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Emilio Vaschetto
(counrmoon)
L{ ü)
ID
a
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Irfl[g]gr+)q]ilí4 Agradecimientos I
Advertencia I S
o GRAMA ediciones,2008.
Fondo de la Legua 2476,Bdifl3, Depto.40
I. Argumento
(1640)Martínez, Pcia. de Buenos Aires, Argentirra
Tel.: 47 43 -87 66 . gr ama@gramaediciones. com. a r
http: / /www.gramaediciones.com.ar
Psicosis actuales I tZ
Emilio Vaschetto
1. Psicoanálisis. I. Título
cDD 150.195 II. Normalidades
Las otras psicosis I St
Tiaducciones del francés: Carolina Alcuaz José María Alaarez, luan de La Peña, José Rodríguez Eiras
Traducciones del portugués: Pablo Sauce
Una dificultad para el viraje en la psicosis I eS
Elena Leoy Yeyati
Etvtttto Vnscuerro*
Argumento
Psicosis actuales"* es el nombre que se me ocurrió para ilustra¡, o
tal vez, encontrar un sintagma desde donde problematizar ciertas
presentaciones en la llamada época del Otro que no existe. Nuestro
colega Eric Laurent planteó hace un tiempo la necesidad de incorpo-
ra¡ la idea de psicosis ordinaria como un programa de investigación, lo
que nos ayuda a desnaturalizar las nosografÍas clásicamente conoci-
das.
Decíamos, la época del Otro que no existe, ¿pero la psicosis no es
urr ejemplo cabal de que no hay Otro del Otro? Más específicamente,
la esquizofrenia, ¿no es un testimonio patente y doloroso de la tacha-
dura del Otro?
Pues bien, no podemos negar que la vertiente irónica -que algu-
nas veces ctrmple paradójicamente un rol en la estabilización del
sujeto- diluye toda ilusión posible de código compartido, de comu-
La era sensitiva
La hipertrofia del trastorno de ansiedad social a partir del DSM lV
gracias á la confluencia de los lobbys farnacéuticos y agrupaciones de
áirtir-rtor tipos (entre ellas, de pacientes y familiares de enfe'rmos)
produjo una medicalización de los estilos de vida, el "life stylc drLtgs"
(como 1o llama el prestigioso psicofarmacólogo D' Healy). Esto moti-
vó que muchos sujetos tímidos y vergonzosos entraran en los casille-
o ros de una suPuesta enfermedad, atrayendo a su vez a algunas per- -o
sonas que en la consulta relataban, dentro del catálogo de las mani-
F 6
ts
U ñ
I festaciones de este trastorno, fenómenos que implicaban otro orden o
o
Sala de clinoterapia (Hospicio de las Mercedes)]2
8 Ac;aun¡u, C., lnfancia e historia, AH editora, Bs. As., 2007, pá9,.9' r')
--t
9 "Se trata para el hombre justamente de arreglársela con esa mociul¿citi¡l cot-t-
ll SeuvecNal F., "Fenómenos elementales psicóticos y mecanismo institucio- C
= tinua, como para que no le ocupe demasiado.", Lac:eN, J., El sttttitrnrio, I ibro 3, nal", Rev. Etiem,7996. -
m
U Extractada del libro de SracNeno, J. C.; GouzÁl¡z CsÁv¡s, J. M.., Hospicio de
Las psicosis, Paidós, Bs. As., 1992, pág. 763.
r0 lns Mercedes, 130 años, Polemos, Bs. As., 1993. Corresponde a una de las veinti-
15 ¡nsrrns, K., Trstado de psicopatología general, FCE, México, 1993' 17
p., la actualidad, el empuje al delirio está -por la liquidez de los "Un itinerario de pensamientos así puede llamarse hiperin-
discursos- sofrenado, detenido. El lugar del analista como secretario tenso o, mejo¡, reforzado, hipervalente, en el sentido de Wernicke.
del alienado, como receptor de un testimonio que alienta al sujeto a A pesar de su carácter en apariencia correcto, resulta patológico
la estabilización del significante y el significado (vía la metáfora deli- por esta peculiaridad: no puede ser destruido ni eliminado por
rante), ha quedado cualitativamente desplazado al lugar de un des- más esfuerzos conceptuales concientes y deliberados que haga la
16
tinatario del significante aislado en lo real; o al igual que el contra- persona"
punto orquestal, al otro lugar desde donde hacer resonar en forma
atenuada los efectos de la no extracción de goce o del desanuda- Este uso detallado del significante nos ayuda precisamente a
miento del sentido, de la frase o del cuerpo. aproximarnos a los fenómenos más sutiles de nuestro tiempo y a sos-
Para lo cual no debemos retroceder ante la pesquisa del aconteci- tener una clínica correlativa entre neurosis y psicosis.
miento, no como búsqueda cronológica sino como encrucijada de Volviendo al delirio sensitivo de relaciones, el detalle de la men-
destino, como trazo... ción a Wernicke, inadvertido por los clínicos, tiene en su núcleo la
esencia de la psicosis. Lo sensitivo es la respuesta del sujeto a las rela-
"Siempre hay una ruptura con lo que Kraepelin llama (...) la ciones que se le plantean en la realidad. En rigor de verdad, la reali-
evolución continua del delirio dependiente de causas internas dad toda se tiñe de una significación enigmática. Wernicke subraya
que se debe a un severo grado de los fonemas donde:
-refiere el doctor Lacan, Es absolutamente manifiesto que no se
puede limitar la evolución de una paranoia a las causas internas".
Más adelante agrega: "Cuando se buscan las causas desencade- "...huy una acentuación sensitiva dada por la misma enferme-
nantes de una paranoia [diremos psicosis] siempre se pone de dad como elemento adicional de en sí percepción sensorial nor-
manifiesto, con el punto de interrogación necesario, un elementcr mal". [Por lo tanto esto] "lleva a una alteración en la identificación
emocional en la vida del sujeto, una crisis vital que tiene que ver secundaria en el sentido de que entre todas las interpretaciones
efectivamente con sus relaciones externas, y sería muy sorpren- posibles es preferida la que se refiere a la propia persona, -y
dente que no fuera así tratándose de un delirio que se caracteriza añade- es la significación personal mórbida de Neisser, y de esta
esencialmente como delirio de relaciones, término que es de manera se favorece el surgimiento del Delirio de relaciones". [El
Wernicke y no de Kretschmer".l3 cual es] "como el delirio de persecucióry solamente un nombre
colectivo para una gran selección de imágenes delirantes, las que
La referencia corresponde al "primer Lacan" pero se ajusta con están ligadas al acto de percepción y que se presentan simultáne-
precisión a los fenómenos predelirantes de nuestro época. amente con éste; consiste en una alteración de las propias percep-
Siempre me llamó la atención esta mención a Wernicke, un emi- ciones (...)el enfermo hace la observación de que la gente se detie-
ne, en ocasiones, debido a é1, se apartan y hacen o efectúan cual-
nente neurólogo y como tal, de espíritu localizacionista. Pero lo que
quier clase de gestos. Cuando silba lo hacen delante de é1, cuando
interesa a Lacan y 1o que a nosotros nos debe interesal, es la orienta-
hablar¡ hablan de é1, Io siguen, las miradas y los gestos de perso-
ción hacia los hechos significantes de Ia locura. No es un detalle
nas extrañas se refieren a é1" .17
menor que Freud tuvo también que acudir a Wernicke a la hora de
hacer uso del concepto de pensamiento hipervalente o hiperintenso. Ya posteriormente Ernst Krestchmel, a quien la historia le atribu-
Freud utlliza el concepto de Wernicke de überzuerfiq cn el "Pro- yó este delirio de relaciones, plantea un aporte interesante que Lacan
yecto. .."14, enlas conceptualizaciones de la histeria con Brcut'rls y en no deja pasar por alto en su tesis. El carácter reaccional del delirio, a
F el caso Dora; aunque siempre para referirse a la histeria: -
t"-
U
punto de partida de un acontecimiento, señala al sujeto en el plano I
r
U éticol\. Es curioso y contradictorio a lavez, ya que el paranoico es I
láminas que se encuentran en el Museo clt: Nctrro¡rsit¡rri.¡lrírr tlt'l llos-
o -ina-o
pital José T. Borda, realizadaspor orden del Dr. Donringo ( abrt'tl (('in.r lc)05- 16 Fnruo, S., "Fragmentos de análisis de un caso de histeria (Dora)", op. cit., I.VII, ¡
I 1910).
r3 LacaN, J., El seminario, Libro 3, Lns psicosis, ryr. r'il., jgs. '1 l.
págs. 48.
17 WenNtc«r, C, Tratado de psiquiatría, Polemos, Bs. As., 7992, pág. 1,31,. I
¡r
UJ l4 Fnouo, S., "Proyccto de psicología para neunilogos", rt¡t. t it., l. l,l),igs. :l()4. 18 LecaN,
1., De la pvchose paranoiaque dans ses rapports aoec la personnalité, Seuil, -
t8 15 F«ou», S., "Estudios sobre la histeria (-lu93-ltl95)", ot). r'¡1.,l.ll, ¡r,i¡is. 257. París, 1.975, pág.91, 19
qri"r, i.raircutiblemente señala al Otro como responsable del mal, No se trata de un significante que engendra sentido o que puede
siendo su inocencia proporcional a esta imputación certera. En el llevarnos a una hermenéutica infinita (como suele criticársele aun
caso del delirio sensitivo, el sujeto se asigna la responsabilidad de lo hoy al psicoanálisis), sino más bien de una clínica del significante ais-
que le retorna como goce del Otro, ya que él reconoce estar lesiona- lado yiu posible apareamiento de goce o la fuga del sentido'
do en su élica19, y el delirio representa manifiestamente el calco exterior Si-continuamos, sin temer a una lectura anacrónica24, se trata del
del desprecio interior de sí mismo. No voy a centrarme en lo ya conoci- significante en su dimensión de letra, la cual sabemos que
do del autor acerca de la personalidad, lo situacional y la airtencia que
coronan el diagnóstico. Lo que sí es destacable, es la particular coa- "es mucho menos etimológica (precisamente diacrónica) que
lescencia que se produce entre ética y psicosis, que es también expli- homofónica (precisamente sincrónica)"25.
citada por Lacan en su seminario sobre las psicosis a propósito de
Schreber: Hace ya varios años que veo a un sujeto que, según é1, encontró
una salida al"caos" por la vía de la escritura26. Pero una escritura
27. No es en Sí el acto de escri-
"... en el caso del presidente Schrebrer una significación que que resultó ser estrictamente artesanal
concierne al sujeto, pero que es rechazada, y que solo asoma de Ia bi, lo qr" le evitó desengancharse del Otro -pues éste ya era su ejer-
manera más desdibujada en su horizonte y en su ética, y cuyo sur- cicio hábitual-, sino una modalidad de escritura, Producto de su aná-
gimiento determina la invasión psicótica".20 lisis, que osciló inicialmente entre la "poesía libte" y el "soneto", para
luego inventarse un estilo propioi "el effiocionismo" . Este estilo tiene
Hay una nueva clínica que convive con la vieja clínica, la de las la p-articularidad de ser un soneto que no respeta la estructura rígida
bellas formas21. No es que hayan desaparecido brutalmente las viejas dei mismo pero que le ayuda a "encontrar el sentido"' El emocionis-
paranoias, ni las sorprendentes parafrenias, pero sí habitan en cons- mo es el nombre á "un sentido" que es la evitación misma de su des-
telaciones clínicas mucho más borrosas22. lizamiento al infinito, como le sucede cuando retorna al ejercicio de
Sin embargo las "nuevas presentaciones" nos impulsan a no sos- la poesía libre, o para poder eludir la extrema compacidad del sone-
layar el hecho consustancial a la psicosis una y otra vez enunciado to, que en él se exPresa como taedium aitae e inercia.
por jacques Lacan: "la relación del hombre con el significante", o
bien,
tatt necesa¡ia que para poder seguir pensando ¿'ausa ¡llí rlo¡rtlc corrt'rí.r t'l rics- "cayera" a una mu¡'er, sorprendido de haber modificado, a partir del
=
U
go de ser colmada, necesit¿tmc'¡s hacer c¡uc subsista urr vt,lo sot¡r't'r'l tlt,tcrmi-
acontecimiento, su "modo de ser" -tal como lo refiere. Siente que m-
nismo r.strecho, las conexiones, a travtis de l.ts cu¿lcs ¿t'tti.t l¡ (,tusi¡". l,A(AN,
24 J., El scminarit¡, Libro'10, La nngustin, Paidris, Bs. As., 2(X)6, p.ígs. 3lu-319.
ahora no da más vueltaq ya que claramente su retórica adquirió un 25
matiz performativo, lo cual le permitió soportar el encuentro con el Llegado este punto, exige este estudio una rectificación respecto
otro séxo: "Voy sin vueltas, me le caigo de prePo35, me paro y de un trabajo anterior39 donde propuse el uso de las "clases interac-
digo...". ]unto al enunciado performativo -tal como 1o conocemos tivas" de Hackinga0, pero restringiéndolo casi exclusivamente al
con john L. Austin36-, todo su ser adquirió la fuerza de la palabra, de plano imaginario, sin haberme extendido sobre el nervio del asunto:
tal manera que junto a la honestidad brutal con la que se presentaba, qué es lo que en el fondo produce la mutación de las clases.
asumió también una posición erguida al momento de hablar. En un primer término el individuo clasificado al ser autoconcien-
A propósito del momento del desenganche expresará: "No sé qué te de la clasificación modifica sus conductas y esto es acompañado
pasó pero algo cambió en mi era un autómata, un muerto en vida, por la modificación del contexto que está dispuesto a alojarlo4l:
apenas podía caminar. Si en aquel momento hablé, no sé lo que dije,
contestaba pero yo no estaba allí (...) no querría decir esto, Pero era CLASIFICACION ..--*-__---_-> INDIVIDUO AUTOCC
un muerto en vida". CLASIFICADO
Antonio pasó del puro parasitismo del lenguaje y de la desafecta-
ción absoluta del cuerpo a encontrar una función que se instala en el Siglo Veintiuno editores, Bs. As., 1998. Para una justificación clínica del uso
acto de hsblq; una función de fonación" qr" alcanza el valor de pseu' performativo del discurso amoroso ver: WaL«En, V; Solant, R.; PnNEciNo, l.;
do falo, permitiéndole un modo de acceso amoroso sin otro referente Vascurrro, E., "Investigaciones en el dispositivo de presentación de enfer-
que la frase misma3s .
mos", http:/ /saludmentalsanisidro.blogspot.com. También en: VascHrrro, E.,
"Fragmentos del discurso amoroso en la presentación de enfermos", trabajo
presentado en las |ornadas anuales de Ia Escuela de Orientación Lacaniana
(EOL), diciembre de 2007. Inéditos.
Orientaciones VescuErro, E., "Formas actuales del síntoma en la psicosis", en: El psicoandli-
sis en lo contempordneo, Gt¡zr, A. (comp.). Grama ediciones, Bs. As., 2005.
La clase interactiva "es un concepto unitario que no se aplica a la gente sino a
Podríamos pensar que las psicosis actuales, al igual que otros cua-
las clasificaciones, a clases, a las clases que pueden influir en lo que se clasifi-
dros sintomáticos típicos, se desvían de la psicopatología en tanto ca. Y debido a que las clases pueden interactuar con 1o que se clasifica, la
que la "pobreza" sintomática no es más que una desobediencia a la misma clasificación puede ser modificada o reemplazada". Esta interacción
narrativa médica del sufrimiento. ocurre en una matriz amplia de instituciones y prácticas que rodean a la clasi-
ficación, de tal manera que cuando ellas son conocidas por las personas o
quienes están a su alrededor y usadas en instituciones, cambian las formas en
3s Modismo utilizado frecuentemente para denotar imposición, precipitación o que los individuos tienen experiencia de sí mismos. Por otra parte,hay clases
actitud abrupta. No posee para el sujeto carácter de neologismo- indiferentes, los famosos quarks por ejemplo, los cuales no tienen conocimien-
36 se denominán performativos aquell0s enunciados que cumplen dos requisi- to de sí no son autoconcientes; ellos pueden ser afectados por 1o que los cien-
tos: 1- describen una determinada acción de su locutor y 2- su cnunciación tíficos les hacen en los aceleradores, pero llamar quark a un quark no da lugar
equivale al cumplimiento de esa acción. Vale decir, que es una semántica que a ninguna diferencia en éste.
nécesariamente incluye una pragmática. Ver: DucRor, O.; Tooonov, T', Algo diferente pasa con la psicopatología, que para Hacking contiene una clcs¿
Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaie, siglo veintiuno editores, Bs. interactiaa y rna clase indiferente (la cual no necesariamente es natural, esto
As., 2003. englobaría todo el problema de la causalidad, Io cual supera los Iímites de este
Son situaciones donde "decir algo es hacer algo; o en los que ptrrquc decimos sumario escrito). Aquel que adopta un modelo psicológico considera de algún
algo o al decir algo hacemos algo (...) [Las expresiones lingüísticas preforma- modo a la enfermedad mental como interactiva, mientras que el que adopta
tivas] muestran en su rostro la apariencia -o por lo menos el mai¡uillaje gra- ttn modelo biológico la considera como indiferente (con las propiedades que
o matical* de 'enunciados'; sin embargo, cuando se las mira dc cerca, ¡zo son ejemplificamos con el quark).
!q
F.
F obviamente expresiones lingüísticas que podrían calificarsc dc'verdadcras' o "No es necesario, refiere el autor, abrazar la antipsiquiatría para constatar que
u 'falsas' [que son características de los enunciados]". Cf. Aus'llN, J. l-., Cómo 1a clasificación como esquizofrénico, así como las habituales actitudes hacia los
ñ
I
hacer cosas con palabras, Paidós, Bs' As-, 2006, pá9. 53. o
esquizofrénicos y también los tratamientos a que se les somete, son asuntos que
37 Lacau,
1., El seminario, Libro 23, El sinthome, op. cit., pá9,. 125. los pacientes conocen intensamente, pese a todas sus pérdidas de lógica y sen-
38 ,,Te-amo carece de matices. Suprime las explicaciones, los acondicion¿rmientos, tido de la realidad". "La clasificación como esquizofrénico -continúa más ade- ñ
o +
f las gradaciones, los escrúpulos. En cierta manera -paracioja cxorbjtalte del lante- afecta de muchas maneras a las sensibilidades de los clasificados." C
lenguaje-. Decír te-amo es hacer como si no hubiese nin¡;ún teatro de. la pala- Hac«rNc, I., ¿La construcción social de qué?, Paidós, Bs. As., 2001,, pá9. 773-204. -
m
bra, y esa expresión es siempre aerdadcra (no hay otro refcrt-ntc cluc su profe-
UJ
= 41
Los gráficos que acompañan el escrito están hechos a los fines de ilustrar eI
26 rición: es un preformativo)." BanrHrs, R-, Fragmentos dc tttt discurso amoroso/ desarrollo a rgu mentativo. 27
Pero el individuo al ser autoconciente, genera a su vez, una lectu- Finalmente, la orientación, tal como Lacan lo plantea hacia el final
ra desviada de la clase en base a su propia singularidad. Se le ofertan de su enseñanza, la orientación a lo real, forcluye el sentidoa2. Y si
(o se le imponen) los significantes amo de la época, pero aunque hay un sentido posible, lo hallamos en"la copulación del lenguaje ... con
éstos sean receptados pasivamente por el individuo, el sujeto siem- nuestro cuerpo" .43
pre fracasa en zu lectura. Él selecciona los significantes del enjambre La enseñanza de las psicosis, de ayer y de hoy, es transmitida
para representarse o dejarse representar, pero no puede evitar su hacia las neurosis casi por su revés: "Cuidemos el significante
necesaria inadecuación. De ahí que se exPresa en una nueva muta- (homofonía y letra) y suspendamos el sentido (solo queda el llamado
ción de las clases: "poder discrecional del oyente"); al fin y al cabo el síntoma, para que
sea analizable, debe llevar en su seno un rastro de significación per-
CLASTFICACION --------------- INDIVIDUO \eUrocc sonal4.
CLASIFICADO )
\-_-./
<- Modificación de la clase
Posición
o
F Una determinada relación del sujeto con el lenguaje, en su lógica, 1'
6
F
u en su peso literal, en su intencionalidad real, y porqué no, en su ñ
o
I
U forma, se ha convenido en llamar psicosis -y el peso que posee este 6
Lrrra QurxranA, D.: concurrente psicóloga del Servicio de Salud Mental del
Hospital Central de San Isidro. Admisora e integrante del dispositivo de
urgencias subjetivas de dicho servicio. Coordinadora del Grupo de pacientes
refractarios. I Góvez Quannro, R.: concurrente psicólogo del Servicio de
Salud Mental del Hospital Central de San Isidro. Integrante del dispositivo de
!
urgencias subjetivas de dicho servicio. Coordinador del Grupo de pacientes o
refractarios. / FluorvI, |.: miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana,
miembro de la Asociación Mundial de PsicoanáIisis, integrante del Servicio de I
Salud Mental del Hospital Central de San Isidro. Coordinador del Grupo
monosintomático de Ataque de pánico y asesor del Grupo de pacientes refrac- -t
tarios. / Vescunrro, E.: miembio de Ia Escuela de Ia Órientáción Lacaniana, C
miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, psiquiatra del Servicio de ñ -
Salud Mental del Hospital Central de San Isidro. Coordinador del equipo de
urgencias subjetivas y más Uno del cartel: Grupo de pacientes refractarios. 31
no anda? ¿De qué manera realizar una praxis en una institución con mentalq, interviene en el espacio público, sabiendo que el intercambio
pacientes cuyo rasgo es hacer fracasar el leitrnotio de esa institución: de saberes no es sin el malentendido. El empuje a Iá satisfacción y la
el ideal de salud mental para todos? exigencia de felicidad son estigmas de una época cuyo destino cínico
El psicoanalista que trabaja en instituciones públicas debe operar no hemos logrado calibrar en su totalidad.
necesariamente en una tensión entre dicho ideal de salud (la paz
Si este grupo de consultantes asistían repetitivamente y exigían
social) y el no hay satisfacción tibidinal general2. un tratamiento, debíamos presuponer que ellos mismos estabary en
Como en toda terapéutic4 o más aury en toda práctica humana, algún aspecto (como veremos más adelante), advertidos de su incu-
siempre aparece el aspecto de falla o de fracaso repetido; los trata- rabilidad por más que ningún profesional se lo hubiera manifestado
mientos institucionales no son la excepción. Es así que decidimos así. Estábamos, por lo tanto, dispensados de curarlos, pero como ana_
abocarnos a un grupo de pacientes, que en nuestro servicio de salud Iistas dentro de la institución, no podíamos dejar de dar una res-
mental3, presentaban como rasgo principal Ia ausencia casi absoluta puesta: no una terapéutica como adaptación arbitraria al ideal de
de respuesta a los tratamientos instaurados.
salud mental, sino un tratamiento de lo imposible de curar.
La primera pregunta que hicimos fue dirigida a los diferentes pro-
De tal manera que estos pacientes que habían atravesado -entre
fesionales tratantes que habían comandado la asistencia de estos otros abordajes terapéuticos- el psicoanálisis, y yahabían sido cata-
enfermos. En sus afirmaciones nos encontramos con la evidencia de logados como "inan alizables", nos impresionaban paradójicamente
marcadas dificultades en la transferencia (o más bien la ausencia de como los sujetos más lacanianos: aquellos que portaban a fl,or de piel
ésta), en el lazo social, la preeminencia de rasgos acentuados de un imposible. Pero había que saber sobre eso5.
o caráctet e identificaciones cristalízadas -por nombrar algunos aspec-
F
U tos. La tendencia de estos pacientes es hacia la cronicidad (entendida
F
I
tJ ésta como la elongación temporal de diferentes tratamientos), por 1o
= Al tratar de hallar un fundamento clínico para la conformación Hearing ztoices network (Red de escuchadores de voces): Los objetivos de la red
(9
del grupo, nos encontramos con un movimiento en el Reino Unido son: aumentar la conciencia de la voz audible, de las visiones, las sensaciones
¿ llamado la "postpsiquiatría" y que fue llevado adelante por un grupo táctiles y otras experiencias sensoriales; dar a los hombres, mujeres y niños
que tienen estas experiencias, la oportunidad de hablar libremente sobre esto
¿ de personas que no obtenían resultado alguno con la terapéutica en grupo; para apoyar a nadie con-estas experiencias hay que entender, upt"t - [
z
F médica, y que a su vez, descreían de las explicaciones que les brin- der y crecer con ellos a su manera. Ver: www.hearing-voices.org. 3
daban los psiquiatras. Cf. Bnecr¡N, P., Tnouas, P., "Postpsychiatry", Oxford Medical Publications, !
l
o= Uno de sus primeros grupos surgió en Holanda, con una mujer 2005 y el artículo de los mismos autores, "Postpsychiatry: a new direction for i
mental health", British Medical lournal, 2007; 322:724-727. Citado por !
que padecía de voces y que no respondía a los neurolépticos, quien Maruslvrcu, D., en su trabajo: Postpsiquiatría, presentado en el XXI Congreso f;
j= pidió a una periodista salir en televisión Para comentar su experien-
Argentino de Psiquiatría de la APSA, Abril 2005. I
cj cia. Ella decía no creer en los argumentos esgrimidos por los profe- De lo estrictamente llamado grupo de reflexióry que lleva su anclaje histórico -
sionales acerca de su cerebro y los neurotransmisores. Luego de su en los reconocidos "grupos operativos" ideados por el reconocido psiquiatra 35
7
ser una investigación clínica que no parte del tipo clínico, sino del viene realizando, o biery concurrir las veces que él mismo lo consi-
borramiento de las formas clásicas del sufrimiento (ya que son suje- dere;
tos que no son claramente clasificables). Es el obstáculo el que, a cien- - algunos tipos clínicosy/o rasgos: pacientes con síntomas mudos
cia cierta, subvierte la tendencia universalista que posee toda clínica. (sin significación), caracteropatías, sujetos querellantes, posiciones
De tal manera que se sostiene así la política del cqso único como esco- de rechazo al saber, distímicos, irresponsables, entre otros. Funda-
llo singular. mentalmente, pacientes inclasificables.
Los criterios de inclusión al grupo (desde luego, arbitrarios y con-
vencionales) fueron: Al no ser una psicoterapia de grupo la derivación se piensa con el
- el haber atravesado al menos dos tratamientos dentro de nues- profesional tratante, el cual sigue como responsable del caso, conti-
tro servicio de salud mental (psicoterapias individuales y grupales, nuando el paciente paralelamente con el grupo durante un tiempo a
terapia psicofarmacológic4 talleres clínicos) durante un lapso míni- determinar.
mo de un año9
- el juicio clínicolo del terapeuta. Mediante esta argumentación se Y como criterios de exclusión:
piensa la incorporación al grupo, pues no es un dispositivo de admi- - Pacientes en urgencias o en estados psicopatológicos agudiza-
sión; dos (acting outs, auto o heteroagresividad, excitación psicomotriz,
- el rasgo de incurabilidad o de refractariedad enunciado tanto etc.).
por el paciente como por el responsable tratante; - Pacientes compensados que requieren un seguimiento a largo
o - pensar la inclusión del paciente como discontinua, aperiódica y
F
F no estándar.
plazo (por ejemplo esquizofreni4 síndromes psicoorgánicos, trastor-
U Por lo cual dicho integrante podría eventualmente dejar nos delirantes, etc.).
I
U de asistir al grupo para continuar solamente con el tratamiento que
- Pacientes en transferencia.
- Aquellos pacientes que confían en que tanto una medicación
ti Enrique Pichon-Riviére, solo conservamos algunos detalles de su dinámica. como algún otro tipo de psicoterapia, pueden curarlos.
Tales son la articulación con las representaciones sociales y uariables institucionales,
z
o la pertenencia a un grupo y la explicitación de las situaciones con;flictioas. Desd.e
El inicio de las reuniones fue un fiel reflejo del obstáculo clínico
É luego, no pensamos en que haya respuesta subjetiva grupal, como tampoco
sÍntoma compartido. Más bieru el efecto sujeto que puede llegar a produiirse
en ciernes. Se tuvieron que postergar los encuentros en tres ocasiones
L
(como Io hemos verificado), mediante la presencia de formaci,ones áel incons- debido a la ausencia de los integrantes. Pese a esto, todos afirmaron
i ciente o de la emergencia del sujeto supuesto sabeq, es una contingencia que el haber concurrido al hospital para asistir al grupo, pero sorpren-
d deberá ser capitalizada en el dispositivo analítico. para una sínteéis de esta
J
J dentemente se quedaron esperando solos, sin encontrarse entre ellos
u modalidad grupal sugiero el resumen: sobre los grupos de reflexión en institucio-
É ni con los terapeutas que coordinarían el dispositivo. Como en todo
res de Jaime Castrellón Díaz, México D.F (www.gruporeflexion.com.mx/gru-
f abordaje colectivo, sus efectos deben verificarse entre lo múltiple y el
o 9 posdereflexion / gruposderefl exion.htm)
uno por uno. En este caso la circulación de un proceso de identifica-
N El argumento convencional respecto del tiempo radica en que, para mensurar
u
los efectos de un tratamiento psicofarmacológico a largo plazo, se suele utili- ción horizontal, tal como lo menciona Lacan en "La psiquiatría ingle-
.o
(, zar por 1o general el límite de los seis meses; en cuanto a las investigaciones sa y la guerra"lt, fue la ocasión para el despliegue aJtos términos
en psicoterapia, la experiencia que poseemos en nuestro servicio -y que se que hacían a las dificultades de inserción en un vínculo social para
¿ sustenta en otras investigaciones- el límite de los cuatro meses o de dieciséis
estos sujetos. "Soledad", " tr abajo", "depresión", " pánico", "incapaci-
¿ sesiones es un tiempo suficiente para observar los cambios terapéuticos ini-
z.
ciales (el 60%¡ de las consultas finalizan antes de los 4 meses). pára un trata- dad", fueron algunas de las letanías grupales que recorrían ámbitos r
F
miento exhaustivo del tema sugerimos consultar: LrsnnnE, L., ,,Medición de rl
o=
f efectos terapéuticos rápidos: investigación sobre 100 tratamientos de 16 entre- 10 Cf. Mrrr-En,
vistas", trabajo presentado en el 3er Encuentro Americano, XV Encuentrcr J.-A., Det Edipo a la sexuación,ICBA-paidós, Bs. As.,
11 "En efecto, todo déficit físico
2001. 3
Internacional del Campo Freudiano, Brasil, a¡;osto 2007. Sugiero asimismo,
o intelectual asume para el sujeto dentro del i
grupo un alcance afectivo en función del proceso de identificación horizontal !
J consultar otras experiencias similares dentro del Campo Freudiano, como son que el trabajo de Freud, antes evocado lPsicología de las masas...), qrizás sugie-
los CPCT (Centros Psicoanalíticos de Consulta y Tratamiento) o en nuestro re/ pero que descuida en provecho, si puede decirse asi de la identificación rt
!
c;
país, PAUSA (Psicoanálisis Aplicado a las Urgencias Subjetivas de la Actua-
vertical con el 1'efe" Cf. Lacary J., "La psiquiatría inglesa y \a gterra",lJno por -
36 lidad).
uruo No 40, EOLIA-Paidós, Bs. As, 1994, págs. 12-13. 37
comunes, y que desplazándose en las bocas quejosas de uno a otro, rio estaría incluido en la noción de psicosis ordinaria, Pero si el con-
acentuaban el aislamiento al clue estaban confinadosi2. Apatía, des- junto refractario aporta -a nuestro modo de ver- información valio-
gano, ideas de muerte, tomaron el relevo. Siempre con ul1 sesgo: "la sa acerca de los elementos de normalización, de consistencia o de
imposibilidad no te deja hacer cosas", según dijo alguno. sínthoma para algunos casos.
Un " estnr mal" que afecta (o no afecta) a los otros. En este sentido,
pensábamos que aparecía una dimensión del sufrimiento, pero cuya
particularidad era la atribución subjetiva al otro, al igual clue su des-
lnsistencia / resístencia y variantes
conocimiento. Un paciente lo expresó del siguiente modo: "Cuando
estás mal la gente no quiere saber nada". Vale deci¡, una considera-
El carácteL para Wilheim Reich" se ubica como una construcción
ción opuesta al síntoma, que requiere ese valor de autoconciencia
(para decirlo en términos hegelianos) del sufrimiento y la dimensión
producto de un proceso estructural, individual, sociológico e históri-
co, que permite un modo de adaptación a las exigencias tanto exter-
enigmática que convoca a una verdad13. Esta posición refractaria al
nas como internas.
tratamiento (no querer saber nada) implica que el sujeto no logra
orientar el sírrtoma como mensaje al Otro.
"La necesidad de reprimir los deseos instintivos es Ia que le da
Esto es lo que dificulta una delimitación estricta entre io normal y
nacimiento al carácter (...) el establecimiento de un rasgo de
lo patológico, en la dirección misma en que Freud lo bosqueja en carácter indica que un problema de represión ha encontrado una
"Moisés y Ia religión monoteísta":
solución, o que su existencia quita sentido a un Proceso de repre-
o
F sióry o que éste se transforma en una estructura relativamente
F "Hay trna multitud de procesrls similares entre aquellos que rígida y aceptada por el yo".16
I
nos ha daclo Ia exploración analítica de la vida anímica. De estos,
una parte se los llama patológicos y otra parte se los incluye en la
Dadoun explica la concepción del carácter en Reich, en "cone-
diversidaci de lo normal. Pero ello poco importa, pues las fronte-
d xión" con el placer:
ras entre ambos no son netas, los mecanismos son en vasta medi-
z da los mismos; y es mucho más importante que las alteraciones en
"La energía instintiva es consumida por el proceso que desem-
É cuestión se consumen en el yo o se Ie contrapone como algo ajeno,
boca en la reunión y en la amalgama de los contenidos del cardc-
u en cuyo caso sol1 llamados síntor¡as".14
fer (identificaciones, formaciones reactivas, etc.)" .t7
;
o La invisibilidad o ausencia del síntorna freudiano es solidaria, en
)U J Por consiguiente, dice Dadoun,
gran medida, del borramiento de una clínica estructural y disconti-
É
nuista y es lo que favorece el ingreso de e-sta investigación dentro del "La libido no está dirigida hacia un objeto determinado, ni
f
o programa de las psicosis ordinariasls. Desde luego, no todo refracta- siquiera hacia el yo, sino que en la misma operación de estructu-
N
ración se carga a sí misma; el propio Proceso estructural se con-
12
]ustamente se trata de sujetos qLle no han llegado ni tan siquiera al encanta- vierte en actividad hedonista. Por lo tanto, cabe hablar de un
(9
miento que producen los efectos identificatorios de grupo y que amenguan el auto-goce de Ia estructura... la estructura gusta de sí misma".18
¿ embate moral que implica la no adaptación a la salud psíquica.
¿ 13 "El síntoma como algo que señala al sujeto que sabe que eso lc concierne, pero
z Para W Reich el carácter era analizable, en tanto que constituía el
no salre lo que es", Cf. Ler-:aN, J., Seminario 72, Problemas cntciales del psicoand- E
F
li sis, 1964-19 65 (inédito).
punto de partida para acceder a los conflictos inconscientes. Ahora 2
z o
5 1+ Fnruo, S., "Moisés y Ia religión monoteísta" (1939), en: Obras
r:omplúas, t. 6
o XXIII, Amorrortu, Bs. As., 1980, pág. 120.
Pri.or.ráliris Aplicado. Organizadas por la Fundación Etiem, setiembre de
tt Mry bien señalado por Silvia Baudini, cuando se refiere a que las psicosis ñ
j ordinarias no son ni una categoría clínica, ni un diagnóstico, sino "un progra-
2007, pág. t7
16 DeoouN, R. Cien
. {c
rna que tiene que ver con el tratamiento; 1o que hacemos se inscribe en la posi- flores para Wilhelm Reich, Anagrama, Bs. As., 7975, pág. 118.
Anagrama. rm
ci bilidatl de vivificación del sujeto psicótico, y tlue el psicoanálisis sr¡stiene"- Cf. 17 tbíd., pág. tr9.
38 L¡ts nueuas formas de la psicosis. Segundas Jornadas Interinstitucionales de 18 tbíd., pág. tr9. 39
bien, hay que observar si esta defensa es un punto de partida o un Del lado de lo incurable, conviene pensar que estos sujetos vienen
modo de arribo, ya que bien pudimos ver en uno de los sujetos, que con una solucióry vienen curados, aunque no desde el punto de vista
el hecho de vertir al espacio grupal la queja de no poder levantarse, médico; pero esa solucióry es una autocuración que los deja por fuera
salir o trabajar, en esas letanías (propias de la caracteropatía depresi- del vínculo social. A veces, algunos sujetos aman esas soluciones más
va o melancoloide), evitaba el hecho de acudir a un lugar que ya que ninguna otra cosa; y bien podemos decir que en términos freu-
tenía previsto para matarse. dianos, han perdido la capacidad de amar los objetos del mundo de
Para otros, la coraza de carácter19 -como lo llama Reich- era una no ser 1o que se reduzca a su propia causa.
de las formas de la enfermedad del otro (especular). ¿Hay una prevalencia imaginaria? Pues sí en tanto que consis-
Asimismo, una pregunta sobrevolaba inquietantemente la atmós- tencia. De ahí el rasgo querellante en la mayoría de los refractarios,
fera de la reunión: "¿cómo hacer que el otro entienda lo que padece- que no es rebeldía, no es lo rebelde del síntoma.
mos?"20. El carácter es consistencia y por eso es paranoico. Es lo que desli-
En "Variantes de la cura tipo" Lacan habla de W. Reiclu "[quien] zaLacan en el seminario El sinthome cuando menciona el plegamien-
ha definido perfectamente las condiciones de la intervención en su to de los tres registros como consistencia, la cual siempre está afecta-
modo de análisis del caráctet considerado con justicia como una da por lo imaginario y ahí es donde coloca la psicosis paranoica24. "El
etapa esencial de la nueva técnica, reconoce no esperar su efecto sino carácter es paranoico" (al igual que el yo) -sería la fórmula lacania-
de2l stt insistencia".22 na-, lo cual es una inversión de la famosa frase de Clérambault de
Lacan remarca que es un error el opone¡, a la resistencia del ana- que "el paranoico delira con su carácter" (Los delirios pasionales, eroto-
o lizante, la insistencia producida por la sugestión del analista. Sin manía, reiaindicacióft, celos, 1921). Todo esto en disidencia con la for-
t-
F
u embargo, podríamos invertir estos términos ya que en otro momen- mulación kraepeliniana clásica de la paranoia como el resultado más
f
U to será él mismo quien dirá que las resistencias son del analista y que acabado de un carácter morboso.
la insistencia, que relaciona tanto el carácter como la demanda pul- Estos pacientes que en un principio parecían los más reacios al
sional, se ubica más del lado del analizante. A propósito, comenta psicoanálisis, fueron paradójicamente los más lacanianos en tanto
ü
Germán García en Fundamentos de la clínica, que portaban un incurable a flor de piel. Algunos incluso como decisión
z lograda.
o
ú "El concepto de resistencia es la decepción del analista (...)
L
¿qué quiere decir resistencia?, que no aparece lo que espero; no
; tiene más sentido que ese. Por eso es que Lacan puede decir que Efecto "comunidad de vida"
o
J
la resistencia es en verdad resistencia del analista y no del anali-
J
zante".z Llegado este punto podemos dar cuenta de algunos efectos (ines-
É
l perados por cierto) que pudieron verificarse en la dinámica de las
o 19 "Character armor", Cf. RucH, W., Character analysis. En particular el capítulo reuniones.
N
U
IV p. 40 y sgts. Ed. Nooday Press, 1961. El primero de ellos fue la prescindencia del grupo respecto de los
o 20 ¿Cómo hacer en términos terapéuticos con sujetos que ya han hecho un auto-
(,
coordinadores, que dio cuenta como decíamos anteriormente del fenó-
tratamiento llegando a lograr una consistencia tal? Por ello es que Lacan con- meno de identificación horizontal, pero principalmente de un efecto
¿ cc.ptualiza 1o imaginario como consistencia en su última enseñanza, donde de comunidad de aida. Empezaron a juntarse antes y después de las reu-
< hay una dejerarquización de los tres registros (ISR). Consistencia afectada por niones, y así al más abúlico lo iban a buscar a la casa, mientras que al !
z 1o imaginario, que no es el agujero en 1o simbólico ni la ex-sistencia en lo real. I
F más solitario le intentaron buscar una compañera; a la más inhibida le ó
Cf. Lec,trrt, l, El semirmrio, Libro 23, El sínthome, Paidós, Bs. As., 2006, págs. 37 y o
f= 50. propusieron una actividad manual, y al que tristemente permanecía 6
o 21 En la edición francesa quc de son: "nuís que de", nos da la impresión de un en cama lo despertaban con música. Todo sin dejar de lado el cántico
mejor entendimiento. Cf. Lacaru, J., "Variantes de la cure-type", en Éuits 1, repetitivo que ahora se hacía coral: "Estamos peor que nunca". +
C
J Seuil, Paríg 7999, pá9,. 336. [El subrayado es nuestro]
22 L¿ceN,
ci f., "Variantes de la cura-tipo", en: Escritos 1, Siglo Veintiuno editoreE ñ
Bs. As., 1985, pá9.325.
23 Gancfa, G., Fundamentos de la clínica, Otium ediciones, Tucumán, 2007, pág.13. 24 LacaN,
40 J., EI seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., 2006, pág,.53. 41
En segundo término, tres de ellos dejaron de concurrir: una mujer
cuyo desplazamiento de la queja débil del "no hay trabajo" al "qui-
zás no me publicité lo suficiente", resultó ser inédito. Otro descubrió
que había obtenido, gracias al arte de su psiquiatra, un efecto benefi-
cioso de los psicofármacos. La tercera, abandonó la concurrencia al
hospital -ergo, todo tratamiento en curso- cuando no pudo lograr su
jubilación por discapacidad
Pero también tenemos el curioso caso de 8., un sujeto querellante En la región A, los pacientes tratables, C intratables y B lo que él
confrontado repetitivamente con todo el personal médico de la insti- llama la "zona gris", en referencia a que se obtiene de allí ur-, ,ré*ito
tución: cirujanos, médicos clínicos, cardiólogos; con psicólogos direc- más incierto". En la región C, los "intratables", pueden ser subdivi-
tamente ni hablaba (no había tenido una buena experiencia previa)... didos en "salvables" e "insalvables", siendo estas distinciones tami-
finalmente lo deriva su psiquiatra quien tampoco encontraba el plan zadas por el concepto de psicopatía -distinción si las hay, más cerca-
farmacológico que lo apaciguara. Al concurrir al grupo se establece na al prejuicio moral que a la evidencia c1ínica25. La recuperacióry en
una extraordinaria paradoja: encuentra un lugar en la institución el caso de los salaageables, está motivada por el factor ,,prosocial,,,
donde denunciar a la institución misma. Luego de una única concu- mientras que en el caso de los unsalaageables, el espectro narcisista es
rrencia, suspende los encuentros. Al llamado telefónico el sujeto res- el que rubrica la categoría. Para los primeros, aquellos que tuvieron
pondió con gratitud, por habérsele dado un espacio para decir que una evolución favorable, y que sin embargo no recibieron tratamien-
ese no era un grupo para é1. El resultado fue el mismo que en su his- to alguno, muchas veces fueron "salvados" por ciertas contingencias.
F
F toria previaz p€ro en vez de ser rechazado por el amo, é1 es quien
I "El destino cura a menudo enfermedades mediante conmocio-
decide que no es su lugar. Ahora sabe y toma la decisión. Es un no
como algo diferente a lo anterior. nes felices, por la satisfacción de necesidades, la realización de
deseos; con él no puede competir el médico, que, fuera de su arte
a; Finalmente, otra integrante, luego de quejarse de su familia, pasó
específica, suele estar condenado a la impotencia,,.26
a quejarse de las mujeres, y por último, hablar de la muerte. El rela-
z
o to de un sueño, como formación del inconsciente, rubricó su salida En cuanto a la región B, resulta interesante el hallar como factor
É del grupo hacia un espacio analítico con uno de los coordinadores.
contributivo (del éxito terapéutico) al entusissnto del terapeuts27. }y'rás
L
allá del magro aporte que realiza este libro a Ia clínica y el realismo
-{
ingenuo que 1o sustenta, posee el valor de haberse adentrado hacia
d
J ¿Curar de qué? una variable no desdeñable en la práctica: el deseo del profesional. A
J
U
É punto tal que sin saberlo, invita a colegir lo siguiente: que lo tratable
l C. cuenta que luego de un accidente se le produjo un daño en el o lo intratable, en esa rlgray zone" puede ser zanjado por el deseo del
o hueso del cráneo, dejándole como saldo una "depresión". En con- terapeuta.
N
U gruencia con ese relato, G. expresa que lleva consigo "una herida que
.o no cicatrizará jamás". Más adelante, volverá C cerniendo esa insis-
(9 25 Observem<)s por un instante el concepto de psicopatía aportado por Kurt
tencia, que bajo el significante "depresión", velaba el dolor de existir; schneider (autor llamativamente obviado por stone) donde el criterió adopta-
¿ mientras que G. se referirá en esa abertura (la herida), al acento de do para su definición -y 1o dice con todas las letras- es ,,con arreglo a un punto
{z certeza al que lo convoca la realidad cotidiana (nunca había podido de vista de valoracirin de índole muy relativa (sociológica)". poi lo que ól tra-
tamiento, propuesto por el psiquiatra germano, es más bien de Índole peda- !
F enunciar hasta aquí el hecho de llegar a cualquier lugar y percibir en ú
z gógica o¡oercitiva que meramente médico. Cf. ScHNuo¡n,K., patopsicol.ogía
5 el ambiente algo que tiene que ver con é1, es decir, que le concierne). o
o Michael Stone, uno de los pocos psiquiatras que se han atrevido a
clínica, Ed. Paz Montalvo, Madrid, 1975, págs.33-67; y en Las personnlidades psi-
coptíticas, Marata, Maclrid, 1962, pág.27 y srgtes.
2
ci
30 Cf. MnNEn,l. C., Los nombres indistitttos, Paidós, Bs. As., 1998.
31 Agradecemos la colaboración del Dr. Curt Hacker por sus esclarecimientos
-
FREUD, 5., "La predisposición a la neurosis obsesiva" (7973), Obras m
44 acerca de la obra de W. Reich y los generosos aportes de Germán García. coffipletas, t. XII, op. cit., pág.343-344, XII. 45
FREUD, S., "Sobre psicoterapia" (7905), Obras completas, t. l, op. cit.,
pág. 1008-1009.
contpletas, t. XVI, op. cit., pág.38.
Fnnuo, S., "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico"
FI<EuD, S., "Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psi-
(1912), Obras completas, t. XII, op. cit., págs.114,178.
coanalítico" (7976), Obras completas, t. XYI, op. cit.
FREUD, S., "Sobre la iniciación del tratamiento" (1913), Obras comple-
FREUD, S., "El estado neurótico común", conferencia 24, (7976 177),
tas, t. XII, op. cit., págs. 737, 147,143.
Obras completas, t. XVI, op. cit., pá9.346.
Fnruo, S., "Más allá del principio del placer" (7920), Obras completas,
Fnruo, 5., "La angustia", conferencia 25 (7976 177), Obrss completas, t.
t.3, op. cit., pá9.2547.
XYI, op. cit., pá9.362.
FREUo, S., "El yo y el ello" (1923), Obras completss, t. CXXV, Cáp.Y, op.
FREUo, S., "Resistencia y represión" (7977), Obras completas, t.XYI, op.
cit., pág.2722.
cit., pág.272.
FREUD, S., "Análisis terminable e interminable" (1937), Cáp.Y, Obras
FREUD, S., "Pegan a un niño" (7979), Obras completas, t. XYII, op. cit.
completas, t. XX[I, op. cit., págs. 222, 223, 227, 228, 232, 236, 244, 257.
FREUD, 5., "El yo y el ello" (1923), Obras completas, t. XIX, op. cit., pág.
FREUD, S., "Esquema del psicoanálisis", Obras completas, t. XXIII, op.
31.
cit., pá9. 177, 780.
FIIEUD, S., "Urta neurosis demoníaca" (7922), Obras completas, t.XIX,
op. cit., pág.93.
MILLEII, l-A., "Marginalia de Milán", París,29 de abril, 1993. Segunda
Parte, Rea. Uno por uno, pág.23.
FREUD, S., Conferencia 32, "Angustia y vida pulsional" (1.933), Obras
Mnrrry l-4., La experiencia de lo resl en lq cura psicoanalítica, Paidós, Bs.
completas, t. YIf, op. cit., pá9. 84.
AS.,2005.
F
Fnruo, S., "Moisés y la religión monoteísta" (7939), Obras completas, t.
F http : / / www. lacanian.net / Orn i car'/o20 online / Archive %,20OD I or ni-
U XXIII, op. cit., pá9.120.
I car/ articles / 153fre.htm.
U LacaN, J., El seminario, Libro 20, La angustia,Paidós, Bs. As., 2005, pág.
156 (Referencia al "neurotic carácter" de Alexander).
ü LACAN, J., El seminario, Libro 23, El sinthome,Paídós, Bs. As., 2006.
3) Deseo del analista
z
o vertiente del síntoma: vertiente del sinthome;
ARAMBURU, J., El deseo del analista, Tres Haches, Bs. AS., 2001). Los capí-
ú verdad goce (+ -)
L sujeto parlétre
tulos: El deseo del analista y la pulsión" y "El deseo dei analista".
; Mtllrn, J.-A., Ln erótica del tiempo, Tres Haches,2007, Capítulos: "7 de
falta en ser ser
d abril de 2000" y "8 de abril de 2000".
falta agujero
J
J Cottrt, 5., Freud y el deseo del psicoanalisfa, Manantial. Capítulos XV y
É fantasma consistencia del cuerpo
XVI.
f campo del Otro Uno
LACAN, J., El seminario, Libro 11.,Los cuatro conceptos fundamentales
o sentido sinsentido
N del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1995. Capítulo I "La excomunión".
U represión defensal
(, DESEO DELANALISTA
¿ 2) Curable/incurable; terminable/interminable:
¿ CAUSA CARÁCTER -v
z 6
ñ
F Acuñl, 8., Síntoma-car tícter -sublimación, www.el si gma.com / site / Objeto a Objeto a h
l
= detalle.asp?IdContenido :7 088
o Causa de deseo Plus de goce
FREUD, S., "Psicoterapia (Tratamiento por el espíritu)" (7905), Obras ó
completas, t.I, op. cit., págs. 7014, 7021 y 1026.
Resistencia Insistencia {
c
J r
ñ
C; I Este gráfico, con algunas modificaciones, fue expuesto por Germán García en su
47
46 ('r¡rs() en la Fundación Descartes, año 2006.
Vasos comunicantes:
d
z
É
L
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J
J
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19
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c;
48
Las otras psicosis
¿A partir de cuándo se está loco?
,l
I
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rl
Kraepeliry ese panorama arborescente y alambicado logró adquirir Pese a su dificultad, más atinado parece investigar esas variantes
unas formas más compactas y presumiblemente definitivas. Sin excepcionales no solo desde los modelos tradicionales sino también
embargo, también su nosografía sistemática dejaba sin resolver el pro- a partir de otros, qtizás construidos ad hoc, que permitan captar su
blema de las formas atenuadas, rudimentarias y parciales de la locu- esencia y singularidad, además de mostrar el denominador común
ra. Al no amoldarse éstas a los presupuestos nosológicos -sea en que comparten con el resto de psicosis.
materia etiológica, sea respecto a la sintomatologí4 las formas de evo-
lución y de terminación- esas variantes de la locura fueron relegadas
a posiciones marginales, suscitándose numerosas controversias al tra-
tar de considerarlas enfermedades de pleno derecho, y también cuan- ll. Locos lúcidos
do se pretendía determinar qué signos morbosos permitían incluirlas
en algunas de las grandes categorías nosográficas descritas. Han sido pocas, en verdad, las monografías dedicadas Por los clá-
sicos a los locos normalizados, es decit a esos cuya vida discurre por
las sendas más transitadas y caminan con un paso similar al de la
l. Fronteras mayoría de sus coetáneos. Seguramente la más ambiciosa y directa es
la que publicara en 1861 Ulysse Trélaf (7795-1879) con el título La folie
lucide étudiée au point de aue de la famille et de la societé. Médico de la
Al investigar la historia de la clínica mental atendiendo en espe-
cial a las fronteras de la locura, se observan algunos cuadros y casos Salpétriére y más tarde de Charenton, Trélat compaginó el alienismo
.or-r ,r-r activismo político de extrema izquierda2. Partidario de la
clínicos que parecen rebelarse a ser incluidos entre las psicosis proto-
típicas, es deci{, la esquizofrenia, la paranoia y la psicosis maníaco- herencia como causa última de la locura, dedicó su primera obra a
depresiva. Tales sory entre otros, algunos de los casos descritos por recuperar las opiniones de los principales médicos que se ocuparon
! de la locura a lo largo de la historia3. Aunando sus ideales sociales y
tfl Pinel y Esquirol entre los delirios parciales, las locuras razonantes, la
N "locura parcial" (partielle Verrücktheit) de los autores alemanes, la la práctica médica, Trélat investigó durante años la folie lucide. Lo
l
forma simple y la latente de la esquizofrenia bleuleriana, y, de mane- hizo con el fin de que sus colegas reconocieran a esos locos que Pasan
.l,
É ra especial, la locura lúcida de Trélat. desapercibidos y pudieran salvaguardar el matrimonio, la familia y
o En lugar de profundizaÍ en la especialidad de este tipo de formas
la sociedad de sus desmanes y maldades. Se trata por tanto de un
É tipo de alienados que, a diferencia de la mayoría, no parecen en abso-
\Ú clínicas, asumiendo por ello el riego de desbaratar los modelos psi-
o copatológicos imperantes, la mayoría de los tratadistas se repartieron luto locos cuando se les observa superficialmente. Solo si se logra
en dos posiciones contrarias: mientras unos las negaron sin más -es penetrar en ellos mediante un análisis de su vida íntima, se podrá
<.
tz
lo que hizo J.-P. Falret con las monomanías-, otros las incluyeron apreciar la alienación que los subyuga: "Estos enfermos deliran en
o-
directamente en alguna de las grandes categorías existentes, como sus actos, pero no deliran en sus palabras. Su falta detazón solo se
J
propuso Bleuler respecto a la forma simple y Ia latente de la esqui- conoce deide el interior y no se muestra afuera"4. Advierte además
U
zofrenia. Mas la simple negación ni remedia el problema ni lo apla- Trélat que en los interrogatorios hacen gala de un gran dominio de sí
z
za, corÍ:.o pudo comprobarse a finales del siglo xIX con los inagotables mismos ("no dan un paso en falso"), razónpor la cual el médico debe
l
debates acerca de la paranoia. Tampoco la solución aquí ilustrada con atender sobre todo a los antecedentes. Comoquiera que la inmensa
§ Bleuler está exenta de complicaciones, de las que con acierto se hicie- mayoría son incurables, es del todo recomendable que "[...] los que
U
É
ron eco Ey y Guiraud al escribir: "Nuestro temor es que las mentes están dotados de razón los conozcan Para no ligarse en absoluto ni .E
entrar en relación con ellos"S. T
J
demasiado prudentes o demasiado hábiles, en presencia de casos ñ
o
.fÉ dudosos, [...], se refugien en la esquizofrenia, como ocurría en otro
tiempo con la degeneración"1. 2 Sobre la vida y obra de Trélat, véase R. S¡tr¿¡LalcNI¡, Les pionniers de la psychia-
aaant et aprés Pinel, Bailliére, París,1930, págs.202- 217. ñ
trie +
\U
3 Cf. frangaise
U. T«Élar, Recherches historiques sur la folie, Bailliére, París, 1839. C
1 Ev, H. y Gumauo, P.: "Remarques critiques sur la schizophrénie de Bleuler" a TnÉra1 rJ.: La folie lucíde étudiée au point de znrc de ln famille et de la soL:ieté, A. -ñ
[1926), en H. Ev, Schizophrénie. Études cliniques et psychopathologiques, Condé- Delahaye, París, 1.867, pá9. 12.
52 sur-Noireau, Synthelabo (Les empécheurs de penser en rond), 7996,pág.30. s TnÉra1 tJ.: La folie lucide..., op. cit., pág. 76. 53
Los locos lúcidos pueden pertenecer a las diferentes categorías de ¿Existen esas fronteras? ¿Tenemos todos algo de locos? ¿Tienen
la locura: imbéciles, idiotas, sátiros, erotómanos, celosos, orgullosos, los locos algo de cuerdos? Todos esos interrogantes, cuya sempiter-
etc. Pese a sus numerosas diferencias, todos ellos dan muestras de na actualidad ha animado a lo largo de los dos últimos siglos con-
una suprema ingratitud y de una indestructible confianza en sí mis- tinuas controversias, alinea a los partidarios de vn contifiuum ften-
mos. Estas son las dos características más destacadas que se des- te a los que afirman diferencias estructurales irreductibles. A los
prenden de la monografía de Trélat, cuyos escasos resultados psico- defensores del delirio universal, de los núcleos psicóticos que a
patológicos contrastan con los elevados ideales sociales a 1o que está todos nos conforman o del tránsito por estadios psicóticos arcaicos,
destinada. pese al indudable filón heurístico que atesoran tales hipótesis, siem-
pre se les podrá objetar una razón tan dura como el acero: las expe-
riencias del loco distan mucho de las que caracterizan al sujeto
reputado de normals. La autorreferencia del paranoico, la fragmen-
lll. Escenarios actuales
tación del esquizofrénico y la indignidad del melancólico parecen
conformar dimensiones de una experiencia solitaria cuyo denomi-
Durante los últimos años, esta problemática de las locuras que no
nador común hemos convenido en denominar "psicosis". Schreber,
lo parecen se ha reactu alizado en escenarios de la clínica mental muy
Rousseau, Aimée y Wagner han sido elevados por los estudiosos a
distantes entre sí. Con una intención clara de ampliar el número de
la categoría de casos paradigmáticos, sirviendo por ello a los nove-
consumidores de neurolépticos y otros psicofármacos, la industria
les de referente para adentrarse en las experiencias y en la lógica de
farmacéutica trata de abrir una brecha entre aquellos jóvenes un
la psicosis. En sus testimonios se pone de relieve la manera en que
tanto raros a los que se presume candidatos a la psicosis. De la mano
la locura compromete al lenguaje, al cuerpo, al goce y al vínculo
de tan magnánima propuesta se ponen en marcha intervenciones
social.
I precoces, esto es, el uso próspero de medicamentos para prevenir
Cabe pensar que todos los psicóticos tienen algo en común que les
,i posibles locuras del futuro. Esta es una de las modalidades por las
hermana, sean sus experiencias rotundas o discretas, su comPorta-
il que el territorio de la psicosis se ensancha en nuestros días para aco-
miento parezca loco o normalizado, sus certezas se afirmen en 1o
.ü g"t a supuestos esquizofrénicos o bipolares.
insólito o lo común. De esta manera, en el territorio de la psicosis
5 E. las antípodas de esta orientación, tratando de conjugar la conviven sujetos muy trastornaclos y otros más normalizados. A los
p investigación psicopatológica de las formas actuales de presentación
.- primeros los reconocemos por las magníficas descripciones de los
de la psicosis con una terapéutica más acorde a los tiempos, la orien-
clásicos de la psiquiatría, y los conocemos por las explicaciones ela-
! tación lacaniana ha promovido la noción de "psicosis ordinarias"6,
boradas por la psicopatología psicoanalítica. Los segundos, en cam-
¿ motivando un creciente número de publicaciones por el momento un
'l bio, constituyen un grupo más heterogéneo y desconocido: hay quie-
tanto heterogéneas. En ellas se abren de nuevo las preguntas sobre
nes no han presentado aún ninguna crisis psicótica (pre-psicóticos) y
I tos límites, las fronteras o los litorales que separan la locura de Ia nor-
- quienes habiéndose desencadenado lograron reequilibrarse median-
malidad, la psicosis de la neurosis. Como es natural, las propuestas
o te estabilizaciones o suplencias; los hay también que pasan desaper-
que de aquí deriven deben ser suficientemente cuidadosas y no gene-
cibidos porque sus crisis son muy atenuadas y breves, como fogona-
L ralizar el diagnóstico de psicosis; eso traería graves perjuicios a los
zos o destellos de experiencias psicóticas posteriormente reabsorbi-
i pacientes y arruinaría la concepción tradicional de las neurosisT.
das en maneras de vivir adaptadas y comunes; otros saben hacer
ilÉ buen uso del disimulo y la ocultacióng, defensa voluntaria que los !
Í 6 Cf. J.-A. Mrr-len et al., La pslcosls ordinaria, Paidós, Bs. As., 2004.
o
pone al resguardo de los profesionales de la salud; también hay otros ñ
.A ? No conviene en modo alguno dejarse llevar por el entusiasmo. El propio E. o
6
4 Laurent reconoce que "[...] entre las neurosis clásicas por un lado y las psico-
'4 sis extraordinarias por el otro, se encuentran fenómcnos mezclados, m'ixtos, 8 Sobre este particular, uno de nosotros ha insistido en algunos trabaios ante- ó
É que no son fácilmente asignables. Hay un campo de exploración clínica que
riores, en eipecial en "La certeza como experiencia y como axioma" (Ár-va«ez, C
.u justamente debe ser cualitativamente explorado. Pero, nettrosis y psicosis
§ deben ser distin¡;uidas como dos polos completamt'nte ftttrrlarnentales" J.M"., EstudiLts sobrc lapsicosis, Grama ediciones, Bs. As., 2008, págs. 757-174).
e Sobre Ia disimulación, véase en especial P. SÉRIEUX y J. Cel'cr<as, Les folies rai-
sonnnntes. Le délire d' interprétation, Alcary P arís, 1909, págs. 244-286. 55
54 www.eol.org.ar/Mtualia).
que se sostienen en identificaciones con lo que se considera más o sufrir de sus funciones sin el auxilio de los remedios universales que
menos normal, con lo que pasa desapercibidolo. los demás poseemos. El psicótico vive ajeno a su cuerpo, mostrando
Parece entonces conveniente reorientar el debate sobre estas for- a menudo una relación de extraordinario desapego e indiferencia.
mas normalizadas de psicosis o locuras que no lo parecen. Con las Por ello, en ocasiones descubrimos en estos sujetos raros, ciertos
miras puestas en la terapéutica, nuestro punto de partida se sitúa en hechos clínicos o formas atípicas de hacer con el cuerpo que nos pro-
las peculiaridades que atañen al sujeto contemporáneo, en especial a porcionan una pista útil para el diagnóstico. Este es el caso de un
las modalidades con que conform a su pathos, sin descuidar las apor- joven al que venimos atendiendo por una clínica poco convencional.
taciones tradicionales del psicoanálisis y de la psicopatología clásica. Entre otras peculiaridades, R. muestra una relación bien enigmática
Como tal, esta propuesta está destinada a identificar y definir los sig- con su propio cuerpo. Araíz del fallecimiento de su abuelo comenzó
nos discretos que presentan estos casos, cuyo resultado habrá de cul- a presentar episodios de intensa angustia que solo se calmaba cuan-
minar en la construcción de una semiología clínica destinada a los do veía brotar la sangre roja de los cortes que se hacía; este hecho se
rudimentos psicóticos apreciables en este ámbito de experiencias, acompañaba de un singular pensamiento según el cual él podía ejer-
hechos, fenómenos y formas de "hacer con'/ que caracterizan a estos cer alguna clase de dominio sobre la vida y la muerte.
sujetos en principio "inclasificables"ll. Tomando como referencia las
categorías lacanianas imaginario, simbólico y real, a continuación
apuntaremos algunas peculiaridades que se presentan en estas for- EI goce
Manifestación de lo reaf los efectos del goce sobre el cuerpo consti-
mas normalizadas de la psicosis, razón por la cual se examinarán los
tuyen un terreno igualmente fértil cuando se trata de la fenomonelogía
ámbitos del cuerpo, el goce, los usos singulares del lenguaje, la clíni-
de la locura. Pues si en las locuras clásicas el goce adquiere una expre-
ca del acto, el lazo social y las identificaciones.
sión particular -invasión de goce experimentado por el esquizofrénico
É en la fragmentación; objeto exclusivo de otro gozador, en el caso del
ul paranoico-, en estas formas discretas de psicosis también habrán de
N
u apreciarse algunos indicios que las diferencien de las neurosis.
.(, lV. Esbozos ps¡copatológicos si el proceso de neurotizaci1n edípica respecto a la satisfacción
É
o pulsional conlleva la represión y la localización de ésta en ciertas
o
É. El cuerpo zonas corporales, al tiempo que el reconocimiento de su realidad de
.u
Cuanto menos resultará honesto aceptar que la condición de la goce, en el caso de la psicosis descubrimos que dicho proceso no se
o existencia humana, por el hecho de ser-hablante, está atravesada por ha producido. Así en determinados momentos biográficos, el sujeto
¿
12
un desencuentro irremediable entre verbo y carne. Por ello la feno- psicótico se verá confrontado con ciertas experiencias de goce extra-
o-
menología de 1o corporal resulta de especial interés en este tipo de ño que no podrá vivir sin horror y perplejidad. En los casos de psi-
locuras normalizadas, pues en la psicosis ese desencuentro entre len- cosis que no lo parecery aunque sea en grado ínfimo, conviene tam-
J
U guaje y cuerpo se hace más evidente y ominoso. En la esquizofrenia bién rastrear la presencia de este tipo de fenómenos. Es más, en argu-
o este exilio de la palabra y del cuerpo está claramente representado
z nos sujetos de apariencia normal, se observa que su existencia se sos-
) por los fenómenos de fragmentación corporal y automatismo del len- tiene gracias al enganche a ciertos tipos de goce solitarios, los cuales
guaje. les permiten mantenerse alejados del desencadenamiento de la psi-
ñ
U Por lo general el sujeto neurótico adora su cuerpo, lo cuida, lo
É cosis, como sucede en ciertas toxicomanías.
alienta, lo toma como signo de su ser y cree poseerlo. En cambio, en Resumiremos a continuación el caso de una paciente que nos fue
J
p
el caso de la psicosis el cuerpo se instala en un espacio ajeno a la his- derivada tras ser intervenida por una dolencia fisica relacionada con
i
.fÉ toria del sujeto. Podemos decir que el psicótico "no tiene cuerpo" "lo femenino". Aunque no se ha observado ningún signo alucinato-
!
porque no se ha apropiado de é1. Más bien su situación se reduce a rio-delirante concreto y su vida discurre con absóluta ñormalidad, el
I
enunciado de su relación con los hombres nos advirtió de la posibili-
\U
10 Cf.
H. DrurscH, "Some forms of emotional disturbance and their relation to
!
dad de una psicosis casi en los límites. soltera y con escasos contac-
schizophrenia", en Neurosis and character types, International Universities
!
tos masculinos, salvo en algún acto irreflexivo en el que se veía r
56 Press, Nueva York, 1965, págs.268-286. empujada a situarse como objeto de abusos, su historiá ha estado y
orientada por varias experiencias que le han obligado a una distan- de saber sobre el deseo inconsciente y su desciframiento. En cambio,
cia mínima frente a los hombres. Pues en repetidas ocasiones, a 1o el psicótico no da lugar a la mala-interpretación. En su decir no exis-
largo de su adolescencia y madurez, cuando pasa por delante de un te el horizonte de la significación universal a través de ra cual el sen-
hombre -como en tiempos le ocurriera con su padre- se repite una y tido de su discurso pueda ser inmediatamente comprendido en un
otra vez la sensación de "diluirse" y la percepción de los lascivos ilusorio entendimiento inter-subjetivo. puede decirse que su relación
intereses sexuales del otro. con el lenguaje es más real y menos metafórica, dando la impresión
de que habla al pie de la letra, como si para él no existiera la impre-
cisión de la palabra. Por ello, tras intervenciones terapéuti.ur lut
que el equívoco del lenguaje introduzca una ambigüeáad en el"., men-
Usos originales del lenguaje
saje transmitido, podrán producirse lances de cierta confusión o per-
Han sido numerosos los autores que han investigado los trastor-
plejidad en Ia relación transferencial.
nos del lenguaje en la psicosis, queriendo afianzar en ellos un diag-
nóstico certerol2. Sin embargo, los trastornos descritos por la psico-
patología no alcanzan a especificar la relación singular que los psicó- Clínica del acto
ticos normalizados guardan con el lenguaje. Los famosos desórdenes Al considerarse en psicopatología que la acción sustituye a la
verbales, como el neologismo, no suelen estar presentes en este tipo palabra, la clínica del acto y sus variaciones vienen a suplir ra ialla de
de sujetos. Pese a esto, sí es posible apreciar una propiedad bastante la dimensión simbólica con la que normalmente tratamos de apaci-
significativa en lo que se refiere a su lenguaje. guar el continuo desafío de la existencia humana. pues vivir es una
Ser neurótico implica participar de un sentido compartido con los incesante tensión entre hacer y decidir. A veces uno pasa mucho
demás, de una alusión a lo sexual soportada y comprendida. No tiempo pensando sin llevar siquiera a cabo una mínima intención. En
? sucede tal en la psicosis, pues en esa estructura el sujeto parece cambio, otras veces se actúa sin reflexión alguna. También existen
situarse fuera de lá Orbita d" puntos intermedios.
fi "r"
sentido compartido. Los trastornos
De manera genérica el acto en psicopatología tiene dos dimensio_
¡ del lenguaje en estas formas de presentación de la psicosis son míni-
mos, nada evidentes. Más aúry cuando se producen no suelen ser nes que han de ser revisadas en estos casos de psicosis normalizad.as.
'[!percibidos en el orden del significante, en la estructura de los ele- La pregunta del acting-ouf se dirige al Otro, vehicula una demanda,
p mentos que componen dicho código, sino en el terreno de la signifi- un "llamado", una intención de dar sentido. por contra, la respuesta
.- cacióry es decit en la relación que estos elementos básicos mantienen del paso al acto consiste en una ruptura con el otro, con la paiabra e
incluso con lo que le sostiene al sujeto en la vida.
§ entre sí.
En estos casos difíciles de clasificar la dimensión del acto se pre-
¿ En algunas ocasiones acuden a consulta sujetos que, sesión tras
'l sesióry no terminan de cerrar una significación al exponer sus pade- senta de una manera muy significativa, tanto en su razón clínica
como en su cuantificación. De forma general se observa que muchos
I cimientos, manteniendo el dicho en suspenso sin la menor de las con-
- creciones. Esta particular forma de hacer uso del lenguaje se opone de estos sujetos anteponen el actuar al uso de Ia palabia. por otra
o claramente a la tendencia habitual del neurótico, consistente en parte, la cualidad del acto tiene una nahtraleza diferente cuando se
Í sr-u. significados sobre significados en torno al malestar que le trata de la psicosis, ya que en ésta la acción obedece a una disposi-
j anima a consultar. La neurosis está sometida al equívoco que la ción subjetiva propia de su estructura.
¡i estructura del lenguaje entraña, al juego de las significaciones uni-
Í versales, donde el sentido del malestar queda abierto a la tentación Lazo social y sobre-identificación -s
Cualquiera que sea la exploración de la psicosis nunca se debe i
'1 t' ar. Mrurn, olvidar la problemática del vínculo social. A diferencia de ros gru.- 3
J.-A. et al.: Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, Paidós, Bs.
E 12 As., 2005. des psicóticos, estos pacientes parecen acomodarse en er lazo social
i
{ Sob." este conjunto de trastornos,véase, f. M" Árvenrz, R. EsrnoeN y F. con semejantes aptitudes y dificultades que el común de los morta- !
i Seuvecxnt, Fundamentos de psicopatología psicoanalítica, Síntesis, Madrid, 2004, les. sin embargo, algunas modalidades de relación nos ponen sobre
5 págs.393-412. Un enfoque más especíiico, en f. M'ÁlvanE¿ "¿Los trastornos I
la pista de una psicosis normalizada cuando se atiende ál estilo sin- i
; del lenguaje son causa o consecuencia de la psicosis?", Estudios sobre la psico'
58 sis, op. cit., pág. 739-157. gular de incluirse en lo social. 59
según se viene diciendo, la posmodernidad ha supuesto un decli- ción fundamental sobre la noción de sinthome -postrera aportación
,re dela figura del padre, una caída de la función paterna como refe-
lacaniana a la clínica de los bordes, los límites oscuros y los casos
rencia para orientarse en la vida respecto a un ideal. Pareciera que ya inclasificables- a través de una lectura concisa del estudio clínico de
.ro hay en quién ni en qué creer, ni siquiera en que el síntoma alber- Jacques Lacan acerca de la escritura de James |oyce.
Pre-psicosis es un término que Lacan utiliza en el seminaúoLas psi-
ga la posibiiidad de un sentido y de un imposible. Por contra, día tras
áiu ,é amplían y diversifican las normas según las cuales los seres cosis cuando critica los trabajos de Mauritz Katan sobre la fase previa
humanos se relacionan entre sí. Y es precisamente en este punto al estallido psicopatológico de la locura del doctor Schreber. Si nos
detenemos por un momento a reconstruir dicha fase observaremos
donde, de forma nada desdeñable, se puede apreciar un aumento de
que, como bien precisa Lacary "nada se parece tanto a una sintoma-
esas formas larvadas de psicosis que se sostienen gracias a invencio-
nes o "sobre-identificaciones" con ciertos rasgos grupales, incluso tología neurótica como una sintomatología pre-psicótica"1a. En el
caso de Paul Schreber se observa un período prodrómico que dura
encarnando en sí algo de la norma social cuya desaparición se viene
denunciando. cuatro meses, esto es, desde el momento en que recibe la noticia de
su nombramiento de Senatpriisidenf (Presidente de la Cámara en la
Corte Suprema del Land de Dresde) hasta la toma de posesión del
cargo. Es el período en el que surgirá la representación hipnopómpi-
ca -la revelación del fantasma de ser la mujer de Dios- que tanto
V. Lo que Lacan nos enseñó de JoYce
habría de perturbarle: "Se trataba de la idea de que debíá resultar
de las preguntas que muy placentero ser una mujer cuando se entrega al coito"15, al tiem-
¿A parfir de cuándo se está loco?" , es una
"
po que toda una serie de manifestaciones psicopatológicas inespecí-
Lacan formula en su seminario El sinthome, el cual nos sirve para cen-
seminario, dictado entre los ficas -insomnio, presiones precordiales, intranquilidad, ideas de sui-
trar el objeto de estudio. A largo de este
É
a dicho cidio, etcétera- que se correlacionan con la descripción que habitual-
ul años 1975 y 1976, Lacan trató de contestar interrogante
N mediante laelaboración teórica de una nueva clínica, la clínica de los
mente hacemos del cortejo clínico de la angustia. No obitante, como
U
también señala Lacan en el mismo seminario, "¿qué buscamos cuan-
l
nudos "borromeos", a través de la construcción del "caso" joyce'
'É do abordamos una perturbación mental, ya sea de modo patente o
" ¿EstabaJoyce loco?". En el Seminqrio 23Lacanbuscó los límites de la
latente, ya se enmascare o se rebele en síntomas o en comportamien-
o
É. piicosis en la original obra del escritor |ames ]oyce; los buscó en su
tos? Siempre buscamos una significación: la certeza"16. La certeza es
\U iexto, en su curioso uso de la lengua, en su insólita forma de hacer con
o su particular desencuentro desgarrador con la ley del lenguaje' Veinte
lo que nos permite localizar el "sentimiento de crepúsculo del
mundo", el sentimiento de estar al borde del agujero; pero también
d añós antes, en el Seminario 3, Las psicÓsis, Lacan dedicó un largo
tz otros síntomas presentes en estos momentos de la pre-psicosis: actos
u comentario al concepto de pre-psicosis en el que señalaba, entre otras
L inmotivados, como las fugas, los robos, los incendios o actos violen-
cosas, la importancia de conocer con precisión "la sensación que tiene
tos. Igualmente, diversos síntomas neuróticos pueden hacer su apa-
J
un sujeto dé haber llegado al borde del agujero". Este señalamiento
u rición: angustia, obsesiones, fobias, o somatizaciones, pero con el
o nos invitaba a conceptualizar alpie de la letra qué le acontece al suje-
z añadido de que estos síntomas tienen algo de imprevisible, de erráti-
to en el momento previo a rebasar el límite hacia la psicosis y con ello
l co, de cambiante, es decil, que no obedecen -como sucede en la neu-
poder distinguir el diagnóstico de psicosis, incluso antes de que ésta
rosis- a la repetición.
ñ
U iea manifiesia. De esté modo, orientaremos el comentario sobre la
Para tratar de las psicosis no desencadenadas seguiremos la hipóte- a
É
última enseñanza de Lacan haciendo uso de dos conceptos: en primer
sis del "caso" Joyce tal y como Lacan la propone en su Seminario 23, 3
J
luga1, el de pre-psicosls y la fenomenología del "crepúsculo de la reali-
El sinthome. Es en este registro de la clínica -que podríamos estable- 9
.fÉ dld"13 que'caracteriza la entrada en la psicosis; en segundo lugal, el
de psicoiis no desencadenadn, entendida ésta como la existencia de una ;
estiuctura subjetiva psicótica desprovista de las manifestaciones típi- 14 tbíd. 3
cas de la psicosis clásica. Finalmente concluiremos con una observa-
\U 15 Cf. ScHnsur& D. P. Sucesos memorables de un enfermo de los neraios, AEN, qH
o Madrid, 2003, pág.50.
16 Cf. Lecerv, E1 siminario,
50 r3 LaceN, l. El seminario, Libro 3, Las psicosis, Paidós, Bs' As', 1984' J. Libro 3, Las psicosis, op. cit. 6t
cer como el de la locura sin desbordar- donde aparecerá el concepto forma sintomática de estar en el mundo, a lo que Lacan llamó sintho-
d.e suplencia en oposición al de compensación imaginaria; compensa- me. Es el arte del escritor Joyce -quien transforma en su obra la cer-
ción estudiada con anterioridad por otros autores analistas como teza insoportable de sus epifanías en un enigma- lo que funciona
Helen DeutschlT y Mauritz Katan18. Cuando hablamos de una com- como un biombo para proteger al sujeto del trauma de la lengua,
pensación imaginaria que contiene el sujeto frente el desencadena- para modelar y atemperar la relación con la lengua. El ser hablante
miento de la psicosis nos referimos a una serie de identificaciones más que estar en posesión de la palabra es hablado; y con eso cons-
conformistas -adhesivas, integrales, miméticas y no-dialécticas- ante truye una trama de la familia que vehicula el deseo del Otro, el deseo
un semejante situado, respecto al sujeto, en el lugar de Ideal del yo' de los padres, el de los otros: lalenguq. Es lo que Freud llamó una fija-
Sin embargo, el estudio lacaniano de James loyce representa otra ver- ción. Lo verdaderamente traumático está en el encuentro con la len-
sión de la clínica. En este caso el mecanismo que sostiene al sujeto en gua familiar.
la pre-psicosis ya no se trata de una identificación, sino de una El Nombre del Padre es lo que nos protege del trauma delalalen-
suplencia. guat urr aparato que permite civilizar el deseo, mantener el principio
Lacan no contestó a su pregunta sobre si estaba loco |oyce o no, del placeq, y llevarnos más o menos mal con el goce. El sinthome es
examinando minuciosamente los datos de su biografía. Su argumen- una suplencia del Nombre del Padre, es una suplencia de la carencia
to no consideró los rasgos paranoides del escritor irlandés, ni sus radical de la función del padre. Como señala facques-Alain Miller en
ideas de persecución, ni siquiera lo extravagante de su carácter o sus su curso Piezas separndas, el síntoma joyceano es la suplencia de una
tendencias querulantesl9. Lacan solamente se apoyó en su obra para función que el padre de ]oyce no cumplió, esto es, la capacidad de
identificar en qué términos circulaba la subjetividad de ]ames ]oyce, dar nombre a las cosas: "Nosotros recibimos el nombre de las cosas y
haciéndonos saber de la especial relación que ]oyce mantenía con el las creemos y podemos comunicarnos, ya que estos nombres permi-
de la que podría deducirse la existencia de una psicosis sin
( lenguaje,
desencadenar. La hipótesis lacaniana sobre el autor de ulises sostiene
ten asociar significante y significado, tener un uso rutinario del len-
LU guaje".
N que en )oyce la psicosis se ve compensada por el hecho mismo de la
U |oyce padecía, igualmente, un trastorno imaginario que podemos
.(,
escritura: por la forma como utiliza las palabras para defenderse de confirmar a través de la particular relación que el escritor mantenía
É su traumático encuentro con Ia lengua. con su cuerpo. En el Seminario 23, Lacan nos lo demuestra evocando
a
É. Joyce era un sujeto que padecía un trastorno real, algo que él el episodio de la paliza que Joyce sufrió siendo joven, en el que des-
.U mismo llamó epifanías -manifestaciones súbitas de la esencia o e1 taca -de forma absolutamente concluyente- una especie de "dejar
significado de algo- que, según Santo Tomás, es la propiedad de caer su cuerpo", acompañado por una llamativa falta de afecto, de
{ revelar la esencia de la cosa misma. ]oyce describe estas experiencias
tz
dolor corporal. Pero eso no es todo. Joyce también padecía un tras-
U como diálogos cortos, diálogos interrumpidos, pero que para él te- torno simbólico: las palabras impuestas. De manera que, el sinthome
o-
nían una particularidad absolutamente trascendente: "eran eviden- en |oyce era una forma de suplencia que fuvo la propiedad de anu-
J
tes,,. Evidencia que acontece como aplanamiento de la significación dar simbólico, imaginario y real de una manera estable. Era un sín-
U
o en forma de diáiogos triviales, frases anodinas, pero cuya realidad toma terapéutico que, a diferencia de las formaciones del inconscien-
z era insoportable, "el infierno de los infiernos"; pero una evidencia de
te freudianas, se correspondía con el reverso del inconsciente, en la
la que extrajo una convicción: la certeza de su vocación de artista. Lo
f
medida en que podía ser interpretado. Se trataba de un síntoma
ñ
U qré.rot enseña Lacan de
la obra de joyce es que ésta le sirvió como mediante el cual Joyce logró mantener unidos sirnbólico y real de una
É
tratamiento de su perturbada relación con el lenguaje, como una manera bien enigmática, pues faltaba el elemento imaginario para a
anudar los registros. Esta carencia la puso de manifiesto Lacan én la X
.fÉ obra joyceana al señalar que Finnegans Wake es una obra en la que fl
17 cf. Drurscrt H. "some forms of emotional disturbance and their relation to falta el relato; esta novela no se lee para tratar de saber lo que pasa i
schizophrenia", et Neurosis r¡nd character types, International Universities en la página siguiente. !
.U Press, Nueva \ork, págs.268-286.
1,965,
18 Cf. Kere¡¡, M. "Contribution to the Panel on Ego Distortion" , en lnternational Por añadidura, el sinthome difierc del delirio -a pesar de tener F
o
numerosas afinidades con éste- en un punto esencial. En oposición al ü
lournal of Psychoanalysis, uol. XXXIX ,1'958, pá9s.265-270.
62 ]e Lata, S.'Los escritos fuera de sí, AGSM-La Otra Psiquiatría, Yigo, 2006' delirio que obtura el enigma por la certeza, Joyce lo cultiva, desci- l3
frando el enigma de las palabras que le son impuestas. Esto es para
Lacan la esencia de todo síntoma, la esencia de la clínica: un síntoma
que no puede ser descifrado Pero que sirve como ParaPeto frente al Una dificultad para e! viraje
traumatismo de la lengua. De este modo, |oyce hace de su síntoma en la psicosis
un arte, y al hacerlo, hace un uso lógico de su síntoma.
Conceptos
En "De una cuestión preliminar..." Lacanhace una notable obser-
É vación acerca de la explicación que Freud da sobre la reconciliación
r!
N de Schreber; en la culminación de su delirio, con la idea de transfor-
U
f marse en mujel, emasculación mediante. La cita a la que me refiero
.9
É es: "Creemos poder decir que Freud aquí faltó a sus propias normas
o y del modo más contradictorio, en el sentido de que acepta como
É.
\U momento de viraje del delirio lo que rechaza en su concepción gene-
o ral, a saber, hacer depender el tema homosexual de la idea de gran-
de2a...".2 Para seguir el argumento hay que recorda. qr" rnry1"*-
¿
tz
u prano en su obra, pero sobre todo a la altura de su análisis de las
o- Memorias 3 de Schrebeq, Freud señaló que el delirio paranoico era una
J defensa contra la pulsión homosexual. Eso puede leerse, por ejemplo,
o
U
en las contradicciones a una única afirmación inconsciente ,,yo lun
z hombre) lo amo (a un hombre)", cuyo tratamiento defensivo y retó-
f rico dará como resultado uno u otro tipo de delirio. Los cuatro tipos
ñ
É
ErENe LEvy YEyArr es médica especialista en psiquiatría. psiquiatra de guardia
f
J del Hospital Alvear. Miembro de la Fundación Descartes. Analista praáticante
de la Escuela de la orientación Lacaniana y de la Asociación Mundiar de É
!
.fÉ Psicoanálisis. elyeyati@intramed.net
)rlrrr-En-].-A. y átór, La psicosis ordinaria,ICBA-paidós, Bs. As., 2003, pág. 26g.
LacaN, J.: "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible dela psico-
\
sis", en: Escritos, Siglo Veintiuno editores, México, 1993, pág. 549. §
o Fnruo, S.: "Observaciones psicoanalíticas sobre un caso áe paranoia (Caso u
i
64
Schreber)" (1911), en: Obras Completas, t.Il, Biblioteca Nueva, itladrid, 1,973. 65
más conocidos de delirios que se derivan de la negación de la frase ción necesario para el apaciguamiento subjetivo, según la cual los
son: persecutorio, celotípico, erotómano y megalómano. A partir de que resultan particularmente modificados son los ideales anteriores
la relectura de esa tesis Lacan va a sostener que la conclusión freu- del sujeto. En Schrebe4 por ejemplo, el cambio es muy notable: antes
diana, según la cual schreber se reconcilia con la idea de transfor- del desencadenamiento él era un libre pensador y después se convir-
marse en mujer al verse compensado por el delirio de grandeza de tió en creyente y edificador de un nuevo sistema rerigioso. A partir de
ser la mujer de Dios, es contradictoria. Lacan propone que la expli- que el sujeto consiente "en un cierto renunciamiento, sobreviven
cación debe buscarse en el hecho de que "el verdadero resorte del huellas del fenómeno: emergencias de un nuevo ape[ido, sentimien-
vuelco de la posición de indignación, que provocaba primeramente to de una conmoción decisiva, modificación radical de ros ideales,
en la persona del sujeto la idea de la Entmann.un¡t es muy precisa- certeza de la realización de un asesinato de almas, construcción de
mente que entre tanto el sujeto había muerto".a una nueva filiación, etc."8 Para el sujeto esa muerte es correlativa de
Lacan ve en ese fenómeno, correlativo del momento de desenca- la deslocalización fálica del goce.
denamiento de la psicosis de Schrebe(, el índice de la regresión tópi- La enseñanza (auto)terapéutica que Maleval extrae de este fenó-
ca a la "hiancia mtrtífera del narcisismo", como la llama Millers' La meno es que si el sujeto supera el 'dejar plantado, y se sobrepone a la
dinámica de lo imaginario, en tanto que mortífera, se manifiesta en prueba, dejaría de tener una actitud pasiva ante los mensajes de lo
las tentativas suicidas, los estados catatónicos e incluso en los dichos real. "Este momento de transición es necesario siempre, sin duda,
del sujeto: por ejemplo, Schreber decía haber leído la noticia de su para que las construcciones del delirio adquieran consistencia...,,.9
muerte ins diarios; se veía como un cadáver leproso conducido Mientras no se cumpla ese momento de reconciliación con ro que es
"r-t leproso. Esta fenomenología constituye el resultado rechazado por los ideales, no podría alcanzarse una nueva estabili-
por otro cadáver
á" rr-ru d,inámica: la elisión fálica, resultante de la forclusióry es supli- dad mediante alguna invención delirante, y los fenómenos de ra des-
da por una regresión imaginaria. La elisión fálica no es la falta de un composición imaginaria mantendrán sumergido al sujeto en la
atributo en la imagen del cuerpo en el espeio,sino que es el efecto de angustia y el riesgo del pasaje al acto. La muerte del sujeto constitu-
la ausencia dc la condición de posibilidad del goce fálico -el cual ye un momento de desanudamiento de la estructura subjetiva, reque-
debe entenderse como un efecto fuera-de-cuerpo-, que provoca una rido lógicamente para un anudamiento correc tor a posteriori.
regresión al modo de funcionamiento imaginario, cuyos efectos sí se Dejaré solo mencionado que, a diferencia de Maleval, otros auto-
loóalizan en el cuerpo. A partir de ese momento de viraie Schreber res han querido ver en lo que se llama la muerte del sujeto, todo
puede soportat, y esperar, su transformación en mujer. aquello de lo que dan testimonio los fenómenos intrusivos que pade-
En Ló§ica del delirio, Maleval6 sostiene la importancia funcional de cen algunos psicóticos: si la iniciativa viene del otro, entonées él psl-
la observación de Lacan que estoy comentando, o sea que antes de cótico está muerto (como sujeto de autoafirmación).
producirse la aceptación de su transformación en mujer, el sujeto Teniendo presentes estas indicaciones teóricas, voy a analizar lo
Schreber había muerto. Maleval sostiene que la muerte del sujeto, que enseña la dificultad de un sujeto para producir un viraje hacia
entendida en un sentido dinámico, y no necesariamente traducida en alguna forma de estabilización luego del desencadenamiento de su
comportamientos (pasajes al acto, automutilaciones, asesinatos), per- psicosis.
teneie aI trabajo del delirio. Dice Maleval: "En el transcurso de su
delirio dicho estado (en el que Schreber se creía muerto y putrefacto)
constituyó 'la mayor angustia', el peligro más temido: el temor de
5 hundirse en la imbecilidad y que los rayos divinos lo'dejaran plan- Lo que enseña uñ cáso -o
i tud,o' ."'Maleval sostiene la hipótesis, a propósito del cambio de posi- ñ
Es frecuente observar cómo, ideales de salud, normalidad o esti- I
los,de vida, complican el hallazgo de alguna salida posibre para el i
5 n Loao*, f.: ,,De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psico- padecimiento de muchos pacientes. Esto es especialmente notable
f 5 sis", op. cit., pág.549. !
: Mtr-rER, y otros: Ln psicosis ordinaria, op. cit.
r'u 6 MaLuvel,J.-A.C. Lógica del delirio, Serbal, Barcelona, 1998' I lbí(t. i
J.
66 7 lbíd.,págs.201-207.
e lbíd. 6,
cuando, en el seno de una familia conservadora de la clase media ,_ Lo que más lo hace padecer es la autonomía del órgano que él
porteña, un hijo padece una grave perturbación mental. llama la mente. La mente, como los latidos d,el coruzónialgur,'a .re,
Hace unos años tomé en tratamiento a un muchacho cuyos padres podría detenerse, dice. E. este sentido padece dos crases de"fenóme-
sostenían que padecía una enfermedad bipolar, declarada hacía seis nos asociados entre sí: escucha frases en su cabeza y se le imponen
años, y qr" r-to había sido oportunamente diagnosticada. Para ellos la ideas que Ilama conexiones.
bipolaridad excluía el delirio -es decir psicosis-, y debía poder con-
trólarse eficazmente con psicofármacos. Además, el psicoanalista que b. Trastornos de lenguaje como fenómenos de cuerpo
trató a su hijo al comienzo de sus padecimientos, no lo diagnosticó Vacila en identificar las frases y conexiones que se le imponen
correctamente. Ellos quisieron venir a la consulta antes que el pacien- como alucinaciones auditivas o como acontecimientos mental", pro-
te para advertirme... sobre sus contradicciones. Sabiendo que practi- pios. Parecen experiencias poco separables. Algo en él responde
caba el psicoanálisis y la psiquiatría, me solicitaban que atendiera su siempre ala voz xenopática.
medicación pero admitieron que tenían dudas sobre la conveniencia Si bien se queja, los fenómenos intrusivos son correlativos de
un
de una cura analítica. Consideraban la posibilidad de realizar una afecto de euforia. No está seguro, pero cree que es Dios quien le
terapia alternativa (breve, cognitiva, más directiva, focalizada, etc.). habla. La voz dice frases qr" ,-ro siempre son completas: ,,Esie
chico
El piciente tenía hacia el tratamiento una actitud similar a la de sus tiene que prestar atención a...,,. Entonies, cada ,r", qr" se produce
el
puár"t solo que, como se sentía muy angustiado, vino a hablar con dejar plantado, cada vez que la voz se calla o se deiiene, á qre
ima_
iierta regulatidud dr.unte un año. En el tiempo que duró la consul- gina que él mismo podría separarse de esa experiencia, dice sentir
ta rechazó hacer cualquier ilación que permitiera historizar las coor- angustia, pánico, una desolacióry un escalofrío, un vacío insoporta_
denadas de un desencadenamiento. Entendía que ir al pasado -como ble.
él decía-, era hacer psicoanálisis y, en nombre de esa razón, rechaza- En el seminario 23 presenta al paciente que padecía una
_Lacan11
ba relatar historias de su vida. El único tipo de conversación que sos- psicosis lacaniana -palabras impuestas-, como un caso fáilido de tra-
tenía oscilaba entre el relato y la mostración de síntomas. tamiento del parasitismo del lenguaje. Lo compara con el sujeto
Joyce
quien también, Lacan conjetura, es invadidó por las propieáades
a. Fenómenos de cuerpo fonem¿íticas de_las palabras. Mediante el uso enigmático de
los equí-
Desde los 20 años el paciente comienza a tener crisis de agitación vocos, Joyce, a la vez que inventa una escritura s=ingula¡, se libra
del
durante las cuales el cuerpo parece ser independiente de intenciones parásito palabrero. Los equívocos de ]oyce, efecto- de su sinthome,
que se le pudieran atribuir: de repente hace la vertical; habla sin están desafectados de su cuerpo. Lacan identifica la desafectación
purur; bailá o hace figuras de Tai-chi en cualquier lugar; cambia de corporal en la forma del "absndonar, de| dejar caer la relación (de
óntonación al hablar; si en el diario lee la frase "ponerse de pie" se Joyce) con el propio cuerpo...//. Mi11er12 ra relación que exis-
para. te entre lo que Lacan anariza en er seminario ^r"rtru
23 y "De una cuestión
No puede dar cuenta de la finalidad de esto que, además, le resul- preliminar...". Cito a Miller: "Así eldejar caer la relación con er pro-
ta muy disfuncional. Tiene una relación de ajenidad con el cuerPo, pio cuerpo'... se refiere a la derericción designada en el deririo del
pero está lejos de deshacerse de él "como una cáscara" -como dice presidente Schreber por lassen... (que Lácan) traduce... por lai-
-liegen
Lu.un al hablar de ]oyce10. El hecho de que el paciente relate o mues- ser en plan (dejar plantado, dejar tirado)...,,.
tre esos síntomas ¿hace de él un histérico para quien su cuerpo es un En el caso que presento las palabras que se le imponen afectan
al
F enigma? No lo creo. La frase del diario "ponerse de pie" significa cuerpo y sus acciones de un modo evidente. Despieza palabras
que p
U puá et un imperativo que viene del Otro y lo somete a una pasividad se.le im_ponen. Por ejemplo, descompone la palaÉra impuesta ,,apo_
ó
próxima u rná i.rflrencia persecutoria ligada a fenómenos de signifi- ingl.és y en español del iiguienti-^9d9, ,,ipo"u (poáo|
.c.alin9js.'en
cación personal. A merced de un goce Otro no dispone de un medio lips (labios)-is (es) lo que significa áás vare hablar po"",i dice. fi
U
J
para separarse de é1. Luego, permanece en silencio. ¡
zu !
J P
UJ tl 7976.
lbtd., clases 10 y 7Z d,e febrero ü
10 LeceN, t2 lbíd., "Notas páro u prro,,,
68 J.: El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs' As', 2005' pág.206. 69
Su cuerpo obedece al imperativo de la enunciación f, ala vez, el
d. Algunas conclusiones
enunciado alucitratorio es interpretado semánticamente. Cualesquie- E,.el caso que anarizo, si bien pueden reconocerse ideas deliralr-
ra sean las palabras neológicas (o neosemánticas) casi siempre tienen tes, existe una gran dificurtad para crarre consistencia
a un creririo que
una misma significación que remite tanto a slls esperanzas contra- fu.cio,e cor,o Lrn modo de estabilización. Los fragmentos de
sus
dictorias de- retirarse de la voz que le habla como a la idea, también experiencias alucinatorias y delirantes
reiterada, de mantener los agujeros cerrados. Se puede reconocer ¡;uardan entrelí relaciones cJe
semejanza, pero esor"lo es suficiente pu.a qr" rr_, delirio,
siempre par_
aquí la preeminencia de la dimensión imaginaria en el tratamiento cial, se sistematice. para terrer ese resurtaáo haría falta
una irticura-
del lenguaje. Este caso verifica la idea que discuten Millel La Sagna ción que se funde en un real.
y Laurentl3 según la cual, en tarLto el cuerpo es el lugat del Otro,
separar los fenómenos de cuerpo de los de lenguaje resulta demasia- , Hu{ razones rlue <fan cuenta de su cletención ante la posibilidad
de producir un viraje hacia er apaciguamient. de
su padÉcimierrto:
do forzado. -el sujeto no sintornatiza ros ideares famiriares ni
puede rebelarse
cont,a ellos, punto_ de c,bardía que contribuyc, ai padecimiento
c. La mujer depresivo del caso. La cura se interrump" ..,or-ráo, para
preserrarlo
Hay una sola mujer en la que siempre piensa, como Llna obsesión, de p-osibles pasajes al actcl, se vuerve necesario apartárro
por un tiem-
pero a la que no se acerca. En cuanto a la sexuación el sujeto no se po q:
encuentra claramente del lado hombre. No tiene relaciones sexuales.
:" trabajo. Sus padres quieren que siga traba¡an.to.
-Si hubiera continuado, haüría de ctnfrontarse
con una contradic_
No es por falta de erotistro. Conoce el goce peniano' Todo lo erotiza ción: por un lado el misticismc'r mesiánico y por er otro
sus ideales cre
-mujeres en revistas, televisióry etc.-, se masturba con frecuencia. clase y su antisemitismo. Esa contradicción tul ,"r,le
, hubiera dado
Pero, estar frente a la única mujer en la que piensa, le da pánico- En algu.ra consistencia con la cuar ir erucubranclo un delirio
pu..irt.
general, frente al otro sexo, al no poder coordinarse al goce fálico, -El paciente no puede superar el dejar plantado, ,.ro
p.rude ,ob."_
experimenta violencia y vergüenza. Se siente un monstruo, dice. porlerse a la prueba cle retirarse de ra voz-que le habra.
si bien hizo
En algunas expresiones se insinúa la cuestión del empuje transe- referencia a l¿r cuestión de Ia muerte del sujeto, esto
no se verificó ni
xual. Una vez pronunció la misteriosa e irónica frase "Que Oriente en acciones ni en las consecuencias de sus dichos. En
algunos textos
custodie la entrada". Luego, cerró su boca. Un tiempo después, al de osho podemos leer que la metáfo¡a de ra muert"
a"iyo .,"."-
explicar 1o que significaba la frase, dijo lo que hacía con la letra. saria como modo de ascesis a su mística horística. rt "1 pu.íer-rte habra
Intentaba, mediante el uso de la O mayúscula de Oriente, producir el de eso sin certeza.
cierre del agujero que se ve en la grafía de la G mayúscula, "porclue
es la letra del punto G del goce femenino". Admite con vergüenza
. Huy que srrbraya{, además, que la significación social clel misti_
cismo orientalista en ,uestro médio tierie u^ dudoso
valor de ver-
que el punto G es parte de su anatomía. dad: ¿q,é institución, qué prácticas s.ciales poclrían d;;l;
;L",_,,,
consistencia? Al respecto vare la pena tener en cuenta
las obsery¿rcio-
d. ¿Qué discurso para ese cuerpo? nes de E. sa.tnerl4 sobre las afinidades der creririo
de schreber y Ia
Cuando habla sin reservas cotrfiesa una intc-nción misional: quie- mentali dad n ¿rcion a l-socialista cle su entorno.
re ser e1 puente que une Oriente, Occidente y a todas las religiones. -Los trastornos del renguaje y ra descomposición
imaginaria están
Quiero ser como Buda, Moisés y Cristo a la vez, dice. fue'rteme.te ligados. El diicui-sci,o re sirve para defencreíse
de lo real
Habitualmente lee a Osho, un filósofo esotérico, bastante de moda porque para él el Ienguaje es real, imagirlo.io y privado.
F
Al excluir la
en el ambiente lle¿¿r age. Algunos títulos de las publicaciones de Osho conversación analítica rechaza tar vez la únicá práctica
tiría hacer público su soliloquio.
r 1-'-re permi-
que a
U son Soy la puerta; Dal sexo o lq concienciq dil,ino; La muerte,lq última ilu-
:
sión; Meditación paso a pasq Un arte de morir por Occidente. El misticis-
J
mo y el mesianismo del paciente parece un delirio tomado prestado 3
de los textos, de los que no se apropia, en los que no puede sostener-
zu 3
se. ¿Por qué?
J
tfl 14 E,: My otttn pr.iratc Germnny (Dnnier paur schrdter,s
¡j
70
13 Mtr.rur, J.-A. v otros: La psicosis orLlinnrin, op. cit., pá9s.268'271. ,saNtNEr,
Modernity) Princeton Ur-riverstiy pressl princet on, j.996.
sacrct history of
11
"Palabras impuestas"
Contribuciones de Joyce y del Señor G. Primeau
a la clínica de las psicosis*
SÉncto Lam**
3+0:1
4
Este texto es una versión modificada, teniendo en vista los propósitos de este
libro -Psicosis actuales-, de un texto anteriormente publicado cc¡n el título
"Dos estilos de tratamiento de la palabra impuesta: ]ames Joyce y el Sr.
Primeau". Para la primera versióry producida gracias a recursos ot¡tenidc¡s
junto al Programa de Pesquisa e Iniciación Cientifica de la Universidad
FUMEC (pIoPIC-FUMEC), cf.: Penrg Ana Maria Clark, Pnlxoto, Sérgio Alves
!
y OltvatRe, Silvana Maria Pessoa (orgs). E/ estilo en la contemporatrcilnd. 3
SÉncto LeIa es psicoanalista (Belo Horizonte), Miembro de 1a Escola Brasileira o
de Psicanálise (EBP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMI'); h
s LACAN, 1., El seninnrio, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., 2006, pá9.111. Para ^
o
J
otros desdoblamientos re.alizados a partir de Sollers, Lacan y foyce, cf. Lere, S. a Cf. Leta, S.: Los escrui¿¡s
q
Los escritos.fuera dc sí: lor¡ce, Lacart y la locura. Traducción al castellano de |osé fucra.tle,sí: Joyce, Lat:an r¡ I.n ktcura..., op. cit., págs.797_
J83. Ver,.inclusive, nrrt¡ cle pie dt, pá[ina n. 20J.
(, Alvarez Yázgrez. Asociación Galega de Saúde Mental (AGSM), Colección La o' MIr-LER, {
E J.-A.: "Lacan Joyj:,,:.enl_La C
Otra Psiquiatria,2006, págs. leO y sgts. .Cause freudienne.
Tec n. 38, fév. paris, Reouc de psychnnaly_
W2 Sot.rrHs, Phillipe: "Joyce t'1. CIe , pjg. le. ,. thid.,
o ::''.f ::u"oux symptómes, iFllápag.7a. -
15.
)43 Ibíd., pá9.19. 7 lbi,l., pág. 14.
75
ese contexto, recordaría que, en elUlisses, Joyce ya designa ese flujo personajes y las narrativas: ese nombre es, él mismo, tratado tal cual
creador que toma los cuerpos de las palabras como "lenguaje del una palabra joyceana porque no deja de ser una creación del propio
amor"8. Sirviéndome nuevamente de Lacan, destaco que ese flujo James Joyce.
erótico-amoroso del lenguaje no hace existir, ni siquiera entre las Asi en lugar de "relación entre palabras,, tendríamos, por una
palabras, la relación sexual: las palabras generadas en ese flujo no operación de disyunción, cada significante en Joyce, cada palabra
consiguen hacer existir la complementariedad o la proporcionalidad joyceana, indicando el vacío de la referencia; pero pretenáo aún
entre los sexos porque |oyce no inventa, en sus libros, un término demostrar cómo, en ese vacío, acabaremos por leér el propio nombre
capaz de designar completamente lo que es la mujer, 1o que es ese de ]oyce. En la obra de ese escritoq, nos esclarece Miile¡, ,,el signifi-
elemento que -como nos muestra, por ejemplo, toda la literatura pro- cante retorna sobre sí mismo, no está conectado al sonido, no está
ducida a partir de las relaciones amorosas- fluye y escapa como el conectado a un objeto en la realidad" que podría servirle como refe-
sentido que se escurre entre las palabras mismas que un Joyce cor- rente y, por lo tanto, "sigue en dirección hacia sí mismo,,10. por esta
porificae. vía, cada significante, uno disyunto del otro, enredado por la fluen-
Lo que se procesa en el "lenguaje del arr.or" , en el procedimiento cia gozosa del lenguaje corporificado en la obra de Joycé, va a decir:
joyceano de creación de palabras o de tratamiento de la palabra, "yo soy un neologismo joyceano" y, entonces, ,,de la misma forma
siquiera puede ser rigurosamente abordado en los términos de una que los cielos y la tierra cantan la gloria de Dios, cada significante del
"relación entre palabras", de una comunicación. Pero se trata más Finnegans Wctke canta la gloria de Joyce"11.
bien de la revelación de una disyunción entre las palabras y, en esa En el flujo que caracteriza 1o que |oyce llamó de ,,lenguaje del
disyuncióry lo que se hace evidente es un vacío de la referencia: las amoÍ", el sentido se acumula y huye, su obra está marcada, en rela-
palabras joyceanas no designan ninguna cosa, ellas son vestigios de ción al sentido, por lo que yo designaría con el oxímoron ,,exceso
un goce y, por lo tanto, tal vacío nos señala la presencia de lo que disipativo": hay, al mismo tiempo, exceso de sentido y sentido algu-
Lacan designó como objeto a, ese resto de satisfacción que insiste a no. Sin embargo, no es ese exceso disipativo que distingue radical-
pesar del tratamiento que la palabra intenta dar a las cosas, esa pre- mente la obra joyceana de la fórmula que Ariman, el ,,diós inferior,,,
sencia de lo innombrable que late en ese instante en que, por ejem- imponía delirantemente a schreber diciéndole que "todo sinsentido
plo, aquel que aprende a leer da voz a las letras sin darse cuenta se anula" y que el propio Schreber reencontró en la voz susurrada
inmediatamente de lo que ellas quieren decir y de la cosa que ellas para é1, de "fuera para adentro", por un pájaro que le revela efecti-
designan. También en ese vacío, es el nombre de foyce lo que se ins- vamente cómo "todo sinsentido llevado a las últimas consecuencias
cribe como un término inaudito, como lo que Lacan llamó S., y gue, acaba por llegar a un punto en que se anula a sí mismo,,12. Sin duda,
en la lengua francesa tanto designa la letra "S" del significante, que en la obra de |oyce, en el tratamiento que él proporciona a la palabra,
por tener el índice 1 es un "significante ar,1o" , ordenador; fundamen- podremos detectar aquello que Lacan nos orienta, a pártir de
tal, como reverbera homofónicamente la palabra essaim, o sea, el Schrebeq. a escuchar en el delirio del psicótico: ,,se trata de un men-
"enjambre" que, como sabemos, implica múltiples unos, una colecti- saje que no proviene de un sujeto más allá del lenguaje, sino cierta-
vidad de una sola "cosa" . Por lo tanto, el nombre de |oyce se inscri-
be en ese vacío en la medida en que él se destaca en el mundo de las
letras como un creador de palabras, su "estilo" se destaca por hacer ro Mtt-rnn,
J.-A.: "Lacan avec Joyce", op. cit., pág.76.
)1 tbíd., pág.76.
con las palabras lo que muchos escritores se limitan a hacer con los
t2 ScHRunrR, D. P.: Mem(trias cle unt doente
dos neroos, Graal, Río de Janeiro, 19g4.
Destaco que, en los pasajes encima citados, la expresión "sinsentido" sustitu-
8 The corrected text edited by Walter Gabler with Wolfhard ye lo que fue traducido en portugués por "absurdo". para hacer tal sustitu-
{
lovcr, J.: Lllysses.
!i
f Steppe and Claus Melchior. Vintage Books, New York, 1986, pá9.226. ción, me pauté por la cita que Lacan hac", en alemán, o sea, en el original, de
) 9 Joyce no inventa la mujer en sus libros, pero me autoriza a localizar en su vida,
a partir del modo como concibe Ia relación mantenida con Nora Barnacle, Mrs.
la fórmuia de Ariman: " Allcr llnsinn hebt sich nuf ' - el término Llnsinl podría
haber sido traducido literalmente por ',no sentido,,; cf. Lnt nN. ,,O,une ques_
i
I
James Joyce, que -conforme él mismo llegó a declarar- fue quien hizo de él un tion préliminaire á tout traitemcnt possible de la psychose", Écrits.seuil, paris,
L,
É
\u hombre. No será entretanto en este texto donde podré desarrollar más este 1966, pág.574. lBn la edición castellana: LacaN, J.:,,De una cuestión prelimi_ f
punto que, ciertamente, merecería un mayor desdoblamiento: la relación entre nar a toclo tratamiento posible de la psicosis", Escritos 2, siglo veintiúno edi- ó
f
76 fames |oyce y Nora. tores, México, "1978, pá9.556.1 77
mente de una palabra más allá del sujeto"13. En otros términos, en el pájaro azul. Es un'anarchic system,. Es un,assastinat,político...
ambos casos -Joyce y Schreber (aunque de forma diferente)-, como que es la contracción entre assassinat (asesinato) y assistanai (asisten-
también en las psicosis, lo que encontramos no es un ultrapasaje o tado), que evoca la noción de asesinato"lT AJ ser entrevisiado, er
una anulación del lenguaje, sino una palabra que, imponiéndose más paciente concuerda con Lacan en que, entre las palabras assassinot y
allá del sujeto, lo sobrepasa y, tributaria de la forclusión de un signi- assistanat, no hay en sí tanta diferencia, sino mái biery un equívoco
ficante fundamental (el Nombre del Padre), no deia de imponerse que no le permite distinguir una de la otra y, por eso, ellas se Ié impo_
como una anulación del sujeto. En ese contexto, me parece impres- nen, como tantas otras, en una contracción,,,aráfagas, a veces,
espon_
cindible destacar cuánto james joyce, sobretodo a partir de la lectura táneamente"lS. En la rección der 77 de febrero de igzo, Lacan dejl en
que Lacan le dedica en7975-197614, es decisivo para que apreenda- evidencia gle, el ejemplo ofrecido por el paciente, ,,el signifiéante
9n
mos lo que está en juego en el tema de este libro organizado pot se reduce ahí a lo que es, al equívoco,-a una iorsió n d.e uorYlg,
u unu
Emilio Vaschetto, o sea, en las "psicosis actuales". A fin de cuentas, so¡oridad que, más que representar al sujeto, lo confunde, lo engaña
como Vaschetto nos indica aqui los "transtornos del lenguaje" -y el y lo perturba. Me parece, entonces, que lá ,,psicosis lacaniana,, inves_
propio hablar, según jacques-Alain Miller, es un transtorno del len- tigada por Lacan le permite destacar rr-ru ot.u definición para el sig-
guaje- son una referencia preciosa Para que localicemos efectiva- nificante. En ese nuevo contexto, er significante no es propiamente l,o
mente 1o que dice respecto de la psicosis, en un mundo donde el que representa un sujeto para otro significante, lo que está en juego
no
diagnóstico de psicosis se diluye en Manuales como el DSM-IV, y la es exactamente la representacióry aunque la consideremos.sieinpre
psicosis misma parece presentarse de un modo más sutil y hasta fallida en la medida que inscribe un sujéto dividido entre dos signifi-
ordinario. Será importante, por lo tanto, tematizar tanto la proximi- cantes sin que él consiga ser completamente desi¡;nado por rr-ro
á p.r.
dad como la distancia entre joyce, la psicosis y una experiencia gozo- otro. Lacan pasa a resaltar la falla que la representación significante
sa-lenguajera que sobrepasa al sujeto que habla. es, el equívoco, la torsión de voz, ro que hace resonar ras"palabras
En la lección del 77 de feberero de 197 6, Lacan hace referencia a un hasta el_punto de perturbar a quien las escucha. por eso, puruLl Lacan
psicótico entrevistado por él durante una "presentación de enfer- que lee ]oyce en 197s-7976, ra parabra no es más abordaáa en su fun-
mos". Ese paciente se llamaba G. Primeau y localizaba el agrava- ción de liberar la verdad de un su¡'eto. La función curativa con la que
miento de su locura a partir de lo que él mismo designó, "lacaniana- ella consolidó al psicoanálisis como una talking cure (,,ftaLamiento p,r
mente" conforme resalta Lacan, como "palabras impuestas"ls. Tales la palabra") deja de ser enfatizada, pero sin-que esto irnplique su
palabras eran definidas así por el Señor G. Primeau: "Es una emer- abandono por los psicoanalistas: la paiabra pasa a ser tratacii, incrusi-
ve en relación a lo que se llama de ,,un hombre normal,,, como ,,un
fJencia, que se impone a mi intelecto y que, considerando el senso
comúry no significa nada. Son sentencias que emergery que no son parásito..., la forma de cáncer que aqueja al ser human o,,20, apesar de
reflejadas, que todavía no fueron pensadas, Pero son una emergen- que muchas veces éste no lo perciba.
cia"16. Cuando Lacary durante la entrevista, le pide un ejemplo de La obra de Joyce indica que, en lo que concierne a la palabra, algu_
esas sentencias impuestas, el paciente hace evidente un procedimien-
na cosa le era impuesta porque, ,,en el progreso de aiguna manera
to de contracción y de creación de palabras muy próximo a lo que, con continuo que su arte constituye", desde sus primero, críticos
"r"riuyo,
Sollers, encontramos en el sinse cotporificado por Joyce: "Me matará
17 tbíd., pág.29.
13 Lacen, 18 tbíd., pág,.29.
J.: "D'une question préliminaire á tout traitement possible de la psy-
chose...", Écrits, Ser1l, Paús, 1966, pág,. 574. [En la edición castellana: Lacar.r, f ., tL.1r, Jacques. Lc seminaire. Liz¡re XXilI, Le sinthonrc...,op.
'' edición cit., pág. 95.[En la
"De una cnestión preliminar...", Esuitos 2, Siglo Veintiuno editores, México, castellana: LACAN, J., Er sentinario, Libro 23, Lc sitrthome,'ip i:it.., pig oz1
I
zo rbíd., pág- 95. B
f 14 7978, pág.556.) [En ra edición casteilana: tbíd., pág.93] Jacque!-Atrií
tematiza ese cambio del estatut. de ra parabra para Lacan d-estacando
üiil". r
LacaN, l.:Leseminaire.LiureXXIII,Lesinthome...,op.cit.[Enlaedicióncaste- como,
J
Ilana: LeceN, l.: El seminario, Libro 23, El sbúhome, Paidós, Bs. As', 2006.] en la última enseñanza de Lacary er seniido, er significante y el
saber so., reba-
i
9 1s lbíd., iados en la medida misma en que ra palabra -ai-ser asimilable a un cáncea
{
I
É
págs.91-702. [En la edición castellana: lbíd., pá9s.89-99]
un parásito- pierde su función de,,vía de salvación,,: cf. Mu_lnn,
a f,
.U 16 Lecen, J., "Una psicosis lacaniana". Presentación de caso, EI Atmliticónn" 1, J._A.:
,,Le
réel f,
Texto establecido por J.-A. Miller (Traducción y prólogo de Vicente Palomera), est sans lol", La Cause fre^u_dienne. Reuue de psychanaryse: L obscur cle -
Ia jouis-
78 pág,.20. sance/ n. 49, Paris, nov. 2000, pág.12. 7g
acaba Por ser escrita"'
la "palabra que"' Ahora, el hecho de que encontremos en el since ioyceano cuatro
hasta el Finnegans Wake,
-termina imponiendo al lenguaje elementos y, en assistanat, apenas tres, no me parece que sea para des-
]oyce, al quebárla, desmantelárla, considerat especialmente si tenemos en cuenta la orientación de
de-descomposicióry que hace que ya
-ít*" una esp"cie de quiebre, desaparición de la identidad Lacan según lá cual, para Joyce, la obra -a través de la cual él se hace
no haya más iáentidad ionatoria"2r.La
un nombie, o sea, se torna ';poeta del propio poema"23 que se inscri-
fonatória, o sea, de lo que puede distinguir los fonemas entre sí y' por
be en su vida- funcionaría a su vez como un cuarto elemento capaz
1o tanto, hacer prevalecer la lengua como un sistema de diferencias'
libro, aunque de compensarle la "cafertcia" de la función simbólica del padre y, asi,
es evidente sobie todo enelFinnegansWake porque este
de encontrar un amarre para la psicosis que, en el caso del Señor C'
escrito predominantemente en inglés, no solo incluye palabras
pasajes donde 1o que está escrito Primeau, perturba considerablemente su vida porqYg tal nombre,
varias lénguas como también tiene
rever- aunque corporificando algo del "primero" y del "Yo"'n, no consigue
en inglés puede hacer reverberar el alemán, el francés" ' En esa
como un soporte sonoro del sen- producir en el campo del Otro, en el ámbito de la cultura, un trabajo
teraclOn, el significante Permanece
identidad fonatoria es radicalmente (ue, excepto por la breve acogida dada por Lacary lo trate como algo
tido, pero al Áismo tiempo su
original.
estreÁecida y tal perturbación afecta el flujo mi,smo del sentido: se
A partir de la diferencia entre forjar una palabra con tres elemen-
cuentan histórias, por eiemplo, en el ltlises y también en el Finnegans
tos y otra con cuatro, a partir de la distancia entre no incluir o inclui¡,
Wake, pero ellas no iier-t"., la fluencia que encontrábamos en
en esa palabra, una cierta marca o el propio nombre de aquel que la
Dubtininses y aún en el Retrqto del artista, o inclusive en otros textos
.reu, *" permitiría destacar lo siguiente: en el caso de joyce, el coefi-
que no siguán el ritmo devastador con el que Joyce buscó de-spertar
con ciente de anulación -que, con Lacan, puede ser designado con la pre-
u tu tit"tJrra de la somnolencia de la narracióry comprometida
sencia misma del objeto a- no es aPenas 1o que se impone al sujeto
el sentido de la historia contada.
como equívoco o torsión de voz cuando el significante es reducido a
Por eso, en lo concerniente a la palabra impuesta, comenzaría por
G' lo que éfectivamente es. En |oyce, mucho más que en el caso del
demarcar la diferencia entre los estilos de James ]oyce y del Señor
por Lacan, resaltando que' en el pri- Señor G. Primeau, la imposición del equívoco propio al significante,
Primeau, paciente entrevistado
equivalente también a la fuga del sentido precipitada por la acumu-
mer caso, el tratamiento dado á la palabra impuesta es mucho más
joyce' la lengua laiiOn misma del sentido, es contrabalanceada por otra faceta del
extenso, complejo y radical que en el segundo' En
la lengua de los dominadores de Irlanda' su coeficiente de anulación que el nombre mismo de joyce corporifica'
inglesa -que es íambién
que lanza como escritor- será contí- Así al agujero del equívoco significante, a la fuga del sentido, ]oyce
tie"rra natáI, y la lengua en se
suldentidad fonatoria a tal punto que los contrapone el propio nombre y, en esa operación de nominación, con-
nuamente esiremeciáa en
resuenen como significantes provenientes de trabalancea, de un modo mucho más eficaz que el del paciente entre-
significantes "ingleses"
el inglés, según Philippe-Sollers' deje vistado por Lacary la acumulación del sentido de las palabras, el
otias lenguas, aipunto de que
"parásito palabrero" que afecta a todo ser humano.
de existir, tanto como cualquier otra lengua, como una lengua auto-
joyceano con el Apuntando a un mayor esclarecimiento del tratamiento de la
suficiente22. Además de estb, si comparamos el sinse
entrevistado por Lacary verificamos que/ en palabra impuesta en ]oyce, citaría aún dos comentarios que Philipe
assistqnat del paciente
e assistsnnt- fueron insertadas Soupault nos legó de su contacto con ese escritor. Refiriéndose a un
este último, dts palabras -assassinot
trabajo conjunto de traducción de un fragmento de Finnegans Wake,
juntamente con un coeficiente de anulación que hace que el término
con- Soupault destaca cuánto, para |oyce, "era necesario considerar las
ossistunat suene como un equívoco, en cuanto que, en sinse'hay
palabras más el coeficiente de anulación' palabras como objetos, estirarlas, cortarlas, examinarlas al microsco- 1'
tracción de tres I
6
23 A lo largo de mi libro, Los escritos
21 lbíd., pág.96. [En la edición castellana: lbíd', pág' 9a] fuera de sí, busqué explicitar cómo Joyce se
f 22 PhiliÉpe"Sollers, en el ya citado "Joyce et Cte", op' c.it afitma que "desde que torna "poeta del propio Poema" a medida que inscribe el nombre Joyce en la
J ' tanto historia de la literatura.
ñ
-t
rinni§ans wake fue escrito, el inglés no existe más. El no existe más, 24 En "Primeau", tenemos algo que nos remite al "premier", al " prirne" , o sea, al C
(SollEns, Ph.:
0 como cualquier otra lengua, en üanto lengua auto-suficiente" "primero"; por su parte, la letra "G" no deja de resonar como "fe", donde -
É
.ú
;jof." Cie", o/r. cit., plg. l5). Esta afirmación, como ya indiqué en el.inicio m
encontramoi por 10 tanto el pronombre que designa la primera persona del
ie áste "ttexto, será expliciámente evocada por Lacan en la primera lección de singular. 8l
80 su seminario consagrado a JoYce'
pio"2s -la palabra impuesta en joyce, a diferencia del caso entrevis- escritos de joyce, pasaría a esforzarse para decifrarlas. Al Señor G.
tado por Lacan, no se daba de modo tan espontáneo porque se efec- Primeaq aprisionado en un "círculo solitario"2g, con pronóstico
tivrzaba en todo un tratamiento que éste, como escritor, confería a la dudoso en lo que concierne a los síntomas que Ie afectan el cuerpo al
palabra, exigiendo que redoblásemos o le devolviésemos la imposi- punto de haberlo conducido una vez al suicidio, no le resta otra solu-
ción con que ella misma nos afecta y nos perturba. Con su escritura, ción que la de curvarse ante la voluntad de un Otro que le impone
Joyce busca perturbar la palabra que lo perturba -es ese doblez que polifónica y perturbadoramente las palabras. Es importante destacar,
el Sr. G. Primeau no consigue efectuar, aunque lo intente a partir de en ese contexto, que la expresión "círculo solitario" fue utilizada por
un mecanismo situado por é1 mismo como del orden de una reflexión el propio Sr. G. Primeau para designar el mundo en el cual, al encon-
o de un mundo imaginativo: "Tengo una amiga Bárbara y de lo clue trarse "emparedado por dentro", él no podía transponet "para la
resulta Sants Btírbaro. Santa Btírbsra es una frase emergente... [una realidad del día a día"30,1o que le era impuesto. Lo que |oyce consi-
palabra impuesta]. Siempre tengo esa disyunción entre las dos, se gue con su obra es justamente esa transposición, para la realidad más
completan según la influencia del tiempo, y que no son del mismo cotidiana, de las palabras que le eran enigmáticamente impuestas:
tipo; una es emergente y la otra es reflexiva".26 diccionarios joyceanos son producidos para esclarecer sus escritos, el
"Es un lenguaje muy simple que uso en la vida cotidiana, y por dia en que transcurre Ulises se torna cada vez más celebrado en el
otra parte, hay un lenguaje de influencia imaginativa, en el cual hago mundo entero como "Bloornsday", miembros de la familia de ]oyce
trna disyunción de las personas que me rodean. Eso es lo más impor- dejan de ser vistos simplemente como personas comunes por el sim-
tante. Mi imaginación crea otro mundo, un mundo que tendría un ple hecho de haber sido próximas a él y, asi pasan a ser literalmente
sentido equivalente al mundo llamado real, pero que estaría comple- bio-grafiados3l. Otro modo de abordar esta diferencia -entre el Sr. G.
tamente desunido. Los dos mundos estarían completamente desuni- Primeau preso en su "círculo solitario" y la transposición realizada
dos. Por otro lado, estas frases impuestas, en la medida en que emer- por Joyce, que no deja de visar una serie de conexiones mantenidas,
gen para agrediq, a veces, a la persona, son puentes entre el mundo hasta hoy, sobre todo por los llamados "joyceanos"- es aproximar tal
imaginativo y el mundo llamado real".27 aprisionamiento y tal transposición a 1o que |acques-Alain Miller nos
Ahora, después de hacer alusión al modo riguroso con que el esclarece, por un lado, sobre el "círculo de Popilio" y,por el otro,
Ulis¿s fue construido, Soupault nos muestra también, a través del sobre el enredo ioyceano en el nudo borromeo32.
estilo con que Joyce trata la palabra impuesta, la presencia de una La descomposición que joyce imprime a las palabras, según la
especie de asignatura, de nominación y de redoblamiento apropia- enseñanza de Lacary da lugar a una deformación marcada por la
dor de la perturbación provocada por el parasitismo de la palabra:
"Joyce exige de su lector un esfuerzo sin dispersión. Le impone de 2e L¡c,qN,
J., "IJna psicosis lacaniana". Presentación de caso, op. cit., pág.37.
entrada su tono, su color, su estilo. La imaginación jamás puede ztt 7¡¡¿., pág. 33.
seguir libremente su curso. Desde la primera palabra, aquel que osr.l 31 Sobre la esposa cle
Joyce, tenemos la biografía realizada por: Meooox, B.: Norn:
comenzar Ia lectura es de algún modo aprehendido y, cueste lo quc thc real lifc of Molly B/oorr, Houghton Mifflin, Boston, 1988. También el padre
cueste, deberá curvarse ante la voluntad del autor".28 de Joyce tuvo su vida relatada en: JacrsoN, John Wyse; Cosru-t.o, Peter lohrr
Stnníslaus loyce: thc ooluminous life nnd gcnius of lnntes loycc's fnther. Houghton
Si Lacan reconoce la singular inventiva del paciente que forja la
Miffliru Boston, 1988. Más recientemente, fue lanzada una biografia de la hija
expresión "palabras impuestas", pe«r al mismo tiempo, en el final de de Joyce, Lucía, que, a diferencia del padre, tuvo gran parte de su vida fuerte-
la entrevista no deja de subrayar 1o poco optimista que estaba mente marcada por la presencia de la psicosis; aunque la autora de esta
encuanto a su pronóstico, es porque, en palabras como assasflnation, biografía llegue a problematizar el diagmistico de psicosis dado a Lucía, -o
no encontramos propiamente la marca de un auto4 o sea, un nombre tomándola muchas veces más como un "chivcl expiatorio". Ta1 libro es, para q
9
33 LecaN,
l.: Lc seminaire, Liare XXlil, Le sinthome, o¡t. cit., pág,. 97. lEn la edición
castellana: LacaN, J., El seminario, Libro 23, Le sinthome, op. cit., pág.941
i
37 L,+ceN, l.'. Le seminaire. Liare XXltl, Le sintlLome, op. cit., pág.144' [En la edición !
(9
É ^ .
.U 34 MtLr-En, J.-A.: "Le réel est sans loi", op. cit., pág.73. castellana: L¡ceN, J., El seminnrio, Libro 23, El sinthome, op. cit , pág' 7421 ;q
35 lhíd., pág. 1.3. 38 lbítt.,pág. 144. [Enia edición castellana: Ibíd.,pág.M2)
84 36 tbíd., pág. 13. 3e lbít\., pa[. tsa. [En la edición castellana: lbíd, o¡t. cit. 85
lll. Suplencias
Estudio sobre las soluciones narcisistas
en las psicosis
Gwttratvto A. Bcuca*
lntroducción
En la última enseñanza de Lacan se puede verificar estudiando
sus presentaciones de enfermos la inauguración de una clínica que ya
no será la de Freud.
A tal punto, que se puede definir que se trata de la época lacani-
ana del psicoanálisis. Dado que esta clínica ya no se corresponde con
el reino del Nombre del Padre, sino con la de la enseñanza del
matema S(A) (significante del Otro tachado). En la cual, no solo plu-
raliza el Nombre del Padre sino que lo socava desde el interior, ata-
cando mediante el equívoco ellazo del significante con lo que se cree
es su significado.
Es la época de la inexistencia del Otro, la época de los desengaña-
dos, la época de la errancial.
En este sentido, la presentación de la paciente Mlle. B., en 1976,
permitó ilustrar esta clínica. Es más, su relectura -sobre la que
volveremos varias veces* tiene la importancia de que no solo mues-
tra una clínica en particular, sino que anticipa una práctica con las
psicosis, que también irá más allá de las mismas. Así el caso, puede
.E
a
Gulurnuo Brucl es médico psiquiatra, psicoanalista (Buenos Aires), miem- o
bro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación 6
Mundial de Psicoanálisis (AMP). AE (7999-2002). Jefe del Servicio de Salud
Mental del Hospital Central de San Isidro. Docente del Instituto Clínico de ñ
+
Buenos Aires. Docente de las Facultades de Medicina y Psicología (UBA). C
gbelaga@fibertel.com. ar -
m
Mnrn& l.-A.: El Otro que no existe y sus comités de ética, con la colaboración de
Eric Lauren! Paidós, Bs. As., 2005, pág. 11,. 89
trasladarse en general a una clínica, donde el sujeto cad¿r vez más Así de forma imprevista para estos personaies de vicla acomoda-
está expuesto a Io real, y enuncia sus incertidumbres y descreimien- da, se pone en evidencia que ya no se está en la propia casa, que el
to de los semblantes. Nombre del Paclre ya no puede taponar ni garantizar el e'stado de
En lo que hace a las psicosis, a partir de la enseñanza lacaniana de bienestal, y entonces el miedo y la angustia alcanzan a todos estos
la presentación de enfermos, J.-A. Miller propuso la cliferencia entre sujetos criados bajo un orden tradicional ya caído en el pasado. Para
enfermedades de la mentalidad y del Otro2. Estas últimas, caracteri- todos, menos para sus hijos, que parecen gozar de cierto cinismo y
zadas por la certeza, por un Otro no tachado, que hace que estén empuje por recordarles a los padres que lo real se impone y no tiene
much¿rs veces en cierta armonía con sus cabezas y sus cuerpos. estructura de ficción.
Enfermedades serias, que se vinculan cc¡n el rnodo en clue Lacan De esta nlanel'a, la película nruestra una época donde hay un
tomaba al Nombre del Padre en sus inicios: como lo que orclenatra al desamparo organizado, donde lo traumático irrumpe angustiosa-
rnunclo, como significante del Otro, S(4), como Otro del Otro. mente cuando los sujetos cornprueban la falla de una vida autoorga-
Cuestión qlle más tarde fue revisada, y el concepto de forclusión del nizada, en la que creían estar en un mundo de espacios protegidos o
Nombre del Paclre pasó a ser reemplazado por el de fuera de discur- inrnunes.
so. Situación que lejos de los primeros seminarios de Lacan, muestra
Entre las consecuencias de esta distinci(rn, las enfermec{ades de la que lo simbólico ahora se consagra a la imagen. Es más, se pLlede
mentalidad se presentan para nuestra práctica como una enseñanza, afirmar que el mismo está dominado o en continuidad con 1o imagi-
porque permiten comprobar los efectos de estar expuesto a lalerrgua, nario, y que cuando se desestabiliza prodtrce como corlsecuencia ya
sin ninguna defensa frente a lo real. Además de como esto rebasa los no el malestar en la civilización, sino la civilización del trauma3.
códigos, y provoca que se pase por debajo de las normas sociales, Es desde est¿rs lecturas que proponernos abordar el esttidio de las
exponiendo las patologías de la identificación en la época del Otro soluciones imaginarias de las psicosis. Esa relación que tanto ha lla-
que no existe. rnado la atención desde el Honrbre de los Lobos, entre narcisismo y
La clínica lacaniana que parte de esta inexistencia, implica leer l¿r restauración imaginaria. Planteos que más tarde, en el seminario
presencia actual de los que no se engañan más con el Nombre del denominado RS1, son reformulados por J. Lacan, cu¿rndo en los tér-
Padre. Asi podemos recurrir a la cultura para pensar sobre ello. Me minos de su topología complejiza la triple identificación freudiana y
refiero a la película franco-austríaca Caché (Esconditlo) del director el lugar del Nombre del Padre, situando un cuarto término como
Michael Haneke, donde Ios hijos de los protagonistas saben de ma- condición para el anudamientoa. Asi el estudio del nombre propio
nera explícita o implícita que el Otro es un semblante. aparece desde el pur-rto de vista de la nominacicin, como referente er-r
La trama muestra cómo lo simbólico cor-rtemporáneo ya no cum- el sentido que 1o explica Kripke, como denominador rígido. Dando
ple con la pacificación, ya no es el simbólico que le permitía a Lacan lugar -entre otras- a una nominación imaginaria, corno lazo entre 1o
ordenar Ia experiencia analítica con el ¿ltravesamiento dialéctico c-le 1o real y lo simbólico, que subyace cuando se menciona la identificación
imaginario. "com<r s1", y lo el "carácter narcisista". Una forma de anclaje, de
I'or el contrario, los protagonistas de la película -representados remiendo particula¡, una solución vinculada al sinthoruq definido
por Daniel Auteuil y Juliette Binoche- que vivían apaciblemente, de como real de un imaginario de seguridad.
repente pasan a ser filmados en sus vidas privadas, sin saber nunca En principio, cualquier estudio sobre las psicosis toma alguna ref-
por quién, en una situación que no parece tener medida ni límites. erencia del Presidente Schreber. Para el presente, resulta importante
Enigma que -¿por eso misnro?- no quedará resuelto en el final, y que la distinción que realiza Lacan de las tres iclentificaciones que !@
J también será trasladado en forma ansiógena a los espectadores. reconoce en el mismo como suplencia a la identificación fálica: la ñ
U o
m Es este detalle, impecablemente transmitido por el directol. lo que primera oclrrre en la etapa del predesencadenamiento, al significante 2
o marca la época:
cómo el objeto a (mirada) comanda la subjetivación
É
)J contemporánea. 3 --t
Lau«rnt, E.: "El tratamiento de la angustia postraumática: sin estándares, C
f
(, 2 pero no sin principios" , en: La urgencia generaliznda: cit:ncia, política y clínica clel -
m
MtLlen, J.-A.: "Ilnseiranzas de la presentación de enfermc¡s", revista LItLo por trnurnu, G¡ama ediciones, Bs. As., 2005, págs. 31-49.
90 uno N'- 44, Eolia-Paidós, Bs.As., otoño de 7997, págs. tt9- 101.
I Let rx, J.'. Semitrario RSt, 1974-75 (inédito). 91
del deseo de la madre. La segunda identificación es una identifi- tencia, y de golpe algo le había ocurrido, no era capaz de explicar
cación narcisista, la del "cadáver leproso", expresión de i(a). Por últi- qué. Chocaba ahí con algo, y faltándole por entero la clave, se metió
mo, la identificación que manifiesta la resolución delirante: "Ser la tres meses en su cama/ como para ubicarse".9
mujer de Dios".5 En esta época, la estabilización es planteada como una sustitución
imaginario/real, como lo manifiesta el delirio paranoico, pero tam-
bién la solución del "como si". Del mismo modo, se podrían ubicar
los casos Dick de M. Kleir¡ y del pequeño Robert de R. Lefortl0.Asi
1. El "conformismo narc¡sista". es conocida la definición de Lacan del "enchapado" del mito edípico
El mecanismo "como si" en relación a Dick. El niño de cuatro años, para quien lo real y lo
imaginario eran equivalentes, y que como respuesta a la intervención
Anteriormente, en el texto sobre "Los complejos familiares", Lacan intrusiva de la terapeuta produce un movimiento en donde imagi-
observa un "conformismo narcisista" previo al momento del desen- nario y real comienzan a estructurarse "al punto que se humaniza".
cadenamiento. Luego, en la fase "fecunda del delirio", los objetos Consideraciones similares describe cuando discute el diagnóstico
transformados por una extrañeza inefable se revelan como enigmas, del caso Robert. El pequeño vive solo lo real, ya que se trata de "una
encuentros repentinos, significaciones: "Es en esta reproducción que síntesis de lo imaginario y lo real"11. Al respecto, Lacan destacará la
se derrumba el conformismo, superficialmente asumido, mediante el elaboración imaginaria secundaria, subrayando cómo el compor-
cual el sujeto ocultaba el narcisismo de su relación con la realidad"6. tamiento motor que el niño alcanza está en relación al dominio ima-
Asi en 1938, establece una clínica diferencial en base a los fenó- ginario.
menos imaginarios del estadio del espejo. En lo más alto de la escala
ubica al delirio de reivindicación, y sucesivamente, el delirio sensiti-
vo de Kretschmeq, y el delirio de interpretación. En un nivel menol,
la psicosis alucinatoria, y por último, la parafreniaT. Ya en el Semi- 2. Las ps¡cosis luego de "lntroducción al narcisismo"
nqrio 3 toma el período prepsicótico de un caso analizado por Katan.
Un hombre joven cuyo desencadenamiento ocurre en la pubertad: En "Duelo y melancolía" (1976) Freud se refiere a un caso de
"En ese sujeto, nada había del orden de un acceso a algo que pudiese esquizofrenia, que Landauer relata en "spontanheilung einer
realizarlo en el tipo viril. Todo faltó. Si intenta conquistar la tipifi- Katatonie" (1914) ("La cura espontánea de una catatonía"), como una
cación de la actitud viril es mediante una identificación, un ilustración muy pura de la "identificación narcisista".
enganche, siguiendo los pasos de uno de sus camaradas". Para agre- Hasta entonces, este término era aplicado a la clínica de la histe-
gar que encuentra a7lí "el mecanismo del 'como si', que Helene ria. A partir de ahora, empieza a diferenciarlo de la "identificación
Deutsch destacó como una dimensión significativa de la sintoma- histérica", y con el uso de este concepto dispondrá de un punto de
tología de las esquizofrenias". Definiendo que se trata de un meca- apoyo para su clínica diferencial. Lo que le permitirá aislar y oponet,
nismo de compensación imaginario del Edipo ausente, "que le hu- de un lado, la esquizofrenia de la paranoia, y de otro, la neurosis
biera dado la virilidad bajo Ia forma, no de la imagen paterna, sino histérica de la melancolía.
del significante, del Nombre del Padre"8. En cuanto al caso descripto por Landauel éste pone de relieve la
Luego, subrayando aún más este mecanismo, citará una de sus extensión de la libido del yo en la identificación asociada al narcisis-
presentaciones de enfermos: "Recuerden ese pequeño sujeto que evi- mo. En el texto, que nos es posible conocer en detalles por una inves-
tigación de Vicente Palomeral2, se refiere a una enferma de 23 años, f
)U dentemente nos parecía, a nosotros, muy lúcido (...) se había vincu-
6 lado a un amigo que se había vuelto su punto de arraigo en la exis-
o
É 5 l^
10
yaia., pág.28e. f
u LacaN, J.: "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psi- LacaN, J.: El seminario, Libro 7, Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Bs. As., !
J
J cosis", en: Escritos 2, Siglo Veintiuno editores, Bs. As., 1987, págs. 573-564. 1985. c
5 6 Laceru, l.: La familia, Argonauta, Bs. As., 1987, pág.700. 11-
lbíd., págs.730-166. i
(, 7 12 PaLourna, V.: "Freud y la esquizofrenia", ü
lbíd., págs.100-102. en: Llno por Uro, Rev. Mundial de
92 8 LeceN, J.: El seminario, Libro 3, Las psicosis, Paidós, Bs. As., 7986, págs. 274-5. Psicoanálisis, n" 39, Bs. As., 1,994, págs. "106-1,26. 93
Marie, cuya madre murió al nacer. A los 16 años, su padre empieza a a la masturbación y se echaba en la cama de modo tal que pudiera
jugar en la Bolsa y pierde toda su fortuna, al tiempo que se entera que observarse ante el espejo. Esta condición del espejo era esencial tam-
su mujer actual 1o engaña con otros hombres. Esto fué demasiado bién en sus relaciones con los hclmbres, ya que lo que trataba de
para este hombre quien decide una noche a las 11 hrs. poner fin a su observar era la relación sexual.
vida disparándose un tiro en la sien izquierda. Despertada por el Además, se informa que de pequeña había espiado con gran
ruido de la detonación, Marie entra en la habitación, agarra la pisto- curiosidad lo que acontecía en el dormitorio de sus padres. En este
la y se dispara en el mismo lado, produciéndose una herida. Varias "empuje a mirar" se trataba, como resalta Landaueq, de una repeti-
personas que entraron para socorrerla la encuentran riendo y brin- ción de una escena que había presenciado en la habitación de sus
cando por la habitación, con una expresión rígida en el rostro y padres (entre los cinco y seis años): "En un cumpleaños de su padre,
diciéndose a sí misma: "¡Muerto estál ¡Muerto está! ¡Las 11!". se había vestido a toda prisa para poder felicitarle. En la habitación
Llevada a un sanatorio psiquiátrico, permanece durante ocho contigua reinaba el silencio. Marie miró dentro y vio que la cama de
semanas en un estado típico de la catatonía: sin pronunciar una sola su padre estaba vacía. Su madre, por el contrario, estaba en la cama
palabra, rígida e inmóvil en la cama y repitiendo siempre 1o mismo: sentada frente al espejo. Se maquilló, tras las abluciones de sus partes
"¡Muerto está! ¡Las 771". Pero, de repente se recuPera y Marie es íntimas, se puso coqueta y se recosté para dormir. Tras ésto, entró su
externada. padre en la habitación vestido solo con la camisa, y despertó a su
Dada su nueva situacióry se ve obligada a buscar un trabajo, y se mujer con besos. Luego mantuvieron relaciones sexuales. Marie salió
traslada a otra ciudad para dedicarse al teatro. Vive muy retirada y corriendo furiosa y estuvo durante todo el día inmóvil y sin felicitar
no tiene ningún pretendiente. En las vacaciones, antes de cumplir los al padre".
19 años, vuelve a su casa y busca a un amigo de su padre, médico de Si bieru por un lado, se pone de relieve la identificación actual con
la familia, un hombre de la misma edad de aquel. la madre, Palomera comenta que antes del estado actual, precedió
Ahí a pesar de la presencia de la madrastra, empieza a comPor- una época de equiparación casi total de Marie con el padre, lo que
tarse de mc¡do extraño, jugando a poner su cabeza en el regazo del Landauer llama "el período de la psicosis".
amigo paterno y mostrando una gran satisfacción al percatarse que Del historial clínico de su enfermedad en el sanatorio, además de
lo excitaba sexualmente. Terminará acostándose con é1, entregándose las semanas en que estuvo con el cuerpo totalmente rígido, sin
a este hombre cada vez que vuelve a su casa. responder a las preguntas, donde solo cantaba de vez en cuando,
Lo significativo será que se ofrece a él sin tener una inclinación riéndose y diciendo, "¡Muerto está! ¡Muerto está! Las 11", el período
especial. Es más, durante mucho tiempo había tenido un verdadero de internación estuvo repleto de fantasías delirantes en las que Marie
miedo al acto sexual ya que sabía que "una vez que empezara no se veía en relación sexual con su madre.
podía pararlo". Hasta entonces, se había limitado a una rnastur- Pero lo más inquietante para Lar-rdauer fue un episodio ocurrido
bación frenética. alosT años de edad: "estaba de visita en la granja de sus abuelos y a
Asimismo, Marie mostrará un interés singular por el desnudo causa de una travesura fue amenazada con mandarla de vuelta a su
femenino, concurriendo con frecuencia a los cabarets y salones de casa con su padre. Para ella fue tan espantoso que decidió que era
variedades ávida de saber "si hay algo para ver" en las representa- mejor morir. Se alejó de la granja y estuvo, por faltarle el valor para
ciones acrobáticas o en las danzas. En cierta ocasión, le relata a arrojarse al río, un día y medio escondida en medio de un cañaveral
Landauer con gran excitación, cómo había visto el pubis de una desnuda, ya que había arrojado sus r)estidos al agua, en aez de tirqrse ello.
$ bailarina. De igual manera, solía sentarse durante largos ratos al lado Aunque oyó los gritos de quienes la buscabary no salió y aguantó -o
I de la ventana de un café para ver las piernas de las mujeres que se pacientemente durante *.r.ñur horas el hambre. A la noche siguiente I
# paseaban por la calle. Su "actividad homosexual" más importante iegresó a la casa despacio y sin hacer ruido". 3
! era tomar asiento y esperar a que una mujer tomara asiento en la Lo que se subrayá en esta historia es la incidencia de Io especula¡, i
Í -"ru contigua. A continuación se quedaba mirándola fijamente hasta al considerar la ecuación aestidos: yo. i
en el cual Ia paciente se entregaba a un Por último, Landauer prosigue áiciendo que //con la muerte del !
i n"" se diera cuenta, instante padre se da un poderoso conflicto inconsciente de amor-cldio contra ü
ó ¡uego que consistía en pasarse la lengua por los labios.
no tenía ningún amigo cerca, recurría é1 mismo. Marie se sustrae al conflicto identificatorio con el padre. 95
94 Si después de estas escenas
Así regresa a mecanismos que son propios de la primera infancia y 3. El "como si" y sus referenc¡as
que parten del narcisismo. Esta identificación iguala ahora al padre
desaparecido. En lugar del duelo -lo que hubiera sido una cuestión En 1942, H. Deutsch publica "Algunas formas de trastorno emo-
de amor- abandona el amor y recurre a la primera forma de elección cional y su relación con la esquizofrenia"r3, en donde describe una
de objeto del narcisismo". serie de casos: "en los que la relación emocional del individuo con el
Agregando, que la ecuación "Vestidos : yo", deducible del mundo exterior y con su propio yo parece estar empobrecida o
recuerdo infantil, es una prueba de que "había sacrificado de modo ausente". Dichas observaciones las refiere a estados muy relaciona-
manifiesto una identificación conciente, sus vestidos, es decir, una dos con la despersonalización, pero distintos de ésta "en tanto el
parte de su yo en lugar de su yo" . Así el mecanismo identificatorio en paciente mismo no los percibía como trastorno". Y explica que la
Marie es consciente: "Concientemente identifica casi cada objeto con denominación se debería a que en este tipo de personalidad, es
ella misma o al menos con la parte más importante de su yo, los ge- "como si" la persona fuera "normal" y nada en ella sugiere un
nitales". trastorno.
Según parece, fue Otto Rank quien hizo observar a Landauer que La conformación del "como si", siguiendo a Abraham, se basaría
estos casos donde lo expresado simbólicamente es conciente, no ya no en una represióry sino en una verdadera pérdida de carga obje-
tienen nada que ver con los símbolos sino con sus etapas previas (la tal, es decir una patología narcisista que conservaríalacapacidad de
identificación), concluyendo que en Marie como en todos aquellos identificarse como un autómata con los objetos externos.
esquizofrénicos se trata de una fase previa semejante. Deutsch finaliza diciendo que estos casos permiten aprender
Cuando, en 19'J.6, Freud cita el caso, lo hace en relación a la sobre la psicología del yo, los transtornos afectivos, y quizá, el pro-
paradoja que plantea la melancolía y el duelo patológico: ¿cómo blema del esquizoide, definiéndolos como estados prepsicóticos de la
explical, en el reflujo de la libido, que la pérdida del objeto se trans- esquizofrenia.
forme en pérdida del yo? Buscando en artículos más recientes, principalmente de autores
Freud reconoce a Rank el haber propuesto ya una salida al dilema norteamericanos, encontramos un debate en cuanto a lo abarcativo
al señalar que en la psicosis la elección de objeto se produce sobre de las categorías "bordeiline". Así, habría por un lado una descripción
una base narcisista, sustituyendo la carga de amor por la identifi- más amplia y generalizada: la de Otto Kernberg, donde entre otras,
cación. En este sentido, el caso de Landauer resultaba perfecto, dado la personalidad "como si" queda como un subtipo. Incluso, en otros
que la cura daba cuenta de la regresión de un tipo de elección de trabajos que siguen estos lineamientos, figura la descripción de H.
objeto hasta el narcisismo originario. Deutsch como un antecedente del cuadro "1ímite"14.
En un conciso resúmen del mismo, Palomera aísla los siguientes A su vez, otros psicoanalistas, han optado por una descripción
puntos: 1) el odio al padre (Vaterhass) desestabiliza la elección del más restringida del "borderline" y consideran vigente la noción del
objeto de amor; 2) el tratamiento confirma la tesis de una regresión "como si". Esta es la posición de algunos artículos de la Menninger
narcisista (después de haber estado atrapada por la muerte del Clinic, donde se lo sitúa como un trástorno de la personalidad, dife-
padre, la joven muestra que la cura es un retorno identificatorio a la renciándolo de la pe_rsonalidad esquizoide, del sindrom e borderline, y
madre gracias a la regresión narcisista); 3) las escenas de mastur- de la esquizofrenials.
bación ante el espejo, su "avidez de saber lo que hay para ver", sus También con una posición crítica hacia Kernberg, W. Meissner
relaciones heterosexuales, remiten a la escena de la alcoba de su establece dos continuum clínicos: primero, el continuum histérico,
$ madrastra;y 4) el recuerdo infantil de Marie deshaciéndose de sus englobando en niveles ascendentes, la pseudo-esquizofrenia, el !
Í ropas como de un yo, muestra la incidencia de un fenómeno de
q
! Entonces, en su esquema hace entrar los fenómenos observados labras (...) acudió a la consulta poco después de haber reñido con su
ñ
Í ordenados a partir del desarrollo del aparato de influencia: novio y quejándose de que 'los ojos no están bien, están torcidos' +
C
("Die Augen sind nicht richtig, sie sind aerdrhet"), y explica luego, por
g -
m
Fourr, S.: "Introducción al narcisismo", en: Obras completas, Amorrortu, Bs'
100" As., 1990. 22 Perourneu V.: "Freud y la Esquizofrenía", op. cit. 't0f
sí misma, esta frase, añadiendo en lenguaje ordenado una serie de pación de Lacan por establecer una relación entre el Un-cuerpo y el
reproches contra el novio: "Nunca ha podido comprenderle. Cada inconsciente. Elogiando el trabajo de los Lefort en relación al
vez se le muestra distinto. Es un hipócrita ('ein Augenaerdreher')leha autismo, comenta que es preciso escuchar lalengua en relación con el
torcido sus ojos ('er hat ihr die Augen uerdreht'), ahora ella tiene sus Un-cuerpo23. En tanto lalengua, no es el lenguaje sino que apunta a la
ojos torcidos, ya no son sus ojos nunca más, ella ve ahora el mundo palabra tomada en su materialidad, fonética, la posibilidad de alcan-
con ojos diferentes ('sie sieht die Welt jetzt mit anderen Augen')" . zar el lazo social, depende de una elucubración que construya al
Emma utiliza un modismo corriente de la lengua alemana y lo Otro, y que debe pasar necesariamente a través de un elemento
toma al pie de la letra: el novio es un hipócrifa (" ein Heuchler" o " ein ternario. Este elemento es el l-In-cuerpo, que se presenta como la con-
Augenoerdreher"). Si a un mentiroso o hipócrita se lo puede designar sistencia esencial del ser humano.
en la lengua como una persona que "tuerce los ojos", ipso facto ella
hace de esa expresióry mediante el cuerpo, una réplica inmediata,
vaciándolo de su valor metafórico. Freud escribe que "estas mani-
festaciones, añadidas por la enferma a su primera frase ininteligible, 4. Mlle. B.
tiene todo el valor de un análisis, pues contiene una equivalencia de
la misma en lenguaje perfectamente comprensible y proporcionan, Refiriéndose a los casos de psicosis con "fenómenos puramente
además, el esclarecimiento de la génesis y la significación de la for-
psíquicos", es deci{, aquellos que presentaban "el síndrome del auto-
mación verbal (Wortbildung) esquizofrénica. La relación del con- matismo mental" sin una interpretación delirante consistente, Miller
tenido con un ór¡¡ano (con los ojos) se ha arrogado la representación
-en el artículo ya citado- usa el término de "enfermedades de la men-
de dicho contenido en su totalidad".
talidad" para los casos donde la dimensión del Otro estaría en défi-
Así concluye diciendo que "el dicho esquizofrénico tiene aquí un
citza.
rasgo hipocondríaco, se ha convertido en lenguaje de órgano".
En el curso de la entrevista, Mlle. B. sostiene por ejemplo: "No
A partir de este caso, Freud destacará la génesis y significación de
tengo ninguna referencia, estoy buscando un lugar en la sociedad, no
la formación de palabras del esquizofrénico. En efecto, la paciente de
soy ni una verdadera ni una falsa enferma, me había identificado con
Tausk, en otro momento, da otra expresión: "Está en pie en la iglesia.
varias personas que no se me parecery me gustaría vivir como un
De repente siente un impulso a cambiar de posición, como si alguien
vestido". Esta paciente, que se encuentra en un estado de flotamien-
la colocara en una posicióry como si ella fuese puesta en cierta posi- to perpetuo,había alucinado su chaleco "puesto en otra enferma", y
ción" ("sie muss sich qnders stellen, als stellte sie jemand, als würde sie esto no generó una reivindicacióry sino dedujo: "Ella tomaba mi
gestelt"). ¿Cómo se analiza esta frase? Freud destaca que se analiza
identidad"25.
por medio de los reproches de la paciente al novio: "Es muy ordi- En este sentido, luego de la presentacióry Lacan afirma: "Esta per-
nario y le ha hecho ordinaria a ella, que es de familia fina. La ha sona no tiene la menor idea del cuerpo que tiene que meter bajo (su)
hecho igual a é1, haciéndole creer que él era superior; y ahora ha lle- vestido, no hay nadie para habitar la vestimenta". Luego una defini-
gado a ser ella como é1, porque creía que llegaría a ser mejor si con-
ción fundamental, cuando dice como contraejemplo -según nuestra
seguía igualarse a el. Él se ha colocado en una posición que no le co-
lectura-, que la misma "ilustra lo que llamo el semblante. Nadie
rrespondía (" Er hat sich zterstellt" ) y ella es ahora como él -por iden- logra hacerla cristalizar. No es esta una enfermedad seria, una de
tificación-, pues él la ha colocado en una posición que no le corre- esas formas identificables" . Y, para ftnalizar dictamina que: "Lo que
$ sponde (" er hat sie aerstellt")" . dice no tiene peso ni articulacióry velar por su readaptación me !
pr deci¡, el movimiento de "posición" -observa Tausk- es una 2
oÍ representación de la palabra "fingir" (sich stellen: colocarse; parece utópico y fútil". ñ
o 6
"e/-
I stellen: fingir) y de la identificación con el novio.
Í Con estas descripciones y teorías, se podría deducir cómo me- 23 Mnrp& J.A.: Curso de la Orientación Lacaninna,clase del 7 de marzzo de 2007 -i
] diante la hipocondria y el lánguaje de órganos de la esquizofrenia, (inédito) c
t¡ Freud elabora la conexión entre el cuerpo y el inconsciente. 2a Mn-l¡& j.A.: "Enseñanzas de la presentación de enferrnos", op. cit. -
m
25 Presentaciones de enfermos de Lacan
--1975-76-, en el Centro Descartes, Bs.
t02 Al respecto,I.-A. Miller también se ha detenido en la preocu- As. (inéditas)
J.
r03
Se trataba de una persona que en su testimonio refería estar en la pero también los conceptos de Otro, de Nombre del Padre, de sím-
búsqueda de un lugar en la sociedad de un modo radical: "Ya no bolo fálico.
tengo luga1, no soy ni una verdadera ni una falsa enferma", como Lo remarcable y novedoso es que todos estos términos pasan a
efecto del padecimiento del parasitismo del lenguaje, de un síndrome tener una función de broche entre elementos profundamente en
de acción exterior puro, que no precipitaba en ninguna construcción disyunción: la no relación del significante y el significado; la del goce
delirante consistente. Más bien, estaba en un flotamiento perpetuo, y el Otro; la del hombre y la mujer.
como ella misma se describía: "Soy interina de mí misma". Nada la Así el Otro, el Nombre del Padre, el falo, que aparecían como
enganchaba al Otro. trascendentales y condicionando toda la experiencia, son reducidos a
Como antecedente de estas definicionet podemos remitirnos al conectores. La consecuencia de esto es que de ser una dimensión pre-
diagnóstico que Lacan hace de Mayo del '68. Asi cuando el via a la experiencia, autónoma a la misma, como si hubiera un sim-
movimiento social acentuó el carácter de semblante de las normas bólico previo, se pasa a la primacía de una práctica, de una prag-
sociales, éste impulsó el uso del neologismo lalengua, y que el lengua- mática social.
je es el producto de una operación de dominio. De esta manera/ a Además, Miller va a representar este paradigma signado por la
partir del Seminario 20, el lenguaje se descompone en dos partes co- disyunción con dos círculos eulerianos cuya intersección está marca-
rrelativas: laleng,ua y el lazo social26. da como vacío.
En resumerL tendrá una composición barroca, estará hecho del
elemento social que lo normaliza, más un elemento en exceso, lalen-
gun.
LENGUAJE