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En segundo lugar, provocando interés por la tarea a través de un currículo funcional que dé valor a
otros aprendizajes que se adquieren en otros contextos y que otorgue protagonismo al alumnado
para adquirirlos. En tercer lugar, con una metodología variada y motivadora que contemple desde
el trabajo individual, por parejas, en grupos colaborativos, grupos interactivos, alumnado
ayudante, y un amplio abanico de posibilidades. Sabemos por experiencia que si el alumnado
encuentra utilidad e interés en los que se les propone y rentabilidad en el esfuerzo realizado, su
actitud cambiará notablemente. En consonancia con lo anterior debemos introducir elementos de
evaluación diversificados que vaya desde el trabajo individual al colectivo (cuadernos de clase,
portafolios, trabajo en grupo, diario, observación, proyectos, exposiciones…) 2.- Adoptar desde el
profesorado una actitud positiva que contemple al alumnado de actitud negativa como un reto
profesional a superar más que como un conflicto. Cada profesor/a tiene una forma de afrontar su
papel en el aula, lo que marca su estilo. Simplificándolo mucho, aunque no hay tipos “puros”,
podemos decir:
A/ Profesorado YEMA (Yo Educo a través de la Materia a mis Alumnos). ƒYo: reflexiona sobre sus
características personales para conducir la clase y su grado de implicación. ƒEduco: planifica sus
clases y colabora con el equipo. ƒMateria: domina su materia. ƒAlumnado: se adapta a la
diversidad y da respuesta a todos.
Creemos que es el estilo YEMA el que responde a una mejor gestión del aula y de los
conocimientos que requiere el alumnado de hoy día.
3.- Conseguir afianzar la colaboración de todas las familias. La actitud de las familias de nuestras
clases puede ser muy variada, pero generalmente responden a varios patrones, desde las
colaboradoras hasta las que se declaran impotentes. Su conocimiento nos permitirá determinar
formas de actuar con ellas: o Colaboradoras: proponiéndoles medidas conjuntas de colaboración,
delegados/as de clase, participación en el currículo, lecturas en clase, actividades extraescolares. o
Ausentes: haciéndolas presentes, asegurando contacto telefónico regular, información a través de
agenda escolar, citaciones periódicas, ofreciéndoles
CLIMA DE LA CLASE Las condiciones ambientales del aula permiten crear unas relaciones
personales acogedoras y un clima favorecedor del trabajo necesarios para el mejor aprendizaje.
Para construir un clima de clase adecuado, Juan Vaello propone una serie de medidas que pueden
contribuir a favorecerlo:
Es necesario establecer límites en la primera semana del curso y mantenerlos a lo largo del curso.
Disponer de normas efectivas de convivencia que regulen los comportamientos más frecuentes.
Mantener una relación de confianza con el alumnado. Entrenarles en relaciones de colaboración y
de respeto.
Conocer los roles del alumnado y propiciar que contribuyan a la convivencia no la perturben,
reconduciendo su actitud cuando sea necesario
Establecer límites en la primera semana del curso y mantenerlos. Disponer de normas efectivas.
1.- Establecer con el grupo/clase qué conductas son aceptables y cuáles no en las primeras
semanas porque, si no es así, las normas la acaban imponiendo los líderes negativos quienes
inician conductas de tanteo e incumplimiento de normas desde el principio del curso. Aunque a lo
largo del curso, las normas tienden a relajarse ligeramente, conviene esforzarse en mantenerlas. A
pesar de que cada profesor/a tiene su estilo, las normas no deben ser ambiguas para nadie, sino
claras, realistas, aceptables y funcionales. Esto nos obliga a consensuarlas para toda la comunidad
educativa y especialmente en el claustro. PROCESO PARA ELABORARLAS En todos los centros
existe un Reglamento de Organización y Funcionamiento en vigor. Debemos analizar cuál es la
realidad del mismo, consensuar cómo nos gustaría que funcionara el centro, qué normas están
funcionando y qué no y analizar las causas. También analizar las normas no escritas instaladas
como rutinas y que, en muchos casos, condicionan grandemente el funcionamiento del centro y
de las aulas. Es conveniente consensuar por el Claustro y Consejo Escolar las normas generales del
centro que configurarán un determinado clima, especialmente dirigidas a 3 aspectos: en relación
al aprendizaje, en relación a las personas, en relación al entorno. En la primera quincena de
septiembre el claustro puede abordarlo y realizar una primera propuesta genérica de trabajo, que
cada tutoría concretará en su aula durante la primera quincena. Esta será abordada de nuevo con
posterioridad por el claustro en octubre para su aprobación e inclusión en el Plan de Convivencia y
PAC. a) Elaborar normas explícitas en las aulas: Normas efectivas que regulen los
comportamientos más frecuentes. Redactadas por escrito (pocas, claras, redactadas en positivo,
cumplidas- no admitir incumplimiento, flexibles, no fijar las que no se puedan hacer cumplir). b)
Desvelar las normas implícitas: establecidas por las rutinas, que marcan en gran medida el
funcionamiento del aula y que, en gran medida, conforman su clima para hacerlas explícitas, si son
adecuadas, o eliminarlas si no lo son. c) Velar porque no exista contradicción entre unas y otras, ya
que si es así, éstas se resuelven siempre a favor de las implícitas. Si tenemos como norma
establecida la puntualidad pero se consiente reiteradamente su incumplimiento, se terminará
imponiendo la conducta contraria a la deseable. d) La efectividad de la norma depende de las
consecuencias de su incumplimiento y de su cumplimiento. e) Conviene aplicar, de vez en cuando,
estímulos positivos ante el cumplimiento de las normas para considerarlas.
SUGERENCIAS DE NORMAS BÁSICAS o Asistir a clase puntualmente, con el material y trabajar sin
molestar a los demás ƒConsecuencias de su incumplimiento........... ƒConsecuencias de
incumplimiento reiterado......... o Respeto a las personas y las cosas para que te respeten a ti y a
tus cosas ƒConsecuencias de su incumplimiento........... ƒConsecuencias de incumplimiento
reiterado......... o El profesorado ha de atender a todo el alumnado y ocuparse de que todos/as
aprendan adaptando su enseñanza a sus capacidades e intereses ƒConsecuencias para su
cumplimiento........... ƒConsecuencias de incumplimiento......... Se propone, pues, elaborar en clase
de manera progresiva, durante las primeras semanas, aquellas normas que conforman las rutinas
necesarias, más frecuentes y significativas del aula, pero dejando este proceso abierto a lo largo
del año para revisar e introducir otras normas que se crean necesarias. El proceso puede ser: 1.-
Explicación de las razones de dotarnos de normas. 2.- Mediante lluvia de ideas o trabajo en grupo
que establezca la norma que regule la rutina positiva, su incumplimiento y su reiteración. 3.-
Aceptación en asamblea del grupo de la norma propuesta y el sistema de sanciones ante su no
cumplimiento.
1.- Inicio puntual y rápido de la clase sin ralentizarla con otras tareas
2.- Asegurar la atención de todos/as sin excepción y no empezar hasta que ésta no esté
garantizada
3.- Advertir de manera individual al alumnado distraído por su nombre y no de manera general
5.- Comenzar la clase con actividades que la favorecen: preguntas breves sobre lo tratado en la
clase anterior, actividades prácticas de corta duración, cuestiones o interrogantes que susciten
curiosidad
7.- Cumplir y hacer cumplir las normas: puntualidad, material... hasta hacer que sean
interiorizadas
VAELLO ORTS, Juan (2007): Cómo dar clase a los que no quieren. Santillana.Madrid
LAS NORMAS EN EDUCACIÓN INFANTIL:
Los niños traen sus propias reglas implícitas desde casa. La mayoría de las familias no escribe
en un papel las normas de casa pero ellos las van absorbiendo e interiorizandolas de modo
que cuando llegan a la clase actúan como se les ha enseñado a actuar.La cuestión es que las
maestras y maestros también tenemos nuestras normas implícitas: el modelo de
funcionamiento de clase que queremos, pero para que los peques los vayan asumiendo tenemos
que:
sopesar hasta que punto mi clase puede seguir ese modelo.
darle forma clara y explícita, a través de frases, imágenes o símbolos, para que ellos lo
vayan interiorizando.
Si no realizamos este proceso no podemos exigir a nuestros alumnos que sigan una normas que o
bien no entienden o bien no están claras.
Pero las normas no solo deben abordar temas como: "Me como el desayuno sentado/a" o "Levanto
la mano para hablar". En las normas también se regulan las relaciones entre compañeros y con la
maestra. Si queremos una clase en la que haya relaciones de cuidado y buentrato, desde las
normas deben regularse las situaciones para que ello ocurra.
Por otra parte este marco les dará seguridad, sobre todo a medida que las vayan asumiendo hasta
constituirse en hábitos que a su vez favorecerán el desarrollo de la autonomía individual.
A veces cuesta mucho que las normas se instauren. Primero tenemos que revisar nuestra parte del
trabajo y sopesar si las normas que hemos puesto cumplen las 5C, la F y la P que antes comenté,
si no son un número excesivo de normas y si hay otro problema. Si vemos que el problema
persiste es el momento de hacer algún tipo de acción en clase. Se trata de reforzar, hacer
visible, lo que hacen bien, de modo que los buenos comportamientos tiendan a repetirse y los
malos se vayan acabando.
Yo lo que suelo hacer es: El Club de los Buenos Compañeros. En realidad es un contrato de
contigencia. Se trata de presentar una tabla grande y bien visible con todos los nombre en un lado.
En la asamblea final de clase todos los niños que hayan cumplido las normas ponen una pegatina
en su nombre. Se acuerda que el que tenga cierto número (5, 10, 15... depende de la edad) tiene
un premio: una medallita de cartulina, un diploma,... En esto hay que ser un poco flexibles con
algunos niños y niñas que intentan cumplir las normas pero sus nervios no se lo permiten. A éstos
hay que ayudarles y guiarles, colaborando en lo posible con sus familias, para que aprendan a
regular su comportamiento. Lo que no podemos es pedirle por ejemplo a un niño hiperactivo que
esté todo el día quieto; es evidente que hay que adapatarse.
Otro recurso que he probado es el "Álbum de las normas", una cartulina con espacio para pegar
los iconos o nombres de normas que ya cumplan (al final también hay diploma). Este tipo de
recurso necesita que los niños tengan bastante autonomía si no el álbum se pierde entre sus
papeles. Se puede hacer algo parecido pero en vez de álbumes individuales en un gran panel con
una tabla.
Es importante darles a ellos la oportunidad de reflexionar sobre si cumplen o no las normas y para
eso utilizo fichas como ésta que hacen conmigo y de cara a su grupo:
Otra forma de abordar las normas es convertirlo en un "reto de la clase", o sea, proponer todos los
días ciertas normas para cumplir y que luego, en la asamblea final, evaluemos si, como clase, se
han cumplido las normas, por que sí o por que no. Este panel de normas al que poníamos disco
sonrisas contentas (verdes) o tristes (rojas); hoy lo plantearía de otra manera pero el ejemplo sirve
y seguro que se os ocurren otros más "artísticos".
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Otro recurso muy sencillo es el sellito "Cumple normas": al salir de la clase se le pone un sellito
con tienta en la mano a los peques que han cumplido las normas (también se puede usar una
pegatina). Éstos salen radiantes y los que no lo tienen deben reflexionar sobre su comportamiento.
También se les puede pedir a ellos que consideren si se merecen tener el sellito o no, para que
vayan aprendiendo a autorregularse. Este método debe usarse con cuidado porque si las familias
entienden que no llevar el sello es malo se convierte en un castigo y no es esa la intención.
Cuando hay un niño que insistentemente incumple una norma en ocasiones necesita un tiempo
fuera. Ha habido años en los que he usado la Silla de Pensar, pero hace tiempo que no lo hago y
me va bien. Sencillamente mando a los niños a una silla cualquiera aparte del grupo donde pueda
seguir la clase, explicándole las razones por las cuales lo envío allí y que, cuando se sienta con
ganas de estar en el grupo sin molestar pude volver por propia voluntad.
El rincón Tranquilo es un buen sustituto. Un lugar en la clase donde se puedan ir a descansar si se
sienten muy neviosos, asustados, tristes... con recursos que les ayuden: peluches, botes de la
calma, el espejo mágico, un cojín... A la larga, cuando entienden su sentido, ellos mismos van al
rincón y no lo ven como una exclusión sino como un privilegio, sintiendo así que sus emociones
son respetadas.
Y no olvidemos nunca que la asamblea de la clase tiene mucha fuerza. Cuando alguien tiene que
dar explicaciones o pedir perdón al grupo por incumplir las normas y éste decide qué debe hacer
estamos enseñando a los peques a tomar decisiones, a reflexionar y que las acciones tienen
consecuencias.
En cualquier caso reforzar las normas es un trabajo que tendremos todo el año. Lo queramos o no
el entornos social, la tele, los tiempos... no ayudan mucho. Pero ¡No hay que desanimarse!
Siempre hay recompensas cuando somos perseverantes.
Colaboración Familia-Escuela
Sobre este punto hay mucho que decir y se pueden realizar diferentes actividades tanto grupales
como individuales, porque hay niños y niñas que necesitan un tratamiento individualizado para
adaptarse a las normas y en esos casos es importante reunirse con la familia y proponer un plan.
Escuela de familias
Los Cupones de la Escuela y el Hogar
Contratos de contingencia (sobre todo para casos concretos)
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