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El empoderamiento del manejo forestal 147

Capítulo 6

El empoderamiento del manejo forestal


comunitario en Oaxaca. La Unión
de Comunidades Forestales y Ejidos
de Oaxaca, 1985-1996
Rodolfo López-Arzola

En la historia reciente de Oaxaca (1982-2002), las comunidades fo-


restales indígenas han logrado combinar una visión conservacionista
con una lucha cada vez más intensa por aprovechar las oportunidades
de producción que ofrece un mundo globalizado (1). La Unión de
Comunidades y Ejidos Forestales de Oaxaca (ucefo) fue una de las or-
ganizaciones pioneras en México y en Oaxaca en la lucha por crear una
nueva organización forestal para las comunidades locales. Sus esfuerzos
colocaron a Oaxaca en una posición de liderazgo a nivel mundial con
respecto a la forestería comunitaria y constituyeron un modelo inicial
de cómo las comunidades locales e indígenas podían asumir la custodia
directa de sus recursos forestales. A pesar de que la ucefo sucumbió a
las tensiones internas y externas, después de 10 años de existencia, es
importante recordar sus logros y las lecciones que deben ser aprendidas
sobre su surgimiento y su caída.
Oaxaca tiene una población de 3 millones de habitantes, en una su-
perficie de 95,364 km², con una densidad de 31.2 hab/km². Las comuni-
dades de manejo forestal más importantes se encuentran en los ramales
de la Sierra Madre conocidos como Sierra Norte (o Sierra de Juárez).
Estas dos Sierras se encuentran en un rango altitudinal desde los 800 a
los 3,500 metros sobre el nivel del mar y climas que van del templado
frío al templado fresco y el subtropical caliente. La precipitación anual
varía de 800 a 1600 mm, dependiendo de la altitud y de la orientación

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geográfica. La topografía es accidentada, con pendientes mayores al 30%


(ucefo, 1991.wri).
En el territorio oaxaqueño se concentran 14 de las 54 etnias que
habitan en todo el país. Alrededor del 40% de la población estatal habla
alguna lengua indígena (inegi, 1980). El 68% de los ejidos y comuni-
dades indígenas oaxaqueñas son forestales, lo cual ha sentado las bases
para un desarrollo exitoso de las empresas forestales comunitarias (efc)
del estado.
Un 91% de la tierra es de propiedad comunal y ejidal.
Oaxaca es el octavo estado en extensión forestal (bosques y selvas),
contando con 3 millones de hectáreas que corresponden al 31% de su
territorio. Se ha estimado que el potencial productivo del estado alcanza
los 2 millones de metros cúbicos. En contraste, la producción maderable,
en 1990, fue de 400,000 metros cúbicos.
La riqueza forestal de Oaxaca atrajo madereros desde muy temprano
en su historia. En 1948, la Compañía Forestal de Oaxaca (cfo), una em-
presa privada, comenzó sus actividades de explotación en la comunidad
zapoteca de San Pedro el Alto, en la Sierra Sur, con la primera concesión.
Construyó caminos forestales hacia el bosque de San Pedro, mientras
que la comunidad tuvo que construir, con picos y palas, el camino de
acceso hacia la comunidad misma. La cfo inició sus actividades en la
comunidad vecina de Santiago Textitlán, en 1956, y en Santa María Za-
niza, en 1961, pero fue hasta 1964 cuando recibió la concesión formal
para explotar el área. Diversas compañías más pequeñas iniciaron sus
actividades en los años 70 en otras comunidades de la región, como San
Andrés el Alto y San Antonino el Alto. En la Sierra Norte, la paraestatal
Fábricas de Papel Tuxtepec (fapatux), establecida para fabricar el papel
de los libros de texto del país, comenzó sus actividades de explotación
forestal, en 1956, con una concesión a 25 años en Santa Catarina Ixtepeji,
San Juan Atepec, Ixtlán de Juárez y otras comunidades, mientras que la
empresa privada Compañía Maderas de Oaxaca (cmo) extrajo madera
de Pueblos Mancomunados, entre 1970 y 1976.
A cambio del flujo creciente de madera extraída, las comunidades
recibían un derecho de monte que era depositado en un fideicomiso del
gobierno de difícil acceso, así como un número reducido de empleos.
Esto fue porque, en un principio, la mayor parte de los trabajadores
provenía de Michoacán, estado con una historia más larga de aprovecha-
miento forestal. Estos años de explotación de los bosques comunitarios
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lastimaron profundamente la dignidad e integridad de las mismas,


dejando un sistema de corrupción en sus estructuras comunitarias al
utilizar a sus autoridades a través de regalos y prebendas para facilitar
sus decisiones y comprometer a favor de las compañías, volúmenes, áreas
de corta, duración de contratos y precios de la madera. En este proceso
—debidamente coludidas— intervenían diversas instituciones del go-
bierno, como La Secretaria de la Reforma Agraria (sra) y la Secretaría
de Agricultura y Recursos Hidráulicos (sarh).
El incumplimiento de los contratos con las comunidades, en los
que se establecían obligaciones para las compañías como apertura de
caminos, pago de salarios justos, construcción de escuelas, además de
otros abusos, como falta de pagos de derecho de monte, provocaría más
tarde una serie de movilizaciones como paros y huelgas, demandas por
incrementos en derecho de monte y cumplimiento de los contratos en
general (véase también Chapela, en este volumen). En 1964, las comu-
nidades Recibimiento y Río Humo, en Santiago Textitlán, suspendieron
sus actividades de explotación forestal y bloquearon los caminos para
protestar por el daño al bosque y por la extracción ilegal. Las mujeres
asumieron el liderazgo para proteger a los hombres cuando el ejército in-
tervino en favor de las compañías madereras. En 1967, en la Sierra Norte,
15 comunidades, conducidas por San Pablo Macuiltianguis, se negaron
a firmar los contratos de explotación. Continuaron la huelga durante
seis años, hasta que fapatux concedió algunas de sus peticiones. En esta
etapa inicial, las demandas todavía se relacionaban exclusivamente con
asuntos de empleo y con el derecho de monte, no con el propósito de
formar su propia efc. Sin embargo, esto no estaba muy lejos. En 1973,
tuvo lugar otra huelga de producción en Santiago Textitlán, la cual con-
dujo a la suspensión total de la explotación y, hacia 1976, la comunidad
había comenzado a organizar su efc, llamada posteriormente Zapoteco
Cárdenas porque recibieron apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas, cuando
fue subsecretario forestal, a finales de los años 70. Hubo otros paros en
San Pedro el Alto, en 1974, y en Santa María Zaniza, en 1976. En 1976,
Pueblos Mancomunados confiscaron equipo de la Compañía Maderas
de Oaxaca, como protesta ante la tala ilegal y utilizaron esto como base
para establecer la primera efc autónoma de Oaxaca, en 1977, seguida,
ese mismo año, por Santiago Textitlán.
Los Pueblos Mancomunados, una alianza de comunidades vecinas
con tierras de propiedad comunal, tenían mayor libertad porque no ha-
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bían sido incluidos en las concesiones de fapatux, lo que implicaba no


estar sujetos a tantas presiones políticas. En contraste, Santiago Textitlán
se encontraba bajo la concesión de cfo y, a pesar de tener su propia efc,
se vio forzado a vender su madera exclusivamente a la Compañía Forestal
de Oaxaca, al precio establecido por ésta. Después de operar durante 2
años (1978 a 1980), suspendieron sus operaciones en 1981 a causa de
problemas administrativos que surgían, en gran parte, de trabajar en
un ambiente hostil, sin apoyo externo. Continuaron los conflictos en
otras áreas. En 1979, en San Pedro el Alto, también confiscaron equipo,
lo cual condujo al encarcelamiento de autoridades comunales. Un re-
clamo común era que las comunidades no sabían cuánta madera estaba
siendo extraída. Como señaló un miembro de la comunidad de Santiago
Textitlán, “los miembros de la comunidad nada más veían los camiones
saliendo cargados de madera, entre 25 y 30 camiones por día”.
El efecto acumulativo de estas protestas y huelgas y la cercanía del
fin del periodo de concesiones, a fines de los años 70, llevaron a las
compañías a ceder a las comunidades más responsabilidades en algu-
nas áreas. Ciertos miembros de las comunidades obtuvieron cargos de
mayor responsabilidad en las operaciones de explotación forestal. En
1980, en la Sierra Norte se formó la Organización para la Defensa de los
Recursos Naturales y el Desarrollo Social de la Sierra Juárez (odrenasij),
en contra de la renovación de la concesión fapatux, programada para
concluir en 1981.
En este contexto turbulento, en 1981, un grupo de extensionistas
forestales de la Dirección General de Desarrollo Forestal (dgdf) de la
Ciudad de México llegó a trabajar a Oaxaca. Desde 1976, los extensionis-
tas de la dgdf habían estado formando efc, entonces llamadas Unidades
de Producción de Materia Prima Forestal (upmpf), y utilizando, con
bastante éxito, una estrategia de organización de comunidades forestales
conocida como socioproducción, en Tlaxcala, Puebla y Veracruz. A nivel
nacional, León Jorge Castaños dirigía la dgdf y, en Oaxaca, el equipo
de la dgdf estaba a mi cargo. Oaxaca fue el primer lugar al que entró la
dgdf en donde las concesiones eran importantes. En 1982, comenzaron
a trabajar con Pueblos Mancomunados, cuya efc había estado luchando
sola, desde 1977. Mientras, se pusieron a prueba los esfuerzos paralelos
del equipo de la dgdf, de odrenasij y de sus asesores externos, cuando
el gobierno anunció, en noviembre de 1982, a través del Diario Oficial
de la Federación, el otorgamiento de nuevas concesiones a las empresas
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paraestatales y privadas de las Sierras Sur y Norte, que durarían otros


25 años. Las comunidades respondieron con un amparo en contra del
gobierno y, gracias a la fuerte presión pública y al interés en el asunto,
las cortes judiciales fallaron en favor de las comunidades, finalizando
oficialmente el periodo de concesiones en Oaxaca, en 1983, y liberando
a las comunidades para que comenzaran a establecer sus propias efc.
El equipo de la dgdf se movilizó rápidamente para aprovechar esta
posibilidad y, en 1983, estableció una nueva upmpf en la comunidad
previamente concesionada de Santa Catarina Ixtepeji, seguida pronto
por San Miguel Aloapam, San Juan Bautista Atepec y Nuevo Zoquiapam.
Hacia 1984, el establecimiento de upmpfs o efc se extendió por la Sierra
Sur, a San Pedro el Alto, Santiago Textitlán y, por la Sierra Norte, a La
Trinidad y San Miguel Cajonos.
En el periodo de transición entre las concesiones y las efc, hubo una
caída inevitable en la producción de madera y, hacia 1984, la produc-
ción había disminuido un 30%, generando nuevas presiones de parte
de la industria para que las efc alcanzaran los niveles de producción
del periodo de las concesiones. Esto centró la atención del equipo de la
dgdf en cómo promover las efc en las comunidades y en qué forma
deberían adquirir.

Las efc como pilar de la ucefo


Después de que, entre 1982 y 1984, el equipo de la dgdf se hiciera cargo
de la etapa inicial de organización, su siguiente paso fue la organización
de la ucefo, s.c., la cual fue constituida el 30 de diciembre de 1985 por
las comunidades zapotecas de San Pedro el Alto y Santiago Textitlán, de
la Sierra Sur y Pueblos Mancomunados, Santa Catarina Ixtepeji y San
Miguel Aloapan, de la Sierra Norte. Después, se les unieron las comuni-
dades de San Andrés el Alto, San Antonino el Alto, Santa María Zaniza,
Santiago Xochiltepec y San Miguel Mixtepec. La creación de la ucefo
respondió a la visión estratégica del equipo de la dgdf cuando llegó por
primera vez a la Sierra de Juárez: la necesidad de que las organizaciones
forestales comunitarias constituyeran una fuerza política en el estado.
Aunque la ucefo se centró en el manejo y en la explotación forestales,
como un paso estratégico y necesario, las comunidades mismas con-
servaron sus tradiciones agrícolas arraigadas, incluyendo la agricultura
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de subsistencia, la ganadería de pequeña escala, el cultivo de frutales,


así como los talleres de carpintería y las panaderías. La superficie total
abarcada por las comunidades de la ucefo era de 122, 000 hectáreas, de
las cuales el 88% estaba cubierto por bosques de coníferas y de especies
de hojas anchas, el 8% correspondía a terrenos agrícolas y el 3% restante,
a otros usos. En 1988, la productividad forestal potencial de la ucefo
se estimó en 160,000 metros cuadrados, siendo la producción total del
estado de aproximadamente 400,000 metros cuadrados. Pero, a pesar
de todo este potencial y de las importantes victorias, empezó la parte
más difícil: cómo sentar las bases para una nueva cultura de desarrollo
comunitario sostenible.
Como hemos visto, las primeras efc fueron establecidas a fines
de los años 70, pero estaban luchando aisladas y no siempre fueron
capaces de continuar operando. Había algunos modelos de cómo una
comunidad podía operar una empresa de explotación forestal, pero
estas primeras efc no tenían una estructura definida o un plan claro
sobre cómo debía relacionarse las efc con las estructuras comunitarias
de gobierno tradicionales. Sin embargo, los extensionistas de la dgdf
tenían experiencias previas en promover upmpf, como parte del Progra-
ma Nacional de Desarrollo Forestal, entonces en funciones. Asimismo,
algunos miembros del equipo tenían experiencias en organización
rural en Chiapas. El modelo desarrollado por la dgdf tenía una visión
empresarial con un énfasis en administración y contabilidad, así como
esquemas de manejo basados en las tradiciones sociales y colectivas de
las comunidades. También tenía un enfoque de capacitación, basado
en principios democráticos y educativos diseñados para la situación
concreta de Oaxaca.
El reto era cómo insertar una efc en la estructura comunitaria de
gobierno, puesto que el modelo de upmpf no había sido desarrollado en
comunidades con volúmenes tan elevados de producción de madera, ni
en el contexto del sistema tradicional de cargos de Oaxaca. Por lo tanto,
la base de la organización eran las estructuras comunitarias indígenas o la
organización agraria autorizada por la Secretaria de la Reforma Agraria
(sra). Esto incluía una Asamblea General como máxima autoridad de
decisión y el comisariado de Bienes Comunales, en quien recaía toda la
responsabilidad de la administración de la efc y un Consejo de Vigi-
lancia. Bajo estos niveles de autoridad, había un coordinador, un docu-
mentador, un jefe de monte y un jefe de finanzas. Estos últimos podían
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tener asistentes, dependiendo del volumen de madera (figura 6.1).


Además de estos cargos, había un organismo de vigilancia, la Co-
misión Revisora, la cual trataba con demandas especializadas de la efc
acerca del gobierno comunitaria. Adicionalmente, dicha comisión fue
incorporada a la comunidad, como parte del sistema de cargos. Así, los
mecanismos internos tradicionales de la comunidad fueron utilizados
para elegir el equipo de manejo de las efc. Desgraciadamente, esto llevó
a elegir gente que había rendido servicios a la comunidad, en lugar de
aquellos con conocimientos especializados en asuntos forestales.
Como resultado de las prácticas democráticas tradicionales co-
munitarias, la Asamblea General de Comuneros tomó las decisiones
más importantes con respecto a las efc. Esto incluyó decisiones sobre
salarios, personal y venta de madera. Sin embargo, en algunos casos, el
mecanismo de la Asamblea General no garantizó la participación de la
mayoría de los comuneros, puesto que al interior de la asamblea había
grupos pequeños que la controlaban.

Figura 6.1. Estructura de una comunidad indígena con efc


154    Procesos sociales y silvicultura comunitaria

Manejo forestal
En el periodo en que el equipo de la dgdf organizaba y asesoraba a las
efc y en que se formó la ucefo, para la provisión de servicios técnicos
forestales, las comunidades todavía trabajaban con las estructuras
administrativas existentes, las llamadas Unidades de Administración
Forestal (uaf), las cuales eran, por ley, responsables de los inventarios
forestales, del marcado de árboles a ser talados cada año, del control
de plagas, de la reforestación, así como de todo lo relacionado con la
protección y el crecimiento del bosque. Las uaf promovían, en los bos-
ques de Oaxaca, el método de silvicultura utilizado tradicionalmente
en el país, el Método Mexicano de Ordenación de Montes (mmom),
con el resultado de que en los bosques dominaran, cada vez más, los
encinos. Con frecuencia, las efc enviaban cartas de descontento a la
dgdf porque los únicos servicios que recibían las comunidades por
parte de las uaf eran el marcado del árboles y el llenado de formularios.
No veían a los forestales para ningún otro asunto. Las efc también
expresaron su preocupación por lo que percibían como elevados pagos
a los forestales y su falta de atención a las plagas y a otros problemas
que afectaban a los bosques. Esta falta de cumplimiento fue una de las
razones principales para crear la ucefo. Por lo tanto, los aspectos fo-
restales técnicos, junto con otros asuntos, como el intenso papeleo para
acceder a los depósitos del derecho de monte, condujeron al equipo de
la dgdf a movilizar a las comunidades para que obtuvieran sus propias
concesiones para los servicios técnicos forestales y para quitarlos de
las manos de las uaf.
Como un primer paso para adquirir mayor control sobre los aspectos
técnicos de la forestería y para ocuparse de los aspectos no atendidos
por las uaf, en 1985, se estableció el primer Centro de Control de Plagas
en Santa Catarina Ixtepeji, a cargo de las comunidades mismas, con el
apoyo del equipo de la dgdf. Las comunidades de la Sierra Norte y de
la Sierra Sur participaron en un programa de capacitación sobre con-
trol de plagas, dirigido a los jóvenes de ambos sexos. Sin embargo, esta
discrepancia con la autoridad tradicional de ingenieros forestales no
fue tomada a la ligera y generó problemas con las instancias forestales
del gobierno del estado.
El empoderamiento del manejo forestal 155

El trabajo de la ucefo
El primer reto que enfrentó la ucefo fue encontrar la figura jurídica que
le permitiera ser autónoma para la toma de decisiones. Esto no habría
sido posible con las figuras legales ofrecidas por la sra y por la sarh,
puesto que estas instituciones habrían tenido un influencia considera-
ble en la operación de la organización. Algunos asesores, como Héctor
Hernández y yo, sugerimos que se registrara como sociedad civil, lo
que les permitiría tomar decisiones sin la injerencia de la sra o la sarh,
alrededor no sólo de los servicios técnicos sino de la comercialización,
permisos e industrialización. Después de muchas negociaciones y pre-
siones por parte de la sarh, a mediados de 1986, se firmó un convenio
que le permitió a la ucefo ejercer los servicios técnicos en términos
operativos y administrativos, mas no legales. Los derechos legales fueron
sancionados por una nueva ley, en 1986, pero no tuvieron efecto hasta
1989, fecha en que se aprobó el reglamento de dicha ley. Por lo tanto,
en la práctica, a la ucefo se le había dado la libertad para contratar a
sus propios profesionistas y técnicos forestales antes de que la ley lo
permitiera.
En 1987, la ucefo comisionó a Jonás Ortiz Avendaño, a Manuel
Jesús Góngora Turriza y al autor (exintegrantes del equipo de desarrollo
forestal) y nosotros contratamos a un ingeniero forestal recomendado
por la Dirección General de Desarrollo Forestal, el cual se hizo cargo de
los Servicios Técnicos forestales ya que la ley no permitía cambios en ese
aspecto: era considerado imposible que un campesino fuera el que ejer-
ciera los servicios técnicos, aunque tuviera conocimientos forestales.
Para la estructura de la ucefo, se tomó como modelo a las estructuras
de gobierno comunitarias. La forma principal de autoridad era la Asam-
blea de Representantes, constituida por autoridades comunales de las
comunidades miembros, los coordinadores de las efc, el Comité Revisor
y los delegados elegidos por las comunidades para representarlas ante
la Unión (figura 6.2). Cada año, la Asamblea de Representantes elegía
un Comité Ejecutivo, compuesto de un presidente, un secretario y un
tesorero. Las comunidades asociadas se turnaban los cargos.
Había dos divisiones operativas: (1) la División de Manejo Forestal,
de la cual dependían los apoyos técnicos forestales a las efc, los estu-
dios para el manejo del bosque y las industrias de la misma unión y (2)
la División de Apoyo y Servicios, que se encargaba de la capacitación
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Figura 6.2. Estructura organizativa de la ucefo, sc

COMUNICACIÓN

contable administrativa, comercial y financiera para el Comité Ejecuti-


vo, las comisiones revisoras de las efc y los delegados de la ucefo, así
como de la elaboración de costos de producción, tabuladores de salarios,
balances, aspectos fiscales, y de la información a las asambleas. Esta ac-
tividad era permanente debido a que la rotación anual de los delegados
y autoridades, consistente con las prácticas comunitarias, aseguraba
que las personas sin experiencia estuvieran asumiendo constantemente
posiciones de liderazgo.
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Los servicios técnicos y su papel central


Las comunidades que formaron la ucefo no contaban con experiencia
alrededor de las grandes decisiones sobre sus bosques, ni cómo operar
un efc, consecuencia de que el sistema de concesiones les había dado
pocas oportunidades para aprender.
La Ley Forestal de 1960 establecía que correspondía exclusivamente
a la sarh la provisión de los servicios técnicos forestales, a través de
concesiones de gobierno, como en las uaf. El pago del derecho de monte
que realizaban las empresas privadas y las paraestatales era administrado
por la sra a través del fifonafe( Fideicomiso del Fondo Nacional de
Fomento Ejidal), cuyo fondo era recuperado por las comunidades al
presentar un proyecto de inversión sancionado a satisfacción de la sra.
De igual forma, esta Secretaría —sra— irremediablemente sancionaba
los contratos de compra-venta de madera de las efc. Todo esto comen-
zó a cambiar con el establecimiento de la ucefo. Por ejemplo, como
se mencionó previamente, la administración de los servicios técnicos
pasó al control práctico de la ucefo. La ucefo pagaba directamente las
cuotas por estos servicios, con base en el volumen de metros cúbicos
autorizados y extraídos por año. La ucefo pronto tomó medidas para
mejorar el manejo forestal. El primer Estudio de Manejo Integral Forestal
del país, que introdujo al Sur del país el Método de Desarrollo Silvícola
(mds), se realizó en 1987, con apoyo finlandés, en San Pedro el Alto.
El MDS era un sistema más flexible que el mmom: al abrir claros más
grandes en el bosque, aseguraba la regeneración del pino. El estudio
también sirvió para reforzar el manejo forestal, al establecer zonas de
protección de cauces y suelos. Se realizó en tres años y en su ejecución
fueron capacitados 10 técnicos comunitarios.
En este proceso, se formaron los primeros técnicos comunitarios
que, junto con el Director Técnico y los técnicos forestales contratados,
conformaron el equipo técnico de la ucefo. Este equipo se encargaba
de realizar los estudios de manejo integral, planear la construcción y el
mantenimiento de caminos, aplicar tratamientos silvícolas, monitorear
sitios de corta, planear los programas de protección y fomento y expedir
la documentación forestal reglamentaria. Aún así, el responsable final
del manejo forestal ante la sarh seguía siendo el Director Técnico.
A 17 años de distancia, podemos observar que sigue sin existir una
silvicultura comunitaria, excepto en algunas comunidades, como La
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Trinidad, en el Distrito de Ixtlán. En estos pocos casos, más del 50% de


la población adulta y sus niños y jóvenes tiene información y formación
de teoría y de campo sobre la silvicultura. La mayor parte de las comu-
nidades carecen de esta información, aun si cuentan con ingenieros
forestales y personal técnico. La silvicultura comunitaria implica un
proceso y una socialización permanente y bien programada, como parte
de la estrategia de desarrollo de cada comunidad.
La ucefo, siendo la primera organización de manejo forestal de
Oaxaca y uno de las más importantes de México, siempre estuvo sujeta
a tensiones internas y externas que, a la larga, resultaron en su disolu-
ción, a pesar de que no ha desaparecido legalmente. Entre las tensiones
externas se encontraban las siguientes:

• La inconformidad de las instancias gubernamentales forestales ante


la mayor autonomía de la ucefo en el manejo del bosque.
• Hostilidad de ciertos actores del sector forestal de Oaxaca cuyos
intereses eran amenazados por la ucefo.
• El temor del gremio forestal ante la posibilidad de que el modelo se
extendiera a otras comunidades forestales, afectando sus intereses
económicos

En 1989, para frenar la expansión del modelo de la ucefo de au-


tonomía forestal comunitaria, la sra y la Confederación Nacional
Campesina (cnc) comenzaron a promover diversas uniones ejidales
aglutinadas en una confederación llamada Asociación Rural de Interés
Colectivo (aric), utilizando fondos del Banco Mundial y del Banco
Interamericano de Desarrollo para desmotivar el surgimiento de más
asociaciones independientes. Sin embargo, puesto que el gobierno no
creó estas organizaciones con el trabajo cuidadoso y paciente que dio
origen a la ucefo, casi todas desaparecieron en poco tiempo. La única
excepción fue la Unión Comunitaria Ixtlán-Etla (ixeto), que todavía
existe.
Entre las tensiones internas se encontraban las siguientes:

• El exceso de poder que se centró en el área de Servicios Técnicos


al otorgarle todas las decisiones con respecto al bosque. En esto se
reproducía el esquema de la uaf en la ucefo. El director técnico
no entendía, o no quería entender, la diferencia entre ser parte de
El empoderamiento del manejo forestal 159

una organización comunitaria y estar al servicio de una compañía


o de una institución gubernamental.
• El personal del Área de Apoyo y Servicios proponía cada vez con
mayor intensidad la participación de los comuneros en la decisiones
y capacitaba fuertemente en el aspecto administrativo y contable al
personal de las efc e impulsaba a las autoridades comunitarias a
diversificar sus actividades productivas, como la agricultura y otras
que permitieran un desarrollo integral.

Desgraciadamente, desde mi punto de vista, muchos líderes comu-


nitarios apoyaron al director técnico en el debate sobre diversificación,
con la postura tradicional de ver únicamente lo que es colectivo por ley y
por usos y costumbres (el bosque), mas no la agricultura o la educación
u otras actividades que se consideran como de particulares. Este apoyo
aumentó por su respeto acrítico a todo lo institucional, representado,
en este caso, por el director técnico. Las comunidades mostraron poco
interés en cambiar las políticas existentes debido a que les parecía que
los recursos económicos provenientes de la explotación forestal eran
abundantes.
El Área de Apoyos y Servicios a mi cargo exhortaba a una discusión
más amplia, a acciones dirigidas a las necesidades de las comunidades y
a una visión más integral sobre el desarrollo, más allá de lo forestal. Con
esto en mente, la División desarrolló la primera iniciativa en secuestro
de carbono en México, en asociación con una compañía estadounidense
de energía. Por desgracia, la idea no fue llevada a la práctica porque
el contexto internacional todavía no favorecía ese tipo de proyectos y
a causa de las tensiones internas entre la oficina del director técnico y
el Área de Apoyos y Servicios. En esta disputa, la directiva de ucefo
tomó la postura de asumir únicamente las responsabilidades sobre lo
forestal, en franca oposición a las propuestas de facilitar una mayor
participación de las bases en la operación y control de sus funciones
y de la Unión, en general. Como resultado de ese proceso, el Área de
Apoyo y Servicios fue acotada en sus acciones. Sus funciones eran
fácilmente obstruidas y lentamente se fue distanciando de algunas
de las comunidades. Esta situación fue agudizada por la ubicación
del área de Apoyo y servicios fuera de la estructura económica de la
Unión, por no tener ingresos directos por cuotas, como el Área de
Servicios Técnicos.
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La respuesta ante esta situación por parte del Área de Apoyos y Servi-
cios, el equipo promotor y fundador de la ucefo, fue su renuncia. En el
documento de renuncia se hizo hincapié en la dificultad para desarrollar
su trabajo debida a la oposición del director técnico y a la directiva de la
ucefo en turno y se manifestó su disposición a seguir trabajando con
sus planteamientos pero fuera de la Unión con las comunidades que lo
decidieran. Cuatro de ellas aceptaron: San Pedro el Alto, San Andrés el
Alto, San Miguel Mixtepec y San Antonino el Alto. El equipo técnico
continuó trabajando con empresas forestales comunitarias y con estrate-
gias alternativas de desarrollo a través de la organización civil Asistencia
Técnica para las Comunidades Oaxaqueñas (aseteco, a.c.).
En años subsecuentes, más comunidades abandonaron la ucefo y se
decidió repartir los activos (vehículos, equipo, etc.) y liquidar al personal,
quedando un número reducido alrededor de la dirección técnica forestal
que ofrece servicios a algunas comunidades.

Conclusiones y lecciones aprendidas


El concepto rector que se utilizó para impulsar lo que se pretendía que
fuera la ucefo —una organización independiente y autogestiva— fue el
de gestión y de transferencia de conocimientos, no sólo del área forestal
sino de las administrativas, contables y financieras a los comuneros a
través de la práctica. Esta transferencia de conocimientos acabó con el
mito de que dichas disciplinas solamente las podrían entender y aplicar
quienes tuvieran estudios académicos. El establecimiento de los comités
de auditoría social, tanto en las efc, como en la ucefo, fueron ejemplos
prácticos de este planteamiento, lo mismo que la elaboración de los
reglamentos de las efc a nivel comunidad. Esta concepción de asesoría
y capacitación requería de una gran flexibilidad y toma de conciencia,
así como el uso de instrumentos pedagógicos y de comunicación que
fueron desarrollándose en el tiempo.
Bajo estos principios y acciones, se trató de impulsar un modelo de
desarrollo integral, realizándose estudios y diagnósticos sobre las demás
actividades económicas de las comunidades. Se dio inicio a proyectos
que implicaran la derrama de la actividad forestal hacia toda la pobla-
ción, incluyendo jóvenes, mujeres, niños(as) y personas de la tercera
edad, a través de programas que los beneficiaran directamente. La ca-
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pitalización que las efc generaban en las comunidades requería de una


inversión planificada y participativa que se logró con una intensa labor
de sensibilización y promoción a través de la capacitación, la asesoría y
la información a las comunidades en sus asambleas y a los directivos de
las efc de la ucefo, en quienes debía radicar la fuerza que impulsaría
un desarrollo más integral y equitativo.
Aunque la ucefo finalmente se derrumbó como organización, tuvo
varios logros a nivel industrial y político. Entre estos logros, se encuen-
tran los siguientes:

• Haber sido la primera unión de comunidades forestales en el estado


de Oaxaca y una de las primeras verdaderamente autónomas del
país.
• Haber constituido la primera organización forestal en el país cuya
figura jurídica y legal (Sociedad Civil) permitió una autonomía e
independencia de la sra y del gobierno federal y estatal.
• Haber sido base para la nueva ley forestal de 1986, que proscribió
las concesiones forestales y permitió a las comunidades administrar
directamente sus propios servicios técnicos forestales.
• Ser la primera organización forestal en el país que obtuvo la conce-
sión de los servicios técnicos forestales.
• Haber realizado el primer estudio de manejo silvícola integral a nivel
estatal y nacional, el cual introdujo el mds a Oaxaca. Cabe señalar
que en el estudio participaron técnicos de la comunidad que fueron
capacitados para ello.
• Premio al Mérito Forestal Nacional 1986. En estos últimos años, se
les ha otorgado dicho premio, de manera individual, a San Pedro
el Alto, San Miguel Mixtepec, Santa Catarina Ixtepeji y Pueblos
Mancomunados, asociados en algún momento a la ucefo.

Sin embargo, a pesar de estos logros, el impacto histórico en años


recientes no es muy evidente. Desde mi punto de vista, a partir de 1985,
en algunas comunidades forestales, no es posible percibir cambios sus-
tanciales con respecto a la silvicultura comunitaria y a la apropiación real
sobre este recurso por parte de las mismas. Adicionalmente, aunque ha
mejorado notoriamente la infraestructura comunitaria, no parece haber
mejorado la calidad de vida de las familias ni de las comunidades. Un
síntoma de la falta de visión de algunos líderes comunitarios es la falta
162    Procesos sociales y silvicultura comunitaria

de desarrollo industrial en los últimos años, más allá de los aserraderos y


hornos de secado. Sin embargo, la ucefo fue un pionero importante en
Oaxaca y a nivel nacional y fue una fuente de inspiración para muchas
otras iniciativas a lo largo del país. Es importante recordar este logro
pero también aprender de sus errores. La ucefo fue exitosa en el manejo
forestal pero no supo aprovechar sus logros para usar a las efc como un
motor para alcanzar un desarrollo comunitario más diversificado.

Nota
1. La información de este capítulo proviene de los archivos personales del
autor y de un estudio extensivo del desarrollo histórico de la ucefo (ase-
teco, 2002).

Referencias
aseteco. 2002. Una caminata de 20 años en los bosques comunales de Oaxaca:
Historia del acompañamiento de un asociación civil (aseteco) a las co-
munidades indígenas con recursos forestales del estado de Oaxaca, México.
Oaxaca: aseteco.
ucefo/wri. 1991. La organización comunal indígena como alternativa en la
protección, fomento, y aprovechamiento forestal de los bosques en Oaxaca,
México: El caso de la unión de comunidades y ejidos forestales del estado de
Oaxaca, S.C. Oaxaca: ucefo/wri.

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