Resistencia es nuestro interruptor. El momento en que aplicamos el concepto de Resistencia en nuestras vidas, es idéntico a encender el interruptor. ¿Cómo, por qué y dónde podemos aplicar el concepto de Resistencia? Tenemos que Resistir el deseo de culpar a los demás – no importa lo que nos hagan. Debemos Resistir nuestro deseo de sobrepasar y eclipsar a nuestros amigos y enemigos para sentirnos superiores a ellos. Tenemos que Resistir nuestro impulso de tomar todo para nosotros mismos y, en su lugar, compartir una porción justa con los demás. Debemos Resistir nuestras dudas sobre la verdad del Creador, especialmente cuando nadie está mirando y creemos que nos podríamos salir con la nuestra con algún comportamiento negativo. Tenemos que Resistir los sentimientos de que somos víctimas de otras personas o situaciones externas. Tenemos que Resistir a la palabra “pero”. Debemos Resistir nuestras incertidumbres sobre los resultados que buscamos en la Kabbalah, cuando nuestro digno oponente (nombre clave Satan o ego) añade un poco de tiempo en el proceso solo para ponernos a prueba retrasando la Luz y las recompensas que se generan con el poder de Resistencia. En otras palabras, si el tiempo retrasa una recompensa, y cometemos el trágico error de decir: “¡Oye, no funcionó!”, significa que no resistimos realmente y entonces estamos reaccionando a la demora causada por el tiempo. Nos desconectamos al reaccionar por cualquier cosa. Punto.
La Resistencia es cómo evitamos que las reacciones
controlen nuestras vidas. Estamos aquí para resistir nuestras reacciones en cada parte de nuestra vida, porque es la forma en que encendemos la Lámpara Divina que puede iluminar nuestras vidas y eliminar la enfermedad, la deuda, la depresión y la misma muerte cuando esa Luz resplandece lo suficientemente brillante. Nuestro adversario – la fuerza negativa llamada ego o Satan - tiene el poder de inyectar una cantidad de tiempo en los procesos de la vida para probarnos diariamente. Él hace esto para ver si reaccionamos a causa de la demora. Si reaccionamos, perdemos. Nos desconectamos. El único movimiento ganador en la vida es la Resistencia. Ese es el juego. No importa lo que pase. Esa es la forma en que encendemos el interruptor de “Luz”. Así es como nosotros- no Dios- respondemos nuestras propias oraciones. Dios es la fuente. El poder. La energía Divina pura y natural que manifiesta nuestras bendiciones y buena fortuna. Pero la Resistencia es el interruptor que e accionas y enciende la Luz que se convierte en las bendiciones que tan desesperadamente buscamos en la vida.