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la medieval.
En toda esta época no había mucha matemática disponible, aunque tuvo cierto énfasis
en el currículo educativo para las pocas escuelas existentes. El modelo educativo
estaba formado por disciplinas conocidas como el Cuadrivium y el Trivium. El
primero estaba constituido por las geometría, aritmética, astronomía y música,
mientras que el segundo por retórica, gramática y dialéctica.
La razón fundamental del bajo nivel de las matemáticas, y en general la ciencia, era la
ausencia de factores que estimularan el desarrollo del conocimiento. Para la Iglesia de
aquel tiempo la verdad y las fuentes y criterios de la misma sólo se encontraban en la
revelación divina, y los estudios tenían que orientarse hacia la lectura y análisis de los
textos sagrados, donde se suponía se encontraba el conocimiento. En ese sentido, los
métodos empíricos o experimentales estaban prácticamente excluidos para la
investigación del mundo circundante. Los temas principales de reflexión y análisis
eran el pecado, el temor al infierno, la salvación o cómo ascender al cielo, por lo que
el estudio del mundo físico real no solo se consideraba fuera de los fines de la
educación y el conocimiento por parte de la Iglesia, sino que, muchas veces, era
considerado algo estéril y hasta herético.
En la Edad Media hubo auténticas etapas "oscuras'' cultural y socialmente, y otras con
importantes realizaciones espirituales; hubo regiones cultas y otras muy atrasadas.
Cohabitaron diferentes sistemas económicos, políticos y sociales, y puede decirse que
la época estuvo marcada por importantes contradicciones culturales. A pesar de que
fue un contexto poco propicio para las ciencias y las matemáticas, en la Edad Media
surgieron las primeras universidades "modernas'', se alcanzaron desarrollos
urbanos novedosos, se produjo el progreso de métodos y técnicas agrícolas, grandes
avances en el transporte, etc. Resultaría más apropiado hacer un enfoque que
partiese de esta diversidad y que señalase las tendencias más importantes en su
devenir social y cultural.
Al-Khoarizmi
La matemática árabe dio especial la relevancia al álgebra y a la aritmética, a diferencia
de los griegos antiguos que las habían geometrizado motivados por los problemas que
encontraron con los números irracionales y con algunas paradojas numéricas. Como
ya explicamos, las debilidades de la matemática griega hicieron que se restringieran
las posibilidades de desarrollo de la misma geometría, aunque los más afectados
fueron el álgebra y la aritmética. Los árabes usaron sin problema los números
irracionales, al igual que los hindúes. La notación posicional en base 10 y los números
negativos fueron introducidos en Europa por el influjo hindú y árabe. Dos insignes
matemáticos árabes fueron Mohamed ibn Al-Khoarizmi (c.825 d.C.) y Omar
Khayyam (c.1038-1123).
La influencia árabe tuvo impacto en el mundo europeo a partir del siglo XII, cuando
representó ese extraordinario puente entre los intelectuales europeos y la Antigüedad
griega. En muchas ocasiones, las primeras versiones que recibieron los europeos de
los textos clásicos de la Antigüedad (tanto en matemáticas, medicina, química y otras
áreas del conocimiento y las técnicas) fueron textos y obras traducidos por los
islámicos al arábigo.
La matemática hindú fue mucho más intuitiva y alejada del racionalismo griego. Estuvo
más interesada por las cuestiones numéricas, aritméticas y algebraicas, incluyendo la
resolución de ecuaciones. Brahmagupta (628 d. C.) dio soluciones generales de
ecuaciones cuadráticas incluyendo las dos raíces, incluso las negativas, introduciendo
una aritmética sistematizada de los números negativos y del cero. Para los hindúes
no había impedimento en aceptar los números irracionales, pensemos que sólo en el
siglo XIX se fundamentó el sistema de los números reales sobre una base sólida.
El matemático hindú más importante del siglo XII fue Bhaskara (1114-1185), quien
completó la obra de Brahmagupta. Entre otras cosas, se enfrentó con el problema de
la división por cero, y por tanto, con la idea del infinito en matemáticas. Decía del
infinito que “…en esta cantidad no hay alteración posible por mucho que se añada o
se extraiga, lo mismo que no hay cambio en Dios infinito e inmutable".
2. El Renacimiento
Frecuentemente se asegura que el significado más importante de la caída de
Constantinopla en 1453, para la historia de las matemáticas, es que Italia y el resto de
Europa se beneficiaron con las traducciones de los manuscritos de los tratados
griegos. Añadamos a esto la gran influencia del descubrimiento de la imprenta, que
permitió un soporte más práctico para los escritos que dejaba atrás los antiguos
papiros y facilitaba la difusión del conocimiento. Los primeros libros impresos de
Europa del oeste datan de 1447, aunque pocas de estas fueron matemáticas. Al
principio, la geometría griega clásica fue menos significativa que las ediciones de las
traducciones latinas medievales de los tratados algebraicos y aritméticos árabes. Los
estudios medievales latinos en geometría elemental y en teoría de proporciones, así
como las contribuciones arábigas a las operaciones aritméticas y métodos
algebraicos, no presentaron dificultades comparables a las asociadas con los trabajos
de Arquímedes y Apolonio, por ejemplo.
La mejor álgebra conocida de ese período se publicó diez años mas tarde (1494) en
Italia: la Summa de arithmetica, geometrica, proportioni et proportionalita de Luca
Paccioli, también conocido como Luca di Borgo (1445-1514). La Summa se terminó
de escribir en 1487. Es una compilación de material en cuatro campos: aritmética,
álgebra, geometría euclidiana elemental y contabilidad. Pacioli publicó en 1509 una
edición de Euclides y un trabajo titulado De divina proportione que trata sobre
polígonos y sólidos regulares y la razón posteriormente conocida como la sección
dorada o número áureo. Las ilustraciones en De divina proportione se atribuyen a
Leonardo da Vinci (1452-1519), quien realizó un estudio anatómico buscando la
proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza (el hombre de
Vitrubio).
Es en esta época cuando se asentaron los símbolos aritméticos modernos. En la
publicación de 1492 Compendio de lo abaco de Francesco Pellos (1450-1500) se hace
uso del punto para denotar la división de un entero por una potencia de diez. Los
símbolos alemanes para la adición y sustracción +, -, desplazaron a la p y m italianas.
Surgen los símbolos de potencia o exponente y radicales, se desarrolla la
combinatoria y por ejemplo aparecen ilustraciones del triángulo (infinito) de Pascal, un
siglo antes del nacimiento del propio Blaise Pascal.
Un hecho importante en que difiere el arte renacentista del arte de la edad media, es
en el uso de la perspectiva en la representación plana de objetos tridimensionales. El
arquitecto florentino Filippo Brunelleschi (1377-1446), abordó este problema, pero el
primer intento serio lo dio Leon Battista Alberti (1404-1472) en el tratado Della
pictura de 1435 e impreso en 1511. También contribuyó Piero della Francesca (1410-
1492) en De prospectiva pingendi (1478). Escribió también De corporibus regularibus,
donde apreció que las diagonales de un pentágono se cortan siguiendo la “divine
proportione”. También trató el volumen común que determinan dos cilindros circulares
rectos iguales cuyos ejes se cortan en ángulo recto.
Uno de los primeros innovadores fue el matemático alemán Peter Apian (1495-1552).
En 1520 publicó el primer mapa del Viejo y el Nuevo Mundo en el que se usó el
nombre “América”. De la escuela flamenca de cartografía se puede destacar la
contribución hecha por Gerard Mercator (1512-1594). En esta época lo común era
dibujar mapas basándose en una red rectangular de dos conjuntos de líneas paralelas
equidistantes, uno para las latitudes (Norte-Sur) y otro para las longitudes (Este-
Oeste). Sin embargo la distancia entre grados de longitud varía con el paralelo de la
latitud a lo largo de la cual se mide. Esto provoca distorsión de las figuras y errores de
dirección. Mercator introdujo la proyección de Mercator, la cual, con posteriores
modificaciones, resultó básica en cartografía.
D = a ln tan(L/2 + 45°).
En el renacimiento las matemáticas se aplicaron en muchos campos (mecánica, arte,
cartografía, y óptica…). Maurolico revivió el interés por lo más avanzado de la
geometría clásica, fundamentalmente, Arquímedes, Apolonio y Pappus. De los
trabajos de estos autores clásicos se hicieron diversas traducciones, especialmente al
latín, algunas de ellas protagonizadas por Maurolico. Maurolico tuvo acceso a la
geometría antigua disponible, ya que leía griego y latín, y reconstruyó algunos de los
tratados clásicos perdidos. Estas fuentes fueron uno de los principales estímulos para
la geometría precartesiana. La Geometría tuvo que esperar desde la muerte de
Maurolico en 1575 hasta la publicación de La géométrie de René Descartes (1596-
1650) en 1637, para que el avance del álgebra y la teoría de números alcanzaran el
nivel necesario que hiciera posible la geometría analítica.
El espacio proyectivo es una extensión de la geometría afín, que incluye los puntos
impropios o del infinito. De esta forma cualesquiera dos rectas se cortan en un punto,
que será impropio si son paralelas.
Desde el punto de vista proyectivo, todas las cónicas se unifican en una sola, de
manera que la geometría proyectiva ofrece un lenguaje universal y unificador de todo
lo conocido por la geometría anterior.
Por dos puntos pasa una sola recta ßà Dos rectas se cortan en un solo punto
Desargues investigó las secciones cónicas y los puntos del infinito, la invarianza de la
razón doble y las cuaternas armónicas, y la teoría de polares. Uno de sus resultados
más celebrado es el Teorema que lleva su nombre:
Blaise Pascal (1623-1662) fue filósofo, físico y matemático francés. Fue un genio
precoz a quien su padre inició muy pronto en la geometría e introdujo en el círculo de
Mersenne, la Academia, a la que él mismo pertenecía. Allí Pascal se familiarizó con
las ideas de Girard Desargues y en 1640 redactó su Essai pour les coniques) que
contenía lo que hoy se conoce como teorema del hexágono de Pascal, uno de los más
bellos y sugestivos de la matemática. El teorema de Pappus puede considerarse como
el caso no regular del Teorema de Pascal.