversos recintos a pesar de las prácticas de curaduría que han
afectado al sitio, como remoción de vigas de techumbre y pilares de muros. Este abandono
no está exento de evidencias conspicuas como depósitos de facto que reflejan un abandono
repentino por la presencia de alimentos y artefactos con vida útil remanente al interior de
las viviendas.
Estratos intermedios. Corresponden a un conjunto de estratos que dan cuenta de las
ocupaciones bajo el sello antes mencionado. Se incluyen contextos con cerámicas del
período Intermedio Tardío y Formativo Tardío, pertenecientes a las ocupaciones más
potentes del asentamiento. Regularmente se encontraron ambos conjuntos cerámicos
combinados, siendo reflejo de procesos de formación de sitio no evidentes, que mezclaron
componentes temporalmente distintos. Este conjunto de estratos combina una amplia
diversidad de ocupaciones y contextos que serán pormenorizados más adelante.
Estratos Inferiores. Refieren a la ocupación inicial del asentamiento sin considerarse la
base calcárea. En algunos casos dicha ocupación es contemporánea a la construcción de los
paramentos del recinto, pero también se encontraron estructuras que fueron construidas
sobre espacios anteriormente utilizados. Esta situación es comprensible atendiendo al
contexto de un asentamiento intensamente ocupado, pero que fue creciendo a lo largo del
tiempo a través de una secuencia ocupacional que se inicia en pleno período Formativo
(Núñez 1979, 1982; True 1980).
Al estudiar este sitio no hay espacio a la duda sobre la profundidad temporal de su
ocupación. Para comprenderla es fundamental pensar hacer una lectura que combine la
mirada diacrónica que permiten las excavaciones con una interpretación de estas evidencias
en un sentido horizontal. De esta manera, es posible comprender de mejor forma la historia
ocupacional de uno de los asentamientos de mayor envergadura del complejo Pica
Tarapacá.
Las ocupaciones más intensas se presentan en distintas posiciones estratigráficas. Haciendo
un cruce entre esta información y la ubicación de los recintos en distintos conglomerados,
- 37 -
Pablo Méndez-Quirós A.
conseguimos generar un modelo de ocupación del sitio que requiere ser contrastado más
adelante con las evidencia materiales recuperadas.
Recinto Estratos Posición
7 5y6 Inferior
280 4 Inferior
298 7 Inferior
314 4y5 Inferior
357 3 Intermedio
468 3 Intermedio
516 3 y 5 Intermedio
526 3 Intermedio
126 1y2 Superior
168 2 Superior
593 1 Superior
600 1y2 Superior
Tabla 8: Posición de estratos con ocupación más intensa en Caserones–1.
El conglomerado 1, donde excavamos el recinto 7, presenta la ocupación más intensa en un
momento temprano, presumiblemente formativo. Si suponemos que la única estructura
excavada es representativa del conglomerado, podemos plantear que ésta es más temprana
en relación a los otros; o bien, si se confirma la coexistencia con los demás conglomerados,
tuvo un lugar central en las dinámicas sociales durante la consolidación de los espacios
públicos ubicados en el centro del sitio. En efecto, los otros que presentan la ocupación más
intensa en los estratos inferiores son justamente el recinto 314 (plaza cuadrangular), 280
(silo de mayor tamaño del sitio) y 298 (habitacional). Por lo tanto, éstos nos permiten
caracterizar este primer momento de intensa actividad y constitución del conglomerado 1 y
del conglomerado 3A, donde se presenta el patrón de mayor aglutinamiento de estructuras
en todo el sitio. Estos cuatro pertenecen a rangos de tamaño diferente y funcionalmente
cubrieron necesidades diversas como residencia, almacenaje y reunión. No sabemos si
todavía se construyó el muro perimetral, pero da la impresión que en el sector Sur del
asentamiento todavía no se edificaban recintos habitacionales pese a que dicho espacio fue
ocupado para otras actividades.
El conglomerado 3B, reúne a los recintos con ocupaciones de los estratos intermedios (357,
468 y 516), sumándose el 526 que es parte del conglomerado 3C, ubicándose en el mero
límite de ambos. Por lo tanto, con posterioridad al auge sostenido durante un primer
momento, deviene un nuevo orden donde se populariza la ocupación del sector 3B,
extendiéndose transversalmente hacia el este y oeste como resultado de este nuevo auge,
edificándose estructuras hasta los lindes definidos por el muro perimetral.
Los momentos finales de ocupación del asentamiento quedaron particularmente registrados
en los recintos 126, 168, 593 y 600, donde las ocupaciones de mayor intensidad se ubican
en los estratos superiores de la secuencia. Este sector corresponde a un espacio previamente
periférico que logra concentrar intervenciones de gran intensidad antes del abandono del
sitio. En consecuencia, el conglomerado 2, el muro perimetral y el conglomerado 3C son
los protagonistas de este último momento, alcanzándose un último auge ocupacional del
asentamiento 12 . Llama la atención que la única estructura excavada del muro perimetral
presente su ocupación más intensa en los niveles superiores. Esta situación puede
- 38 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 39 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Lámina 5. Dibujo de perfil recinto 516. Se observan dos ocupaciones (estratos 6 y 3) intercaladas por
el desplome de techumbre (estrato 5) y cubiertas por derrumbe (estratos 1 y 2). Además hay un sello barroso
en capa 4.
El otro recinto que comparte estas característica es el 298, con tres niveles ocupacionales
intercalados por un hiato y evidencias de techumbre. Sobre los últimos depósitos
ocupacionales se cubre la superficie del recinto con bloques de derrumbe y sedimentos
postocupacionales que sellan la estratigrafía. En este último, fue posible dar cuenta de uno
de los tres pozos-silos hallados en las excavaciones.
Justamente, los recintos 7 y 526, que presentan los otros casos de pozos-silos, tienen la
particularidad de contener hacia la base de su estratigrafía dos momentos ocupacionales
sucesivos sin estar separados por sellos que los segreguen. La primera de éstas es
contemporánea a la construcción de los paramentos y a la utilización y clausura de los
pozos con basuras secundarias. En ambos casos, aparecen sellos hacia los niveles
superiores correspondientes a derrumbes, así como techumbre y derrumbe en el 7.
El último conjunto, está compuesto por dos casos donde se determinó que la construcción
de los paramentos es posterior a la formación del primer estrato ocupacional. Esta situación
ocurre en las unidades 280 y 468. Si bien ambos pertenecen a categorías de recinto y
conglomerados diferentes, comparten este atributo vislumbrándose los procesos de
expansión constructiva del asentamiento. En ambos, luego de las ocupaciones previa y
contemporánea a la edificación de los paramentos, se produjo una desocupación
momentánea que permitió el ingreso de bloques de derrumbe que segregan ambos
momentos más tempranos de una ocupación final que nuevamente es cubierta por
derrumbes con posterioridad al abandono.
- 40 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
5.4. Camiña–1
En Camiña–1 se excavaron 17 recintos de un total de 588, lográndose una muestra del 2,8
% del sitio. Como resultado de los trabajos sistemáticos desarrollados en el sitio se
rescataron 115 estratos y 17 rasgos permitiéndonos desarrollar el presente análisis sobre la
base de 132 unidades estratigráficas.
Recintos 17
UE 132
Estratos 115
Rasgos 17
Tabla 9: Estadísticas generales de las excavaciones en Camiña–1.
Como resultado del análisis de la arquitectura del sitio, se definió la existencia de dos
sectores, Norte y Sur, separados por una vía de circulación construida en sentido este-oeste.
No obstante la coherencia y solidez de esta propuesta, para el análisis estratigráfico
subdividimos estas macro unidades para intentar observar particularidades que tengan
relevancia para comprender el funcionamiento al interior de cada uno de éstos.
Recinto Emplazamiento
52 Sur Bajo
61 Sur Bajo
119 Sur Bajo
126 Sur Bajo
139 Sur Alto
141 Sur Alto
200 Sur Alto
215 Sur Alto
221 Sur Alto
238 Cumbre
340 Norte A
352 Norte A
250 Norte B
281 Norte B
296 Norte B
308 Norte B
381 Norte C
Tabla 10: Recintos Excavados en Camiña–1 y su emplazamiento.
Emprendemos este desafío por las posibilidades que se abren al enfrentar uno de los
asentamientos más complejos de Pica Tarapacá. El criterio empleado para esta división
combina variables topográficas y la presencia de una de las principales vías de circulación
del sitio. Entonces, definimos un sector Sur bajo que incluye todas las estructuras del sector
ubicadas en cotas más bajas, estando separado del sector Sur alto por una vía principal de
circulación. El sector Norte fue separado definiéndose tres secciones: Norte Bajo (B)
incluye los recintos construidos sobre una porción del sitio con menor pendiente; mientras
que Norte Alto (A) corresponde a las estructuras construidas en un sector al oeste del
anterior, sobre una pendiente más pronunciada. Un tercer sector es Norte C, donde los
recintos presentan un patrón levemente más disperso que ocupan el extremo septentrional
- 41 -
Pablo Méndez-Quirós A.
del asentamiento. Junto a lo anterior, creímos pertinente aislar el sector de Cumbre por las
condiciones particulares que presenta respecto al asentamiento (Lámina 20).
5.4.1. Estratigrafía general del sitio
Por la extensión y complejidad topográfica del terreno, los sedimentos presentan la mayor
diversidad intra sitio de todo Pica Tarapacá. Pese a esta heterogeneidad interna, hay un
marcado predominio de limo arenoso en todos los sectores del sitio y en diferentes
posiciones de la secuencia estratigráfica. En proporción mucho menor aparece limo
arcilloso seguido por limo, caracterizando los depósitos de recintos específicos
pertenecientes al sector Sur alto y bajo respectivamente. A modo de inclusiones, aparece
gran diversidad de elementos ligados a la ocupación antrópica del asentamiento como a las
condiciones naturales del mismo. En forma recurrente se describe la presencia de rocas y
bloques de derrumbe o de terraplén; ceniza, carbón y componentes orgánicos completan el
conjunto de inclusiones antrópicas, sean intencionales o no intencionales; mientras que
entre las inclusiones naturales se cuenta principalmente gravilla y guijarros, interpretados
como componentes de la formación donde se edificó la aldea.
La compactación es una de las variables más esquivas en los diarios de campo de Camiña–
1. Sin embargo, entre los casos que describen esta variable, se presentan en igual
proporción los estratos compactos y sueltos, seguidos por los semicompactos en similar
cantidad. Por tanto, la compactación es una variable repartida en forma homogénea en el
sitio.
El color predominante es el marrón en diferentes tonalidades, y con una frecuencia muy
baja el gris. La escasa presencia de este último se explica por la ausencia de estratos de
arena que entrega esta coloración. Por la nula sistematicidad para describir esta variable, no
podemos observar que su comportamiento responda a alguna lógica ligada a la ocupación
de los recintos.
La media estadística de profundidad de los depósitos es de 48 cm., presentándose casos que
oscilan entre 12 y 83 cm., variando en forma correlativa al interior de cada sector definido.
Calculando la profundidad media en cada sector, queda en evidencia que en torno a la vía
de circulación que divide al sector Sur en dos, se encuentran dos de los depósitos más
potentes; conformando una interesante concentración que puede relacionarse con una
ocupación sostenida en el tiempo. Asimismo en la cumbre, el recinto excavado tiene
depósitos muy potentes, correspondiendo a la mayor profundidad sondeada en todo el sitio.
Considerando esta variable, toma sentido la división del sector Norte ya que la segregación
de recintos según emplazamiento va acompañada de un cambio notable en el
comportamiento estratigráfico. Mientras el sector Norte B presenta la media más elevada de
todo el sitio (52 cm.), los sectores Norte A y C presentan medias de 23 y 14 cm.
respectivamente; lo que nos habla de coeficientes de depositación muy diferentes en dichos
sectores. Es relevante agregar que el recinto 381 no presentó materiales culturales en la
excavación, salvo la presencia de un rasgo con carbón.
La funcionalidad de las unidades excavadas no se registró en forma sistemática en los
diarios de excavación, pero entre las menciones presentes se alude a ocupaciones
domésticas con basuras primarias y secundarias, espacios públicos (recinto 238) y
ceremoniales y (recinto 296), sumado a que fueron observadas en el sitio cistas empleadas
como tumbas y depósitos-bodega.
- 42 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 43 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Al analizar espacialmente los estratos con evidencias de la ocupación más intensa de cada
estructura, se observan ciertas recurrencias. Los recintos pertenecientes al sector Sur
contienen todos los casos ubicados hacia la base de las secuencias estratigráficas (recintos
141, 200 y 126). Considerando la subdivisión de los sectores antes propuesta, el sector Sur
alto y la Cumbre presentan esta ocupación en los estratos intermedios (recintos 139, 215,
221, 238). Todos los recintos del sector Norte, presentan este estrato en niveles superiores o
bien en superficie (recintos 250, 281, 296, 308, 352). Dos casos muestran dos momentos
separados a lo largo de la secuencia con ocupaciones intensas. Ambos son parte del sector
Sur alto y el segundo momento se aprecia en los niveles superiores, mientras que el anterior
puede estar en los estratos intermedios o cercanos a la base (139 y 141).
Observando estas evidencias, podemos comprender el cambio del asentamiento a lo largo
del tiempo. Claramente, el centro del sitio, articulado por la vía de circulación que divide el
sector Sur, los recintos alrededor de esta vía y la Cumbre, conforman el núcleo del
asentamiento. Esta evidencia se combina con la profundidad de los depósitos que,
coincidentemente, se sitúa en el mismo sector del sitio, permitiéndonos pensar un tipo de
crecimiento radial para este asentamiento jugando un papel central la plaza ubicada en la
cumbre del cerro isla.
Luego de constituirse el núcleo, terminó por consolidarse el sector Sur alto como una
ocupación afianzada en unidades previamente construidas. Posteriormente, la expansión del
sitio se produce hacia el sur construyéndose los recintos del sector Sur bajo que contienen
depósitos discretos con un solo estrato. Finalmente, se superan los límites del muro
divisorio y se empieza a ocupar en forma más intensa el sector Norte del asentamiento,
donde las ocupaciones más intensas se sitúan en estratos superiores. Posiblemente, dicho
sector contenga una ocupación dilatada en el tiempo pero que previamente no logró generar
depósitos con una alta diversidad artefactual, lo que sí sucede hacia el final de la ocupación
del asentamiento. No olvidemos que en el sector Norte alto se encuentran los depósitos con
una profundidad media más elevada, no obstante los más potentes estén en el núcleo.
Podemos pensar este comportamiento como consecuencia de cambios en las estrategias de
ocupación del sitio a lo largo del tiempo. Los resultados de los distintos analistas coinciden
en plantear que efectivamente en el sector Norte se sitúa una ocupación más temprana que
difiere del resto del sitio. Seguramente la ausencia de niveles profundos con alta diversidad
material en dicho sector responde a una ocupación menos intensa y más esporádica en el
tiempo a raíz de un patrón de residencia más móvil relacionado con un modo de vida más
vinculado al pastoralismo asociado a un énfasis en la recolección conectado con los
desarrollos de Pampa y Valles Bajos. En cambio, hacia tiempos más tardíos la agricultura
intensiva exige una estabilización de la residencia, convirtiéndose poco a poco el modo de
ocupar la aldea de Camiña–1 hacia formas más intensas y menos esporádicas que permiten
la generación de depósitos potentes y con gran diversidad material.
5.4.2. Recurrencias Estratigráficas e Historias Ocupacionales
Por lo extenso de las excavaciones desarrolladas y las limitaciones de espacio, en este caso
vamos a agrupar los casos para la descripción de sus historias ocupacionales. Un primer
grupo lo forman los recintos 52, 296, 308, 340, 352 y 381, que comparten la ausencia de
elementos como terraplén o derrumbe de muro. De los seis incluidos, cinco son parte del
sector Norte, donde las ocupaciones se emplazaron sobre la superficie natural del cerro,
depositándose uno o más estratos como resultado del empleo de las unidades
habitacionales. Todos se caracterizan por contener secuencias ocupacionales simples, sin
- 44 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 45 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 46 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
5.5. Nama–1
El Pucara de Nama es uno de los sitios trabajados con mayor cantidad de recintos,
presentando un patrón constructivo con baja densidad relativa. Como resultado de esto, la
aldea de Nama ocupa un amplio espacio con muchos vacíos en su interior, seleccionándose
unidades que representasen la diversidad arquitectónica y los sectores de Cumbre y Talud.
Entonces, se seleccionaron trece unidades correspondientes a un 2,2 % de un total de 588.
En el sondeo aparecieron 65 estratos y 15 rasgos que constituyen una muestra de 80
unidades estratigráficas.
Recintos 13
UE 80
Estratos 65
Rasgos 15
Tabla 12: Estadísticas generales de las excavaciones en Nama–1.
El sector de Talud contiene el 75% de los recintos del sitio, y en él se ubicaron once de las
unidades excavadas. El recinto 344 corresponde a una de las Chullpas ubicadas entre los
campos de cultivo, siendo la única unidad de excavación que no se ubica al interior de un
recinto. Por su parte, en la cumbre se excavaron dos, los que en suma permiten tener una
visión global del asentamiento.
Recintos Emplazamiento
42 Talud
67 Talud
158 Talud
183 Talud
192 Talud
251 Talud
276 Talud
287 Talud
302 Talud
338A Talud
344 Chullpa
363 Cumbre
443 Cumbre
Tabla 13: Recintos Excavados en Nama–1 y su emplazamiento.
5.5.1. Estratigrafía general del sitio
Al igual que en buena parte de los asentamientos del Complejo Pica Tarapacá, en Nama–1
el limo arenoso es el sedimento característico de los depósitos estratigráficos. El limo
también aparece solo y mezclado con arcilla. Las principales inclusiones son gravilla y
piedras provenientes de la composición natural del talud. En un solo recinto se menciona la
presencia de arena, pudiendo corresponder más a una diferencia de criterios que a una
composición particular de la unidad. No observamos ninguna asociación entre tipos de
sedimentos y momentos del asentamiento, por la homogeneidad que éstos presentan.
La compactación predominante es suelta y en menor frecuencia semicompacta, siendo
escasos los estratos compactos. Estos últimos están siempre ubicados hacia la base de la
estratigrafía y nunca en posiciones intermedias o superiores.
- 47 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Los depósitos son poco potentes, con profundidades que oscilan entre los 4 y 71 cm., con la
media estadística más baja junto a Jamajuga, alcanzando los 28 cm. Posiblemente incide la
pronunciada pendiente y el bajo aglutinamiento que limitan la formación de depósitos
profundos.
Sobre la posible funcionalidad de las unidades, no hay registro en los diarios de campo,
como tampoco disponemos de interpretaciones sobre las posibles ocupaciones presentes en
las secuencias estratigráficas.
La posición de la ocupación más intensa a través del sitio, no muestra algún ordenamiento
que nos permita dar más dinamismo a la comprensión del sitio. Estos estratos se ubican en
posiciones superiores, intermedias e inferiores en la zona de talud, mientras que en la
cumbre, las dos unidades contienen un solo estrato.
En cuanto al emplazamiento de los recintos excavados en los distintos sectores definidos
para el sitio, el único comportamiento que merece mención es que las unidades de cumbre
presentan depósitos con profundidades mínimas. En cambio, en la zona de talud se
excavaron depósitos diversos, con profundidades y comportamientos variados.
5.5.2. Recurrencias Estratigráficas e Historias Ocupacionales
Los recintos 363 y 443 –emplazados en la Cumbre– poseen estratigrafías simples, con un
promedio de 8 cm. de depósito y un único estrato que registra la ocupación desde su inicio
hasta el abandono. En este sector del sitio no aparecieron elementos estratigráficos de
interés.
En el sector de Talud, los recintos 42, 183, 251, 302 y 338A presentan secuencias
ocupacionales donde no es posible distinguir elementos como derrumbes, aterrazamientos,
hiatos o pisos. El número de estratos varía entre uno y cuatro, denotando una ocupación
más larga en el 251, sin que tengamos claridad si los contextos remiten a actividades
residenciales en asociación a tierra quemada por la antigua presencia de un fogón. Con
posterioridad al abandono, no se observan evidencias de derrumbe que hubieren sellado los
depósitos.
El recinto 67 presenta una interesante secuencia ocupacional donde se identificaron cinco
estratos depositados directamente sobre la ladera del cerro. Luego de una primera
ocupación, asociada a un rasgo no descrito y un fogón, se produjo un abandono
momentáneo que permitió la agregación de bloques de derrumbe a los depósitos, logrando
cubrirse el interior de la unidad. Dicho contexto que fue sellado por un derrumbe, entregó
una fecha cercana al año 1.270 d.C. Posteriormente, se produjo una reocupación que generó
un estrato con abundantes cenizas dispersas cubriendo el derrumbe. Finalmente, la unidad
es abandonada sin que volviera a cubrirse su interior.
Continuando con los recintos 158, 192 y 276, podemos ejemplificar con claridad la
ocupación contemporánea a la construcción del terraplén y edificación de los paramentos.
Si bien desde el exterior se observa que en la construcción de la mayoría de las estructuras
se recurrió a esta tecnología para disponer de espacios planos, en las excavaciones no
siempre es factible observarlo por la ubicación de la cuadrícula, la experticia del
arqueólogo y la claridad de la estratigrafía. Éstos tienen depósitos heterogéneos, con pocos
estratos en los dos segundos y con una estratigrafía más compleja en el primero,
presentándose cinco estratos y un fogón asociado a los estratos 3 y 4. Durante el abandono
sólo el recinto 192 se cubrió con bloques de derrumbe que sellaron los depósitos.
- 48 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Lámina 7. Dibujo de perfil (E) recinto 192. Es posible observar la presencia de claros niveles de
ocupación doméstica asociados a un fogón (estrato 3) que se depositó sobre un nivel de aterrazamiento (estrato 5).
Finalmente, es cubierto por derrumbes (estrato Sup.)
El recinto 287 es otro de los casos con depósitos que presentan una mayor diferenciación
de estratos a lo largo de la secuencia, incluyendo cinco rasgos como un hoyo de poste,
fogón, concentraciones de material y bolsones de sedimento. Pareciera que esta ocupación
tiene una extensión temporal importante, culminando en una fecha cercana a los 1.030 años
d.C.; manteniéndose la posibilidad de conseguir fechas más tempranas desde la base de la
secuencia.
Como ya anticipamos, el recinto 344 no corresponde a un espacio doméstico sino al
exterior de una de las chullpas situadas en los campos de cultivo. El resultado de las
excavaciones fue una sucesión de estratos que se inicia sobre un montículo artificial
construido bajo la chullpa.
- 49 -
Pablo Méndez-Quirós A.
7.6. Chusmiza
En Chusmiza, de un total de 147 recintos se excavaron cuatro, alcanzando una
representatividad del 2,7%. Como resultado de las excavaciones sondeamos 19 estratos y
un único rasgo, arrojando un total de veinte unidades estratigráficas que sirvieron de
muestra para el presente análisis.
Recintos 4
UE 20
Estratos 19
Rasgos 1
Tabla 14: Estadísticas generales de las excavaciones en Chusmiza.
Como reseñamos en la descripción del asentamiento, éste se emplaza sobre un cerro con
dos pequeñas cumbres gemelas que permiten definir dos sectores (NE y SW). Con la
intención de obtener una idea de los procesos sucedidos en ambos, se seleccionaron dos
recintos en cada sector (tabla 15). En el sector NE, las unidades excavadas son muy
cercanas a la plaza principal, conformando el segundo de los anillos concéntricos que se
disponen alrededor del espacio público.
De los recintos excavados en el sector SW, el 97 se ubica en una parte intermedia entre
ambas cumbres, en un área periférica a las dos concentraciones de estructuras. En cambio,
el 105 se ubica en un lugar privilegiado de la cumbre menor.
Recinto Emplazamiento
28 Sector NE
89 Sector NE
97 Sector SW
105 Sector SW
Tabla 15: Recintos Excavados en Chusmiza y su emplazamiento.
7.6.1. Estratigrafía general del sitio
Los depósitos del asentamiento se componen únicamente de limo, asociado tanto a los
niveles ocupacionales como post ocupacionales. La principal variación se presenta hacia la
base del cerro, donde aparecen gravas y piedras provenientes de la formación natural sobre
la que se construyó el asentamiento. La predominancia de limo se acompaña por un color
marrón propio de este sedimento. Al igual que en otros asentamientos, aparecen variaciones
en las tonalidades por la presencia de componentes orgánicos derivados de la ocupación
antrópica del espacio. Las veces que aparecen piedras y gravas lo hacen en la interfase entre
la estratigrafía cultural y los estratos naturales del cerro. La excepción de esta tendencia
viene dada por los bloques de derrumbe que en uno de los recintos aparece en los estratos
superiores, y en el único caso de aterrazamiento que incluye estos sedimentos cuyo origen
es antrópico e intencional.
La compactación predominante es compacta, apareciendo en estratos superiores,
intermedios e inferiores. En menor proporción se encontró estratos sueltos y
semicompactos en posiciones superficiales e intermedias.
La profundidad de los depósitos permite caracterizar al sitio como un asentamiento con una
ocupación moderada que no permitió la formación de una estratigrafía compleja. Las
profundidades oscilan entre 24 y 55 cm., con una media de 37 cm. Al igual que en
Jamajuga, la pendiente del sitio explica en parte de baja acumulación de sedimentos y
- 50 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 51 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Lámina 8. Dibujo de perfil (O) recinto 89, sitio Chusmiza. Se observa la densa capa de derrumbe
cubriendo y mezclándose con depósitos habitacionales (estratos 2 y 1).
En cambio, el recinto 89 corresponde a una ocupación sobre el cerro, logrando depositarse
tres estratos ocupaciones pertenecientes a un mismo momento (estrato 1, 2 y 3). A lo largo
de esta secuencia no se observan variaciones relevantes más allá de la presencia de un piso
ocupacional hacia los momentos finales en el estrato 1, perteneciente a un contexto de
basuras domésticas contemporáneo al abandono del asentamiento y la parición evidente de
bloques de derrumbe en los estratos 1 y 2.
Finalmente, el recinto 97 comienza a ser ocupado sin que se aprecie la formación de un
aterrazamiento intencional. El único nivel ocupacional es el estrato 2, quedando sellado por
el colapso de los paramentos registrados en los estratos 2 y 1, lo que fue interpretado como
sucesivos episodios de derrumbe, uno cercano al abandono y otro posterior.
- 52 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
7.7. Jamajuga
De un total de 135 recintos se decidió excavar cinco, correspondientes al 3,7% del total.
Como resultado, se obtuvieron 26 estratos y dos rasgos con un total de 28 unidades
estratigráficas que configuran la muestra utilizada en el presente análisis.
Recintos 5
UE 28
Estratos 26
Rasgos 2
Tabla 16: Estadísticas generales de las excavaciones en Jamajuga.
Las unidades seleccionadas cubren distintas partes del sitio sin que se haya definido la
existencia de sectores al interior del mismo. La principal diferencia arquitectónica relevante
se observa en la cumbre, donde se excavó el recinto 5A para comparar los espacios
habitacionales y públicos presentes en el asentamiento. Los recintos ubicados en las laderas
del cerro son el 39, 76, 85 y 87.
7.7.1. Estratigrafía general del sitio
El componente principal de los sedimentos presentes en los depósitos excavados
corresponde a limo. Éste se presenta mayoritariamente acompañado por maicillo o gravilla,
piedras y escasamente por arena. No se observan cambios que puedan correlacionarse con
los niveles ocupacionales o de abandono.
El color predominante es el marrón y sus tonalidades, seguido por gris que caracteriza los
depósitos de una de las unidades. La compactación más observada es suelta, seguida por
escasos estratos compactos y semicompactos en igual proporción. Los estratos más
compactados tienden a aparecer en niveles intermedios e inferiores encontrándose
agrupados en ciertos recintos.
Los depósitos excavados son poco potentes, con profundidades que varían entre los 10 y 50
cm., y una media de 28. Por consiguiente, las condiciones de depositación no propician la
formación de depósitos potentes, lo que se suma a una escasez general de materiales que
puede referir bien a una ocupación de corta extensión en el tiempo o a un modo de
ocupación durante momentos particulares en el año. Indudablemente la pendiente
pronunciada del asentamiento genera un aumento en la erosión producida por el arrastre
natural de materiales por efecto de la gravedad, explicando en parte la potencia de los
depósitos y la densidad de materiales recuperados.
En todas las cuadrículas se identificó una sola y clara ocupación que se sobrepuso al piso
natural del cerro o a un aterrazamiento. Funcionalmente, las actividades registradas en los
depósitos son de índole doméstica, como la preparación y consumo de alimentos con baja
frecuencia de restos óseos.
En términos generales la estratigrafía es muy simple. Un primer estrato postocupacional
cubre todo el asentamiento. Compuesto por sedimentos transportados por acción eólica,
contiene materiales culturales de arrastre y en algunos casos bloques de derrumbe. La
magnitud de este estrato es variable, expresándose como una delgada capa superficial o
abarcando parte importante de los depósitos.
El estrato ocupacional se sobrepone a la base del cerro o al aterrazamiento, siendo
contemporáneo a la construcción de los paramentos. Los sedimentos pueden contener un
mayor porcentaje de carbón o ceniza y materiales orgánicos generados por acción
- 53 -
Pablo Méndez-Quirós A.
antrópica. Por lo discreto de los depósitos y por no existir una clara diferenciación entre
diferentes estratos ocupacionales, para este sitio no integramos el análisis de la ocupación
más intensa por ser tautológico.
7.7.2. Recurrencias Estratigráficas e Historias Ocupacionales
En Jamajuga se encontraron muy pocas recurrencias estratigráficas por la escasez de
depósitos. En este contexto, los recintos 76 y 85 siguen la secuencia anteriormente
mencionada. En un primer momento, se inició una ocupación discreta sin que fuese
necesario construir un terraplén. Esta ocupación corresponde a una ocupación doméstica
con basuras primarias. Luego de una corta ocupación, estos recintos fueron abandonados,
permitiendo la formación paulatina del estrato postocupacional que contiene materiales de
arrastre en escasa cantidad.
Lámina 9. Dibujo de perfil (E) recinto 76. La base de la secuencia corresponde a momentos previos a
la construcción de los paramentos que se observan desde el estrato 3. Los estratos 1 y 2 son depósitos
postocupacionales que cubren los desechos domésticos.
El recinto 39 fue parte de la misma dinámica que los anteriores con la sola diferencia que,
con posterioridad al abandono, el derrumbe de los paramentos cubrió su superficie sellando
la ocupación sin utilizaciones posteriores.
Finalmente, el recinto 5A presenta una historia ocupacional un poco más compleja. Su
comportamiento estratigráfico es particularmente interesante por permitirnos identificar
modificaciones llevadas a cabo en la plaza. Durante el inicio de la ocupación se invirtió
cierta cantidad de trabajo para generar una superficie más plana en la cumbre y disponer así
de una mayor superficie para la reunión y celebración de festividades al interior del
asentamiento. El terraplén inferior corresponde al estrato 4, sobre el cual se desarrolló el
primer momento de la ocupación del sitio. El estrato 3 contiene interesantes evidencias de
ocupación, como eventos de quema y limpiezas de fogón y la posible presencia de un piso
preparado. Este momento fue cubierto por el estrato 2 que fue interpretado como un
abandono, con escasos materiales culturales y evidencias de derrumbe en planta.
Entendiendo que dicha interpretación es plausible, deja una sensación de inconsistencia.
Difícilmente podemos plantear un abandono y reocupación en la plaza si todos los demás
- 54 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
recintos presentan evidencias que a todas luces remiten a un único momento ocupacional.
Por lo tanto, más que un abandono con derrumbe de paramentos, el estrato 2 responde a una
modificación en la plaza que pudo conllevar un nuevo esfuerzo por nivelar el piso o bien
ampliar la superficie ocupable. Posteriormente, los últimos momentos de la ocupación
quedaron plasmados en el estrato 1, donde se depositaron más basuras primarias asociadas
a evidencias de combustión. El abandono de la plaza y posiblemente del sitio queda
marcado por una capa con rocas de derrumbe que termina por cubrir parte de la estructura
sellando los depósitos. Finalmente, el estrato superficial tapó dichos restos con materiales
de arrastre y sedimentos postocupacionales.
- 55 -
Pablo Méndez-Quirós A.
En forma preliminar, el asentamiento fue separado en dos sectores principales definidos por
la orientación de las laderas Norte y Sur, más el sector de Cumbre. La separación entre
ambas laderas está marcada actualmente por un corredor central que permite el acceso a la
cumbre desde el calvario que se encuentra a media altura del cerro isla hacia el sureste.
Siguiendo esta separación, los siete recintos excavados permitieron muestrear los distintos
sectores, enfatizándose en la ladera norte por congregar el mayor número y densidad de
unidades domésticas.
Recinto Emplazamiento
13 Cumbre
49 Sector Norte
106 Sector Norte
260 Sector Norte
317 Sector Norte
380 Sector Norte
499 Sector Sur
Tabla 18: Recintos Excavados en Pukar Qollu y su emplazamiento.
9.8.1. Estratigrafía general del sitio
Se observó un predominio de sedimentos de tipo limo y limo arenoso, presentes en forma
recurrente en los estratos intermedios e inferiores, a diferencia de los estratos superiores
donde se observa exclusivamente sedimentos de arena, ocasionalmente acompañada por
clastos o bloques producto del derrumbe de los paramentos. En términos generales, el limo
se correlaciona con los estratos correspondientes a los momentos de ocupación de los
recintos, mientras que los estratos de arena se vinculan con los momentos post
ocupacionales. Por su recurrencia, este comportamiento es una característica de los
asentamientos humanos emplazados en el Altiplano como producto del patrón de
depositación observado al interior de recintos habitados, quedando esta observación como
una hipótesis a contrastar en otros casos de estudio.
La compactación de los estratos es mayoritariamente suelta, observándose que algunos
recintos presentan sólo este tipo de compactación. Los estratos semicompactos tienen una
representación relativamente baja pero están presentes en la mitad de las unidades, mientras
que no se observan estratos compactos en todo el sitio. El color es el atributo más variable y
difícil de registrar, pese a lo cual fue se observó como tendencia general que los estratos
- 56 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 57 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Asumiendo que una mayor diversidad artefactual y ecofactual es reflejo de una ocupación
más intensa a lo largo de secuencia, logramos identificar los estratos con evidencias de una
ocupación humana más potente. De esta forma, agrupamos los recintos en tres conjuntos
según la posición en que se encontraba este momento. Por un lado, las unidades 13 y 260
presentan la ocupación más intensa en los estratos superficiales, explicándose en el primero
por gran utilización por parte de poblaciones etnográficas de dicho espacio.
Por otra parte, en los recintos 106, 317, 380 y 499 ésta aparece representada en los niveles
intermedios, encontrándose este clímax en uno o más estratos ubicados por debajo del nivel
superficial. Finalmente, el recinto 49 cuya función no está clara pero puede ser la parte
superior de una cista, es el único que presenta dos momentos con mayor intensidad
segregados por un estrato donde disminuyen las evidencias materiales, pudiendo vincularse
a un hiato o desuso a lo largo de la secuencia. Ambos momentos donde aumenta la
diversidad de materiales correspondería a los estratos 1 y 3, el último de los cuales se
depositó sobre una posible lápida de piedra que impidió continuar con la excavación pero
que podría contener nuevas evidencias más profundas.
Recinto Estratos Posición
106 1y2 Intermedia
317 1y2 Intermedia
380 1 Intermedia
499 1y2 Intermedia
49 1y3 Intermedia
13 Sup. Superficial
260 Sup., 1 y 2 Superficial
Tabla 19: Posición estratigráfica de estrato con mayor diversidad en hallazgos.
Por lo acotado de las excavaciones en el sitio, consideramos que no existen evidencias
materiales que permitan plantear que existen diferencias significativas entre los sectores del
sitio como ocurre en Camiña–1 y Caserones–1. Nuestra intención era poder plantear un
posible modelo de crecimiento del sitio como en aquellos sitios, pero en este caso es muy
nos fue muy difícil aunar los comportamientos de los recintos excavados, siendo cada uno
de estas secuencias propias, sin que respondan a un patrón evidente por sector.
9.8.2. Recurrencias Estratigráficas e Historias Ocupacionales
En las excavaciones de Pukar Qollu logramos identificar sellos estratigráficos en cinco de
los recintos, permitiéndonos extraer interesantes interpretaciones sobre la historia
ocupacional de los mismos.
En el recinto 13 es posible observar que en la cumbre, donde se ubica la plaza principal
que centraliza las actividades del asentamiento, se desplegaron esfuerzos tendientes a
generar una nivelación artificial para un mejor aprovechamiento de un espacio
eminentemente público, situación que se emparenta con lo observado en Jamajuga. Si bien
este recinto no corresponde a la plaza central, es una segunda plaza adosada a la principal y
que, en cierta medida, da cuenta de las actividades realizadas en el espacio mayor
adyacente (Recinto 2). Esta intención de generar un plano, forma parte del crecimiento del
asentamiento y de la necesidad de disponer de espacios públicos que sirvieran para
instancias de reunión como ceremonias y rituales. Esta intervención se observa tanto en el
Rasgo 2 como en el estrato 2 que lo contiene. Rocas y arena fueron los sedimentos
seleccionados para lograr nivelar este sector, los que se identificaron por presentar
- 58 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 59 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 60 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Lámina 10. Dibujo de perfil (N) recinto 380. Ejemplo de estratigrafía compleja presente en el
asentamiento. La presencia de una laja vertical determina la formación diferencial de depósitos a ambos lados. La
secuencia se inicia con un fogón extendido.
- 61 -
Pablo Méndez-Quirós A.
9. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Con los resultados expuestos, estamos en buen pie para aportar con nuevos argumentos que
contribuyan hacia una reevaluación del Complejo Pica Tarapacá desde los datos surgidos
con este ejercicio, la revisión de antecedentes y nuestro marco de referencia. Esta
información permite contrastar arqueológicamente modelos teóricos y etnohistóricos sobre
las dinámicas sociales ocurridas durante el período, pudiendo generarse un relato innovador
sobre la prehistoria de la zona ya que logramos alcanzar un nivel de resolución que permite
acercarnos a procesos sociales específicos en un conjunto de sitios representativo de
situaciones diversas en distintos pisos ecológicos de la región comprendida por el Complejo
Pica Tarapacá.
A su vez, la sistematización realizada sobre los contextos excavados es de utilidad para
contrastar los resultados alcanzados por lo distintos analistas en forma aislada, permitiendo
integrarlos a la historia ocupacional de los distintos recintos y sectores o conglomerados
arquitectónicos, otorgando una perspectiva más amplia a los resultados emanados desde
una cuadrícula particular. Algunos de los resultados llamativos de nuestro estudio fue la
identificación de parte de los procesos de construcción, utilización, abandono y
reutilización. Los sitios donde estas situaciones tuvieron mayor incidencia fueron Camiña–
1 y Caserones–1, no obstante pudimos identificar marginalmente alguno de estos aspectos
en los demás casos estudiados. Por consiguiente, uno de los potenciales destacables de esta
práctica profesional es la presentación de un conjunto de datos de primera mano que
revitalizan la discusión sobre el período Intermedio Tardío en el Norte Grande, siendo de
gran utilidad para el trabajo de los distintos analistas que abordan las materialidades
recuperadas.
Nos interesa plasmar algunas observaciones sobre la utilidad de las diferentes variables
empleadas en el registro de las excavaciones, contribuyendo así al mejoramiento de las
fichas de registro y alcanzar una sistematización más óptima de las excavaciones. Para esto
recogemos las potencialidades y errores observados a lo largo de dos años de aplicación de
la ficha de excavación creada como parte de esta práctica (ver anexos). A su vez, quisimos
plasmar toda esta experiencia en una ficha prototipo que condensa las variables empleadas
por nosotros y una serie de ítems que se hacía necesario incluir, para así contribuir al mejor
desempeño de las futuras investigaciones en la región. A continuación presentamos las
categorías incluidas en nuestra ficha prototipo para ser consultadas por nuevos proyectos de
investigación, pudiendo compararse con la ficha utilizada para esta investigación.
9.8. Preámbulo Metodológico
Para lograr un correcto registro de las excavaciones, es imprescindible utilizar una ficha
para cada unidad estratigráfica, debiendo separarse los rasgos en fichas independientes para
evitar que estas evidencias queden en una nebulosa de información por estar contenido en
un estrato y ser descritos junto a éste. Idealmente, la sistematización de esta información
debiera encargarse a una persona especialmente dedicada al registro, lográndose así
descripciones uniformes, posibles de comparar mutuamente y eliminándose las omisiones
de información relevante.
La descripción de la Matriz Sedimentológica es fundamental para el registro de la
excavación, teniendo gran utilidad durante el avance de la excavación y en el análisis
posterior. A las variables ya registradas como Sedimento, Color y Compactación, en la
nueva ficha de excavación propuesta, hemos agregado un ítem de Inclusiones que permite
- 62 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 63 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 64 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 65 -
Pablo Méndez-Quirós A.
ocupaciones más intensas hacia los estratos superiores a lo largo de la estratigrafía están
reflejando un cambio en la forma de habitar los asentamientos. Como ya mencionamos, es
riesgoso asociar este cambio a un momento específico sin un apoyo cronológico sólido, por
lo que nos limitamos a plantear que es altamente posible que con la edificación de las
estructuras actualmente observables en los sitios de Pisagua, el rango de actividades que
quedaron registradas en los depósitos arqueológicos sufrieron un aumento que está
relacionado con una ocupación más estable que bien puede relacionarse con un aumento en
el requerimiento de recursos desde el interior. Esto último bien puede relacionándose con
nuevas dinámicas sociales de integración regional que han sido claramente identificadas en
el cementerio C de Pisagua por Agüero (2007) y que en las excavaciones de los sitios
domésticos se observan gracias al ingreso de nuevos tipos cerámicos del interior o de las
subáreas de Valles Occidentales y Circumpuna.
En consecuencia, en la Costa observamos ocupaciones caracterizadas por sostener un gran
conservadurismo a lo largo del tiempo ligado a la explotación de recursos marinos, no
obstante se integren innovaciones culturales de acuerdo al mantenimiento de relaciones
particularmente intensas con poblaciones de Pampa y Valles Bajos. Este patrón se traduce,
entre otros elementos, en una homogeneidad estratigráfica producida por la continuidad de
las ocupaciones costeras, cuya movilidad vertical está representada por el intercambio de
productos marinos, agrícolas (Zea Mays, Prosopis sp., Lagenaria sp. y Phaseolus sp.) y
textiles que circularon en forma regular entre las localidades de Pisagua y el interior (Vidal
et al. 2004; Agüero 2007; González 2007). La recolección de recursos costeros y de
recursos pampinos junto a la agricultura de los Valles Bajos, respectivamente, delineó una
movilidad relativamente restringida por la confinación de estos recursos a espacios
acotados. No obstante, las fluctuaciones en la producción generaron oscilaciones en la
ocupación, lo cual se observa claramente en Caserones–1 por la alternancia de ocupaciones,
abandonos y reutilización de los espacios domésticos desde el período Formativo hasta el
Intermedio Tardío (80-250 años d.C. al 890-1.020 d.C.). De esta manera, la Costa junto a la
Pampa y Valles Bajos lograron constituirse como un ámbito tremendamente activo e
imbricado que forma del Complejo Pica Tarapacá en autonomía de las tierras altas. Los
tipos cerámicos encontrados son reflejo de esta situación al presentarse en porcentajes
ínfimos el componente altiplánico, mientras que la cerámica de tierras bajas presenta un
marcado predominio pese a su escasa cantidad.
9.9.2. Pampa y Valles Bajos
En el curso bajo de la quebrada de Tarapacá, se sitúa uno de los principales asentamientos
del Complejo Pica Tarapacá considerando su extensión, número de recintos y complejidad
interna. En este espacio se desarrollaron parte importante de los procesos sociales que
durante desde el Formativo hasta el Intermedio Tardío dieron vida al espacio entre Camiña
y el Loa. El centro de atención de nuestro estudio en este piso ecológico es uno de los
asentamientos más preminentes de las cuencas endorreicas que drenan sus aguas hacia la
Pampa del Tamarugal: Caserones–1.
Como ya hemos señalado, en un primer momento del Intermedio Tardío los mayores
contingentes de población se localizaban hacia el curso bajo de la quebrada de Tarapacá,
aprovechando los opíparos recursos derivados de la recolección del algarrobo, y
posteriormente, en el curso medio de la quebrada de Camiña, donde una alta densidad
poblacional obtenía su sustento gracias a una agricultura de tiempo completo, plenamente
consolidada y de gran escala (Uribe et al. 2007a; García 2006).
- 66 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Estas ocupaciones son contemporáneas a los estables grupos costeros que alcanzaron cierto
nivel de complejidad en Pisagua N. En este piso ecológico, la explotación de recursos de
recolección y un fuerte énfasis agrícola posterior permitió el desarrollo de complejos sitios
aldeanos que contenían alta diversidad funcional en su interior. En Caserones–1 como se
empieza a invertir mayor trabajo en la edificación de los recintos que se puede apreciar a
simple vista en la técnica constructiva de los paramentos, cuyo patrón incluye el uso de
muros dobles y dobles con relleno con empleo de argamasa, aparejo sedimentario e incluso
algunos revestimientos (Núñez 1982; Adán y Urbina 2006). En este sitio se encontraron los
únicos casos de pozos-silos entre los recintos excavados 14 . Por la dureza del estrato
calcáreo natural sobre el que se encuentra el sitio, el socavamiento de éstos debió significar
una importante inversión de trabajo en los recintos sumada a la elaboración de los
paramentos. El análogo funcional de estos pozos en las tierras altas lo constituyen las cistas,
profusamente representadas en los sitios de Quebradas Altas como Nama–1, Camiña–1,
Chusmiza, Jamajuga y Pukar Qollu .
Los asentamientos de este piso presentan alta diversidad interna incluyendo recintos con
depósitos culturales muy discretos y otros con estratigrafías que logran una profundidad de
hasta 110 cm. Como parte de esta diversidad, encontramos distintos elementos
estratigráficos de interés como desplome de techumbres, hiatos, derrumbes de paramentos y
niveles ocupacionales diversos que confluyen en la formación de atractivas secuencias
históricas en muchos de los recintos excavados.
En Caserones–1, los estratos inferiores de las secuencias estratigráficas arrojan fechas
RC14 entre los años 80 – 250 d.C. y 110 – 410 d.C. coincidentes con el pleno desarrollo del
período Formativo. Estos niveles presentan contextos con predominio de cerámica
formativa asociada a tipos del Intermedio Tardío, situación que no se entiende como el
resultado de una disturbación generalizada del sitio, ya que la estratigrafía no muestra
síntomas de remoción o de agentes que desplacen los materiales tardíos hacia niveles
inferiores. Por el contrario, mediante el estudio de la cerámica corroboramos que no se
observa una segregación entre los tipos formativos y tardíos, sino más bien existe una
mezcla entre ambos componentes que no se explica por factores postdepositaciones sino
por la continuación de una tradición formativa que sirve de base para la conformación del
Complejo Pica Tarapacá durante momentos iniciales del Intermedio Tardío (Uribe y Adán
2005; Uribe 2006; Uribe et al. 2007a). Regularmente se encontraron ambos conjuntos
cerámicos combinados, siendo reflejo de la continuación de una tradición formativa hacia
tiempos tardíos, permitiéndonos entender el paso de un período a otro considerando la
complejidad del fenómeno y superando visiones dicotómicas.
Se excavaron recintos donde la ocupación se inició con la edificación de los paramentos,
pero también dimos con otros que fueron edificados sobre depósitos que previamente
correspondían a espacios entre recintos o exteriores, permitiéndonos observar un
crecimiento paulatino y sectorizado del sitio. Como parte de esta larga secuencia
ocupacional encontramos reocupaciones con posterioridad a eventos de derrumbe o luego
de un lapso de tiempo que permitió la formación de hiatos donde la presencia de agua
formó una costra que luego fue cubierta por nuevas ocupaciones. Estos casos permitieron
dar cuenta de reutilizaciones de recintos, existiendo situaciones donde se mantuvo la
funcionalidad original como otros donde ésta cambió; permitiendo, por ejemplo, la
depositación de guano equino correspondiente a momentos históricos sobrepuestos a
contextos prehispánicos.
- 67 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 68 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 69 -
Pablo Méndez-Quirós A.
intensiva desarrollada en este sitio (García 2006) compelió a los antiguos camiñanos a tener
vínculos más estrechos con la tierra y un domicilio posiblemente más estable como ocurre
en poblaciones campesinas actuales, lo que explica alguno de los depósitos más potentes
que se diferencian del resto de los sitios quebradeños.
Si bien el sector Norte fue escenario de una ocupación inicial durante la fase Tarapacá,
dicho sector presenta su ocupación más intensa en estratos intermedios, siendo el sector
nuclear del sitio el que posiblemente concentró las actividades durante dicha fase. En este
sentido, no podemos ser taxativos sobre el ordenamiento temporal de los sectores,
entendiendo que dos dataciones son sólo una referencia general del sitio en ausencia de una
batería de fechas provenientes desde los distintos sectores y en diferentes profundidades. La
magnitud de estas reocupaciones no es comparable con la observada en Caserones–1,
entendiendo que por su menor extensión temporal la incidencia de estos eventos también es
menor y que dicho sitio fue habitado por lo menos durante mil años.
Para Camiña–1 planteamos que su funcionamiento se articuló en torno a un núcleo que se
ubica entre la cumbre del sitio y los recintos cercanos a la principal vía de circulación en el
sector Sur Alto, representado por los recintos excavados 119, 139 y 141, con estratigrafías
profundas y complejas. La presencia de una serie de paneles de arte rupestre en este sector
(Vilches y Cabello 2007) puede ser un indicador complementario sobre la importancia que
revistió el sector para el funcionamiento del sitio. Si efectivamente estos recintos
permitieron una integración al interior del asentamiento, creemos que sus secuencias
estratigráficas pueden utilizarse como posibles “secuencias maestras” del sitio si es que
efectivamente sus estratos iniciales arrojan fechas tempranas contemporáneas a la
conseguida para el sector norte.
En cuanto a Nama–1, Chusmiza y Jamajuga, sus estratigrafías son muy similares y se
emparentan con la observada en Camiña–1 por el tipo de sedimentos, uso de muros de
contención y terraplén para la edificación de los recintos y el tipo de derrumbe que sella los
estratos ocupacionales. Por el bajo número de unidades estratigráficas intervenidas en
Jamajuga y Chusmiza, es poco lo que alcanzamos a apreciar sobre su funcionamiento intra
sitio. La principal diferencia entre dichos casos es la ocupación en los espacios públicos de
cumbre y el tipo de depositación predominante en cada uno de éstos. Mientras en Jamajuga
encontramos un depósito breve pero interesante, es posible apreciar una modificación
intencional de la cumbre posiblemente para allanar la superficie o bien para hacerla más
extensa; en Nama–1, los dos recintos de cumbre contienen depósitos muy discretos que
puede interpretarse como una ocupación menos intensa de este espacio. Esto puede
entenderse por las diferencias de cada caso. Mientras Jamajuga es un sitio pequeño donde
se precisa poco tiempo para recorrerlo, en Nama–1 las distancias internas son mayores,
pudiendo ser ésta una limitante para un uso generalizado de la cumbre.
Exceptuando el caso de Camiña–1, en el resto de los sitios de este piso ecológico, es difícil
proponer diferencias temporales entre sectores al interior de los asentamientos, por lo breve
de los depósitos y la distribución homogénea de los estratos con evidencias de actividades
más intensas. Por su parte, la historias ocupacionales son bastante simples reflejándose en
los sencillos depósitos excavados. Los elementos estratigráficos más recurrentes son los
aterrazamientos y derrumbes, sin que se encontraran casos como en Camiña–1 donde el
aterrazamiento se superponga a una ocupación previa. El caso sobresaliente entre estos
sitios es Nama–1, donde hay incidencia de reocupaciones pero en baja frecuencia,
observándose sólo en dos recintos que, coincidentemente, presentan depósitos más
- 70 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
profundos que la media del sitio. Por el tipo de información disponible, no pudimos
desplegar una lectura de los datos que permitiera generar una noción sobre la historia
ocupacional de los recintos o algún modelo que explique el comportamiento del
asentamiento en forma más precisa.
Comparativamente, da la impresión que las ocupaciones más breves entre los distintos
pisos ocupacionales se encuentran en las Quebradas Altas, noción que se apoya en la baja
intensidad de los depósitos y el bajo número de unidades estratigráficas por recinto. En
Chusmiza, posiblemente se verificó una ocupación más extensa a lo largo del tiempo que
en los otros sitios, acorde con la presencia de mayores frecuencias de materiales culturales.
No hay que olvidar que nuestra muestra de estudio en el ámbito de tierras altas se encuentra
afectada a una mayor erosión producida por la pendiente natural de los espacios donde se
construyeron los asentamientos, por lo que es esperable encontrarnos con depósitos
relativamente menos potentes y con menor frecuencia de materiales por la acción de la
gravedad que envía los materiales y sedimentos cuesta abajo. Además, el aumento en el
nivel de precipitaciones afecta las condiciones de conservación, debiendo ponderarse esta
variable a la hora de desplegar comparaciones entre asentamientos situados en ambientes
diferentes.
En síntesis, las Quebradas Altas conformaron otro ámbito que articuló al Complejo Pica
Tarapacá con posterioridad al 1.200 d.C. En dicho contexto Camiña–1 sirvió como vínculo
con los momentos previos al sostener una ocupación inclusiva de ambas fases, mostrando
entre ambas interesantes cambios en la relación con los recursos y con los demás
asentamientos de la región (González 2006, Valenzuela 2007, Uribe et al. 2007a), y
convirtiéndose en un importante referente tarapaqueño hacia la segunda mitad del período.
Aquí se produjo una primera ocupación relacionada con la Pampa y Valles Bajos, siendo
más ligera que la posterior por no tener desarrollada todavía una orientación agrícola
intensa. Esto ocurrirá posteriormente y en el contexto de una mayor interacción con Nama–
1, Chusmiza, Jamajuga y Pukar Qollu. En este espacio la utilización de aterrazamientos
pasa a ser un recurso conspicuo en la construcción de espacios domésticos y de eras
agrícolas. Sin duda el manejo de ganadería camélida por parte de poblaciones serranas
ayudó al fortalecimiento de las relaciones con el Altiplano, espacio que es propicio para la
concentración de estas actividades gracias a su riqueza en forraje. Esta actividad debió
potenciar una ocupación estacional de los sitios quebradeños, cuya ocupación posiblemente
se concentró en los meses de frío cuando empeoran las condiciones de habitabilidad sobre
los 4.000 metros de altitud.
9.9.4. Altiplano
El único sitio excavado en este piso sostuvo una ocupación intensa, con alta densidad
poblacional y una intensa actividad productiva en función de los recursos agroganaderos
disponibles en el entorno. Nuevamente la diversidad al interior del asentamiento es notable,
encontrándose contextos pertenecientes a la amplia gama de actividades desplegadas en su
interior como espacios residenciales, de almacenaje, espacios públicos y posiblemente
funerarios.
Pukar Qollu guarda ciertas semejanzas con Camiña–1 por su tamaño, patrón constructivo y
fundamentalmente por la disposición general del asentamiento donde se aprecia la
conformación de dos sectores separados por una vía de circulación. Por corresponder a un
pukara, además observamos similitudes con los asentamientos quebradeños. Si bien no es
evidente la presencia de un muro perimetral, la incidencia de terraplenes para la
- 71 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 72 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
Así también, con los aterrazamientos se logró construir extensos andenes y terrazas de
cultivo conspicuos de los cursos medios y alto de quebrada, alcanzando su máximo
desarrollo y potencialidades en las Quebradas Altas tarapaqueña. Lamentablemente estas
evidencias se han mantenido al margen de los trabajos sistemáticos en la región,
encontrándose simples menciones en publicaciones de colegas por su asociación a sitios
habitacionales, sin que siquiera se hayan establecido las dimensiones que alcanzaron estos
campos de cultivo (Méndez-Quirós en prensa).
Finalmente, Pukar Qollu constituye el tercer y último núcleo de población y actividad,
permitiéndonos caracterizar un piso ecológico donde las interconexiones con el altiplano
circundante se desarrollaron en forma fluida. Nuevamente nos encontramos con depósitos
potentes pero que no alcanzan la magnitud de la Costa y Pampa por la mayor
descomposición que reduce el volumen de los estratos. Aquí el intenso pastoreo se
complementa por una agricultura de altura por secano que se sirve de las aguas lluvias
estivales para una producción estacional. La combinación de ambas actividades generó una
multiplicidad de roles entre unidades familiares abocadas a la agricultura y otras al
pastoreo, existiendo una combinación de alta y baja movilidad en el seno de una sociedad
que alcanzó altos niveles de complejidad social. La cerámica recuperada combina tipos
altiplánicos predominantes con un componente tarapaqueño importante, confirmando la
articulación de este ámbito con el resto de Pica Tarapacá. Este nuevo patrón se fortalece
con certeza entre el 1.020 y 1.260 d.C., y está operando en forma complementaria con
Camiña–1, asentamiento con el que sin duda existieron relaciones muy cercanas
relacionada con poblaciones emparentadas y sistemas ceremoniales complementarios que
nutrieron un calendario de festividades a lo largo del año articulado con el ir y venir de
pastores en busca de espacios de pastoreo y de condiciones estacionales propicias tanta para
sus tropas de animales como para ellos mismos.
9.10. Palabras Finales
Gracias al conjunto de fechados disponibles, podemos establecer algunas observaciones
temporales del Complejo Pica Tarapacá con el fin de agregar mayor dinámica a la
explicación de un extenso período de la prehistoria tardía del Norte Grande. No cabe duda
que la batería de fechados disponible es pequeña para la formulación de una secuencia fina
más sólida. Idealmente para darle mayor contenido temporal a nuestro análisis sería ideal
disponer de fechados diversos provenientes desde varios recintos y en uno de esos tener una
columna de fechados que sirviera como eje vertebral de la historia ocupacional del
asentamiento, expectativas que son difícil de satisfacer por los recursos limitados existentes
y por los diversos sitios trabajados, entre los cuales deben distribuirse los esfuerzos en pos
de un entendimiento regional del complejo Pica Tarapacá. Dejando de lado esta situación
hipotética, nuestros medios nos permiten dirigir los esfuerzos en conseguir fechar el inicio
y término de las ocupaciones de cada asentamiento por lo que nuestro planteamiento de las
historias ocupacionales, de momento, deberá mantenerse al nivel de generalidad planteado.
Las fechas obtenidas son coherentes con la reformulación general que durante las últimas
investigaciones se ha venido dando para el complejo Pica Tarapacá (Uribe 2006; Adán et
al. 2007b). En lo referente a nuestro problema de investigación, varios son los fechados que
ahora se disponen para los sitios habitacionales de la costa, los que coinciden en forma
consistente con la ocupación durante el Intermedio Tardío, obteniéndose un total de 7
fechas entre los años 960 y 1.470 d.C. exceptuando una que entrega un resultado anómalo
(Tabla 22).
- 73 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 74 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 75 -
Pablo Méndez-Quirós A.
Para concluir, queremos plantear algunas ideas sobre la relación entre el patrón de
asentamientos observado y la sociedad que les dio forma y sentido, el Complejo Pica
Tarapacá. Hemos presentado nuestros resultados en forma minuciosa y sistemática sobre el
comportamiento estratigráfico de todos los sitios trabajados a lo largo de cuatro años de
investigación. Luego hemos destacado la presencia de recurrencias estratigráficas y cómo a
través de éstas logramos acercarnos en forma más específica a los grupos que poblaron la
región durante cierto período en la prehistoria. Pero nos falta todavía generar una reflexión
de la sociedad tarapaqueña en su conjunto, completar el ejercicio analítico con una síntesis
explicativa para así cerrar el círculo de la reflexión científica que hemos intentado ejercitar
con mayor o menor éxito durante esta investigación.
Los patrones de asentamiento son la expresión empírica de un sistema abstracto de
asentamiento que corresponde a la forma más adecuada de relacionarse con un medio
ambiente específico por parte de un grupo humano en particular. Por lo tanto, mediante el
estudio de los asentamientos y la identificación de un patrón, estamos en buen pie para
entender dicho sistema abstracto y por ende a la sociedad que lo generó. En este caso, al
plantear que los tarapaqueños del Intermedio Tardío son los herederos de una fuerte
tradición Formativa que luego se combina o recibe un importante influjo altiplánico que se
plasma en las ocupaciones de las Quebradas Altas, estamos hablando de la forma en que
una cultura logra, mediante la innovación, adaptarse a espacios que anteriormente no eran
vistos como productivos, o bien, no se tenían los conocimientos para su utilización efectiva
permitiendo el mantenimiento de un grupo humano. En este cambio cultural están
imbricadas tanto la innovación en las tecnologías productivas como resultado del estrecho
vínculo con una forma de vida que empieza a mutar por los cambiantes requerimientos de
una sociedad, así como por la llegada de agentes externos que ya poseen los conocimientos
para ocupar en forma efectiva espacios que otro grupo aún no logra incluir en su ámbito
cotidiano. De esta manera, al referirnos al cambio en el patrón de asentamientos de una fase
a otra, a la aparición de poblados en las Quebradas Altas y de un conjunto de
conocimientos entre los que destaca el manejo de la técnica de aterrazamiento para usos
domésticos y agrícolas, estamos hablando sobre un cambio radical en la propia sociedad
tarapaqueña; todo esto significa una apertura mucho mayor ya que al ocuparse la franja de
Quebradas Altas en forma intensa se produce una mayor cercanía con otros grupos que
también están utilizando este espacio como los de los Valles Occidentales, con quienes se
empiezan a observar un nexo inédito a lo menos desde la arquitectura (Adán y Urbina
2006).
Como parte de esta apertura, se produce la radicalización de la complejidad social (Uribe
2006) al interior del complejo por el surgimiento de respuestas y cánones culturales propios
de los distintos cursos existentes en las Quebradas Altas y que se expresan en una mayor
diversidad cultural interna. Esto último es fácilmente aprehensible a través del análisis de
distintas materialidades como los bienes de prestigio (Valenzuela 2007), y especialmente a
través del arte rupestre (Vilches y Cabello 2007). Si bien se mantiene un repertorio
iconográfico común, existen componentes visuales que están operando como elementos
identitarios para diversos grupos locales (Vilches y Cabello 2007:14).
Volviendo a los asentamientos, la velocidad diferencial de los cambios ambientales en los
distintos pisos ecológicos pone a prueba en forma constante la capacidad adaptativa de cada
grupo humano. Considerando nuestra área de estudio en forma global, vemos que cada
espacio sostiene ritmos de cambio diferente por lo que los ajustes al interior de la sociedad
- 76 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 77 -
Pablo Méndez-Quirós A.
- 78 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 79 -
Pablo Méndez-Quirós A.
--- 1968. Subárea Loa-costa chilena desde Copiapó hasta Pisagua. En XXXVII Congreso
Internacional de Americanistas. Actas y Memorias Tomo II, pp.145-182. Buenos Aires.
--- 1971. Secuencia y cambio en los asentamientos humanos de la desembocadura del río
Loa en el Norte de Chile. Boletín de la Universidad de Chile 112: 3-25.
--- 1974. La agricultura prehispánica en los andes meridionales. Ediciones Orbe y
Universidad del Norte, Santiago.
--- 1979. Emergencia y sedentarización en la sociedad tarapaqueña: riqueza y pobreza en
una quebrada del norte chileno. Atenea 439: 163-213.
--- 1982. Temprana emergencia del sedentarismo en el desierto chileno: Proyecto
Caserones. Chungara 9:80-122.
NÚÑEZ, L., V. ZLATAR y P. NÚÑEZ, 1975. Relaciones prehistóricas trasandinas entre el
N.O. Argentino y el Norte Chileno. Serie Documentos de Trabajo 6:1-24.
NÚÑEZ, P., 1983. Aldeas tarapaqueñas, notas y comentarios. Chungara 10: 29-37.
--- 1984. La antigua aldea de San Lorenzo de Tarapacá, Norte de Chile. Chungara 14: 53-
66.
OAKLAND, A., 2000. Andean textiles from village and cemetery: Caserones in the
Tarapacá valley, northern Chile. En Beyond cloth and Cordage, Archaeological Textile
Research in the Americas, editado por P. Drooker y I. Webster, pp. 229-251. The
University of Utah Press, Salt Lake City.
PETERSON, C. y R. DRENNAN, 2005. Communities, settlements, sites, and surveys:
regional scale analysis of prehistoric human interaction. American Antiquity 70(1): 2-30.
PIMENTEL, G. Y P. DE SOUZA, 2007. Redes viales del período formativo en el desierto
absoluto de la depresión intermedia (2a región, Chile). Manuscrito en posesión de los
autores.
RENFREW, C., y P. BAHN. 1998 [2001]. Arqueología: Teorías Métodos y Practica.
Ediciones Akal.
RETAMAL, R., y A. PACHECO, 2006. Perfil bioantropológico de la colección Pica 8:
paleopatología y modos de vida. Ponencia presentada en el XVII Congreso Nacional de
Arqueología Chilena. Universidad Austral de Chile, Valdivia.
ROSKAMS, S., 2003. Teoría y Práctica de la Excavación. Crítica, Barcelona.
SANHUEZA, J., 1981. Antecedentes preliminares y dos fechados radiocarbónicos del sitio
“Pukar Qollu” o “Pucara de Isluga” (ILG-2). Altiplano de Iquique, Primera Región. Norte
de Chile. Documentos de Trabajo 8:32-41.
--- 1985. Poblaciones tardías en la playa “Los Verdes” costa sur de Iquique, I Región-Chile.
Chungara 14: 45-60.
--- 2006. Ocupaciones del periodo Intermedio Tardío del altiplano de Isluga, Región de
Tarapacá. Ponencia presentada en el XVII Congreso Nacional de Arqueología Chilena.
Universidad Austral de Chile, Valdivia.
SANHUEZA, J. y O., OLMOS 1981. Usamaya I, Cementerio indígena en Isluga Altiplano
de Iquique, I Región-Chile. Chungara 8: 169-207.
SCHIAPACASSE, V., V. CASTRO y H. NIEMEYER, 1989. Los desarrollos regionales en
el Norte Grande. En Culturas de Chile. Prehistoria, editado por J. Hidalgo, V.
- 80 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
- 81 -
Pablo Méndez-Quirós A.
11. CRÉDITOS
- 82 -
Asentamiento y Estratigrafía del Complejo Pica Tarapacá
1
Beta – 210435
2 Cams – 10320
3 Beta – 210442
4 Beta – 210441
5 Beta – 210436
6 Beta – 210437
7 Beta – 220920
8 Beta – 220918
9 Gak – 8373
10 Gak – 8372
11 Beta – 227581 y Beta – 227580
12 Excluimos de este análisis al recinto 247 para evitar distorsiones, por no presentarse en este alguna
predominancia clara y contextos exiguos.
13 Se excluyen los recintos 340 y 381 por la baja frecuencia de materiales que distorsionarían el presente
análisis.
14 En la quebrada existen reportes de estos pozos en el sitio Tarapacá Viejo (Tr-49) (Núñez 1984). Por su
parte, En Guatacondo–1 se encontraron hasta siete silos de almacenaje al interior de los recintos, excavados
bajo la superficie pero adosándose una sobreestructura en forma de cúpula hecha con adobes cilíndricos
(Mostny 1970). Posteriormente, con las investigaciones de Meighan se volvieron a encontrar estos “floor
storage bins”, identificándose el mismo patrón de pozos silos que en Caserones–1 como el más representado
en sus excavaciones entre 3 tipos definidos de pozos (Meighan 1980:109).
Vivar nos ofrece una reseña del contexto de utilización de estos pozos: “Sabiendo los indios de Atacama la
venida del general por aviso de los indios a que llaman caperuzones y de los de Guatacondor y de Pica
pusiéronse en armas y escondieron las comidas debajo de tierra, que es maíz y algarroba chica blanca y
chañares (…) y los que eran para la guerra tomaron sus armas ofensivas porque carecen de defensivas, que
son arcos y flechas, hicieron una fuerza en un cerro agrio, solo y apartado, al cual llaman los indios pucarán,
que quiere decir lugar colorado o sitio de sangre, y en esta fuerza metieron bastimento. (…) podían salir a
pelear con los cristianos, y estorbarles no recogiesen de la provisión que ellos tenían enterrada y escondida
cuando fuesen a buscar.” (Vivar 2001:55).
15 Estos fechados fueron recientemente calibrados usando el programa de Stuiver y Reimer, arrojando una
temprana fecha de 209-431 años d.C. (1.440 ±50 años AP) y 563-718 años d.C. (1.770 ±50 años AP).
- 83 -