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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

ACONDICIONAMIENTO AMBIENTAL 2

TEMA : ETICA AMBIENTAL

DOCENTE : ARQ. GUSTAVO CHUECAS WONG


INTRODUCCION

Un elemento fundamental para la construcción de una ética ambiental,


sobre todo a mediano y largo plazo, es la educación cuya finalidad es el de
construir nuevas normas de conducta que rijan nuestra relación con el
ambiente, así como para enfrentar los graves problemas ecológicos que
vivimos.
Si se piensa que no se tiene posibilidad alguna de contribuir a la solución de los
problemas ambientales, estamos en graves dificultades. La participación
individual es un requisito insoslayable para mejorar las condiciones del medio
que nos rodea. Sin embargo, son necesarias nuevas normas de conducta, es
decir, una ética ambiental.
Para hablar de estas normas de conducta ecológica debemos
remontarnos a finales de los años sesenta y principios de los setenta, justo
cuando surgen las llamadas éticas biocéntricas, las cuales ubican al ser
humano como parte integrante de la naturaleza y con obligaciones morales
hacia las distintas formas de vida.
Estos planeamientos se oponen a las concepciones éticas tradicionales
que, a lo largo de la historia, han estado destinadas a regular exclusivamente la
convivencia entre los seres humanos, olvidándose de las relaciones de éstos
con los demás seres vivos que habitan el planeta.
Por estas causas se ha generado un modelo equivocado del mundo en
el que ubicamos al humano como el ser más importante y por encima de las
demás formas de vida.
Ante la disyuntiva de favorecer el desarrollo económico y social de las
comunidades humanas o mantener intacto un ecosistema, no se trata de
obstaculizar nuestro desarrollo, pero sí de establecer reglas de conducta que
tengan como principio rector el menor daño posible a la naturaleza y la
reparación de los daños ecológicos.
Tampoco se trata de oponerse al avance tecnológico, sino de que la
sociedad presione para que las instancias de decisión promuevan el desarrollo
de tecnologías menos dañinas. En diversas partes del mundo existen grupos
que trabajan sobre técnicas educativas que fomenten y promuevan la ética
ambiental.
INDICE

INTRODUCCION

INDICE

CAPITULO I : ASPECTOS GENERALES

1.1.- CONCEPTO DE ÉTICA

1.2.- CONCEPTO DE AMBIENTE.

1.3.- CONCEPTO DE ÉTICA AMBIENTAL

1.4.- IMPORTANCIA DE LA ÉTICA AMBIENTAL

CAPÍTULO II : ÉTICA AMBIENTAL

2.1 SURGIMIENTO DE UNA ÉTICA AMBIENTAL

2.2.- ÉTICA AMBIENTAL PARTICULARIDADES Y PROBLEMAS

ESPECÍFICOS

2.2.1.- PARTICULARIDADES DE LA ÉTICA AMBIENTAL

2.2.2.- PROBLEMAS ESPECÍFICOS DE LA ÉTICA AMBIENTAL

3.- CORRIENTES MÁS IMPORTANTES

A.- Antropocentrismo fuerte .-

B.-Antropocentrismos moderados

C.- Antiantropocentrismos

4. LA DIALÉCTICA COMO FUNDAMENTO DE LA ÉTICA AMBIENTAL:

MURRAY BOOKCHIN

5.- PUNTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ÉTICA AMBIENTAL

6.- CÓDIGO DE ÉTICA AMBIENTAL

7.- COMO FOMENTAR LA ETICA AMBIENTAL

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA
CAPITULO I : ASPECTOS GENERALES

1.1.- CONCEPTO DE ÉTICA


La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio de la moral, la
virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir.
La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema
moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a los distintos ámbitos de la vida
personal y social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho
moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.
La ética es una de las principales ramas de la filosofía, en tanto requiere de la
reflexión y de la argumentación, este campo es el conjunto de valoraciones
generales de los seres humanos que viven en sociedad.
El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la
Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. Una doctrina
ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia
ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá
términos tales como "bueno", "malo", "correcto", "incorrecto", "obligatorio",
"permitido", etc., referidos a una acción, una decisión o incluso también las
intenciones de quien actúa o decide algo. Cuando se emplean sentencias
éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o
acciones. Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: "ese
político es corrupto", "ese hombre es impresentable", "su presencia es loable",
etc. En estas declaraciones aparecen los términos "corrupto", "impresentable" y
"loable" que implican valoraciones de tipo moral.
1.2.- CONCEPTO DE AMBIENTE.
Un ambiente es un complejo de factores externos que actúan sobre un sistema
y determinan su curso y su forma de existencia. Un ambiente podría
considerarse como un superconjunto en el cual el sistema dado es un
subconjunto. Puede constar de uno o más parámetros, físicos o de otra
naturaleza. El ambiente de un sistema dado debe interactuar necesariamente
con los seres vivos.
Estos factores externos son:
• Ambiente físico: Geografía Física, Geología, clima, contaminación.
• Ambiente biológico:
1. Población humana: Demografía.
2. Flora: fuente de alimentos o productores.
3. Fauna: consumidores primarios, secundarios, etcétera.
• Ambiente socioeconómico:
1. Ocupación laboral o trabajo: exposición a agentes químicos, físicos.
2. Urbanización o entorno urbano y desarrollo económico.
3. Desastres: guerras, inundaciones.

1.3.- CONCEPTO DE ÉTICA AMBIENTAL


La ética ambiental o ética medioambiental es la parte de la filosofía y la ética
aplicada que considera las relaciones éticas entre los seres humanos y el
ambiente natural o medio ambiente. Ejerce influencia en una larga lista de
disciplinas como el Derecho, el urbanismo, la sociología, economía, ecología,
geografía, etc. En su campo incluye la estética de la naturaleza y otras ramas
de la investigación filosófica (epistemología, metafísica, axiología, etc.)
El área académica de la ética ambiental surgió como respuesta al trabajo de
científicos como Rachel Carson que con su libro Primavera Silenciosa (1962)
denunciaba el efecto medioambiental de los pesticidas de uso agrícola, la
publicación del Informe del Club de Roma Los límites del Crecimiento (1972) o
el Informe Brundtland (1987). Aquí es cuando la contingencia político social
urge a los filósofos para la consideración filosófica de todos los problemas
ambientales. Además, el influyente ensayo previo de Aldo Leopold A Sand
County Almanac. The Land Ethic (1949) donde el autor expone que las raíces
de la crisis ecológica son fundamentalmente filosóficas. Otros títulos
importantes que dieron inicio y marcaron la necesidad de una ética ambiental
fueron El concepto de moralidad de William Frankena (1966) y La tragedia de
los comunes de Garret Hardin (1968).

1.4.- IMPORTANCIA DE LA ÉTICA AMBIENTAL


La dimensión ética adquiere cada vez mayor importancia en las discusiones
acerca del paradigma ecológico, en el ámbito empresarial y en las relaciones
entre los seres humanos con la naturaleza.
Cada pensamiento ético desarrollado desde diferentes perspectivas ha tratado
de abordar problemas de mucha importancia para la humanidad y en la
actualidad han surgido nuevos cuestionamientos a propuestas éticas que han
sido consideradas antropocentristas y racionales, que contemplan un solo
punto de vista, donde los valores negativos son más apreciados y respetados.

Los seres humanos deben ser conscientes que son parte de la causa de los
desastres naturales, muchas veces por la ignorancia y otras veces por la
avaricia, la ambición de poder y los deseos de riqueza que ciega el accionar
humano. Por lo tanto, se propone incorporar a la ética tradicional los valores
inmersos en el medio ambiente y los deberes de la humanidad hacia él.

La conciencia de la naturaleza exige el desarrollo de una ética radicalmente


nueva, no centrada en los seres humanos, sino en la naturaleza. Se trata de
construir una ética ecocentrista, que esté más acorde con el respeto por todas
las formas de habitar de las especies vivientes, con el equilibrio, la armonía, la
integridad y la belleza de la naturaleza.
CAPÍTULO II : ÉTICA AMBIENTAL

2.1 SURGIMIENTO DE UNA ÉTICA AMBIENTAL

En la década de 1960 comienzan a ser denunciados en el occidente


industrializado los primeros síntomas de la crisis ambiental contemporánea,
cuyos orígenes se atribuyen al modo de relación establecido por la sociedad
industrial con el mundo natural. En EE.UU. “La primavera silenciosa” de Raquel
Carson, de 1968, es generalmente mencionada como una obra pionera en
este sentido, si bien ya en 1962, el libro menos conocido “Nuestro ambiente
sintético”, de Murray Bookchin, analizaba esta situación. El ascenso de los
partidos verdes en Alemania y Francia, a partir de principios de los ‘70 denota
la misma preocupación. En América Latina, en cambio, la crisis ambiental se
asocia al modelo de desarrollo vigente, que acentúa la dependencia política y
económica y la pobreza, a la vez que se buscan alternativas en la forma
armoniosa en que culturas nativas se relacionan con el medio. En suma, surge
un ámbito completamente nuevo de exigencia de juicio y responsabilidad:
no basta con la ética tradicional –vale decir, con respecto a las relaciones
interhumanas- sino que se empiezan a descubrir también en relación con la
naturaleza no humana deberes, valores, bienes, que respetar. La ética
ambiental se ocupa entonces de la relación entre las sociedades humanas
y la naturaleza, y procura el bienestar de ambas.

Entre otras, la ética ambiental procura responder a preguntas tales como: si la


naturaleza debe ser materia moral; si existen obligaciones y deberes a los que
los hombres deban adecuar sus conductas cuando se relacionan con animales,
plantas o los espacios naturales en general; si la ética debe ser un objeto
privativo del ser humano o debe también ser atribuida a seres no humanos, en
especial los más semejantes a nosotros desde el punto de vista del desarrollo
zoológico; si el origen de tales obligaciones debe estar en la naturaleza o en el
propio Hombre.
Un aspecto que me parece sobresaliente de la ética ambiental, además de la
ampliación –y consecuente complejización- del campo de la ética en
cuanto a los sujetos implicados, es que plantea también una ampliación de la
dimensiones espacial y temporal. En efecto, el conjunto de la especie humana
es responsable de la Tierra entera y esa responsabilidad es hacia el futuro.

2.2.- ÉTICA AMBIENTAL : PARTICULARIDADES Y PROBLEMAS


ESPECÍFICOS
Durante la segunda mitad del siglo XX, el desarrollo tecnológico y las
consecuencias que éste desencadenó llevaron a diferentes pensadores a
centrar su reflexión ética en un nuevo tema, del que hasta ahora no se habían
ocupado de un modo específico: la naturaleza. Surge así la ética ambiental,
cuyo crecimiento y expansión es en nuestros días incuestionable. La aparición
de nuevos problemas y amenazas en la naturaleza provocados por la acción
del hombre ha terminado convirtiendo a esta rama de la ética en una de las que
más atención acapara, tanto por la actualidad de los problemas que aborda,
como por la urgencia de encontrar soluciones

2.2.1.- PARTICULARIDADES DE LA ÉTICA AMBIENTAL :


Podríamos definir la ética ambiental como la reflexión racional y práctica sobre
los problemas derivados de la relación del hombre con la naturaleza. Partiendo
de esta definición, cabe destacar dos aspectos propios de la ética ambienta:
1. En primer lugar, se debe subrayar que la ética ambiental implica
claramente una redefinición de la ética. Tradicionalmente, la ética había
venido ocupándose de valores y normas propias del ser humano. La
pregunta por la felicidad o por la justicia estaba circunscrita a la acción del
hombre, y a su relación con otros hombres. Pensar que en la naturaleza
pueda haber valores morales o plantearse la posibilidad de establecer
normas en la relación entre el hombre y el resto de seres vivos supera
claramente los límites propios de la perspectiva ética tradicional. Piénsese,
por ejemplo, en la conocida crítica de Hume: según la “falacia naturalista”,
no podemos dar el salto del ser al deber ser, con lo que también cabría
deducir que en la naturaleza no es posible encontrar normas, ni valores. La
ética era un asunto humano claramente delimitado, y no podía concebirse
que hubiera problemas morales derivados de nuestra relación con la
naturaleza. Por tanto, y esta es una de las notas definitorias de la ética
ambiental, el concepto mismo de ética, su objeto y muchos de sus
conceptos tradicionales, deben ser repensados para amoldarse a las
exigencias de los nuevos problemas planteados.
2. En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, se replantea
necesariamente el tipo de relación del ser humano con otros seres vivos, y
con la naturaleza en general. Se redescubre así un nuevo espacio de
calificación moral: los seres vivos, los ecosistemas, la naturaleza. La división
tradicional entre el sujeto moral y el mundo comienza a derribarse, de
manera que las acciones y decisiones de los seres humanos respecto a la
naturaleza pueden comenzar a recibir una evaluación moral. Desde la
aparición de la ética ambiental, la reflexión no se puede desarrollar de un
modo aislado y conceptual, sino que es necesario fijarse en las relaciones
entre el hombre y su medio. Los conceptos tradicionales de la moral
necesitan adaptarse a las particularidades de la ética ambiental.

2.2.2.- PROBLEMAS ESPECÍFICOS DE LA ÉTICA AMBIENTAL


Podemos dividir los problemas de los que se ocupa la ética ambiental en 3
categorías básicas:
a.- Problemas internacionales: son aquellos que se plantean en las
relaciones entre diferentes naciones. Los problemas de la ética ambiental
nos obligan a transferir, gestionar y distribuir riesgos: las consecuencias de
un comportamiento irresponsable de un solo país, pueden ser fatales para
todo el planeta. El estado nacional, unidad de soberanía en el terreno
político, se muestra completamente ineficaz cuando los problemas son
transnacionales, cuando van más allá de las fronteras de un determinado
país. Entre estos problemas estarían, por ejemplo, el efecto invernadero, el
calentamiento del planeta, la lluvia ácida, el agujero de la capa de ozono, la
deforestación, accidentes radiactivos… Todos estos problemas nos obligan
a buscar nuevos espacios y órganos políticos desde los que acordar una
solución: los países se han quedado pequeños para solucionar estos
problemas y la responsabilidad y eficacia son asunto de todos. Las
dificultades que plantean estas unidades políticas supranacionales son
también importantes: ¿dónde radica su legitimidad? ¿son realmente
equitativas y justas o reflejan las desigualdades existentes en el orden
internacional?
b.- Problemas intergeneracionales: Son aquellos en los que los intereses
de una generación pueden entrar en conflicto con los de las próximas, o
incluso poner en peligro la existencia de éstas. Parece que todos tenemos
conciencia de que el planeta debe ser legado a las futuras generaciones en
las mejores condiciones. Sin embargo, esto puede ir en detrimento del
desarrollo tecnológico y económico de las generaciones presentes. Es
necesario buscar un fundamento para las responsabilidades frente a las
generaciones futuras. Así, Hans Jonas ha formulado el principio de
responsabilidad en los siguientes términos: “Obra de tal manera que no
pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la
humanidad en la tierra.” La primera y más grande obligación del hombre es,
entonces, que la vida humana siga siendo posible, lo que evidentemente
requiere la existencia de otras formas de vida. El problema es que esto no
puede convertirse en un argumento para impedir el acceso a una vida digna
de la mayor cantidad de seres humanos de la generación presente, con lo
que se plantea el reparto de riesgos, responsabilidades y recursos bajo
condiciones de justicia e igualdad.
c. Problemas interespecíficos: Son aquellos que afectan a la relación del
hombre con otras especies vivas, con los individuos de otras especies, y
con la biosfera en su conjunto, es decir, con seres vivos no humanos. Lo
que se discute es si estos seres tienen también un valor en sí mismo, o
solamente tienen valor en la medida que aportan algo al ser humano (valor
utilitario). Reconocer algún tipo de valor a otras especies nos trae otras
cuestiones: ¿debe otorgarse a todas las especies el mismo valor? ¿O acaso
existen grados entre ellas? Encontrar un criterio de este tipo es lo que en
ética ambiental se conoce como el dilema del antiespecista. El “especismo”
consistiría en pensar que una especie (por ejemplo, la humana) tiene más
valor que cualquier otra especie animal. El antiespecista, por el contrario,
defiende que ésta es una forma de discriminación que no debe permitirse.
Sin embargo, si todas las especies tienen el mismo valor, ni siquiera estaría
justificado que los humanos se alimenten de otras especies (las terneras o
las sardinas también tendrían “derecho a la vida”). Por ello, es preciso un
criterio gradual, que deberá establecerse en función de las capacidades o
características de cada ser vivo: sistema nervioso, capacidad de
aprendizaje, comportamientos sociales… Si se establece un criterio de este
tipo, ¿qué ocurriría con aquellos seres humanos que, por los motivos que
sea, no cuentan con las propiedades que fije ese criterio? Preservar la
igualdad esencial entre los seres humanos y fijar un criterio antiespecista
pueden entrar en conflicto. Es necesaria, por tanto, una teoría del valor de
los seres vivos que cumpla estas condiciones: que reconozca valor objetivo
a los seres vivos, que permita una cierta gradualidad, y que no rompa la
igualdad entre los seres humanos.

3.- CORRIENTES DE LA ÉTICA AMBIENTAL


Se puede agrupar las tendencias más importantes de la ética ambiental en
3 grandes grupos: antropocentrismo fuerte, antropocentrismo moderado y
antiantropocentrismo. Pero dentro de cada grupo se pueden establecer
diferentes matices, por lo que podríamos llegar a distinguir las siguientes
teorías:

A.- Antropocentrismo fuerte .-Otorga al ser humano un puesto especial


dentro de la naturaleza, concediéndole mayor valor que al resto de
especies. El hombre tiene, desde esta perspectiva, un dominio absoluto
sobre la naturaleza y no cabe calificar moralmente la relación que hay entre
el ser humano y el resto de especies. Se denomina “ética del cow-boy” pues
defiende la conquista y colonización de todo espacio que quede aún salvaje.
El hombre tiene un derecho absoluto sobre todo lo natural, confiando en que
la tecnología y la ciencia encontrarán solución para todos los problemas que
se planteen.

B.-Antropocentrismos moderados
El utilitarismo. Los antropocentristas moderados admiten la superioridad
del hombre respecto a otros seres vivos, pero no entienden que esta
superioridad sea absoluta e ilimitada. Brian Norton ha desarrollado una línea
utilitarista, desde la cual la naturaleza tiene más valor que el puramente
económico, es algo más que un simple recurso material. Puede tener, por
poner un ejemplo, valor estético, simbólico, psicológico o espiritual. Por ello,
desde la ética utilitarista se pide un uso racional de los recursos, para que
todos estos valores de la naturaleza puedan preservarse.

La ética de la responsabilidad de Hans Jonas. Para este pensador, los


seres vivos poseen un valor objetivo en función de su capacidad de tener
fines. Partiendo de aquí, el imperativo es la preservación de las condiciones
para la existencia del ser humano en el futuro. El ser humano es
responsable frente a la tierra, a los seres vivos y a los seres humanos,
presentes y futuros. A partir de aquí, pueden plantearse críticas a todos los
desarrollos tecnológicos que pongan en peligro la continuidad del planeta.

Ética ambiental de inspiración católica: reconoce el valor de todo ser


vivo en la medida en que son criaturas de Dios. La naturaleza es creación
divina, y por tanto debe ser respetada por el ser humano. Ello no impide que
el hombre tenga un valor superior al resto de especies, dado que el ser
humano es imagen de Dios. Los animales no pueden entenderse como una
propiedad más, y es ilegítimo producirles caprichosamente dolor o
sufrimiento. Desde esta corriente se está volviendo a los textos sagrados o
a fuentes como el Cántico de las criaturas (Francisco de Asís) para
encontrar el fundamento de estas tesis. En esta línea, la encíclica
Evangelium Vitae (1995) incluye consideraciones de carácter ecologista.
C.- Antiantropocentrismos

1.-Biocentrismo: concede importancia moral a todos los seres vivos,


animales y plantas, y está representado por defensores de los derechos
animales, como Peter Singer, Tom Reagan, y Jesús Mosterín. Se apela a
diferentes criterios que justificarían estos derechos como la capacidad de
sentir placer y dolor, o tener deseos e incluso intereses. Los representantes
de esta corriente deben enfrentarse al dilema del antiespecista, y a las
dificultades teóricas derivadas de convertir a los animales en sujetos (o
quizás habría que decir “objetos”) de derecho.

2. Ecocentrismo: para esta corriente, no sólo debe recibir consideración


moral los seres vivos, sino también los ecosistemas, el agua o el aire, a los
que Lawrence E. Jonson atribuye intereses

3. La ética de la tierra: se inspira el libro de Aldo Leopold Una ética de la


tierra, que habla de la “comunidad biótica”, formada por la materia orgánica,
no orgánica y por todos los vivientes. El ser humano debe respetar en su
comportamiento el profundo equilibrio existente dentro de la naturaleza
entre los seres vivos. El ser humano sería uno más de los vivientes, con la
característica de que sus acciones y decisiones pueden calificarse de justas
o injustas. Por un lado representa una crítica adecuada al antropocentrismo
fuerte, pero por otro lado llama la atención que se considere oportuna la
reducción de la presencia humana en el planeta.

4. Ecología profunda (deep ecology): centra su atención en la interrelación


existente entre diversas partes de la naturaleza, hasta el punto de que se
difuminan las fronteras entre el ser humano y el medio en que vive. Para
autores como Fox o Naess, lo importante no son los seres vivos en sí, sino
las relaciones que entre ellos se establecen. Aspira a crear una nueva
cultura respetuosa con la naturaleza, y que se extienda a la ciencia, la
tecnología, el derecho, la política y la moral.
5. El ecofeminismo: podemos encontrarlo en el pensamiento de Carolyn
Merchant o E.G. Dodson. Parte de una identidad esencial que asocia el
antropocentrismo al androcentrismo. La explotación y el dominio sobre la
naturaleza serían actitudes propias de los varones, de su forma de
relacionarse con los demás. El varón se impone sobre la naturaleza de la
misma forma que ha venido haciéndolo sobre la mujer. Invertir la
superioridad de los varones sobre las mujeres tendrá otras consecuencias
positivas, que mejorarán las relaciones del ser humano con la naturaleza.

4. LA DIALÉCTICA COMO FUNDAMENTO DE LA ÉTICA AMBIENTAL:


MURRAY BOOKCHIN

En el marco de su planteo de una Ecología Social, el pensador estadounidense


Murray Bookchin propone el naturalismo dialéctico como alternativa para una
nueva concepción de la relación Humanidad-Naturaleza y de una ética
ambiental. Partiendo de la dialéctica hegeliana y de la teoría de la evolución,
sostiene que el naturalismo dialéctico constituye un marco objetivo para
formarse juicio éticos. ¿Cómo razona? Para la dialéctica “ser” es
“transformarse”. La ciencia de la evolución muestra que existe una
potencialidad y una autodirección en la evolución orgánica, hacia mayores
grados de subjetividad, conciencia y autorreflexión. Ello es tan evidente como
que un chimpancé posee esas facultades en mayor grado que una ameba. En
consecuencia, si una sociedad es buena o mala, moral o inmoral, puede ser
objetivamente determinado, considerando en qué grado ha alcanzado su
potencialidad para la racionalidad y la moralidad. Hay un responsabilidad de la
más conciente de las formas de vida –el Hombre- para promover en forma
inteligente la evolución orgánica. Lo que equivale a decir, la dinámica de la vida
en la Tierra, que asegurará la permanencia tanto del propio género humano,
como de la naturaleza, que es inseparable de él. Cabe agregar que el autor
acompaña este planteo ético, con uno político, que es el de la sociedad
ecológica, como forma de organización social.
Defensor de la tradición filosófica occidental de la dialéctica, que hunde sus
raíces en Grecia, así como del Iluminismo y la Ilustración, Bookchin se
presenta como un interesante ejemplo de construcción racional de un ética
ambiental. No obstante, conviene señalar que él diferencia razón dialéctica, de
razón convencional. La primera es la que da cuenta de la naturaleza cambiante
de la realidad, en base a la señalada potencialidad de transformación. En
cambio, la segunda, que comprende la razón analítica o lógica abstracta
aristotélica, y la razón instrumental desarrollada por la tradición pragmática, no
es capaz de explicar el cambio. Ésta ha borrado la ética de su discurso y sus
preocupaciones, recortando además la realidad sólo a lo que puede ser
expresado en términos lógico-matemáticos y, por lo tanto, manipulado. Esto es,
la racionalidad restringida del paradigma lógico-mátemático, que ha dominado
el pensamiento de la modernidad. Por otra parte, como sabemos, la razón
instrumental, asociada a la creciente transformación del mundo natural por
parte del ser humano –léase: a través del industrialismo, la biotecnología, la
nanotecnología, el capitalismo como sistema - ha sido considerada
responsable directa de la crisis ambiental contemporánea. En este punto,
Bookchin coincide con otras –prácticamente todas- las posturas ambientalistas
al respecto, incluso con aquellas basadas en el biocentrismo y el geocentrismo,
a las cuales critica duramente en otros aspectos. Para terminar este punto,
trayendo a colación un autor muy vinculado con nuestro curso, recordemos que
Leff (2002) señala que la racionalidad instrumental ha sido impugnada en
Occidente, desde Weber hasta Marcuse, y aboga por una racionalidad
sustantiva, que reoriente las aplicaciones de la ciencia. Pienso que esta
cuestión el pensamiento de ambos pensadores es coincidente.

Otro aspecto que me pareció interesante en el planteo de Bookchin es cómo


incorpora el conocimiento científico –concretamente el de la ciencia de la
evolución- a su propuesta de ética ambiental. Generalmente, el evolucionismo
es tomado en su versión vulgar de “sobreviviencia del más apto”, lo que ha
servido como sustento a la visión del llamado capitalismo salvaje. En cambio,
Bookchin se apoya en los últimos desarrollos del evolucionismo, donde la
cooperación tiene preminencia sobre la competencia[7], posibilitándose de esta
manera la existencia de formas de vida complejas y hasta de la propia biósfera.
El Hombre, por su propia evolución, se ha transformado en el timonel de la
evolución del mundo orgánico (podemos decir, de todo el mundo natural
transformado) y de ahí justamente nace, como señalamos, su compromiso
ético.

5.- PUNTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ÉTICA AMBIENTAL

Construcción de una cultura adaptativa


Reconocer los límites ambientales de cualquier construcción
cultural.
Toda cultura es construida por la sociedad actuando sobre la
naturaleza y la naturaleza tiene límites.
Debe existir un nivel de adaptabilidad, ser capaces de
“transformar bien”.

La tecnología tiene límites


El ser humano es un ser “tecnológico”. La visión ambiental no
debe implicar una “guerra” contra la tecnología, sino una lucha
contra algunas de sus orientaciones y aplicaciones.
No tenemos un dominio absoluto sobre la naturaleza.
La naturaleza tiene su orden y su equilibrio.
La cultura no se puede construir sin la técnica, pero no se debe
reducir a la técnica.
Hay que lograr la humanización de la técnica.

Una ética de la población:


No podemos vivir solos, no podemos vivir solos en la naturaleza,
no podemos vivir solo con animales domésticos.
La vida silvestre no es un lujo, es una necesidad.
La densidad poblacional es un tema sobre el que tenemos que
pensar y decidir, acorde con nuestras capacidades reales para
producir alimentos, ocupar espacios, consumir energías.
Los seres humanos deben optar por fórmulas coherentes con sus
realidades.
Una producción para la vida y no una vida para la producción:
Hay que producir para vivir, no vivir para producir La sociedad
debe manejar el proceso productivo La naturaleza no es sólo el
almacén de recursos para la sociedad.
Lo es, pero es más que eso...es un orden, un equilibrio, que la
producción puede desestabilizar.
La naturaleza es un sistema: Si queremos conservar la
producción hay que conservar el sistema.
El objetivo de la producción no es solo el aumento del PIB, sino la
satisfacción de las necesidades humanas.

La igualdad humana base del equilibrio ambiental


Sociedad y naturaleza están totalmente interrelacionadas
La esclavitud de los seres humanos esclaviza a la naturaleza
La igualdad no es poseer todos lo mismo, sino tener las mismas
oportunidades. El ser humano como ser biológico y social debe
tener satisfechas sus necesidades orgánicas y culturales.
La pobreza no es un estado natural sino una exclusión social: el
mayor peligro ambiental hoy es la división creciente entre ricos y
pobres.

La simbiosis por encima de la competencia


Ni la sociedad ni la naturaleza son una lucha abierta por el triunfo
del más fuerte.
La naturaleza es posible sólo en un sistema de cooperación.
La vida del individuo depende del esfuerzo social
Hoy vivimos porque anteriores generaciones han construido
cultura.
Es necesario rescatar los valores de la simbiosis social. La
competencia debe situarse en el nivel que le corresponde.
Libertad para crear, no para destruir.
Es necesario redefinir el concepto de libertad, por la capacidad
para crear y no para destruir.
La libertad puede ser una capacidad para transformar la
naturaleza, pero debe orientarse a construir una naturaleza
humanizada.
Los riesgos de la libertad coinciden con los límites ambientales.
Una libertad contra la naturaleza es una libertad para la muerte.

La ciencia como valor límite


Los seres humanos necesitan pensar el mundo para transformarlo
La ciencia y la sabiduría no deberían ser adornos aristocráticos ni
armas de lucha competitiva.
La ciencia debería ser motivo de cohesión social.
Ninguna disciplina sola puede entender el mundo y las relaciones
de la sociedad y la naturaleza.
La interdisciplina no es un pasatiempo, es una exigencia
ambiental del desarrollo.

La construcción de la tolerancia
La ética ambiental tiene como tarea prioritaria ayudar a construir
un escenario cultural donde sea posible la tolerancia.
Debemos crear un escenario común de reflexión y convivencia
La convivencia es diálogo y compromiso, no uniformidad
La comprensión de la diversidad es la base para construir
nuestras visiones y comprender nuestras diferencias

Recuperar los derechos de la sensibilidad


No basta con entender el mundo, hay que aprender a disfrutarlo.
La sensibilidad es un producto de la cultura.
Se educa para el goce de este mundo o para su negación.
Si no aprendemos a disfrutar del orden y de la belleza de la
naturaleza, no aprenderemos a manejarla adecuadamente.
6.- CÓDIGO DE ÉTICA AMBIENTAL

1. Usar los conocimientos y la destreza para mejorar y proteger el ambiente

2. Considerar como prioridad la salud, la seguridad y el bienestar del


ambiente

3. Efectuar servicios sólo en áreas en las cuales se sea experto.

4. Ser honesto e imparcial al servir al público, los empleados, los clientes y


el ambiente.

5. Sólo hacer afirmaciones públicas en forma objetiva y veraz.

7.- COMO FOMENTAR LA ETICA AMBIENTAL


La ética juega un papel primordial en el manejo del ambiente y, por
ende, debe ser pilar fundamental en todo proceso de educación ambiental.
Incidir en la sensibilización y en la concientización de los colectivos para que su
comportamiento genere nuevas formas de relación con su ambiente particular y
global es uno de los propósitos más importantes de la educación para el
ambiente.
Las alternativas de solución a los diversos problemas ambientales deben ser el
producto de las decisiones responsables de los individuos, las comunidades y
en últimas de la sociedad, atendiendo a los criterios de valoración de su
entorno, íntimamente relacionados con el sentido de pertenencia y, por ende,
con los criterios de identidad.

Fomentar una ética ambiental y desarrollar el aspecto axiológico (conjunto de


valores) son algunos de los objetivos de la educación ambiental. En el campo
de la ética, hay una distinción de la conducta social frente a la antisocial.

La educación ética para el ambiente debe contribuir a la formación de


individuos y de las sociedades en actitudes y valores para el manejo adecuado
del medio, a través de una estructura que obedezca a una reflexión crítica y
estructurada que haga posible comprender el por qué de esos valores para
asumirlos como propios y actuar en consecuencia.

Todas estas perspectivas deben hacer posible un verdadero trabajo crítico que
reoriente la cultura científica para ponerla al servicio de los seres humanos, de
suerte que en su reflexión sobre el sentido de la vida y sobre su
responsabilidad social incluyan la utilización de la ciencia y la técnica de
manera adecuada a las necesidades propias de un desarrollo social autónomo,
al igual que los saberes comunes y tradicionales.
La mayoría de los problemas ambientales del mundo actual son esencialmente
causados por el hombre. El papel del hombre es, por tanto, crucial, ya que es
su actitud hacia el medio ambiente humano y natural la que ha configurado el
medio ambiente de hoy. Obviamente que el cambio de su actitud y la conducta
del hombre están relacionadas directamente con el sistema de valores de la
sociedad contemporánea. Históricamente, los valores individuales y sociales no
siempre han estado en los mejores intereses de preservar un ambiente de
calidad.

La crisis ambiental actual obliga al hombre a reexaminar sus valores y a


alterarlos cuando sea necesario a fin de asegurar la supervivencia humana. Se
debe formular un sistema de valores de prioridades ecológicas para que
lleguen a ser leyes mundiales.

Se debe pensar que cada ser humano tiene derecho a vivir y satisfacer sus
necesidades básicas. Si el hombre pudiera vivir en armonía con la naturaleza y
actuar como un responsable “cuidador” o “guardián” del medio ambiente, sería
posible lograr un futuro ecológicamente saludable para las generaciones
venideras. El hombre con su poder tecnológico único ejerce un profundo efecto
sobre su medio ambiente. Por eso, en cierta medida, puede controlar su propio
destino.

Para vivir en armonía el hombre tiene que desarrollar una manera equilibrada
de pensar, de sentir y de actuar hacia el medio ambiente.

Una ética ambiental es básicamente una ética basada en la justicia social para
todos sin discriminación de casta, raza, sexo, religión, ideología, región o
nación. (UNESCO, 1990, 51). También es un factor relevante de todo sistema
económico, político y social ya que en éste hay implícita una visión
determinada del hombre, de su ser, sus atributos, su origen y su destino.

Cada sistema económico, político y social genera una visión de hombre que lo
sostiene. Esto explica la exigencia de partir no sólo de nuevas estructuras socio
- económicas sino también de nuevos valores; éstos dependen en gran parte
del tipo de educación vigente que a su vez está condicionada por la estructura
socio - económica del país.

La visión integral del hombre debe estar acorde con la transformación


educativa, que pretenda consolidar nuevos caminos, crear actitudes y normas
de comportamiento frente a los demás y hacia la naturaleza, que haga posible
la realización de todo hombre en la sociedad y contribuya en forma significativa
a la formulación de una toma de decisiones razonables en lo ambiental ya que
esto supone el análisis cuidadoso de los aspectos ecológicos, económicos,
sociales y técnicos; además deben examinarse, antes de tomar una decisión,
diversas alternativas políticas, acciones y prácticas.

Las decisiones que afectan el medio ambiente pueden ser hechas por un
individuo, una familia, una sociedad, los consumidores, las industrias y el
gobierno.
Tales decisiones ambientales pueden adoptarse con base en la jerarquía de
valores que prevalecen sin tener ninguna consideración ecológica. Por ejemplo,
en el siglo actual, las sociedades tecnológicamente avanzadas han
considerado un estándar de vida, de desarrollo industrial como su valor
colectivo Principal.

Las consideraciones ecológicas han tenido una baja prioridad, porque las
sociedades no calcularon las consecuencias a largo plazo impuestas por su
jerarquía de valores, como consecuencia la calidad del medio ambiente del
hombre se ha degenerado.

La educación al igual que la ética se concibe como un proceso permanente de


carácter social y personal a través del cual se reconoce la necesidad de
reconstruir las relaciones hombre-naturaleza - sociedad; esto redunda en el
mejoramiento y conservación del medio ambiente natural, socio - cultural,
interpersonal y creado, por lo tanto fortalece las posibilidades y permite divisar
con claridad la responsabilidad que posee el ser humano para con su entorno y
la capacidad interpretativa frente a él.

Por el sólo hecho de tenerse en cuenta los valores en el proceso educativo de


un modo explícito y sistemático, tiene que generarse, necesariamente,
importantes cambios en el medio ambiente; el sólo hecho de reconocerle a las
comunidades sus derechos y de que éstas reconozcan sus deberes permite
romper un silencio y preparar el terreno para profundas transformaciones en el
mismo hombre, en su relación con los otros y con su ambiente. Una educación
centrada en valores es una educación centrada en el hombre, pues el hombre
está, por su mismo ser, llamado a la realización en valores.

La ética y la educación para el ambiente orientadas hacia la formación de


ciudadanos para una sociedad auténticamente humana tienen que ser
consciente de los medios que emplearán para comprometer a la mayoría, de
modo que puedan surgir, los mejores, como agentes de la política, y todos
puedan tener actitudes de participación y criterios para juzgar el poder.
Los criterios para ejercer el poder con justicia o para juzgar el poder con
determinados valores, como la libertad, la participación, la paz, la concordia, la
solidaridad y otros comúnmente admitidos. Pero la aplicación de la ética y de la
educación para el cambio no requiere solamente la formación de unos valores
determinados relacionado con lo político. Es necesario pensar en valores de la
persona y de la comunidad que atiendan a los aspectos de desarrollo de la
especie humana en su generación presente y futura conservando su medio
ambiente.

Una educación en valores, es una educación para el cambio, tiene que tener
como primer objetivo la superación de los límites y condicionamientos que
impone la cultura. Por lo tanto, el hombre debe ser capaz de descifrar el
pasado y crear el futuro, habituándose al pensamiento alternativo. Esto no es
fácil, puesto que el discernimiento de los valores es un proceso individual, y
sólo cuando la persona llega a vivenciar un valor, éste existe realmente para
ella.

No es posible la valoración personal sin una conciencia de elección libre y


comprometida, por tanto, es básico y prioritario favorecer los dinamismos de la
personalidad que conducen hacia la autonomía, hacia la experiencia de ser
persona.

Cada grupo humano tiene una escala de valores que pueden provenir de
fuentes muy diversas: intereses personales, valores colectivos impuestos, por
ejemplo: normas, pautas de comportamiento, la moda, el prestigio…. En una
educación con escala de valores para el cambio se tendría que dar una
paulatina ruptura para ser sustituidas por otras reflexivamente aceptadas. Estos
cambios, para que puedan mantenerse, tienen que ser comunitarios.

El hombre como ser en permanente proceso de formación integral, cada una


de sus dimensiones deben ser objeto de transformación a través de procesos
educativos concordantes y armónicos con el ambiente; desde este punto de
vista, la ética se convierte en un eje transversal en el desarrollo socio -
humanístico del hombre, por lo tanto, el fomento de una ética ambiental y el
desarrollo de lo axiológico, conjunto de valores, son una exigencia en el mundo
actual que define la conducta social y ambiental de la especie humana.

En el hombre es importante diferenciar lo que son los deseos de lo que


denominamos aspiraciones. Los primeros provienen de su fisiología, son
impulsos instintivos que deben ser controlados. Las aspiraciones reflejan sus
intentos por ser mejores, por trascender las imperfecciones propias de la
naturaleza humana, para instaurar lo que todavía no existe en el mundo que
uno quisiera introducir en él, son las que empujan la creación. La moral es
justamente el control que la sociedad se impone a la capacidad creadora, con
el fin de proteger el bien común. Las aspiraciones se originan en las
profundidades del espíritu, ligando al hombre al plan evolutivo, en busca de lo
santo, la sabiduría y la creatividad.

En el proceso de humanización el hombre adquiere su plenitud que le permite


proyectarse al mundo, dotado de sensibilidad por el cual recibirá los mensajes
que la realidad externa le entrega, y aquellos que provienen de su interior,
como son las aspiraciones que nacen en el inconsciente; inteligencia que hace
posible tener conciencia de los mensajes recibidos, al traducirlos en ideas
claras e inteligibles, lógicamente organizadas; y la voluntad que es la facultad
que le permite elegir libremente entre los deseos y las aspiraciones. La
combinación de estas tres fuerzas le confieren al hombre el dominio de sus
facultades y por tanto de su libertad, patrimonio de la conciencia humana del
cual depende el futuro del hombre.
CONCLUSIONES

• La ética trata permanentemente y vigorosamente de combatir la


separación o divorcio que se ha pretendido establecer entre las ideas y
la vida, es decir, la actitud negativa del hombre que considera que la
regla moral hay que respetarla a distancia.

• La ética debe ser considerada como constante disciplina para la vida,


pues nos obliga a realizar nuestras labores con eficiencia y a mantener
una actitud de rechazo frente a todo lo que minimice nuestra dignidad.
De aquí es que se dice que el hombre es un ser inexorablemente moral,
pues su vida no le viene dada con dignidad y moral, sino que debe
hacerla, debe construirla con moral y dignidad.

• El hombre que adquiere una moral bien pertrechada espiritualmente se


convierte en un ferviente defensor de la justicia y en un fermento de
renovación en todos los aspectos de la vida.

• La personalidad moral se va definiendo a través de cada uno de los


actos humanos. Con cada nueva posibilidad que nos apropiamos, con
cada actualización de un vicio o de una virtud, descubrimos, corregimos
o subrayamos los rasgos de nuestro carácter.

• El problema del comportamiento ético no es tanto un problema de


normas como un problema del hombre que se realiza o destruye a
través de sus obras. Por lo tanto, los pasos conducentes a una mejora
de la ética profesional pasan por la formación moral del hombre, (es
como un círculo vicioso) formación basada en la recuperación, o la
afirmación, de la conciencia moral a partir de los primeros principios de
la ley natural y sus consecuencias. De aquí que la principal, y casi única,
recomendación que cabe hacer es la de formar integralmente a las
personas, en todos los niveles de la empresa, mediante la educación y,
sobre todo, mediante el ejemplo.
• Las normas éticas, generalmente aceptadas, proveen al profesional de
un medio eficaz para evaluar su propio trabajo y poder determinar si este
satisface sus responsabilidades.

• El hombre que se gradúa hoy y deja de estudiar mañana, estará


ineducado para el día siguiente. Debe perfeccionarse constantemente,
poniéndose al día con los nuevos avances que se registran en el mundo;
pues aunque los principios fundamentales sean los mismos, las técnicas
cambian y las máquinas se perfeccionan.

• El hombre que conoce la carrera que ha elegido, y ayudado por una


buena formación ética, o lo que es lo mismo apoderado del sentido del
deber y del derecho de lo que se debe hacer en moral, está llamado a
triunfar en el desempeño de sus actividades.

• Toda profesión lleva sobre sus hombros el peso de graves deberes y de


hondas responsabilidades, que el profesional solo podrá vencer si pone
sus conocimientos al servicio de una conciencia fina y delicada.

• Todo profesional está obligado a amar la verdad, a dedicarse


plenamente a la investigación científica y a practicar el bien en todas sus
gradaciones.
• El primer deber de la persona que se prepara es ponerse en condición
de ejercer su profesión, cultivando la mente con el estudio de lo que se
necesita saber y pertrechando su voluntad con todos los motivos del
bien obrar.

• Una sólida preparación técnica y la obtención de excelentes cualidades


personales son requisitos indispensables para realizar un trabajo de
primera.
• El profesional debe ser un hombre de conciencia, capaz de amar el
cumplimiento del deber por encima de las garantías materiales, ventajas
o provechos personales.

• Está en la obligación de hacerse con una buena conciencia,


instruyéndola convenientemente, educándola con esmerada
escrupulosidad, formándola en los sanos principios morales, trabajando
por hacer conservar su rectitud nativa por el camino de una obediencia
constante y fiel a sus decisiones.
• Todo el que tiene sentido de su dignidad profesional debe empezar por
respetarse a sí mismo, no ofreciendo nunca, ni en su vida privada, ni en
su vida profesional, ni en su vida pública ciudadana, motivo de
escándalo.
• Debe matener a raya sus pasiones y ser un ejemplo vivo de buen
comportamiento, un comportamiento verdaderamente ÉTICO.

BIBLIOGRAFÍA

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