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1882: Ingreso a la Escuela “Elbio Fernández” y años de estudio y formación (hasta 1893).
1896-1899: "la Vida nueva" ("El que vendrá" • 1896· 97; "la novela nueva" -1897; "Rubén
Darío". 1899): conciencia y diagnóstico de la crisis sociocultural del "fin del siglo" en Occidente,
1900 (11): "Ariel"; su éxito y el espaldarazo de la crítica española: Valera, Unamuno, "Clarín"
(Leopoldo Alas) ,R. Altamira, "Andreina" (E. Gómez de Baquero), etc.
1906: Polémico con el Dr. Pedro Diaz sobre el retiro de los crucifijos de los hospitales:
"liberalismo y Jacobinismo", 1907: Corresponsalía montevideana de "la Nación" (Buenos
Aires).
1910: Embajada con Zarrilla de San Marlín a las fiestas del Centenario de la independencia de
Chile; discurso ante el Congreso chileno, 1910-1925: Difusión latinoamericana del "Arielismo" y
el "rodoismo"; los "arielistas": Carlos Arturo Torres (Colombia), César Zumeta y Manuel Diaz
Rodríguez (Venezuela), Francisco García Calderón y Víctor A. Belaúnde (Perú), Jesús
Castellanos (Cuba), Federico Garcia Godoy (R. Dominicana), Santiago Argüello (Guatemala),
etc.
1911: Ingreso de Rodó al "Diario del Plata", 1911-1914: Tercer perlado parlamentario de Rodó;
su ruptura con el circulo de Batlle y su postergación a la embajada a las fiestas del centenario
de las Cortes de Cádiz (1912), su definición anticolegialista.
1913: "El Mirador de Próspero" (con el "Montalvo" y el "Bolívar"). 1914: Militancia aliadófila de
Rodó y su colaboración en "El Telégrafo", 191: Publicación española de "Cinco ensayos" Y
creciente apetencia de alejamiento de su medio en el escritor, 1916: la concreción del viaje:
corresponsalía en Europa de "Caras y Caretas" y "Plus Ultra" (Buenos Aires); producción
literaria para las revistas argentinas.
1917: Sicilia. Palermo; Rodó enfermo; 19 de Mayo: su muerte en el "Hotel del Palmos".
1924-1925: Artículos de Ramiro de Maeztu sobre Rodó (en "Hiparión", Montevideo, Ng 97).
1927-1929: Nueva ola del antiarielismo: Carlos Quijano: "Carta a un lector VI" (en "El País", 26-
IX-27); Enrique Amorim: "Rodó en el" Salto" (en ""El Plata", 10-XII-27); Héctor González
Areosa: "la revisión de Rodó" en "Revista Ariel", 1929, Nos. 37·38); Zum Felde: "la revisión de
'Rodó" ("la Pluma" 111-28).
1932: E. Petit Muñoz: "Glosa de "El león y la la grima" (en "la Cruz del Sur" y en "El Comino"):
Rodó profeta de la Revolución; "los últimos Motivas de Proteo" (prólogo de Dardo Regules).
1943: Luis Gil Salguero: "Ideario de Rodó" (liga): Rodó, pensador del profetismo americano,
moralista del humanismo heroico.
1944: Emilio Oribe: prólogo del "Pensamiento vivo de Rodó" (losado, Buenos Aires): Rodó y su
asiento en la gran tradición metafísica " clásica, de rozón e inteligencia sobre lo América
bárbaro.
1945: José Gaos (México): Rodó en la plano mayor de los pensadores y el pensamiento "de
lengua españolo" y de sus trazos característicos: fragmenticismo ensayístico, calidad estética,
inmanentismo, compromiso y militancia histórica y social.
1947: la "Exposición Rodó" (XII) y los estudios de Roberto Ibáñez: el Rodó soterrado: la
angustia y la frustración del intelectual liberal-burgués del NOVE>' cientos; la victoria del
heroísmo profético y la voluntad de belleza.
1948-1953: Cuarta ala del antiarielismo: Arnaldo Gomensoro: "El crepúsculo de Ariel" (en
"Marcha", N' .848, 27-VII·48); trabajas del concurso de "El Debate", de Daniel Hugo Marlíns,
José lo Fonseca y Hugo Torrano (10 Y 23·VII·50); Jesualdo, en "la Gaceta Uruguaya" (N' 2, 16-
V·53); Roberto Fabregat Cúneo: "Ariel y el destino de América" ("Mundo uruguayo", 3-IX-53).
El que vendrá fue el primer llamado con que Rodó, exacto intérprete de esa difusa
insatisfacción, dio salida expresa a sus anhelos. Y cuya respuesta fue precisamente Ariel,
ensayo de tono magistral de 1900 en donde él mismo recogía el llamado que venía de
formular. Se deduce de lo dicho el reparo que parece más atendible contra Ariel: el que ve en
este ensayo de Rodó sólo una réplica, por otra parte excesiva e inoportuna, ante lo que pudo
dejarse que se pudriera solo. Ariel sería así una vía abierta sin rumbo fijo, desde un origen en sí
mismo irrelevante. El aspecto esencial de su obra está en que a través de ella, Rodó significaba
la afirmación espiritual, la conciencia de un destino y un llamado a la superación. «Ariel» es,
como muy bien lo han afirmado algunos de sus críticos, la excitación a la juventud a dejar el
utilitarismo, la sensualidad sin ideal y seguir los caminos del genio, encarnación de la
espiritualidad que ama la inteligencia por ella misma, la gracia y los puros misterios de lo
infinito. Los novecentistas de alguna manera se caracterizaron por su espíritu oligárquico y
academicista y exaltaron la intelectualidad e inteligencia como exclusividad de la aristocracia.
Rodó propuso al personaje Ariel como símbolo de la espiritualidad de América Latina. Tal
espiritualidad hundía sus raíces en el ideal grecolatino de belleza y el ideal cristiano de caridad,
componentes que consideraba indispensables para forjar una sociedad moderna, valiosa, no
sensualista, no preocupada sólo por valores materiales y no condenada a la mediocridad. Una
sociedad así debía basarse en un sistema democrático que capacitaría a los mejores para
ubicarse como dirigentes, lo cual, por añadidura, daría lugar a una cultura superior. Esa elite de
los mejores estaría encarnada en los jóvenes intelectuales, que contribuirían a elevar a su
sociedad sobre el materialismo. Rodó creyó encontrar así una solución cultural a la profunda
problemática económico-política de América Latina.
1853, 28 de Enero: Nace José Julián Martí y Pérez en la Habana , en la calle Paula, modesta
construcción colonial de dos plantas; su padre es el celador de policía Mariano Martí y
Navarro, valenciano (foto izquierda), y su madre doña Leonor Pérez, canaria (foto derecha). Lo
bautizan en la iglesia de Santo Ángel el 12 de febrero del mismo año.
1857. La familia se traslada a España con su primogénito, de cuatro años. Don Mariano
renuncia a su puesto.
1859. Regreso a la Habana. El hogar de los Martí aumentando con una nueva hija, se instala
sucesivamente en la calle de Merced 40, Ángeles 56, Industria 32... Martí concurre a la escuela
municipal del barrio de Santa Clara.
1869, el 25 de enero. Aparece el periódico "La patria libre", dirigido por Martí y Fermín Valdez
Domínguez. En él se publica Abdala, poema dramático de Martí: es una clara alusión, apenas
velada la forma, de los acontecimientos que vive la Isla y el ánimo de los patriotas. Don
Mariano no puede contener su indignación al leer el periódico (primero y único numero).
Prisión y ulterior destierro de Mendive.
1874, Diciembre: Parte rumbo a Francia; en Paris conoce a Víctor Hugo, visita el cementerio de
Pére Lachaise
1875-1876 Martí en México. Periodista. Poeta. Traductor. Cronista de Política, teatro y arte.
Estrena en su obra teatral Amor con amor se paga y se enamora de la actriz Concha Padilla,
que la representa. (También de Rosario, "la de Acuña".) Conoce a la que mas tarde habría de
ser su esposa, la cubana Carmen Zayas Bazán (foto derecha).
1878, Enero: Martí tiene veinticinco años; regresa, casado, a Guatemala y asiste al entierro de
María García Granados. El dictador, Justo Rufino Barrios, depone a Izaguirre; Martí renuncia a
sus cátedras.
1881, Marzo: Venezuela. Martí dicta clases en el colegio de Santa Martí, y literatura en el
colegio de Guillermo Tell Villegas. Colabora en "La Opinión Nacional" y funda la "Revista
Venezolana". Publica una loa a Cecilio Acosta, que acaba de morir, y el dictador, Guzmán
Blanco, lo obliga a abandonar el país. ("Deme Venezuela, en que servirla: ella tiene en mí un
hijo.") Sale rumbo a Nueva York, en Julio de 1881.
1884 a 1891: Son los propósitos del fundador del Partido Revolucionario Cubano, que tiene el
titulo de delegado, hacer una guerra generosa y breve; combatir el anexionismo a los EE. UU. ;
evitar el caudillismo; unir a las emigraciones entre sí, y forjar la conciencia de "nuestra
América".
Nuestra América de José Martí, el famoso luchador por la independencia de Cuba, habla de los
problemas de América del sur en el siglo XIX. Martí exige que América del sur, "Nuestra
América" se una. Los pueblos americanos tienen que conocerse para que puedan luchar juntos
contra el dominio español y contra los Estados Unidos.
Una condición para luchar bien es que uno sepa apreciar su patria. El autor del texto es
también patriota y dice que de ninguna patria un hombre puede estar más orgulloso que de
"nuestras repúblicas dolorosas de América".
Otro problema es que no se puede dominar un pueblo sin conocerlo, sin saber de "qué
elementos está hecho el país." Los estudiantes de América del Sur saben todo de la historia de
Francia, Grecia, etc., pero, ¡no conocen su propio país! Martí dice que esto tiene que cambiar.
¿Quién puede gobernar un país cuando hay solamente gente inculta y gente que es culta pero
que no sabe nada del país? Primero se tiene que conocer el país, después se puede gobernarlo
y así liberarlo de tiranías. De esta manera se puede reemplazar a los políticos exóticos por
políticos nacionales.
Otros peligros para América son el lujo —"el enemigo del la libertad"— y los Estados Unidos.
Para salvarse de estos peligros hay que enseñar cómo América es. Se tiene que "tener fe en lo
mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él."
En este proceso no importa la raza. "El alma emana de los cuerpos diversos". La gente de
América del sur, los indios, los negros, los blancos, los mestizos han de unirse para luchar
contra los enemigos de la libertad, de la independencia y de la igualdad.
Respecto de las formas de gobierno, Martí considera que el primer requisito para gobernar las
Repúblicas es el conocimiento de los diferentes elementos de cada pueblo, las fuentes de
riqueza y la producción natural de cada país, la disposición de las necesidades materiales y
espirituales de sus habitantes. El segundo requisito es abstenerse de intentar gobernar con
leyes, constituciones o sistemas políticos de países completamente diferentes
Bibliografía