El fundamentismo de Kant

Isabella Duarte Salgado

En el prólogo de la segunda edición de la Crítica de la razón pura, el filósofo Immanuel Kant

habla del camino seguro que la ciencia ha tomado y como la metafísica no lo ha podido
tomar. En primera instancia, Kant dice que la metafísica a lo lago de la historia ha estado en
un andar a tientas porque: 1). Intenta conocer sin lo empírico, la experiencia, y 2). Porque
siempre ha tratado de conocer sus objetos de estudio en sí. ¿Qué es lo que diferencia entonces
a las ciencias, que si han podido avanzar en cuanto a la producción de conocimiento, de la
metafísica? El filósofo responde que el avance de las ciencia se debe a que sus estudiosos se
dieron cuenta que tratar de estudiar y definir los objetos en sí, el noumeno, era imposible. Por
el contrario, estudiar la cosa siendo consciente de los límites de la razón humana e interrogar
a la cosa desde nuestras categorías nos permite avanzar en el campo del conocimiento.
Conocemos el mundo como se nos aparece, el fenómeno.

Esto implica que para Kant, el conocimiento necesita tanto de la teoría, como de la
experiencia, pues si no aplicamos principios universales y necesario, a prioris, volvemos a
la idea de conocer el noumeno, que es imposible. Pero también necesitamos la experiencia,
pues el conocimiento se deriva es del mundo y de la forma en que se nos presenta. La
justificación del conocimiento se busca en la experiencia. Cuando voy al mundo para
justificar una creencia me encuentro con los principios que la razón ha puesto en la
experiencia.

En la introducción del mismo libro, Kant establece que hay conocimiento puro y empírico.
El conocimiento empieza con la experiencia, pues esta es la que nos dice qué hay en el
mundo, pero no nos dice que esto es necesario. El conocimiento puro es aquel totalmente
independiente de la experiencia, es a priori. El conocimiento empírico sólo es posible por la
experiencia, es a posteriori. El filósofo considera necesario lo a priori en el conocimiento
porque las reglas y principios por los cuales conocemos no pueden provenir de la experiencia,
pues estos serían contigentes. De igual manera, Kant considera fundamental estudiar cómo
es posible que el entendimiento adquiera conocimientos a prioris y cuál es su extensión,
legitimidad y valor. Esto es necesario para no caer en el andar a tientas de la metafísica, que
ha tratado de hacer ver que la justificación de sus supuestos conocimientos es válida.

Para Kant hay jucios sintéticos y analíticos. Los sintéticos, en la relación sujeto-predicado,
consisten en afirmar que: A, aunque no sea parte de B, tiene una conexión con B. Y Los
analíticos es afirmar que B pertenece a A como algo propio. En los sintéticos se agrega algo
que no es propio del sujeto y en los analíticos es separar algo que si es propio del sujeto:
“todo cuerpo es extenso”. Los juicios sintéticos y analíticos son de índole empírica y pura
respectivamente.

Considero que el fundamentismo de Kant consiste en que una creencia justificada es aquella
que es un juicio sintético a priori, como los de la física y las matemáticas. Esto es así porque
en los juicios sintéticos surgen nuevos conocimientos, pero son necesarios y universales
porque son a priori. El filósofo se propone estudiar la posibilidad de los juicios sintéticos a
priori, para así estar seguros de la consistencia del conocimiento que vemos en las ciencias.
Esto se hará por medio de una crítica de la razón pura.