AD Corazon Tomo01 - CONTENIDO PDF

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indd 1 16/10/2017 18:14:49

© 2017 Editora Árvore da Vida
Serie:
EL CORAZÓN DE LA BIBLIA
Título de este tomo:

El evangelio
TRADUCIDO DEL PORTUGUÉS

Título original: O coração da Bíblia
O evangelho
1ª edición - octubre/2017 - 10.000 ejemplares
Publicado también en portugués, inglés, coreano,

francés, italiano y alemán.
Todos los derechos reservados a la Editora Árvore da Vida
Prohibida la reproducción total o parcial de este libro

sin la autorización escrita de los editores.
Editora Árvore da Vida

Av. Corifeu de Azevedo Marques, 137 - Butantã
05581 - 000 - São Paulo - SP
Fone: (11) 3723 6000
www.arvoredavida.org.br
Impreso en Perú
AD corazon tomo01_rg.indd 2 16/10/2017 18:14:50

Después de despertarse,
antes de cualquier otra cosa,
haga una respiración de vida,
invocando profundamente el nombre
del Señor Jesús,
“Oh Señor Jesús”
Al hacerlo saque todos los temores,
miedos, tristezas y pecados, y reciba al
Señor Jesús como vida,
alegría, paz y aliento.
Invoque: “Oh Señor Jesús”
varias veces, durante todo el día.

Prefacio
Estimado lector, para la composición

de este tomo del Alimento Diario también
fueron incluidos los mensajes ministrados
por los hermanos Miguel Ma y André Dong.
Esperamos que el Espíritu Santo hable con usted,
profundamente, cada día, en esta nueva edición.
Los editores.
Citas bíblicas
Las citas bíblicas son de la Versión Reina Valera 1960, salvo cuando se
indiquen otras referencias:
Guía de lectura de la Biblia

Si usted tiene el deseo de leer la
Biblia completa, no necesariamente debe
comenzar por el libro de Génesis. La Biblia
es un conjunto de libros que se pueden leer
en un orden variado; por tanto, localice
en el programa de abajo la fecha de hoy y
comience a leer diariamente las pequeñas
porciones que aparecen indicadas. Persevere
en la lectura diaria y en un año usted habrá
leído toda la Biblia.

¡BUEN DISFRUTE!
Individualmente
1. Encuéntrese con el Señor temprano por la mañana.
2. Lea los versículos propuestos para cada día a fin de tener una
idea completa del asunto comentado. Recuerde que la Biblia se
explica con la Biblia; por esto, usted podrá encontrar citas de
muchos otros libros de la Biblia, además de aquel que estamos
presentando en este Alimento Diario.
3. Lea con oración el versículo del día. Para eso, cada palabra
debe ser repetida, enfatizada y proclamada, sin prisa, como
si la estuviese masticando. No lea rápidamente el versículo,
sino, gaste tiempo en cada palabra. No se preocupe por
aprender el versículo, sino en “comerlo”, tomarlo por la fe
como alimento espiritual.
4. Subraye y destaque las palabras y frases que más lo

impresionaron en el texto explicativo. Procure resumir
el texto del día en pocas palabras, y si es posible, en una
sola, anotándolas al lado de la PALABRA CLAVE. Estas palabras
funcionarán como una clave que le abrirá el significado
espiritual del texto. “Rumíela” durante el día, repitiéndola y
proclamándola para sí misma. De este modo, el texto que usted
leyó por la mañana le servirá de alimento espiritual todo el día.
5. Comparta aquello que ganó con las personas con quienes se

relaciona en casa, en el colegio, en el trabajo, etc. Ellas necesitan
la vida que usted recibió a través de la Palabra.

6
¡BUEN DISFRUTE!
En los grupos familiares
1. El Alimento Diario es un excelente instrumento para las

reuniones de pequeños grupos familiares de estudio de la Biblia.
Nosotros los llamamos “Grupo Familiar” ya que tiene un carácter
informal y de cuidado mutuo entre sus participantes.
2. Un grupo familiar puede ser formado por sus amigos y familiares
que vivan cerca de usted, o por sus compañeros de universidad,
de colegio, o de trabajo.
3. Traten de reunirse periódicamente con los miembros de su grupo
familiar para leer juntos el Alimento Diario.
4. En conjunto, lean los pasajes sugeridos para cada día, y lean con
oración el versículo del día.
5. Compartan entre sí sus palabras claves, y traten de aplicar esta
palabra a su vida cotidiana, a sus dificultades, a su vida familiar
y profesional. Hagan que la Palabra de Dios sea práctica para
ustedes. De esta manera, todos participan activamente y son
edificados mutuamente.
6. Aprovechen la oportunidad para orar juntos por necesidades o
problemas personales.
7. Siempre que sea posible, traigan invitados a la reunión del grupo
familiar. De esta manera, más personas podrán ser suplidas por
la Palabra de Dios.
¡Que todos reciban vida en abundancia!
Los Editores
P.D.: No se olvide de dar una mirada a la sección Lectura de Apoyo,

sugerida al final de cada semana. Ésta le será muy útil.

ÍNDICE
Semana 1 – Gálatas [1]

La economía neotestamentaria de Dios – (Gá 1:15-16a)
El “corazón” de la biblia: introducción y contexto histórico ............. 9
Calificados para tener parte en la economía de Dios ...................... 11
Rescatados del mundo para cumplir la economía de Dios .............. 13
Las tácticas del enemigo para apartarnos del plan de Dios ............. 15
Rescatados del presente siglo maligno ............................................ 18
El evangelio predicado por Pablo .................................................... 20
Una síntesis de la experiencia personal de Pablo ............................ 22
Agradó a Dios revelar a Su Hijo en mí – (Gá 1:15-16a)
La carrera cristiana .......................................................................... 24
Perseverar hasta el fin ...................................................................... 26
La revelación del corazón de la Biblia ............................................. 28
Escogidos, apartados y llamados ...................................................... 30
La revelación del Hijo de Dios ........................................................ 32
Transformados de gloria en gloria.................................................... 34
¡Cristo vive en mí! ........................................................................... 36
Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí – (Gá 2:20)
Agradó a Dios revelar a Su Hijo en mí ........................................... 38
Obedecer al Espíritu ........................................................................ 40
La libertad en Cristo versus la esclavitud ........................................ 42
Perfeccionados por la comunión ..................................................... 44
Pequeños diamantes del libro de Gálatas ........................................ 46
Estoy crucificado con Cristo ............................................................ 48
El Hijo de Dios me amó y se entregó a Sí mismo por mí ................ 50
Vivir y andar en el espíritu – (Gá 5:25)
Recibir la revelación de parte de Dios............................................. 52
El vivir de revelar a Cristo ............................................................... 54
Obtener la realidad por vivir en el Espíritu .................................... 56
Vivir para practicar la economía de Dios (1) .................................. 58
Vivir para practicar la economía de Dios (2) .................................. 60
Andar en el Espíritu para vencer la carne....................................... 62
La ley de la siembra ........................................................................ 64

8 Semana 5 – Filipenses [1]
El progreso del evangelio – (Fil 1:6-7, 12)
Filipenses: la meta del evangelio...................................................... 67
El avance del evangelio.................................................................... 69
Enviados por el Espíritu Santo para el avance del evangelio........... 71
El avance del evangelio depende del Espíritu.................................. 73
El avance del evangelio en Filipos.................................................... 75
Principios importantes para el avance del evangelio (1)................. 77
Principios importantes para el avance del evangelio (2)................. 80
Semana 6 – Filipenses [2]
La relación entre la obra y la iglesia – (Fil 1:1-2)
Nuestra vida es resultado de nuestras elecciones............................. 83
La iglesia nos pone bajo el dispensar de Dios................................... 85
Estar en la base adecuada para edificar la iglesia............................. 87
La revelación de Dios guía nuestro vivir.......................................... 89
Dios realiza Su obra por la Palabra................................................... 91
Servir con entusiasmo, excelencia e inclusión................................. 93
El progreso del evangelio.................................................................. 95
Cooperación en el evangelio – (Fil 1:3-5)
Principios de liderazgo para las iglesias ........................................... 97
Cooperación, unanimidad e inclusión en el servicio en la iglesia.. 100
Enfocados en el avance del evangelio............................................ 103
Que el amor abunde aun más y más en todo conocimiento.......... 106
La meta en todo lo que hacemos: ¡el avance del evangelio!......... 109
Engrandecer a Cristo en nuestra vida............................................ 112
El progreso y gozo de la fe............................................................... 115
El evangelio – (Ro 1:1; Fil 1:5, 12)
La obra de Dios es hecha por el Espíritu........................................ 117
El progreso del evangelio resulta en el vivir de la iglesia............... 119
Un corazón de amor produce la edificación de la iglesia............... 121
La triste historia de la humanidad sin Dios.................................... 123
Cristo, la esperanza de gloria.......................................................... 126
El proceso para que Cristo trajera vida al hombre......................... 128
Usar el espíritu para el vivir de la iglesia........................................ 130

Semana 1 – LUNES
Lectura bíblica:
Gá 1:6-9
Leer con oración:
“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me
fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de
las inescrutables riquezas de Cristo” (Ef 3:8).
EL “CORAZÓN” DE LA BIBLIA:
INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO HISTÓRICO
El tema de esta serie del Alimento Diario es El corazón de la
Biblia, pues trata sobre los libros de Gálatas, Efesios, Filipenses y
Colosenses. La figura del corazón es adecuada porque, a pesar de
que cada órgano del cuerpo humano es importante, el corazón
ocupa un lugar central en su funcionamiento. Sabemos que la
Biblia es un libro completo que nos muestra el plan de Dios. Este
plan o economía comprende tanto el Antiguo Testamento como
el Nuevo Testamento, pero, de entre los 66 libros que forman la
Biblia, estos cuatro pueden ser considerados como el “corazón”,
es decir, el núcleo de la revelación de la economía divina.
En el Antiguo Testamento encontramos la economía
antiguo-testamentaria de Dios, cuyo “corazón” está en los cinco
La economía neotestamentaria de Dios
libros escritos por Moisés, que forman el Pentateuco (Génesis,

Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). En esos libros,
especialmente en Génesis, son lanzadas las semillas de casi
todas las verdades desarrolladas en los demás libros, las cuales
son cosechadas en Apocalipsis.
El Nuevo Testamento, por su parte, retrata lo que llamamos
la economía neotestamentaria de Dios, y está formado por 27
libros, que comprenden los cuatro evangelios, el libro de los
Hechos y las epístolas escritas por los apóstoles Pablo, Juan y
Pedro, entre otros. Todos ellos contienen revelaciones y principios
9

10 importantes y debemos disfrutarlos al leer la Palabra de Dios. No
obstante, hay algunos libros que concentran la esencia del plan
de Dios y podemos llamarlos el corazón de la Biblia. Esas cuatro
El evangelio
epístolas mencionadas, más la carta de Pablo a Filemón, serán objeto

de nuestro estudio en los tres tomos que componen esta serie.
Gálatas fue una de las primeras epístolas escritas por Pablo,
alrededor del año 54 d.C.. En su segundo viaje pasó por la región
de Galacia y llegó a la ciudad de Corinto. Allí oyó la noticia de
que los judaizantes provenientes de Jerusalén incentivaban a los
gálatas a volver a las prácticas del Antiguo Testamento, dejando de
lado la economía divina del Nuevo Testamento que Pablo les había
predicado. Entonces, aquellos hermanos nuevos comenzaron a
guardar la ley de Moisés y antiguas prácticas del judaísmo, como la
circuncisión. Por esa razón, Pablo escribió la epístola a los gálatas,
usando palabras muy fuertes (Gá 1:6-9).
Años más tarde, Pablo fue apresado y, por el arreglo divino,
fue llevado a Roma, donde estuvo en una prisión domiciliaria.
Allí, aproximadamente en el año 64 d.C., pudo escribir las demás
epístolas que componen el corazón de la Biblia, el centro de la
revelación divina. En los dos años que estuvo encarcelado, escribió
Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón. ¡Alabado sea el Señor
por eso! Incluso ante una situación tan adversa, la Palabra del
Señor no estuvo apresada y Pablo pudo alentar a las iglesias y a sus
colaboradores por medio de esas preciosas cartas, que hasta hoy
nos sirven como alimento espiritual.
Pregunta: ¿Cuál es el contexto en el que Pablo escribió las

epístolas que forman el corazón de la Biblia?
Mi punto clave:

Semana 1 – MARTES
Lectura bíblica:
Mt 16:18; Ef 3:4, 9-11; Fil 1:12-13, 27; Col 2:2, 9; Flm 11
Leer con oración:
“Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que
seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como
de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de
Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo
pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas
el espíritu vivifica” (2 Co 3:4-6).
CALIFICADOS PARA TENER PARTE

EN LA ECONOMÍA DE DIOS
Las cuatro epístolas que forman el corazón de la Biblia
tienen enfoques diferentes y todos ellos son esenciales para
que progresemos positivamente en nuestra vida cristiana.
La epístola a los Gálatas tiene como enfoque la economía de
Dios. La epístola a los Efesios nos habla del misterio de Cristo,
que es la iglesia (Ef 3:4, 9-11; cfr. Mt 16:18). En Filipenses,
Pablo nos muestra un encargo muy grande por el progreso del
evangelio (Fil 1:12-13, 27). Por último, Colosenses nos habla
del misterio de Dios, que es Cristo, como el centro de todas las
cosas (Col 2:2, 9). A esos cuatro libros agregaremos la carta a

Filemón, que nos trae la historia de Onésimo, alguien que antes
fue inútil, pero que después se volvió útil para la obra de Dios y
el ministerio del apóstol Pablo (Flm 11).
En tomos anteriores hemos utilizado la figura del avión para
representar tales epístolas: Gálatas, la principal de ellas, es el
fuselaje. Las dos alas representan las cartas a los Efesios y a los
Colosenses, y el plan de vuelo es el libro de Filipenses, que nos
muestra una meta bien definida y también todo el trayecto, que
consiste en el progreso del evangelio.
11

12 Todos los que fuimos llamados por el Señor y hoy vivimos la
vida de la iglesia podemos tener parte en la economía de Dios.
Aunque tal vez entre nosotros no hay personas superdotadas,
El evangelio
Dios nos escogió para cumplir Su plan. No importa si usted

es poco o muy inteligente. Hay muchas personas inteligentes
que, sin embargo, no conocen o incluso rechazan la revelación
de Dios. Por otro lado, existen aquellas que jamás fueron a la
escuela, pero tienen una verdadera intimidad con el Señor
Jesús. Para que el plan de Dios prospere, necesitamos usar
nuestro espíritu. ¡Esa es la clave! ¡Todos estamos calificados
para embarcar ese avión!
Nuestra oración por usted, estimado lector, es la misma que
hizo Pablo en Efesios 1:17: “Para que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él”. Aquí Pablo no habla del
espíritu de inteligencia, sino de sabiduría. La inteligencia está
en la mente y es importante desarrollarla. Sin embargo, no es
suficiente sólo la inteligencia. Para participar de la economía
divina, necesitamos un espíritu de sabiduría y de revelación.
¡Que cada versículo y cada línea de estos tomos traigan nuestro
enfoque de vuelta al corazón de la Biblia y al centro de la
economía de Dios!
Pregunta: Según el texto de hoy, ¿cuál es el requisito principal

para participar de la economía de Dios y ejecutar Su plan?
Mi punto clave:

Semana 1 – MIÉRCOLES
Lectura bíblica:
Ro 6:6; 8:3; Gá 1:1-2; Ef 2:15; 3:8, 18; 1 P 2:24
Leer con oración:
“Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para
rescatarnos del presente siglo maligno, conforme a la voluntad
de nuestro Dios y Padre” (Gá 1:3-4).
RESCATADOS DEL MUNDO

PARA CUMPLIR LA ECONOMÍA DE DIOS
En Gálatas 1:1 leemos: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por
hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó
de los muertos)”. Este versículo nos muestra algo fundamental
para entender el corazón de la Biblia: saber que Dios nos llamó.
Quien nos llamó no fue ningún hombre, por más importante que
sea, sino Dios mismo. Pablo es el modelo para nosotros. Él mismo
dijo que era el más pequeño de todos los santos (Ef 3:8). Si él era
el más pequeño, nosotros podemos ser como él. Pablo fue llamado
para ser apóstol, es decir, para ser un enviado. De la misma manera,
si nosotros estamos estudiando hoy el corazón de la Biblia, nuestro
objetivo debe ser que seamos enviados por Dios para el progreso
del evangelio. El Señor no nos llamó sólo para conocer la Biblia y

acumular ese conocimiento, sino para ser enviados a fin de salvar a
las personas, vivir la vida de la iglesia y edificar el Cuerpo de Cristo.
¡Ese debe ser nuestro objetivo hoy!
El versículo 2 muestra que Pablo no escribió esa carta solo,
sino con todos sus compañeros. Aquí tenemos un principio
importante que nos muestra la realidad de la vida de la iglesia:
solos no podemos comprender la economía de Dios ni tampoco
cumplir Su propósito en la tierra. Necesitamos a todos los santos
para conocer las medidas de Cristo (Ef 3:18). El resultado de
13

14 ese disfrute, que es el disfrute de la gracia, es que habrá paz
entre los hermanos (Gá 1:3).
El versículo 4 trata de algo muy importante: “[Él] se dio a sí
El evangelio
mismo por nuestros pecados para rescatarnos del presente siglo

maligno, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”. Cuando
Cristo fue crucificado, Él solucionó diferentes problemas: Se
entregó a Sí mismo por nuestros pecados (1 P 2:24) y crucificó la
naturaleza pecaminosa que está en el hombre (Ro 8:3) y también
el viejo hombre (6:6). Al ser crucificado, Cristo también llevó
consigo los mandamientos y la ley en forma de ordenanzas, que
son las barreras que creamos debido a la manera de hacer las
cosas en la iglesia (Ef 2:15). Pero en ese versículo de Gálatas,
Pablo nos llama la atención en otro aspecto de la eficacia de
la muerte del Señor Jesús: ser rescatados del presente siglo
maligno. Rescatar significa arrancarnos, sacarnos, de raíz y con
todas las raíces, sin dejar nada en la tierra. Ciertamente, por un
lado, Gálatas nos muestra la economía de Dios, por otro, Pablo
sabía que, por medio del mundo, Satanás nos ofrece una serie
de distracciones para sacarnos de nuestro centro.
El Señor nos llamó y nos puso en el vivir de la iglesia para que
estemos 100 por ciento involucrados con Su economía. Sin embargo,
Su enemigo trabaja día y noche con el fin de distraernos. Ante esta
situación, debemos orar para que el Señor cumpla en nosotros lo que
está en Gálatas 1:4 y nos saque completamente, con todas nuestras
“raíces”, del presente siglo maligno, a fin de que nuestro enfoque sea
corregido y vivamos guiados totalmente por el plan de Dios.
Pregunta: ¿Cuál es el objetivo del Señor Jesús para que se haya

entregado por nuestros pecados?
Mi punto clave:

Semana 1 – JUEVES
Lectura bíblica:
Ro 8:29; 12:2; Gá 1:4; Ef 2:2; 6:12; Stg 4:4; 1 Jn 5:19
Leer con oración:
“Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando
venga, halle velando” (Lc 12:37a).
LAS TÁCTICAS DEL ENEMIGO

PARA APARTARNOS DEL PLAN DE DIOS
Gálatas 1:4 nos dice que la muerte de Cristo tuvo el propósito
de rescatarnos del presente siglo maligno. En la Biblia, hay dos
palabras griegas que son traducidas como mundo. La primera
es kósmos, que aparece, por ejemplo, en Primera de Juan 2:15:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. La
misma palabra aparece en Primera de Juan 5:19 y Santiago
4:4. En un sentido muy negativo, la palabra kósmos significa un
sistema planeado por Satanás para apartar al hombre de Dios.
Ese sistema comprende todas las cosas que nos distraen y nos
alejan del vivir normal de la iglesia.
Sin embargo, la Biblia es más específica en algunos pasajes.
Hay otra palabra griega para mundo, que es aión, a veces
traducida como siglo, por ejemplo, en Romanos 12:2a: “No os

conforméis a este siglo”. En Efesios 2:2 tenemos la expresión
“la corriente de este mundo” que, en griego es el aión de este
kósmos. Aquí la palabra kósmos es como si fuera un río, mientras
que aión es su corriente en un determinado punto y momento.
Por tanto, aión significa el kósmos actual, el momento en el que
vivimos en el mundo como un todo. Por ejemplo: la moda del año
pasado ya no es más la moda de este año. Nadie quiere comprar
esa ropa y las tiendas tienen que ofrecerlas con descuentos para
vender las últimas prendas. El año pasado había determinada
15

16 versión de un smartphone, hoy ya fue lanzada otra versión y, muy
pronto, será lanzada otra, más actual. Entonces, el aión cambia,
avanza como una corriente. Es el mismo kósmos, pero presenta
El evangelio
otra apariencia, más actual, con ciertas novedades, que terminan

atrayendo a más personas. El aión es el que captura nuestro
corazón. Por eso la Biblia nos advierte: “No os conforméis a este
aión, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento” (Ro 12:2).
Por medio del mundo, Satanás busca atacar nuestra mente.
Allí es donde entran las ideas. Veamos el caso de los gálatas:
ellos ya habían creído en el Señor y disfrutaban del evangelio
por la palabra que recibieron de Pablo. Pero poco después
vinieron los judaizantes con su ideología y sembraron la duda
en sus mentes. De la misma manera, Satanás tiene hoy una
serie de ideas que pueden afectar nuestra mente y tienen como
propósito distraernos. El mundo tiene formas, como si fueran
departamentos, y algunas de ellas pueden incluso parecer
legítimas. No obstante, en la iglesia, sólo hay una manera, que
es Cristo. Por eso, en Romanos, leemos que estamos siendo
conformados a la imagen del Hijo de Dios (8:29).
Efesios 6:12 nos habla de nuestra lucha espiritual y muestra
que estamos luchando con algo invisible. Antiguamente,
los ejércitos protagonizaban grandes batallas con muchas
muertes de ambos lados. En los tiempos modernos, fue
introducida la táctica de las guerrillas. Los soldados se
esconden y sólo actúan en momentos estratégicos y vuelven
rápidamente al escondite. Podemos decir que nuestra batalla
espiritual es contra “guerrilleros”, que son los principados y
potestades. No podemos verlos, pero están en todo momento
escondidos detrás de las tinieblas que hay en el mundo y
preparan trampas para nosotros. Que el Señor nos dé
sabiduría para discernir los ataques del enemigo, en especial
las ideologías que Satanás intenta sembrar en nuestra mente,
y nos guarde de tomar cualquier cosa que no sea Cristo o
cualquier manera que no provenga de él.

Pregunta: ¿Cómo es usado el mundo por Satanás para
apartarnos de Dios hoy?
Mi punto clave:
17

18
Semana 1 – VIERNES
El evangelio
Lectura bíblica:
1 Co 2:2; Gá 1:4
Leer con oración:
“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo” (Fil 3:7).
RESCATADOS DEL PRESENTE SIGLO MALO

Dios desea rescatarnos del presente siglo malo. La Palabra
siglo aquí en griego es aión, que también es mundo. Este mundo
es de tinieblas y afecta nuestra mente. Por eso Pablo habla de
“siglo malo” (Gá 1:4). Algunas versiones dicen “siglo maligno”,
esto puede parecer fuerte, pero todo lo que nos distrae de la
economía de Dios y del vivir de la iglesia es maligno y perverso.
Satanás sólo tiene un objetivo: quitarnos el disfrute de la
economía divina y del vivir de la iglesia.
Si queremos volver al centro de la economía de Dios,
debemos identificar lo que hoy nos distrae. Para los gálatas, fue
la religión judía. Y para nosotros ¿Qué es? Para algunos quizá
sea la búsqueda del conocimiento bíblico. A tales hermanos
no les interesa relacionarse con Dios, sino simplemente se
conforman con saber la doctrina de forma correcta. Otros
pierden el disfrute de las reuniones por analizar todo lo que
pasa, si es correcto o incorrecto, según su criterio. Este mundo
puede ser, incluso, la tradición en los servicios de la iglesia o
cosas seculares, como las redes sociales, la música, los deportes
y hasta cosas pecaminosas.
¿Cómo podemos saber si estamos en el enfoque de la economía
de Dios? Basta ver si Cristo es el centro de lo que hacemos y
buscamos. Todo lo que no tiene a Cristo como el centro de lo
que hacemos y buscamos, todo lo que no tiene a Cristo como el
centro está fuera de la economía de Dios (cfr. 1 Co 2:2). Si una

práctica es más importante que Cristo, ésta se convierte en el
mundo que nos distrae de la economía de Dios.
El proceso de ser rescatado o arrancado es doloroso, pero, si
queremos ser útiles para el Señor, debemos estar abiertos a Su
obrar en nosotros. Si no Lo autorizamos a trabajar en nosotros,
Él respetará nuestra voluntad, pero aun así tendremos raíces
en el mundo. Muchos de nosotros tenemos el deseo genuino
de ser arrebatados en la segunda venida del Señor, pero ¿Cómo
podemos ser arrebatados si todavía preservamos nuestras
raíces en las cosas de este siglo? Además de ser doloroso, este
proceso puede ser lento, porque a veces las raíces son muy
profundas, como ocurre con algunas malezas. Sabemos que hay
hermanos con situaciones difíciles y que nos parecen demasiado
complicadas, pero creemos en el poder del Señor y de Su
Palabra. ¡Jesús es el Señor!
Pregunta: En su experiencia, ¿qué es el presente siglo maligno,

al cual Dios necesita arrancar?
Mi punto clave:
19

20
Semana 1 – SÁBADO
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 1:6-10; Col 1:25
Leer con oración:
“Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí,
no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre
alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gá 1:11-12).
EL EVANGELIO PREDICADO POR PABLO

En Gálatas 1:6-9 Pablo explica por qué quedó decepcionado
de los hermanos de Galacia. Él usó, incluso, la palabra anatema,
que significa maldito, para referirse a cualquier persona o algún
ángel que predique otro evangelio además del que él ya había
predicado. El evangelio diferente es, en realidad, cualquier
cosa que no esté relacionada con Cristo y la economía
neotestamentaria de Dios. Pablo tenía la convicción de que lo
que él les predicó a los gálatas era la economía de Dios. De la
misma manera, debemos tener la convicción de lo que creemos.
Para que eso suceda, es necesario profundizar en la Palabra,
leyendo diariamente la Biblia y también los libros espirituales,
que nos ayudan a comprender la Palabra de Dios.
En el versículo 10, Pablo se identifica como siervo –
esclavo, en el original griego – de Cristo. Como tal, ¿cuál era el
evangelio anunciado por Pablo? El capítulo 1 nos muestra seis
características importantes: a) el evangelio es de la gracia de
Cristo (v. 6); b) el evangelio es de Cristo (v. 7); c) el evangelio
no es según el hombre (v. 11); d) el evangelio no es recibido
de hombre alguno; e) no es aprendido de hombre alguno; f)
es mediante la revelación de Jesucristo (v. 12). ¡Aleluya! ¡El
evangelio predicado por Pablo no fue inventado o enseñado por
hombres, sino revelado por el Señor mismo!
Al comienzo del Nuevo Testamento están los cuatro
evangelios, escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los tres

primeros son llamados evangelios sinópticos, pues contienen,
en su mayor parte, historias en común. El evangelio de Juan, por
su parte, fue escrito mucho tiempo después y vino a completar lo
que ya había sido escrito, mostrando la revelación de Jesucristo
como el Hijo de Dios. Aun así, los cuatro evangelios se limitaron
a abordar el ministerio terrenal del Señor, de manera que el relato
no estaba completo. Por esa razón, en Colosenses 1:25, Pablo
nos habla de que su comisión era “completar” (en el original) la
Palabra de Dios. Así como Juan completó los evangelios, Pablo
también tenía una misión muy especial: el énfasis de sus escritos
era presentar a Cristo como el Espíritu, teniendo como contexto
la economía completa de Dios.
Podemos decir que el “evangelio según Pablo” está en todas
sus epístolas. Si el evangelio hubiera quedado restringido a lo
que consta en los cuatro evangelios, todavía faltarían muchas
cosas. Muchas veces, damos énfasis sólo a los cuatro evangelios,
pero el Señor nos dio algo tremendo y mucho más amplio, que
es el evangelio completo en el Nuevo Testamento.
Pregunta: ¿De qué manera podemos aumentar la convicción

que tenemos del evangelio que oímos y anunciamos?
Mi punto clave:
21

22
Semana 1 – DOMINGO
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 1:14-15; Ef 1:13-14; 3:17, 19; Fil 3:8, 13-14; Col 1:25, 27; 3:4
Leer con oración:
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido
en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos;
pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Co 15:10).
UNA SÍNTESIS DE LA EXPERIENCIA PERSONAL DE PABLO

Cuando fue llamado por Dios, Pablo recibió la comisión de
completar Su Palabra (Col 1:25). Aunque el evangelio predicado
por él haya sido propagado por todas las cartas que escribió, podemos
decir que el plan eterno de Dios para el hombre está concentrado
en los libros de Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses.
En Colosenses 1:27, Pablo nos habla de Cristo en nosotros
como la esperanza de gloria. Es recurrente en el Nuevo Testamento
esa afirmación de que Cristo habita en nosotros (Gá 2:20; Ef 3:17).
A pesar de ser difícil para nosotros ver eso ante las situaciones
difíciles, creemos que, cuando Él Se manifieste, nosotros también
seremos manifestados con Él, en gloria (Col 3:4).
Efesios 1:13-14 nos muestra que fuimos sellados por el
Espíritu Santo de la promesa. Ese Espíritu es también las arras,
es decir, la garantía de nuestra herencia, de que hemos heredado
a Cristo en Su plenitud.
Al seguir en Efesios, Pablo nos habla de conocer el amor
de Cristo, que excede a todo conocimiento (3:19). Cuando en
ese versículo dice: “Seáis llenos”, significa que no logramos ser
llenos de manera individual. Esto es imposible; es como querer
poner todo el aire del mundo en un globo. Si queremos ser llenos
de toda la plenitud de Dios, necesitamos de todos los hermanos.
En esas epístolas, Pablo también nos relata algunos aspectos
de su experiencia personal. En Gálatas 1:14 se describe a sí

mismo como alguien extremadamente celoso de las tradiciones de
sus padres. Aunque puede sonar negativo a primera vista, eso nos
muestra que él tenía un carácter muy diligente. Cuando conoció
al Señor, consideró todo como pérdida (escoria, en el original) para
ganar a Cristo (Fil 3:8). Además, él no se aferraba a las experiencias
del pasado, sean éstas de fracaso o de éxito, sino que avanzaba
hacia el premio del supremo llamamiento de Dios (vs. 13-14).
Hoy, el Señor necesita de hombres absolutos. Cuando Pablo
practicaba el judaísmo, él estaba 100 por ciento por el judaísmo.
Entre sus contemporáneos, estaba en la cima. Una vez que
fue salvo por el Señor, dio su vida por la causa del evangelio,
trabajó más que todos los otros apóstoles (1 Co 15:10). No es
de admirar que haya escrito 14 epístolas. Nuestro deseo es que
todos seamos tales personas, entregadas de manera absoluta a
la economía de Dios.
Finalmente, en Gálatas 1:15, Pablo nos habla sobre la
experiencia de haber sido apartado desde antes de nacer. La
traducción literal corresponde a me apartó desde el vientre de
mi madre. No fuimos llamados por casualidad, sino apartados
desde el vientre de nuestra madre. ¡Que el Señor nos dé Su
gracia para cumplir Su propósito en nuestra vida!
Pregunta: ¿Qué aspecto importante del carácter de Pablo el

Señor busca en nosotros en los días actuales?
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
“Rumbo a la herencia divina” – cap. 1 – Dong Yu Lan.
“El vivir cristiano en los tiempos finales” – cap. 2 – Miguel Ma.
23

24
Semana 2 – LUNES
El evangelio
Lectura bíblica:
2 Ti 1:6; He 12:1
Leer con oración:
“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu,
sirviendo al Señor” (Ro 12:11).
LA CARRERA CRISTIANA
La semana anterior mencionamos los cuatro libros que
componen el corazón de la Biblia, que son: Gálatas, Efesios,
Filipenses y Colosenses. Estos libros revelan el deseo central
de Dios en el Nuevo Testamento. Esta semana daremos
continuidad al hablar de Dios en el libro de Gálatas.
Después de ser salvos, comenzamos nuestra carrera cristiana.
Sin embargo, no podemos correr de cualquier manera, sino con
perseverancia, como nos lo muestra Hebreos 12:1: “Por tanto,
nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande
nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que
nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante”. Sólo lograremos perseverar en esta carrera si somos
fervientes en nuestro espíritu.
Usaremos una ilustración interesante para representar
nuestra experiencia de correr la carrera que tenemos por
delante. El segundo semestre de 2016 ocurrió en Brasil un gran
evento deportivo, los Juegos Olímpicos. Uno de los símbolos
principales de los Juegos Olímpicos es la antorcha olímpica.
La llama es encendida en Olimpia, Grecia, y recorre todo el
trayecto encendida hasta llegar al lugar donde se realizan las
Olimpiadas. En las Olimpiadas realizadas en Brasil, la antorcha
llegó a Brasilia y recorrió diversas ciudades del país hasta llegar a
Río de Janeiro, la ciudad sede del evento. Durante su recorrido,
diversos atletas y celebridades se turnaron llevando la antorcha.

El objetivo no era ver quién corría más rápido, sino mantener la
antorcha encendida en todo momento.
Hoy, en nuestra vida cristiana, también llevamos una
antorcha, la antorcha del evangelio. Muchas veces estamos
corriendo y hasta andamos velozmente, pero por lo que
debemos velar es porque nuestra antorcha esté encendida.
Cuando recibimos al Señor, nuestro corazón ardía por el
avance del evangelio, predicábamos el evangelio con alegría y
entusiasmo. No obstante, con el paso del tiempo, muchos de
nosotros continuamos buscando al Señor, pero, interiormente,
hemos perdido el fuego del espíritu y, exteriormente, no vivimos
en favor del avance del evangelio.
Esta situación muchas veces ocurre debido a las dificultades
que enfrentamos en todos los aspectos de nuestra vida. Pero
el Señor no desiste de nosotros y nos alienta a perseverar, de
la misma manera que el apóstol Pablo alentó a su colaborador
Timoteo: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de
Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2 Ti 1:6).
El verbo avivar es el mismo que encender. Este versículo es un
aliento de Pablo para que Timoteo encendiera la llama interior
y sirviera a Dios de manera ferviente.
Pregunta: ¿Su antorcha está encendida?

Agradó a Dios revelar a Su Hijo en mí
Mi punto clave:
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26
Semana 2 – MARTES
El evangelio
Lectura bíblica:
Mt 24:13; He 10:36; Ap 1:14; 4:5; 5:6
Leer con oración:
“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que perseveraron.
[...] el Señor es muy tierno y compasivo” (Stg 5:11).
PERSEVERAR HASTA EL FIN

Como vimos ayer, nuestra vida cristiana es una carrera que
debemos correr con perseverancia. Además, el evangelio, las
buenas nuevas de Dios, es como una antorcha que lleva la llama
de la esperanza, del amor, de la alegría y de la paz al corazón de las
personas que están desanimadas. Pero, para que eso suceda, en
primer lugar, nosotros mismos debemos ser fervientes. No es sólo
un asunto de correr, sino de avanzar en nuestra vida con Dios,
teniendo en nuestro interior el fuego del espíritu quemando.
No obstante, ese fuego no puede ser un “fuego de paja”, sino
que debe ser una llama que permanece encendida. Para ello, es
necesario que haya aceite, que es el Espíritu, la Palabra. Para
ser fervientes en nuestro interior, debemos tener contenido.
En esta serie del Alimento Diario, profundizaremos en los
ricos contenidos de los libros de Gálatas, Efesios, Filipenses
y Colosenses. Invitamos a todos los lectores a disfrutar con
nosotros de esta preciosa porción de la Palabra de Dios y a
encender la llama interior, para servir al Señor con alegría.
Sobre la necesidad de la perseverancia en nuestra carrera
cristiana, en Apocalipsis 1:9a el apóstol Juan dice: “Yo Juan,
vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación,
en el reino y en la perseverancia en Jesús”. Esta es nuestra
vida hoy, estamos en medio de muchas tribulaciones, pero el
que persevere hasta el fin será salvo (Mt 24:13). Para poder
perseverar en los tiempos finales, el Espíritu intensificó Su

acción. Como las tinieblas son muy intensas, entonces nosotros
necesitamos tener un fuego más intenso. Por eso nosotros
tenemos siete Espíritus para intensificar la acción del Espíritu.
En Apocalipsis 4:5 vemos que las siete lámparas de fuego son
los siete Espíritus de Dios, y Apocalipsis 5:6 nos revela que los
siete ojos del Cordero son los siete Espíritus de Dios enviados
por toda la tierra. En Apocalipsis 1:14 vemos que los ojos del
Señor son como llamas de fuego.
Los siete ojos del Cordero tienen tres funciones: iluminar,
quemar e infundir Su amor. Primeramente, el Espíritu iluminará
todo nuestro interior, para mostrarnos todo lo que saca a Cristo
del centro de nuestra vida. Después de que somos iluminados,
debemos abrirnos al Señor y permitir que el Espíritu queme las
cosas negativas que nos impiden avanzar. Por último, Su mirada
amorosa nos cautiva y nos hace que lo amemos más y también
nos infunde amor por las personas.
Cuando somos totalmente cautivados por el amor de Dios,
la llama del evangelio se enciende en nosotros y obtenemos
fortaleza y motivación para correr con perseverancia, hasta
alcanzar la promesa (He 10:36).
Pregunta: ¿Por qué tenemos la necesidad de perseverar? Agradó a Dios revelar a Su Hijo en mí
Mi punto clave:
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28
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 2:16; 4:5; Ef 1:22-23; 2:10, 15, 19, 22; Fil 1:12; Col 1:15; 2:2
Leer con oración:
“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las
cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (He 2:1).
LA REVELACIÓN DEL CORAZÓN DE LA BIBLIA

Cuando hablamos sobre los libros que componen el corazón
de la Biblia, podemos tener en mente el funcionamiento de
nuestro corazón, que es un órgano que tiene cavidades, y cada
una de ellas cumple su función para que el corazón palpite
normalmente, irrigando sangre a todos los miembros del cuerpo.
Los libros de Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses no deben
ser entendidos separadamente, sino como cuatro cavidades que
trabajan juntas, a fin de que recibamos la revelación de Dios.
En el libro de Gálatas, tenemos la economía de Dios, que
es el Dios Triuno que se dispensa hacia dentro del hombre
a fin de transformarlo y capacitarlo para recibir la filiación
plena (Gá 4:5). Colosenses nos habla del misterio de Dios,
que es Cristo, revelado como la imagen del Dios invisible,
el primogénito de toda creación (Col 1:15; 2:2). En Efesios,
tenemos el misterio de Cristo, que es la iglesia, el Cuerpo de
Cristo, la obra maestra de Dios, el nuevo hombre, la familia
de Dios, el reino de Dios, la morada de Dios (Ef 1:22-23;
2:10, 15, 19, 22). El libro de Filipenses trata acerca de la
experiencia de Cristo para el progreso del evangelio (Fil 1:12).
Por tanto, para conocer más la voluntad de Dios, tenemos
que hacer una relación entre estos cuatro libros de la Biblia,
pues son un solo corazón.
En el libro de Gálatas, encontramos el contraste entre
Cristo y las distracciones, pues la iglesia en Jerusalén envió

judaizantes a Galacia, los cuales influenciaron a las iglesias de
aquella región. De esa manera, los hermanos allí se involucraron
con las leyes y ordenanzas y perdieron el enfoque de Cristo. Por
eso el apóstol Pablo, en su carta a los gálatas, nos habla sobre
asuntos esenciales, como la fe, Cristo y el Espíritu, para que los
hermanos vuelvan de la ley a Cristo y vivan en la realidad del
nuevo hombre (Gá 2:16).
Pregunta: ¿Cuál es la mejor manera de recibir la revelación de

los libros que componen el corazón de la Biblia?
Mi punto clave:
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Semana 2 – JUEVES
El evangelio
Lectura bíblica:
Hch 9; Gá 1:13-14; Ef 1:4, 17; Fil 3:5-6
Leer con oración:
“Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis
cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas
de la gloria de su herencia en los santos” (Ef 1:18).
ESCOGIDOS, APARTADOS Y LLAMADOS

En Gálatas 1:13-14 el apóstol Pablo habla de su antiguo
proceder en el judaísmo, descrito con más detalles en
Filipenses 3:5-6. Por esas descripciones, vemos un aspecto muy
importante del carácter del apóstol: él era absoluto en todo
lo que hacía. Cuando estaba en el judaísmo, hacía lo mejor
posible, todo con excelencia. Después de recibir la revelación
de Jesús en Hechos 9, comenzó a servir al Señor Jesús con más
vigor aun, siendo un ejemplo para nosotros. Hoy, en el vivir
de la iglesia, también necesitamos ser absolutos para el Señor,
sirviéndolo con alegría, entusiasmo y excelencia.
Los versículos 15-16a de Gálatas 1 prosiguen: “Pero cuando
agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y
me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí”. Esa también
es nuestra historia. Según lo descrito en Efesios 1:4, Dios nos
escogió antes de la fundación del mundo. También fuimos
apartados desde el vientre de nuestra madre y, en el tiempo
oportuno, Dios nos llamó por Su gracia y reveló a Su Hijo a nosotros
(Gá 1:15-16). ¡Esto es grandioso, debemos exultar de alegría!
Estimado lector, ¿usted recuerda el día que fue llamado por
Dios? ¡Qué maravillosa experiencia fue cuando nuestros ojos
se abrieron y vimos la cruz de Cristo! El día cuando fuimos
llamados se cumplió la elección eterna de Dios, que nos había
apartado desde el vientre de nuestra madre. ¡Alabado sea Dios,

porque sabía exactamente el momento en que Se revelaría a
cada uno de nosotros!
Todo el propósito de Dios tiene como objetivo satisfacer el
deseo de Su corazón, que es revelar a Su Hijo en cada uno de
nosotros. No es una revelación externa, sino una revelación en
nuestro espíritu. Por eso Pablo oró en Efesios 1:17, rogando que
el Padre de gloria nos concediera “espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él”. En Su economía Dios sólo
tiene un interés: revelar a Su Hijo en nosotros.
¡Qué plan tan maravilloso! Dios nos escogió antes de la
fundación del mundo, nos apartó desde el vientre de nuestra
madre y en el tiempo oportuno nos llamó por Su gracia para
revelar a Su Hijo en nosotros y usarnos para el progreso
del evangelio. Que podamos cumplir las expectativas y el
llamamiento de Dios. ¡Aleluya!
Pregunta: ¿Con qué propósito Dios lo escogió, apartó y llamó?
Mi punto clave: Agradó a Dios revelar a Su Hijo en mí
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32
El evangelio
Lectura bíblica:
Hch 26:13-16, 18
Leer con oración:
“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial”
(Hch 26:19).
LA REVELACIÓN DEL HIJO DE DIOS

Ayer vimos que el mayor deseo del corazón de Dios es revelar
a Su Hijo en cada uno de nosotros. Para eso, Él nos escogió,
apartó y llamó, todo a Su tiempo, para que en esta era tengamos
nuestra experiencia con Él. Cuando Dios revela a Su Hijo en
nosotros, nuestra vida cambia, no seguimos siendo los mismos.
Esa también fue la experiencia de Pablo. En Hechos 9,
vemos el relato de su conversión y, en Hechos 26, vemos su
testimonio personal: “Cuando a mediodía, oh rey, yendo por el
camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del
sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo
caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y
decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (vs. 13-14).
Muchas veces, el Señor nos está llamando, “agujando”, y
nosotros luchamos en contra, no obedecemos a Su llamado.
El Señor quiere que estemos en Su presencia ¿Hasta cuándo
lucharemos contra Él?
El testimonio de Pablo prosigue: “Yo entonces dije: ¿Quién
eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues”
(Hch 26:15). En Hechos 9, vemos que, después que Dios se
le apareció a Pablo, quedó ciego. Alguien que antes era tan
autosuficiente necesitó ser guiado hasta Damasco, donde un
hermano llamado Ananías lo ayudó a recobrar la visión. Fue así
como Pablo vio la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Él percibió que,

al perseguir a los cristianos, en realidad estaba persiguiendo a
Jesús, pues Él es la cabeza de la iglesia. En ese momento, Dios
reveló a Su Hijo a Pablo.
Dios se le apareció a Pablo y reveló a Su Hijo para el progreso
del evangelio: “Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque
para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo
de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré
a ti [...] para que abras sus ojos, para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que
reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia
entre los santificados” (Hch 26:16, 18).
De la misma manera, hoy, Dios desea revelar a Su Hijo en
nosotros para llevarles el evangelio a las personas. ¡Dejemos
de luchar contra el Señor y recibamos la maravillosa y
transformadora revelación de Su Hijo! ¡Jesús es el Señor!
Pregunta: ¿Cuál es el objetivo de Dios al revelar a Su Hijo en

nosotros?
Mi punto clave:
33

34
El evangelio
Lectura bíblica:
2 Co 3:14-16, 18; 4:4
Leer con oración:
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz,
es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Co 4:6).
TRANSFORMADOS DE GLORIA EN GLORIA

Dios se le apareció a Pablo y le reveló a Su Hijo, a fin
de convertirlo en un ministro del evangelio. A pesar de ser
perseguido y torturado, Pablo no retrocedió, porque tenía una
visión gobernante, conforme a lo que él mismo testificó ante las
autoridades que lo juzgaban: “Por lo cual, oh rey Agripa, no fui
rebelde a la visión celestial” (Hch 26:19).
Esa es la misma visión que recibimos del Señor y que debe
gobernar nuestra vida, pues esa visión es la que nos preserva
en el vivir de la iglesia, hasta hoy. ¡Alabado sea el Señor! Sin
embargo, debemos tener algunos cuidados para que nuestra
visión no quede embotada. En Segunda de Corintios 3:14-15
leemos: “Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta
el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo
velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta
el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el
corazón de ellos”. Es decir, los israelitas leían las Escrituras, pero
tenían un velo en el corazón, que no les permitía ver al Hijo de
Dios revelado a ellos. Leían, pero no recibían la revelación del
Hijo de Dios. Debemos tener cuidado para no quedarnos sólo
en los asuntos doctrinales, adquiriendo mucho conocimiento,
pero sin la revelación del Hijo de Dios. A Dios le agrada revelar
a Su Hijo en nosotros, pero, para eso, nosotros necesitamos
tener un espíritu de sabiduría y de revelación.

El velo mencionado por Pablo representa todo aquello que
quita a Cristo del centro de nuestro vivir, y el enemigo hace de
todo para añadir cada vez más cosas que nos alejen de Dios.
Esos velos, por un lado, nos impiden recibir la revelación del
Hijo de Dios y, por otro, apagan nuestro fuego interior.
Pero, alabado sea el Señor: “Cuando se conviertan al Señor,
el velo se quitará” (2 Co 3:16). Convertir significa volver;
cuando nuestro corazón se vuelve al Señor, el velo es quitado, y
el resultado es que “nosotros todos, mirando a cara descubierta
como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados
de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu
del Señor” (v. 18). ¡Esta es la revelación del Hijo de Dios en
nosotros! ¡Qué hecho tan grandioso!
Nuestros ojos ya fueron abiertos, no obstante, muchos
aún son incrédulos, pues el dios de este siglo les cegó el
entendimiento, “para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”
(2 Co 4:4). Por tanto, nuestra actitud debe ser la de orar y
predicar el evangelio, rogando al Señor que les abra los ojos
interiores para que puedan recibir la revelación del Hijo de
Dios.
Pregunta: ¿Cuáles son los velos que nos impiden ver a Cristo y
cómo podemos quitarlos?
Mi punto clave:
35

36
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 4:5-6; Fil 3:8-9
Leer con oración:
“El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades,
pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios
quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre
los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”
(Col 1:26-27).
¡CRISTO VIVE EN MÍ!

En esta semana del Alimento Diario hemos hablado de que
en nuestra carrera cristiana tenemos como objetivo llegar a la
meta con la antorcha encendida, pero, para eso, los velos de
nuestro corazón deben ser quitados, a fin de que recibamos la
revelación del Hijo de Dios en nosotros.
El apóstol Pablo es un modelo para nosotros. Después de
recibir la revelación de Dios, se convirtió y entregó de manera
absoluta por Cristo y la iglesia, al punto de declarar en Filipenses
3:8-9: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por
la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor
del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a
Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por
la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por
la fe”. Pablo renunció a todo por amor al Señor, y consideró todas
las cosas como pérdida (basura, estiércol), para ganar a Cristo. Sólo
quien recibe la revelación del Hijo de Dios tiene esa actitud.
Muchos de nosotros aún estamos presos, luchando contra
las cosas que quitan nuestro enfoque de Cristo y de la iglesia.
Conocemos a Cristo, conocemos la Palabra, amamos el vivir de
la iglesia, pero todavía no logramos ser liberados de las muchas
cosas que nos aprisionan. Esto sucede porque nos falta la plena

revelación del Hijo de Dios, no tenemos la sublimidad, la
excelencia del conocimiento de Cristo.
Juan 17:3 dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.
Así que, recibir la revelación sobre el Hijo de Dios es conocerlo.
Juan 1:12-13 registra: “Mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Por tanto, recibir
la revelación del Hijo de Dios se refiere a conocerlo, recibirlo
como vida y, por último, convertirnos en Sus hijos. Ahora, como
hijos, podemos tener la realidad de Gálatas 4:5-6, que es alcanzar
la plena filiación, y por ello podemos clamar “¡Abba, Padre!”.
El resultado de todo ese trabajar de Dios en nosotros es
estar crucificado con Cristo, según lo que Pablo describió: “Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
(Gá 2:20). ¡Que el Señor nos conceda un espíritu de sabiduría
y revelación para tener esa experiencia real de Cristo revelado
en nosotros! ¡Alabado sea el Señor!
Pregunta: ¿Qué es lo que impide que Cristo sea revelado en

nosotros?
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
El vivir cristiano en los tiempos finales – cap. 1 – Miguel Ma.
El vivir de los hijos de Dios – cap. 1 – Dong Yu Lan.
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38
Semana 3 – LUNES
El evangelio
Lectura bíblica:
Hch 21:23-26; 2 Co 3:16; 12:1-4; Gá 1:6-9, 15-17; Ef 1:4
Leer con oración:
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses
te santifiqué” (Jer 1:5a).
AGRADÓ A DIOS REVELAR A SU HIJO EN MÍ

La Epístola de Pablo a los Gálatas es uno de los libros esenciales
de la Biblia. En este libro, el apóstol habla sobre los asuntos
básicos que constituyen el fundamento de nuestra fe cristiana, el
fundamento de la economía neotestamentaria de Dios. Pablo los
amonestó por haberse dejado influenciar por los judaizantes en lo
concerniente a las prácticas del judaísmo, en vez de vivir por la fe
en Cristo, vivir por el Espíritu (Gá 1:6-9).
Gálatas es el primero de los libros que componen el corazón
de la Biblia. A pesar de presentar como escenario una situación
negativa, necesitamos darle una atención especial, porque, además
de que cada versículo está lleno de verdades, Pablo aprovechó la
situación para revelar a Cristo de una manera maravillosa.
En Gálatas 1:15-16a está escrito: “Pero cuando agradó a Dios,
que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su
gracia, revelar a su Hijo en mí”. Dios nos escogió en la eternidad
pasada, pero permitió que fuéramos concebidos en este tiempo. Por
tanto, cuando aún estábamos en el vientre de nuestra madre, nos
apartó, y un día, al tener total conciencia de nuestras acciones, ¡Él
nos llamó! Por tanto, tenemos aquí tres frases: la elección eterna de
Dios (1:4), el ser apartado y el llamamiento (Gá 1:15).
Sin embargo, el “diamante” que está contenido en Gálatas
1:16a es “revelar a su Hijo en mí”. Para tener la revelación del
Hijo, necesitamos pedirle al Señor no sólo que nos conceda
conocimiento, sino que nos ponga en la posición correcta

y quite todos los velos que Satanás pone sobre nuestros ojos
para hacernos perder la visión de la economía de Dios. Por eso
nosotros necesitamos volver nuestro corazón al Señor; cuando
lo hacemos, el velo es quitado (2 Co 3:16).
En el versículo 16 de Gálatas 1, Pablo continua: “Para que yo
le predicase entre los gentiles”. ¿Sabe por qué Dios quiere revelar
a Su Hijo en usted? Para que otras personas reciban Su vida,
formen parte de Su Cuerpo y tengan el vivir de la iglesia. Para eso,
nosotros, al igual que Pablo, también recibimos un llamamiento.
Al recibir el llamamiento de Dios, Pablo no fue de inmediato
a Jerusalén, sino a Arabia (Gá 1:17). Dado el ambiente
religioso que allí había, si él hubiese ido a Jerusalén, se habría
contaminado, como ocurrió más tarde, cuando en esa ocasión
fue influenciado a cumplir un voto, guardando los preceptos de
la ley del Antiguo Testamento (Hch 21:23-26).
No sabemos cuánto tiempo Pablo permaneció en Arabia,
pero se supone que él permaneció mucho tiempo para tener una
comunión personal con Dios y recibir la revelación (2 Co 12:1-4).
Este es un principio muy importante: puede ser que el enemigo
permita que nos ocupemos haciendo muchas cosas para
Dios, cuando lo más importante es que cada uno de nosotros
dedique un tiempo de comunión con Él, de manera particular.
Cada uno necesita tener su momento delante del Señor, tal
Ya no soy yo quien vive, mas Cristo vive em mí
vez temprano, todos los días, lejos de todas las cosas, para que
Él se revele a nosotros.
Pregunta: ¿Cómo reaccionó cuando tuvo conciencia de la

elección, del ser apartado y del llamamiento de Dios?
Mi punto clave:
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40
Semana 3 – MARTES
El evangelio
Lectura bíblica:
Hch 16:6-10; Gá 1:18-24; 2:1-4
Leer con oración:
“Pero subí según una revelación” (Gá 2:2a).
OBEDECER AL ESPÍRITU
En la lectura de ayer, vimos que, cuando el apóstol Pablo
recibió el llamamiento de Dios, él se fue a Arabia para tener
allí una comunión personal con el Señor. Tres años después
fue a Jerusalén para tener comunión con Pedro y Jacobo
(Gá 1:18-19). ¿Por qué Pablo se comportó de ese modo si estaba
conciente del llamamiento de Dios?
Existe una relación entre la obra y la vida de la iglesia.
Por más que el Señor nos revele algo de manera particular,
nosotros todavía estamos en la comunión del Cuerpo de
Cristo y no debemos actuar aisladamente, ni siquiera la
iglesia debe estar aislada, sino que debe buscar la comunión
con las demás iglesias. Después, él se fue a las regiones de
Siria y Cilicia (Gá 1:21), y por allí se oía que aquel que antes
perseguía a la iglesia ahora predicaba la fe (v. 23).
Pasados 14 años, Pablo hizo muchas obras, Dios lo había
usado grandemente para levantar muchas iglesias. Entonces
fue a Jerusalén, pero no para promoverse a sí mismo o dar sólo
informes de su obra, sino en busca de la comunión. Además,
Pablo no estaba solo, sino acompañado por Bernabé y Tito,
hermanos con quienes servía y coordinaba.
El apóstol Pablo subió a Jerusalén en obediencia a una
revelación (Gá 2:2). Él era alguien que obedecía al Espíritu.
¿Usted cree que el Espíritu Santo le puede prohibir predicar el
evangelio? Pablo tuvo esa experiencia. Después de visitar las
regiones de Galacia y Frigia, intentó ir al sur, a Asia Menor, pero

fue impedido por el Espíritu Santo. Entonces intentó ir a Bitinia,
pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió (Hch 16:6-10). En
una visión, recibió el llamamiento de un varón macedónico y,
al percibir que esa era la dirección del Espíritu, partió a Filipos.
¡Esa fue una experiencia maravillosa de seguir al Espíritu!
Una vez en Jerusalén, Pablo les expuso a los hermanos el
evangelio que predicaba entre los gentiles. Él tuvo comunión
con los más influyentes, “y para no correr o haber corrido en
vano” (Gá 2:2b). Resaltamos una vez más el hecho de que
Pablo no hizo propaganda de su obra, no hizo un discurso. Él
tuvo cierto temor de no estar actuando correctamente, por eso
quería tener comunión con los hermanos. Esto nos muestra un
principio importante: no podemos salir y hacer cosas para Dios
de cualquier manera. Todo debe ser hecho con el contenido de
la verdad, en coordinación y comunión.
Lamentablemente, en Jerusalén había falsos hermanos que
se infiltraron en medio de los demás, para promover la religión
judía y quitarles la libertad que tenían en Cristo. Ellos fueron
los que, en esa oportunidad, querían constreñir al joven Tito,
porque era griego, a circuncidarse. No obstante, Pablo no lo
permitió (Gá 2:3-4).
Hoy vimos dos principios importantes con relación a los
cuales debemos tener un equilibrio: la comunión personal con
el Señor y la comunión y coordinación con los demás miembros

del Cuerpo de Cristo. En estos asuntos, Pablo fue un excelente
ejemplo para todos nosotros
Pregunta: ¿Cómo ha sido su experiencia de seguir al Espíritu?
Mi punto clave:
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42
El evangelio
Lectura bíblica:
1 Co 12:22; Gá 2:4-8
Leer con oración:
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra
vez en temor” (Ro 8:15a).
LA LIBERTAD EN CRISTO VERSUS LA ESCLAVITUD

En Gálatas 2, vimos que el apóstol Pablo subió a Jerusalén en
obediencia a una revelación, no para hacer una obra particular,
sino una en comunión con el Cuerpo de Cristo. Sin embargo,
en el versículo 4, habló sobre “los falsos hermanos introducidos
a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que
tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud”.
En esta porción de la Palabra tenemos dos asuntos
importantes: el primero es un contraste, la libertad en Cristo
versus la esclavitud. Debemos tener cuidado para disfrutar de la
libertad en Cristo, la libertad del Espíritu, en nuestro vivir de la
iglesia. Por un lado, es necesario no tener temor a equivocarnos,
miedo a hablar y ser criticado. Por otro, no podemos aprovechar
la oportunidad para hablar lo que queremos, tenemos que
también ser restringidos por el Espíritu. A veces decimos que
fuimos liberados de la ley del Antiguo Testamento, pero algunos
aún están bajo esclavitud. Servimos a Dios, sin embargo, aún
somos esclavos. Esto ocurre en la vida de reuniones, en nuestra
vida familiar o conyugal. Por ejemplo, si al servir a Dios usted no
siente alegría, sino una carga pesada, a tal punto de decir: “¡Que
desagradable, voy a servir de nuevo!”, si esto es así, es porque está
bajo esclavitud y necesita reconsiderar su servicio.
Lo que disfrutamos en Gálatas no es algo doctrinal, sino
práctico. Nosotros debemos sentir alegría, placer, motivación.
No debemos decir que tenemos problemas, sino desafíos

para vencer cada día, invocando y orando al Señor. Tampoco
tenemos que vencerlos solos, podemos tener la experiencia con
Cristo y con los hermanos.
En el versículo 5, Pablo nos revela otra joya: “Para que la
verdad del evangelio permaneciese con vosotros”. ¡Dios nos
confió la verdad del evangelio! Esta verdad es la economía
neotestamentaria de Dios, una verdad inamovible. Debemos
ser sabios y prudentes. Tenemos que tener la verdad y también
el amor; no podemos ser orgullosos ni arrogantes. Debemos
valorar la verdad del evangelio.
En el versículo 6, vemos que Dios no acepta la apariencia de
los hombres. A pesar de que Pablo buscó la comunión con Pedro
y Jacobo, no le fue añadido nada. En realidad, Dios nos dio un
ministerio a cada uno de nosotros. Hay una definición: a Pedro
le fue comisionado cuidar de los hermanos de la circuncisión y
a Pablo de los hermanos de la incircuncisión.
El Señor nos dio un ministerio a cada uno de nosotros y
debemos ser fieles ante Él para cumplirlo. De ninguna manera
debe haber una competencia entre nosotros. Por ejemplo,
nuestra mano derecha no compite con la izquierda, más bien
se completan. Así también es en la obra de Dios, no hay
“superhéroes”, existe un cuerpo armónico, en el cual un hermano
hace maravillosamente bien algo que otro tiene dificultades de
hacer. No hay competencia entre los colaboradores, porque

cada uno tiene su función y todos son necesarios (1 Co 12:22).
¡Gracias al Señor!
Pregunta: Dios nos dio un ministerio a cada uno de nosotros.

¿Cuál es el suyo?
Mi punto clave:
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44
Semana 3 – JUEVES
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 2:7-14; 2 Ti 2:24
Leer con oración:
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros
que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre”
(Gá 6:1a).
PERFECCIONADOS POR LA COMUNIÓN

Durante toda esta semana, estamos disfrutando de las
verdades básicas y esenciales contenidas en el libro de Gálatas.
En el versículo 7 del capítulo 2, Pablo nos dice que, cuando los
hermanos percibieron que Dios le había confiado el evangelio
de la incircunsición, así como se le confió a Pedro el de la
circuncisión, lo respetaron y les extendieron a él y Bernabé la
diestra en señal de compañerismo (v. 9).
Entonces vemos que en el vivir de la iglesia, además de
necesitar actuar en la esfera de la comunión, también debemos
respetarnos los unos a los otros y la porción que el Señor nos
dio a cada uno.
Por ejemplo, cuando somos invitados a ministrar la Palabra
en determinada región, debemos conocer la necesidad de los
santos. Para ello, preguntamos, oímos y actuamos conforme a la
determinación de los hermanos. ¡Eso es comunión!
En Gálatas 2:11, vemos que Pablo corrigió a Pedro delante
de los hermanos, pues era de condenar. Él estaba comiendo
con los gentiles, pero, cuando entraron algunos hermanos
provenientes de parte de Jacobo, Pedro se levantó de la mesa y
salió disimulando (v. 12). Eso constriñó a los hermanos. Eso fue
una actitud hipócrita. A pesar de que Pedro fue un gran apóstol,
cometió muchas fallas. Falló al negar al Señor tres veces y falló
en esa situación nuevamente. En realidad, todos los siervos

de Dios fallaron. El único que nunca falló fue el Señor Jesús.
Todos nosotros fallamos, por eso debemos estar abiertos a ser
corregidos por los hermanos. Sin embargo, si usted se equivoca
y no acepta ayuda, ellos se van a callar ante sus errores.
Pedro fue corregido delante de los demás y no se justificó. Con
todo, debemos ser cuidadosos al corregir a los hermanos, teniendo
cuidado de no hacerlo delante de los demás. Si queremos ganar a
un hermano, debemos corregirlo con un espíritu de mansedumbre
y en el momento adecuado. El versículo 13 dice que “en su
simulación participaban también los otros judíos”. Fingieron,
fueron falsos juntamente con Pedro, “de tal manera que aún
Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos”. Hasta
el compañero más fiel de Pablo fue llevado a fingir.
En el versículo 14, Pablo describe la situación: “Pero
cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad
del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío,
vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los
gentiles a judaizar?”. En ese momento la actitud de Pablo fue
muy fuerte, reprendió a Pedro en público, pero él no reaccionó
negativamente, sino que aceptó la corrección. A pesar de eso,
debemos recordar que no todos los hermanos soportarían una
exhortación así.
En el vivir de la iglesia es necesario tener sabiduría. Nosotros
debemos ayudar a los hermanos y perfeccionarlos, pero debemos

hacerlo con sabiduría y mansedumbre, cuidando bien los unos
de los otros (2 Ti 2:24).
Pregunta: ¿Qué lecciones podemos extraer de la actitud de

Pablo y Pedro?
Mi punto clave:
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46
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 1:4; 6
Leer con oración:
“¿No te he escrito tres veces en consejos y en ciencia, para hacerte
saber la certidumbre de las palabras de verdad, a fin de que vuelvas
a llevar palabras de verdad a los que te enviaron?” (Pr 22:20-21a).
PEQUEÑOS DIAMANTES DEL LIBRO DE GÁLATAS

Gracias a Dios por las verdades contenidas en el libro de
Gálatas. No las detallaremos, pero del capítulo 6, mencionaremos
14 verdades del evangelio, que son esenciales para nuestro vivir.
La primera de ellas es que nosotros tenemos un espíritu humano:
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros
que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre”
(Gá 6:1); el segundo diamante es la ley de Cristo, que nos lleva a
cargar las cargas los unos de los otros, ayudando a los hermanos que
están sobrecargados (v. 2). El tercero se refiere al Espíritu: “Porque el
que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que
siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (v. 8). La
vida eterna es el cuarto diamante. El quinto se refiere a la familia
de la fe: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a
todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (v. 10).
El sexto diamante es la cruz: “Pero lejos esté de mí gloriarme,
sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (Gá 6:14a). A nadie
le gusta tomar la cruz, pero Pablo se gloriaba en ella.
La séptima verdad es el mundo. En nuestro vivir
necesitamos saber qué es ese mundo. En el versículo 14b
Pablo dice: “Por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo
al mundo”. Ese mundo no es un asunto positivo, pero es una
verdad importante del evangelio. Dios nos quiere librar del
presente siglo maligno (1:4).

La octava verdad se refiere a la circuncisión y a la
incircuncisión. Algunas prácticas, como predicar el evangelio de
puerta en puerta, tener hermanas que sirvan el pan en la reunión
de la mesa del Señor, saltar cuando cantamos los himnos en la
reunión de la iglesia, pueden causar división. Debemos percibir
que el enemigo se aprovecha de esas cosas para causar problemas
entre los hermanos. No es la circuncisión ni la incircuncisión
(Gá 6:15), pues ninguna práctica está por encima de Cristo.
Lo importante no es cómo predicar el evangelio, sino hablar de
Jesucristo y llevar a las personas a la salvación.
La novena verdad es ser una nueva creación: “Porque en
Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión,
sino una nueva creación” (Gá 6:15). El décimo diamante es la
paz. Lo que más falta en el mundo hoy es paz. La misericordia
es el décimo primero: “Y a todos los que anden conforme a esta
regla, paz y misericordia sea a ellos” (v. 16). Debemos ejercer
la misericordia con las personas para que, en el día del juicio,
Dios haga lo mismo con nosotros. El décimo segundo diamante
se refiere a que nosotros somos el Israel de Dios (v. 16c). El
décimo tercero son las marcas de Jesús: “Yo traigo en mi cuerpo
las marcas del Señor Jesús” (v. 17). El Señor tiene las marcas en
las manos, en los pies y en el costado. Son las marcas de la cruz.
¿Nosotros tenemos las marcas de Jesús? Y el último: “La gracia
de nuestro Señor Jesucristo” (v. 18). Son 14 asuntos básicos de

la verdad del evangelio para aplicarlos a nuestro vivir.
Pregunta: ¿Qué aspectos de la verdad del evangelio todavía no

puede aplicar a su vivir cristiano?
Mi punto clave:
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48
El evangelio
Lectura bíblica:
Ro 11:17-19; Gá 2:15-19
Leer con oración:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas
vive Cristo en mí” (Gá 2:20a).
ESTOY CRUCIFICADO CON CRISTO

Los versículos 15 y 16 de Gálatas 2 nos muestran que el
hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante
la fe en Cristo Jesús. En los versículos 19 y 20 tenemos un gran
diamante: “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin
de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí”. Aquí tenemos una de las mayores
verdades de la Biblia: “Cristo vive en mi”. También tenemos
dos ideas subyacentes: la crucifixión y la resurrección de Cristo.
Por medio de la crucifixión de Cristo, yo morí para la ley. Nadie
lograba cumplir la ley, pero Él vino y cumplió todos sus requisitos
justos. Hoy, por causa de Su resurrección, yo vivo para Dios.
En Gálatas 2:20, Pablo declara un hecho: “Con Cristo estoy
juntamente crucificado”. ¿Usted está crucificado con Cristo?
Muchas veces, nuestro hombre natural “se baja” de la cruz y comienza
a hacer sus actividades. Eso significa que, en la experiencia, aun
no estamos crucificados. Debemos ejercitar nuestro espíritu para
aplicar la realidad de la cruz en nosotros. En el espíritu, nosotros
tenemos el vivir humano, la crucifixión, la muerte, la sepultura, la
resurrección y la ascensión de Cristo. Nuestro viejo hombre murió
en la cruz; ahora, Cristo vive en nosotros.
Podemos ilustrar ese hecho con el ejemplo del injerto en
Romanos 11:17: “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas,

y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas,
y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del
olivo”. Nosotros éramos ramas del olivo silvestre, no teníamos
ninguna utilidad. Vivíamos nuestra vida, sin participar del plan
de Dios. Pero Dios nos escogió antes de la fundación del mundo,
nos apartó desde el vientre de nuestra madre y a Su tiempo nos
llamó por Su gracia, nos trajo a Sí mismo, el buen olivo.
Para que ese injerto ocurriera, el buen olivo tuvo que ser
cortado. Ese corte es la crucifixión de Cristo, es el sufrimiento
que Él pasó por nosotros. Por el costado del Señor que fue
abierto, Dios nos injertó en el buen olivo. Ahora usted puede
experimentar: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. La
vida de Dios corre por nuestras venas, por eso es que, de
ramas inútiles, nos volvimos ramos fructíferas y útiles para el
avance del evangelio.
Pregunta: ¿En qué situación de su vida diaria puede declarar que

está crucificado con Cristo?
Mi punto clave:
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50
El evangelio
Lectura bíblica:
Mt 16:16; Jn 1:12
Leer con oración:
“Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá 2:20b).
EL HIJO DE DIOS ME AMÓ

Y SE ENTREGÓ A SÍ MISMO POR MÍ
En la lectura de ayer, vimos que necesitamos vivir la
experiencia de Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Pablo vivía
así. Él no terminó simplemente el versículo con la frase: “Vivo
en la fe del Hijo de Dios”, sino que añadió: “El cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí”. Esto es algo muy subjetivo, es una
vivencia personal.
El libro de Gálatas puede parecer un libro doctrinal, lleno de
verdades, pero es un libro para que lo practiquemos. Es maravilloso
el versículo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Cuando parece
que no tenemos más vida, el versículo continúa: “Y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios”.
Aún no hemos sido arrebatados, vivimos en la carne, pero
de una manera diferente. Ahora, vivimos por la fe, que es en el
Hijo de Dios, y Él está dentro de nosotros. ¡El Hijo de Dios fue
Aquel que me amó! Cristo es Aquel que cumple la misión del
Padre. Del lado de la obra, es el Ungido; y del lado de la vida, Él
es el Hijo de Dios (Mt 16:16).
Podemos leer esa frase “saboreándola”: “El cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí”. ¿Usted ha tenido la experiencia
de ser tocado profundamente por el amor del Señor? ¿Usted
ha derramado lágrimas al partir el pan en la reunión de la cena
del Señor? No es suficiente servir al Señor, también debemos

servirlo apreciándolo, valorándolo, amándolo. Nuestro servicio
a Dios debe ser hecho con una relación de amor entre nosotros
y Él. Vivir por la fe en el Hijo de Dios no es sólo un asunto
de creer en Él. La fe es recibir a Cristo como vida dentro de
nosotros (Jn 1:12).
Una buena figura que ilustra bien lo que es la fe objetiva y la
subjetiva es aquella que muestra la cámara fotográfica con sus
lentes y un paisaje para fotografiar. La cámara nos representa,
es la fe subjetiva. El paisaje, que está afuera, es la fe objetiva,
mientras que la memoria de la cámara es nuestro espíritu. Cada
vez que apretamos el botón, la imagen del paisaje es grabada en
la memoria, es decir, la fe objetiva es impresa en nuestro espíritu
y se vuelve nuestra fe subjetiva. Cada vez que oímos la Palabra
de Dios, la valoramos, “hacemos un click” y lo que está fuera
es impreso dentro de nosotros. Esa experiencia nos lleva a amar
más al Señor. Por eso Pablo dijo: “El mundo me es crucificado
a mí, y yo al mundo” (cfr. Gá 6:14) y “ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí” (2:20). Esa también debe ser nuestra experiencia.
¡Alabado sea el Señor!
Pregunta: ¿Qué sentimiento brota en su corazón cuando

percibe que Cristo lo amó y Se entregó por usted? Ya no soy yo quien vive, mas Cristo vive em mí
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
La iglesia deseable – cap. 11 – Dong Yu Lan.
No más yo, mas Cristo – cap. 20 – Dong Yu Lan.
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Semana 4 – LUNES
El evangelio
Lectura bíblica:
Mt 16:15-17; Gá 1:1-2; Ap 1:1
Leer con oración:
“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es
de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P 1:20-21).
RECIBIR LA REVELACIÓN DE PARTE DE DIOS

El tema de esta serie del Alimento Diario es El corazón de
la Biblia. Así como el corazón es un órgano vital, las epístolas
de Pablo a los gálatas, efesios, filipenses y colosenses ocupan un
lugar especial en las Sagradas Escrituras, pues traen porciones
esenciales para comprender la revelación de la economía de
Dios. Por tanto, las denominaremos El corazón de la Biblia.
En el mensaje de esta semana concluiremos nuestro estudio
de la Epístola de Pablo a los Gálatas, que trata especialmente
acerca de la revelación de la economía de Dios. En ella, Pablo
defiende el evangelio, presentando el origen de las revelaciones,
el corazón de Dios y Su plan eterno.
Este plan, que traduce la voluntad de Su corazón, es Su
economía. Para concretar Su voluntad, Dios se revela a Sus
siervos: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por
Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y
todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia”
(Gá 1:1-2). Pablo nos muestra que la revelación que recibió
vino de parte de Dios, no de hombres.
En Apocalipsis, la revelación de Jesucristo fue entregada a
Juan. Dios desea revelar Su economía y lo hace por medio de Sus
siervos. Ellos, por su parte, reciben la comisión de transmitirla
a sus consiervos (Ap 1:1). Los siervos deben estar conscientes

de que están recibiendo la revelación que proviene de Dios, por
medio de los apóstoles. Aquellos que disfrutan de la comunión
de los apóstoles obtienen la revelación de parte de Dios y no de
los hombres.
Únicamente Dios puede revelar Su plan. En Mateo 16
leemos que Dios Padre concedió la revelación acerca de
Su Hijo: “Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado
eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni
sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (vs. 15-17). Pedro
recibió esa revelación de parte de Dios.
La economía de Dios sólo puede ser revelada por Él mismo.
Las revelaciones que recibimos a lo largo de los años son
transmitidas por los siervos de Dios que nos lideran, es decir,
son reveladas de parte de Dios y transmitidas a cada uno de
nosotros. Pablo fue fiel y terminó su carrera porque tenía plena
convicción de que el origen de las revelaciones que recibió
provenía de Dios.
Pregunta: ¿Cómo obtenemos la revelación de parte de Dios?
Mi punto clave:
Vivir y andar en el espíritu
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54
Semana 4 – MARTES
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 1:1-2, 10-17
Leer con oración:
“Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí,
no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre
alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gá 1:11-12).
EL VIVIR DE REVELAR A CRISTO

Cuando desea revelar Su economía, Dios la transmite a Sus
siervos, quienes a su vez les presentan a sus demás consiervos
aquello que Dios les reveló: “Por lo cual también nosotros sin
cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra
de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de
hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa
en vosotros los creyentes” (1 Ts 2:13). Al oír la Palabra de Dios,
nuestra posición debe ser recibirla como verdaderamente es, algo
que proviene de parte de Dios. Cuando no estamos en esa posición,
al recibir la Palabra, perdemos el enfoque de la economía divina y
fatalmente nos desviamos del plan eterno de Dios.
En Gálatas, Dios le mostro al apóstol Pablo que los
hermanos de las iglesias de Galacia habían perdido la sencillez
y se distrajeron, se desviaron del propósito de Dios. Pablo tenía
plena convicción de que el evangelio que predicaba venía de
Dios: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por
Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)”
(Gá 1:1). Precisamente por eso, no buscaba agradar a los
hombres, sino a Dios, que le había confiado el evangelio
(vs. 11-12). Nosotros hemos recibido y practicado la Palabra,
por eso ha habido grandes cambios en nuestras vidas. Nuestro
vivir tiene como enfoque practicar la Palabra. Si agradamos a
los hombres, no somos siervos de Cristo.

Quien es gobernado por la visión de la economía de Dios
no busca hacer su propia voluntad, sino la voluntad de Dios.
Debemos ver que Dios quiere revelar a Cristo en nosotros:
“Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre
de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en
mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en
seguida con carne y sangre” (Gá 1:15-16). Pablo percibió que
fue apartado, llamado, y además recibió la revelación del Hijo
en sí mismo. Por causa de esa visión, él no desperdiciaba su
vida, sino que vivía de acuerdo con el plan de Dios. Del mismo
modo, nosotros no sólo hablamos sobre la economía de Dios
a las personas, sino que también la vivimos de tal manera que
impactemos con nuestro testimonio de cooperación con el
avance del evangelio.
Como resultado de que Pablo vivía en la realidad de la
revelación de la economía de Dios, las personas glorificaban a
Dios por causa de él (Gá 1:24). ¿Las personas dan gloria a Dios
por causa de usted? Eso puede ayudarnos a reflexionar sobre
cuánto hemos recibido de la economía de Dios. Si nuestro vivir y
servicio son gobernados por esa visión, influiremos en la vida de
muchos y todo eso redundará en que Dios será más glorificado.
Pregunta: ¿Cuál debe ser la meta de nuestro vivir?

Mi punto clave:
55

56
El evangelio
Lectura bíblica:
Gá 2:1-10; 3:1-5; 5:1-4
Leer con oración:
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres,
y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gá 5:1).
OBTENER LA REALIDAD POR VIVIR EN EL ESPÍRITU

La Epístola a los Gálatas nos muestra la necesidad de vivir en
obediencia a la revelación de la economía de Dios (2:2). Pablo
no vivía por lo que creía que era correcto, sino por la realidad
de estar bajo el gobernar estricto de la revelación divina.
En el capítulo 2 de Gálatas, Pablo nos presenta que, para ser
aprobado por Dios, es necesario vivir en la realidad de la verdad
del evangelio, porque “Dios no hace acepción de personas”
(v. 6). ¿Nuestro vivir ha sido de apariencia o un vivir en la
realidad de la revelación de la economía de Dios? Si tenemos
una actitud delante de los hermanos y en la casa actuamos de
manera diferente, no seremos aceptados por Dios. ¡Esa es una
gran advertencia para nosotros!
La realidad viene de nuestro disfrute de la revelación de la
Palabra y de la comunión íntima con Dios. Cuando recibimos la
palabra de aquellos que nos ministran la revelación divina, más
realidad nos es añadida. Por eso, al oír la palabra, necesitamos
aplicar nuestro corazón para obtener la revelación de Dios. Por
la falta de revelación, los gálatas renunciaron al derecho de
disfrutar a Cristo (Gá 3:1). Ellos fueron fascinados, hechizados,
de manera que renunciaron a Cristo. Si no sabemos que la
revelación que recibimos proviene de Dios, podemos desviarnos
por oír palabras persuasivas (Col 2:4).
Pablo les preguntó a los gálatas: “Esto solo quiero saber de
vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír

con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu,
ahora vais a acabar por la carne? [...]. Aquel, pues, que os
suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace
por las obras de la ley, o por el oír con fe?” (Gá 3:2-3, 5). Recibir
el Espíritu, comenzar por el Espíritu y saber quién concede el
Espíritu son los principios que deben guiar nuestra vida, pues la
economía de Dios es un asunto totalmente del Espíritu.
La ley presenta exigencias y no nos habilita para cumplirlas;
por el contrario, nos subyuga y esclaviza. En el Espíritu no
hay exigencias; en él estamos capacitados y disfrutamos de la
verdadera libertad: “Estad, pues, firmes en la libertad con que
Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de
esclavitud” (Gá 5:1). La revelación de la economía de Dios
nos libera de la religión, de la ley y del viejo hombre para que
vivamos solamente para Dios.
Si nos desviamos de vivir en el espíritu y permitimos que
otras cosas ocupen nuestro vivir, de nada nos aprovechará
Cristo (Gá 5:2b).
Las distracciones nos desligan de Cristo, por eso debemos
estar atentos, velando con sobriedad. El Señor nos reveló Su
propósito eterno y, por medio de la Palabra, del Espíritu y del
vivir de la iglesia, tendremos un vivir lleno de realidad. Esta es
nuestra meta: ¡vivir intensamente la vida de la iglesia, siguiendo
al Señor y andando en el espíritu! ¡Alabado sea el Señor!
Pregunta: ¿Cómo podemos obtener la realidad de la Palabra de

Dios?
Mi punto clave:
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58
Semana 4 – JUEVES
El evangelio
Lectura bíblica:
2 Co 11:3; Gá 5:6-13
Leer con oración:
“Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un
solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”
(2 Co 11:2).
VIVIR PARA PRACTICAR LA ECONOMÍA DE DIOS (1)

Las iglesias de Galacia tuvieron un buen comienzo en el
Espíritu. Los hermanos recibieron el Espíritu, comenzaron
en el Espíritu y sabían quién les había concedido el Espíritu.
Esos principios estaban presentes en el vivir de los santos y
los guiaban. Pero, por oír las sutilezas huecas, los gálatas se
desviaron del camino del Espíritu y cayeron de la gracia, al
volver, de esa forma, a practicar la ley, la circuncisión.
Ellos habían recibido a Cristo, cuando Pablo les escribió:
“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la
incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Vosotros corríais
bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta
persuasión no procede de aquel que os llama” (Gá 5:6-8). Es
muy fácil distraerse, desviarse, crear ordenanzas y juzgar a los
hermanos. Cuando se tiene la visión de la economía de Dios,
del amor y de la fe que actúa por el amor, no hay desvíos. Los
gálatas iban muy bien, pero algo les impedía continuar. Del
mismo modo, algunos hermanos caminaron con nosotros
durante varios años, pero les fue impedido proseguir por causa
de alguna distracción. Por eso, una vez más, el Señor nos viene a
revelar Su economía para que continuemos corriendo la carrera
que tenemos por delante.
Cristo nos está llamando, pero al mismo tiempo, hay otra
voz que intenta impedirnos atender el llamamiento del Señor.

Aprenda a discernir la voz del Señor y no se detenga en su
carrera cristiana. Si no discernimos el hablar del Señor, el amor
disminuirá y el fuego se apagará. Nuestra experiencia con Dios
nos muestra que no debemos alimentar sentimientos que nos
distancian del Señor: “Un poco de levadura leuda toda la masa.
Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis
de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia,
quienquiera que sea” (Gá 5:9-10). No acepte que alguien
introduzca levadura en su vida, pues eso lo arruinará. Si algo
está en contra de Cristo y la iglesia, no lo oiga, no lo alimente.
Si algo lo hace dejar de amar a sus hermanos o perder la sincera
fidelidad a Cristo, rechácelo (2 Co 11:3).
Desviarse de la economía de Dios es extremadamente
peligroso, por eso no usemos la libertad que el Señor nos
concedió para dar ocasión a la carne (Gá 5:13). En la iglesia
no hay imposición de reglas, pero tenga cuidado con aquellos
que creen que poseen el derecho de juzgar todas las cosas. No
juzgue a los hermanos por la apariencia, porque, así estará dando
ocasión a la carne. ¿Quién le mostró el error de un hermano?
¿Y cuál fue su reacción frente a eso? Si fue Satanás quien se lo
mostró, usted acusará a su hermano. Si fue Dios, usted orará e
intercederá por amor a él. Ciertamente veremos errores, pues
todos fallamos, pero, si juzgamos y acusamos a los hermanos,
poco a poco nos distanciaremos y desviaremos del plan de Dios.
Por tanto, en vez de juzgar, vamos a servirnos los unos a los
otros por amor (Gá 5:13).
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra reacción ante las “voces” que
intentan impedirnos proseguir en la carrera cristiana?
Mi punto clave:
59

60
El evangelio
Lectura bíblica:
2 Co 10:1-5; Gá 5:14-15
Leer con oración:
“Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera
que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al
que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también
la capa” (Mt 5:39-40).
VIVIR PARA PRACTICAR LA ECONOMÍA DE DIOS (2)

Recibimos un llamamiento de parte del Señor, pero el
enemigo de Dios nos quiere impedir proseguir, pues intenta
confundirnos y enfriarnos. Si discernimos el hablar del Señor,
nuestro amor por Cristo y la iglesia no se apagará y, así,
completaremos nuestra caminata.
El amor es la clave para cumplir la economía de Dios: “Porque
toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros,
mirad que también no os consumáis unos a otros” (Gá 5:14-15).
Algunos, por considerarse conocedores profundos de la Palabra
de Dios, acusan y devoran a otros hermanos. Consideran que
tienen la visión de la economía de Dios y con eso muerden a
los demás. Eso, en realidad, nos muestra una carencia de visión.
Tener la visión del plan eterno de Dios no es lo mismo que tener
sólo un conocimiento bíblico. Tiene que estar consciente de
una cosa: si usted está mordiendo o devorando a un hermano,
ambos serán destruidos (v. 15).
Aquel que conoce la voluntad de Dios no busca criticar o
hablar mal del prójimo, sino que se presenta para servir, orar y
amar. La visión de la economía de Dios está relacionada con
nuestro vivir diario. Esa es la instrucción que Pablo le dio a los
hermanos: “Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura

de Cristo [...], no tenga que usar de aquella osadía con que
estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que
nos tienen como si anduviésemos según la carne. Pues aunque
andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las
armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en
Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos
y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de
Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo” (2 Co 10:1-5). Si somos gobernados por una visión, no
refutaremos las acusaciones o afrentas injustas.
Las situaciones de conflicto son como una prueba para
comprobar nuestro crecimiento de vida y cuánto de nuestra
visión ha sido consolidada. Si alguien lo ofende, no responda;
vaya delante del Señor y ore. No acepte provocaciones, pues
el enemigo quiere sacarlo de la esfera del Espíritu; no discuta,
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino
espirituales, como la oración, el amor y el perdón.
Aquellos que nos atacan tienen una visión equivocada del
plan de Dios. Por eso estamos volviendo a ver las principales
epístolas del Nuevo Testamento y de la Biblia: Gálatas,
Efesios, Filipenses y Colosenses. Ellas nos traen la visión de
la economía de Dios y pueden ser consideradas el corazón de
la Biblia. El corazón es un órgano vital para el ser humano
y, de igual manera, esas epístolas son esenciales para nuestro
crecimiento de vida.
Pregunta: ¿Cuál es su actitud cuando es acusado injustamente?

Mi punto clave:
61

62
El evangelio
Lectura bíblica:
Ro 8:5-11; Gá 5:16-26
Leer con oración:
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz” (Ro 8:6).
ANDAR EN EL ESPÍRITU PARA VENCER LA CARNE

Las epístolas de Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses
pueden ser consideradas el corazón del Nuevo Testamento y de
la Biblia, pues nos revelan la economía de Dios. La visión de la
economía de Dios es esencial para crecer en vida y practicar el
vivir de la iglesia. La vida cristiana puede ser resumida en vivir
en el espíritu. En Gálatas 5:16-17 leemos: “Digo, pues: Andad
en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra
la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que
quisiereis” (Gá 5:16-17). Una gran batalla se está peleando en
nuestro interior, por eso Pablo nos dice que la carne milita, es
decir, lucha activamente contra el Espíritu, y el Espíritu contra
la carne, pues ambos se oponen entre sí.
¿Quién ganará esta batalla en nuestro interior: la carne o el
Espíritu? Eso va a depender de a quién alimenta más en su día
a día: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de
la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”
(Ro 8:5). Considere un asunto muy importante: si usted hace lo
que quiere y lo que bien le parece, la carne vence 10 a 0. Pablo
nos advierte que no hagamos lo que queremos.
¿En el vivir de la iglesia usted hace lo que quiere o lo que
Dios quiere? Si en la reunión no tiene deseos de orar y, por eso,
no ora, la carne lo venció. Si no ejercita el espíritu, la carne
gana. ¡La Palabra de Dios nos dice que andemos en el espíritu!

Eso es fundamental para que el plan de Dios se cumpla en
nuestras vidas. Así, la economía de Dios no será sólo una teoría
para nosotros, por el contrario, será vivida de manera real y
práctica en nuestro vivir familiar, en el colegio, en el trabajo y
en las reuniones de la iglesia.
El deseo de Dios es que cada día busquemos la Palabra para
conducir y dirigir cada aspecto de nuestro vivir: “Pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (Gá 5:18). Ser
guiado por el Espíritu es no hacer lo que quiero, o prefiero, sino
hacer lo que está de acuerdo con lo que Dios desea. Ser guiado
por el Espíritu es tener la realidad de la economía de Dios. De
este modo, en nuestro vivir produciremos el fruto del Espíritu.
Ahora, si no tenemos esa realidad, nuestra vida estará basada
en las obras de la carne (v. 21).
El secreto es vivir y andar en el espíritu, ser guiado por
el Espíritu. De esa manera, la economía de Dios se volverá,
cada día, más real en nuestras vidas. Necesitamos tener una
percepción espiritual para comprender que una lucha espiritual
se está peleando en nuestro interior, cada instante. El lado
hacia el cual yo me incline será el que alcanzará la victoria. Que
el Señor nos de la gracia para que podamos escoger, cada día,
andar y vivir bajo la dirección del Espíritu. ¡Jesús es el Señor!
Pregunta: En su vivir, ¿cuál ha sido el “marcador” en la lucha

del Espíritu contra la carne?
Mi punto clave:
63

64
El evangelio
Lectura bíblica:
Nm 13:25-29; Dt 8:2; Mt 10:42; Gá 6:6-16
Leer con oración:
“Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni
han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado
para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo
de Dios” (1 Co 2:9-10).
LA LEY DE LA SIEMBRA
En el capítulo 6 de Gálatas, Pablo nos presenta el principio
espiritual de la ley de la siembra: “No os engañéis; Dios no
puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Porque el que siembra para su carne, de la
carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna” (vs. 7-8). Lo que usted
siembre, eso también segará. Si siembra para la carne, segará
corrupción, pero, si siembra para el Espíritu, del Espíritu
segará vida eterna.
Si damos atención a la ley de la siembra, viviremos con
mucho temor y temblor delante del Señor. Si tengo un problema
con un hermano y surge un sentimiento de difamarlo, la
unción se moverá para que yo no haga eso y la carne intentará
influenciarme para hacer lo que no debo. Diariamente hay una
lucha en nuestro interior. Si ponemos la mente en la carne,
aunque sea por proferir una sola palabrita, un día, usted segará
corrupción. Dios no puede ser burlado. Si ayuda a un hermano
necesitado, aunque sea sólo con un vaso de agua fría, segará
para la vida eterna (Mt 10:42).
Podemos tomar como ejemplo a los espías que fueron a
espiar la tierra de Canaán. Ellos espiaron 40 días y volvieron

con un informe negativo (Nm 13:25-29), y por esa razón, el
pueblo vagó por 40 años en el desierto (Dt 8:2). Si aplicamos ese
mismo principio, si usted, por obedecer a su carne, le causa un
día de tristeza a un hermano, segará un año de tristeza. Siendo
así, ¿tendría el valor de causarle tristeza a alguien, si supiera
que segaría un año de tristeza? Si humilla a una persona un día,
usted será humillado por un año. Recordemos el principio de
la siembra, mostrado en la Palabra: “No os engañéis; Dios no
puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará” (Gá 6:7).
Dios nos hizo una promesa: “No nos cansemos, pues, de
hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos,
y mayormente a los de la familia de la fe” (Gá 6:9-10). ¿En
la iglesia hemos promovido la discordia o la unidad? ¿Hemos
tenido comunión de vida y disfrute o hemos sembrado chismes?
Tenemos que hacer una siega, por eso no nos cansemos de hacer
el bien a todos, pero principalmente a los de la familia de la fe.
Quien conoce ese principio no va a desear hacer ningún mal a
ningún hermano. Dejemos los resentimientos y las pequeñeces
de lado, y preservemos la unidad del espíritu en el vínculo de
la paz (Ef 4:3). No vivamos basados en nuestras ordenanzas. Lo
importante es ser una nueva creación (Gá 6:15). Si vivimos de
acuerdo con ese principio, habrá paz en la iglesia.
Este es un compromiso que cada uno debe hacer delante
del Señor. Él le reveló Su economía, le transmitió a usted todo
el deseo de Su corazón. En nuestro ser natural nunca podremos
recibir ni cumplir la revelación de Dios. Que el Señor nos dé

gracia para que cada día busquemos la comunión con Él, a
través de la oración, de la Palabra y, en la comunión con los
santos, ministremos a Cristo. De esa manera, tendremos un
vivir y andar en el espíritu, recibiremos las bendiciones de Dios
y seremos una bendición para todos los que están a nuestro
alrededor. ¡Que el Señor guarde nuestro corazón y nuestra
mente en Cristo! ¡Jesús es nuestro Señor! 65

66
Pregunta: ¿Cómo han sido sus experiencias de siembra?
El evangelio
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
Nuestra visión y comisión – cap. 1 – Dong Yu Lan.
La visión celestial – cap. 2 – Dong Yu Lan.

Semana 5 – LUNES
Lectura bíblica:
Fil 1:12-13, 27; 3:8; Col 1:25; Ap 20:6
Leer con oración:
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que
prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también
asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo
ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a
la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús” (Fil 3:12-14).
FILIPENSES: LA META DEL EVANGELIO

El tema de esta nueva serie del Alimento Diario es El
corazón de la Biblia. Esta semana comenzaremos a ver la
Epístola de Pablo a los Filipenses, bajo el tema El avance del
evangelio. De acuerdo con lo que hemos visto, la Biblia es un
libro completo y aborda el plan de Dios tanto en el Antiguo
como en el Nuevo Testamento. De entre los 66 libros que la
componen, cuatro de ellos pueden ser considerados como
el corazón de la revelación de la economía divina: Gálatas,
Efesios, Filipenses y Colosenses.
Pablo, aproximadamente en el año 64 d. C., escribió la
mayor parte de las epístolas que constituyen el corazón de la
Biblia, el centro de la revelación divina. En los dos años que
El progreso del evangelio
estuvo encarcelado, escribió Efesios, Filipenses, Colosenses y

Filemón. Durante esta semana veremos cómo Pablo describe en
Filipenses un encargo muy grande por el avance del evangelio
(Fil 1:12-13, 27).
Cuando Pablo fue llamado por Dios, recibió la comisión
de completar Su Palabra (Col 1:25). Aunque el evangelio
predicado por él se propagó a través de las cartas que escribió,
67

68 podemos decir que la revelación de la economía divina está
concentrada en los libros de Gálatas, Efesios, Filipenses y
Colosenses. Después de conocer al Señor, para él tanto las
El evangelio
experiencias de éxito como las de fracaso fueron consideradas

como escoria, para ganar a Cristo y avanzar al premio del
supremo llamamiento (Fil 3:8, 13-14).
En la analogía del avión, que nos ha ayudado en las últimas
series del Alimento Diario, el libro de Filipenses nos entrega el
plan de vuelo y alienta a todos los hijos de Dios a avanzar hacia
la meta. El camino es olvidar lo que queda atrás y extendernos
al premio del supremo llamamiento de Dios, rumbo al reino
milenario, donde reinaremos juntamente con el Señor durante
mil años (Ap 20:6).
Esa es la introducción del libro de Filipenses: fuimos
llamados a promover el evangelio teniendo como objetivo la
edificación de la iglesia, para cumplir así el plan de Dios, la
economía divina. Todas las experiencias que adquirimos en el
vivir de la iglesia deben fortalecernos y alentarnos para que
lleguen a muchos otros. ¡La propagación del evangelio debe
avanzar! Como veremos esta semana, la iglesia en Filipos surgió
durante uno de los viajes del apóstol Pablo y de los demás
hermanos que lo acompañaban. ¡Amén!
Pregunta: ¿Su experiencia de Cristo ha contribuido para el

avance del evangelio?
Mi punto clave:

Semana 5 – MARTES
Lectura bíblica:
Mt 10:1-2; 19:28; 27:3-5; Jn 5:23, 31-33, 35-36; 6:29; Hch 1:26
Leer con oración:
“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido,
han redundado más bien para el progreso del evangelio” (Fil 1:12).
EL AVANCE DEL EVANGELIO

Ser un apóstol, un enviado, no tiene que ver con tener un
título que nos hace diferentes a los demás hermanos, tampoco
con algo que logramos por nuestro esfuerzo natural. Por el
contrario, lo que enfatizamos no es la posición del apóstol, sino
la función que ejerce de preocuparse y cuidar de los hermanos
que Dios le confió, así como lo hacía el apóstol Pablo.
Jesucristo fue el primer apóstol enviado por Dios (Jn 5:23). Un
enviado por Dios no tiene la libertad de hablar sus propias palabras,
sino que busca la voluntad de Dios Padre (vs. 31-33). Dios mismo
da testimonio de aquellos que Él envía a Su obra (vs. 35-36).
Los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan presentan la
vida, la obra y la gran salvación que Cristo realizó como enviado
de Dios. En Juan 7:16 dijo: “Mi doctrina no es mía, sino de
aquel que me envió”. Jesús habló sólo lo que el Padre quería. Él
no hizo nada por Sí mismo, todo lo que hizo, en realidad, fue
hecho por Dios mismo en Él, porque Él era la Palabra, el Verbo
de Dios. Eso es confirmado por Juan 6:29: “Esta es la obra de
Dios, que creáis en el que él ha enviado”.

El Señor hizo Su parte y, además, envió a los 12 discípulos
para cooperar en Su ministerio terrenal para que el evangelio
avanzara (Mt 10:1-2; 19:28). Los 12 apóstoles tienen un lugar
destacado en toda la Biblia. Pero, ¿qué ocurrió con Judas
Iscariote? Él perdió su porción (27:3-5). En Hechos vemos que
Matías ocupó su lugar (1:26).
69

70 En Juan 14:16-17 leemos: “Y yo [Cristo] rogaré al Padre,
y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
El evangelio
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque

mora con vosotros, y estará en vosotros”. Hoy, ese Espíritu que
habita en nosotros escoge a quién enviar. La responsabilidad
de designar al apóstol es del Espíritu. Mañana veremos más
sobre cómo el Espíritu envía a sus apóstoles para el avance del
evangelio. ¡Alabado sea el Señor!
Pregunta: ¿Quién da testimonio del apóstol enviado?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Sal 133; Hch 9:23-30; 11:25-26; 15:1-2, 22-35; 1 Co 1:2; Gá 5:18, 26
Leer con oración:
“Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo:
Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”
(Hch 13:2).
ENVIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO

PARA EL AVANCE DEL EVANGELIO
Estamos en la era de la iglesia y debemos ser encabezados por
el Espíritu Santo. Después de su conversión, Pablo permaneció
en Damasco durante algún tiempo, sirviendo a los hermanos.
Posteriormente, por estar en riesgo de muerte, tuvo que huir
a Jerusalén. De allí, los hermanos lo enviaron a Tarso, donde
permaneció hasta que Bernabé lo buscó y envió a Antioquía
(Hch 9:23-30; 11:25-26).
Tiempo después, estando en Antioquía y sirviendo al Señor
junto con otros profetas y maestros, el Espíritu Santo apartó a
Pablo y Bernabé para la obra del avance del evangelio, según lo
que está registrado en Hechos 13:1-2. Tras ser guiados por el
Espíritu, salieron de viaje y comenzaron a predicar el evangelio
en muchos lugares, como Iconio y Listra, llevando a las personas
a invocar el nombre del Señor. Ellos no sólo predicaban para
que creyeran, sino que las llevaban al espíritu.
Cuando Pablo y Bernabé oyeron acerca de las interferencias

de los hermanos de Jerusalén en los lugares en donde estaba
siendo predicado el evangelio, decidieron ir hasta allí para aclarar
el asunto (cfr. Hch 15:1-2). Los de Jerusalén escribieron una
carta que contenía algunas determinaciones y la enviaron por
manos de Pablo y Bernabé, y también de dos líderes de la iglesia
en Jerusalén: Silas y Judas (vs. 22-29). Después de cumplir su
misión, Judas volvió, pero Silas, guiado por el Espíritu, decidió 71

72 permanecer en Antioquía (vs. 33-34). Es posible que Silas
haya sido atraído por el ministerio rico del Espíritu que había
allí y, cuando Pablo decidió hacer su segundo viaje misionero,
El evangelio
lo siguió.
Cuando el Hijo de Dios es revelado en nosotros, nuestra
reacción espontánea es la predicación del evangelio (Gá 1:15-16a).
Al salir con ese fin, al igual que Pablo en sus dos primeros viajes,
necesitamos ser guiados por el Espíritu, ayudar a las personas a
invocar el nombre del Señor, recibir Su Palabra y vivir en el espíritu
(1 Co 1:2; Gá 5:18, 26). Hoy, de la misma manera, cuando estamos
sirviendo al Señor en la iglesia, debemos buscar ser renovados por
el Espíritu y procurar el avance del evangelio al contactar a las
personas para que la iglesia tenga familias nuevas, aliadas a aquellas
que ya se están reuniendo.
La edificación de la iglesia es realizada por hombres
constituidos con la vida divina, por personas adecuadas y
habilitadas por Dios mismo. Él se preocupa mucho de nuestra
persona y desea transformarnos. Por eso debemos permitir el
trabajar del Señor en nuestras vidas, a fin de que asumamos
nuestra responsabilidad en la edificación del Cuerpo de Cristo.
Todos son preciosos y, cuando funcionamos bajo el comando de
la Cabeza de la iglesia, esto es, Cristo, el Cuerpo es edificado.
Si el Espíritu no prevalece sobre las discusiones y diferentes
opiniones, la obra de Dios será perjudicada. Vivamos y andemos
en el espíritu, en unanimidad, para que el Señor envíe Su
bendición y vida eterna en Su Cuerpo (Sal 133). ¡Aleluya!
Pregunta: ¿Cómo podemos ser unánimes en la iglesia?
Mi punto clave:

Semana 5 – JUEVES
Lectura bíblica:
Hch 15:1-2; 16:5, 10-15
Leer con oración:
“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue
prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y
cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu
no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.
Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio
estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y
ayúdanos” (Hch 16:6-9).
EL AVANCE DEL EVANGELIO DEPENDE DEL ESPÍRITU

El segundo viaje de Pablo fue victorioso. Él tuvo un buen
compañero y colaborador: Silas. Los dos estaban en el espíritu y
el Señor los bendijo mucho (Hch 16:5).
Silas fue incluido en la obra después del incidente de Hechos
15, cuando Pablo, Bernabé y algunos hermanos de Antioquía
fueron a Jerusalén para solucionar el asunto de los judaizantes
que habían descendido de Judea enseñando que los cristianos
gentiles debían circuncidarse y guardar la ley de Moisés (vs. 1-2).
Escogido por Pablo para ir con él en su segundo viaje
ministerial, Silas y sus compañeros tuvieron la experiencia de
vivir y seguir la dirección del Espíritu. Ellos recorrieron Frigia
y Galacia, establecieron ancianos en las iglesias y fortalecieron
la fe de los hermanos. Al terminar la obra, intentaron ir a Asia,

pero les fue impedido por el Espíritu Santo; intentaron ir a
Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se los permitió. Por último,
descendieron a Troas (Hch 16:5-8). Con eso vemos que la
obra del Señor no depende de las preferencias o de decisiones
personales, sino de la dirección del Espíritu. Si el Espíritu nos lo
impide, digamos amén. Eso es andar en el espíritu.
73

74 Pablo no tenía autonomía. Él seguía al Espíritu. En Troas, de
noche, le sobrevino una visión, en la cual un varón macedonio
le rogaba que fuera a Macedonia (Hch 16:9). Gracias al Señor,
El evangelio
Pablo y Silas entendieron que era un llamamiento del Espíritu

Santo. A pesar de ser una región totalmente extraña para
ellos, obedecieron. Tomaron una nave y llegaron a Europa,
específicamente a Filipos, la principal ciudad de Macedonia.
La obra de Dios es hecha por el Espíritu y no necesariamente
depende de una gran estructura. Prueba de ello es que la iglesia
en Filipos fue generada junto a un río, un lugar de oración,
donde predicaron el evangelio a las mujeres que estaban allí
(Hch 16:13). Una de ellas era Lidia, que oyó la Palabra, y el
Señor le abrió el corazón. Ella fue bautizada e insistió en que los
hermanos fueran a su casa (vs. 14-15).
¡Alabado sea el Señor! ¡Seamos osados en depender del
Espíritu para que el evangelio avance! Donde quiera que
estemos, siempre que seamos encabezados por el Espíritu,
estaremos aptos para ser coparticipes de esa obra tan grandiosa
que es la predicación del evangelio. El Señor necesita de
nosotros para que el evangelio avance en las ciudades y las
iglesias sean edificadas. ¡Aleluya!
Pregunta: ¿Qué le parece si hace una oración para que en este

día usted dependa totalmente del Espíritu para el avance del
evangelio?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Hch 16:15-34; Fil 4:10-15
Leer con oración:
“Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde
solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres
que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia,
vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a
Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que
estuviese atenta a lo que Pablo decía” (Hch 16:13-14).
EL AVANCE DEL EVANGELIO EN FILIPOS

Por causa del evangelio, el comercio lucrativo relacionado
con la idolatría fue perjudicado, y los hombres que sufrieron el
daño hicieron que Pablo y Silas fueron tomados presos con las
manos y los pies atados al cepo (Hch 16:16-24). Los ataron de
pies y manos, ¡pero no pudieron detener su espíritu! Así, los dos
apóstoles oraron y cantaron alabanzas a Dios, lo que influyó en
los presos que estaban con ellos (v. 25).
El Espíritu Santo actuó por medio de un terremoto que
remeció los cimientos de la cárcel. Se abrieron todas las puertas
y se soltaron las cadenas de los presos (Hch 16:26). Cuando el
carcelero despertó y vio lo que había ocurrido, sacó la espada y
se iba a matar, pues supuso que todos los presos habían huido.
Entonces, Pablo le dijo que se detuviera, que todos estaban allí
y nadie había huido (vs. 27-28). El carcelero vio todo eso e

impulsado por el Espíritu Santo, fue salvo, y los invitó a una
reunión en su casa (vs. 29-34). Esa era la iglesia en Filipos, que
tuvo un comienzo humilde. Cuando una obra es del Espíritu
Santo, Él tiene el control.
Normalmente, cuando Pablo llegaba a una nueva ciudad,
él iba a las sinagogas, pero en esa oportunidad actuaron de otra
75

76 manera y rompieron su tradición. Ellos encontraron un lugar
de oración junto al río, donde había unas mujeres a quienes
les hablaron la Palabra de Dios. Entre ellas estaba una llamada
El evangelio
Lidia, que fue salva y bautizada, y también lo fue toda su casa.

Espiritualmente hablando, el río representa el fluir del Espíritu.
Así pues, en el fluir del Espíritu comenzó la iglesia de los
filipenses (Hch 16:13-15).
Es por eso que el libro de Filipenses es muy especial. Es un libro
que nos habla de la relación de la obra con la iglesia, de la iglesia
con la obra. La obra y la iglesia son una misma cosa. Aunque cada
una tiene sus detalles administrativos, están en el mismo “barco”.
Estamos juntos, llevando el avance del evangelio a las ciudades, a
las personas y a las familias. ¡No seamos burocráticos con la obra
de Dios, pues es algo del Espíritu!
Posteriormente, Pablo y Silas siguieron el viaje y de Filipos
partieron para Tesalónica y Berea, donde establecieron
iglesias. Luego se dirigieron a Atenas. La iglesia en Filipos
es un modelo positivo de la relación que debe haber entre
la iglesia y la obra, es algo muy placentero y nos sirve como
inspiración a todos. Cuando Pablo partió a Macedonia, la
iglesia en Filipos fue la única iglesia que se preocupó por el
sustento del apóstol (Fil 4:10-15). ¡Alabado sea el Señor!
Pregunta: ¿Cómo ha sido su vivir si es comparado con la

experiencia de la iglesia en Filipos?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Ro 10:9; 1 Co 2:4-5; 9:17, 19, 22
Leer con oración:
“Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto
os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y
confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes
conmigo de la gracia” (Fil 1:7).
PRINCIPIOS IMPORTANTES
PARA EL AVANCE DEL EVANGELIO (1)
El segundo viaje de Pablo fue victorioso debido a varios
factores, de entre los cuales está el hecho de que el apóstol
tenía buenos colaboradores. Esto nos muestra que tenemos
que aprender a seguir siempre al Espíritu, a cooperar y
coordinarnos adecuadamente con los hermanos que sirven en
la obra del Señor. Sólo así cumpliremos con el plan de Dios,
Su economía.
En Brasil y en Suramérica hay muchas experiencias semejantes
en los innumerables viajes que fueron realizados por el hermano
Dong Yu Lan y sus colaboradores por los países y regiones.
Como había una necesidad urgente de que la visión de la
unidad del Cuerpo de Cristo fuera propagada por toda la tierra,
en 1958 Dong Yu Lan fue alentado a migrar al Occidente, a fin
de propagar esa importante revelación que recibió del Espíritu.
Así que, dos años después, en 1960, llegó a Brasil con su esposa
y sus cinco hijos (más adelante fue bendecido con una hija
más), estableciendo su residencia en la ciudad de São Paulo.
En 1975, el hermano Dong, como era conocido
cariñosamente, recibió el encargo del Espíritu de ayudar a
las iglesias en Brasil y en Suramérica a invocar el nombre
del Señor y a leer-orar la Palabra a fin de ganar vida, vivir
77

78 en el espíritu y andar en comunión con Dios. Todo esto fue
posible debido a la demostración del poder del Espíritu Santo
y no a la técnica de la elocuencia o a las palabras persuasivas de
El evangelio
sabiduría humana (1 Co 2:4-5).

En el vivir de la iglesia y en la obra de Dios debemos postrarnos
ante Su Palabra, para expresar en nuestro vivir principios
importantes para el avance del evangelio, como servir al Señor y a
los hermanos con humildad, aprender a ser rechazados para abrir
las puertas para el evangelio y tener una resistencia que proviene
del Espíritu para no murmurar y no desistir ante las dificultades y
tribulaciones en nuestra jornada cristiana.
Cierta vez, en una visita por Suramérica, el hermano Dong
y uno de sus colaboradores viajaron de noche en autobús para
tener comunión con un grupo de pastores. Vale decir que
en varias ocasiones, los viajes eran hechos en camiones y en
carreteras peligrosas, con temperaturas de invierno, incluso
durmiendo dentro de los camiones.
El hecho es que, al llegar al lugar, fueron recibidos, y el
hermano Dong comenzó dando testimonio de lo que Dios había
hecho en Brasil, en medio de Su pueblo, cuando, de repente,
uno de los pastores exclamó: “¡Deténgase inmediatamente! Su
hablar me incomoda”. Entonces, el hermano Dong le respondió
que no había ido a ese lugar para hacer una obra particular,
sino sólo para tener comunión, pero que, si le incomodaba,
se retiraría en paz, sin ningún problema. Cuando se estaba
retirando, el mismo pastor que lo criticó, dijo: “Por favor,
continúe, quiero seguir oyéndolo”.
Tras esa comunión, el Señor actuó y abrió las puertas. ¡La
humildad es el camino para la bendición de Dios! No debemos
tener actitudes de confrontación, sino, en lugar de ello, extender
la diestra de la comunión con humildad y tener un corazón
dispuesto para servir a otros. ¡Esta es una gran lección de vida!
No nos acomodemos a lo tradicional, sino promovamos el
avance del evangelio a fin de ganar al mayor número posible
de personas, con la responsabilidad de un despensero, pues

ellas nos fueron confiadas. Hagamos todo lo posible para
salvarlas y que con la boca confiesen a Jesús como Señor y
con su corazón crean que Dios lo resucitó de entre los muertos
(Ro 10:9; 1 Co 9:17, 19, 22). ¡Alabado sea el Señor!
Pregunta: Con relación a la humildad, ¿cómo ha sido su actitud

en la iglesia y en la obra de Dios?
Mi punto clave:
79

80
El evangelio
Lectura bíblica:
Mt 24:14
Leer con oración:
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; como me es
justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón;
y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio,
todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia” (Fil 1:6-7).
PRINCIPIOS IMPORTANTES
PARA EL AVANCE DEL EVANGELIO (2)
Como vimos ayer, debemos aprender a seguir al Espíritu, a
cooperar y a coordinarnos adecuadamente con los hermanos
en la obra del Señor. Además de la humildad y de la diestra de
la comunión, es sumamente importante la perseverancia y la
persistencia en llevar adelante la comisión que el Señor nos confió.
Cierta vez, en una visita a Argentina, Dong Yu Lan y sus
colaboradores participaron en una conferencia de líderes cristianos.
Regresaron a Brasil con las puertas abiertas para el avance del
evangelio. Después de un intervalo de tiempo, regresaron sólo
con la dirección de una familia que residía en cierta localidad, en
un barrio distante. Luego de buscar mucho, decidieron regresar al
centro de la localidad y embarcarse en un autobús para intentar
encontrar la dirección. Cuando llegaron a determinado lugar,
un grupo de niños reconoció al hermano Dong, pues estuvo en
la mencionada conferencia de líderes cristianos. Algunos de sus
colaboradores decidieron no buscar más el lugar ni a la familia; sin
embargo, el hermano Dong insistió hasta que los encontraron.
La persistencia nos muestra cuan dispuestos estamos para
cumplir la comisión divina de hacer avanzar el evangelio del
reino en toda la tierra habitada para testimonio a todas las

naciones (Mt 24:14). En ese encuentro, uno de los familiares
de los que fueron visitados dijo que tenía muchas preguntas
que hacer sobre la iglesia, por lo que el hermano Dong lo invitó
a participar de una conferencia en Brasil. Luego de participar
de un día de comunión en la Palabra de Dios, este hermano
afirmó: “No tengo más preguntas, ahora comprendo que tengo
la comisión divina de hacer avanzar el evangelio y la visión de
la iglesia”.
Hay innumerables lecciones que podemos aprender en
nuestro servicio al Señor. Para que el evangelio avance, es
necesario que practiquemos incesantemente el ministerio de
ofrendas de riquezas materiales. Cierta vez, en otro país de
Suramérica, un colaborador responsable de una determinada
región explicó sobre las dificultades financieras de las iglesias
y, por último, solicitó un apoyo financiero de la obra, pero
específicamente del hermano Dong.
Entonces, el hermano Dong fue a visitar a los hermanos en
aquel país para alentarlos con la Palabra de Dios. En esa ocasión
se quedó hospedado en la casa de uno de los hermanos, que
vivía en un conjunto habitacional construido por el gobierno,
que consistía en varios edificios pequeños de cinco pisos cada
uno. A la hora de la comida, había sólo algunos panecillos sobre
la mesa, así que, el hermano Dong oró agradeciendo al Señor
por el alimento. En ese instante, uno de los hijos del anfitrión
extendió su mano para tomar uno de los panes, pero el padre
se lo quitó de la mano y le dijo: “No puedes tomar ese alimento
porque es sólo para el hermano Dong y su traductor”. Cuando
escuchó eso, se angustió en su corazón y ofrendó una cantidad
para que el hermano comprara más comida para disfrutar con

todos los miembros de la casa. Incluso, después le dijo que no
tenía los recursos económicos suficientes para atender todas las
necesidades de las iglesias, pero que ofrendaría cierta cantidad
y, además, oraría de rodillas al Señor en favor de los hermanos.
Agradecemos al Señor, pues la historia de Pablo en Filipos
no es muy diferente a la de Suramérica. Dios mismo, por medio 81

82 de Su Espíritu, es el que lleva adelante Su obra y la respalda. Lo
que nos corresponde a nosotros es ser proactivos, innovadores,
dependiendo siempre del Espíritu, como nos es relatado en el libro
El evangelio
de Filipenses, a fin de ser vasos útiles para el avance del evangelio

y para la edificación de las iglesias. La obra es del Espíritu Santo y
el plan de Dios puede ser llevado adelante por medio de nosotros,
pues somos participantes de la gracia de defender y confirmar el
evangelio (Fil 1:7). ¡Sirvamos al Señor con alegría, entusiasmo,
inclusión y excelencia! ¡Alabado sea el Señor! ¡Amén!
Pregunta: ¿Cómo podemos ser útiles para el avance del

evangelio?
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
Rumbo a la herencia divina – cap. 1 – Dong Yu Lan.
Ministros de Dios – cap. 7 – Dong Yu Lan.

Semana 6 – LUNES
Lectura bíblica:
Gn 2:7, 9, 16-17; 3:6, 22-24; Is 45:18; Jer 2:11-13; Ro 5:12
Leer con oración:
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como
los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente” (Ef 4:17).
NUESTRA VIDA ES RESULTADO

DE NUESTRAS ELECCIONES
El objetivo de Dios al crear al hombre era que viviera por
Su vida. Dios quería ser su proveedor universal. En Génesis 3
vemos que, por la elección del hombre (v. 6), cayó y se volvió
pecador, lo que lo sentenció a la muerte y lo separó de Dios
(vs. 22-24; cfr. Ro 5:12). Pero lo más grave que ocurrió fue la
pérdida del encabezamiento de Dios.
Incluso antes de crear al hombre, Dios había pensado y
preparado todas las condiciones para que sobreviviera. Sólo
después de la creación del huerto de Edén Dios creó al hombre.
Hizo un muñeco de barro, sopló en su nariz el aliento de vida
y el hombre pasó a ser un alma viviente (Gn 2:7). A pesar de
que el hombre fue creado del polvo de la tierra, su esencia es
resultado del soplo de Dios. ¡Esto es maravilloso! Cuando el
soplo divino hizo contacto con el muñeco de barro, surgió el
La relación entre la obra y la iglesia
alma humana que, por su parte, es el elemento que diferencia

a los hombres los unos de los otros. Todos somos diferentes en
nuestra alma, cada una es singular, y eso nos hace únicos.
La creación del hombre es algo impresionante, pues nos
revela el amor de Dios por nosotros. Por pensar en la provisión
para el cuerpo físico, Él creó todo tipo de árboles fructíferos a fin
de satisfacer al hombre. Pero las necesidades físicas no son las
más importantes y, por saber eso, Dios preparó un árbol especial,
el árbol de la vida, por medio del cual el hombre recibiría Su
83

84 vida en su interior (Gn 2:9). Ese era el plan de Dios: cuidar del
hombre y gobernarlo a partir de la vida divina que habitaría en
él, encabezando sus pensamientos, deseos y emociones.
El evangelio
Puesto que conocía la intención de Dios, Satanás,

representado por la serpiente, engañó a Eva, quien, de
manera inocente, aceptó alimentarse del árbol que Dios había
advertido que no comieran, el árbol de la ciencia del bien y lo
ofreció también a Adán (Gn 2:16-17; 3:6). Al comer de ese
árbol, el hombre no dependería más de Dios para vivir, juzgar y
discernir las cosas, pues ahora lo haría basado en lo correcto y
equivocado. Por eso, Dios dejó de ser el proveedor del hombre.
El profeta Jeremías escribió algo que resume lo ocurrido en
Génesis. En ese tiempo, Dios estaba perplejo con la actitud del
pueblo al abandonarlo y cambiarlo por cosas sin ningún provecho.
Para Israel, Dios sería como un manantial de aguas vivas e
ilimitadas. No obstante, cometieron dos males: dejaron al Señor y
cavaron cisternas rotas que no retienen aguas (Jer 2:11-13). Esa
experiencia del pueblo de Israel en el tiempo de Jeremías se
asemeja mucho a la actitud del hombre al cambiar el árbol de la
vida por el árbol de la ciencia del bien y del mal.
La elección del hombre convirtió la historia de la humanidad
en un verdadero caos. Aunque Dios no creó al hombre para vivir
en el caos, su elección lo llevó a vivir en esa condición (Is 45:18).
¡Prestemos atención a nuestras elecciones! Seamos sabios y
optemos por poner nuestras vidas bajo el encabezar de Dios.
Pregunta: ¿Cómo Dios puede gobernar al hombre?
Mi punto clave:

Semana 6 – MARTES
Lectura bíblica:
1 Co 15:27-28; Ef 1:9-10, 20-21; Col 1:26-27; Ap 13:18; 22:1-2
Leer con oración:
“Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre
todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de
Aquel que todo lo llena en todo” (Ef 1:22-23).
LA IGLESIA NOS PONE

BAJO EL DISPENSAR DE DIOS
Dios, en Su sabiduría, ya había preparado a Cristo como la
solución para el problema del hombre (Ap 13:8). Él es el misterio
de Dios, el cual había estado oculto desde los siglos y edades,
Cristo en nosotros, la esperanza de gloria (Col 1:26-27). En el
cumplimiento de los tiempos, Dios envió a Su Hijo a la tierra, con
la misión de dar Su vida en favor del hombre pecador. Su sangre
fue derramada para el perdón de los pecados y derribó la pared
de separación que había entre el hombre y Dios, volviéndose
accesible a todo aquel que Lo busque. Con Su venida, hizo que
todas las cosas fueran reunidas en Él (Ef 1:9-10). La palabra
reunir puede ser traducida como encabezar. Eso significa que la
única manera de restaurar el encabezar de Dios en nuestras vidas
es por medio de Cristo; sólo Él puede hacer eso (v. 20-21).
Dios puso a Cristo en la posición más elevada de este

universo y está usando a la iglesia para restablecer el orden:
Dios, Cristo y la iglesia (Ef 1:22-23). Cuando Su autoridad sea
establecida, logrará dispensar vida al hombre y lo suplirá en
todas sus necesidades hasta que crezca y alcance la madurez,
una condición necesaria para reinar con el Señor en el reino
milenario (Ap 20:4, 6). Por tanto, esa es la función de la iglesia:
llevar a todo hombre a ser encabezado por Cristo a fin de que
todas las cosas Le sean sujetas (1 Co 15:27-28). Pero ¿Por qué
85

86 Dios desea tanto poner al hombre bajo Su autoridad? ¿Cuál
es Su objetivo? ¿Castigar? ¡No! La autoridad de Dios tiene
como objetivo cuidar y suplir con la vida divina. Él conoce la
El evangelio
naturaleza humana y sabe de los efectos que la caída trajo. La

iglesia es el centro de operaciones de Dios y en esa esfera es en
donde Él trabaja en el hombre. Ese ambiente sustenta, alienta y
fortalece al hombre para vencer todas las cosas negativas.
Una ilustración de eso está en Apocalipsis 22, donde vemos
que en la nueva Jerusalén, la cual está en la cumbre de una
montaña, está el trono del Cordero de Dios, que revela Su
autoridad. De ese trono de autoridad fluye un río de agua viva,
que desciende de la montaña en forma espiral y alcanza toda
la ciudad. Además, en las orillas de ese río está el árbol de la
vida, para dar fruto al hombre y cuyas hojas son sanidad para
los pueblos (vs. 1-2).
Dios quiere ser todo para nosotros. Si estamos bajo ese
dispensar, Él nos dará todo lo que necesitamos. Jamás temamos
sujetarnos a Dios, esa es la mejor elección que podemos hacer
en nuestra vida. ¡Aleluya!
Pregunta: ¿Cuáles son las ventajas de estar bajo el

encabezamiento de Cristo?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Dt 12:5, 11; Mt 6:31-33; Hch 13:1-4; 20:28; Fil 2:5-11; He 3:1
Leer con oración:
“Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en
Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo” (Fil 1:1-2).
ESTAR EN LA BASE ADECUADA

PARA EDIFICAR LA IGLESIA
El camino para la prosperidad personal, profesional y
espiritual es confiar nuestra vida al cuidado de Dios. Al actuar
así, Él nos proporciona todo lo que necesitamos, por eso no es
necesario que nos inquietemos más con el mañana, pues Dios se
vuelve nuestro proveedor (Mt 6:31-33; Ef 3:20-21).
En Su fidelidad, Dios suple todas nuestras necesidades. Sin
embargo, Él también tiene una necesidad, una obra por ejecutar.
Jesucristo fue el primero en ser designado apóstol y ejecutor
de la obra de Dios en la tierra (He 3:1). Pese a haber hecho
un trabajo impecable, nunca Se enorgulleció, al contrario, Se
humilló y por eso Dios Lo exaltó y Le dio un nombre es sobre
todo nombre (Fil 2:5-11).
Hoy, el Señor es el Espíritu, el Consolador prometido en las

Escrituras. Cristo está junto al Padre, pero el Espíritu fue enviado
al mundo para que asumiera el trabajo comenzado por el Hijo,
Jesucristo. En el libro de los Hechos, vemos la acción del Espíritu
al apartar y enviar a Bernabé y a Saulo a la obra (Hch 13:1-4).
Dios necesita del hombre para ejecutar Su plan, pero siempre con
la dirección del Espíritu, para conducir todas las cosas.
La obra que el Espíritu está realizando por medio de la iglesia
es el progreso del evangelio. El evangelio es poder de Dios para
87

88 convertir a las personas a Cristo a fin de que sean salvas por Él
(Ro 1:16). Por la predicación del evangelio, las personas son
liberadas del imperio de las tinieblas y trasladadas al reino de Dios,
El evangelio
a fin de ser gobernadas por Él (Col 1:13). Esa es la obra del Espíritu,
no de hombres, pues éstos son sólo instrumentos que el Espíritu usa.
En Filipenses 1:1 leemos que en la ciudad de Filipos, entre
los santos, Dios había designado obispos y diáconos. Obispo es
lo mismo que anciano, que se refiere a personas más maduras en
la iglesia, en una ciudad (Hch 20:28). Su función es supervisar
y cuidar de las necesidades de las personas. Los diáconos, por su
parte, ayudan a los ancianos en la ejecución de esos servicios.
Las palabras de Pablo estaban dirigidas a todos los santos que
vivían en Filipos, a la iglesia en aquella ciudad. Aquí consta una
verdad muy importante: la base de la iglesia. Al edificar la iglesia, es
decir, al ejecutar la obra que Dios nos comisionó, debemos hacerlo
sobre el terreno adecuado. Ese terreno debe ser capaz de incluir a
todos los hijos de Dios que viven en una ciudad. De acuerdo con
la Biblia, el terreno sobre el cual la iglesia primitiva estaba siendo
edificada era la ciudad. Por eso Pablo y los demás apóstoles, al
dirigirse a una determinada iglesia, usaban el nombre de la ciudad
para referirse a ella. Por ejemplo: la iglesia en Filipos, la iglesia en
Éfeso, la iglesia en Jerusalén, la iglesia en Antioquía.
Si la iglesia está siendo edificada sobre la base adecuada,
aunque existan defectos, Dios le concederá revelación y le dará
las condiciones para que la obra del Espíritu avance. ¡Este es un
principio bíblico! ¡Alabado sea el Señor!
Pregunta: ¿De qué manera práctica la obra del Espíritu puede

avanzar en una ciudad?
Mi punto clave:

Semana 6 – JUEVES
Lectura bíblica:
Fil 1:1, 3-6
Leer con oración:
“Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto
os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y
confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes
conmigo de la gracia” (Fil 1:7).
LA REVELACIÓN DE DIOS GUÍA NUESTRO VIVIR

Apocalipsis 1:1 dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios
le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo
Juan”. Aquí se nos muestra que tenemos una fuente: Dios, que
llama y capacita al hombre para servirlo, y el Señor mismo es la
cabeza. Él Se da a conocer a Sus siervos, a aquellos que realmente
tienen un corazón dispuesto y un deseo de ejecutar Su obra. Son
siervos fieles a la revelación y no actúan por sí mismos.
En nuestros medios de comunicación circulan innumerables
mensajes bíblicos para alentar y consolar a los hijos de Dios.
Pero ¿Cuál es la diferencia entre esos mensajes y los que el
Señor nos está revelando? No nos preocupa sólo transmitir
interpretaciones bíblicas, sino, a través de la revelación divina,
comunicar aquello que Dios va a hacer, cuál es Su próximo paso

y cuál debe ser nuestra actitud con relación a Su voluntad. Esa
revelación Dios la dará a quien está en la base correcta. En
Filipenses 1:1 vemos que Dios reveló lo que deseaba a aquellos
que representaban a todos los hijos de Dios en aquella ciudad,
la iglesia en Filipos. Por tanto, además de tener un corazón de
servir, de practicar la Palabra de Dios, debemos estar también
en la base correcta. Tal condición hará que Dios siempre Se
revele a nosotros.
89

90 La revelación de Jesucristo fue dada a conocer, primeramente,
al siervo Juan, el cual en seguida la transmitió a los demás
siervos, para que no hubiera distorsiones en el hablar. Durante
El evangelio
muchos años, vivimos en una sola dirección por medio del

ministerio del hermano Dong, que siempre recibió de parte de
Dios la revelación para el progreso del evangelio y su ministerio
siempre nos motivó a proseguir. Si comparamos ese proceso
a una carrera de relevo, el testigo ya nos fue pasada y todos
tenemos ahora la comisión de avanzar en favor del evangelio.
Pregunta: ¿Cuál es el objetivo de Dios al darnos revelación
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
1 R 22:14; Lc 19:12-13; Jn 5:17; 2 P 1:12; Ap 1:1, 3
Leer con oración:
“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a
hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”
(2 Ti 2:2).
DIOS REALIZA SU OBRA POR LA PALABRA

La Biblia es clara sobre el orden en la iglesia. Primeramente,
Dios concede la revelación a los apóstoles y éstos la transmiten
a las iglesias en forma de dirección. Las iglesias, por su parte, la
practican, con lo que hacen real la obra del Señor. Dios dio
autoridad a los apóstoles, no para oprimir o destruir, sino para
edificar, suplir y servir como canales por los cuales Dios hace fluir
Su Palabra. Esa es la revelación contenida en Apocalipsis 1:1.
Cuando lo comprendemos y nos ponemos bajo ese fluir, las iglesias
avanzan y el evangelio progresa. Por tanto, esa línea de autoridad
en la iglesia trae vida y suministro a todos nosotros.
En Apocalipsis 1:4, leemos: “Juan, a las siete iglesias que
están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que
ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono”.
Este versículo nos muestra que Juan podía hablar de parte de
Dios, porque él representaba a Dios. Es crucial depender del

Espíritu para que la Palabra de Dios sea transmitida de manera
correcta (1 R 22:14). El Señor tiene una obra que ejecutar.
¡Debemos ser fieles a Él! La palabra que va a edificar la iglesia
debe fluir del trono. Por eso Juan tenía autoridad para hablar,
pues estaba alineado con la revelación que fluía del trono de
Dios y era tan sólo un mensajero de Dios.
En ese contexto nos gustaría motivar a los hermanos a leer
la Biblia y los libros espirituales (Ap 1:3). La obra de Dios es
91

92 ejecutada por Su Palabra. Si no poseemos la palabra actual del
Señor, difícilmente lograremos avanzar y andaremos en círculos.
La Palabra eleva el nivel espiritual y hace que los hermanos
El evangelio
crezcan y asuman sus responsabilidades, para alcanzar el fin,

que es el progreso del evangelio.
En Juan 5:17 vemos que tanto el Padre como el Hijo no
se cansan de trabajar; por el contrario, trabajan hasta hoy. El
ministerio del Señor Jesús consistió en realizar la obra del Padre.
No podemos quedarnos parados. Dios nos confió talentos y
debemos negociarlos, multiplicarlos y hacerlos rendir más para
Su obra, cooperando en Su edificación (Lc 19:12-13).
Pregunta: ¿De qué manera podemos realizar la obra de Dios?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Ex 18:13-24; Is 6:8; Hch 2:46-47; 15:40; 1 Co 12:27-31
Leer con oración:
“Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso
por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta,
y sobre diez. Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto
difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño”
(Ex 18:25-26).
SERVIR CON ENTUSIASMO, EXCELENCIA E INCLUSIÓN

En Primera de Corintios 12:27-31 vemos que Dios estableció
en la iglesia a hombres dotados de talentos. Cada uno tiene
una función, y cada función tiene su importancia en la obra de
la edificación de la iglesia. De entre las muchas funciones que
Dios dispuso en la iglesia, el apostolado viene en primer lugar.
Aquellos que tienen tal comisión tienen la responsabilidad y
autoridad espiritual de llevar el evangelio adelante. Cuando
nos ponemos bajo el encabezamiento de los apóstoles, el Señor
bendice, y el avance es notorio.
Todos nosotros podemos ser enviados a predicar el evangelio,
basta que nos dispongamos al Señor para eso (Is 6:8). Cuando
mencionamos la predicación del evangelio, no podemos
referirnos sólo al hecho de predicar la redención judicial

realizada por Cristo en la cruz, sino también, al establecimiento
de iglesias en la base de la unidad en cada ciudad, por medio
de las reuniones, la formación de grupos familiares, los
servicios prácticos y muchos otros aspectos relevantes. Para
eso contamos con la ayuda de los hermanos de la iglesia, del
CEPPEV (Centro de Perfeccionamiento para la Propagación
del Evangelio) y de los colportores, todos juntos, cooperando
para el progreso del evangelio.
93

94 Creemos que el Señor nos está llevando a “arreglar la casa”.
Nuestras reuniones deben ser alegres, llenas de gozo y entusiasmo.
¡Dios cuenta con nosotros! No podemos permanecer fríos, apagados
El evangelio
e indiferentes ante esta situación. Necesitamos rogarle al señor que

reencienda el fuego del Espíritu en nuestro interior, el cual debe
quemar como una antorcha.
El punto de partida para cambiar nuestra condición es tener
comunión con Dios, que producirá en nosotros entusiasmo. Aunque
existen dificultades, el entusiasmo es la motivación para superarlas.
Cuando estamos entusiasmados, nuestra esperanza, que antes estaba
muerta, se reaviva. Tomemos a José como ejemplo: él nunca reclamó
por su situación, a pesar de ser desfavorable en muchos momentos.
Al contrario, él vivió una vida llena de entusiasmo, siempre estaba
motivado, y eso lo ayudó a ser un vencedor.
Los servicios de la iglesia también deben ser reavivados. No
podemos servir con desanimo, sino que debemos estar alegres y
en el espíritu. Nuestro servicio debe ser de excelencia. Al recibir
a los hermanos en las reuniones, por ejemplo, debemos hacerlo
de la mejor manera posible y con mucha alegría y sencillez de
corazón (Hch 2:46-47). Para eso, siempre debemos estar en el
espíritu, para que el Señor nos encabece y actúe de la manera que
Le plazca (Ro 1:9). Necesitamos tener el fuego, el entusiasmo, la
excelencia y la creatividad de los hermanos más nuevos para que,
a través de la inclusión, con practicidad, proporcionen un vivir
de iglesia con más calidad a los santos (Ex 18:13-26; Hch 15:40).
Pregunta: ¿Qué podemos hacer y qué es lo que puede cambiar la

condición de una iglesia?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
2 Co 4:8-9; Fil 2:2-3; 1 P 5:10
Leer con oración:
“Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a
los que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo
a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en
vuestro servicio por mí” (Fil 2:29-30).
EL PROGRESO DEL EVANGELIO

La historia del siervo de Dios Dong Yu Lan nos dejó un
ejemplo de entrega absoluta al Señor. Todo su vivir fue en
favor del progreso del evangelio. Dios le dio a él, por medio
de las experiencias, disposición para pasar por sufrimientos y
persistir. Desde que era muy joven, se convirtió en un hombre
de éxito, lo cual le permitió ayudar a cubrir los gastos de la obra
realizada en Suramérica. Durante su ministerio, pasó por muchas
tribulaciones, pero siempre se mantuvo en equilibrio y aprendió
a trabajar con diligencia, perseverancia y persistencia. Ese fue el
sello de su apostolado. A pesar de que muchas veces fue abatido,
el hermano Dong nunca se sintió destruido (2 Co 4:8-9).
Y en cuanto a nosotros ¿Serviremos al Señor sólo cuando
las condiciones nos sean favorables? ¡No! Debemos aprovechar
las situaciones difíciles para ganar experiencias. No podemos

temer a los sufrimientos y persecuciones, porque todo sirve para
nuestro crecimiento (1 P 5:10). Si la condición de la iglesia en
su ciudad no es buena, no desista; antes bien, persista y ore al
Señor para que Él cambie la situación. Dios nos quiere dar hijos
espirituales, pero debemos preparar la “casa” para recibirlos.
Con entusiasmo y excelencia, vamos a proseguir estructurando
mejor los servicios, cooperando para el buen funcionamiento
de las reuniones de grupo familiar y ayudando a los hermanos
95

96 a alimentarse de los libros espirituales. La obra es de Dios y,
aunque es amplia, es una sola. Él actúa de acuerdo con los
instrumentos que cada región tiene.
El evangelio
Otro factor importante es que debemos honrar y orar

por aquellos que están liderándonos. No es fácil estar en esa
posición, la presión es muy grande, por eso debemos sustentarlos
en el cuidado y la oración. Las críticas y murmuraciones son
sólo distracciones para impedir la obra de la edificación de la
iglesia, del progreso del evangelio. Como está registrado en
Filipenses, debemos pensar todos una misma cosa, estimando
a cada uno como superiores a los demás, teniendo el mismo
sentir, el mismo parecer (2:2-3). Todos fallamos, pero estamos
juntos en esta obra. Apoyémonos mutuamente para el avance
de la obra del Señor.
Si hay unanimidad entre nosotros, obtendremos una fuerza
sin precedentes para llevar adelante la obra del Señor, a fin de
traer Su reino a la tierra, y todas las cosas se sujetarán a Él.
Su objetivo es ser nuestro proveedor universal. Valoremos este
amor grandioso y apoderémonos de la gracia, y que Él sea todo
en todos hoy, en la iglesia. Jesús es el Señor. ¡Amén!
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra actitud con relación a aquellos

que están liderándonos
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
Cómo pastorear el rebaño de Dios – cap. 1 – Pedro Dong.
La genuina autoridad y sumisión – cap. 4 – Dong Yu Lan.
Los grandes diamantes de la Biblia – cap. 10 – Dong Yu Lan.

Semana 7 – LUNES
Lectura bíblica:
Mt 20:25-28; Hch 6:3; 14:23; 16:9-12; Fil 1:1; 2:5-8; 1 Ti 3:6
Leer con oración:
“Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos
de la iglesia. [...] Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el
rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para
apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”
(Hch 20:17, 28).
PRINCIPIOS DE LIDERAZGO PARA LAS IGLESIAS

Esta semana abordaremos un tema muy importante en la
vida de todos los cristianos: la cooperación en el evangelio. El
hermano Dong Yu Lan cooperó ampliamente con el avance
y progreso del evangelio, además de haber destacado como
un modelo de liderazgo, dejando claro que los líderes de
una iglesia nunca pueden considerarse una clase especial,
diferentes de los demás hermanos. Él nunca permitió que
sus colaboradores más cercanos y todos aquellos que estaban
bajo su apostolado tomaran cualquier actitud que los hiciera
sobresalir de los demás hermanos de la iglesia. Por el contrario,
les enseñó siempre a ser siervos de los hermanos. En ningún
momento, renunció a la práctica de ese principio dejado por
el Señor Jesús (Mt 20:25-28; Fil 2:5-8).
Cooperación en el evangelio
Cuando partió con el Señor, sus familiares recibieron una

carta de un hermano de Kenia, un país de África, donde testificaba
que, cuando vino para conocer al hermano Dong, esperaba ver a
alguien rodeado de guardaespaldas. Sin embargo se sorprendió al
tener contacto con un líder que era anciano, con una salud frágil,
amable y totalmente accesible. ¡Ese debe ser el testimonio de
todos los cristianos, pero, sobre todo, del liderazgo de las iglesias!
¡Nunca se ponga por encima de los demás miembros del Cuerpo!
97

98 Recuerde: si el Señor lo llamó para servir a la iglesia, ¡busque
ser alguien amable y accesible a los hermanos! ¡Esté dispuesto a
sufrir y a darse por las personas en lugar de buscar su beneficio
El evangelio
personal! Así, por medio de este ejemplo de vida podemos ver

cuán esencial es la relación íntima del apóstol con las iglesias
para llevar adelante la obra de Dios.
En el primer versículo del libro de Filipenses, el apóstol
Pablo y su joven colaborador Timoteo manifiestan claramente
que se consideraban siervos de Cristo Jesús y no una clase
superior con respecto a los demás hermanos de la iglesia. Ellos
dijeron: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los
santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y
diáconos” (Fil 1:1). Tenemos que observar que los obispos y
diáconos también están entre los santos de las iglesias, es decir,
no hay una separación entre ellos. Observe que esa porción de la
palabra habla solamente de obispo, pero, cuando leemos Hechos
20:17 y 28, comprendemos que las palabras obispo y anciano se
refiere a la condición de una persona mayor, experimentada,
madura. En cambio la palabra obispo denota su oficio, es decir,
la función del anciano, que significa supervisor, alguien que,
por ser maduro y experimentado, tiene la responsabilidad de
supervisar y administrar la iglesia.
Los diáconos y diaconisas ayudan a los ancianos (u obispos)
a servir mejor a los santos (Hch 6:3). No había una clase especial
de personas en la iglesia hasta el siglo II d.C., cuando Ignacio de
Antioquía comenzó a enseñar que los obispos eran superiores a
los ancianos, aunque los ancianos eran autoridades locales y los
obispos ejercían una autoridad sobre un área superior a una ciudad.
Eso no es verdad, pues no está de acuerdo con la Biblia. Con esa
interpretación, más tarde surgió toda una práctica de jerarquía en
la iglesia. ¡Seamos sencillos! Los líderes no se ponen por encima de
los hermanos; al contrario, son aquellos que los sirven.
Pablo y Timoteo fueron los apóstoles que pasaron por Filipos,
predicaron el evangelio y cooperaron para el surgimiento de
la iglesia en esa ciudad (Hch 16:9-12). Una vez que la iglesia

se establece, el apóstol espera un periodo de tiempo hasta
que de entre ellos surjan hermanos más maduros (ancianos)
que tengan las condiciones de asumir la responsabilidad de la
administración de la iglesia (obispos). Por eso Pablo recomienda
que no sean neófitos (1 Ti 3:6). Los ancianos son escogidos por
el Espíritu Santo a través de los apóstoles (Hch 14:23). Ningún
anciano es autodesignado.
El hermano Dong Yu Lan siempre buscó seguir ese principio.
Fue muy cauteloso en nombrar a tales personas en las iglesias.
Nunca quiso designar precipitadamente ancianos, para no
correr el riesgo de más tarde descubrir que eran neófitos, esto
es, personas inmaduras que podrían causar muchos problemas
en la iglesia. Entonces comenzó a llamar de manera general a
aquellos que estaban siendo preparados para ser ancianos como
hermanos responsables y aquellos que se preparaban para ser
diáconos y diaconisas en la iglesia hermanos y hermanas de
servicio. Sigamos ese principio de precaución en la iglesia.
Creemos que llegará el momento de designar oficialmente a
tales personas, pero, por ahora, no queremos precipitarnos.
Cuando el Espíritu Santo nos muestre que ya hay una
iglesia con líderes que están en una situación madura para ser
nombrados oficialmente, nosotros lo haremos. El tiempo va
a ser del Señor. Mientras tanto, vamos a buscar ser personas
preocupadas por ejercer la función de ancianos y servir a la
iglesia como diáconos y diaconisas, a pesar de no tener el título
de un cargo oficial.
Pregunta: ¿Cuáles son los principios del liderazgo que usted

extrae del texto de hoy para su vida?
Mi punto clave:
99

100
Semana 7 – MARTES
El evangelio
Lectura bíblica:
1 Co 1:10; 12:18, 25, 28; Ef 4:3
Leer con oración:
“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus
profetas, y seréis prosperados” (2 Cr 20:20b).
COOPERACIÓN, UNANIMIDAD
E INCLUSIÓN EN EL SERVICIO EN LA IGLESIA
Ayer vimos varios principios para aquellos que ejercen
el liderazgo en las iglesias. Hoy daremos continuidad a esos
principios que son esenciales para que haya una verdadera
cooperación del evangelio en nuestro medio. En primer lugar,
debemos dejar de lado el concepto que muchos tenían en el
pasado de que, una vez que se levanta la iglesia y son designados
los ancianos por el apóstol, nunca más debía interferir en los
asuntos internos de esa iglesia. Eso no es verdad. La relación
entre la iglesia y el apóstol continúa siendo la misma después
de la elección de sus ancianos. Observamos esto en la relación
que el apóstol Pablo tenía con todas las iglesias que él había
levantado juntamente con sus colaboradores. Eso porque, en la
línea de la autoridad espiritual, Dios estableció a los apóstoles
primero en las iglesias (1 Co 12:28). Al ser así, a pesar de que el
hermano Dong levantó iglesias hace mucho tiempo y en diversos
lugares, éstas continuaron y continúan recibiendo el alimento
que viene de este ministerio. Por tanto, ¡no hay aislamiento!
¡El aislamiento no es bueno ni en nuestra comunión con los
hermanos de la iglesia en nuestra ciudad ni con el ministerio del
cual formamos parte!
Al abandonar toda obra que promueve el aislamiento,
andaremos por el camino de la unanimidad. Si nosotros, los
hermanos, seguimos esa dirección de los apóstoles, sin vacilar,

sin cuestionamientos, causaremos mucho impacto. Nuestra obra
tendrá mucha fuerza. ¿Usted lo cree? ¡Creamos a los profetas,
y ciertamente prosperaremos! (2 Cr 20:20b).Cierta vez, un
colaborador del evangelio que vino de otro continente y estuvo
en medio de nosotros nos dijo lo siguiente: “Ustedes, que son
colaboradores del hermano Dong, tienen algo maravilloso: ¡la
unidad y unanimidad entre ustedes! Nunca permitan que eso
se acabe, pues esa unidad que tienen es del Espíritu”. Gracias
al Señor, nosotros no la perdimos; por el contrario, mientras
el hermano Dong estuvo con nosotros, él nos perfeccionó
para que preserváramos esa unanimidad (1 Co 1:10). Por eso,
como tenemos esa base correcta, ¡creo que el Espíritu nos hará
avanzar mucho más! ¡Todos estamos motivados, alentados y
entusiasmados! ¡Si preservamos la unidad del Espíritu, nuestro
futuro será brillante! (Ef 4:3).
Otro principio muy importante es la cooperación de cada
miembro del Cuerpo de Cristo en la función que Dios le designó
(1 Co 12:18). Quienes hoy lideran a las iglesias, designados en
vida por el hermano Dong para que lo sucedieran en el cuidado
de las iglesias, han sentido el peso de una responsabilidad muy
grande en sus hombros. Sin embargo, ellos han dependido del
Señor y, además, han recibido el apoyo de otros colaboradores
que ayudan a cuidar de las iglesias de Dios propagadas por toda
la tierra. El Cuerpo de Cristo tiene muchos miembros, cada uno
de ellos con sus responsabilidades, ¡pero todos son unánimes,
colaboradores del evangelio! Al ser así, por más que algunos
reciban una responsabilidad especial, ¡la obra no es de una sola
persona, sino del Espíritu! Nosotros somos completados por

los hermanos con quienes servimos juntos. ¿Esa no ha sido su
experiencia? Nosotros cooperamos, con igual cuidado, en favor
de los unos por los otros (12:25). No estamos aquí disputando una
posición, compitiendo para ver quién es el mejor, quién es peor o
quién habla mejor. ¡No! Estamos aquí para cooperar los unos con
los otros, para ser colaboradores del evangelio. ¡Tenemos poca
fuerza, pero daremos lo máximo de nosotros! 101

102 Finalmente, un último principio es el de la inclusión.
Necesitamos de la cooperación de todos los miembros del
Cuerpo de Cristo, de los más jóvenes y también de los adultos,
El evangelio
todos son importantes en la vida de la iglesia. Si usted tiene 60, 70

u 80 años, no se sienta desanimado. ¡Dios lo necesita! Y aquellos
que tienen entre 40 y 50 años, de la misma manera. Y también los
más jóvenes, entre los 20 y los 30 años, y los adolescentes, todos
nosotros somos importantes colaboradores en el evangelio. Todos
nosotros estamos incluidos en esta obra. ¡Aleluya!
Pregunta: ¿Cuál de los principios mencionados necesita practicar

más actualmente?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Fil 4:1-3
Leer con oración:
“Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros [...]
por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta
ahora” (Fil 1:3, 5).
ENFOCADOS EN EL AVANCE DEL EVANGELIO

Después de ser alentados en varios principios para cooperar
juntos en el evangelio, hoy vamos a hablar acerca de algunos
asuntos bien prácticos. Si existe una relación orgánica entre los
apóstoles, los hermanos responsables y las iglesias, ¡la obra de
Dios podrá progresar más rápido! Todos nosotros cooperamos
para la obra del avance del evangelio. Por tanto, nuestros ojos
y nuestro enfoque tienen que estar en el avance del evangelio.
Si hacemos eso, viviremos la vida de la iglesia con más realidad,
alegría, entusiasmo y estará llena de frutos.
No se quede mirando al liderazgo de la iglesia, esperando
lo que van a hacer de aquí en adelante, esperando cómo se van
a comportar después de la partida del hermano Dong. En lugar
de eso, invierta su tiempo orando: “Señor, ¿qué puedo hacer
para promover el avance del evangelio en mi ciudad? ¿Para
perfeccionar a mi grupo familiar? ¿Cómo puedo promover
mejor el programa El libro en mi mano?”. ¡Imagínese cuánto

nuestra iglesia y el evangelio podrán avanzar con nuestro
cambio de actitud! ¡Que su enfoque de aquí en adelante no
esté puesto en los hombres, sino en lo que usted puede hacer
por el avance del evangelio!
Los grandes siervos y siervas de Dios usados por Él para
promover el evangelio genuino a lo largo de la historia eran
grandes amantes de la lectura, por eso tenían un conocimiento
103

104 profundo de la Palabra. Hoy, luchamos para que todos en la
iglesia tengan acceso a los libros y a la práctica de la lectura.
Por eso el objetivo del programa El libro en mi mano es hacer
El evangelio
que cada hermano de la iglesia tenga, cada dos meses, un

nuevo libro que lo ayude a constituirse cada vez mejor de la
Palabra de Dios. Los libros son los que ayudarán a tener una
vida victoriosa, fundamentada en la Biblia. Por eso debemos
ayudarnos los unos a los otros a leer, rumiar, destacar y difundir
las partes más impactantes de la lectura. ¡Necesitamos estar
constituidos para ser esos agentes del progreso del evangelio!
¡Mientras más constituido, más podrá usarlo Dios!
No obstante, todo eso no debe ser sólo para nosotros. Gracias
al Señor, desde 1989, con la creación del Periódico Árbol de la
Vida, el hermano Dong Yu Lan nos alentó a tener un vivir de
servir a todos los hijos de Dios y no sólo aquellos que se reúnen
con nosotros. Con mucha humildad, él nos enseñó a servir a los
hermanos como “meseros”, de abajo arriba, y no como quién
está por encima, como si estuviéramos enseñando aquello que
no saben. Como resultado de esa actitud, hoy, varios pastores
son nuestros socios. Varios grupos de hijos de Dios están abiertos
a nosotros. Nuestra comisión no es sólo alimentar el grupo de
personas que se reúne con nosotros. Una pastora recientemente
nos agradeció por el cuidado que los colportores están teniendo
con su grupo. Ella agradece a Dios y reconoce que sus ovejas
están siendo alimentadas a través de las palabras que el Señor
ha dispensado en medio de nosotros. Ellos adquirieron casi 60
unidades del libro El vivir cristiano en los tiempos del fin y,
cuando la pastora se enteró del programa El libro en mi mano,
inmediatamente lo promovió en su congregación. El resultado
fue que, en ese momento, 47 miembros quisieron participar
del programa. ¡Necesitamos tener ese corazón de búsqueda!
¡Debemos tener esa sencillez!
Nosotros agradecemos al Señor porque en la iglesia
tenemos a los hermanos cooperadores del evangelio que
salen para practicar y alentar a la iglesia apenas reciben un

encargo del apóstol. Esto nos recuerda la experiencia del
apóstol Pablo con la iglesia en Filipos: “Doy gracias a mi Dios
siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis
oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra
comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora”
(Fil 1:3-5). ¡Continuemos en ese principio de comunión en
el evangelio! ¡Aleluya!
Pregunta: ¿Sus libros (y su Biblia) tienen el aspecto de quien

“come” un libro o de quien no le gusta leer?
Mi punto clave:
105

106
Semana 7 – JUEVES
El evangelio
Lectura bíblica:
2 Cr 20:20b; Mt 7:1-2; Ef 4:14; Fil 1:3-7; 4:10, 15-16
Leer con oración:
“Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros
con el entrañable amor de Jesucristo. Y esto pido en oración,
que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo
conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis
sinceros e irreprensibles para el día de Cristo” (Fil 1:8-10).
QUE EL AMOR ABUNDE AUN MÁS Y MÁS

EN TODO CONOCIMIENTO
Hoy vamos a continuar nuestra comunión sobre el primer
capítulo de la Epístola de Pablo a los Filipenses. En el versículo
6 vemos que nuestros días tienen mucho valor delante del
Señor. En el versículo 7 percibimos que somos participantes
de la gracia juntamente con el apóstol. Las palabras de Pablo
demuestran que hay un vínculo orgánico entre el apóstol y los
hermanos. Asimismo, vemos que un apóstol genuino tiene la
preocupación de defender y confirmar el evangelio. Eso, porque
los miembros del Cuerpo pueden ser manipulados por todo tipo
de viento de doctrina y por la astucia de aquellas personas que
son elocuentes e inducen al rebaño al error (Ef 4:14).
Un pequeño e “insignificante” desvío de sólo medio grado en
una línea recta ocasionará kilómetros de distancia de desvíos más
adelante. Hemos alentado a las iglesias y a sus líderes a innovar.
Por eso hemos hecho muchos eventos, charlas y muchas otras
actividades, pero nada de lo que hacemos puede salir de la línea de
la economía de Dios. Por eso nunca debemos hacer nada fuera de
la comunión. Y a los apóstoles les corresponde la responsabilidad
de defender y confirmar el evangelio. Por eso debemos oírlos. Ese es
el camino de la bendición para las iglesias (2 Cr 20:20b).

La palabra entrañable en Filipenses 1:8 se refiere a las
entrañas, a las vísceras. Es una expresión que los hebreos
usaban para denotar los sentimientos humanos más puros, más
profundos, más entrañables, íntimos y verdaderos (sea de amor
o de odio). ¡Pero aquí es misericordia! Nosotros necesitamos
de eso para vivir una vida victoriosa y feliz de aquí en adelante.
En vez de mirar el uno al otro con nuestra regla de medir, con
el objetivo de encontrar fallas, criticar y juzgar, llenémonos
de entrañables misericordias de Cristo (Mt 7:1-2). Miremos
a nuestros familiares, esposa, hijos, padres, compañeros y
vecinos con los ojos de entrañable misericordia, de perdón, de
tolerancia, de paciencia. Cuando usted esté por explotar, por
perder la paciencia, juzgar, criticar, hablar mal de los hermanos o
de cualquier otra persona, recuerde volver a esa parte profunda
del espíritu, donde están las entrañables misericordias de Cristo.
Así miraremos a los demás con una mirada de compasión,
de misericordia, de perdón, tolerancia, paciencia y de amor.
Esa práctica cambiará nuestra vida, promoverá la sanidad
y liberación en medio nuestro y hará de nosotros verdaderos
colaboradores en el evangelio.
A pesar de que la iglesia en Filipos era una iglesia que
participaba juntamente con el apóstol por causa del evangelio,
ayudándolo con su sustento y siendo unánimes con él (Fil 4:10,
15-16), Pablo oraba para que el amor de ellos abundara más
y más en ciencia y en todo conocimiento (1:9). El amor de
ellos necesitaba abundar en conocimiento preciso, correcto,
exacto, y también en ciencia y discernimiento. Eso es porque
los filipenses estaban siendo asediados por los apóstoles que

provenían de entre los judaizantes para distraerlos del evangelio
que Pablo les había predicado. Y como eran muy amorosos,
podían recibir a tales personas y distraerse de la línea central de
la Biblia, la economía de Dios.
¡Nuestro amor no puede ser ingenuo! Eso quiere decir
que debemos amar a las personas, pero no podemos tolerar
los desvíos de aquellos que, con palabras elocuentes, intentan 107

108 distraernos de la economía de Dios. Amar a una persona es
una cosa, pero tolerar la obra que trae daño a la iglesia es otra.
Por eso Pablo les pedía a los filipenses que tuvieran amor con
El evangelio
discernimiento. De la misma manera, nosotros necesitamos de

aquello que nos ayude en el día a día para promover el avance
del evangelio hasta que el Señor vuelva.
Pregunta: ¿Cómo ha sido su mirada para con sus padres, hijos,

compañeros, vecinos, hermanos y liderazgo de la iglesia?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Dn 7:27; Fil 1:13-14; 3:12-16; He 2:5
Leer con oración:
“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las
cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo
por basura, para ganar a Cristo” (Fil 3:7-8).
LA META EN TODO LO QUE HACEMOS:

¡EL AVANCE DEL EVANGELIO!
Los primeros versículos de la Epístola de Pablo a los
Filipenses son realmente de gran ayuda para nosotros. Él dice
en 1:10: “Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros
e irreprensibles para el día de Cristo”. Esa palabra que hemos
recibido de la economía de Dios nos va a volver sinceros e
irreprensibles para el día de Cristo. Las palabras “azucaradas”,
llenas de elocuencia y de acuerdo con aquello que queremos
oír no nos van a hacer irreprensibles en el día de Cristo. Pero
las genuinas palabras de los verdaderos apóstoles del Señor nos
van a hacer crecer en vida, madurar y volvernos aptos para
administrar el mundo venidero (Dn 7:27; He 2:5).
En Filipenses 1:12 nuestra meta es revelada: “Quiero
que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido,
han redundado más bien para el progreso del evangelio”. Lo

que Pablo anhelaba era el progreso del evangelio. A pesar de
que sufrió con las prisiones y cadenas, aun siendo injuriado
y perseguido, lo más importante para él era que el evangelio
avanzara. ¿Y en cuanto a usted? ¿Cuál es el valor del evangelio en
su vida? ¿Su beneficio personal está en un segundo plano, como
ocurría en la vida de Pablo? Ante los sufrimientos e injurias,
¿lo más importante para usted es el progreso del evangelio o su 109

110 bienestar? ¡Pronto llegaremos a ese nivel de crecimiento espiritual!
No se sienta desanimado con sus limitaciones. ¡Estamos creciendo
juntos en las iglesias!
El evangelio
Toda la guardia pretoriana que se turnaba para vigilar a Pablo

en su prisión domiciliaria se había convertido (Fil 1:13-14).
Pablo era un predicador que sólo tenía ojos para el avance del
evangelio. La vida que estaba en él contagiaba a todos los que
estaban a su alrededor. Queremos eso también para nosotros:
¡no mirar nuestras limitaciones, sino que sólo nos importe el
progreso del evangelio!
Las innumerables experiencias del hermano Dong
nos ilustran bien lo que vimos arriba. Incluso frente a las
restricciones, como cruzar la Cordillera de los Andes sobre la
carrocería de un camión, viendo las llamas, o bajo el rechazo,
la unción que estaba en él lo inspiraba a hablar. El resultado fue
que el Señor ganó a personas en los países de habla hispana de
Suramérica. Por eso no exija comodidad para hacer la obra de
Dios. ¡El progreso del evangelio debe ser el objetivo de nuestra
vida! El vivir de la iglesia, el grupo familiar, el programa El
libro en mi mano, las reuniones de la iglesia, apacentar a las
personas, cuidar de ellas, en fin, todo lo que hagamos debe
ser para el progreso del evangelio. Si hacemos eso, la iglesia
avanzará y seremos llenos de un profundo encargo por la obra
de Dios. ¡Haremos todo con entusiasmo, alegría y eficiencia!
Y, muy pronto, cuando tengamos nuestra “casa arreglada”,
las iglesias llenas de realidad espiritual, la alegría y el
entusiasmo restaurados, por servir al Señor con excelencia,
incluyendo a todas las edades en el servicio del Señor y
con todos los miembros funcionando, ¡prepárese! Nosotros
comenzaremos a pisar las ciudades que no tienen el testimonio
de la iglesia. Predicaremos el evangelio en los lugares donde
todavía no hemos ido. ¿Usted está dispuesto a salir de su zona
de comodidad por causa del avance del evangelio? ¡Nosotros
estamos juntos en esta obra! ¡Y marcharemos unánimes como
ejército de Dios! ¡No pierda su enfoque!

Pregunta: ¿Está dispuesto a salir de su zona de comodidad por
causa del avance del evangelio?
Mi punto clave:
111

112
El evangelio
Lectura bíblica:
Ex 33:15; 2 S 15:1-12; Fil 1:13-18, 21-25
Leer con oración:
“Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu
de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo
y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda
confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo
en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (Fil 1:19-20).
ENGRANDECER A CRISTO EN NUESTRA VIDA

El versículo 15 del primer capítulo de la Epístola de Pablo
a los Filipenses dice: “Algunos, a la verdad, predican a Cristo
por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad”. Un
verdadero apóstol del Señor no busca predicar la Palabra de Dios
para hacer discípulos o hacerse famoso. No piensa en sí mismo,
sino que tiene como propósito el progreso del evangelio. No
todos tienen ese compromiso. Muchos predican por envidia y,
en este caso, son motivados por la contienda y competencia, por
el deseo de querer hacerlo mejor y destacarse más que los siervos
de Dios que ya fueron establecidos por Él. Esa fue la actitud de
Absalón, hijo del rey David, que se paraba a la entrada de la
ciudad, saludando y recibiendo a las personas que llegaban con el
objetivo de “robar” el corazón de los hijos de Israel (2 S 15:1-12).
¡No permita que nadie venga a robar su corazón! Muchos de los
que acompañaron a Absalón lo hicieron porque eran personas
muy sencillas (v. 11). Por eso fuimos ayudados esta semana a
aumentar nuestro amor con discernimiento.
Hoy, nosotros que somos líderes en la iglesia estamos más
preocupados por ser fieles al Señor y a Su voluntad que por
hacer algo para agradar los oídos de la mayoría de los hermanos.
Antes de ministrar una palabra, oramos con desesperación,
dependemos del Señor. Tendríamos las condiciones de usar la

elocuencia para dar bellos mensajes que serían elogiados por
los hermanos, ¡pero no hacemos eso! Buscamos seguir los pasos
de Moisés cuando dependía del Señor: “Si tu presencia no ha
de ir conmigo, no nos saques de aquí” (Ex 33:15). Hay muchos
que andan como Absalón o como los judaizantes, intentando
adular a los hermanos. Andan como los candidatos de una
elección, anhelando obtener popularidad para después intentar
tomar el lugar de los líderes de la iglesia o robar el corazón de los
hermanos y, con eso, sacarlos de la iglesia, como lo hizo Absalón
con su padre David.
Por eso ustedes deben orar por sus líderes, interceder
fuertemente por cada uno de ellos. Deben cubrir al liderazgo de la
iglesia con oración y rogar al Señor para que no exista en nuestro
medio envidias, divisiones, contiendas, sino, en vez de eso, que
todos podamos ser unánimes. Oren para que al abrir nuestra boca
podamos tener toda la intrepidez para predicar la Palabra de Dios.
Contamos con la cooperación de cada uno de ustedes.
Permitamos que, de todas las maneras, Cristo sea
engrandecido en nuestro cuerpo, independientemente de la
situación por la cual estamos pasando (Fil 1:20). ¡Permitamos
que Cristo nos gane totalmente! En esas situaciones de
persecución, Pablo mantuvo su testimonio delante de los
guardias que lo vigilaban en su prisión domiciliaria (vs. 13-14).
En medio de las tribulaciones y persecuciones, él se regocijaba y
nunca dio motivos para ser avergonzado (vs. 18, 20). Sólo hay
una manera de dar un testimonio muy impactante como ese:
¡aprender a vivir más en el espíritu! ¡Si hacemos eso, Cristo se
expandirá desde nuestro interior y tomará todo nuestro cuerpo!

Entonces, podremos decir como Pablo: “Antes bien con toda
confianza, como siempre, ahora también será magnificado
Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (v. 20b). Ese es el
objetivo del evangelio.
A veces, el Señor mantiene a sus siervos vivos porque saben
de su importancia en el perfeccionamiento y edificación de los
santos (Fil 1:21-25). El hermano Dong, por ejemplo, aunque 113

114 sufrió muchos dolores, el Señor lo mantuvo hasta estos días,
porque aún lo quería tener entre las iglesias. Su siervo sólo
pudo partir después de oír de sus hijos y que los hermanos
El evangelio
estaban dispuestos a avanzar, para continuar buscando el

crecimiento de vida. Con esas palabras de aliento, el siervo
del Señor durmió para estar con Él. Creemos que Cristo fue
magnificado por vida o por muerte.
Pregunta: ¿Cómo Absalón robó el corazón de los hijos de Israel?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Fil 1:21-26
Leer con oración:
“Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente.
[...] Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová
iremos” (Sal 51:12; 122:1).
EL PROGRESO Y GOZO DE LA FE
En el transcurso de esta semana, nos fueron presentados
muchos principios y palabras de aliento y luz en el primer capítulo
de la Epístola a los Filipenses. Los versículos 23-25 dicen:
“Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo
deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;
pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.
Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con
todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe”. El Señor
le permitió al hermano Dong permanecer por más tiempo junto
a nosotros, esperando nuestro progreso en la fe, es decir, nuestro
crecimiento de vida. Y gracias a Dios, testificamos cuánto han
progresado las iglesias y sus líderes en el Señor. Pero no sólo eso.
Necesitamos, conforme a la luz que recibimos en ese versículo,
¡restaurar nuestro gozo en la fe!
Mientras más crecemos, más maduramos y más alegría
tendremos en la fe. Eso no significa que nuestros días siempre

nos ofrecerán motivos para sonreír. Por el contrario, aunque
tenemos motivos para estar tristes, hastiados, tenemos la gracia
para buscar el gozo en nuestro espíritu y proseguir. Ciertamente,
el Señor nos hará orar a fin de que restauremos nuestro gozo de
la fe y de la salvación.
Si buscamos el gozo de la fe, ¡nuestras reuniones de la iglesia
serán restauradas! Dejaremos de llegar tarde. No nos sentaremos
115

116 más al fondo, en las últimas sillas, como si no tuviéramos nada
que ver con la reunión, sin ningún compromiso. ¡No! Todo eso
puede suceder en su vida por la falta del gozo de la fe. Si usted
El evangelio
tiene el gozo de la fe, se esforzará por llegar más temprano, pues

su gozo será estar en la casa de Dios (Sal 122:1). Deseará orar
con los hermanos y querrá servir y recibirlos con gozo en el
Espíritu. Preparemos muy bien cada reunión y cada servicio al
Señor, haciéndolo con dedicación y celo, pero sin caer en los
extremos. No debemos dejar que nuestra organización sea rígida
e impida el actuar del Espíritu entre nosotros, ni siquiera actuar
de manera descuidada y sin preparación en nuestros servicios al
Señor y a los hermanos.
En Filipenses 1:26 continúa: “Para que abunde vuestra
gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre
vosotros”. No era sólo gloriarse en Cristo Jesús. ¡Era importante
que los hermanos también reconocieran al apóstol! Tenemos un
gran principio en este versículo: la importancia de reconocer
y valorar a aquellos que están siendo usados por Dios como
un canal para suplir a las iglesias. ¡Tenemos que interceder por
ellos, pues son una bendición para la iglesia! Ellos nos suplen
con la Palabra de Dios y cuidan de nosotros.
Pregunta: ¿Ha agradecido al Señor por los canales de suministro

que han cuidado de usted en la iglesia?
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
Rumbo a la herencia divina – cap. 6 – Dong Yu Lan.
Los grandes diamantes de la Biblia – cap. 16 – Dong Yu Lan.

Semana 8 – LUNES
Lectura bíblica:
Ec 4:9-10, 12; Zac 4:2, 10; 1 Co 12:28; Ap 1:1
Leer con oración:
“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho
Jehová de los ejércitos” (Zac 4:6).
LA OBRA DE DIOS ES HECHA POR EL ESPÍRITU

Esta semana continuaremos enfatizando Filipenses 1:1, que
dice: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos
en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos”.
Aquí vemos a Pablo y Timoteo dirigiendo una carta a la iglesia.
En la obra de Dios todo comienza por los apóstoles. Este principio
también está en Primera de Corintios 12:28, en el cual dice
que Dios estableció en la iglesia “primeramente apóstoles”. Los
apóstoles son aquellos que fueron designados por Dios, enviados
por Él para presentar la palabra a Su iglesia.
Asimismo, en Apocalipsis 1:1 vemos que el Señor tenía
una revelación que mostrar a Sus siervos. Sin embargo, Él la
declaró primero al apóstol Juan. Para ejecutar Su obra, mostrar
lo que había en Su corazón, Dios no la revela a cada uno de
manera individual. Primeramente, lo declara a su siervo, y éste
a su vez lo entrega a los demás. Juan, en este caso, se encargó
de transmitir la revelación de Jesucristo a Sus siervos, y ellos,
juntamente con la iglesia, ejecutan lo que Dios dice.
Dios ha revelado Sus riquezas a Su iglesia, a nosotros que
hemos permanecido en la base correcta de la unidad de Su
pueblo. En esta base podemos representar a todos los hijos de
El evangelio
Dios. Por esa razón, Dios nos encargó esta palabra y nos mostró
lo que Él va a hacer de aquí en adelante.
Ahora, después de la partida de nuestro amado hermano
Dong, a quien Dios usó para traer Su revelación a las iglesias
117

118 en los últimos 40 años, avanzaremos junto con los siervos
que oyeron y tienen la responsabilidad de llevar adelante
el hablar de Dios. La obra de Dios no se detendrá, pues el
El evangelio
Señor nos ha fortalecido cada día. Como dice Eclesiastés 4:9,

mejores son dos que uno.
En Zacarías 4:1-12 hay una visión que muestra dos olivos
que suplen un depósito de aceite, y éste, a través de siete tubos,
que son como boquillas que vierten, suplen al candelabro de
oro, que es una representación de la iglesia. El oro representa
a Dios, que es la esencia de la iglesia. Esto nos muestra que la
iglesia es suplida por el Espíritu. La obra proseguirá, no porque
seamos competentes, porque no es “con ejército, ni con fuerza,
sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (v. 6).
La iglesia hoy, como un candelero, expresa al mismo Dios
Triuno y, de esa manera, lleva Su testimonio adelante como
una antorcha. Estamos llevando esta antorcha encendida, no
apagada. ¿La antorcha que tiene en su mano está apagada?
Tiene que mantenerla encendida. ¿Y cómo podemos mantenerla
encendida? Necesitamos del suministro del aceite, que es el
Espíritu. Este cuadro representa la manera cómo Dios hace la
obra. Gracias al Señor, el arreglo en la obra fue establecido de
esta manera. ¡Así Él nos bendecirá!
Pregunta: ¿Cómo debemos realizar la obra del Señor?
Mi punto clave:

Semana 8 – MARTES
Lectura bíblica:
Mt 10:7; Ro 1:1, 15-17; 1 Co 1:17; 14:25; Ap 1:12-13, 20
Leer con oración:
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios
para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y
también al griego” (Ro 1:16).
EL PROGRESO DEL EVANGELIO

RESULTA EN EL VIVIR DE LA IGLESIA
Hemos visto que en Filipenses el enfoque de Pablo está
en el progreso, en el avance del evangelio. Podemos concluir
que todo ese arreglo divino en Su obra actual, al enviar a
Sus siervos para abastecer a los candeleros, tiene como fin el
avance del evangelio. No estamos preocupados por promover
la obra de alguien, nuestro enfoque es el evangelio. Las iglesias,
como los candeleros de oro en cada ciudad (Ap 1:12-13, 20),
deben expresar a Dios de tal manera que, si alguien entra en
nuestro medio, pueda declarar que “Dios está entre nosotros”
(cfr. 1 Co 14:25). ¡Vamos a avanzar, vamos a progresar!
Para la Conferencia Internacional de septiembre de 2017
fue creado un logotipo muy significativo. Son exhibidas tres
cosas: un libro con un corazón en el centro, y una flecha. El
libro es la Biblia; el corazón representa los cuatro libros: Gálatas,
Efesios, Filipenses y Colosenses, que son el corazón de la Biblia.
¿Y la flecha? La flecha es el evangelio de Dios, es el caballo
blanco y su jinete, que son mostrados en Apocalipsis, que salió
venciendo y para vencer.
El evangelio
Este es el evangelio de Dios que progresa y avanza por medio

de la iglesia. La flecha ya fue lanzada. Por eso, si usted está
participando del CEPPEV (Centro de Perfeccionamiento para
la Propagación del Evangelio), si es un colportor, o alguien que
119

120 cuida de un grupo familiar, todo lo que hace, debe resultar
en el progreso del evangelio. De nada sirve hacer un montón
de cosas si el resultado no es el vivir de la iglesia practicado
El evangelio
en cada ciudad.
La iglesia debe ser el ambiente para que crezcamos, donde
somos cuidados por los tutores y curadores. Tenemos un hogar,
una casa para mantenernos y para que, finalmente, lleguemos
a la madurez espiritual. Así, habremos producido algo concreto
para Dios. Tendremos una iglesia funcionando, con personas
siendo salvas, creciendo en vida y madurando para reinar con
el Señor por mil años.
Si volvemos al logotipo de la conferencia, veremos que
esta flecha está sobre la Biblia, que es la Palabra de Dios.
Para nosotros la palabra central de la Biblia es la economía
de Dios, Su plan eterno de dar vida al hombre. No podemos
desviarnos de esa línea.
Pablo nos dice en Romanos 1:1 que fue apartado para el
evangelio de Dios. Él estaba listo para anunciar el evangelio,
que es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Ro
1:15-17). Un apóstol es alguien llamado, apartado y enviado por
causa del evangelio (Mt 10:7; 1 Co 1:17). De esa manera, lidera
a todos los santos para hacer el mismo trabajo, contribuyendo
así para el progreso del Evangelio.
Pregunta: ¿Cuál debe ser el resultado de nuestra obra?
Mi punto clave:

Lectura bíblica:
Gn 2:8-9; Ef 1:10; 4:11-12; Fil 1:7; 1 Ti 1:4
Leer con oración:
“Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con
el entrañable amor de Jesucristo” (Fil 1:8).
UN CORAZÓN DE AMOR PRODUCE

LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA
Al continuar hablando sobre la obra de los apóstoles,
podemos ver en Efesios 4:11-12 que todo lo que ellos hacen
para el progreso del evangelio tiene un objetivo, que es edificar
el Cuerpo de Cristo. Los apóstoles están adelante, pero su
trabajo es perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
que es la edificación de la iglesia.
El Cuerpo de Cristo está conformado por todos los santos, en
todos los lugares y en todas las épocas. Pero, en este momento,
el Cuerpo está conformado por todos los santos vivos, que
están propagados por todas las ciudades. Por tanto, una iglesia
aislada o grupos de iglesias no forman el Cuerpo. Necesitamos
estar unidos, haciendo una sola obra. Y para ello debemos
mantenernos en esa línea de la economía de Dios.
Para llevar adelante esa edificación necesitamos tener un
corazón de amor. Pablo tenía en el corazón a los filipenses, por
causa de la entrañable misericordia de Cristo (Fil 1:7-8). ¿Quién
nos dará la fuerza para lanzar la flecha? El arco del corazón.
Sin ese corazón de sentimientos, de afectos más profundos,
no lograremos llevar este evangelio adelante. No tenemos
El evangelio
cómo avanzar si no vivimos con los hermanos en ese ambiente

de compasión, de misericordia, de amor, de tolerancia, de
paciencia, de longanimidad, de perseverancia. El sólo rigor y la
disciplina no nos harán avanzar.
121

122 Este evangelio que produce la edificación del Cuerpo
de Cristo está dentro del objetivo de la economía de Dios.
Y entonces ¿Qué es la economía de Dios? La palabra griega
El evangelio
es oikonomia, que viene de oiko (casa) y nomos (reglamento,

administración); por tanto, se trata de una administración
doméstica (Ef 1:10; 1 Ti 1:4). Dios creó al hombre para recibir
Su vida. El hombre no funciona sin la vida divina. Entonces
¿Qué es la economía de Dios? Es el plan de Dios para poner esa
vida dentro del hombre.
¡Dios necesita poner Su vida en el hombre! En Génesis
2:8-9, después de que formó al hombre con Su soplo, Él lo
puso en el huerto del Edén. Había todo tipo de árboles para su
subsistencia física, pero en medio del huerto estaba el árbol de
la vida. El árbol de la vida es Dios mismo como vida. Y ese árbol
de la vida aparece en el capítulo 15 del Evangelio de Juan: “Yo
soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. [...] Yo soy la vid,
vosotros los pámpanos” (vs. 1, 5a). Dios siempre quiso poner al
hombre delante del árbol de la vida, y así poner Su vida dentro
del hombre. Esto es la economía de Dios.
Pregunta: ¿Qué es la economía de Dios?
Mi punto clave:

Semana 8 – JUEVES
Lectura bíblica:
Gn 3:1-6, 21-24; 4:8, 16-17, 26; 6:1-6; Ro 5:12; 2 P 2:5
Leer con oración:
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió
por los impíos” (Ro 5:6).
LA TRISTE HISTORIA DE LA HUMANIDAD SIN DIOS

Ayer vimos que Dios planificó todo para darle vida al
hombre. Sin embargo, la serpiente sabía eso y se anticipó,
engañando a Eva. Le mostró otro árbol, el de la ciencia del bien
y del mal, que podía sustituir a Dios. Es decir, el hombre creyó
que podría vivir independientemente de Dios. Así que, Adán y
Eva no recibieron la vida de Dios y, en lugar de eso, recibieron
la muerte (Gn 3:1-6). Con el pecado vino la muerte, y ésta pasó
a todos los hombres (Ro 5:12). Al final, el hombre quedó bajo
la autoridad clandestina de Satanás.
A partir de allí, el camino al árbol de la vida fue cerrado
y el hombre perdió el derecho de comer de su fruto. Se volvió
pecador, pero Dios lo justificó, cubriéndolo con vestiduras de
pieles (Gn 3:21-24). Poco después, ocurrió el primer asesinato
de la humanidad: Caín mató a Abel y fundó una civilización
sin Dios (4:8, 16-17). Cuando Enós nació, la descendencia de
Adán comenzó a invocar el nombre del Señor (v. 26). Al llegar
a Génesis 6, vemos que la maldad se multiplicó y que Dios se
arrepintió de haber hecho al hombre (vs. 1-6).
Entonces, Dios mandó el diluvio, todos los hombres murieron
y el arca salvó a la familia de Noé (2 P 2:5). El arca hoy es la iglesia.
El evangelio
En la actualidad, nosotros estamos en el diluvio del pecado, de la

corrupción. Sólo la iglesia puede salvarnos con nuestras familias.
Con la corrupción de la humanidad, Dios tuvo que llamar a
un hombre: Abraham. Él salió de una tierra de ídolos y comenzó
123

124 a invocar el nombre del Señor. De Abraham vino Isaac, y de este
vino Jacob. Él y sus hijos fueron a Egipto y se convirtieron en
una gran nación. Pero Dios los sacó de allí con mano poderosa.
El evangelio
Pasaron por el desierto y, en el monte Sinaí, Dios Se apareció

y dijo: “Vosotros seréis mi especial tesoro [...] Y vosotros me
seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” (Ex 19:5b-6a). No
obstante, no mucho tiempo después, ellos se corrompieron,
adorando a un becerro de oro. Dios quiso abandonarlos, pero,
por causa de la oración de Moisés, prosiguió con ellos.
Dios tuvo que tolerar a ese pueblo rebelde y murmurador. El
pueblo no podía vislumbrar lo que Dios había hecho. ¿Por qué?
Porque la vida de Dios no había entrado en el hombre.
Dios lo hizo entrar en la tierra de Canaán, entonces vino el
tiempo de los jueces. Samuel hizo un cambio de era, introdujo la
realeza. El rey Saúl falló y David fue escogido. Sin embargo, cuando
todo se calmó, tuvo prosperidad y cometió grandes pecados.
Después vino Salomón y construyó una casa para el Señor,
en Jerusalén. Inmediatamente después, el reino se dividió en
dos. Por no hacer lo que era recto delante del Señor, fueron
todos llevados cautivos: Israel fue a Asiria y Judá fue llevado
a Babilonia. Dios tuvo misericordia y usó al rey Ciro para
restaurar a Jerusalén 70 años después, a través del envío de
Esdras y Nehemías. Esa es la historia del hombre en el Antiguo
Testamento, sin ninguna expresión para Dios. Faltaba la vida de
Dios en el hombre. Sin la vida divina, el hombre no funciona.
Es malo por naturaleza, es un caso perdido.
En Gálatas vemos que ni la ley pudo ayudar al hombre. Los
versículos 21 y 22 del capítulo 3 dicen: “¿Luego la ley es contraria
a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada
pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Mas
la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que
es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes”. La ley sirvió
como ayo, como protección temporal para el pueblo de Dios del
Antiguo Testamento, pero no solucionó el problema del hombre,
porque la ley no puede dar vida.

Pregunta: ¿Cómo el hombre puede cumplir el propósito de
Dios en su creación?
Mi punto clave:
El evangelio
125

126
El evangelio
Lectura bíblica:
Jn 7:37-39; 19:34; Fil 2:6-8; He 4:15
Leer con oración:
“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria
de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la
esperanza de gloria” (Col 1:27).
CRISTO, LA ESPERANZA DE GLORIA

Ayer vimos la triste historia de la humanidad sin la vida
de Dios. Cuando todo parecía perdido, vino Cristo. Él vino y
se hizo un hombre. En Filipenses 2:6-8 vemos que Cristo, aun
siendo en forma de Dios, no se aferró a eso, sino que se despojó,
se humilló y vino a vivir en forma de hombre.
La venida de Cristo forma parte del plan de Dios para lograr
poner, finalmente, Su vida dentro del hombre. En Juan 7:37-39, de
una manera nunca antes vista, Jesús se levantó en aquella fiesta
y se presentó como Aquel que puede quitar la sed del hombre y
hacer fluir ríos de agua viva de su interior. Eso sería posible a todos
los que en Él creyeran, pues recibirían el Espíritu en su interior.
Jesús es el único canal que Dios tenía para llevar vida al
hombre. Él vino para experimentar la vida humana, viviendo y
sufriendo como hombre. Hebreos 4:15 dice que Él fue tentado
en todas las cosas a nuestra semejanza. Sufrió miedo, angustia,
rechazo en la víspera de su crucifixión. Él pasó por todo eso por
nosotros. Y, finalmente, fue crucificado, derramando Su sangre
por nuestros pecados. Llevó también sobre Sí mismo todas
nuestras enfermedades. Se negó a Sí mismo, no viviendo un
segundo para Sí, sino que en todo momento hizo la voluntad de
Aquel que Lo envió.
En la cruz fue herido y de Su costado salió sangre y agua
(Jn 19:34). Esa agua representa la vida de Dios que fluyó para

poder entrar en nosotros. Sólo tenemos que creer en Jesús,
confesar nuestros pecados, abrir nuestra boca y decir que Jesús
es el Señor. Ahora, como el Espíritu, el otro Consolador, Él
puede entrar en el hombre y dar la vida que Dios tanto quiso
dar desde el principio.
Los ángeles caídos vieron durante siglos la derrota humana,
se burlaban de Dios. Pero Dios tenía un misterio escondido:
Cristo. En Colosenses 1:26-27, vemos: “El misterio que había
estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido
manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las
riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es
Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. Y Pablo continua: “A
quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando
a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en
Cristo Jesús a todo hombre” (v. 28).
Ahora es posible que el evangelio progrese. Ahora el
Espíritu está en nosotros, la vida de Dios está en nosotros.
Ahora nosotros tenemos esperanza.
Pregunta: ¿Por qué Dios lo puede entender?
Mi punto clave:
El evangelio
127

128
El evangelio
Lectura bíblica:
Ro 8:6-11; 1 Co 15:45
Leer con oración:
“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros
también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido
en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que
resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres,
sino conforme a la voluntad de Dios” (1 P 4:1-2).
EL PROCESO PARA QUE CRISTO

TRAJERA VIDA AL HOMBRE
El Señor Jesús se hizo un canal para traer vida al hombre. Él
estaba con Dios pero fue enviado a la tierra, recibió el nombre de
Jesús, un hijo del hombre, renunció a la posición de Dios. Vivió
en la tierra y pasó por todas las experiencias humanas. Pasó por
sufrimientos, fue abandonado, sufrió rechazo, injurias y, finalmente,
subió a la cruz, voluntariamente. En seguida fue al Hades y al tercer
día resucitó. En Hechos 13:33, Dios dijo: “Mi hijo eres tú, yo te he
engendrado hoy”. Como hombre, Él fue engendrado como el hijo
primogénito de Dios. Luego, subió a los cielos y fue glorificado.
Ahora hay un hombre en la gloria. Filipenses 2:9-11 dice: “Por lo
cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que
es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo
de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para
gloria de Dios Padre”. Él ascendió al cielo y se hizo el espíritu que
da vida, conforme a lo que vemos en Primera de Corintios 15:45.
El objetivo de todo el trabajo de Jesús es dar vida. Al final, Él entró
en nuestro espíritu en el día en que nosotros creímos en Él.
El hombre está formado de tres partes: espíritu, alma y cuerpo.
El espíritu es la parte más profunda, donde comienza el trabajo

de Dios en nosotros. Y el espíritu humano tiene tres partes:
conciencia, comunión e intuición. Al usar nuestro espíritu,
podemos tener comunión con Dios y permanecer unidos a Él, así
como un smartphone, que necesita un proveedor para conectarse
con el resto del mundo. Si no se conecta, no sirve para nada. Si
el hombre no tiene comunión, se vuelve inútil. Podemos tener
comunión con el Señor, invocando Su nombre, leyendo Su Palabra
y teniendo momentos de oración.
A partir de la comunión, recibimos el toque de Dios en nuestra
intuición, que es un sentimiento interior. Luego, ese sentimiento
pasa a nuestra conciencia, que hace la conexión con nuestra alma.
El alma, por su parte, está compuesta por la mente, la emoción
y la voluntad. La conciencia entrega a la mente el resultado de la
comunión. Entonces, la mente, entiende lo que Dios habló. En
seguida, la emoción reacciona con sentimientos de placer y gozo,
y la voluntad toma las decisiones, tales como “voy a amar más al
Señor y buscar Su Palabra”. Por último, el cuerpo reacciona a las
determinaciones de nuestra voluntad.
Finalmente, podemos ver cómo es el plan de Dios para darnos
vida. Dios está en nuestro espíritu, pero quiere ganar todo nuestro
ser tripartito. Eso es lo que llamamos crecimiento de vida. Dios
desea que todas las partes de nuestro ser ganen vida. En Romanos
8:6-11 vemos que podemos recibir vida en nuestro espíritu, alma y
cuerpo. Este es el plan de Dios, Su economía. Todo lo que hacemos
en la iglesia debe estar en esa línea de ser transformados a través
del dispensar de la vida divina en nuestro ser tripartito.
Pregunta: ¿De qué manera Dios se relaciona con el hombre

tripartito?
El evangelio
Mi punto clave:
129

130
El evangelio
Lectura bíblica:
Ex 30:23-25; Hch 16:7; Gá 5:16, 25; 1 P 1:11; 1 Jn 2:20, 27
Leer con oración:
“Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual
te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus
compañeros” (He 1:9).
USAR EL ESPÍRITU PARA EL VIVIR DE LA IGLESIA

Hemos visto que la economía de Dios es Su plan para
dispensar vida al hombre, iniciado por el Espíritu, a partir del
espíritu humano. Ese Espíritu es el resultado de todo el proceso
por el cual Dios Triuno pasó, a través de la encarnación, el vivir
humano, la muerte, la resurrección y la ascensión de Cristo.
En el Antiguo Testamento eso es representado por el
aceite de la santa unción, visto en Éxodo 30, compuesto por
un hin de aceite, añadido a cuatro especias: mirra, canela,
cálamo y casia (vs. 23-25).
Un hin de aceite representa al Espíritu de Dios en la
creación, el Espíritu del Señor (Jehová) en su relación con
el hombre y, por último, el Espíritu Santo en la concepción
de Jesús. Las cuatro especias representan las experiencias
de Cristo en su vivir humano, la muerte y resurrección. El
término “Espíritu de Jesús” (Hch 16:7) representa Su vivir
humano, y el “Espíritu de Cristo” (1 P 1:11) indica Su muerte,
resurrección y ascensión.
¿Qué significa todo eso? Que hoy recibimos ese aceite
compuesto de la unción que nos ungió para hacer la voluntad
de Dios (1 Jn 2:20, 27). ¿Qué tenemos dentro del Espíritu?
La naturaleza divina, la naturaleza humana, el vivir humano
con sus sufrimientos, la muerte, el poder de la resurrección, la
ascensión y la entronización. Todos estos elementos están en

el Espíritu dentro de nuestro espíritu, para satisfacer nuestras
necesidades. ¿Usted necesita del poder de la resurrección? Allí
está él. ¿Necesita fortalecerse en el vivir humano? ¿Está pasando
por sufrimientos? El Espíritu puede ayudarlo. ¿Usted aún está
muy vivo en su ser natural, lleno de opiniones, necesita hacer
morir su naturaleza caída? Ese Espíritu tiene el elemento de la
muerte, que puede llevarlo a la cruz.
Aprovechemos este Espíritu que está dentro de nosotros. Viva
por el Espíritu, como es recomendado por Pablo en Gálatas 5:
“Ande y viva por el Espíritu” (vs. 16, 25). Este es el camino para no
vivir en la carne y producir el fruto del Espíritu.
En conclusión, para tener un vivir de iglesia lleno de gozo,
de entusiasmo, sin conflictos, enemistades y sin resentimientos
con los hermanos, necesitamos de este Espíritu. Todos debemos
volvernos al Espíritu y así la iglesia será edificada. Si antes no
teníamos esperanza, ahora encontramos una salida. Para eso es
necesario tener un corazón tierno de entrañable misericordia.
Tengamos un corazón de longanimidad, tolerancia, misericordia
y perdón. Sólo necesitamos volvernos al Espíritu y seremos
fortalecidos interiormente.
Pregunta: ¿Cómo podemos hacer morir la naturaleza humana

caída?
Mi punto clave:
Lectura de apoyo:
El evangelio
Espíritu y fuego – cap. 2 – Dong Yu Lan.

¿Por qué el hombre es tan especial? – caps. 3 y 4 – Editorial
Árbol de la Vida.
131

132
ANOTACIONES

ANOTACIONES
133

134
ANOTACIONES

PROGRAMA DE LECTURA DE LA BIBLIA,
CON PEQUEÑAS PORCIONES DIARIAS.
ENERO 3
2 Gn 46 – 47; Mt 15:1-28
1 Gn 1 – 2; Mt 1:1 – 2:12 Sal 19; Pr 4:14-19
Sal 1; Pr 1:1-6 24 Gn 48 – 49; Mt 15:29 – 16:12
2 Gn 3 – 4; Mt 2:13 – 3:10 Sal 20; Pr 4:20-27
Sal 2; Pr 1:7-9 25 Gn 50:1 – Ex 2:10; Mt 16:13 – 17:13
3 Gn 5 – 7; Mt 3:11 – 4:11 Sal 21; Pr 5:1-6
Sal 3; Pr 1:10-19 26 Ex 2:11 – 3:22; Mt 17:14-27
4 Gn 8 – 10; Mt 4:12-25 Sal 22:1-18; Pr 5:7-14
Sal 4; Pr 1:20-23 27 Ex 4 – 5; Mt 18:1-22
5 Gn 11:1 – 13:4; Mt 5:1-26 Sal 22:19-31; Pr 5:15-21
Sal 5; Pr 1:24-28 28 Ex 5:22 – 7:25; Mt 18:23 – 19:12
6 Gn 13:5 – 15; Mt 5:27-48 Sal 23; Pr 5:22-23
Sal 6; Pr 1:29-33 29 Ex 8 – 9; Mt 19:13-30
7 Gn 16:1 – 18:21; Mt 6:1-24 Sal 24; Pr 6:1-5
Sal 7; Pr 2:1-5 30 Ex 10:1 – 12:13; Mt 20
8 Gn 18:22 – 19:38; Mt 6:25 – 7:14 Sal 25:1-10; Pr 6:6-11
Sal 8; Pr 2:6-15 31 Ex 12:14 – 13:16; Mt 21:1-22
9 Gn 20 – 22; Mt 7:15-29 Sal 25:11-22; Pr 6:12-15
Sal 9:1-12; Pr 2:16-22
10 Gn 23:1 – 24:67; Mt 8:1-17 FEBRERO
Sal 9:13-20; Pr 3:1-6
1 Ex 13:17 – 15:18; Mt 21:23-46
11 Gn 25:1 – 26:16; Mt 8:18-34
Sal 26; Pr 6:16-19
Sal 10:1-15; Pr 3:7-8
2 Ex 15:19 – 17:7; Mt 22:1-33
12 Gn 26:17 – 27:46; Mt 9:1-17
Sal 27:1-6; Pr 6:20-26
Sal 10:16-18; Pr 3:9-10
3 Ex 17:8 –19:15; Mt 22:34 – 23:12
13 Gn 28 – 29; Mt 9:18-38
Sal 27:7-14; Pr 6:27-35
Sal 11; Pr 3:11-12
4 Ex 19:16 – 21:21; Mt 23:13-39
14 Gn 30:1 – 31:16; Mt 10:1-23
Sal 28; Pr 7:1-5
Sal 12; Pr 3:13-15
5 Ex 21:22 – 23:13; Mt 24:1-28
15 Gn 31:17 – 32:12; Mt 10:24 – 11:6
Sal 29; Pr 7:6-23
Sal 13; Pr 3:16-18
6 Ex 23:14 – 25:40; Mt 24:29-51
16 Gn 32:13 – 34:31; Mt 11:7-30
Sal 30; Pr 7:24-27
Sal 14; Pr 3:19-20
7 Ex 26 – 27; Mt 25:1-30
17 Gn 35 – 36; Mt 12:1-21
Sal 31:1-8; Pr 8:1-11
Sal 15; Pr 3:21-26
8 Ex 28; Mt 25:31 – 26:16
18 Gn 37 – 38; Mt 12:22-45
Sal 31:9-18; Pr 8:12-14
Sal 16; Pr 3:27-32
9 Ex 29; Mt 26:17-35
19 Gn 39:1 – 41:15; Mt 12:46 – 13:23
Sal 31:19-24; Pr 8:15-21
Sal 17; Pr 3:33-35
10 Ex 30 – 31; Mt 26:36-68
20 Gn 41:16 – 42:17; Mt 13:24-46
Sal 32; Pr 8:22-31
Sal 18:1-15; Pr 4:1-6
11 Ex 32 – 33; Mt 26:69 – 27:10
21 Gn 42:18 – 43:34; Mt 13:47 – 14:12
Sal 33:1-12; Pr 8:32-36
Sal 18:16-36; Pr 4:7-9
12 Ex 34:1 – 35:19; Mt 27:11-31
22 Gn 44 – 45; Mt 14:13-36
Sal 33:13-22; Pr 9:1-6
Sal 18:37-50; Pr 4:10-13
13 Ex 35:20 – 36:38; Mt 27:32-66 135

136 Sal 34:1-10; Pr 9:7-8 Sal 52; Pr 11:1-3
14 Ex 37 – 38; Mt 28 10 Nm 14:1 – 15:21; Mr 14:53-72
Sal 34:11-22; Pr 9:9-10 Sal 53; Pr 11:4
15 Ex 39 – 40; Mr 1:1-28 11 Nm 15:22 – 16:50; Mr 15
Sal 35:1-16; Pr 9:11-12 Sal 54; Pr 11:5-6
16 Lv 1 – 3; Mr 1:29 – 2:12 12 Nm 17 – 18; Mr 16
Sal 35:17-28; Pr 9:13-18 Sal 55; Pr 11:7
17 Lv 4 – 5; Mr 2:13 – 3:6 13 Nm 19 – 20; Lc 1:1-25
Sal 36; Pr 10:1-2 Sal 56; Pr 11:8
18 Lv 6 – 7; Mr 3:7-30 14 Nm 21:1 – 22:20; Lc 1:26-56
Sal 37:1-11; Pr 10:3-4 Sal 57; Pr 11:9-11
19 Lv 8; Mr 3:31 – 4:25 15 Nm 22:21 – 23:30; Lc 1:57-80
Sal 37:12-29; Pr 10:5 Sal 58; Pr 11:12-13
20 Lv 9 – 10; Mr 4:26 – 5:20 16 Nm 24 – 25; Lc 2:1-35
Sal 37:30-40; Pr 10:6-7 Sal 59; Pr 11:14
21 Lv 11; Mr 5:21-43 17 Nm 26; Lc 2:36 – 52
Sal 38; Pr 10:8-9 Sal 60; Pr 11:15
22 Lv 12 – 13; Mr 6:1-29 18 Nm 27:1 – 28:15; Lc 3:1-22
Sal 39; Pr 10:10 Sal 61; Pr 11:16-17
23 Lv 14; Mr 6:30-56 19 Nm 28:16 – 29:40; Lc 3:23-38
Sal 40:1-10; Pr 10:11-12 Sal 62; Pr 11:18-19
24 Lv 15 – 16; Mr 7:1-23 20 Nm 30 – 31; Lc 4:1-30
Sal 40:11-17; Pr 10:13-14 Sal 63; Pr 11:20-21
25 Lv 17 – 18; Mr 7:24 – 8:21 21 Nm 32 – 33; Lc 4:31 – 5:11
Sal 41; Pr 10:15-16 Sal 64; Pr 11:22
26 Lv 19 – 20; Mr 8:22 – 9:1 22 Nm 34 – 35; Lc 5:12-28
Sal 42; Pr 10:17 Sal 65; Pr 11:23
23 Nm 36 – Dt 1; Lc 5:29 – 6:11
27 Lv 21 – 22; Mr 9-2:29
Sal 66; Pr 11:24-26
Sal 43; Pr 10:18
24 Dt 2 – 3; Lc 6:12-31
28 Lv 23; Mr 9:30 – 10:12
Sal 67; Pr 11:27
Sal 44:1-8; Pr 10:19
25 Dt 4; Lc 6:32-49
Sal 68:1-18; Pr 11:28
MARZO 26 Dt 5 – 6; Lc 7:1-35
1 Lv 24 – 25; Mr 10:13-31 Sal 68:19-35; Pr 11:29-31
27 Dt 7 – 8; Lc 7:36-50
Sal 44:9-26; Pr 10:20-21
Sal 69:1-18; Pr 12:1
2 Lv 26 – 27; Mr 10:32-52
28 Dt 9 – 10; Lc 8:1-21
Sal 45; Pr 10:22
Sal 69:19-36; Pr 12:2-3
3 Nm 1; Mr 11
29 Dt 11 – 12; Lc 8:22-39
Sal 46; Pr 10:23
Sal 70; Pr 12:4
4 Nm 2 – 3; Mr 12:1-27
30 Dt 13 –15; Lc 8:40-56
Sal 47; Pr 10:24-25
Sal 71; Pr 12:5-7
5 Nm 4 – 5; Mr 12:28-44
31 Dt 16 – 17; Lc 9:1-27
Sal 48; Pr 10:26
Sal 72; Pr 12:8-9
6 Nm 6 – 7; Mr 13:1-13
Sal 49; Pr 10:27-28
7 Nm 8 –9; Mr 13:14-37 ABRIL
Sal 50; Pr 10:29-30 1 Dt 18 – 20; Lc 9:28-50
8 Nm 10 – 11; Mr 14:1-21 Sal 73; Pr 12:10
Sal 51; Pr 10:31-32 2 Dt 21 – 22; Lc 9:51 – 10:12
9 Nm 12 – 13; Mr 14:22-52 Sal 74; Pr 12:11

3 Dt 23 – 25; Lc 10:13-42 Sal 99; Pr 14:9-10
Sal 75; Pr 12:12-14 29 Jue 9:22 – 10:18; Lc 24:13-53
4 Dt 26 – 27; Lc 11:1-13 Sal 100; Pr 14:11-12
Sal 76; Pr 12:15-16 30 Jue 11 –12; Jn 1:1-28
5 Dt 28; Lc 11:14-36 Sal 101; Pr 14:13-14
Sal 77; Pr 12:17-18
6 Dt 29 – 30; Lc 11:37-54
Sal 78:1-31; Pr 12:19-20 MAYO
7 Dt 31:1 – 32:27; Lc 12:1-34 1 Jue 13 – 14; Jn 1:29-51
Sal 78:32-55; Pr 12:21-23 Sal 102; Pr 14:15-16
8 Dt 32:28-52; Lc 12:35-59 2 Jue 15 – 16; Jn 2
Sal 78:56-64; Pr 12:24 Sal 103; Pr 14:17-19
9 Dt 33 – 34; Lc 13:1-21 3 Jue 17 – 18; Jn 3:1-21
Sal 78:65-72; Pr 12:25 Sal 104:1-23; Pr 14:20-21
10 Jos 1 – 2; Lc 13:22 – 14:6 4 Jue 19 – 20; Jn 3:22-36
Sal 79; Pr 12:26 Sal 104:24-35; Pr 14:22-24
11 Jos 3 – 4; Lc 14:7-35 5 Jue 21 – Rt 1; Jn 4:1-42
Sal 80; Pr 12:27-28 Sal 105:1-15; Pr 14:25
12 Jos 5:1 – 7:15; Lc 15 6 Rt 2 – 4; Jn 4:43-54
Sal 81; Pr 13:1 Sal 105:16-36; Pr 14:26-27
13 Jos 7:16 – 8:35; Lc 16:1-18 7 1 S 1:1 – 2:21; Jn 5:1-18
Sal 82; Pr 13:2-3 Sal 105:37-45; Pr 14:28-29
14 Jos 9 – 10; Lc 16:19 – 17:10 8 1 S 2:22 – 4:22; Jn 5:19-47
Sal 83; Pr 13:4 Sal 106:1-12; Pr 14:30-31
15 Jos 11 – 12; Lc 17:11-37 9 1 S 5 – 7; Jn 6:1-21
Sal 84; Pr 13:5-6 Sal 106:13-31; Pr 14:32-33
16 Jos 13 – 14; Lc 18:1-17 10 1 S 8 – 9; Jn 6:22-40
Sal 85; Pr 13:7-8 Sal 106:32-48; Pr 14:34-35
17 Jos 15; Lc 18:18-43 11 1 S 10 – 11; Jn 6:41-71
Sal 86; Pr 13:9-10 Sal 107; Pr 15:1-3
18 Jos 16 – 18; Lc 19:1-27 12 1 S 12 – 13; Jn 7:1-24
Sal 87; Pr 13:11 Sal 108; Pr 15:4
19 Jos 19 – 20; Lc 19:28-48 13 1 S 14; Jn 7:25-53
Sal 88; Pr 13:12-14 Sal 109; Pr 15:5-7
20 Jos 21:1 – 22:20; Lc 20:1-26 14 1 S 15 – 16; Jn 8:1-20
Sal 89:1-13; Pr 13:15-16 Sal 110; Pr 15:8-10
21 Jos 22:21 – 23:16; Lc 20:27-47 15 1 S 17; Jn 8:21-59
Sal 89:14-37; Pr 13:17-19 Sal 111; Pr 15:11
22 Jos 24; Lc 21:1-28 16 1 S 18 – 19; Jn 9:1-34
Sal 89:38-52; Pr 13:20-23 Sal 112; Pr 15:12-14
23 Jue 1; Lc 21:29 – 22:13 17 1 S 20 – 21; Jn 9:35 – 10:18
Sal 90 – 91; Pr 13:24-25 Sal 113 – 114; Pr 15:15-17
24 Jue 2 – 3; Lc 22:14-34 18 1 S 22 – 23; Jn 10:19-42
Sal 92 – 93; Pr 14:1-2 Sal 115; Pr 15:18-19
25 Jue 4 – 5; Lc 22:35-53 19 1 S 24 – 25; Jn 11:1-46
Sal 94; Pr 14:3-4 Sal 116; Pr 15:20-21
26 Jue 6; Lc 22:54 – 23:12 20 1 S 26 – 28; Jn 11:47 – 12:11
Sal 95 – 96; Pr 14:5-6 Sal 117; Pr 15:22-23
27 Jue 7:1 – 8:21; Lc 23:13-43 21 1 S 29 – 31; Jn 12:12-36
Sal 97 – 98; Pr 14:7-8 Sal 118:1-18; Pr 15:24-26
28 Jue 8:22 – 9:21; Lc 23:44 – 24:12 22 2 S 1:1 – 2:11; Jn 12:37 – 13:11
137

138 Sal 118:19-29; Pr 15:27-28 Sal 133; Pr 17:7-8
23 2 S 2:12 – 3:39; Jn 13:12-38 16 1 R 16 –17; Hch 10:23-48
Sal 119:1-16; Pr 15:29-30 Sal 134; Pr 17:9-11
24 2 S 4 – 6; Jn 14:1-15 17 1 R 18; Hch 11
Sal 119: 17-32; Pr 15:31-32 Sal 135; Pr 17:12-13
25 2 S 7 – 8; Jn 14:16-31 18 1 R 19; Hch 12
Sal 119:33-48; Pr 15:33 Sal 136; Pr 17:14-15
26 2 S 9 –11; Jn 15 19 1 R 20 – 21; Hch 13:1-15
Sal 119:49-64; Pr 16:1-3 Sal 137; Pr 17:16
27 2 S 12; Jn 16 20 1 R 22; Hch 13:16-41
Sal 119:65-80; Pr 16:4-5 Sal 138; Pr 17:17-18
28 2 S 13; Jn 17 21 2 R 1 – 2; Hch 13:42-52
Sal 119:81-96; Pr 16:6-7 Sal 139; Pr 17:19-21
29 2 S 14:1 – 15:22; Jn 18:1-24 22 2 R 3:1 – 4:17; Hch 14
Sal 119:97-112; Pr 16:8-9 Sal 140; Pr 17:22
30 2 S 15:23 – 16:23; Jn 18:25 – 19:22 23 2 R 4:18 – 5:27; Hch 15
Sal 119:113-128; Pr 16:10-11 Sal 141; Pr 17:23
31 2 S 17; Jn 19:23-42 24 2 R 6 – 7; Hch 16:1-15
Sal 119:129-152; Pr 16:12-13 Sal 142; Pr 17:24-25
25 2 R 8: 1 – 9:13; Hch 16:16-40
JUNIO Sal 143; Pr 17:26
26 2 R 9:14 – 10:36; Hch 17
1 2 S 18; Jn 20
Sal 144; Pr 17:27-28
Sal 119:153-176; Pr 16:14-15
27 2 R 11 – 12; Hch 18
2 2 S 19; Jn 21
Sal 145; Pr 18:1
Sal 120; Pr 16:16-17
28 2 R 13 – 14; Hch 19:1-20
3 2 S 20 – 21; Hch 1
Sal 146; Pr 18:2-3
Sal 121; Pr 16:18
29 2 R 15 – 16; Hch 19:21-41
4 2 S 22 – 23; Hch 2
Sal 147; Pr 18:4-5
Sal 122; Pr 16:19-20
5 2 S 24; Hch 3 30 2 R 17:1 – 18:12; Hch 20
Sal 123; Pr 16:21-23 Sal 148; Pr 18:6-7
6 1 R 1; Hch 4
Sal 124; Pr 16:24 JULIO
7 1 R 2; Hch 5 1 2 R 18:13 – 19:37; Hch 21:1-16
Sal 125; Pr 16:25 Sal 149; Pr 18:8
8 1 R 3 – 4; Hch 6 2 2 R 20 – 21; Hch 21:17-40
Sal 126; Pr 16:26-27 Sal 150; Pr 18:9-10
9 1 R 5 – 6; Hch 7:1-29 3 2 R 22 – 23; Hch 22:1-21
Sal 127; Pr 16:28-30 Sal 1; Pr 18:11-12
10 1 R 7; Hch 7:30-53 4 2 R 24 – 25; Hch 22:22 – 23:11
Sal 128; Pr 16:31-33 Sal 2; Pr 18:13
11 1 R 8; Hch 7:54 – 8:13 5 1 Cr 1:1 – 2:22; Hch 23:12-35
Sal 129; Pr 17:1 Sal 3; Pr 18:14-15
12 1 R 9 – 10; Hch 8:14-40 6 1 Cr 2:23 – 3:24; Hch 24
Sal 130; Pr 17:2-3 Sal 4; Pr 18:16-18
13 1 R 11 – 12; Hch 9:1-25 7 1 Cr 4 – 5; Hch 25
Sal 131; Pr 17:4-5 Sal 5; Pr 18:19
14 1 R 13; Hch 9:26-43 8 1 Cr 6; Hch 26
Sal 132; Pr 17:6 Sal 6; Pr 18:20-21
15 1 R 14 – 15; Hch 10:1-22 9 1 Cr 7 – 8; Hch 27:1-26

Sal 7; Pr 18:22 3 2 Cr 34; Ro 16
10 1 Cr 9 – 10; Hch 27:27-44 Sal 26; Pr 20:19
Sal 8; Pr 18:23-24 4 2 Cr 35 – 36; 1 Co 1:1-17
11 1 Cr 11 – 12; Hch 28 Sal 27:1-6; Pr 20:20-21
Sal 9:1-12; Pr 19:1-3 5 Esd 1 – 2; 1 Co 1:18-31
12 1 Cr 13 – 14; Ro 1:1-17 Sal 27:7-14; Pr 20:22-23
Sal 9:13-20; Pr 19:4-5 6 Esd 3 – 4; 1 Co 2
13 1 Cr 15 – 16; Ro 1:18-32 Sal 28; Pr 20:24-25
Sal 10:1-15; Pr 19:6-7 7 Esd 5 – 6; 1 Co 3
14 1 Cr 17 – 18; Ro 2 Sal 29; Pr 20:26-27
Sal 10:16-18; Pr 19:8-9 8 Esd 7:1 – 8:20; 1 Co 4
15 1 Cr 19 – 21; Ro 3:1-18 Sal 30; Pr 20:28-30
Sal 11; Pr 19:10-12 9 Esd 8:21 – 9:15; 1 Co 5
16 1 Cr 22 – 23; Ro 3:19-31 Sal 31:1-8; Pr 21:1-2
Sal 12; Pr 19:13-14 10 Esd 10; 1 Co 6
17 1 Cr 24 – 25; Ro 4 Sal 31:9-18; Pr 21:3
Sal 13; Pr 19:15-16 11 Neh 1:1 – 3:14; 1 Co 7:1-24
18 1 Cr 26 – 27; Ro 5:1-11 Sal 31:19-24; Pv 21:4
Sal 14; Pr 19:17 12 Neh 3:15 – 5:19; 1 Co 7:25-40
19 1 Cr 28 – 29; Ro 5:12-21 Sal 32; Pr 21:5-7
Sal 15; Pr 19:18-19 13 Neh 6 – 7; 1 Co 8
20 2 Cr 1 – 3; Ro 6 Sal 33:1-12; Pr 21:8-10
Sal 16; Pr 19:20-21 14 Neh 8:1 – 9:25; 1 Co 9
21 2 Cr 4 – 5; Ro 7 Sal 33:13-22; Pr 21:11-12
Sal 17; Pr 19:22-23 15 Neh 9:26 – 10:39; 1 Co 10:1-13
22 2 Cr 6 – 7; Ro 8:1-11 Sal 34:1-10; Pr 21:13
Sal 18:1-15; Pr 19:24-25 16 Neh 11 – 12; 1 Co 10:14 – 11:1
23 2 Cr 8 – 10; Ro 8:12-25 Sal 34:11-22; Pr 21:14-16
Sal 18:16-36; Pr 19:26 17 Neh 13; 1 Co 11:2-16
24 2 Cr 11 – 13; Ro 8:26-39 Sal 35:1-16; Pr 21:17-18
Sal 18:37-50; Pr 19:27-29 18 Est 1 – 3; 1 Co 11:17-34
25 2 Cr 14 – 16; Ro 9:1-18 Sal 35:17-28; Pr 21:19-20
Sal 19; Pr 20:1
19 Est 4 – 7; 1 Co 12
26 2 Cr 17 – 18; Ro 9:19-33
Sal 36; Pr 21:21-22
Sal 20; Pr 20:2-3
20 Est 8 – 10; 1 Co 13
27 2 Cr 19 – 20; Ro 10
Sal 37:1-11; Pr 21:23-24
Sal 21; Pr 20:4-6
21 Job 1 – 3; 1 Co 14:1-19
28 2 Cr 21 – 23; Ro 11
Sal 37:12-29; Pr 21:25-26
Sal 22:1-18; Pr 20:7
22 Job 4 – 7; 1 Co 14:20-40
29 2 Cr 24 – 25; Ro 12
Sal 37:30-40; Pr 21:27
Sal 22:19-31; Pr 20:8-10
23 Job 8 – 11; 1 Co 15:1-28
30 2 Cr 26 – 28; Ro 13
Sal 38; Pr 21:28-29
Sal 23; Pr 20:11
24 Job 12 – 15; 1 Co 15:29-58
31 2 Cr 29; Ro 14
Sal 39; Pr 21:30-31
Sal 24; Pr 20:12
25 Job 16 – 19; 1 Co16
Sal 40:1-10; Pr 22:1
AGOSTO 26 Job 20 – 22; 2 Co 1:1-11
1 2 Cr 30 – 31; Ro 15:1-13 Sal 40:11-17; Pr 22:2-4
Sal 25:1-10; Pr 20:13-15 27 Job 23 – 27; 2 Co 1:12 – 2:4
2 2 Cr 32 – 33; Ro 15:14-33 Sal 41; Pr 22:5-6
Sal 25:11-22; Pr 20:16-18 28 Job 28 – 30; 2 Co 2:5-17
139

140 Sal 42; Pr 22:7 Sal 65: Pr 23:24
29 Job 31 – 33; 2 Co 3 22 Is 39 – 41; Ef 1
Sal 43; Pv 22:8-9 Sal 66; Pr 23:25-28
30 Job 34 – 36; 2 Co 4 23 Is 42 – 43; Ef 2
Sal 44:1-8; Pr 22:10-12 Sal 67; Pr 23:29-35
31 Job 37 – 39; 2 Co 5:1-10 24 Is 44 – 45; Ef 3
Sal 44:9-26; Pr 22:13 Sal 68:1-18; Pr 24:1-2
25 Is 46 – 48; Ef 4:1-16
Sal 68:19-35; Pr 24:3-4
SETIEMBRE 26 Is 49 – 50; Ef 4:17 – 5:2
1 Job 40 – 42; 2 Co 5:11 – 6:3 Sal 69:1-18; Pr 24:5-6
Sal 45; Pr 22:14 27 Is 51 – 53; Ef 5:3-33
2 Ec 1 – 3; 2 Co 6:4 – 7:1 Sal 69:19-36; Pr 24:7
Sal 46; Pr 22:15 28 Is 54 – 57; Ef 6
3 Ec 4 – 6; 2 Co 7:2-16 Sal 70; Pr 24:8
Sal 47; Pr 22:16 29 Is 58 – 59; Fil 1
4 Ec 7 – 9; 2 Co 8:1-15 Sal 71; Pr 24:9-10
Sal 48; Pr 22:17-19 30 Is 60 – 62; Fil 2:1-18
5 Ec 10 – 12; 2 Co 8:16 – 9:5 Sal 72; Pr 24:11-12
Sal 49; Pr 22:20-21
6 Cnt 1 – 4; 2 Co 9:6 – 10:12
Sal 50; Pr 22:22-23 OCTUBRE
7 Cnt 5 – 8; 2 Co 10:13 – 11:15 1 Is 63 – 65; Fil 2:19-30
Sal 51; Pr 22:24-25 Sal 73; Pr 24:13-14
8 Is 1 – 2; 2 Co 11:16 – 33 2 Is 66; Fil 3
Sal 52; Pr 22:26-27 Sal 74; Pr 24:15-16
9 Is 3 – 5; 2 Co 12:1-13 3 Jer 1 – 2; Fil 4
Sal 53; Pr 22:28-29 Sal 75; Pr 24:17-20
10 Is 6 – 7; 2 Co 12:14 – 13:13 4 Jer 3 – 4; Col 1:1-23
Sal 54; Pr 23:1-3 Sal 76; Pr 24:21-22
11 Is 8 – 9; Gá 1:1-17 5 Jer 5:1 – 6:21; Col 1:24 – 2:7
Sal 55; Pv 23:4-5 Sal 77; Pr 24:23-25
12 Is 10 – 11; Gá 1:18 – 2:10 6 Jer 6:22 – 7:34; Col 2:8-23
Sal 56; Pr 23:6-8 Sal 78:1-31; Pr 24:26
13 Is 12 – 14; Gá 2:11-21 7 Jer 8 – 9; Col 3
Sal 57; Pv 23:9-11 Sal 78:32-55; Pr 24:27
14 Is 15 – 18; Gá 3:1-14 8 Jer 10 – 11; Col 4
Sal 58; Pr 23:12 Sal 78:56-72; Pr 24:28-29
15 Is 19 – 21; Gá 3:15-29 9 Jer 12 – 14; 1 Ts 1
Sal 59; Pr 23:13-14 Sal 79; Pr 24:30-34
16 Is 22 – 24; Gá 4:1-11 10 Jer 15 – 16; 1 Ts 2 – 3
Sal 60; Pr 23:15-16 Sal 80; Pr 25:1-5
17 Is 25:1 – 28:13; Gá 4:12-31 11 Jer 17 – 18; 1 Ts 4
Sal 61; Pr 23:17-18 Sal 81; Pr 25:6-7
18 Is 28:14 – 30:17; Gá 5:1-15 12 Jer 19 – 21; 1 Ts 5
Sal 62; Pr 23:19-21 Sal 82; Pr 25:8-10
19 Is 30:18 – 32:20; Gá 5:16-26 13 Jer 22:1 – 23:22; 2 Ts 1
Sal 63; Pr 23:22 Sal 83; Pr 25:11-14
20 Is 33 – 36; Gá 6:1-10 14 Jer 23:23 – 25:38; 2 Ts 2
Sal 64; Pr 23:23 Sal 84; Pr 25:15
21 Is 37 – 38; Gá 6:11-18 15 Jer 26 – 27; 2 Ts 3

Sal 85; Pr 25:16 Sal 106:32-48; Pr 27:10
16 Jer 28 – 29; 1 Ti 1 9 Ez 20; He 9:11-28
Sal 86; Pr 25:17 Sal 107; Pr 27:11
17 Jer 30 – 31; 1 Ti 2 10 Ez 21 – 22; He 10:1-18
Sal 87; Pr 25:18-19 Sal 108; Pr 27:12
18 Jer 32; 1 Ti 3 11 Ez 23; He 10:19-39
Sal 88; Pr 25:20-22 Sal 109; Pr 27:13
19 Jer 33 – 34; 1 Ti 4 12 Ez 24 – 26; He 11:1-22
Sal 89:1-13; Pr 25:23-24 Sal 110; Pr 27:14
20 Jer 35 – 36; 1 Ti 5 13 Ez 27 – 28; He 11:23-40
Sal 89:14-37; Pr 25:25-27 Sal 111; Pr 27:15-16
21 Jer 37 – 38; 1 Ti 6 14 Ez 29 – 30; He 12:1-17
Sal 89:38-52; Pr 25:28 Sal 112; Pr 27:17
22 Jer 39 – 41; 2 Ti 1 15 Ez 31 – 32; He 12:18-29
Sal 90 – 91; Pr 26:1-2 Sal 113 – 114; Pr 27:18-20
23 Jer 42 – 43; 2 Ti 2 16 Ez 33 – 34; He 13
Sal 92 – 93; Pr 26:3-5 Sal 115; Pr 27:21-22
24 Jer 44 – 46; 2 Ti 3 17 Ez 35 – 36; Stg 1
Sal 94; Pr 26:6-8 Sal 116; Pr 27:23-27
25 Jer 47 – 49:13; 2 Ti 4 18 Ez 37 – 38; Stg 2
Sal 95 – 96; Pr 26:9-12 Sal 117; Pr 28:1
26 Jer 49:14 – 50:46; Tit 1 19 Ez 39:1 – 40:27; Stg 3
Sal 97 – 98; Pr 26:13-16 Sal 118:1-18; Pr 28:2
27 Jer 51:1-53; Tit 2 20 Ez 40:28 – 41:26; Stg 4
Sal 99; Pr 26:17 Sal 118:19-29; Pr 28:3-5
28 Jer 51:54 – 52:34; Tit 3 21 Ez 42 – 43; Stg 5
Sal 100; Pr 26:18-19 Sal 119:1-16; Pr 28:6-7
29 Lm 1 – 2; Flm 22 Ez 44:1 – 45:8; 1 P 1
Sal 101; Pr 26:20 Sal 119:17-32; Pr 28:8-10
30 Lm 3; He 1 23 Ez 45:9 – 46:24; 1 P 2
Sal 102; Pr 26:21-22 Sal 119:33-48; Pr 28:11
31 Lm 4 – 5; He 2 24 Ez 47 – 48; 1 P 3
Sal 103; Pr 26:23 Sal 119:49-64; Pr 28:12-13
25 Dn 1:1 – 2:23; 1 P 4
Sal 119:65-80; Pr 28:14
NOVIEMBRE 26 Dn 2:24 – 3:30; 1 P 5
1 Ez 1:1 – 3:15; He 3 Sal 119:81-96; Pr 28:15-16
Sal 104:1-23; Pr 26:24-26 27 Dn 4; 2 P 1
2 Ez 3:16 – 6:14; He 4 Sal 119:97-112; Pr 28:17-18
Sal 104:24-35; Pr 26:27 28 Dn 5; 2 P 2
3 Ez 7 – 9; He 5 Sal 119:113-128; Pr 28:19-20
Sal 105:1-15; Pr 26:28 29 Dn 6; 2 P 3
4 Ez 10 – 11; He 6 Sal 119:129-152; Pr 28:21-22
30 Dn 7; 1 Jn 1:1 – 2:6
Sal 105:16-36; Pr 27:1-2
Sal 119: 153-176; Pr 28:23-24
5 Ez 12 – 13; He 7:1-19
Sal 105:37-45; Pr 27:3
6 Ez 14:1 – 16:43; He 7:20-28 DICIEMBRE
Sal 106:1-12; Pr 27:4-6
1 Dn 8; 1 Jn 2:7-17
7 Ez 16:44 – 17:24; He 8 Sal 120; Pr 28:25-26
Sal 106:13-31; Pr 27:7-9 2 Dn 9 – 10; 1 Jn 2:18-29
8 Ez 18 – 19; He 9:1-10 Sal 121; Pr 28:27-28 141

142 3 Dn 11; 1 Jn 3 Sal 147; Pr 31:1-7
Sal 122; Pr 29:1 29 Zac 14; Ap 20
4 Dn 12; 1 Jn 4 Sal 148; Pr 31:8-9
Sal 123; Pr 29:2-4 30 Mal 1 – 2; Ap 21
5 Os 1 – 3; 1 Jn 5 Sal 149; Pr 31:10-24
Sal 124; Pr 29:5-8 31 Mal 3 – 4; Ap 22
6 Os 4 – 5; 2 Jn Sal 150; Pr 31:25-31
Sal 125; Pr 29:9-11
7 Os 6 – 9; 3 Jn
Sal 126; Pr 29:12-14
8 Os 10 – 14; Jd
Sal 127; Pr 29:15-17
9 Jl 1 – 3; Ap 1
Sal 128; Pr 29:18
10 Am 1 – 3; Ap 2:1-17
Sal 129; Pr 29:19-20
11 Am 4 – 6; Ap 2:18 – 3:6
Sal 130; Pr 29:21-22
12 Am 7 – 9; Ap 3:7-22
Sal 131; Pr 29:23
13 Abd 1; Ap 4
Sal 132; Pr 29:24-25
14 Jon 1 – 4; Ap 5
Sal 133; Pr 29:26-27
15 Miq 1 – 4; Ap 6
Sal 134; Pr 30:1-4
16 Miq 5 – 7; Ap 7
Sal 135; Pr 30:5-6
17 Nah 1 – 3; Ap 8
Sal 136; Pr 30:7-9
18 Hab 1 – 3; Ap 9
Sal 137; Pr 30:10
19 Sof 1 – 3; Ap 10
Sal 138; Pr 30:11-14
20 Hag 1 – 2; Ap 11
Sal 139; Pr 30:15-16
21 Zac 1; Ap 12
Sal 140; Pr 30:17
22 Zac 2 – 3; Ap 13
Sal 141; Pr 30:18-20
23 Zac 4 – 5; Ap 14
Sal 142; Pr 30:21-23
24 Zac 6 – 7; Ap 15
Sal 143; Pr 30:24-28
25 Zac 8; Ap 16
Sal 144; Pr 30:29-31
26 Zac 9; Ap 17
Sal 145; Pr 30:32
27 Zac 10 – 11; Ap 18
Sal 146; Pr 30:33
28 Zac 12 – 13; Ap 19


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indd 1 16/10/2017 18:14:49

Título de este tomo:

TRADUCIDO DEL PORTUGUÉS

1ª edición - octubre/2017 - 10.000 ejemplares

Publicado también en portugués, inglés, coreano,

Todos los derechos reservados a la Editora Árvore da Vida

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro

Editora Árvore da Vida

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Estimado lector, para la composición

Guía de lectura de la Biblia

AD corazon tomo01_rg.indd 4 16/10/2017 18:14:50

1. Encuéntrese con el Señor temprano por la mañana.

4. Subraye y destaque las palabras y frases que más lo

5. Comparta aquello que ganó con las personas con quienes se

AD corazon tomo01_rg.indd 5 16/10/2017 18:14:50

1. El Alimento Diario es un excelente instrumento para las

P.D.: No se olvide de dar una mirada a la sección Lectura de Apoyo,

AD corazon tomo01_rg.indd 6 16/10/2017 18:14:50

Semana 1 – Gálatas [1]

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AD corazon tomo01_rg.indd 8 16/10/2017 18:14:50

libros escritos por Moisés, que forman el Pentateuco (Génesis,

AD corazon tomo01_rg.indd 9 16/10/2017 18:14:50

epístolas mencionadas, más la carta de Pablo a Filemón, serán objeto

Pregunta: ¿Cuál es el contexto en el que Pablo escribió las

AD corazon tomo01_rg.indd 10 16/10/2017 18:14:50

CALIFICADOS PARA TENER PARTE

cosas (Col 2:2, 9). A esos cuatro libros agregaremos la carta a

AD corazon tomo01_rg.indd 11 16/10/2017 18:14:50

Dios nos escogió para cumplir Su plan. No importa si usted

Pregunta: Según el texto de hoy, ¿cuál es el requisito principal

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RESCATADOS DEL MUNDO

del evangelio. El Señor no nos llamó sólo para conocer la Biblia y

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mismo por nuestros pecados para rescatarnos del presente siglo

Pregunta: ¿Cuál es el objetivo del Señor Jesús para que se haya

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LAS TÁCTICAS DEL ENEMIGO

traducida como siglo, por ejemplo, en Romanos 12:2a: “No os

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otra apariencia, más actual, con ciertas novedades, que terminan

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La economía neotestamentaria de Dios

AD corazon tomo01_rg.indd 17 16/10/2017 18:14:50

RESCATADOS DEL PRESENTE SIGLO MALO

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Pregunta: En su experiencia, ¿qué es el presente siglo maligno,

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EL EVANGELIO PREDICADO POR PABLO

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Pregunta: ¿De qué manera podemos aumentar la convicción

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UNA SÍNTESIS DE LA EXPERIENCIA PERSONAL DE PABLO

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Pregunta: ¿Qué aspecto importante del carácter de Pablo el

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AD corazon tomo01_rg.indd 24 16/10/2017 18:14:50

Pregunta: ¿Su antorcha está encendida?

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