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1. Gilson.
Hasta él, había dos períodos en la filosofía, Antigua y Moderna. Sostiene la filosofía
medieval como una filosofía cristiana, donde hay producción de pensamiento
auténtico y original. El pensamiento sale de la edad media de forma diferente a como
entró en ella, y el factor clave fue la cristiandad La filosofía cristiana se define por la
necesidad indispensable de la Revelación como auxiliar de la Razón. Metafísica del
Éxodo. “Yo soy quien soy” Identidad del ser y Dios. La filosofía cristiana indaga por
el origen de la realidad. ¿Por qué hay algo y no nada?
Las nociones medievales de ser, necesidad, contingencia y causalidad son diferentes a
las griegas, y por lo tanto merecen un lugar en la historia de la filosofía.
Objeciones de Aersten:
3. de Libera
Focaliza en la teoría ética. La visión de la edad media se confunde con el “occidente
cristiano”. Hay más mundos que coexisten, el cristiano no occidental, y lo occidental
no cristiano, árabes y judíos. Oposiciones: Oriente – Occidente, dos Imperios, dos
Romas, dos Iglesias. Hay varias edades medias. Hay variaciones en cuanto a la
valoración del pensamiento medieval (SXVIII, lo gótico arruina la arquitectura, lo
árabe arruina el pensamiento). ¿Dónde ubicar el límite entre antigüedad tardía y edad
media, habiendo pensadores que cronológicamente y filosóficamente no coinciden?
Período crucial: siglo de Justiniano, ni antigüo ni medieval, romano. Para unificar el
imperio, necesita unificar la religión. Problema: la existencia en Atenas de un centro
institucional consagrado a la conservación del politeísmo neoplatónico. Justiniano
rompe con esta filosofía que amenaza al cristianismo. Comienza la traslación de los
centros de saber. Diáspora de la filosofía. De Grecia a cercano Oriente, Persia,
Harrán, Alejandría. Luego a Bagdad. En esa época, el Occidente cristiano es
filosóficamente estéril, se reactiva con la traslación Bagdad – Córdoba – Toledo (del
Oriente musulmán al Occidente musulmán). Recién aquí vuelve al occidente
Cristiano, el Imperio carolingio la lleva de Toledo a París, para hacer en Francia una
“nueva Atenas”, en logar de una nueva Roma, un a Atenas cristiana.
Año 800, coronación de Carlomagno. Unificación de dos sociedades que pretendían ser
universales, Iglesia y Monarquía. Las querellas de la Iglesia entre oriente y occidente
fracturaron el legado romano del papado, a través de la alianza con Carlomagno,
pretende restituirlo. El imperio Carolingio era una comunidad de pueblos diversos entre
sí, que permanecieron diferentes en la unidad de una fe religiosa. Misión de
Carlomagno, construir la Ciudad de Dios, hacer que cada hombre se realice en las
virtudes cristianas. Defender la Santa Iglesia contra los paganos e infieles. Renovación
cultural: Renacimiento Carolingio. Organización y difusión de un modelo de cultura que
durante siglos se había estado dando al interior de la Iglesia, en los monasterios.
Reforma lingüística, libros de cuentas, reformas legislativas. Preocupación por lo escrito
para mantener el orden. Confluencia de elementos religiosos y administrativos:
necesidad de abrir escuelas episcopales y monacales. Fruto de esta renovación llegan
pensadores provenientes de toda Europa a París. Diversas polémicas sobre diversos
temas, la trinidad, la predestinación. Año 849, en la corte de Carlos el Calvo, aparece
Juan Escoto Eriúgena para responder sobre la predestinación. Godescalco decía que los
buenos estaban destinados a la salvación y los malos a la condena. ¿Cuál es el sentido
de la vida entonces? Escoto reinterpreta a San Agustín. No puede haber predestinación
hacia el mal, porque el mal no existe como tal, sino como ausencia de bien. Dios, el ser,
es causa de todo lo que es, no puede ser nunca causa de lo que no es, por lo tanto no
puede ser causa del mal, entonces sólo hay una predestinación: hacia el bien. Las penas
del infierno no pueden ser entendidas como algo físico, sino como el tormento que sufre
el pecador al alejarse de Dios.
Proceder racionalmente para encontrar el sentido de la verdad. Dos fuentes para ella:
Las Escrituras y el conocimiento sensible. La fe precede al conocimiento racional. La fe
es simple, la función de la razón es interpretar y explicar las escrituras a la luz de la
creación. Dos autoridades, divina y humana. La razón debe respetar la divina, y
cuestionar la humana. Prioridad de la razón sobre la autoridad. La razón busca la verdad
en la fe, y la fe se vuelve objeto de meditación por parte de la razón. Identificación de
filosofía y religión: la verdad surge como necesidad de la fe, y es fruto del desarrollo de
la razón. Misión de la razón, transformar la fe en conocimiento, traducir el misterio
inexplicable en verdad inteligible. Rol fundamental de la dialéctica como ley que regula
la naturaleza entera, de la contemplación como paso necesario para el entendimiento.
Islam: predica y afirma la aceptación de Dios como realidad de la que todo el universo
depende. Concepción del mundo que implica una organización social y política,
civilización material y cultura espiritual determinadas. Es una historia y una acepción
geográfica. El Corán invoca permanentemente la necesidad de apelar al conocimiento y
al saber, hacer uso de la argumentación y la reflexión racional. La ciencia de la
interpretación y la ciencia de la revelación se complementan en el mundo árabe. Tras la
muerte de Mahoma, la unidad comienza a desmembrarse, y surgen las primeras
cuestiones teóricas acerca del poder y las condiciones de legitimidad para gobernar.
El saber de la Grecia Clásica presta contenido y contribuye a la formación de la
civilización islámica. Esta transmisión se da en contacto directo con quienes preservan
las huellas del pensamiento helénico, por transmisión oral de dichos y máximas, por
transmisión de saberes científicos como la matemática o la astronomía, y por mediación
de la tradición cristiana oriental, que obliga a los árabes a estudiar las fuentes sobre las
que se basan para defenderse de sus ataques.
Esta transmisión culmina con el proceso de traducción que se da entre los siglos VIII y
XI, del saber griego al árabe. Esto da lugar a tres orientaciones dentro del mundo
islámico: una vertiente anti-racionalista, que se mantiene dentro de los límites de la
Revelación y la Tradición; una rama intermedia, que introduce postulados de la razón
griega dentro de los pilares intelectuales islámicos, dentro de la cual surge la Teología o
kalam; y la Falsafa, continuación del pensar filosófico griego elaborado desde
supuestos musulmanes.
El Kalam tuvo como objetivo racionalizar el contenido cognoscitivo ofrecido a los
creyentes en lenguaje revelado. Fue una dialéctica cuyo método de argumentación no
pasaba de lo probable, de premisas aceptadas pero no demostradas. Dos puntos
fundamentales del Kalam: 1) Dios como principio de trascendencia y unidad absoluta.
2) El hombre como principio de libertad.
Hay corrientes que hablan de átomos, como en las escuelas griegas.
La lectura del Corán “Solo hay un único Dios” pone sobre el tapete el viejo problema de
la unidad divina y la multiplicidad mundana.
Análisis de la profecía divina, de la naturaleza de la misión profética, y la relación del
profeta con el Intelecto Agente.
Falsafa es la transliteración de la palabra filosofía. La falsafa es una parte del hakim,
del saber acerca del Todo, de lo uno. La formación del sabio debe construirse a partir de
varias ciencias, las religiosas, las matemáticas, y entre otras, la falsafa. La filosofía
griega prende en el mundo islámico porque previamente había existido un período de
dubitación, de reflexión acerca de la realidad y las escrituras. Se trata de descubrir cómo
la razón humana puede llevar al hombre a la aprehensión de la verdad. Asimilación del
saber griego, extraño al mundo árabe, saber integrador de la totalidad, para dar una
justificación racional de la profecía.
Relaciones entre filosofía y religión. La filosofía se encarga de la lógica que es el
análisis de las palabras, pero la religión ya tiene La Palabra, ¿Qué análisis se necesita?
La verdad puede ser alcanzada por la razón humana, por la contribución pequeña que
cada uno de los que se dedican a ello hagan. El conocimiento de Dios reside en saber
qué virtudes practicar y qué males evitar. Los únicos que llegan al conocimiento sin
esfuerzo son los profetas, a quienes se les es revelado, el resto de los hombres debe
esforzarse por saber. Dos caminos distintos que convergen en el fin: la verdad.
En la falsafa también se plantea la construcción de un universo a partir de un primer
principio, Dios. Su existencia es incuestionable, pero se plantean las relaciones de Dios
con el mundo, la eternidad de Dios, relacionando con el Primer Motor inmóvil de la
Metafísica aristotélica.
A.5 Explique qué quiere decir Pierre Hadot cuando afirma que, para los
Pensadores cristianos de la Antigüedad tardía, el cristianismo es una «filosofía
Revelada». Ejemplifique exponiendo qué relación hay entre cristianismo y
platonismo según Agustín de Hipona.
En “De libero arbitrio”, Agustín diferencia entre sentidos externos e interno. Los
sentidos externos se encuentran dirigidos exclusivamente al objeto sensible externo,
mientras que el sentido interno conoce tanto los objetos como los sentidos y el acto.
En el resto de su obra, Agustín se adscribe en la ideología neoplatónica, que propone
tres jerarquías, ser, vida y pensamiento. El acto de sentir constituye un proceso en el
cual el sujeto es el alma, el alma intencionada.
En su juventud, Agustín propone que la sensación es un “no huir” hacia el alma de las
afecciones corpóreas. En De trinitate, ya se ve la necesidad de un acto voluntario para el
proceso del conocimiento, una intentio como concentración de las facultades psíquicas
que intervienen en el impulso del alma hacia Dios.
En su obra madura, Agustín propone que la intentio dirige todas las operaciones
psíquicas, desde el conocimiento sensible hasta el autoconocimiento.
De quantitate animae.
Dos tipos de sensación, sentir un estado emotivo (alegría), o sentir un objeto (percibir
un color). Este último tipo es el conocimiento sensible.
Sentir implica padecer una afección corpórea, ahora bien, no es propiamente el órgano
del cuerpo el que siente, porque sino el ojo debería verse solo a si mismo, por lo que el
sujeto de la visión no es el ojo sino la vista.
La sensación es sólo conocimiento inmediato de un dato sensible, mientras que el
conocimiento sensible es también el que se infiere de un dato sensible. Por falta de esta
aclaración es que Agustín reformula la definición de sensación.
De música.
Retoma la cuestión de la sensación, pero le da un enfoque más psicológico que
gnoseológico. Define al alma como el único sujeto real de la operación vital. Descarta la
hipótesis que el alma pueda ser modificada por un cuerpo. El alma opera sobre el
cuerpo, y no el cuerpo sobre el alma, porque ese es el orden que impuso Dios. Y aquí
aparece el concepto de intentio para darle un rol vivificante al alma.
Entonces los objetos sensibles producen en el cuerpo una afección, y el alma pone
atención a ella para sentirlos. La sensación es una reacción del alma a una pasión del
cuerpo sobre la que se concentra. La reacción del alma es la atención.
De trinitate
Tríadas de visiones.
Cosa percibida mediante los sentidos – visión corporal – intentio (las une en nivel
corpóreo de conocimiento)
Imagen de la cosa – visión espiritual (la reproduce cuando el sujeto atiende a ella) –
intentio(las une para el nivel espiritual)
Mens cognoscente – notita – amor
Memoria para Agustín: hay una memoria sensible, que nos permite tener acceso a las
nociones que hemos percibido. También hay una memoria sui, que es el hilo de
identidad que permite construir el recorrido de una persona, es la conciencia que nos
permite decir “yo”. En tercera instancia está la memoria dei que es el deseo profundo de
gozar de un Bien infinito, que no se ha conocido como para recordarlo, pero que Dios
ha sellado en el fondo del alma humana.
Mens: Facultad intelectiva del alma humana, es el equivalente del nous griego, es la
facultad que nos permite el conocimiento. La mens, en tanto pensamiento, contiene
tanto la razón como la inteligencia. La razón es el movimiento por el cual la mente pasa
de uno de sus conocimientos a otro, la inteligencia es la que resulta directamente de la
iluminación divina, y por ende es superior a la razón. Hay una tríada mens- corpus –
anima. El anima vivifica al cuerpo en tanto lo vincula con lo inferior. La mens lo une a
lo supremo.
Spiritus: Agustín hace referencia a él a veces como potencia del alma en donde se
imprimen cosas, otras la identifica con el alma misma, y otras con el anima.
Similitud: es un concepto necesario filosóficamente. Agustín sostiene la separación de
ámbitos, por lo tanto el orden del cuerpo no puede afectar al alma. La semejanza es un
“cuerpo subido de nivel”.
Maleabilidad, la mente vive en su cuerpo entre cuerpos, cada una de sus acciones es
una interacción entre diferentes cuerpos, pero para ello debe manipularlos, y de esta
forma interactúa con el mundo.
Phantasia: Imagen de un objeto percibido en su ausencia.
Phantasma: Imagen de un objeto no percibido, creada por la imaginación.
Los objetos que impresionan al cuerpo producen sobre él algo que favorece la acción
del alma. El alma pone atención conscientemente a esta dificultad, o placer y eso es
llamado sensación. El objeto sensible se va constituyendo en relación con el sujeto. No
es el objeto de por sí lo que provoca placer o dolor, sino la relación vivificante entre el
sujeto y ese objeto lo que lleva a la sensación.
Objetivo del libro: hacer entender a gente no versada en filosofía, cómo el alma puede
ser algo que no tiene dimensiones físicas. Estructurado en forma similar a diálogos
platónicos, Agustín dialoga con Evodio. Fase temprana del pensamiento agustino, luego
lo va a completar en De trinitate.
1ra definición: Sensación es “no ocultarle al alma lo que el cuerpo padece”. “No
ocultársele, puede ser traducido como “percibir”. “Padecer” podría ser mejor traducido
como “Experimentar”. Lo importante de esta definición es que el cuerpo aparece como
pasivo y el alma como activa. La sensación se produce porque hay un hecho al nivel del
cuerpo, por obra de un objeto externo, pero el alma opera de forma activa “no se oculta”
ante ese hecho. Primera distinción en Agustín entre cuerpo y alma. Alma= razón, recibe
e interpreta lo que ocurre en el cuerpo = pasión. Función rectora del alma, preeminencia
sobre lo corporal. En esta definición se ve al alma activa, el alma que no ignora lo que
ocurre en el cuerpo. Más adelante surge el problema que esta definición es muy
abarcadora, hay un cierto conocimiento que tiene el alma, pero que es deducido, no
percibido directamente a través de la sensación.
Esta definición, entonces, estaría abarcando al conocimiento deductivo, ya que hay
transformaciones que el alma puede conocer, pero no percibir a través de los sentidos, y
por eso realiza la
2da definición: “Padecimiento del cuerpo que por si misma no se le oculta por el alma”
En este caso al agregar el término “por si misma” introduce la necesidad de la no
mediación de otra cosa entre la percepción sensorial y el conocimiento del alma. Para
que haya sensación tiene que haber exclusivamente un padecimiento corporal que el
alma interpreta de forma activa.
Ejemplo: envejecimiento, no es que percibimos por el cuerpo el envejecimiento y luego
el alma lo interpreta, sino que percibimos signos del envejecimiento y a través de ellos
deducimos que hay envejecimiento.
B.2 - 6. De trinitate
Agustín toma la visión como ejemplo, como caso representativo de todo tipo de
percepción sensible. El sentido “visión” es la capacidad o potencia de ver. Ahora bien
esta visión, de no ser por la existencia de una forma u objeto, solo sería en potencia, y se
actualiza ante la presencia del objeto. Para que haya acto de ver, tiene que haber objeto
visto. A esto se le suma el tercer elemento, la intentio. Para la percepción de la forma,
no basta con la forma en sí y el sentido que la percibe, se necesita que haya
“impresión”, y para ello Agustín introduce en la filosofía la “atención” que une a la
visión con el objeto. Hay que dirigir la visión y fijarla en el objeto.
Este objeto tiene una forma, una estructura inteligible que es inmanente a esa cosa. Es
algo determinado, y lo que se imprime en la visión es la percepción actual de esta cosa
tal y como es. Cuando nosotros vemos algo no nos parece que haya una impresión en
nosotros, ya que cuando desaparece el objeto, desaparece la visión. Aquí tiene que
intervenir la razón.
Para las nociones de felicidad o sabiduría ocurre lo mismo que con el conocimiento
matemático, no pueden deducirse de la percepción sensible. Uno no puede buscar lo que
le es absolutamente ajeno, lo que no conoce. Si no tuviéramos una impresión de
felicidad en el alma, sería imposible buscarla. La felicidad es anterior a la búsqueda, es
condición para emprender la búsqueda. Estas razones que están en la mente humana y
no se han obtenido del conocimiento sensible, son “razones superiores”, y la mente no
las juzga, sino que juzga a través de ellas. Esto solo puede darse porque a la luz de Dios
nosotros podemos ver esas verdades inteligibles.
B.7-8 . Escoto
2.
Crea No Crea
No es creado 1.Dios 4.Dios
Es creado 2.Ideas (Dios) 3.Mundo espacio
temporal- creatura
4. Dios como fin. Lo imposible cuyo ser es no poder ser. No solo no es sino
que no puede ser, si crear es equivalente a manifestarse, la creación es el
paso del no ser al ser, la naturaleza que “no puede ser” es la que ya culminó
su ciclo neoplatónico de permanencia, procesión y retorno. Ese Dios como
fin, es el verdadero fin, donde no falta nada.
Avicena efectúa una verdadera síntesis entre las dimensiones protológica, ontológica y
teológica de la metafísica. Esta ciencia considera el ente en tanto ente (ontología), pero
no excluye a Dios (teología), aunque no lo toma como su subjectum, sino en calidad
De principio (protología), como algo investigado en dicha ciencia
En su autobiografía, Avicena señala que ha logrado dominar numerosas artes y ciencias,
entender un sinfín de libros, pero que al tener en sus manos la Metafísica de Aristóteles,
se dijo a sí mismo que no hay manera de comprender aquel libro.
El primer problema que suscita la Metafísica aristotélica es dado por el propio filósofo
griego, al utilizar distintos nombres para la “Ciencia que buscamos”: Filosofía primera,
Ciencia primera, Ciencia Divina, Teología, Sabiduría y Filosofía. El mismo Aristóteles
sugiere hasta cuatro objetos distintos para esta ciencia: los principios y las causas; la
ciencia del ser en cuanto ser; la teoría de la sustancia; y finalmente, la sustancia eterna y
separada: Dios. (Arqueología, Ontología, Usiología, Teología). Hilando más fino
podemos unir de a pares y llegar a dos objetos, ya que la arqueología si consideramos a
Dios como principio primero, puede unirse con la teología, y el estudio del ser, para
Aristóteles, no es otra cosa que el estudio de la sustancia, por lo que la ontología se
funde con la usiología.
A veces es presentada como una ciencia cuya constitución como tal es objeto de
búsqueda o del planteo de aporías. Otras veces es presentada como una ciencia existente
contrapuesta a todas las otras ciencias o que cuenta con un lugar definido dentro de las
ciencias teóricas.
Desde Alejandro de Afrodisia, la tradición de los comentadores de la antigüedad tardía
parece haber optado por la versión teológica de la metafísica, sin mayor advertencia o
tratamiento de la dificultad de esta diversidad de presentaciones. Habrá que esperar al
desarrollo del peripatetismo en el mundo árabe para que aparezca una reflexión expresa
sobre la constitución del tema de la metafísica, y con ella, una refundación de la misma
en su versión ontológica.
Antecedentes: Al Farabi: Dice que muchos hombres han caído en el error de creer que
la Metafísica trata de Dios, cuando eso ocurre solo en el libro lambda. La Teología es
solo una parte de la Metafísica, la que habla de los seres inmateriales, pero no puede ser
nunca por sí sola el objeto de un libro que hable de lo común entre todos los seres si
solo habla de aquellos que tienen existencia separada. Al Kindi había iniciado la visión
teológica de la Metafísica.
Paradoja de Avicena: El objeto de una ciencia debe ser algo tal que su existencia ya se
encuentre presupuesta en dicha ciencia. La existencia de Dios no se presupone, sino que
debe demostrarse de la Metafísica, entonces Dios no puede ser objeto de estudio de esta
ciencia, sin embargo, sólo puede ser estudiado por ella, ya que ninguna otra podría
probar la existencia de Dios. Sólo la Metafísica puede plantearse la cuestión de Dios.
La Física lleva a Aristóteles a la necesidad de un primer motor, pero Avicena dice que
esto no representa afirmar a Dios como principio del Ser. El movimiento no puede ser
principio del Uno, de la Existencia. La física no puede dar cuenta de Dios, porque se
ocupa de los seres corpóreos. No hay otras ciencias teóricas aparte de la física, la
matemática y la lógica, y ninguna de ellas se ocupa de sus objetos en tanto entes.
Diferencia en “el ser en tanto que ser” aristotélico y aviceneano: Avicena en su “ser en
tanto que ser” encierra la idea de Dios. Hay una “metafísica de la creación”, que implica
una diferencia entre existencia y esencia, tema (el de la existencia) que no figuraba en la
reflexión filosófica griega.
El aporte de la filosofía musulmana es haber comprendido que el relato de la creación
no puede interpretarse filosóficamente, a menos que se ponga sobre el tapete la
reflexión sobre la existencia. La existencia adopta, a partir de los árabes, una forma
dual, la existencia de Dios, por un lado y la del mundo creado, por el otro. Es una
reformulación de la definición platónica entre ser y devenir. La existencia contingente
aparece como un don de Dios, como algo que podría no haber sucedido en absoluto, y
no como dice Aristóteles, que podría haber sucedido de un modo diferente al que es.
Todas las cosas de existencia posible tienen una propiedad, la de deber esa existencia a
un ser de naturaleza superior, el Ser por excelencia.
Entonces la Metafísica, no se ocupa exclusivamente de Dios, sino que al estudiar el ser
en cuanto ser, cuyo último fundamento y causa es Dios. Dios no puede ser el único
objeto de la Metafísica, pero tampoco puede ser excluido de ella.
Ahora bien, el propio Avicena se plantea la siguiente dificultad: si el ente es el objeto de
estudio de esta ciencia, mal podría ser ella misma la que establezca los principios del
ente, porque a ninguna ciencia le compete investigar sus principios, sino, en todo caso,
los atributos que se siguen de los principios.
La consecuencia parece ser que la metafísica trata tanto de la totalidad de los entes, en
tanto entes, como de Dios. La inclusión de Dios dentro de las cosas tratadas en la
metafísica se resuelve, por así decir, desde un punto de vista «extensional». Dios no es
el subjectum, sino un principio del subjectum, pero el principio no lo es de la totalidad
de los entes, sino sólo de aquellos entes que son causados, lo que equivale a admitir
implícitamente que el principio es un cierto tipo de ente –a saber, el ente no causado–
que es incluido en la consideración de esta ciencia.
La solución aviceniana tendrá una profunda influencia en
los autores latinos del S. XIII y marcará la evolución de los debates posteriores sobre el
objeto de la metafísica. Razones históricas motivarán la preferencia de la solución de
Avicena sobre la de Averroes. Sobre bases similares a la de Avicena, el filósofo
cordobés llegará a una conclusión contraria.