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Esto es verdad. Pero, con reconocer que la condición humana es así, no resolvemos
nada. Ni aclaramos lo que realmente nos está pasando. Por otra parte, no quiero
meterme aquí a analizar lo que ocurre en otras religiones, por ejemplo, en el islam.
Entre otras razones, porque no lo conozco a fondo. Y es peligroso ponerse a dictaminar
lo que el vecino debe hacer en su casa, para tenerla limpia, cuando tú tienes la tuya
que da pena verla. Por eso, vamos a centrarnos en nuestra propia confesión religiosa,
el cristianismo. ¿No será verdad que también la "religión cristiana" ha sido, y sigue
siendo, una amenaza, un asunto peligroso, incluso (a veces) muy peligroso?
No voy a echar mano - una vez más - del tan manoseado asunto de las Cruzadas, la
Inquisición, la condena de Galileo y, menos aún, de casos recientes, ocurridos en
España hace sólo unas décadas. Vamos a ir más al fondo del asunto.
El cristianismo es una religión que pone el centro de sus creencias, no solo en "lo
divino", sino igualmente en "lo humano". Porque el Dios de nuestra fe se nos dio a
conocer en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. Y esto - precisamente esto -
es el gran problema, que tuvo que afrontar la Iglesia desde los primeros años de su
existencia. Pero - es claro - cuando se afronta este problema entre gentes, que tienen
creencias "religiosas", inevitablemente, la religión "como tal" pesa tanto, que, en la
persona religiosa, "lo divino" termina siendo más determinante que "lo humano". Y
esto, ni más ni menos, es lo que le ha ocurrido, y le sigue ocurriendo, a la Iglesia.
Es evidente que los textos de aquellos primeros concilios, distantes de nosotros en casi
1.500 años (o más), para ser entendidos correctamente, necesitan ser "interpretados"
como necesita ser "interpretado" cualquier texto de la Biblia. Porque el lenguaje, y
el contenido del lenguaje - el de entonces y el de ahora - ya no son lo mismo. Pero lo
más importante, en todo este asunto, es que, en la historia de los siglos posteriores, la
cultura ha ido evolucionando de manera que, en la mentalidad de la gran mayoría de la
población de los países más desarrollados, "lo humano" ha cobrado más fuerza y tiene
más presencia que "lo divino". Mientras que, por el contrario, la Iglesia ha gestionado
todo esto de manera que ha defendido y ponderado con más pasión y celo "lo divino"
que "lo humano". Y por supuesto, más "lo sagrado" que "lo profano".
Termino asegurando que el día que nos preocupe más el problema del sufrimiento
humano que la creencia en el pecado (¿contra lo divino?), ese día daremos el paso
decisivo para que la Iglesia se haga más amable, más creíble y, por supuesto, más
acogedora. Leyendo los evangelios, lo más claro que se encuentra en ellos es que a
Jesús le interesó más el sufrimiento de la gente que la vida poco ejemplar que veía
aquella gente en los amigos de Jesús, los pecadores (Mc 2, 14-17; Mt 9, 9-13; Lc 5,
27-32; 15, 1-2). ¿Por qué será que Jesús andaba con malas compañías y tenía
constantes conflictos con los hombres de la religión?