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El colegio
1
Debido a la negación o indiferencia ante el pedido de realizar el rodaje en el mismo recinto, según
explicó Diego Lerman.
confunde. En la película se mantiene ese aire solemne y rígido. Los pasos que
resuenan entre los mármoles de los claustros y las maderas de los pupitres.
El colegio se propone como el epicentro de la excelencia educativa,
pública y elitista a la vez. En ese entonces "el colegio ya era lo que estaba
destinado a ser: un selecto resumen de la nación entera". Sus directivos intentan
asegurarse que así sea y recurren, para ello, al aislamiento. En la novela, tras
describir el sonido de un campanario, se advierte: "Fuera de ese conteo minucioso
del paso del tiempo, que el colegio recoge a una cuadra de distancia, las jornadas
de clase transcurren como si el edificio del colegio no estuviese en pleno centro de
la ciudad de Buenos Aires, sino en medio de un desierto. Nada de lo que pueda
sonar afuera alcanza a resonar adentro". La enseñanza, puertas adentro, se vuelca
sobre lo anacrónico.
De todas maneras, tanto en la novela como en la película, el eje está puesto
en el sistema disciplinario y no en el modelo educativo, es decir, el contenido de las
clases casi no se muestra. Tampoco lo que pasa afuera2. Lo que aparece puesto
en primer plano son los intersticios: el recreo, la ida al baño, la llegada y la salida.
Es decir, aquellos momentos en donde la educación sólo pasa por la disciplina. De
esta manera, se exhibe el sistema disciplinario a través de un seguimiento del
personaje de María Teresa, quien contempla un mundo al que no pertenece: no es
de su misma clase social, y no tuvo acceso a la misma educación. Ella es ajena a lo
que sucede, en apariencia, es apenas una voyeurista, que se muestra en la película
a los ojos de un espectador doblemente voyeurista, a través de dos tipos de
planos. Unos más estáticos, donde la protagonista se pierde en la inmensa
arquitectura del colegio hasta volverse insignificante. Otros de cámara en mano que
la encierran en un plano reducido, del cual se desborda.
Es ahí, en su propia subjetividad, donde las reglas muestran sus propios
márgenes, sus "fuera de campo". Esconderse en el baño se convierte en una rutina,
que adquiere las características de lo prohibido y lo excitante. En su control,
técnicamente ella no viola las reglas, sino que las aplica en exceso. Y, en esa
rigurosidad con la que pretende atrapar a los que cruzan los límites, ella misma se
extralimita.
2
Recién en la secuencia final de la película se cuela en el interior del colegio algunos ruidos de la
manifestación en Plaza de Mayo, donde Galtieri dará su discurso. Pero queda fuera de la trama de la
película, ya que esa imagen aparece entre los créditos.
La guerra de los sexos
El punto justo
Lo sagrado y lo profano
3
Hay un momento donde se alude a las desapariciones, cuando estando juntos en un café, de
Biasutto, el jefe de celadores, se dice que confeccionó "listas". Ella va a preguntar, pero no se anima
y calla. Se cambia de tema. Su silencio no es el silencio de los inocentes. Ella ya forma parte de un
mecanismo perverso, pero de todas formas calla.
4
Quien, dicho sea de paso, aparece en la película atendiendo una disquería y le vende a la
protagonista un disco de Virus.
par de uno de los alumnos, se seca. "Afuera, ahí nomás, el alumno se sacude, el
alumno se mira y se ve, y ella apoya la mano un poco más de lo necesario, ella se
frota, en nombre del secado, un poco más de lo necesario". Es entre esa afirmación
-"ella se frota"- y la posterior aclaración -"más de lo necesario"- donde se evidencia
el límite. El narrador va más allá del silencio de la protagonista, y se mete en sus
pensamientos.
Como esas distopías -1984, Brazil y Alphaville, por citar algunas- donde el
control a rajatabla engendra él mismo las grietas por las que detona el descontrol.
La maquinaria represiva avanza sobre lo corporal a través de métodos represivos,
pero el cuerpo contrapone su propia maquinaria. María Teresa avanza en dirección
al cuerpo, hacia sus profundidades, hacia el agujero negro e indescifrable de la
letrina5. Una biopolítica que coloca al cuerpo en el único espacio posible de
combate. Ocultar el cuerpo, profanarlo, esconderlo, dañarlo, violarlo. El encuentro
sexual de María Teresa y Biasutto sucede en el espacio en el que se ha radicado el
punto de vista del control, y en el transcurso de su ejercicio. Él, a su vez también va
a sus profundidades. Como dijo David Viñas, la literatura argentina emerge
alrededor de una metáfora mayor: la violación, y esta no es la excepción. En la
novela de Kohan, Biasutto hunde sus dedos en el interior de María Teresa. En el
agujero del culo, para el cual está dispuesta la letrina del baño. Y Biasutto lo hace
en más de una ocasión, para dejar en claro que busca convertirlo en ritual, así
como lo fue antes para ella la penetración en el baño de hombres. Ante su
profanación, ella calla.
En la película, menos sutil, en vez del dedo, Biasutto le hunde el miembro.
Tal vez porque, a diferencia de la novela, en la película la cámara encuentra el
freno en su corporalidad. Allí se muestra a la preceptora desde afuera, no se la
penetra con la mirada. Y por eso, la violación será más extrema. A modo de
contrapartida, María Teresa, en este caso, ya no trasgrede, sino que se enfrenta y
rompe la cadena: lo mata hundiéndole la lima de uñas metálica. La escena de la
violación es mostrada a través de un plano secuencia que la vuelve muy fuerte y
gráfica, pero la del asesinato está mostrada a medias y fuera de foco. La lima
metálica como objeto–símbolo es interesante. Sirve para controlar un aspecto
animal, el crecimiento de las uñas, pero a la vez es un elemento femenino. No en
5
"El agujero ahí abajo, el agujero ahí detrás, repele pero atrae", en Martín Kohan, ob. cit.
vano será el elegido para asesinar a Biasutto. Esta escena representa la pérdida de
control. Ella ejerce una violencia que va en sentido contrario a la autoridad. Ya no
es virgen, en ningún sentido. La iniciación sexual coincide con la criminal. El juego
del límite queda deshecho, y ella se aleja corriendo por los claustros vacíos del
colegio6.
Sol Echevarría
Licenciada en Letras – UBA
6
En la novela, en cambio, ella se queda ahí hasta que lo que se rompe es la estructura que la
contenía, cuando se pierde la guerra y el régimen militar entra en caída.