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Ese mismo año regresó a Guatemala en donde trabajó en el Instituto de Nutrición de Centro
América y Panamá (INCAP). En 1952, mediante una beca de la Fundación Rockefeller, realizó
estudios de post grado en el área de bioquímica en Purdue University, Indiana, en donde obtuvo el
doctorado en 1956.
Sus primeros trabajos versaron sobre el valor nutritivo del maíz, base de la alimentación
guatemalteca. Las principales actividades de investigación realizadas por el Dr. Bressani han
consistido en encontrar soluciones prácticas a algunos de los problemas nutricionales que afectan
a la población, particularmente niños y mujeres en los países en desarrollo y en especial de
América Central.
Sus trabajos pioneros de 1956, aún son citados en la literatura científica, igualmente lo son sus
estudios sobre la nixtamalización en tortillas y otros productos, ligados íntimamente con la
producción industrial y las mejoras nutritivas de dicho cereal.
El proceso de nixtamalización consiste en cocer muestras de maíz con una concentración de 1.2%
de cal durante 75 minutos, a 96°C, y posteriormente remojar durante 10 horas y lavar la mezcla.
Sus hallazgos, basados en probar variedades diferentes de maíz, incluyeron grandes pérdidas de
vitaminas del grupo B, disminución de la cantidad de fibra dietética y de ácido fítico, pero
ganancias sustanciales en calcio y en menor cantidad, de niacina.
El Dr. Bressani desarrolló mezclas y productos alimenticios, como galletas, que han sido usadas en
programas de alimentación para escuelas en Guatemala.
Dr.Aldo Castañeda
Él mismo dice: “uno no tiene que ser egoísta, debe enseñar a otras personas que puedan seguir la
labor después de que uno muere”. En Estados Unidos capacitó a 48 médicos que ahora son jefes
en esa especialidad alrededor del mundo. En Guatemala lo ha hecho ya con tres galenos.
La Fundación que lleva su nombre fue creada, no para darse notoriedad sino para ayudar a los
niños de escasos recursos. “Yo vine aquí por los pobres, no para cobrar. A mí lo privado no me
interesa”, dice con firmeza.
¿Cuáles fueron sus razones para crear la Fundación?
Cuando yo vine a Guatemala en 1997, Unicar (Unidad de Cirugía Cardiovascular) era una entidad
del gobierno que sólo atendía las enfermedades del corazón que un adulto adquiere. Pero los
bebés que nacían con un defecto en ese órgano, por malformación, quedaban fuera. Los niños
morían y sólo vivían aquellos que tenían padres con dinero, quienes los podían llevar al extranjero
para un tratamiento.
En aquel entonces sólo me dieron dos camas en cuidados intensivos. No había nada más. Por eso
hice la Fundación, que es burocrática, pero necesaria para recaudar fondos. No la puse a mi
nombre porque pueden pensar que uno se levanta algo. Por eso no tengo ni firma. Las donaciones
nacionales o extranjeras son controladas por la Superintendencia de Administración Tributaria.
Por medio de la Fundación pudimos equipar todo. Ahora hay una gama de subespecialidades de
cardiología pediátrica en Guatemala. Se reconstruyó la parte vieja de Unicar y en esto el gobierno
no gastó ni un centavo.
Soy guatemalteco
Aunque el doctor Castañeda, de 75 años, nació en Italia dice: “Yo soy guatemalteco porque mi
padre era de aquí”. Castañeda creció en Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial. Cerró el
bachillerato en Suiza y vino a Guatemala en 1951. “Tenía miedo de que empezara una Tercera
Guerra Mundial y no me quería quedar en Europa”.
Creo que fui un niño normal, pero cuando tenía nueve años y vivía en Alemania empezó la
Segunda Guerra Mundial, lo cual impactó el crecimiento de cualquiera.
Había restricción de todo: comida, ropa, zapatos. Daban tarjetas por puntos para comprar un par
de zapatos al año. Muchas veces tenía los puntos pero no había zapatos.
Entre los 9 y 15 años fui impactado por la guerra; uno maduraba más rápido porque la muerte
estaba alrededor. Cuando iba al colegio y faltaba algún compañero lo primero que pensaba era
que lo mataron y no que podía estar enfermo. Muchas veces fue cierto.
No había regalos y teníamos que correr hacia los sótanos de las casas o del colegio cuando sonaba
la alarma anunciando los bombardeos.
Estudié Medicina en la Universidad de San Carlos porque era el único lugar en donde había esa
carrera.
La Facultad de Medicina tuvo la fama de ser buena, pero no fue así, porque no había ni hay carrera
académica. Los profesores que están en práctica privada son quienes dan clases.
En Guatemala la gente que enseña no está a tiempo completo, y no hablo mal de ellos, pero no
pueden competir con una persona que sí dedica muchas horas en un laboratorio con alta
tecnología.
Pero es un poco difícil hacer cambios en la universidad porque los estudiantes se muestran
antagónicos, no quieren exámenes de admisión. ¿Cómo puede ser bueno si hay tres mil alumnos
de primer año? es complicado enseñar a una cantidad así. Sin embargo, desde el anterior rector se
hacen esfuerzos importantes y eso es bueno.
Especializado en el extranjero
Una semana después de graduarse, Aldo Castañeda viajó a los Estados Unidos para entrenarse en
el lugar donde había nacido la Cirugía de Corazón Abierto: Minnesota. Allí obtuvo maestrías y
doctorado, hizo investigaciones, escribió dos libros y unos 400 artículos en revistas especializadas.
Al retirarse de su trabajo en los Estados Unidos fue invitado para formar un centro pediátrico en
Suiza. Ahí estuvo tres años y luego volvió a Guatemala.
Yo inicié las investigaciones para operar al niño a más temprana edad, porque me di cuenta que
muchos pequeños llegaban tarde y el efecto de la cardiopatía congénita había afectado el músculo
del corazón y los pulmones. Hice muchos experimentos, en la Universidad de Minnesota, con
perritos de dos kilogramos de peso; fueron las bases científicas para trasladar el procedimiento al
campo clínico, lo cual hice en Boston. Ahora eso es internacional.
Otra cosa que hice en Minnesota fue prever que podía hacer experimentalmente un trasplante de
corazón y pulmón al mismo tiempo, lo cual puede funcionar bajo ciertas condiciones que
elaboramos. También estuve interesado en el efecto de la cirugía y la circulación de corazón y
pulmón artificial sobre el cerebro.
Rodolfo Robles
Luego se trasladó a París a estudiar medicina; como sabemos, durante el siglo XIX y principios del
XX la mejor escuela de medicina del mundo era la francesa, de tal cuenta que los más destacados
médicos de la época eran graduados por la Universidad de París. El doctor Robles se graduó con
honores (cum laude) como Médico y Cirujano en 1904. Continuó en Francia sus estudios
especializándose además en medicina “colonial”, medicina marina, micología y microbiología,
siendo nombrado por sus méritos académicos en 1923 como “Caballero de la Legión de Honor de
la Universidad de París”, distinción que recibió de manos del Presidente francés. Contrajo
matrimonio en 1914 con Julia Herrera Dorión, con quien procreó dos hijos, uno de ellos dedicado
también a la medicina.
En aquella época se presentaba con frecuencia la ceguera en niños, especialmente en sitios de la
costa sur de Guatemala y de otros países, a la que los médicos de ese entonces denominaban
como “Erisipela de la costa”, problema que llamó la atención del doctor Robles. En 1915, el doctor
Robles inició su investigación para identificar la naturaleza de los tumores subcutáneos que
aparecían en los pacientes, habiendo descubierto la presencia de la microfilaria (oncocercosis), al
observar un fino cordón dentro del tumor que le extirpó a un niño de 11 años llamado Alberto
Ruiz. En la exploración que realizó inmediatamente después, confirmó que la oncocercosis es una
enfermedad causada por un parásito de la especie Onchocerca Volvulus, que produce una
infección crónica del tejido subcutáneo en la piel y en los ojos, lo que causa la ceguera. El ácaro es
transmitido por un díptero.
Su interés científico le llevó a estudiar otros temas médicos, así como de la naturaleza; en este
campo, realizó análisis en Aguas Amargas y Aguas Georginas de Zunil, ambas en Quetzaltenango. Y
como académico se dedicó a la docencia siendo famosas sus lecciones sobre anatomía, patología y
dermatología, entre otras. El doctor Robles fue también un filántropo, no cobraba sus servicios
profesionales a los que no tenían recursos.
En vida recibió muchas distinciones nacionales e internacionales, habiendo fallecido a los 52 años
de edad el 8 de noviembre de 1930. Su epitafio reza: “Aquí yace lo que fue mortal del Doctor
Rodolfo Robles Valverde”.
Quetzaltenango le recuerda, entre otras formas, con una importante vía que lleva su nombre, la
calle Rodolfo Robles, en donde se encuentra también un monumento a su memoria.
Federico Lehnhoff
Nació en la ciudad de Guatemala el 9 de mayo de 1871, hijo del matrimonio del cónsul imperial
Edward Christian Bernhard Lehnhoff y Dolores Wyld Quiñónez. De niño fue enviado
a Dresden, Alemania, donde obtuvo su educación primaria y secundaria. Culminada su formación
media se matriculó en la Facultad de Medicina en la Universidad de Berlín, donde obtuvo
su doctorado con honores. Regresó a Guatemala en 1893, donde sus títulos académicos fueron
revalidados y reconocidos por la Universidad de San Carlos. Aquí fue nombrado catedrático,
enseñando cirugía e implementando nuevas metodologías neuroquirúrgicas. A principios del siglo
XIX contrajo nupcias con Isabel Wyld Viteri, con quien procrearía cuatro hijos: Marta (muerta al
nacer), Federico (“Fred“), Concepción (“Conchita“) e Isabel (“Lisbeth“). Por un tiempo la pareja
residió en San Francisco, California, donde el Dr. Lehnhoff realizó estudios de cirugía maxilar y
reconstrucción facial.
Falleció en Niza el 8 de diciembre de 1932 a los 61 años de edad, y sus restos mortales yacen en el
cementerio de Boulogne.
Vida profesional
La bonanza de la empresa “Belna” duró varios años hasta que tuvo que clausurarse por falta de
materia prima, factor adverso precipitado por la conflagración mundial.
Hacia finales de la guerra el Dr. Lehnhoff se desempeñó como cirujano y director del Hospital San
Juan de la Luz en Biarritz, donde puso en práctica sus conocimientos de cirugía reconstructiva.
Posteriormente volvió a París, donde fundó un laboratorio bioquímico. Aquí desarrolló
el Sulfarsenol, el cual formó la base para numerosos antibióticos que vinieron a iniciar una nueva
era en la farmacología y la medicina.
Durante sus últimos años el polifacético científico trabajó también en el desarrollo de la
proyección cinematográfica de grandes dimensiones.
Trayectoria científica
Premios y reconocimientos
Ha sido galardonado con el Premio al Mérito Wolfson, con el Doctorado Honoris Causa por la
Universidad de San Carlos de Guatemala y por la Universidad del Valle de Guatemala, por el John
Solomon Guggenheim Foundation Fellowship y con el Premio1998 CIFT en Física de Altas Energías.