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No había lugar para ellos en el

mesón
Como todos sabemos, estamos en una época del año muy especial para todos nosotros.
Digo esto porque en sólo unos días todos estaremos celebrando la Navidad. En pocos
días celebraremos la verdadera razón de la temporada, vamos a celebrar el nacimiento
de nuestro Señor Jesucristo.
Desafortunadamente hay muchas personas que a pesar de que dicen ser creyentes, se
niegan a celebrar esta fecha tan especial. Una de las razones por las que tantos se
niegan a celebrar esta fecha es porque dicen que la fecha exacta del nacimiento de
Jesucristo es desconocida, la otra razón es porque dicen que Dios prohíbe este tipo de
celebración. ¿Puede todo esto ser verdad? Pasemos ahora a la Palabra de Dios.
Lucas 2:1-7 – Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de
Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo
siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a
su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de
David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5 para ser
empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y
aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a
luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el mesón.

Como podemos ver, estos versículos tratan directamente con el nacimiento del Señor,
y estos mismos versículos son los que algunos usan como excusa para justificar su falta
de participación en esta celebración.

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Ahora bien, hay gente en este mundo que no participa de esta celebración debido a que
no creen en una deidad. Ellos simplemente no creen en Dios, y nosotros les conocemos
como agnósticos. Sin embargo, como acabo de decir, hay un gran número de cristianos
que no celebran la Navidad porque dicen que Cristo no nació el 25 de diciembre, es
decir, durante el invierno, y que los primeros versículos que hemos leído hoy sirven para
reafirmar esta creencia.

Digo esto porque aquí encontramos que se nos dice: “…Aconteció en aquellos días, que
se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese
empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban
todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era
de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada
con él, la cual estaba encinta…”

Ahora debemos preguntarnos: ¿qué significan estos versículos? Lo que vemos aquí es
que el emperador romano ordenó que se hiciera un censo, y en esos días, la persona
tenía que ir a la ciudad de sus antepasados y registrarse allí.

La mayoría, si no todos, los teólogos y eruditos de la Biblia coinciden en que este evento
no sería algo que el Imperio Romano hubiese ordenado durante los meses de invierno.
La razón principal es porque hacia finales de noviembre, los pastores reunían sus
rebaños y los guardaban para protegerles de las lluvias y el frío severo.
Sin embargo, en Lucas 2:8 encontramos que se nos dice: “…Había pastores en la
misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño…”, y
esto es algo que no habría tenido lugar durante los duros meses de invierno.
Además, el Señor en una de sus enseñanzas nos ofrece una indicación de lo severo
que son los meses de invierno en esa región. Fíjense bien en lo que dijo Jesús
en Marcos 13:18para que entiendan bien; el Señor dijo: “…Orad, pues, que vuestra
huida no sea en invierno…” Así que con estas pocas palabras el Señor nos da una clara
indicación de que el invierno no sería el momento ideal para viajar.

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La realidad de todo es que la fecha exacta del nacimiento de Cristo


es completamente desconocida.

Alrededor de 180 d.C Clemente de Alejandría escribió que algunos habían determinado
no sólo el año, sino también la fecha del nacimiento del Señor; sin embargo, algunas de
las fechas eran alrededor de la primavera [1].

En otras palabras, algunas de las posibles fechas previstas para el nacimiento del Señor
eran más o menos alrededor del tiempo en que el pueblo judío celebra la Pascua, ya
que este sería un momento cuando los pastores vivirían afuera con sus rebaños, y no
durante el duro invierno del mes de diciembre. Pero entonces ¿por qué celebramos la
Navidad en diciembre?

Existen dos razones. La primera razón es porque nadie sabía la fecha de exacta del
nacimiento de Cristo. La segunda razón fue porque la gente de esa época celebra el
culto pagano al dios del sol el 25 de diciembre, y para combatir la popularidad de este
culto, Constantino II decretó que la iglesia adoptara el 25 de diciembre como la fecha
para celebrar el nacimiento del Señor [2].

Y todo esto marca el comienzo de la controversia dogmática que existe entre el pueblo
de Dios. Sin embargo, si usted se encuentra incapaz de celebrar el nacimiento de
nuestro Señor debido a cualquiera de estas dos razones, hoy voy a darle la respuesta
para que pueda derrotar ambas razones. ¿Cómo podemos vencer estas dos razones
que parecen tan insuperables?

La respuesta es simple, y es algo que estoy, seguro de que muchos de ustedes ya han
descubierto. La respuesta es que la fecha no tiene importancia. La verdad del asunto es
que vivimos en un mundo corrupto y malvado, y esto a veces puede hacer que perdamos
de vista lo que realmente importa. Por lo tanto, tengamos siempre en cuenta que lo que
realmente importa no es la fecha, lo que realmente importa es el nacimiento de nuestro
Señor y Salvador.

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En realidad el nacimiento de nuestro Señor y Salvador debe ser algo que debemos
celebrar todos los días, ya que fue la fecha en la que Dios permitió que el único capaz
de redimirnos de nuestros pecados viniera a este mundo.
Esto es algo que está muy claro para todos en Hechos 4:12 cuando leemos: “…Y en
ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres,
en que podamos ser salvos…” Sin embargo, a la mayoría de las personas se les olvida
agradecerle a Dios todos los días el prefecto sacrificio de su Hijo en la cruz.
Al igual que el rey Herodes trató de matar al bebé, algo que se encuentra claramente
en Mateo 2:13 cuando leemos: “…Después que partieron ellos, he aquí un ángel del
Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye
a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes
buscará al niño para matarlo…,” el diablo está tratando de destruir esta fecha de
celebración.
El diablo está tratando de destruir la fecha en que la mayoría de los creyentes se reúnen
para celebrar el nacimiento del Rey de Reyes y Señor de Señores. Y es por eso que
necesitamos reflexionar profundamente sobre la manera en que pensamos acerca de la
Navidad.
Hay muchos que dicen que la Biblia prohíbe la celebración de cumpleaños, y que por lo
tanto, celebrar el cumpleaños de Jesús va en contra de la Biblia. Sin embargo, en todos
los años que he estado estudiando la Biblia, yo no he sido capaz de encontrar nada en
la ley, (Antiguo Testamento), o en el Nuevo Testamento, que prohíbe o condena la
celebración de cumpleaños. Y si Dios no condena la celebración de cumpleaños,
¿quiénes somos nosotros para hacerlo?
La verdad de todo es que cuando Jesús nació hubo una gran fiesta.
Esto es algo que está bastante claro en Lucas 2:9-14 cuando leemos: “…Y he aquí, se
les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron
gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran
gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño
envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el
ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 !!Gloria
a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!..” Creo
sin duda alguna, que esto describe una gran celebración en el día que nació el Señor.
Dile a la persona sentada a tu lado: todo el cielo alababa a Dios.
Y este tipo de celebración es exactamente lo que debe llevarse a cabo en el
hogar de cada creyente. En el hogar de los verdaderos creyentes las personas
no se reúnen para celebrar un ritual pagano, o una fiesta mundana, nos reunimos
para celebrar el nacimiento del Señor y darle gracias a Dios por su misericordia.
Ahora quiero centrarme en dos preguntas que creo que todo pastor ha escuchado
durante esta época del año. Número uno: ¿ofendemos a Dios cuando decoramos
nuestra casa con guirnaldas de lucecitas de Navidad? Número dos, ¿ofendemos a Dios
al colocar y decorar un árbol de Navidad en nuestro hogar? La respuesta a ambas
preguntas es NO. Vamos a examinar estas preguntas individualmente para que
entiendan bien porque conteste NO a ambas preguntas.
Pregunta número uno: ¿ofendemos a Dios cuando decoramos nuestra casa con
guirnaldas de lucecitas de Navidad? La respuesta es NO. Digo esto porque las luces
de Navidad en realidad sirven un propósito. ¿Para qué sirven? El primer propósito que
sirven es que nos identifican del resto del mundo.
Las luces de Navidad le deja saber al mundo que no nos avergonzamos de nuestro
Dios y creencias, y que celebramos la fecha del nacimiento de nuestro Señor con
alegría.
Por lo tanto, no permita que lo que los demás puedan pensar o decir acerca de usted le
detenga de decorar su casa, sino más bien recuerda lo que el Señor nos dice en Lucas
9:26cuando leemos: “…Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste
se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de
los santos ángeles…”
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Las luces de Navidad también tienen otros fines, sirven para recordarnos lo que el
Señor dijo en Juan 8:12 cuando leemos: “…Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy
la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida…” Y también lo que Él nos dice en Mateo 5:14cuando leemos: “…Vosotros sois la
luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder…”
No podemos ocultar quien somos, somos cristianos y debemos tratar
de que todo el mundo lo sepa.
Pregunta número dos: ¿ofendemos a Dios al colocar y decorar un árbol de Navidad
en nuestro hogar? Aunque un árbol no tiene nada que ver con el nacimiento de nuestro
Señor, la respuesta a esta pregunta es también un NO.
Sé que hay muchos que critican y condenan esta respuesta, y la mayoría de ellos lo
harán citando Jeremías 10:2-4 que dice: “…Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de
las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman.
3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron,
obra de manos de artífice con buril. 4 Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo
lo afirman para que no se mueva…”
A primera vista estos versículos parecen ser pruebas muy convincentes en contra de
tener y decorar un árbol de Navidad. Sin embargo, este no es el caso. Digo esto porque
cualquiera que vea esto como una razón para no tener y decorar un árbol de
Navidad es porque ha tomado este capítulo y estos versículos fuera de contexto (el
capítulo es acerca de Los falsos dioses y el Dios verdadero, y el Asolamiento de Judá).
Digo esto porque cuando tomamos el tiempo para examinar lo que el Señor nos está
diciendo aquí, no es difícil determinar que él no está hablando de un ornamento; Dios
estaba condenando la idolatría. Y te puedo decir que en todos mis años en el ministerio,
o incluso antes de unirme al ministerio, nunca he oído hablar, o ver a un cristiano
arrodillado, o inclinarse ante un árbol de Navidad en señal de reverencia o adoración.

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Para un cristiano, el árbol de Navidadno es más que una sencilla decoración. Si


dijéramos que Dios condena todas las decoraciones que podrían representar una
deidad, entonces la mayoría de nuestros hogares estarían faltos de adornos, ya que la
mayoría de las figuritas y/o decoraciones pueden ser de alguna manera relacionadas
con religiones paganas.

Por ejemplo, en la antigüedad en Egipto los gatos eran una representación de la diosa
Bastet [3], y las vacas eran una representación de la diosa Hathor [4]. Para el hindú, el
elefante representa al dios “Ganesha” (también escrito “Ganesh”, también llamado
“Ganapati”) y él es el más venerado de todos los dioses [5].

Y déjeme decirle que pudiéramos continuar haciendo una extensa lista de ejemplos de
adornos, y otras cosas en nuestro hogar que en un momento representaban o
representan algo a alguien, pero creo que esto será suficiente. Así que ahora la pregunta
que debemos hacernos es: ¿te condena Dios porque tienes un adorno de decoración
en tu hogar que en un momento de la historia representaba un dios, o es considerado
como un dios a alguien?

La respuesta es un no rotundo. Dios no condena a una figura o un adorno, lo que


Dios condena es la idolatría. Lo mismo es cierto en cuanto a un árbol de Navidad; un
árbol de Navidad no es un dios, o una representación de un dios. Un árbol de
Navidad no es venerado ni adorado por nadie, el árbol de Navidad es sólo una simple
decoración.
Pero, ¿por qué existen tantos cristianos en desacuerdo acerca de estas cosas? La
respuesta a esta pregunta es fácil de encontrar en los versículos que estamos
estudiando hoy en día cuando leemos: “…Y aconteció que estando ellos allí, se
cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el
mesón…” Y las palabras claves aquí son: “…no había lugar para ellos en el mesón…”

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La realidad de todo esto es que las personas tienden a estar tan envueltos en el
legalismo, que no tienen espacio en su corazón para participar de la celebración
simbólica del nacimiento del Señor.

Existen muchos que juzgan y condenan a otros porque han fijado su atención en los
símbolos y las fechas en vez de en Dios. ¿En qué debemos concentrarnos? Debemos
concentrarnos en nuestra relación con Dios. Debemos concentrarnos en la misericordia
y el amor que Dios nos ha mostrado. Debemos concentrarnos en la justicia perfecta y
divina de Dios. Debemos concentrarnos en las promesas de Dios.

En conclusión; dejemos de reñir sobre la exactitud de la fecha; como dije al principio,


el nacimiento de nuestro Señor debe ser celebrado por los cristianos todos los días.
Digo que deberíamos celebrarlo todos los días, porque el nacimiento de nuestro Señor
marca el día de nuestra redención.
Nunca olvidemos que la Navidad no es acerca de una fiesta o un día para intercambiar
regalos, la Navidad no es acerca de un árbol o cualquier otro adorno. La Navidad
significa el nacimiento de nuestro Redentor. Celebremos la Navidad exaltando a
Dios; celebremos la Navidad dándole a Él toda la gloria y honor; celebremos la
Navidad, alabando y dando gracias a Dios por haber enviado a su Hijo unigénito,
para que podamos ser salvos.

José y María no pudieron quedarse en el mesón, porque no había lugar para ellos. No
permitas que el legalismo haga lo mismo en tu corazón. Abre espacio hoy para Cristo
en tu corazón, y Él estará contigo por la eternidad.

[1] Clement of Alexandria, Stromata (Miscellanies), Book 1, Chapter XXI.


[2] Frederick H. Cramer, Astrology in Roman Law and Politics, p. 4.
[3] Te Velde, “Bastet”, p. 164.
[4] Oxford Guide to Egyptian Mythology, Donald B. Redford (Editor), p157-161, Berkley
Reference, 2003
[5] Encyclopedia Britannica

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