IDENTIFICADOS

POR INVOCAR
¿Cuál es el significado de invocar el nombre del Señor? Algunos cristianos
piensan que invocar es lo mismo que orar. Sí, el invocar es una especie de
oración, pero no es simplemente orar. La palabra hebrea invocar significa
llamar a, clamar a, exclamar. La palabra griega invocar significa invocar a
una persona, llamar a alguien por su nombre audiblemente. Aunque la oración
puede ser silenciosa, el invocar es audible.
Jeremías dice que invocar al Señor significa clamar a Él y
experimentar el respirar espiritual “Invoqué tu nombre, oh Señor, desde el
calabozo profundo; oíste mi voz: no escondas tu oído al clamor de mis
suspiros (mi respirar)” (Lm. 3:55-56). Isaías también dice que invocar al
Señor es clamar a Él. “He aquí, Dios es mi salvación; confiaré y no temeré:
porque el Señor Dios es mi fuerza y mi canción. Él se ha convertido en mi
salvación. Por ello sacaréis con gozo agua de los pozos de salvación. Y diréis
en aquel día: Alabad al Señor, invocad Su nombre... Cantad al Señor... clama
y grita; porque el Santo de Israel es grande en medio de ti” (Is. 12:2-6) ¿Cómo
puede Dios convertirse en nuestra salvación, en nuestra fuerza y en nuestra
canción? ¿Como podemos sacar con gozo agua de los pozos de salvación? Al
Invocar, clamar y gritar su nombre “señor Jesús”.

LOS SANTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

INVOCARON EL NOMBRE DEL SEÑOR

La historia del Invocar al Señor tuvo comienzo en la tercera

generación de la raza humana con Enós, el hijo de Set (Gn. 4:26). Prosiguió
con Abraham (Gn. 12:8), Isaac (Gn. 26:25), Moisés (Dt. 4:7), Job (12:4),
Jabes (1 Cr. 4:10), Sansón (Jue. 16:28), Samuel (1 S. 12:18), David (2 S.
22:4), Jonás (Jon. 1:6), Elías (1 R. 18:24) y Jeremías (Lm. 3:55). Los santos
del Antiguo Testamento no sólo invocaron al Señor, sino que también
profetizaron que otros invocarían Su nombre (Jl. 2:32; Sof. 3:9; Zac. 13:9).
Aunque muchos están familiarizados con la profecía de Joel respecto al
Espíritu Santo, no son muchos los que han prestado atención al hecho de que
recibir al Espíritu Santo y ser llenos de El, exige que invoquemos el nombre
del Señor. Esta profecía se cumplió el día de Pentecostés (Hch. 2:17, 21).
LOS CREYENTES DEL NUEVO TESTAMENTO
INVOCARON EL NOMBRE DEL SEÑOR
Invocar el nombre del Señor también fue practicado por los creyentes
Neotestamentarios (Hch. 2:21; Hch. 9:14; 22:16; 1Co. 1:2; 2 Ti. 2:22).
Mientras Esteban estaba siendo apedreado, él invocaba y decía, Señor Jesús
(Hch. 7:59). Saulo de Tarso recibió autoridad de los principales sacerdotes
para atar a todos los que invocaban el nombre del Señor (Hch. 9:14). Todos
los primeros santos invocaban el nombre del Señor Jesús. El Apóstol Pablo
enfatizó el asunto de invocar, Él dijo “si confesares con tu boca que Jesús es
el Señor” y “…El es rico para con todos los que le invocan; porque todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Ro. 10:9, 12,13).
También dijo: “Con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de
nuestro Señor Jesucristo” (1Co. 1:2). Más aun, dijo a Timoteo que siguiese
con los que de corazón puro invocan al Señor (2 Ti. 2:22). Los cristianos en el
primer siglo practicaban muchísimo invocar el nombre del Señor. Cuán
lamentable es que esto se haya descuidado durante tanto tiempo por la
mayoría de los cristianos. Hoy el Señor quiere recobrar el invocar Su nombre
y hacer que lo practiquemos para que disfrutemos las riquezas de Su vida.
¿PARAQUÉ NECESITAMOS
INVOCAR EL NOMBRE DEL SEÑOR?
-Para ser salvos de una manera rica (Ro. 10:13). El Salmo 116 nos dice
“Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del Señor” (v. 13). En
este salmo se menciona invocar al Señor cuatro veces (v. 2, 4, 13,17). Hay
muchos cristianos que nunca han invocado al Señor. Si usted nunca ha
invocado al Señor dudo que usted haya disfrutado al Señor de una manera rica.
“Invocad Su nombre... clamad y gritad...” (Is. 12:4,6). Pruebe gritar su
nombre. ¿Usted nunca ha gritado acerca de lo que el Señor es para usted?
pruébelo. Cuanto más grite: “¡Oh Señor Jesús, eres tan bueno para mí!”
más liberado será de su yo y más lleno será del Señor. Miles de santos han sido
liberados y enriquecidos por invocar el precioso nombre del Señor.
-Para ser rescatado de la angustia (Sal. 18:6; 118:5), de la tribulación
(Sal. 50:15; 86:7; 81:7) de la tristeza y el dolor (Sal. 116:3-4). Las personas
que argumentaban contra el invocar al Señor se han hallado a sí mismas
invocándole cuando estaban bajo ciertos problemas o enfermedades. Cuando
nuestras vidas están exentas de problemas, podemos argumentar contra el
invocar al Señor. Pero cuando lleguen las tribulaciones, no será necesario que
nadie nos diga que le invoquemos, invocaremos espontáneamente.
- para recibir el Espíritu Santo (Hch. 2:17a, 21). La mejor manera y
también la más fácil para recibir y estar llenos del Espíritu Santo es invocar
el nombre del Señor Jesús. Isaías 55: 1 y 6 dice: “Buscad al Señor mientras
puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”. Ro. 10:12 dice que el
Señor de todo es rico para todos los que le invocan. La forma de disfrutar las
riquezas del Señor es invocarle. Podemos invocar Su nombre en cualquier
momento y en cualquier lugar. Cuando le llamamos, Él viene a nosotros y
disfrutamos de Sus riquezas. En 1Co.12 Pablo nos dice cómo disfrutarle.
“nadie puede decir Señor Jesús sino por el Espíritu Santo (12:3; 1:2). Si
clamo el nombre de una persona y ella es real, está viva y presente, esa
persona vendrá a mí. ¡El Señor Jesús es real, está vivo y presente! Siempre
está disponible. Cada vez que le invocamos, Él viene.
La mejor manera de experimentar Su presencia con todas Sus riquezas es
invocar Su nombre. Invóquele mientras conduce por la carretera o trabaja. En
cualquier lugar o momento puede invocar. El Señor está cercano y es rico
para usted.
Isaías 64:7 dice: “Nadie invoca tu nombre, ni despierta para apoyarse
en ti”. Cuando nos sentimos abatidos o bajos, nos podemos elevar y despertar
invocando el nombre del Señor Jesús.
LA NECESIDAD DE PRACTICAR
Invocar el nombre del Señor no es simplemente una doctrina. Es una
práctica. Necesitamos practicarlo diariamente y a cada hora. Nunca debemos
parar nuestro respirar espiritual. Esperamos que muchos del pueblo del Señor,
especialmente los creyentes nuevos, comiencen a invocar al Señor.
Hoy día muchos cristianos han encontrado que le pueden conocer a Él,
que pueden ser introducidos en el poder de Su resurrección, que pueden
experimentar Su salvación espontánea y que pueden andar en unidad con Él,
invocando Su nombre. En cualquier situación, en cualquier momento,
invoque: “¡Señor Jesús, Oh Señor Jesús!” si usted practica invocar Su
nombre, Descubrirá que es una manera maravillosa de disfrutar de las riquezas
del Señor.