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Katsuki Sekida
ZA ZEN
Prólogo de A. V. Grimstone
editorial�ós
Numancia, 117-121
08029 Barcelona
Título original: ZEN TRAINING
Traducción: Félix E. Prieto
© de la edición en castellano:
1991 by Editorial Kairós, S.A.
ISBN-10: 84-7245-244-1
ISBN-13: 978-84-7245-244-2
Dep. Legal: B-32.936/2008
Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total ni parcial de este libro, ni
la recopilación en un sistema informático, ni la transmisión por medios electrónicos, mecánicos,
por fotocopias, por registro o por otros métodos, salvo de breves extractos a efectos de reseña, sin
la autorización previa y por escrito del editor o el propietario del copyright.
ADVERTENCIA
QUEDA PROHIBIDA
LA VENTA, DISTRIBUCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN
"Quién recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía;
igual que quién enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo
quede a oscuras" ,
—Thomas Jefferson
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Zazen
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INTRODUCCIÓN
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Introducción
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Introducción
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Introducción
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* Sobre este pasaje, Shatov, otro personaje del libro, comenta: «Cuida-
do, Kirilov. He oído que es así cómo comienza un ataque de epilepsia. Un epi-
léptico me describió exactamente la sensación previa antes del ataque, exacta-
mente como acabas de hacerlo tú.»
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Introducción
* Comparar por ejemplo Philip Kapleau, The Pillars of Zen, p. 228: «Re-
pentinamente el roshi, la habitación, cada objeto individual, desaparecieron
con una deslumbrante corriente de iluminación, y me sentí inmerso en una de-
licia indescriptible ... Durante una breve eternidad estaba solo, sólo yo era ... »
Hay muchos pasajes similares, en el mismo libro y en otros.
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Introducción
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Introducción
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Introducción
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de las razones por las cuales esto es así, ya que, aunque pose-
yese el conocimiento necesario en psicología, dudo que esa
disciplina embrionaria pueda ofrecer aún ninguna información
satisfactoria sobre tales cuestiones. Sugeriría, sin embargo, que
debemos tomar muy en serio el hecho de que la salida de nues-
tra condición que ofrece el Zen incluya la experiencia de un
cese total del proceso ordinario del pensamiento consciente, de
lo que el Zen llama «la forma ilusa y revuelta del pensar». Esto
es lo que ocurre cuando entramos en el samadhi absoluto.
El medio de nuestros pensamientos es el lenguaje. Las pa-
labras son los medios con los que manejamos la realidad. Esta
capacidad de utilizar palabras ha sido una de las razones del
prodigioso éxito del hombre como animal. Pero también es,
aparentemente, la causa de nuestros apuros, ya que la pericia
en la utilización de palabras y conceptos, a la par que posee tan
enorme valor, se hipertrofia demasiado pronto. De manera in-
consciente llegamos a suponer que dar un nombre a una cosa
es adquirir alguna forma de control sobre ella. Llegamos a vi-
vir en un mundo de palabras y pensamientos, que ocupa el lu-
gar del contacto directo con la realidad. Decimos: «Hay un ár-
bol», pero no vemos realmente el árbol. Según Iris Murdoch
dijo: «Nuestras mentes se hallan constantemente activas, te-
jiendo un velo ansioso y en general auto-preocupado que ocul-
ta el mundo de forma parcial.»8 Para ver el mundo tal como es,
debemos controlar esta actividad mental demasiado dominan-
te, vaciar nuestras mentes, renunciar a lo que imaginamos ser
nuestro arraigo verbal en el mundo.
El estudiante maduro del Zen se ha despojado a fuerza de
larga práctica del tejido de pensamientos, concepciones, ma-
lentendidos, falsificaciones e ilusiones que nuestra mente nor-
malmente va tejiendo. Experimenta el momento presente en
toda su plenitud, tal como es, y puede ver verdaderamente lo
que se halla ante él. Su percepción del mundo es clara y sin
distorsiones.
Creo que vale la pena indicar que el objetivo del adiestra-
miento en Zen así descrito no es marcadamente distinto de lo
que han identificado algunos escritores occidentales como el
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Introducción
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Introducción
A. V. ÜRIMSTONE
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1. ORIENTACIONES
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Orientaciones
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Orientaciones
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Orientaciones
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Orientaciones
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Orientaciones
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2. LA POSTURA EN EL ZAZEN
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La postura en el zazen
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La postura en el zazen
Fig. 7
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Posturas defectuosas
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La postura en el zazen
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Fi9. J J
Fi9. I 5 Fi9. 16
Figs. 8-16. Posturas defectuosas zazen.
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La postura en el zazen
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'Zazen
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La postura en el tazen
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3. LA FISIOLOGÍA
DE LA ATENCIÓN
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La fisiología de la atención
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Zazen
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La fisiología de la atención
t!
Centro del
Fig. 18. Diagrama simplificado que muestra el modo de Despertar
operación propuesto de los dos ciclos oscilatorios en el
zazen. Se postula que en el ciclo 2 el tanden es la fuente t!
Tanden
principal de estímulos desde el cuerpo al centro de aten-
ción.
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La fisiologia de la atención
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4. LA RESPIRACIÓN
ENELZAZEN
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La respiración en el zazen
1
1 volumen residual
1
mi.O
Fig. 19. Diagrama que ilustra el volumen de aire tomado y expelido por los
pulmones durante la respiración. La línea curva y continua muestra las suce-
sivas inhalaciones y exhalaciones en el zazen. La exhalación profunda, en la
que se expele todo o casi todo el volumen de reserva, va seguida por un núme-
ro de ciclos de respiración normal. (Adaptado de Guyton, Function of the Hu-
man Body.)
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La respiración en el zazen
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La respiración en el zazen
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5. CONTAR Y SEG
LA RESPIRACI
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Contar y seguir la respiración
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Contar y seguir la respiración
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Seguir la respiración
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Contar y seguir la respiración
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6. TRABAJANDO EN MU
La primera etapa
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Trabajando en Mu
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1800
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Trabajando en Mu
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) 110 120 130 140 iso 160 170 180 190
pretende ilustrar el principio del método del bambú; el tiempo exacto requeri-
do para cada etapa, el número de pausas durante la exhalación y el número de
ciclos de respiración normal después de cada exhalación son cuestiones de
elección personal, y de todos modos irán cambiando durante el transcurso del
zazen.
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Trabajando en Mu
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Trabajando en Mu
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La sensación de salida
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Trabajando en Mu
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Trabajando en Mu
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parte alta de los brazos y en las manos, que luego se irá exten-
diendo suavemente en todas direcciones. Al mismo tiempo
otra suave sensación de vibración comenzará a aparecer, pri-
mero alrededor de las orejas, y luego se extenderá hacia meji-
llas, frente, cuello y hombros. La sensación de temblor va
acompañada de una clara sensación de delicia que calma cuer-
po y mente. La condición de los órganos internos, la circula-
ción de la sangre y otras cuestiones psicofísicas se reflejan to-
das en la piel. El temblor desaparecerá ahora y entonces llegan
una paz y un silencio que dominan a cuerpo y mente. La sensa-
ción de salida se produce antes de ser consciente de ella. Hay
una concreta afinidad entre la sensación de temblor y la sensa-
ción de salida, y esta última sigue a la anterior.
Como principiante puede que no experimente usted todo
esto inmediatamente, pero el hecho de saber que tal fenómeno
ocurre le servirá de ayuda para adquirir la capacidad de provo-
carlo con relativa facilidad. La sensación de temblor será expe-
rimentada con menor frecuencia por estudiantes más adelanta-
dos, y desaparecerá del todo, por lo general al alcanzar la ma-
durez. Hay también algunas personas que nunca experimentan
tal sensación de temblor, acaso por razones de constitución.
Pero no deben preocuparse por ello ya que el temblor no es
una condición necesaria para entrar en samadhi. Muchos músi-
cos, poetas o pintores, sin embargo, parecen tener familiaridad
con la sensación de temblor.
Hakuin Zenji describe otro método para inducir la sensa-
ción de salida, el cual es en cierto modo análogo al que acaba-
mos de describir, ya que incluye la atención concentrada visual
y corporal. Te instruye para imaginar colocada en lo alto de la
cabeza una blanda pastilla de incienso. La pastilla se va derri-
tiendo y resbalando lentamente a lo largo de la frente, las meji-
llas y el cuello, alcanzando luego el pecho, el estómago, el
vientre y las piernas. La sensación de salida vendrá pronto.
Cuando haya usted alcanzado habilidad en la práctica de
estos trucos, quedará una huella en el cuerpo y la mente, de
manera que aunque no recurra a ellos la sensación de salida
podrá llegar fácilmente en la práctica del zazen.
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Trabajando en Mu
La tercera etapa
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Precauciones
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7. ELTANDEN
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El tanden
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El tanden
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El tanden
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El tanden
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8. SAMADHI
La primera categoría
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Samadhi
La segunda categoría
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Samadhi
Jishu-zammai
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La cuarta categoría
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9. KOANS
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Koans
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Koans
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Este monje se tenía por una criatura inútil, pero había desa-
rrollado, sin darse cuenta de ello, un impresionante ego. Ade-
más, practicaba a diario el zazen, y conocía íntimamente el es-
tado del samadhi absoluto. Viviendo de esta manera, estaba un
día barriendo cuando súbitamente una piedra fue a dar contra
el tronco de una caña, produciendo un sonido claro y vibrante.
El guijarro estaba vivo; el tronco del bambú estaba vivo. ¡ Y el
sonido también lo estaba! Formas, colores, todo a diestra y si-
niestra, por todas partes, estaba repleto de existencia. Y oyó la
voz de la existencia misma.
El mundo exterior se halla realmente ahí, a nuestro alrede-
dor. Que la existencia esté normalmente velada no se debe a la
existencia, sino a nuestros ojos. El modo habitual de concien-
cia nos hace mirar las cosas mecánicamente y creerlas muer-
tas. Sólo hay que abandonar esta visión mecánica, y entonces
la existencia se expone en toda su desnudez. Este monje llegó
a un contacto directo con ella. El sonido emitido por el tronco
del bambú era la voz que sonaba dentro del propio monje, y al
mismo tiempo, la voz que penetraba el mundo entero.
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Koans
Nonato
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Koans
Kanna
Tocar el tambor
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Koans
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10. TRES ACCIONES-NEN
Y NEN DE UN EÓN
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Tres acciones-nen y nen de un eón
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El tercer nen
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Tres acciones-nen y nen de un eón
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Tres acciones-nen y nen de un eón
Fi9. 26
Fig. 21 Una simple secuencia alternativa de primeros y segundos nen.
Fig. 22 Una simple secuencia de grupos de primer, segundo y tercer nen.
A esta sucesión lineal (1, 2, 3, 1, 2, 3), se le llama conexión A.
Fig. 23. Este diagrama muestra que, siguiendo a una primera acción-nen
(por ejemplo, la observación del tiempo) y una segunda acción nen (por la cual
somos conscientes de la observación), puede haber una sucesión de terceras
acciones-nen (reconocimiento de nosotros dándonos cuenta de la observación,
y subsiguientes constataciones de ello, correspondiendo a una progresión en la
auto-conciencia). Esta sucesión de terceros nen, que se muestran unidos por
una doble línea vertical, se denomina conexión B.
Fig. 24. Este diagrama muestra cómo aparecen constantemente nuevos
primeros y segundos nen, a medida que el tiempo aporta nuevos fenómenos,
de manera que cada sucesivo tercer nen está alimentado no sólo por sus prede-
cesores, sino además por nuevos primeros y segundos nen. Por ello, cada ter-
cer nen representa en sí mismo todos los nen previos.
Fig. 25 Esta figura ilustra con más pormenores la interacción auténtica de
cada tercer nen con las acciones-nen precedentes.
Fig. 26 La lenta sucesión de primeras acciones-nen que se desarrollan du-
rante el zazen viene mostrada en esta figura. No hay aquí interrupción alguna
por parte del segundo nen auto-observador, o del tercer nen auto-consciente.
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Percibiendo un sonido
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Tres acciones-nen y nen de un eón
La subjetividad
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Tres acciones-nen y nen de un eón
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La intuición
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Un nen, un eón
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Un ambicioso proyecto.
El Zen se propone controlar la creación intencional.
Quiere controlar la existencia.
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Tres acciones-nen y nen de un eón
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Tres acciones-nen y nen de un eón
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Ego puro
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Tres acciones-nen y nen de un eón
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11. LA EXISTENCIA
Y EL TALANTE
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La existencia y el talante
El talante
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La existencia y el talante
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La existencia y el talante
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La existencia y el talante
Un mundo idílico
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La existencia y el talante
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La existencia y el talante
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La existencia y el talante
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K Figs. 28-30.
ITITim
Ejemplos de figuras reversibles.
La existencia y el talante
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La existencia y el talante
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12. LA RISA Y EL ZEN
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La risa y el Zen
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Objetivación y risa
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La risa y el Zen
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t» risa y el Zen
* N. del T. El retruécano en inglés juega con las palabras son y sun (hijo
y sol) ambas homófonas.
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La risa y el Zen
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La risa y el Zen
La sociabilidad en la risa
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La risa y el Zen
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La risa y el Zen
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13. PURA EXISTENCIA
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Pura existencia
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En solitario retiro,
Entre las rocas alpinas,
Del susurro de la brisa,
La clavelina silvestre consigo se regocija.
Existencia y conciencia
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Pura existencia
Enfermedades de la mente
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Arrojamiento
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Pura existencia
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Descentralización
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Pura existencia
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El camino de Nansen
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Pura existencia
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Pura existencia
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Pura existencia
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La cognición pura y el kenshó
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La cognición pura y el kenshó
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La cognición pura y el kenshó
"¡Ya empieza otra vez, mamá! ¿Qué es? Todo empieza otra
vez a ir tan deprisa. ¿Soy yo quien está hablando más deprisa,
o eres tú?" También creía que la gente caminaba por la calle
más deprisa.» 1 Tales fenómenos acaso puedan ser explicados
en esta línea. Es bien sabido que nuestra impresión de veloci-
dad en un vehículo o avión deriva en gran parte de la visión de
otros objetos que pueden estar en movimiento o quietos. Su-
pongamos que tres aviones van volando en escuadra. Si uno de
ellos comienza a perder velocidad, el piloto tendrá a menudo la
ilusión de que su avión ha empezado a volar hacia atrás. pero
si enfoca la atención en los otros aviones que están adelantan-
do al suyo tendrá la ilusión de que vuelan demasiado deprisa.
Puede posiblemente darse un efecto análogo cuando el segun-
do y tercer nen sufran por exceso de preocupaciones y ansie-
dad y queden agotados, o cierren los ojos frente a la desagra-
dable realidad. En consecuencia sus acciones reflexivas y sin-
tetizadoras operarán más lentamente, y apenas se reflejarán las
impresiones tomadas por el primer nen. Es decir, en el vuelo
en escuadra de los tres nen, ha perdido velocidad la actividad
reflexiva. La actividad reflexiva corresponde al piloto del
avión que ha perdido velocidad; tendrá la ilusión (según el
foco de su atención) de que el tiempo y los acontecimientos
parecen ir hacia atrás o de que pasan demasiado deprisa.
En algunos psicópatas, y también en alguna gente normal,
aparece otro fenómeno en el cual unas impresiones abrumado-
ramente abundantes del primer nen proporcionan contenidos
mentales densamente amasados los cuales, si son proyectados,
producen el efecto de una película en cámara lenta, de modo
que todo parece ocurrir a tiempo lento. Se cree que el tiempo
de un niño transcurre más despacio que el de un adulto, debido
al primer nen, abundante, fresco e impresionable, al que se
permite formar una proporción mayor de la actividad mental
que en un adulto. (Véase en esta conexión el ejemplo de C.
Zenji que vendrá luego relatado en este capítulo.)
Cuando el tercer nen está poseído por alguna idea atormen-
tadora o por alguna atroz agonía, o cuando se encuentra en al-
gún dilema y le es imposible funcionar normalmente, puede fi-
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La cognición pura y el kenshó
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Auto-alienación
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ción cognitiva del primer nen. El primer nen puede que tan
sólo logre efectuar un reconocimiento intuitivo de un objeto,
pero el punto importante consiste en esta recognición: que ahí
hay un objeto. Esto basta para constituir la cognición pura. Los
detalles pueden ser rellenados intelectualmente.
Fue el desarrollo del tercer nen lo que hizo del hombre un
ser superior al animal. Pero el primer nen no es el menos im-
portante. Los dos juntos forman las dos ruedas del carro: si
uno es deficiente, el otro también se estropea.
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El tercer nen
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15. EXPERIENCIAS DE KENSHÓ
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Experiencias de kenshó
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Experiencias de kenshó
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Experiencias de kenshó
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«Por fin recuerdo que todos los monjes salieron esta ma-
drugada a hacer su viaje de takuhatsu. He estado sentado com-
pletamente solo en esta sala. No supe cuándo entré en samad-
hi, ni si estuve dormido, o cuánto tiempo transcurrió.
» Esto ocurrió un día después de mi llegada a este monaste-
rio. Había tenido esta experiencia varias veces en mi vida y no
era ninguna sorpresa para mí.»
¿ Qué significa «no puedo encontrarme» ó «el yo usual no
vuelve»? Significa que el señor P. no podía identificarse a sí
mismo en el contexto del tiempo, del espacio o de la causali-
dad. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo? No se sabe.
¿Dónde estoy? ¿Qué hora es ahora? ¿Por qué y cómo, qué y
quién soy yo? Estas preguntas no son contestadas. En breve,
ignoro la circunstancia de mí mismo. Por tanto, no puedo en-
contrarme.
En el samadhi absoluto caen el tiempo, el espacio y la cau-
salidad. Y cuando la conciencia emerge de un profundo sa-
madhi, requiere algún tiempo recobrar su mareo de cognición
(tiempo, espacio y causalidad) y el ego no es inmediatamente
identificado.
Este fenómeno parece darse con más probabilidad en un
ambiente nuevo (como en este caso). Si se coloca al ego en cir-
cunstancias poco familiares, su reacción al ambiente parece
más lenta que cuando está en un medio ambiente familiar. Ello
se debe a ciertas interrelaciones sutiles que se forman normal-
mente entre las conciencia y el medio ambiente familiar (por
ejemplo, en forma de sonidos y otros estímulos) y el ego reac-
ciona más rápidamente a ese entorno, volviendo a lo normal
también con más rapidez cuando está en esas condiciones que
cuando se halla en circunstancias no familiares.
En el caso presente es dudoso que el señor P. hubiese esta-
do durmiendo. Aunque así hubiera sido, la característica im-
portante de la situación no se altera. Asir la conciencia cuando
ésta se halla desprovista de su encuadre de cognición (tiempo,
espacio y causalidad) es algo que le da a uno cierta compren-
sión de lo que podría llamarse el mundo de la supraconciencia,
donde no hay ego. Más de un estudiante de Zen experimenta
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Experiencias de kenshó
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16. UNA NARRACIÓN
PERSONAL
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Una narración personal
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Una narración personal
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Una narración personal
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17. ESTADIOS
DEL ADIESTRAMIENTO ZEN
En este capítulo quiero comentar dos clásicos de la literatu-
ra zen: primero la serie tradicional de imágenes llamada «En
Busca del Buey Extraviado», y en segundo lugar los Cinco
Rangos o Situaciones de Tozan.
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Estadios del adiestramiento Zen
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« Vicio y virtud,
Pecado y bendición,
Todo es vanidad;
Mora en la nada.»
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Estadios del adiestramiento Zen
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gido para siempre. Pero no fue así. Aunque a veces puede en-
trar en samadhi, otras veces no puede. Ora parece que hay
quietud en el cuerpo y la mente; ora no logra uno controlar los
pensamientos errantes. «No puede haber sido el samadhi» -se
dice usted-. No hay más remedio que volver a probar de nue-
vo, una y otra vez. La cosecha del año pasado, es la del año pa-
sado. La de este año debe ser ganada con duro trabajo. Y así la
lucha se renueva una y otra vez.
6. Vamos a describir aquí de nuevo el proceso de entrar en
samadhi. La piel y los músculos están siempre normalmente
cambiando de tensión, y es en gran medida por medio de este
cambio como se mantiene la sensación de la existencia corpo-
ral. Pero en la postura inmóvil del zazen no hay apenas cambio
en la tensión muscular y cutánea, y se va desarrollando la sen-
sación de salida. La piel reacciona muy sensiblemente ante
esta nueva experiencia. Se nota como una sensación de trémo-
lo que corre a través del cuerpo. Es como una especie de vibra-
ción musical, delicada y deliciosa, que va acompañada de un
estado mental apaciguado y de una hermosa corriente de emo-
ción que parece brotar del corazón.
Ya hemos mencionado antes que la sensación de salida vie-
ne a menudo anunciada por esta especie de trémolo vibrante
que aparece primero en las partes más sensibles del cuerpo,
como orejas, mejillas, frente, cuello y brazos, y que finalmente
desciende a lo largo de todo el cuerpo, para desaparecer al
cabo de pocos minutos. La paz y la quietud comienzan enton-
ces a ir ocupando el cuerpo entero. El samadhi se va desarro-
llando a partir de esta quietud. Pero con larga práctica ya no
aparece tan a menudo aquella deliciosa sensación corporal.
Uno se sienta simplemente, y al punto comienza a entrar en sa-
madhi.
¿Qué ocurre en realidad dentro del cuerpo cuando se pro-
duce el samadhi precedido de estos fenómenos? Deben estar
ocurriendo en nosotros ciertos cambios químicos. Sabemos
que el cuerpo está produciendo constantemente toda clase de
compuestos químicos. Acaso el samadhi resulte de la produc-
ción de ciertos elementos químicos en el cuerpo. Estamos en
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Estadios del adiestramiento Zen
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l. Hen en Sho
En lo más profundo de la noche, sin luna,
Uno con otro, aunque desconocidos,
Tienes un vago recuerdo de antaño.
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2. Sho en Hen
Con la aurora la vieja encuentra el antiguo espejo,
Inmediato e íntimo, pero nada en particular;
No hace falta que busques tu propia cara.
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3. Viniendo de Sho
En la vacuidad se encuentra la vía pura y clara;
No menciones el nombre del emperador;
Tienes el universo bajo tu dominio.
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4. Perfección en Hen
Dos espadas están cruzadas; los espíritus del guerrero
-Como una flor de loto resplandeciendo en el fuego--
Levantan el vuelo a las alturas, penetrando a través del espa-
cio.
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5. Perfección en la Integración
Sin caer en u o en mu, ¿quién puede reunirse con el maestro?
Mientras otros se esfuerzan en alzarse sobre el nivel común
Él lo reúne todo, sentado tranquilamente a la vera del fuego.
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