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LA TEORÍA DE LA ENUNCIACIÓN

La movilidad enunciativa

Ejercicio N°1

La construcción de la persona, del tiempo y del espacio

“He venido a España probablemente por última vez. Nuevamente yo he recibido con todo el afecto,
la devoción con que este pueblo admirable me ha tratado siempre. Como ayer, la primera palabra
quiero que sea de gratitud a la generosa y enorme ayuda que la gente de distintos lugares de España
nos ha hecho llegar a través de iglesias e instituciones.

Todos ustedes comparten conmigo el profundo dolor que siento por nuestra patria. Amo esa tierra
desventurada como es hoy, porque allí nací, tuve ilusiones, luché con el sueño de transformar el
mundo, amé y sufrí y porque a una tierra nos une entrañablemente no sólo sus felicidades y
virtudes, sino y sobre todo sus tristezas y precariedades. En el país conocí a la gente que más me ha
amado y alentado, gente generosa sensible, llena de talentos y posibilidades. A ellos les pertenezco,
en medio de esta tragedia que vivimos, como a lo más sagrado.

Argentina ha caído de país rico, riquísimo que yo, en mi juventud, conocí como la séptima potencia
del mundo, a ser hoy una nación arrasada por los explotadores, los corruptos los de adentro y los
de afuera, hundida en la miseria, sin plata para cubrir las más urgentes necesidades de salud y
educación exigida permanentemente por las entidades internacionales a reducir más y más el gasto
público, siendo que ya no hay gasas, ni los remedios más elementales en los hospitales, ni siquiera
tizas ni un pobre mapa en los colegios que supieron ser, cuando ya era un chico, un modelo de
educación, como uno de los mejores del mundo. Y pareciera que no tenemos salida porque
debemos a esos organismos internacionales cifras impagables que contrajeron quienes nos
gobernaron con impunidad.”

Fragmento del discurso pronunciado en España por Ernesto Sábato, marzo de 2002.

Actividades

1- Señale a ¿quién remiten los deícticos señalados?


Recuerde que el lugar de la Enunciación es España, por lo tanto precise ¿Quiénes están
incluidos en el nosotros?

Cambios en la enunciación

Actividades
2- Redacte nuevamente el siguiente fragmento utilizando la tercera persona. Por ejemplo:
“Sus relaciones o las relaciones…”

“Mis relaciones se vuelven más difíciles cuando intento ser lo que no soy. Hay demasiados mitos en
el medio, demasiadas imágenes falsas. Y el miedo a que me rechacen si me dejo ver es duro de
soportar. Pero quizás sea peor vivir en una ficción.
Podemos ser muchas cosas. Pero si no nos decidimos nunca sabremos lo que pudimos ser. Como
esa gente que dice “yo lo podría escribir pero no lo hago porque....” Y después sigue una lista larga
de excusas. Ante los demás sólo somos lo que somos.
No creo que una vida mediocre sea la solución a la falta de opciones. Todavía es posible elegir,
siempre es posible pero hay que combatir el miedo. Ese que nos dice que no lograremos ser más
felices, que es mejor convertirnos en momias. Ese que nos convence de no arriesgarnos por nada,
cuando debería ser al revés

Ejercicio N° 2

3- La señorita Fernanda de la salita de 5 le solicita a Sol que le narre algún suceso de su vida.

Sol: -“ eh....eh.. en mi casha hay una obra que tiene escalera y arriba mi papá ha comprado dosh
sillone y... en mi casha en la obra / hago piyama party, porque junto dosh sillone y hago una cama y
los demás sillone quedan hecho una cama y entonces en mi casha hago piyama party..... Y en la
obra hay dosh computadora y una de mi papá y mamá / y otra de gimena y mía / y ... en mi casha
en la obra tengo dosh micofonos / entonces/ entonces gimena y yo bailamos //...Bandana y
....bailamos las las dosh las can la canciones esa que dice: Soy soy( canta) esas bailamos / bailamos
/ Gimerna y ..yo...porque ...mi papá me la ha comprado a mí ...entonces nosotras dosh bailamos...y..
también esa canción que vos tenés ahí (señala el lugar donde se encuentra el armario, en el extremo
opuesto del aula) esa canción... que nos pusiste ayer....

Seño: - “si .. .

Sol: - “ porque mi papá me la ha comprado a mí...entonces nosotras dosh...bailamos esa canción


todas no solamente que una y en la obra en mi casha hay un studio donde mi papá y mi mamá se
ponen a trabaja y hay después otra cas y ahí me mandan para hacer lo que yo quiera..........”

4- Transforme el diálogo en un texto narrativo

La movilidad enunciativa: entre la oralidad y la escritura

La lechuza y el sapo

Una vez ’taba una lechuza empollando, y había visto un sapo que venía por una senda. La lechuza
le había dicho que vaya a comprarle tabaco. Le dio un rial* pa’ que le compre tabaco.
Había ido el sapo pal almacén. Había llegao el sapo y si había parao en la puerta. Había veníu el
comerciante. El sapo le hizo seña al estante que le dé un medio de vino. Había tomao y le pidió otro
medio. Recién había pagao y salió cayendo y enderiezandosé, a los golpe, no más . Machadito, qui
ha ido el sapo.

Lu había visto la lechuza y le preguntó si le tráia el tabaco:

-¿Traís tabaco?

Y el sapo li ha hecho seña que no. Y entonce la lechuza lo retó al sapo:

- ¡Redondo! ¿Panzón! ¿Boca’i perro! ¿Ni pa’ un pucho! 2

Cuando tuvo hambre la lechuza había salío al campo al monte a buscar comida y el sapo, entonce,
enojado porque lo ha insultao li ha comío los güevos.

Cuando ha vuelto la lechuza si ha puesto a llorar y ha salío a buscar al sapo pa’ matarlo. Y diz que la
lechuza por eso le grita, pa´ ver si sale de ande anda escondío, pa’ matarlo, con el grito de ella, que
le dice:

--¿Traís tabaco? ¡Ni pa’ un pucho!

Por eso la lechuza lo persigue al sapo y ande lo encuentra lo mata.

Carmen Ledesma, 70 años Huayco Hondo.

Santiago del Estero. 1952

El narrador es un campesino analfabeto y bilingüe

quichua- español. Narra con mucha gracia.

1-Rial: real moneda antigua

2-El narrador imita el grito de la lechuza.

Actividad

a- Rescriba el relato borrando todas las marcas de la oralidad que tiene, así como los regionalismos.
Utilice para ello una lengua estándar. Puede agregar más detalles en la descripción o en las acciones,
si lo considera conveniente pero respetando el sentido original.

La construcción de la subjetividad
En pleno auge del estructuralismo, entre 1965 y 1975, Emile Benveniste
produjo un cambio en la perspectiva lingüística, modificó el eje que estaba
centrado en el sistema colocando al sujeto, al yo, en el centro del proceso
enunciativo. La noción de “sujeto” es uno de los conceptos claves de esta teoría,
porque, evidentemente, el sujeto transforma la lengua en discurso, al mismo
tiempo que se construye en ella.

Sin embargo sólo cuando en los estudios lingüísticos se produjo un


agotamiento en la descripción inmanentista del sistema, importantes reflexiones
teóricas desplazaron el foco de atención del objeto de estudio hacia el fenómeno
real de la comunicación, “el habla,“ como la denominó Ferdinand de Saussurre.

“El acto individual por el cual se utiliza la lengua introduce primero el


locutor como parámetro en las condiciones necesarias para la enunciación. Antes
de la enunciación, la lengua no es más que la posibilidad en la lengua”1

De este modo se asume, una noción muy importante para los posteriores
estudios: el discurso es el lugar donde el sujeto se construye a sí mismo y
construye al mundo como objeto.2

Los conceptos más importantes sobre los cuales se asienta esta teoría
son los de enunciación y enunciado.

Benveniste define el acto de enunciación como un poner en


funcionamiento la lengua. Es un acto individual de apropiación del aparato formal
de la lengua que realiza un sujeto, esto es, transforma las unidades
paradigmáticas del sistema en enunciados. Ese proceso de apropiación
introduce al que habla en su habla.

La enunciación vincula al yo y al tú que son los elementos constitutivos


del acto.

A través del acto concreto de enunciación el sujeto se apropia de su lengua


y deja sus huellas en su enunciado, a través de una serie de recursos verbales,

1
Benveniste, Emile. 1985. op. cit. p. 84

2
GREIMAS A. , COURTÉS, J. 1990. Semiótica; Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Madrid,

Gredos. p. 145
formas lingüísticas indiciales que nos procuran información acerca del acto de
enunciación. Algunas de estas marcas, los deícticos tienen la misión de anclar
el discurso.

En primer lugar, el yo se construye como centro de referencia interior. Es


así, como emergen construyéndose las personas, en la relación yo / tú - vos -
usted . El yo como eje alrededor del cual se construye el tiempo, el ahora y
el espacio, el aquí.

La lingüística de la enunciación se propone delimitar y describir las huellas del


acto en el producto, de la enunciación en el enunciado.
Concebida en forma amplia, la lingüística de la enunciación tiene como meta
describir las relaciones que se tejen entre el enunciado y los diferentes
elementos constitutivos del marco enunciativo: los protagonistas (emisor y
destinatario) y la situación de comunicación (circunstancias espacio-temporales
y condiciones generales de la producción/recepción del mensaje: naturaleza del
canal, contexto sociohistórico, restricciones del universo del discurso, etc.).
A la lingüística de la enunciación le corresponde identificar, describir y
estructurar el conjunto de esos hechos enunciativos, es decir, hacer un
inventario de sus soportes significantes, y elaborar una grilla que permita
clasificarlos.
La lingüística de la enunciación (en sentido restringido) se centra entonces en
la búsqueda de los procedimientos lingüísticos (deícticos, modalizadores,
términos evaluativos, etc.) con los cuales el locutor imprime su marca al
enunciado, se inscribe en el mensaje (implícita o explícitamente) y se sitúa
respecto de él (problema de la “distancia enunciativa").

Adaptación de Catherine
Kerbrat-Orecchioni,
L'énonciation. De la subjectivité dans le langage, París, Armand Colin,
1980. [Trad.: La enunciación: la subjetividad en el lenguaje, Buenos
Aires, Hachette, 1986.]

La teoría del discurso es una teoría de la instancia de enunciación que es al


mismo tiempo e intrínsecamente un efecto de enunciado.
Si bien existen ciertas marcas convencionales de la enunciación que pueden
ser inventadas, estas marcas “empíricas" son sólo una ínfima parte del iceberg
enunciativo.
.

El aparato formal de la enunciación


En tanto que realización individual, la enunciación puede definirse, respecto
de la lengua, como un proceso de apropiación. El locutor se apropia del aparato
formal de la lengua y enuncia su posición de locutor tanto por índices específicos
como por medio de procedimientos accesorios.
Pero inmediatamente, desde el momento en que se declara locutor y asume
la lengua, implanta al otro frente a él, cualquiera sea el grado de presencia que
atribuya a ese otro. Toda locución es, explícita o implícitamente una alocución,
postula siempre un alocutario.
La condición de esta movilización y de esta apropiación de la lengua es, en el
locutor, la necesidad de referirse por el discurso al mundo, y, en el otro, la
posibilidad de co-referir idénticamente el consenso pragmático que hace de cada
locutor un co-locutor. La referencia es parte integrante de la enunciación.
Cada instancia del discurso constituye un centro de referencia interna. Esta
situación se va a manifestar por un juego de formas específicas cuya función es
poner al locutor en relación constante y necesaria con su enunciación.
En primer lugar, la emergencia de los índices de persona (la relación yo-tú)
que no se produce más que en y por la enunciación: el término yo denota al in
dividuo responsable de la enunciación, el término tú al individuo que está
presente en ella como alocutario.
En segundo lugar, los numerosos índices de ostención (este, aquí, etc.),
términos que implican un gesto que designa al objeto al mismo tiempo que se
pronuncia la instancia del término.
Una tercera serie de términos correspondientes a la enunciación los constituye
el paradigma de las formas temporales, que se determinan respecto del ego,
centro de la enunciación. De la enunciación procede la instauración de la
categoría de presente, y de la categoría de presente nace la categoría de tiempo.
El presente formal no hace más que explicitar el presente inherente a la
enunciación, que se renueva con cada producción de discurso.
Además de estas formas que genera, la enunciación da las condiciones
necesarias a las grandes funciones sintácticas. Desde el momento en que el
enunciador se sirve de la lengua para influir de alguna manera en el
comportamiento del alocutario, dispone para ello de un aparato de funciones.
Primeramente la interrogación, que es una enunciación construida para suscitar
una respuesta, por un proceso lingüístico que es al mismo tiempo un proceso de
comportamiento de doble entrada. Todas las formas léxicas y sintácticas de la
interrogación (partículas, pronombres, secuencia, entonación, etc.) dependen
de este aspecto de la enunciación.
A ella remiten también los términos formales que llamamos de intimación:
órdenes, apelaciones concebidas en categorías como el imperativo, el vocativo,
que implican una relación viviente e inmediata del enunciador con el otro.
Menos evidente tal vez, pero tan cierta como las otras, es la pertenencia de
la aserción a este mismo repertorio. En su construcción sintáctica como en su
entonación, la aserción tiende a comunicar una certeza, es la manifestación más
común de la presencia del locutor en la enunciación; ella tiene incluso
instrumentos específicos que la expresan o la implican: las palabras sí y no que
asertan positivamente o negativamente una proposición. La partícula asertiva
no, sustituto de una proposición, se clasifica como la partícula sí, cuyo estatuto
comparte, entre las formas que dependen de la enunciación.
También, aunque de manera menos categorizable, se ubican aquí todo tipo
de modalidades formales, algunas pertenecientes a los verbos como los “modos"
(optativo, subjuntivo) que enuncian actitudes del enunciador respecto de lo que
enuncia (esperanza, deseo, temor), las otras a la fraseología ("tal vez", “sin
duda", “probablemente") que indican incertidumbre, posibilidad, indecisión,
etc., o, deliberadamente, rechazo de asertar.

Adaptación de Émile Benveniste, “L'appareil


formel de l'énonciation", en Problemes de
linguistique générale II, Gallimard, París, 1974.

 Lean atentamente los dos textos que les proponemos a continuación:

LA INTRUSA

Pedro Orgambide

Ella tuvo la culpa, señor juez. Hasta entonces, hasta el día que llegó, nadie
se quejó de mi conducta. Puedo decirlo con la frente bien alta. Yo era el primero en
llegar a la oficina y el último en irme. Mi escritorio era el más limpio de todos. Jamás
me olvidé de cubrir la máquina de calcular, por ejemplo; o de planchar con mis
propias manos el papel carbónico. El año pasado, sin ir más lejos, recibí una medalla
del mismo gerente. En cuanto ésa, me pareció sospechosa desde el primer
momento. Vino con tantas ínfulas a la oficina. Además. ¡qué exageración!, recibirla
con un discurso, como si fuera una princesa. Yo seguí trabajando como si nada
pasara. Los otros se deshacían en elogios. Alguno, deslumbrado, se atrevía a rozarla
con la mano ¿Cree usted que yo me inmuté por eso, señor juez? No. Tengo mis
principios y no los voy a cambiar de un día para el otro. Pero hay cosas que colman
la medida.

La intrusa, poco a poco me fue invadiendo. Comencé a perder el apetito. Mi


mujer me compró un tónico, pero sin resultado. ¡Si hasta se me caía el pelo y soñaba
con ella!
Todo lo soporté, todo. Menos lo de ayer. “González - me dijo el gerente - lamento
decirle que la empresa ha decidido prescindir de sus servicios.” Veinte años, señor
juez, veinte años tirados a la basura. Supe que ella fue con la alcahuetería. Y yo,
que nunca dije una mala palabra, la insulté. Sí, confieso que la insulté, señor juez,
y que le pegué, con todas mis fuerzas.

Fui yo quien le dio con el fierro. Le gritaba y estaba como loco. Ella tuvo la
culpa. Arruinó mi carrera, la vida de un hombre honrado, señor. Me perdí por una
extranjera, por una miserable computadora, por un pedazo de lata, como quien dice.

EL CRIMEN PERFECTO

Enrique Anderson Imbert

Creí haber cometido el crimen perfecto. Perfecto el plan, perfecta su


ejecución. Y para que nunca se encontrara el cadáver lo escondí donde a nadie se
le ocurriera buscarlo: en un cementerio. Yo sabía que el convento de Santa Eulalia
estaba desierto desde hacia años y que ya no había monjitas que enterrasen a
monjitas en su cementerio. Cementerio blanco, bonito, hasta alegre con sus
cipreses y paraísos a orillas del rio. Las lápidas, todas iguales y ordenadas como
canteros de jardín alrededor de una hermosa imagen de Jesucristo, lucían como si
las mismas muertas se encargasen de mantenerlas limpias. Mi error: olvidé que mi
víctima había sido un furibundo ateo. Horrorizadas por el compañero de sepulcro
que les acosté al lado, esa noche las muertas decidieron mudarse: cruzaron a nado
el río llevándose consigo las lápidas y arreglaron el cementerio en la otra orilla, con
Jesucristo y todo. Al otro día, los viajeros que iban por lancha al pueblo de Fray
Bizco vieron a su derecha el cementerio que siempre habían visto a su izquierda.
Por un instante, se les confundieron las manos y creyeron que estaban navegando
en dirección contraria, como si volvieran de Fray Bizco, pero en seguida
advirtirieron que se trataba de una mudanza y dieron parte a las autoridades.
Unos policías fueron a inspeccionar el sitio que antes ocupaba el cementerio y,
cavando donde la tierra parecía recién removida, sacaron el cadáver (por eso, a la
noche, las almas en pena de las monjitas volvieron muy aliviadas, con el
cementerio a cuestas) y de investigación en investigación ... ; ibueno! el resto ya
lo sabe usted, señor Juez.

 Respondan. ¿En qué persona se encuentran escritos los textos que acaban
de leer?
 Sitúen el lugar donde transcurre la acción y el tiempo.
 A continuación, reescriban los textos leídos, en tercera persona.
 Puesta en común.

La movilidad enunciativa. Marcas en la enunciación.

Un aporte desde la Lengua.

Los deícticos (embragues)

Los deícticos son las unidades lingüísticas cuyo funcionamiento semántico-


referencial (selección en la codificación, interpretación en la decodificación)
implica tomar en consideración algunos de los elementos constitutivos de la
situación de comunicación:

el papel que desempeñan los actantes del enunciado en el proceso de la


enunciación;

la situación espacio-temporal del locutor y, eventualmente, del alocutario.

El término deixis proviene de una palabra griega que significa “mostrar"


o “indicar", y se utiliza en lingüística para referirse a la función de los
pronombres personales y demostrativos, de los tiempos y de un abanico de
rasgos gramaticales y léxicos que vinculan los enunciados con las
coordenadas espacio-temporales del acto de enunciación. Los términos
“ostensivo", “deíctico", “demostrativo" se basan en la idea de identificar o de
hacer ver mostrando (para Peirce son símbolos indiciales). Los términos
“shifter" o “embrague" ponen el acento en el hecho de que estas unidades
vinculan el enunciado con la enunciación.

Adaptación de John Lyons, Semantics II,


Londres, Cambridge UP, 1977.

La deixis: tipos y funciones.

La lengua tiene la capacidad de gramaticalizar algunos elementos contextuales


a través del fenómeno de la deixis. Los hablantes seleccionan los elementos que
resultan pertinentes para su enunciado.

Los elementos deícticos consiguen su significado en la situación de enunciación,


por quién las pronuncia, a quién, cuándo y dónde. Son elementos que conectan
la lengua con la enunciación y se encuentran en categorías diversas que no
adquieren sentido más que en el contexto en que se emiten.

Los deícticos tienen una doble característica:

 En primer lugar son símbolos que pertenecen a la lengua. Es decir son


elementos lingüísticos caracterizados, en el sistema lingüístico, como
clase de palabras.
 En segundo lugar, son índices que establecen una relación de tipo
existencial con el objeto que designan.

YO AQUÍ AHORA

  

Persona Espacio Tiempo

La deixis organiza el tiempo y el espacio.

1. Deixis personal.

Señala a las personas del discurso presentes en el momento de la enunciación y


las ausentes en relación a aquellas. Los deícticos pueden ser pronombres
personales y posesivos.
2. La persona ausente.

El uso de 3º persona (no persona según Benveniste) indica un mundo referido


ajeno al locutor, para crear un efecto de objetividad y verdad. Otras marcas del
borramiento del locutor son el uso de construcciones impersonales o pasivas sin
la expresión del agente.

3. La inscripción del yo

El locutor puede presentarse en otras formas gramaticales. La 2ª persona indica


afectividad, personal; la 3ª produce un efecto generalizador, indefinido; la 1ª
persona del plural lo incluye en un grupo determinado (“modestia”), que diluye
la responsabilidad unipersonal.

Nosotros mayestático es el uso del nosotros para quien inviste la máxima


autoridad.

Nosotros inclusivo, es el que incluye al receptor en la referencia del emisor.


Puede ser usado para acercar las posiciones de los protagonistas de la
enunciación.

4. La inscripción del tú

El receptor se hace explícito en el texto a través de los deícticos de segunda


persona. Dependiendo del papel del interlocutor, se formará de manera formal
o informal (vos, usted).

5. Deixis espacial

Organiza el lugar en que se desarrolla el evento comunicativo.

 Adverbios de lugar : aquí, ahí, acá, allí, allá, cerca, lejos, arriba, abajo,
delante, detrás, a la derecha, a la izquierda.
 Adv. Demostrativos : este, esta, aquel, aquella.
 Locuciones prepositivas : delante de, detrás de, cerca de, lejos de.
 Verbos de movimiento : ir, venir, acercarse, alejarse, subir, bajar.

6. Deixis temporal

Indica elementos temporales tomando como referencia el ahora que marca quien
habla como centro deíctico de enunciación. Con la deixis temporal ponemos las
fronteras temporales que marcan el ahora respecto al antes y al después.
Deícticos Relativas al contexto
Simultaneidad En ese momento; ahora En aquel momento, entonces
Anterioridad Ayer, anteayer, el otro día, la La víspera, la semana anterior,
semana pasada, hace un un rato antes, un poco después
rato, recién, recientemente
Posterioridad Mañana, pasado mañana, el Al día siguiente, dos días
año próximo, dentro de dos después. Al año siguiente, dos
días, desde ahora, pronto, en días más tarde, desde entonces,
seguida un rato después, a continuación
Neutros Hoy, el lunes, esta mañana, Otro día
este verano

 El presente: tiempo de base del discurso y forma cero

>Presente genérico: es una forma atemporal propia de enunciados


correspondientes a ciertos tipos de discurso (máximas, teóricos, textos jurídicos,
definiciones)

>Presente histórico: es empleado en un relato, el locutor narra como si


comentara

 Valores modales del futuro

>El futuro combinado con la primera persona tiene el carácter de promesa.

>El futuro combinado con la segunda persona tiene el carácter de orden.

>El futuro combinado con la tercera persona tiene el carácter de necesidad o de


posibilidad

Los apelativos

Cuando un término del léxico es empleado en el discurso para mencionar a una


persona, se convierte en apelativo (pronombres personales, nombres propios,
títulos “mi general”, términos de relación “compañero, camarada”, términos de
parentesco, términos que designan a un humano; metafóricos “mi querido”. La
mención del locutor es la de locutivo, a quien se habla el alocutivo, y de quien
se menciona delocutivo.

Todo apelativo tiene:

-Carácter deíctico
-Carácter predicativo

-Manifiesta relaciones sociales

Subjetivemas
El sujeto de la enunciación, cuando debe verbalizar un referente cualquiera
(real o imaginario), seleccionando ciertas unidades del repertorio de la lengua,
se enfrenta a dos opciones:

 el discurso objetivo, que intenta borrar toda huella del enunciador


individual.

 el discurso subjetivo, en el que el enunciador: asume explícitamente su


opinión: “Me parece horrible”. Se reconoce implícitamente como fuente
evaluativa de la información: “Es horrible”.

Los rasgos semánticos de los elementos léxicos que pueden considerarse


subjetivos son los siguientes:

Afectivo evaluativo, que puede dividirse en dos:

 axiológico, un rasgo bueno/malo, que afecta el objeto denotado


y/o a un elemento asociado cotextualmente.

 modalizador, que atribuye un rasgo del tipo verdadero/falso,


también, en cierta forma, axiológico, ya que verdadero implica
bueno.

Consideraremos los elementos léxicos en sus clases tradicionales, para


mostrar cómo se realizan estos rasgos.

Sustantivos

La mayor parte de los sustantivos afectivos y evaluativos son derivados de


verbos o adjetivos, por lo que los consideraremos en el análisis de estos
(amor/amar, belleza/bello, etc.). Hay, sin embargo, un cierto número de
sustantivos no derivados, que se pueden clasificar dentro de los axiológicos
como peyorativos (desvalorizadores) / elogiosos (valoralizadores):
El rasgo puede estar representado en un significante, mediante un sufijo: -
acho: comunacho, -ete: vejete, -ucho: pueblucho

El rasgo axiológico está en el significado de la unidad léxica; no son fijos,


sino que dependen de varios factores: fuerza ilocutiva, tono, contexto, etc. Por
ejemplo:

“La casa de José es una tapera”.

“Tapera” tiene, casi siempre, el rasgo peyorativo, lo que no impide que


alguien muestre su casa y diga: “¿Te gustó la tapera?”, donde el rasgo
puede ser elogioso mediante la ironía. Por lo general, en todas las lenguas
los sustantivos relacionados con lo escatológico o lo sexual tienen un rasgo
peyorativo, aunque puede variar en ciertos contextos.

Adjetivos

Se pueden dividir según los siguientes rasgos:

Afectivos: además de una propiedad del objeto enuncian una reacción


emocional del hablante: “Fue una escena terrible”

Evaluativos no axiológicos: implican una evaluación cualitativa o


cuantitativa del objeto, sin enunciar un juicio de valor o un compromiso
afectivo del locutor. Su uso es relativo a la idea que tiene el hablante de la
norma de evaluación para la categoría de objetos. Por ejemplo: “Esta casa
es grande.” “El camino es bastante largo”.

Evaluativos axiológicos: además de la referencia a la clase de objetos al


que se atribuye la propiedad, al sujeto de la enunciación y sus sistemas de
evaluación, aplican al objeto un juicio de valor.

“Se dirigió a mí un hombre ambicioso.”

Adverbios

Los más importantes de los adverbios subjetivos son los modalizadores. Se


pueden clasificar en los siguientes términos:

I) Modalizadores de la enunciación o del enunciado.

a) de la enunciación: remiten a una actitud del hablante con respecto a su


enunciado: “Francamente, no sé si vendré mañana.”

b) del enunciado: remiten a un juicio sobre el sujeto del enunciado:


“Posiblemente Juan no lo sepa.”

II) Modalizadores que implican un juicio.

a) de verdad:
“Quizá pueda curarse pronto.”
“Sin duda me casaré con ella.”

b) sobre la realidad:

“En efecto, Juan no vino ayer.”


“De hecho estuve totalmente equivocado.”

Finalmente, se pueden mencionar los adverbios restrictivos y


apreciativos:

“Apenas me alcanzó para hacer la torta.”


“Resultó casi perfecto.”

Verbos

Algunos verbos están marcados subjetivamente de forma muy clara (por


ejemplo “gustar”). Su análisis implica una distinción triple:

I) ¿Quién hace el juicio evaluativo? Puede ser:

a) El emisor: es el caso de verbos del tipo pretender.

b) Un actante o participante del proceso, por lo general el agente, que en


algunos casos puede coincidir con el sujeto de la enunciación (“Deseo
que…”). En esta medida, los verbos del tipo desear, querer, se incorpo-
ran en esta clase como subjetivos ocasionales.
II) ¿Qué es lo que se evalúa?

a) El proceso mismo y, al mismo tiempo, el agente: “X chilla”.

b) El objeto del proceso, que puede ser:

1. una cosa o un individuo: “Detesto”.

2. un hecho, expresado mediante una proposición subordinada: “x


desea que p”.

III) ¿Cuál es la naturaleza del juicio evaluativo? Se


formula esencialmente en términos de:
a) bueno/malo: en el dominio de lo axiológico.

b) verdadero/falso/incierto: es el dominio de la modalización.

Verbos subjetivos ocasionales

No implican un juicio evaluativo más que cuando están conjugados en primera


persona (o cuando el agente del proceso coincide con el sujeto de enunciación).

a) Verbos de sentimiento: expresan una disposición favorable o


desfavorable del agente del proceso frente a su objeto y, correlativamente,
una evaluación positiva o negativa de este objeto: apreciar, ansiar, amar,
odiar, detestar, temer, etc.

b) Verbos que denotan un comportamiento verbal: alabar, denotar,


censurar, elogiar.

Tipo verdadero/falso/incierto.

Se trata aquí de los verbos que denotan la manera como un agente aprehende
una realidad perceptiva o intelectual: a esta aprehensión puede presentársela
como más o menos segura o, al contrario, como más o me nos discutible (a
los mismos ojos del agente cuya experiencia se narra).
Verbos de percepción:
“A Juan le parecía que el sol quemaba.” “Me
parece que el sol quema.”
Verbos de opinión (aprehensión intelectual):
“Creo que tiene razón.”
Verbos intrínsecamente subjetivos

Implican una evaluación cuya fuente siempre es el sujeto de la enunciación.


I) Tipo bueno/malo.
La evaluación se refiere en primer lugar al proceso denotado (y, de
contragolpe, a uno y/u otros de sus actantes): “Dejate de rebuznar.”
Un verbo de este tipo implica una evaluación hecha por el emisor sobre el
proceso denotado (y de rebote sobre el agente que es responsable de este
proceso).

II)Tipo verdadero/falso/incierto.

a) Verbos de decir:

1. Cuando el emisor no prejuzga de la verdad/falsedad de los contenidos


enunciados encontramos verbos del tipo decir, afirmar, declarar. Por
ejemplo: “Juan afirmó que Pedro tenía razón”.
2. Cuando el emisor toma implícitamente posición encontramos verbos del
tipo pretender, confesar, reconocer. Por ejemplo: “Juan pretendió que
Pedro tenía razón”.

b) Verbos de juzgar:

1. Cuando el emisor emplea la estructura “Juan critica a Pedro por lo que


hizo” está admitiendo como verdadera la proposición “Pedro es
responsable de haberlo hecho”.

2. Cuando el emisor emplea la estructura “Juan acusa a Pedro de haberlo


hecho” no se pronuncia sobre la verdad de esta imputación.
c) Verbos de opinión: enuncian una actitud intelectual de X frente a P, por
ejemplo: imaginarse.

Adaptación de Catherine Kerbrat-Orecchioni,


L'enonciation. De la subjetivité dans le langage,
París, Armand Colin, 1980.
Actividad

 El siguiente es un eslogan publicitario que muestra el enorme valor de los


deícticos. Forma parte de la campaña: “Ayudá a tus abuelos”, realizada por la
Agencia Nacional de Seguridad Social (ANSES):

Ayudá a tus abuelos. Dedicáles un click por mes, ellos te dedican


toda su vida.

1. Marque en el texto verbos, pronombres y expresiones de tiempo e indique


aquellos cuyo valor es contextual e indicial. Señale a qué objetos o personas se
refieren.
2. ¿Cuál es la función de lenguaje dominante en ese enunciado? ¿qué modo
verbal da cuenta de esa función? y ¿Cuál es la relación con su género discursivo?
3. Compare la formulación enunciativa “Ayudá a tus abuelos” con “Ayudá a los
abuelos”. Comente cuáles serían las ventajas publicitarias de una y otra,
teniendo en cuenta el vínculo entre sujetos que construyen.

Actividad
1. Señale con una cruz las opciones correspondientes para caracterizar el uso
de los tiempos verbales en cada fragmento de la enciclopedia (marque más de
una opción cuando lo considere necesario).

Así, en París, había sido delegado a partir del siglo XII “un canciller”,
encargado por la iglesia de supervisar a los maestros. En 1213, esta
prerrogativa se le escapó prácticamente de las manos al canciller.

1.1. “había sido delegado” se usa para señalar

- un hecho puntual en el pasado.


- acciones en su duración o reiteración.
- un hecho anterior a otro en el pasado.
- un hecho posterior a otro en el pasado.

1.2. “se escapó” se usa para señalar

- un hecho puntual en el pasado.


- acciones en su duración o reiteración.
- un hecho anterior a otro en el pasado.
- un hecho posterior a otro en el pasado.
1.3. “iba a enfrentarse” se usa para señalar

- un hecho puntual en el pasado.


- acciones en su duración o reiteración.
- un hecho anterior a otro en el pasado.
- un hecho posterior a otro en el pasado.

Actividad

1. Lea las siguientes entradas de diccionario y responda a las preguntas que


figuran debajo.

Mayéutica (nombre femenino). En la filosofía socrática, diálogo


metódico por el que el interlocutor interpelado descubre las verdades por
sí mismo.
Diccionario Vox de uso del español de América y España,
Barcelona, Ediciones Vox, 2003. Accesible en
http://www.babylon.com/spa/index.php

Mayéutica f. FILOS . Método de enseñanza que consiste en hacer


descubrir al alumno, por medio de preguntas dirigidas, nociones que ya
tenía en sí, sin él saberlo: la mayéutica fue utilizada por Sócrates.
Diccionario Espasa Calpe de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.

1.1. La finalidad de los textos es

- definir conceptos.
- narrar acontecimientos ocurridos.
- opinar sobre un tema.

1.2. El presente del indicativo utilizado es

- un presente genérico que adquiere un valor atemporal.


- un presente de la enunciación que remite al momento en que se
escribe.
- un presente histórico que permite narrar como si se comentara.
La polifonía_________________________________________________________

El enunciado, según Oswald Ducrot, deja oír varias voces. Con esta posición
nuestro autor produce un dislocamiento en el paradigma de la Lingüística, al
refutar la “unicidad del sujeto hablante” introduciendo el concepto de polifonía
en el campo de los estudios enunciativos.

En el campo de los estudios literarios, Bakhtine elaboró explícitamente el


concepto de polifonía. Para este autor, “hay toda una categoría de textos y en
particular de textos literarios , en los cuales es preciso reconocer la existencia
de varias voces que hablan simultáneamente y donde no hay ninguna que sea
preponderante y que juzgue a las demás.” 3

El carácter dialógico del discurso radica, en que cada discurso recoge en su


construcción, otras voces con las que dialoga, reafirma, niega o refuta.

Sujeto empírico, locutor y enunciador.

A partir de reconocer una multiplicidad de voces presentes en el enunciado,


es necesario también restablecer otros conceptos, con fines metodológicos,
como son las categorías discursivas que establece Ducrot entre:

Sujeto empírico: es el autor efectivo del enunciado ya sea el que ha


redactado o pronunciado el enunciado. El sujeto empírico es el autor
material, por eso para la Lingüística no es importante.

Locutor : es el responsable de la enunciación manifestado a través del


pronombre de 1º persona yo. El locutor, ser de discurso, es quien se
construye y compromete a través del enunciado y deja sus marcas. El
locutor es el responsable del enunciado y de la enunciación.

En el siguiente enunciado exclamativo: “¡Qué hermoso atardecer! “, se


advierte el gozo, la alegría del L, responsable de las marcas de su subjetividad.

Mientras que en la declaración, “Me pareció un hermoso atardecer” aparece


el L detrás de λ, ser en el mundo, que entre sus propiedades tiene la de enunciar
su gozo, su tristeza o su alegría, y se asimila con el locutor, porque tiene el
compromiso enunciativo.

“Es que el sentimiento, en los enunciados declarativos, parece como exterior


a la enunciación, como un objeto de la enunciación, mientras las interjecciones

3
DUCROT, Oswald 1986. El decir y lo dicho; polifonía de la enunciación. P.175
sitúan el sentimiento en la enunciación misma [...] el ser a quien se atribuye el
sentimiento es L. “4

Enunciador: todo enunciado presenta un determinado número de


puntos de vistas, Ducrot llama enunciador a la fuente de estos puntos
de vista. El enunciador no necesariamente es el locutor, de hecho en
los enunciados aparecen puntos de vistas muy diferentes a los del
locutor, tal es el caso de “pero”. Por ejemplo:

“Pablo es un pesado pero está fuertísimo”

E 1 Pablo es un pesado

E2  está fuertísimo El locutor adhiere a este 2º Enunciador.

El enunciador se expresa a través de la enunciación, y no por ello se le


atribuyen palabras “precisas”. Para Ducrot 5el enunciador es al locutor lo que el
personaje es al autor.

Se habla de polifonía cuando hay más de un locutor, esto es, un L1


integra en su discurso otra voz, un L2 . Hay una doble enunciación, por una parte
una enunciación E1 desde donde construye el L1 su enunciado, su discurso y
una enunciación E2, que es el acto enunciativo del L2 .

Otras veces, el locutor (L), pone en escena distintos enunciadores (E) o


espacios mentales.6 Se trata de distintas posibilidades de presentar en escena
otros puntos de vista. El locutor se identifica o adhiere a uno de los dos
enunciadores.

El locutor, aunque convoque otras voces en el texto, no siempre se


identifica con alguna. Por eso, es importante destacar que identificarse con un
punto de vista es hacerse cargo o responsable del mismo.

4
Idem. P. 205

5
Idem. p. 209

6
Espacio mental: alude al concepto de Fauconnier (1984) de su “Teoría de los espacios mentales” que
consiste en considerar la lengua y su uso como la construcción mental y abstracta de espacios, conceptos,
ideas, puntos de vista y sus relaciones.
Procedimientos

Los procedimientos que se usan para incorporar otras voces en el


enunciado, además de la del propio sujeto de la enunciación, son diversos: el
Discurso Referido a través del procedimiento del Discurso Directo, el Discurso
Indirecto y el Discurso Indirecto Libre, la Intertextualidad, el uso de comillas, los
refranes y proverbios, la ironía, el conector argumentativo, “pero” y sus
sinónimos, las preguntas, y la negación.

 El discurso referido:
Referir es contener en el propio enunciado lo que otro ha dicho, es decir,
una voz contiene otra voz. En nuestra actividad comunicativa diaria,
normalmente nuestros enunciados tienen esa característica.

Es así como podemos introducir la palabra de otro en nuestro enunciado, de


modo directo, indirecto, o indirecto libre.

Algunos de esos cambios apelan a nuestra competencia comunicativa:


advertir que la situación comunicativa ha cambiado de ámbito, que es otra la
relación de los sucesos previos o posteriores o, que es otro el acto de habla.

Otros cambios apelan a nuestra competencia lingüística: cambios en los


tiempos verbales y su correlación y cambios en el sistema de deícticos7.

Discurso directo

El locutor reproduce fielmente las palabras de otro, sin subordinarlas


sintácticamente a las suyas:

“Juan dijo:- ¡Soy feliz! ”

En el discurso directo, advertimos: signos de puntuación: la raya que abre


un enunciado en un diálogo o las comillas, un texto de un contexto, signos
fonológicos de exclamación, de interrogación, de duda. Estas marcas declaran
la autonomía del enunciado.

Generalmente, se considera que la introducción de las palabras de otro, en


la medida que son una transcripción fiel y de buena fe permite el máximo de
objetividad. Pero la “objetividad” no depende del grado de conformidad con el
discurso citado respecto del original, sino también si existe o no desviación del
sentido, por parte de quien cita en las palabras reproducidas.

Sacar las palabras del contexto situacional y lingüístico e introducirlas en uno


nuevo, las hace entrar en una nueva “relación dialógica” con las palabras
colindantes y adquirir por lo tanto nuevas significaciones.

VICK: –“si siempre le dice .../ te voy a cascar.../ el papá”

7
RUIZ Elida. 1995. Enunciación y polifonía. Buenos Aires, ARS. p 62
Discurso indirecto

El locutor cita indirectamente las palabras de otro:

“Juan dijo que era feliz.”

En el discurso indirecto, advertimos los siguientes cambios:

 un verbo introductorio de decir o de sentir, que orientan acerca de cómo


deben ser entendidas las palabras de otro;
 el subordinante que o si introductor de las palabras citadas;
 la traslación de los tiempos verbales (de los propios del discurso directo
a los del discurso indirecto) y los cambios de la deixis. Tanto las
localizaciones espaciales y temporales, los tiempos verbales, las
expresiones referenciales así como, los deícticos personales u otros
expresiones deícticas son seleccionadas desde el punto de vista de quien
cita.

Para Lozano, Peña Marín y Abril,8 el discurso indirecto supone


enunciativamente: ” la reformulación por parte del enunciador de aquello que
cita: el locutor, ( L1 ) puede reproducir más o menos fielmente la expresión
utilizada por L2, cambiando los verbos y las personas, o bien, sintetizar su
contenido, o utilizar sus propias palabras para transmitir lo que L2 dijo en las
suyas.”

Por eso, no hay garantías de que el discurso indirecto sea fiel a las palabras
realmente pronunciadas, lo importante es que se reconstruyen palabras dicha
por otro. Élida Ruiz9 considera que se debe hablar de “narrativización”,
precisamente, por el proceso de reconstrucción que supone. De ahí que el límite
entre las palabras del locutor y del otro estén contaminadas.

13 AGU: – “ bueno si / yo también conozco muchas historias sobre cosas así


/ una vez me contó un amigo mío que se llamaba Joaquín que vive en la San
Martín a dos cuadras que escuchó.../ como se llamaba / en el arenero /
esteeee/ escuchó PUM y pensó que eran cajas que se habían aplastado / fue
en la San Martín y vio que era un hombre...”

El locutor, no necesariamente debe coincidir con el punto de vista del locutor


que reproduce sus enunciados, por ejemplo: “La huelga tuvo un bajo
acatamiento, dijo el vocero de gobierno, después de un día cargado de tensiones
y rumores.”

Otras veces toma distancia y no se compromete. En estos casos, el


condicional sirve para marcar el sentido de impersonalidad.

8
LOZANO, PEÑA MARÍN Y ABRIL. 1986. op. cit. p.151

9
RUIZ, Élida. 1995. op. cit. p 63.
Por ejemplo: “Se aumentaría los precios de los combustibles”

 Las preguntas

De acuerdo con Oswald Ducrot,10 en las interrogaciones del tipo: “¿Pedro


vino?” aparecen dos puntos de vista o enunciadores yuxtapuestos, uno positivo
y otro negativo.

Esto significa que si alguien interroga sobre la venida de Pedro existen dos
posibles respuestas o posibilidades o enunciadores:

E1  Sí, Pedro vino

E2  No , Pedro no vino.

Además, toda pregunta es esencialmente dialógica porque siempre está


dirigida a un alocutario para que éste la responda. Muchas veces el locutor se
desdobla, se interroga y se contesta a sí mismo. Ducrot, frente a estos
ejemplos, descubre la posibilidad de “hacer hablar” a otro en el propio
enunciado.

No se puede confundir el carácter polifónico de las preguntas totales o


parciales con las preguntas retóricas, ya que en estas últimas no hay dos
enunciadores, porque la pregunta retórica es una afirmación indiscutible que
hace el locutor con fines estrictamente retóricos.

Son las preguntas del tipo “¿Por qué siempre sufren la injusticia los más
desprotegidos?” en realidad, es una pregunta que no espera respuesta, porque
es como una válvula de escape que sirve para reafirmar lo que otros no pueden
dejar de compartir, en nuestro ejemplo, la injusticia de los más necesitados.

 La negación

A partir de cómo formulamos nuestro pensamiento se puede modificar una


realidad, darla como una certeza o simplemente negarla. De este modo una idea
puede ser afirmada o negada. La negación es una reacción a una afirmación real,
virtual, explícita o implícita, previamente manifestada.

Si el locutor dice por ejemplo: “Pedro es riojano”, realiza un enunciado


afirmativo, es decir pone en escena un punto de vista, el hecho de que Pedro
sea riojano. Pero si el locutor dice: ”Pedro no es riojano”, el enunciado negativo
nace de una refutación a otro punto de vista, por eso la negación contiene más
de un punto de vista.11

10
DUCROT, Oswald. 1.988. Polifonía y argumentación. Calí, Colombia, Universidad. p.106-108.
11
DUCROT, Oswald. 1986 El decir y lo dicho; Polifonía de la enunciación. Barcelona, Paidós. P. 221-
223
Un E1 que afirma y un E2 que niega, y el locutor que adhiere al punto de vista
del E2.

Generalmente, la negación produce un impacto, un choque, una


desestabilización
¿Por qué nos choca, nos impacta la negación? Básicamente, porque hay una
oposición, un rechazo, una refutación y, además, porque existe una tendencia a
identificar lo negativo con lo malo, con lo despreciable. En ese sentido, el de
refutación, se considera que la negación desempeña un importante papel
argumentativo en el discurso.
La oposición de dos ideas, deseos o creencias postula la construcción de un
protagonista y un antagonista. Para definir estos dos términos, protagonista y
antagonista, nos remitiremos al marco conceptual de la agonística de Talmy12
que describe la oposición estable de dos fuerzas. Una de las fuerzas es localizada
y se la denomina agonista en alusión a un término fisiológico que remite a un
músculo que se encuentra unido a otro. La otra fuerza no focalizada, se la
denomina antagonista y se opone a la primera.

En la fuerza, se tiene en cuenta la tendencia hacia el movimiento o hacia el


reposo. El agonista está afectado por su propia tendencia hacia el movimiento o
el reposo, mientras que el antagonista opera como motor si la tendencia de su
agonista es el reposo, y como barrera o freno, si la tendencia del agonista es el
movimiento. De este modo, si en una situación comunicativa donde una madre
ordena a su hijo no jugar más en la calle, la fuerza agonista, a la que
denominaremos protagonista, está representada en el hijo porque es la fuerza
focalizada hacia el movimiento y su madre es la antagonista porque opera como
barrera o freno del movimiento. Estas fuerzas se semantizan a través de roles
que se representan en la situación comunicativa.

La negación en la argumentación es muy importante ya que la mayor parte


de los conocimientos y creencias los recibimos como afirmaciones. Por eso si
consideramos que la mayor parte del día pensamos en positivo, de allí es que
nos resulte chocante escuchar o leer una negación, una refutación a una
afirmación previa explícita o implícita.

En los conflictos verbales, ya sean disputas, discusiones, debates no siempre


se construye el sentido de la oposición a través de las negaciones. Nuestra

12
TALMY, L. (1985) Force dynamics in language and thought. Chicago, Ling. Soc. Univ. Chicago. In Brand, P.
(1994) Dinámicas del sentido; Estudios de Semiótica modal. Rosario, Homo Sapiens. P. 174
lengua manifiesta, a través de otras formas lingüísticas que contienen o
expresan el contenido de la oposición en el discurso. En los siguientes ejemplos,
se puede observar cómo los hablantes niegan lo que se les solicita de modo
indirecto:

A: - “¿Podrías ir a comprar pan?”

B:- “ Estoy estudiando”. (No puedo ir)

A: ¿”Me convidás un caramelo?”

B: - “era el último.” (No tengo)

Dos modos distintos de manifestar la oposición, sin usar, necesariamente,


el adverbio “no.”

1.4.6 Recursos lingüísticos de la negación.


Los estudios sobre la negación, desde una perspectiva gramatical
descriptiva, son numerosos. En una reciente publicación de la Real Academia
Española, sobre la gramática descriptiva de la lengua española, en el tomo II,
hay un capítulo dedicado al tema de la negación, estudiado por Cristina Sánchez
López.

Son muy valiosos los aportes sobre el tema que realiza la autora ya que nos
permiten conocer todas las posibilidades lingüísticas que tiene el castellano para
construir el sentido de la negación.

Se define la negación como:

“Un conjunto de procedimientos gramaticales utilizados para llevar a cabo el


acto de negar. Negar es expresar la falsedad, la inexactitud, irrealidad o no
realización de un hecho, concepto o proposición”13

El procedimiento más utilizado es el uso del adverbio NO antepuesto a un verbo,


del tipo:

“No llegó temprano.”

Procedimientos
Además de este procedimiento, en español hay otras formas lingüísticas que
construyen el sentido de la negación o que poseen un significado negativo
inherente y que sólo pueden aparecer en oraciones negativas, en concordancia
léxica con el adverbio.

13
SÁNCHEZ LOPEZ, Cristina. La negación. pags. 2561- 2635 . In: REAL ACADEMIA ESPAÑOLA1999. Gramática
descriptiva de la Lengua Española. T. II. Madrid, Espasa Calpe. P. 2563
No conocía nadie a quien buscaba.

No y Nadie son los elementos de polaridad negativa.

Se establece una diferencia entre dos grupos de términos polares.

 Al primer grupo pertenecen todos los términos polares que son capaces
por sí mismo de expresar la negación, cuando preceden al verbo. Son
las palabras negativas:
Pronombres: nadie, nada

Adjetivo determinante: ninguno / a

Adverbios: nunca, jamás, tampoco

Sintagmas que contengan la partícula: ni

Por sí solas estas palabras construyen el sentido de la negación incluso


cuando aparecen sin la compañía del adverbio no.

Nadie lo había visto.

 Al segundo grupo pertenecen todas las formas polares que no


manifiestan explícitamente la negación por lo que no pueden prescindir
nunca de alguna marca explícita de la negación. Necesitan estas formas
una negación preverbal. Por ejemplo:
Carlos todavía no ha llegado

La falta de concordancia negativa, por ejemplo al añadir la partícula


Ni , puede en ciertos usos funcionar como negación.

Ni los restos quedaron

Negación anticipada
“Se denomina negación anticipada a la que niega el contenido de una
proposición subordinada pero aparece junto al verbo de la oración principal
de la que ésta es complemento”14
En ejemplos como: “No creo que llegue”
En este caso, no se niega el hecho de creer sino la posibilidad de llegar. El
hecho es que alguien no llegará.
En la negación anticipada es frecuente el uso de:
 verbos de opinión o expectación: creer, pensar, imaginar, calcular.
21º AN: -“ bueno / no sé / que se yo / pero.../...yo dibujitos no pienso
ver”

14
SÁNCHEZ LOPEZ, Cristina op. cit. p 2611
20º GER: -“ y yo películas TAMPOCO PIENSO VER! ”

 verbos de intención y volición: desear, querer, apetecer, tener intención


de.

 verbos de aproximación perceptiva: parecer, ser probable.

La negación desde una perspectiva enunciativa

Tipos de negación
La lógica estableció la diferencia entre la negación interna y la negación
externa para diferenciar aquellos casos en que la negación afectaba a la aserción
o a las presuposiciones asociadas con ellas.

En el caso clásico ejemplo, “El rey de Francia no es calvo”, si bien la negación


interna niega la aserción, (el rey es calvo) obliga a admitir la existencia de la
presuposición, es decir la existencia del sujeto (rey de Francia). Mientras que la
negación externa niega la aserción y las presuposiciones que subyacen ( el rey
de Francia no existe)15.

La negación tiene una naturaleza esencialmente relacional, ya que establece


relaciones entre distintos enunciados o partes de enunciado para declarar la
disconformidad entre ellos. Considérese el uso de “tampoco”.

El ámbito de la negación16 está constituido por el dominio sintáctico en


el que se expresa la refutación, o cuya adecuación a la realidad se pone
en cuestión.
Según el ámbito de la negación podemos establecer una distinción entre
negación externa e interna.

 La negación externa o metalingüística: toma dentro de su ámbito a todo


el enunciado, se utiliza para refutar una proposición anterior, presupuesta
o efectivamente proferida, a la que afecta como un todo manifestando su
desacuerdo con la realidad.
Existen marcas explícitas para la negación metalingüística, tales como
los conectores discursivos que presuponen o encubren una afirmación a
la que se refuta.

 La negación interna: en cambio, afecta a algún componente del


enunciado, generalmente el predicado.
Si bien existe un consenso acerca de los diferentes tipos de negación,
consideramos adecuado para nuestros fines, el marco de la concepción

15
Idem. p 2576
polifónica del sentido propuesto por Oswald Ducrot17 y desarrollado, en
nuestro país, por la Dra. María Marta García Negroni.18
Estos autores distinguen tres tipos de negación: la descriptiva, la
polémica y la metalingüística.
La negación descriptiva
Esta negación representa un estado de cosas, es del tipo: “ No está nublado”
. El locutor de este enunciado no se opone a un discurso previo porque
simplemente el punto de vista positivo no está presente. Actúan como el
equivalente de aserciones.
“ No está bien” por “Está “enfermo”
“No es malo” equivale a “Es bueno” ; “países no alineados”
La negación polémica
Es la negación del tipo: “Juan no es inteligente”. En la negación polémica,
un locutor
( L ) pone en escena dos enunciadores, de ahí su carácter polifónico. Por una
parte, un E1 que expresa el punto de vista de la aserción, en nuestro ejemplo
“Juan es inteligente” y un E2 puesto en escena por el locutor que expresa el
rechazo al punto de vista positivo.
Es una negación de carácter interno, ya que se niega el punto de vista de
un E1 que expone que es “inteligente”, por “no es inteligente” que tiene un
efecto minorizante, es decir, "menos inteligente, incluso tonto”. La negación
polémica conserva las presuposiciones del enunciado positivo, en nuestro caso:
que Juan existe.
El titular de un periódico que dice: ”No aumentará la recaudación fiscal en
Mendoza” es una negación polémica que corroe las esperanzas de un
mejoramiento, no sólo porque refuta y desautoriza a un E1 que postula lo
positivo  Frente a la crisis aumentará la recaudación”, sino porque además tiene
un efecto minorizante: “ la recaudación sufrirá una caída. ”

La negación metalingüística
Se opone a la negación polémica en que no opone dos enunciadores, sino
dos locutores.
La negación metalingüística descalifica, refuta y desacredita el espacio
discursivo construido por otro locutor o el mismo locutor en tanto ex locutor.
No sólo desautoriza lo dicho sino también lo presupuesto. Además, la negación

17
DUCROT, Oswald. 1986 El decir y lo dicho; Polifonía de la enunciación. Barcelona, Paidós. P. 221-
223
DUCROT, O. y SCHAEFFER. J. 1998 Nuevo diccionario enciclopédico de las Ciencias del Lenguaje.
Madrid, Arrecife. P. 641- 644
18 
GARCÍA NEGRONI, M. La negación metalingüística: argumentación., gradualidad y reinterpretación. In
Signo y Seña. FF y L, UBA, Nº9, junio 1998. pgs. 227-254
metalingüística tiene un carácter amplificatorio de lo negado, es así como va
seguida de un enunciado para desambiguar lo negado y que no queden dudas.
De esta manera la aserción: “Pedro está en su casa” , se puede replicar
diciendo: “No, no está en su casa.” Es una negación externa, ya que la aserción
ha sido dicha fuera del enunciado negativo. El morfema negativo anula, refuta
los presupuestos de la afirmación positiva, en nuestro ejemplo, lo cuestionable
es:”que esté en su casa” la explicación de un locutor L1 .
En general la negación metalingüística está seguida por una rectificación, del
tipo, “No, no está en su casa sino en su oficina trabajando.” La función de la
rectificación es reinterpretar, ya que la negación metalingüística tiene un efecto
amplificador.
A: - “Juan es inteligente”
B: - “No, no es inteligente  es brillante”
 es retonto”

La negación metalingüística niega lo presupuesto, es decir el marco del


discurso de un L1 que es refutado, cuestionado por un L2 la refutación, o cuya
adecuación a la realidad se pone en cuestión.

Algunos conectores dirigen la comprensión de acuerdo con la orientación


argumentativa que su locutor quiera darle a su mensaje, ya que la
argumentación misma exige al locutor encadenar los enunciados de una cierta
manera.

“La orientación argumentativa es la dirección inscripta en el enunciado con el


objeto de alcanzar tal o tal clase de conclusión en el discurso”19
Para lograr la orientación argumentativa, además del contenido semántico
de lo dicho, el discurso utiliza los conectores:” pero, no....sino, sin embargo, no
obstante, aunque, aun cuando, a pesar de...”
Estos conectores son analizados por Ducrot como conectores de
contradicción argumentativa.
A los fines de nuestro estudio, focalizaremos la atención solamente en el
conector “pero”
Para Anscombre y Ducrot 20(1994) los conectores (mais y même) pero e
incluso son tan argumentativos como las palabras y que tradicionalmente
fueron analizados como las visagras del razonamiento.

En ejemplos como: “Pedro es pobre pero honesto”

Ducrot además descubrió, en este tipo de ejemplo, dos puntos de vista


diferente, es decir, dos enunciadores, articulados por el “pero”:

E1  que considera la condición de ser pobre y no honesto

19
GOMEZ de ERICE, M. V. 1998. La conectividad. Mendoza, F. E. E. Y E. UNCuyo. P. 12
20
ANSCOMBRE J .Y DUCROT O.1994.La argumentación en la Lengua. Madrid, Gredos.
DUCROT, Oswald. Esbozo de una teoría polifónica de la enunciación. P.234
E2  que cambia la orientación de pobreza hacia honestidad.

Se denomina fuerza argumentativa a la orientación que “pero” otorga al


segundo miembro “honesto” donde aparece la verdadera significación que se
debe otorgar, y a la que adhiere el locutor.

La pista que otorga “pero” es:

 Busque una conclusión R a la que apunta el primer segmento “Pedro es


pobre” (es posible que sea deshonesto) que será negada por el segundo.
Y otórguele más fuerza al segundo.
P pero Q

 
R -R

Antonio Briz y Antonio Hidalgo 21 consideran además al “pero” como un


conector monológico, es decir, como una forma de engranaje de los enunciados
de un hablante. Por ejemplo:

“- Compra melocotones / pero que sean buenos / no como la otra vez”.

En este ejemplo el conector “pero” anuncia una restricción semántica,


antiorientación respecto al enunciado anterior.

Mientras que, en función dialógica, en el siguiente ejemplo, es una marca


conversacional de refutación o de desacuerdo:

A:- ¿Te vienes al cine esta tarde?

B:- Pero / si tenemos un examen mañana” .

El conector “pero” introduce la justificación sobre la no ida al cine.

Además de marcar la antiorientación, el conector “pero” introduce el


comienzo de un conjunto argumentativo.

PAB:- “sí / pero //casa es un gran beneficio.//.pero”

GER: -“ pero./.. yo estoy primero / yo llegué primero / me toca a MI!”

Las citas en el texto académico

La caracterización del texto académico ha definido la citación como textos


integrados al discurso que sirven para apoyar los argumentos. Además de ser
constitutiva de la argumentación las citas “ayudan a definir el contexto específico

21
BRIZ, A. HIDALGO, A. 1998. Conectores pragmáticos y estructura de la conversación. In: Los marcadores
del discurso; Teoría y práctica. Madrid, Arco/libros. 121- 143
o el problema que se quiere trabajar” (Teberosky, 2007, p. 41). El escritor
construye cierta forma enunciativa en la que la voz ajena se toma como propia
y pasa a ser parte de una premisa -la mayoría de las veces- que apoya el
argumento central. La forma sintáctica, retórica y argumentativa en que el
paráfrasis esté integrado en el discurso del SE, será el nivel de apropiación del
L de la voz del otro. Las citas ayudan a la aceptación social del texto y a
establecer “una persuasión epistemológica y una estructura social para la
aceptación de sus argumentos” (Teberosky, 2007, p. 42).
Para Swales (cit. por Teberosky, 2007) existen dos formas de integrar la cita a
la voz del SE: las citas integradas que enfatizan la voz del autor citado y las no
integradas que enfatizan el mensaje.
En el texto escrito aparecen otros elementos que propician una lectura integrada
del texto, con referencias a partes del mismo o fuera de él. Álvarez Angulo
(2001) los define como organizadores. Los organizadores intratextuales remiten
a otra parte dentro del mismo texto (ver, supra, infra) y a las notas a pie de
página. Los organizadores intertextuales son las referencias al autor citado
(autor, año), lo que se conoce como sistema de citación

Las citas en el texto argumentativo

El discurso argumentativo no sólo presenta las huellas del diálogo con el otro y
“consigo mismo” sino que también muestra el trabajo con los otros textos. Los
fragmentos que se insertan pueden cumplir diversas funciones. Las citas
epígrafes señalan la pertenencia a un determinado universo discursivo o las
grande orientaciones del texto. Así, si un trabajo de lingüística comienza con
esta frase de Nietzsche “Temo que no nos desembaracemos nunca de Dios, ya
que seguimos creyendo en la gramática”, posiblemente el lector tendrá
tendencia a esperar un cuestionamiento de las líneas institucionalmente
aceptadas de la disciplina. En algunos casos la cita tiene como función primera
“antificar” el texto: Raúl Alfonsín terminaba sus discursos electorales
confundiendo su voz con la de los constituyentes de 1853 al introducir
fragmentos del Preámbulo de la Constitución. Otras citas, reconocidas como
evidencias en una cultura y que, por lo tanto, están al alcance de todos, permiten
establecer acuerdos fáciles que estimulen adhesiones futuras: “Recordando
aquello de ‘por sus frutos los conoceréis’ no es difícil admitir que…”. En ciertos
textos las citas funcionan como “pruebas” dentro de un desarrollo
argumentativo; cuando lo fundamental es la firma nos encontramos frente a las
llamadas citas de la autoridad: “La única forma de tratar que se remedien
ciertos males ciudadanos es ‘volver sobre ellos oportuna e inoportunamente’
como dice San Pablo en sus Epístolas”.
En el discurso polémico, particularmente en sus variedades más violentas, la
manipulación de las palabras del adversario puede adoptar diversas
modalidades. Se puede así prolongar una cita para descalificarla: “‘Llegaremos
al año próximo con una economía consolidada’… si no nos morimos antes”. Se
pueden introducir pequeñas reflexiones discordantes: “Repiten: ‘Rosas como
estanciero (algo imperdonable para algunos pequeñoburgueses) no supo
defender…’”. O se pueden utilizar las palabras del otro en su contra, de allí el
nombre de cita boomerang: “Quienes intentan la defensa de la figura del tirano
no ignoran, porque ellos mismos lo han señalado, que la ‘interpretación histórica
se hace desde la actuación política presente’. ¿Qué puede entonces esperar la
democracia de tales ideólogos?”

Transtextualidad

Gérard Genette en Palimpestes (París, Seuil, 1982) define la transtextualidad,


o trascendencia textual del texto, como “todo aquello que lo relaciona,
manifiesta o secretamente, con otros textos”. Se reconocen cuatro tipos de
relaciones transtextuales:

1. Intertextualidad: Relación de copresencia entre dos o más textos. Su


forma más explícita y literal es la cita, pero también se incluyen el plagio
(préstamo no declarado pero literal) y la alusión (cuando la comprensión
plena de un enunciado supone la percepción de su relación con otro).
2. Paratextualidad: relación que el texto en sí mantiene con su
“paratexto”: títulos, subtítulos, prólogos, epílogos, advertencias, notas,
epígrafes, ilustraciones, faja, etcétera. También pueden funcionar como
paratexto los “pretextos”: borradores, esquemas, proyectos del autor.
3. Metatextualidad: relación de “comentario” que une un texto a otro del
cual habla y al cual incluso puede llegar a no citar. La crítica es la ex
presión más acabada de esta relación metatextual.
4. Hipertextualidad: relación de un texto con otro anterior del cual deriva
por transformación (El Ulises de Joyce respecto de la Odisea de Homero)
o por imitación (La Eneida respecto de la Odisea, el Guzmán de Alfara che
respecto de El Lazarillo de Tormes).

Un caso de polifonía: el empleo de refranes (o proverbios)


Al enunciar un refrán “el hablante abandona voluntariamente su voz y adopta
otra para preferir un segmento de habla que no le pertenece realmente, que no
hace más que citar” (Greimas). Se puede incluso decir que este es el discurso
referido por excelencia. No se retoman las palabras de otro sino de todos los
otros, fundidos en la “impersonalidad” del refrán. No solo como en la polifonía
corriente, la responsabilidad de la aserción de un refrán se atribuye a un
personaje distinto del locutor, sino que también en ella se entremezcla la voz
del locutor con todas las veces que lo han proferido antes que él.
El locutor del refrán es también su enunciador, es decir que lo es personal
mente, pero lo hace borrándose detrás de otro enunciador, “se”, que es el
verdadero garante de la verdad del refrán y que representa la opinión común.
La interpretación polifónica del refrán, es decir, el simple hecho de percibir el
ocultamiento del locutor detrás de la voz de un enunciador distinto, identificado
como se, depende de factores lingüísticos y extralingüísticos. Extralingüísticos
porque el refrán pertenece a un stock de enunciados conocidos por los hablantes
de una lengua. Lingüísticos porque el refrán posee propiedades específicas: esta
tuto genérico de las figuras del enunciador y el alocutario, embragues
temporales (presente genérico o realización cero: “Quien mal anda, mal acaba”,
“En casa de herrero, cuchillo de palo”), referencia de los grupos nominales a
clases y no a in dividuos. El refrán mantiene también relaciones estrechas con
la función poética jakobsoniana; esto se debe por una parte a la necesidad de
estabilizar y de memorizar el enunciado (estructuras breves, simetrías fonéticas
y prosódicas), y por la otra a la estructura binaria que privilegian los refranes.
El desvío es un procedimiento discursivo que consiste en producir un enunciado
que posee las marcas lingüísticas de la enunciación de los refranes, pero que no
pertenece al stock de refranes reconocidos. Este procedimiento puede tener un
objetivo lúdico o militante. En este último caso el desvío tiende a otorgar
autoridad a un enunciado o a invalidar la del refrán en nombre de intereses de
distinto tipo.
Se podrá hablar así de estrategia de captación o de estrategia de subversión. El desvío
puede afectar a las condiciones genéricas de la enunciación de los refranes: condiciones
formales (sintácticas, prosódicas,…) y condiciones de empleo (exigen que se trate de
una verdad de “sentido común” dirigida a un alocutario universal). El desvío puede
también afectar a un refrán reconocido (cuanto menor sea la modificación operada
mayor será el éxito): “Al pan, pan y al vino, Toro”; “Hay que golpear a la madre mientras
sea joven” (Hay que golpear el hierro mientras está caliente). En algunos casos el
significante no se modifica, pero el contexto propone otra isotopía: “De carne somos”
en una propaganda de hamburguesas.

Adaptación de A. Gresillen y D. Manguenau, “Polyphonie


probe et detourment”, Langages, 73 (1984).

Otras formas de “dar la palabra”

Dos pares de nociones (locutor/enunciador y alocutario/destinatario) son


necesarias para dar cuenta de la permanente posibilidad que ofrece el lenguaje,
y que el discurso explota constantemente, de “dar la palabra” a personas que
no son la persona que habla, es decir, a personas distintas de la que produce
efectivamente el enunciado, y que recibe el nombre de locutor.
Supongamos que A, locutor, dirige a B, alocutario, un enunciado E. Llamare
mos enunciador a la persona a quien A atribuye la responsabilidad de lo que
se dice en E, y destinatario a aquella quien se dice, según él, lo que se dice en
E. En el caso (el más simple, aunque no el más frecuente) de un discurso no
distanciado, el enunciador es el locutor y el destinatario es el alocutario. En
cambio, cuando se cita lo que se dice, el enunciador puede ser a veces el
alocutario o un tercero y el destinatario puede ser el locutor o también un
tercero.
Daremos algunos ejemplos. Puede ocurrir que un locutor formule él mismo
las preguntas a las que tiene ganas o se cree obligado a responder. Así, algunos
psicólogos han observado que algunos niños –que quieren hacer saber a sus
padres que han realizado una acción virtuosa– tienen tendencia a “hacer como
si” los padres le pidieran que la relataran. Un niño que va a sentarse a la mesa,
pregunta a su madre: “¿Qué hacía yo hace un rato, mamá? Me lavaba las
manos”. La madre es el alocutario del enunciado interrogativo, tal como lo
prueba el vocativo “mamá” y el niño es su locutor, ya que el “yo” remite a él.
Pero representa a su madre como si ésta le formulara la pregunta: “¿Qué
hacías?”. En el discurso del niño, por lo tanto, el alocutario es la enunciadora del
primer enunciado, y el niño, locutor, es su destinatario. La misma repartición de
roles per mite describir un discurso en que A tendría la impresión de que B se
asombra de su presencia, le dice: “¿Por qué estoy aquí? Porque me gusta”. El
locutor de la pregunta es su destinatario, y el alocutario es el enunciador de la
pregunta: encontramos el mismo procedimiento en el discurso universitario.
Para anunciar las partes principales de su próxima exposición el autor formula
una serie de preguntas, es decir, se las hace formular un lector interesado (y
por lo tanto, ficticio) que accede de ese modo a la condición de enunciador. El
doble sentido de la palabra “question” es significativo a este respecto: se trata
de una cuestión (que se considera como tema del discurso) pero se la formula
(considerándola como una interrogación). ¿Pero el tema del que alguien habla
es caso otra cosa que la interrogación imaginaria de un alocutario o auditor
transformado en enunciador?

Otras formas, cuya importancia argumentativa es innegable, son la


apelación a la autoridad, la ironía y la concesión.

Un recurso de autoridad como “como dice Platón”, “como todos saben”,


intercalado en la exposición de un argumento, permiten deducir una conclusión
de ese argumento mismo sin necesidad de demostrar su verdad (ya que no lo
enunciamos por nosotros mismos sino que lo hacemos enunciar por Platón o por
“todos”).
La ironía opera del mismo modo pero en sentido inverso. Para demostrar que
una tesis es falsa, se utilizan a favor de ella argumentos absurdos, que se
atribuyen a sus defensores, de modo que el carácter absurdo de su discurso
termina para hacer revelar la absurdidad de la tesis.
La concesión se integra también en el mismo esquema. El enunciado
concesivo, que introducimos a menudo por medio de aunque o seguido de pero,
es a menudo el de un adversario, real o ficticio, al que damos la palabra, y al
cual incluso permitimos por un momento que argumente en dirección opuesta
res pecto de aquella que corresponde a la conclusión que quisiéramos extraer.
Es así que siguiendo una estrategia esencial al liberalismo podemos presentar el
derecho a la palabra, que reconocemos al otro, como un refuerzo de la
conclusión que nos va a oponer a él, conclusión que va a parecer más “objetiva”
aún, ya que no ha temido hacer frente al discurso del adversario. Estas
relaciones intersubjetivas pueden realizarse en la actividad lingüística porque la
enunciación no se confunde con la mera emisión de palabras, ya que el locutor
puede ceder el lugar de enunciador de palabras al alocutario o a un tercero y
ocupar el lugar de destinatario.

Adaptación de Oswald Ducrot, “La enunciación”,


en El decir y lo dicho, Buenos Aires, Hachette,
1984.

La enunciación en la Ciencia
A diferencia del lenguaje cotidiano, el lenguaje de la ciencia utiliza un
léxico técnico específico para cada campo disciplinar para lograr mayor
exactitud, alcance y efectividad. El uso del lenguaje científico es extrañamente
efectivo y poderoso. Su poder reside precisamente en lo que se denomina efecto
de cientificidad o efecto de objetividad. Estos efectos forman parte de la
dimensión ideológica del discurso –la que no es exclusiva del científico– ya que
contribuyen a instalar una creencia. En términos de Verón: “El efecto de
conocimiento que llamamos “cientificidad” puede aparecer en los discursos que
son producto de la práctica llamada científica, pero no es fatal ni necesario que
ello ocurra. En otras palabras: sería ingenuo creer que todo discurso producido
por los “hombres” de ciencia” es conocimiento científico (lejos de ello) puede
aparecer en discursos que no fueron producidos por el sistema productivo de las
ciencias” (Verón, 1993: 22).
Así, el efecto de cientificidad se produce a partir de la introducción de
datos precisos, términos técnicos o validaciones (¿pseudo?) experimentales
avaladas por provenir de un campo de una legitimidad incuestionable como el
científico.
Bibliografía:
Arenas, Norma; (2013);La Teoría de la Enunciación, Documento de cátedra, FEEyE,
UNCuyo.
Arenas, Norma; (2013); La Polifonía, Documento de cátedra, FEEyE, UNCuyo.
Arnoux, E, Di Setefano, M., Pereira C. (2002) La lectura y la escritura en la Universidad,
Buenos Aires, Eudeba
Calsamiglia Blancafort, H; Tusón Valls. A (2004). Las cosas del decir. Manual de
Análisis del discurso. Capítulo 5 Las personas del discurso (pp 133-156). Barcelona:
Ariel Lingüística
García Negroni, M. y Tordecillas Colado, M. (2001), La enunciación en la lengua,
Madrid, Gredos Buenos Aires.
Gómez de Erice, M. V. & Zalba, M.E. (2003). Comprensión de Textos. Un modelo
conceptual y procedimental. Mendoza: EDIUNC.
Kerbrat-Orecchioni, C.( 1993). La Enunciación. De la subjetividad del lenguaje.
Buenos Aires: Hachette.
Reyes, Graciela (1998). Como escribir bien en español. Manual de Redacción. Madrid: Arco
Libros

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