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El Paleolítico (del griego παλαιός, palaiós: ‘antiguo’, y λίθος, lithos: ‘piedra’) significa

etimológicamente piedra antigua, término creado por el arqueólogo John Lubbock en


1865 en contraposición al de Neolítico (Edad moderna de la piedra). Es el periodo más
largo de la existencia del ser humano (de hecho abarca un 99 % de la misma) y se
extiende desde hace unos 2,85 millones de años (en África)1 hasta hace unos 12 000
años. Constituye, junto con el Mesolítico/Epipaleolítico (fases de transición) y el
Neolítico, la llamada Edad de Piedra, denominada así porque la elaboración de
utensilios líticos ha servido a los arqueólogos para caracterizarla (en oposición a la posterior Edad de los Metales).

Aunque esta etapa se identifica con el uso de útiles de piedra tallada, también se utilizaron otras materias primas orgánicas para
construir diversos artefactos: hueso, asta, madera, cuero, fibras vegetales, etc. Durante la mayor parte del Paleolítico inferior las
herramientas líticas eran gruesas, pesadas, toscas y difíciles de manejar, pero a lo largo del tiempo fueron haciéndose cada vez
más ligeras, pequeñas y eficientes. El hombre del Paleolítico era nómada, es decir, su vida estaba caracterizada por un
desplazamiento continuo o periódico (estacional).

Mesolítico

Mesolítico es el término que se utiliza para resumir el período de la prehistoria que


sirve de transición entre el Paleolítico y el Neolítico. Significa Edad media de la piedra
(del griego μεσος, mesos=medio; y λίθος, líthos=piedra) por contraposición al
Paleolítico (Edad antigua de la piedra) y al Neolítico (Edad nueva de la piedra),1
identificándose con las últimas sociedades de cazadores-recolectores.2 Los hábitos de
las culturas del Mesolítico eran básicamente nómadas, con asentamientos estacionales
de invierno y campamentos de verano, aunque en algunas regiones costeras europeas y
en el Oriente Próximo (allí donde encontraron recursos suficientes y regulares)
comenzaron a vivir de una manera más sedentaria. Esto fue posible gracias a la ampliación del espectro alimentario, que incluyó
una gran variedad de alimentos que los especializados cazadores del Paleolítico superior no consumían. Relacionado con estos
cambios de dieta estaría la mayor diversificación, especialización y cantidad de utensilios líticos, así como la desaparición de la
pintura rupestre figurativa paleolítica, reemplazada por un arte más abstracto.3

El Neolítico (del griego νέος, néos: ‘nuevo’, y λίθος, líthos: ‘piedra’), o Edad de Piedra
Nueva o Pulida, es uno de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra.
El término fue acuñado por John Lubbock en su obra Prehistoric Times (1865).

Inicialmente se le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de


piedra pulimentada, en vez de tallada; es decir, en vez de golpeada, que era menos
resistente,1 que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy
en día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la
agricultura o del pastoreo. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería y agricultura.

Edad de los Metales


Artículo bueno
La Edad de los Metales es una de las dos grandes etapas tecnológicas en las que
tradicionalmente se ha subdividido la Prehistoria euroasiática. Por definición, es el
período que siguió a la Edad de Piedra y durante el cual el hombre empezó a fabricar
objetos de metal1 fundido. La existencia de procesos metalúrgicos es indispensable
para establecer la adscripción de una cultura arqueológica a esta etapa, ya que los
metales nativos eran trabajados por martilleado desde las fases iniciales del Neolítico.2
Siguiendo este criterio, la Edad de los Metales comenzaría con las primeras evidencias
de fundición del cobre, que son del VI milenio a. C. (en Anatolia y los montes Zagros) y
acabaría con la progresiva entrada en la Historia de cada región (en Europa esto se
produjo durante el I milenio a. C.). En Mesopotamia y Egipto coincide ya con el
desarrollo de la escritura y por tanto la metalurgia allí es plenamente histórica.34
Los primeros indicios de metalurgia en Europa proceden del área de los Balcanes, a mediados del V milenio a. C. y son de origen
autóctono. Para el resto del continente las evidencias aparecen durante la segunda mitad del IV milenio a. C., aunque su
generalización y el consecuente abandono de la piedra como elemento básico para la fabricación de artefactos solo se materializó
con la llegada del hierro. Debido a la escasez de materia prima, en el Egipto faraónico esta sustitución nunca se llegó a producir.2
Dado que no existen rupturas en el desarrollo de las tecnologías metalúrgicas entre la prehistoria, la protohistoria y la historia, en
este artículo se incluyen procesos que se dieron en periodos claramente históricos.

El cobre (del latín cuprum, y éste del griego kypros),5 cuyo símbolo es Cu, es el
elemento químico de número atómico 29. Se trata de un metal de transición de
color cobrizo (rojizo) y brillo metálico que, junto con la plata y el oro, forma
parte de la llamada familia del cobre, se caracteriza por ser uno de los mejores
conductores de electricidad (el segundo después de la plata). Gracias a su alta
conductividad eléctrica, ductilidad y maleabilidad, se ha convertido en el
material más utilizado para fabricar cables eléctricos y otros componentes
eléctricos y electrónicos.

El cobre forma parte de una cantidad muy elevada de aleaciones que generalmente presentan mejores propiedades mecánicas,
aunque tienen una conductividad eléctrica menor. Las más importantes son conocidas con el nombre de bronces y latones. Por
otra parte, el cobre es un metal duradero porque se puede reciclar un número casi ilimitado de veces sin que pierda sus
propiedades mecánicas.

Fue uno de los primeros metales en ser utilizado por el ser humano en la prehistoria. El cobre y su aleación con el estaño, el
bronce, adquirieron tanta importancia que los historiadores han llamado Edad del Cobre y Edad del Bronce a dos periodos de la
Antigüedad. Aunque su uso perdió importancia relativa con el desarrollo de la siderurgia, el cobre y sus aleaciones siguieron
siendo empleados para hacer objetos tan diversos como monedas, campanas y cañones. A partir del siglo XIX, concretamente de
la invención del generador eléctrico en 1831 por Faraday, el cobre se convirtió de nuevo en un metal estratégico, al ser la materia
prima principal de cables e instalaciones eléctricas.

El bronce es toda aleación metálica de cobre y estaño, en la que el primero constituye


su base y el segundo aparece en una proporción del 3 al 20 %. Puede incluir otros
metales.
Las aleaciones constituidas por cobre y zinc se denominan propiamente latón; sin
embargo, dado que en la actualidad el cobre se suele alear con el estaño y el zinc al
mismo tiempo, en el lenguaje no especializado la diferencia entre bronce y latón es
bastante imprecisa.
El bronce fue la primera aleación de importancia obtenida por el hombre y da su
nombre a la Edad del Bronce. Durante milenios fue la aleación básica para la
fabricación de armas y utensilios, y orfebres de todas las épocas lo han utilizado en joyería, medallas y escultura. Las monedas
acuñadas con aleaciones de bronce tuvieron un protagonismo relevante en el comercio y la economía mundial.
Cabe destacar entre sus aplicaciones actuales su uso en partes mecánicas resistentes al roce y a la corrosión, en instrumentos
musicales de buena calidad como campanas, gongs, platillos de acompañamiento, saxofones, y en la fabricación de cuerdas de
arpas, guitarras y pianos

El hierro o fierro12 es un elemento químico de número atómico 26 situado en el grupo 8, periodo 4 de la tabla periódica de los
elementos. Su símbolo es Fe (del latín fĕrrum)1 y tiene una masa atómica de
55,6 u.34

Este metal de transición es el cuarto elemento más abundante en la corteza


terrestre, representando un 5 % y, entre los metales, solo el aluminio es más
abundante; y es el primero más abundante en masa planetaria, debido a que el
planeta en su núcleo, se concentra la mayor masa de hierro nativo equivalente
a un 70 %. El núcleo de la Tierra está formado principalmente por hierro y
níquel en forma metálica, generando al moverse un campo magnético. Ha sido
históricamente muy importante, y un período de la historia recibe el nombre
de Edad de Hierro. En cosmología, es un metal muy especial, pues es el metal más pesado que puede producir la fusión en el
núcleo de estrellas masivas; los elementos más pesados que el hierro solo pueden crearse en supernovas.

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