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El instituto de la reincidencia debe ser uno, sino el más discutido de los temas
dentro del derecho penal. Sin embargo, no se pretende aquí hacer un análisis
integral acerca de aquel, sino más bien indagar acerca de las garantías
constitucionales que se encuentran en colisión con dicho instituto, intentando
determinar cuál de ellas es la que marca claramente dónde se encuentra el
quiebre entre la aplicación de la agravante por reincidencia y nuestra Carta
Magna, y conduce a inclinar la balanza hacia la inconstitucionalidad de aquella.
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Se ha señalado por un lado, que el principio “non bis in idem” es el punto en
donde se verifica la lesión constitucional. Dicha garantía, -a la cual me referiré
sintéticamente, sólo a los efectos de efectuar un análisis en relación con el
tema desarrollado-, que ha sido denominada también como inadmisibilidad o
prohibición de la persecución penal múltiple, ha sido receptada en nuestra
norma fundamental a través del art. 33, como derecho o garantía implícita, y
luego de la reforma de 1994, a través del art. 75 inc. 22, por vía de la
incorporación de los arts. 14 inc. 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, y del art. 8 inc. 4 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
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Principio de culpabilidad
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referiré en el próximo punto. En consecuencia, tampoco del principio de
culpabilidad puede extraerse la inconstitucionalidad de la agravación de las
penas por reincidencia, dado que como se ha señalado, existiendo una
prohibición legal previa, tal como ocurre con las normas que agravan las penas
o sus efectos, el reproche puede fundarse en que el sujeto tuvo la posibilidad
de motivarse en ellas, no cometiendo un nuevo delito, y no obstante lo hizo.
Principio de acto
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de un acto.
Ello ha sido señalado así, aunque no de modo directo, tanto por quienes ven en
el non bis in idem como en el principio de culpabilidad la contradicción de la
reincidencia con la normativa constitucional. Así, lo señala Donna cuando
refiere que “...se pasa de un derecho penal de culpabilidad, a un derecho penal
que juzga la conducta de la persona en su vida. El reproche aquí, aunque
oficialmente no se lo admita, se le hace a la forma de vida; por eso la
reincidencia es un estado. Eso y decir que la reincidencia es el sello que se le
pone a un sujeto porque en su vida actuó en contra de las normas sociales y
jurídicas, es lo mismo (...) Si se adopta el principio de culpabilidad, ninguna de
estas instituciones puede subsistir, a no ser que se adopte el principio
antagónico que es el de peligrosidad.”[17]
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cuando delinque nuevamente, no es coherente con un derecho penal liberal.
A luz del principio de acto es que se erigen las críticas más contundentes a la
reincidencia. Así, tanto las nociones peligrosistas que estigmatizan al sujeto
que ha reincidido, y que en definitiva se ocupan de la personalidad del autor o
de su conducción de vida; tanto como las doctrinas que se fundan en una
mayor culpabilidad, en función de un mayor desprecio o insensibilidad por la
condena sufrida, al no guardar relación alguna con la gravedad de la acción
descripta en la norma prohibitiva, vulneran el principio de materialidad de la
acción. Lo propio ocurre, respecto de los argumentos de tipo preventivo, dado
que aquellos al asentarse sobre elementos ajenos a la acción tipificada y por
ende, insusceptibles de reprochabilidad, al menos en la medida en que
excedan la culpabilidad por el acto[19], resultan ilegítimos y colisionan con la
garantía erigida en el art. 19 de la Constitución Nacional.
[1] Ferrajoli, Luigi, “Derecho y razón. Teoría del garantismo penal”, traducción
Prefecto Andrés Ibáñez y otros, Ed. Trotta, Madrid, 2004, p. 507.
[2] Zaffaroni, Eugenio R., “Derecho Pernal: Parte General”, Ed. Ediar, Buenos
Aires, 2002, p. 1057.
[3] Donna, Edgardo A., “Reincidencia y Culpabilidad. Comentario a la ley
23.057 de reforma al Código penal”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1984, p. 35.
[4] Maier, Julio B. J., “Derecho Procesal Penal. I Fundamentos”, Ed. del Puerto,
Buenos Aires, 1999, p. 602.
[5] Donna, Edgardo A., op. cit., p. 31.
[6] Zaffaroni, Eugenio R., op. cit., p. 1057.
[7] Carrara, Francesco, “Opúsculos del Derecho Criminal”, Ed. Temis, Bogotá,
1976, Vol. II. p. 99 y ss.
[8] Así, lo han señalado quienes sostienen que el principio constitucional
lesionado es la garantía de la prohibición de la persecución penal múltiple.
Zaffaroni, Eugenio R., op. cit., p. 70, en lo relativo a la agravación de la pena
por reincidencia, que “es inconstitucional por su manifiesta irracionalidad,
debido a que excede la medida del injusto y de la culpabilidad del acto, a que
viola el non bis in idem y a que responde a un tipo de autor...”. De igual modo,
Donna, Edgardo A., op. cit., p. 32, refiere que lo que se está juzgando es el
modo de conducirse en su vida de la persona, y que lo que se produce es una
etiquetamiento de quien ha reincidido en la comisión de un delito, lo que lo lleva
a afirmar que se viola “el principio de culpabilidad y además el principio non bis
in idem, ambos de raigambre constitucional”.
[9] Maier, Julio B. J., “Inadmisibilidad de la persecución penal múltiple”, Doctrina
Penal, año 9, nro. 35, jul-set., Depalma, Bs. As., 1986, p. 458.
[10] Roxin, Claus, “Derecho Penal. Parte general. Tomo I”, traducción Diego
Manuel Luzón Peña y otros, Ed. Civitas, Madrid, 1997, p. 146.
[11] Bacigalupo, Enrique, “Principios constitucionales de derecho penal”, Ed.
Hamurabi, Buenos Aires, 1999, p. 137.
[12] Zaffaroni, Eugenio R., “Tratado de derecho penal. Parte general”, Ed.
Ediar, Buenos Aires, 1983, tomo IV, p. 10.
[13] Ferrajoli, Luigi, op. cit., p. 480.
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[14] Magariños H. Mario, “Reincidencia y Constitución Nacional”, publicado en
Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, Ed. Ad Hoc, Buenos Aires,
1997, año III, nro. 7, p. 92 y ss.
[15] Ferrajoli, Luigi, op. cit., p. 481.
[16] Magariños H. Mario, op. cit., p. 98.
[17] Donna, Edgardo A., op. cit., p. 32.
[18] Maier, Julio B. J., “Inadmisibilidad de la persecución penal múltiple”, cit. p.
458.
[19] Sostiene Roxin, Claus, op. cit., p. 99 y ss, que “...un elemento decisivo de
la teoría de la retribución debe pasar a formar parte también de la teoría
preventiva mixta: el principio de culpabilidad como medio de limitación de la
pena. El defecto que le es propio a todas las teorías preventivas, cual es que
su enfoque no entraña en sí las barreras del poder sancionador, necesarias en
el Estado de Derecho, se remedia óptimamente mediante una prohibición de
rebasamiento de la culpabilidad. Según esto, la pena tampoco puede
sobrepasar en su duración la medida de culpabilidad aunque intereses de
tratamiento, o de seguridad o de intimidación revelen como deseable una
detención más prolongada.”.