Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
" A función del ojo como instrumento. óptico exige una posición constante L
de las ~uJ)Crfioes
refringentes entr:e sí y cor: relación a l~ retina, porque las vanaoones de longitud del eje determman
ametropla. Puede bastar un cambio de longitud infenor a dos décimas de milímetro para ocasionar él
trastorno (KDll'F y (olab.). De ahí la importancia funcional que tiene la cons~ tancia de la
presión intraocular para la normalidad óptica. Además, la presión intraocular guarda una
relación directa con la nutrición de los medios rehin- o entes. La nutrición de la córnea, el
cristalino y el vítreo -estructuras caren-?es de vasos- depende del líquido intersticial. Es muy
bajo el metabolismo de estos tejidos, pero su estado de nutrición es tan importante que, p. ej.,
la transparencia de la córnea fácilmente se altera cuando se perturba el aporte (le oxígeno al
ojo. E~tos tejidos necesita'n un recambio continuo de substancias. y eliminan productos de
desecho. Las substancias pasan de la &angre al líquido intraocular, que contiene cuando
menos indicios de todos los componentes del plasma sanguíneo. Si varía la presión intraocular
y se alteran los procesos de formación y reabsorción de líquido puede variar notablemente la
composición. lo que dará lugar a alteraciones más o menos acusadas de las estructuras re-
fri.ugentes. Puede bastar un cambio en la presión osmótica del humor acuosO para modificar
la tTa'nsparencia, porque la deshidratación de la córnea lleva consigo una pérdida de
transparencia (KINSEY).
La presión intraocular depende del volumen del contenido líquido y del volumen de
sangre que circula en los vaso·s de la úvea. Normalmente oscila entre 20 y 25 mUl. de Hg.
Entre la membrana epitelial interna y la membrana fxterna - la esclerótica - se encuentra la
capa vascular del tractus uveal. Las \ariaciones de calibre de estos vasos pueden desarrollarse
con relativa 'indepen-dencia de las variaciones de volumen del contenido líquido. Pero estos
cambios i>on cuantitativamente menos importantes en condicione& fisiológicas que las
variaciones de volumen del humor acuow. También tienen poca importancia las variaciones de
volumen del vítreo, que es relativamente constante aunque, dentro .~e ciertqs límites, puede
i'nfiuir en las variaciones de presión porque puede fllar y desprender agua.
teorías se suceden de acuerdo con las tendencias fisiológicas más en boga. La teoría de
STARLlNG, HENDERsoN y PARSONS) rechazaba todo efecto secretor para explicar el
fenómeno como un simple mecanismo de filtra~ión. In:-esti&aciones posteriores, hace unos 25
años, demostraban que una teona tan slmphsta era 1l1suficiente, porque al comparar la
composición química del humor acuoso con
la de la sangre, resultaba inaceptable el mecanismo de filtración com~ f~ctor exclusivo. Y se
llegó a la cÜ'nclu~ión de que el humor acuoso era un dIalIzado
en equilibrio termodinámico con el plasma sanguíneo.
La filtración capilar es la resultante de fuerzas antagónicas: por una parte la presión
hidrostática de filtracióh que es la prtSIÓn en la rama arterial de los capilares; y pm otra la
presión hidrüf>tática intersticial -presión intraocular-más presión coloidosmótica del plasma
sanguíneo.
Lo que llamamos presión coloidosmóticd - ,0 pre.,ión oncótica- no depen-de solo de la
concentración de partículas, come la presión osmótica de los cris-taloides, sino que viene
influída además por la ,hidratación de las moléculas coloidales y los. efectos de Donnan que
pueden detern.~"lar. La presión coloid<;s-mótica del suero humano normal oscila entre 22 y 30
mm. Hg, y sus vana--ciones, en condiciones fisiológicas ordinarias, son tan reducida's, que
con razón se considera como una de las constantes de la saúgre. En el plasma, la concen-
tración de moléculas coloidales es baja en relación con el tutal de la concen-tración de
partículas, y por eso, la parte que corresponde a las ))roteínas en la presión osmótica total es
muy pequeña. Pero en cambio, es la pr,'~ión osmótica eficaz con relación al endotelio capilar, ]
Jorque como ya sabemv¡;, las únicas moléculas incapaces de atravesar esta membrana, o que
solo la atraviesan en proporción ínfima, son las proteicas. De ahí la importancia que tiene la
presión coloidosmótica ~ue ejercen, que es la fuerza más decisiya para la rete nción de liq
uido en el aparato circulatorio. Para aclarar los conceptos no está de rriás recordar en un breve
esquema el proceso de formación de líquido intersticial.
Hay una concentración mínima de coloides en el espacio intersticial y una
<:oncentración notablemente mayor en el capilar. POl" ew la presión coloidos-mótica será más
alta en los capilares. Tenemos así dos fuerzas antagonistas: la presión hidrostática -32 mm. de
Hg- tiende a filtrar el líquido al espacio in tersticial; la presión osmótica de los coloides, del
plasma -20-25 mm. de Hg-tiende a atraer líquido desde los espacios iMersticiales. La
concentración mí" nima de coloides intersticiales ejerce también una presión osmótica
coloidal que tiende a atraer el agua del capilar al espacio intersticial. Pero en condicio-nes
normales predomina eIefecto mecánico de la presión coloidosmótica intra-capilar, que actúa
en el sentido de retener líquido en el interior dd capilar. Por eso, para que haya filtraciÓn 'ha
de haber un predominio de la fuerza hi-drostática capilar, suficiente para vencer la presión
hidrostática de los espacios intersticiales más la presión coloidosmótica in terca pilar. Cuando
la presión hi-
drostática en la rama arterial del capilar sea, p. ej., de 32 mm. Hg, bastará para d~minar los 6-
7 mm. Hg de la hidrostática intersticial más los 20-25 mm. de
la preSIón coloidosmótica efectiva; resulta de esta diferencia una presión de fil-
" se establece así una corriente de filtrado hacia el espacio intersticial. En la rama venosa,.
como la presión de la sangre ha bajadO' mucho, el resultado será reabsorción :(Fig. I).
Teniendo e.n cuenta estas cifras que corresponden a los datos que se pue-d.e,n obtener en la mayoría de
los territorios capilares, se explica bien la filtra- C10n que da origen a la linfa. traciónquepodemosllamar
presión efectiva de filtración. En la rama arterial
Pero si queremos hacer un esquema del mismo tipo con los datos que se conocen .a~erca
de. esta~ presiones en,el globo ocular, nos encontramos con que
en condICIones fiSIOlógIcas la filtración O' no tiene lugar o es de escasa impor-
ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA Vol. XXVIII. - N.o 64
bjlaClÍJ .I7/t'/'./Óf/ó!
P ~tIr~.I)t!/¡ál ,,_,../&
~
? llít//w/. eftd N _,.,Ij ~
¡;1(;!P/I7P.I//lp/¡Í"¿t 2 5m ", ~
~<:-----
/ (J./$p! ~d /.J;..", /;;
Fig.l
C~/O
'1 C
eN: C~+ 100
erl 8
O Ce;:;: ColOO
"
I JI
lc
I '
R-
,
)o
CN4+ '¡C I
C N
4+
C 52..36
Jl
CCl )O
I ' (~:~' '.
C 52.36
0
-
2-
51. 6 X 47.6 = 214/
(52.36)=214r
Fig.2
fuerza eléctrica que ejerce una atracción sobre partículas de signo contrario ~ repulsión
sobre las del mismo signo, se llega a establecer un equilibrio, cualita-tivamente distinto
de .la que sería si sólo fuese efecto de las fuerzas estrictamen-te osmóticas, que es el
equilibrio de Donnan. El coloide ejerce una atracción eléctrica sO'bre los iones. sodio y
repulsión sobre los de cloro, y se llega así a un equilibrio, de tal mO'dO' que la
cOJIlcentraóón de iones difusibles a uno y otro lado es desigual aunque se conserva el
equilibrio de cargas eléctricas; y resul, tará igual el producto de la concentración de iones
difusibles de cargas nega-tivas y positivas a uno y otro ladO' de la membrana.
La presión osmótica es directamente proporcional a la concentración de partículas.
Si medimos la presión osmótica total del suero, es decir, la presión osmótica que se
manifiesta frente a una membrana semipermeable ~que sólo deja pasar el disolvente, el
agua- y suponiendo representado el plasma por la
2g8 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA Vol. XXVIII. - N.o 64
. disolución del lado 1 del esquema, en la parte baja de la figura, una vez esta-
blecido el equilibrio veremos que ha de ser mayor en el plasma que al otro lado
del capilar. Y se comprende porque aun cuando, como vemos en el esque-ma, la
cOoncentración tOotal de partículas difusible~l y Na-sea igual en lo.s dos lados, como
en el lado 1 se ha de sumar la COoncentración de protel1n.as, evi-dentemente la
presión osmótica será mayor. Según esta teoría, por lo t¡tnto, la presión osmótica
del humor acuOosOo habría de ser más baja que la del plasma, y esto es precisamente
lOo que pare dan demostrar las primeras investigaciones de DUKE-ELDER. Pero
posteriormente se- ha rectificado este concepto al com-probar en experimentOos más
correc: 06 -en animales sin anestesiar y aun en el
hombre-, que la presión osmótica del humor acuoso es más elevada que la de la sangre
(BENHAM, DUKElELDER y HODGSON), aproximadam~nte de unos 11 mm. de Hg más.
Esta diferencia corresponde principalmente a la concen-tración de el Na, que en el humor
acuoso es de 0,1.2 M por litro, y en el plaMna 0,10. Tal distribución del el N a a unOo y otro
lado de la membrana que separa sangre y humor acuosOo es elVidentemente incompatible con
la teoría del dializado, porque no obedece la ley del equilibrio de Donnan.
Tan concluyentes son estos resultados, que el propio DUKE-ELDER ha rec-tificado
completamente su teoría, y afirma recientemente que cuando una teoría no sirve para
explicar los hechos nuevos se debe abandonar. Y la teoría del dializado es contradictoria
con la concentración de cloruro sódico del humor acuoso, dato que de acuerdo con la
mayoría de los autores basta para explicar-nos el fenómeno de la fOormaciónde1
líquidOo como un proceso de secreción. La diferencia de presión osmótica que acabamos
de indicar implica un trabajo celular, -o lo que es lo mismo, una secreción. Así el epitelio
del cuerpo ciliar hace pasar al humOor acuoso el el N a, venciendo la presión osmótica
con una fuerza que nada tiene que ver con la presión hidrostática de filtración. Es decir,
estas células, por un complejo de fenómenOoS metabólicos que consumen ener-gía, van
haóendo pasar al humOor[ acuol?O las moléculas de Cl Na a expensas del el Na del
plasma. Por eso la concentración de el Na del humor acuoso g-uarda cierta proporción
con la concentración. en el plasma, pero la prueba más evidente de que se trata de uria
secreción está, según KINSEY y GRANT, en que el fenómeno es i-ndependiente ¡de la
concentración de la sal en el humor acuoso. Más recientemente BARAN)l, investigando
la penetración de svdio ra-dioactivo, llega a esta misma conclusión y admite que el Na
penetra en el humor acuoso exclusivamente, o cási exclusivamente, por secreción; y que
la proporción que corresponde a los efectos de filtración y diálisis es insignificante en
condiciones normales.
La concentración de glucosa en el humor acuoso es más baja que en la sangre, y
más baja todavía en el vítreo. Para algunos autores estas substancias atraviesan la pared
del cuerpo ciliar por un simple efecto de difusión (DAVSON y DUKE-ELDER). Pero no
hay razón ninguna para negar por completo una in-fluencia secrel'ora en el caso de los
monosacáridos, y aunque esto fuese posible hay que considerarlo como una excepción.
En cambio, si se compara la concen-tración de urea en sangre y humor acuoso
-notablemente más- baja en el hu-mor acuoso- resulta necesario admitir la influencia de
una actividad secre-tora. La determinación química de otros compuestos orgánicOos es
todavía más demostrativa en este sentido. Y así la elevada concentración de vitamina C
en el humor acuoso se considera como una prueba demostrativa de la actividad secretora
(FRIEDENWALD y colaboradores y KINSEY).
::
Octubre 1950 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA 3°1
/ //
Fig.3
...
HH
~+
\
~l
~-I
Fig. "
Una característica importante del hidrogel es que el agua retenida por estas fuerzas
de orientación molecular ~imbibición verdadera~ puede variar
sin modificación apreciable del volumen. La intensidad del efecto hidrófilo de-pende de
la concentración de hidrogeniones del mediO'. Así, p. ej., el humor
•
'l,OZ ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA Vol. XXVIII. - N;o 64
vítreo fija más agua cuandOo la reacción del medio tiende a hacerse más alcalina con
relación a su valor normal; cuando la reacción tiende a hacerse ácida, la intensidad de la
imibición disminuye, y el hidrogel pierde agua. Es.ta propie-dad del humor vÍtre'O puede
ser una furza que intluya en el volumen de c'Onte-nido líquidOo intraocular, pero su
importancia cuantitativa y los factores que influyen en la imbibición y desímbibición son
muy difíciles de precisar, po·rque conocemos poco las propiedades físic<rquímicas del
mucoproteido y la proteúna residual que constituyen el humor vítre'O.
Estudiados los factores fisiológicos de la formación y reabsorción del hu-mor
acuoso, tenemos el fundamento suficiente para explicar la,s variaciOones nor-males y
patológicas de la presión intraocular, porque la presi6n del líquido contenido en el ojo
variará siempre .que el balance entre estas fuerzas se des-place en un sentido 00 en Ootrü.
Cuando las derivaciones son de intensidad fisio-lógica, fácilmente s.e pueden compensar
y los cambios de presión no llegan a rebasar los límites normales. Como hemos visto, no
es lógico suponer una par-ticipación constante de la ·filtración en la producción del
humor acuoso,aun-que, claro está, caben dentro de lo normal cambios capaces de
aumentar mo-mentánea y ligeramente el volumen de líquid'O fOI1ffiado por efecto' de
filtración. Si pasamos al temenO' de lO' patÜ'lógico-, es indudable que cuandOo la
presión ar-terial se eleva exageradamente puede dar lugar a un aumento anormal de vo-
lumen, con manif;1esta elevación de la presiqrl intraocular. Pero es de notar que toda
elevación de presión arterial pOor vasÜ'co-nstricción, significa un efecto más O' menOos
generalizado a todas las arteriülas. Y al producirse el estrechamien-tO' activO' de las
arteriolas del ojo, cÜ'mo se comprende, la presión hidrostática en los capilare.s se
modificará relativamente poco. Y pür esO', por 10' general, el efecto de la hipertensión
arterial sobre la filtración y la presión intraocular será relativamente poco intenso aún en
condiciones patológicas.
La presión coloido"osmótica del plasma sanguíneO' puede ejercer influen-cias más
importantes. Se ha visto que la dilución del plasma con disoluciones alcalinas isotónicas
eleva ,daramente la presión intraocular. EstO' puede 'Obede-cer simultáneamente a un
aumento de filtración y una disminución de la efi-cacia absorbente en los capilares
venosos. AlgunÜ's autores suponen que estos efect'Os son menos impürtantes de lo que
se cree aún en condiciones patológicas, p'Orque en procesos m'Orb'Osos que se
caracterizan p'Or una presión coloidoosffiÓ-tica an'Ormal ~enfermos renales-- no suele
haber alteraciones apreciables del tOlnü ocular que 'Obedezcan a esta sóla causa
(R'OBERTs'ON), y las influencias de alteraciones persistentes de la presión arterial o la
presión coloidoo5mótica pa-recen d~ 'Ordinario. notablemente menos marcadas de 1'0
que se podría calcular. Esto lo mterpretan la mayoría de los autores admitiendo que la
fuerza más im-portante de todo el sistema de factores funciorrlOales antagonistas es la
actividad secretora del cuerpü ciliar, y que la actividad funci'Onalde estas céhulas prácti-
camente no se afecta en todas aquellas circunstancias. Perü 'Otros creen ver aquí la
,eficacia decisiva de un posible mecanism'O de regulación fisiológica de la presión
intraocular.
•
Octubre 1950 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA
con los vasos de la cowides como factores antagonistas de la actividad del cuerpo ciliar.
La teoría supone que ante una hipertensión ocular ocasional, re-flejameute aumenta el
ángulO' de la cámara a'qterior y &e ,inhibe la secreción
del cuerpo ciliar. .
La inervación eferente de las estructuras efectoras va por las fibras que
proceden del ganglio ciliar y siguen los nervios ciliares cortos. El oentro del
reHejo sería el núcleo de EDIMGERcWESTPHAL. Esta teoría -que el autOr llama
regulación parasimpática del tono ocular- tiene aspectos difíciles de interpre-
tar, y hasta contradictorios con algunos hechos de observación clínica y expe-
rimental.
Se han descrito. otros efectos de regulación extrínseca del tO'no ocular, y
así p. ej.: hay quien admite una influencia de la corteza premotÜ'ra por fibras
eferentes del simpático (FRADIN). Para Ü'tros el diencéfalo es el centro más, im-
portante (SCHMERL). Todas estas investigaciones, aunque imprecisas, sugieren
que la actividad secretora del cuerpo ciliar puede estar sÜ'metida a influencias
. nerviosas antagÜ'nistas y a acciones hormonales comparables a las que regulan
el prÜ'ceso de la formación de orina en el riñón. Tales mecanismÜ's de regulación
podrían quizá responder a las necesidades generales del organismo con la fina-
lidad de mantener normal el metabolismo del agua, pero nO' hay fundamen-
tos suficientes pÜ'r ahora para admitir un sistema central cÜ'n la misión especí-
fica de regular la presión intraocular- -
•
NUEVA APORTACIÓN
11 •
DEL
A CID O UNDECILtNICO
Labo~rio
P.E.V., A. El fungicida de acción biológica
Undecenil pomada