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Metarrepresentación afectiva tácita y sentido de continuidad personal Juan Balbi
Introducción
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Las investigaciones a las cuales nos hemos referido han sido conducidas al
estudio del conocimiento de la realidad objetiva, y no específicamente al
análisis de las funciones tácitas de las habilidades mentales que han sido
designadas como “teoría de la mente”. Es decir, estos estudios no se
refieren a las características del funcionamiento mental para el
conocimiento de otras mentes; sin embargo, es opinión casi unánime entre
los expertos, la idea que funcionar a nivel del conocimiento
metarrepresentacional requiere también de recursos operativos
inconscientes eficaces. Entendemos por metarrepresentación, la capacidad
humana de tener estados mentales cuyo contenido es, a su vez, otro estado
mental. Esta capacidad se halla en forma embrionaria en los primates, pero
únicamente en el infante humano se manifiesta lo que puede entenderse
como la destreza cognitiva más significativa de la especie: la habilidad para
operar en la recursividad metarrepresentacional.
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confortamiento por contacto que éste le brinda. Luego, alrededor de los seis
meses se dan las primeras manifestaciones del desarrollo de una “teoría de
la mente” originaria, consistentes en conductas anticipatorias que indican
un reconocimiento rudimentario de intenciones primitivas, aun ligadas de
manera concreta a la conducta de los otros. Recién en los últimos meses del
primer año, con el surgimiento de nuevos recursos cognitivos, las
intenciones comienzan a ser diferenciadas progresivamente de las
conductas. Mas tarde, en la primera mitad del segundo año de vida,
hallamos el embrión del complejo sistema de procesamiento metacognitivo
de la experiencia afectiva que involucra el sentido de identidad; con la
emergencia de la capacidad de intersubjetividad secundaría (10) (una
habilidad de la que parecen no disponer los niños con síndrome autista) el
pequeño deviene capaz de distinguir su propia participación en la dinámica
de las coordinaciones afectivas con su cuidador. Posteriormente y paso a
paso, la distinción de cada nueva experiencia afectiva sentida como propia
por parte del infante, promueve una mejor demarcación de la experiencia
atribuida al adulto con el que está en coordinación. Ese incremento de la
eficacia en la delimitación y reconocimiento de una mas amplia gama de la
experiencia ajena, suscita una expansión de la consciencia del niño que así
se encuentra mejor preparado para nuevas y más sutiles distinciones de su
propia experiencia afectiva.
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continuo, para el cual, ese mismo estilo es, a su vez, cada vez más
pertinente.
Las características descriptas de la construcción de la mente personal nos
permite elaborar una representación del si-mismo como un sistema
compuesto por: a) una instancia metarrepresentacional recursiva y tácita a
la que llamaremos “Metaconciencia afectiva”, que se estructura
originariamente de acuerdo a la dinámica de la relación afectiva con el
cuidador y a los fines de operar eficazmente en esa relación; y b) por una
representación explícita y dinámica de sí a la que llamaremos
“Autoconciencia fenoménica”, basada en la experiencia afectiva que
genera la percepción del operar de la propia mente durante estas interacción
afectivas. Ambas instancias evolucionan orto-genéticamente, desde niveles
básicos de organización hacia otros de complejidad y abstracción creciente
y se encuentran desde su inicio en una relación funcional recíproca que es
responsable de la generación de la experiencia afectiva inmediata que es
vivida como un sentido de identidad continuo (11).
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“objetivo”. Nos referimos con esta nueva noción a un proceso tácito que
tiene las siguientes características:
El duelo adolescente
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Bibliografia:
1. Guidano, V.: Complexity of the self. New York: Guilford Press, 1987.
2. Guidano, V.: The self in processes. New York: Guilford Press, 1991.
3. Balbi, J.: Terapia cognitiva posracionalista: Conversaciones con Vittorio Guidano.
Buenos Aires: Biblos, 1994.
4. Balbi, J: What is a Person? : Reflections on the domain of psichology from an
Ontological and Post-rationalist Perspective. Journal Of Constructivism Psichology;
1996, 9 (4); 249-261.
5. Balbi, J.: La mente narrativa. Verso una concezione post-razionalista dell’identità
personale. Roma: Franco Angeli, 2009.
6. Balbi, J: Epistemological and theoretical foundations of constructivist cognitive
therapies: Post-rationalist developments. Dial Phil Ment Neur Sci. 2008, 1(1) 15-27.
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