Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
EL PEDAGOGO
CLEM ENTE DE ALEJANDRIA LIBRO I
(150P-214)
C a p ítu lo III
96 M arrou, o .c ., p .1 2 4 n t .6 .7 .8 ; p .1 2 7 n t .2 .5 .6 . 97 -1 1 8 Q u a s t e n , Patrología I p . 3 1 5 -3 1 8 .
. J 7 ' 1® p - N a u t in , Notes sur le Stromata I de Clément d’Alexandrie: R ev.
d H is t . E c c lé s . 4 7 (1 9 5 2 ) 6 1 8 -6 3 1 .
The philosophy of the Church Fathers
97 W olfso n , p .7 6 ; B i g g , The Christian
elatomsts of Alexandria p .7 7 .
60 Clem ente de Alejandría Los tapices 61
C a p ítu lo VI C a p ítu lo IX
La filosofía, una excelente gimnasia La fe cultivada por la ciencia vale más que la fe desnuda
99 La disposición para ver lo que hay que ver se tiene 101 Algunos que se creen hombres de talento no quie
gracias a esta gimnasia preliminar. Se la podría describir di ren saludar a la filosofía ni a la dialéctica, ni aprender la con
ciendo que es la facultad de percibir los objetos inteligibles. templación natural, sino que sólo tienen por necesaria a la fe
Estos son de tres especies, según que se considere el número, desnuda, lo mismo que si, no habiendo tenido ningún cuidado
la magnitud y la existencia abstracta. La conclusión que es fru de la viña, quisiesen ya desde el principio recoger uvas. «V iña»
to de la demostración, deposita en el alma que sigue el razo es llamado alegóricamente el Señor (Jn 15,1), cuyos frutos se
namiento una tan firme convicción, que no le deja ni siquiera han de recoger en la vendimia cuidando y cultivando el cam
pensar que el objeto pueda ser de otra manera, ni sucumbir po según la razón: hay que podar, cavar, atar, etc. El cuidado
a las dudas que asaltan nuestro espíritu para engañarnos. En de la viña necesita, creo yo, de la podadera, de la azada y de
estos estudios, el alma es purificada de las impresiones sensi otras herramientas, si nos ha de dar unos racimos sabrosos...
bles, y se reaviva su fuego, de suerte que pueda llegar un día ( S t á h l i n , o.c., B.15, p.28.29).
a contemplar la verdad. Porque, «si se conserva una educa
ción y una instrucción excelente, éstas crean unas naturalezas
buenas; después, estas naturalezas, beneficiándose de esa edu C a p ítu lo XVI
cación, se hacen mejores todavía que las anteriores, entre otros
aspectos, para el aspecto de la descendencia com o en los demás Casi todas las invenciones civilizadoras se deben a los bárbaros
vivientes» (Repúbl. IV ,424 A ). También se ha dicho: «Vete
a ver a la hormiga, holgazán, y procura hacerte más sabio que 102 La filosofía griega, pues— como decíamos— , según
ella» (Prov 6 ,6 ). La hormiga, en efecto, en el tiempo de la unos, llega a rozar la verdad, por un camino o por otro, si
siega, acumula abundante y variado alimento para defenderse bien oscura e incompletamente; según otros, recibe su impul
del invierno. « O vete a ver la abeja, y aprende cuán laboriosa so del demonio. Algunos piensan que la filosofía toda está
es» (Prov 6 ,8 ). La abeja, libando las flores de un prado en inspirada por fuerzas inferiores. Pero si la filosofía griega no
tero, no forma más que un panal... ( S t á h l i n , o . c ., B.15, llega a abarcar la verdad en toda su amplitud; más aún, no
p -21 y 2 2 ). tiene mayor eficacia para hacer practicar los mandamientos
del Señor, al menos prepara el camino a la doctrina real;
por un camino u otro, infunde una visión sana de las cosas,
modela el carácter y lo dispone para la aceptación de la ver
C a p ít u lo V II
dad, con tal que admita la Providencia ( S t á h l i n , o . c . , B15,
P-52).
Utilidad de la cultura griega
unos tienen mayor eficacia, otros, menor. La claridad contri ñada; y lo que se enseña (o aprende) viene de algo que se
buye en la transmisión de la verdad, mientras que la dialéctica conoce previamente. No fue previamente conocido de los grie
nos ayuda para que no seamos arrollados por las herejías que gos el principio del universo; ni de Tales, que pensaba que la
hacen su aparición. Pero la enseñanza del Señor es perfecta causa primera es el agua; ni de todos los otros físicos que
en sí y no necesita de nada, ya que es «fuerza y sabiduría de le siguieron, ya que el mismo Anaxágoras, que fue el primero
D ios» (1 Cor 1,24). A l añadírsele la filosofía griega, no la hace en poner la mente al frente de las cosas, ni siquiera conservó
más patente a su verdad, sino que debilita los argumentos de la causa creadora al describirnos unos torbellinos ciegos uni
los sofistas y rechaza toda emboscada insidiosa contra la ver dos íntimamente con la inercia y la ausencia de inteligencia
dad; por eso, se la llama con razón «cerca» y «m uro» de la en la mente. Por eso dice el Logos: «N o os deis el nombre
vida. La verdad que se percibe en la fe es necesaria com o el de maestro en la tierra» (M t 23,8). La ciencia es un hábito
pan para la vida, mientras que esa disciplina propedéutica vie demostrativo; en cambio, la fe es una gracia que se remonta
ne a ser el condimento y el postre... ( S t a h l i n , o .c . , B.15, de las cosas indemostrables hasta lo absolutamente simple,
p.63.64). que ni está con la materia ni bajo la materia. Los incrédulos,
a lo que parece, en decir de Platón, «tratan de hacer descender
a la tierra cuanto hay en el cielo y en las regiones de lo in
LIBRO II
visible, estrechando groseramente entre sus manos piedras y
C a p ítu lo IV árboles. Apegados a esos objetos que tocan, se mantienen fir
mes en su afirmación de que es ser sólo lo que ofrece alguna
Sobre la utilidad de creer. La fe es el fundamento de toda resistencia y contacto; definen el cuerpo y el ser com o idén
ciencia ticos...; pero sus adversarios se mantienen en guardia desde
una posición superior, en una región invisible, sosteniendo con
104 Hay cuatro cosas en las que puede residir la verdad: ardor que ciertas formas inteligibles e incorporales son el ver
la sensación, la mente, la ciencia, la conjetura; entre ellas ocu dadero ser» [Sofista 246 a b], «Mira— dice el Logos— , yo
pa el primer lugar, por naturaleza, la mente; para nosotros, creo cosas nuevas, cosas que ni el ojo vio ni el oído oyó, ni
y con respecto a nosotros, la sensación; pero a partir de la se le antojó al corazón humano» (1 Cor 2,9): todas ellas, vi
sensación y de la mente se constituye la esencia de la ciencia: sibles, audibles y sensibles a un ojo nuevo, aunoído nuevo,
a la mente y a la sensación Ies es común la evidencia. La sen a un corazón nuevo, por la fe y la inteligencia, cuando los
sación da acceso a la ciencia, y la fe, después de haber ca discípulos del Señor hablan, escuchan, obran según el Espí
minado a través de los objetos sensibles, abandona la conje ritu... Dice Aristóteles que el juicio que sigue a la ciencia
tura, y se apresura hacia las cosas que no engañan, y se afin de una cosa, proponiéndola com o verdadera, es la fe. Así, la
ca en la verdad. Si alguno dice que la ciencia puede ser de fe es más excelente que la ciencia y su criterio.
mostrada por la razón, que se entere de que los principios 106 La imaginación imita a la fe, siendo, com o es, una
son indemostrables, ya que ni la técnica ni la reflexión los débil conjetura, como el adulador imita al amigo, y el lobo al
pueden describir. Esta, en efecto, versa sobre los objetos que perro. Después que vemos que el carpintero llega a hacerse
pueden ser de otra manera, y aquélla es tan sólo práctica, no un artista, por los estudios que haseguido, y el piloto bien
contemplativa. formado en su oficio se hace capaz de dirigirunnavio, con
105 Así que por sola la fe se puede alcanzar lo que es vencidos ambos de que no basta el querer llegar a ser un
el principio del universo. Pues toda ciencia puede ser ense- hombre cabal, aparece con evidencia la necesidad de apren
der con docilidad; y ser dócil al Logos, al que hemos procla
104-107 B i g g , O.C., p.114; K. P r ü m m , Glaube und Erkenntnis im zweiten
Buch der Stromata des Klemens von Alexandrien: Schol. 12 (1937) 17-57;
mado maestro, es creer en él, sin oponerle ninguna resistencia.
P. N a u t i n , Notes critiques sur le Stromate II de Clément d'Alexandrie: Rev. ¿Cómo es posible, en efecto, resistir a Dios? La gnosis, pues,
d’Hist. Ecclés. 49 (1954) 835-841. se hace fiel, y la fe se hace gnóstica según un orden de reci
105-106 A. M é h a t , Remarques sur quelques passages de II Stromate de
Clément d’Alexandrie: Rev. des Étud. grecques 69 (1956) 41-49. procidad establecido por Dios. El mismo Epicuro, que prefj-
64 Clemente de Alejandría Los tapices 65
rió con mucho el placer a la virtud, supone que la fe es un finito. Es esta cuestión presente sobre Dios una cuestión muy
conocimiento anticipado del espíritu; y concibe esa anticipa difícil. Ya es cosa muy ardua el descubrir el principio de cual
ción com o la atención dirigida hacia algo evidente y sobre quier cosa: dificilísimo resultará el mostrar el principio abso
el conocimiento evidente del objeto; según él, nadie puede ni lutamente primero y originario, causa de la producción y de
investigar ni plantear un problema ni opinar nada, ni aun ha la existencia de todos los demás seres. Porque, ¿cóm o habrá
cer una refutación sin ese conocimiento previo. podido ser expresado lo que no es género, ni diferencia, ni
especie, ni individuo, ni número, com o tampoco accidente ni
107 ¿Cóm o uno, sin el conocimiento previo de lo que
sujeto de accidentes? Por otra parte, tampoco se le puede
busca, podría aprender sobre el objeto de su investigación?
llamar acertadamente todo, pues el todo se da en el orden
El que aprende, hace ya de su conocimiento previo una apre
de la magnitud, y El es más bien el padre del todo. Ni se
hensión intelectual. Y si el que aprende no aprende sin un
puede decir que sea alguna de sus partes, porque en el Uno
conocimiento previo que acoja lo que se dice, tiene los oídos
no cabe división.
abiertos a la verdad: «Dichoso el que habla a los oídos de
los que saben escuchar», como igualmente es dichoso el que 110 Es más: precisamente es infinito no porque se pre
escucha. Ahora bien, saber escuchar es entender. Si, pues, la senta como imposible de investigar, sino porque no tiene di
fe no es otra cosa que un conocimiento previo del espíritu, mensiones y límites; en consecuencia, carece de figura y de
de lo que se dice, llámese a eso atención, inteligencia y doci nombre. Y si alguna vez lo designamos con nombres menos
lidad, nadie aprenderá sin la fe, ya que no lo puede sin co propios, llamándolo Uno, o Bien, o Inteligencia, o el Ser en sí,
nocimiento previo... o Padre, o Dios, o Creador, o Señor, no lo llamamos así
como si enunciásemos su nombre propio, sino que, en defec
108 Espeusipo, en su primer libro a Cleofante, parece
to de éste, acudimos a esas bellas apelaciones, para que nues
decir cosas parecidas a las que dice Platón, al hablar así: «Si
tro pensamiento, apoyándose en ellas, no venga a dar en error
la realeza es una cosa estimable, y sólo el sabio es rey y jefe,
sobre otras cuestiones divinas. Cada uno de esos apelativos
la ley, siendo com o es recta razón, es igualmente estimable».
no designa a Dios, pero todos ellos juntos significan la po
Y así es, en efecto: Sacando las consecuencias de ello, los
tencia del Omnipotente. Lo que se dice de una cosa, se dice
filósofos estoicos asientan sus teorías, atribuyendo al solo sa
basándose en lo que hay en ella o en la relación u orden que
bio la realeza, el sacerdocio, la profecía, el poder legislativo,
guarda con otras; nada de eso se puede obtener de Dios.
la riqueza, la auténtica belleza, la nobleza, la libertad; si bien
Tampoco podemos alcanzar el conocimiento de Dios por de
reconocen que tal sabio es muy difícil de encontrar ( S t a h l i n ,
mostración, ya que ésta se basa en verdades previas y más
o.c., B.15, p .120-123).
conocidas, y nada hay anterior al que es Unigénito. Sólo resta
que al Desconocido lleguemos a conocerlo por la gracia, y
LIBRO V por sola la Palabra (Logos) que está cabe El, com o nos re
fiere también Lucas en los Hechos de los Apóstoles que dice
C a p ít u lo - X II Pablo: «Atenienses, os veo en todo un tanto supersticiosos,
pues al pasar y ver las estatuas a las que dais culto, he visto
Dios no puede ser comprehendido ni por el pensamiento ni también un ara con la inscripción: A l Dios desconocido. Ese
por las palabras a quien adoráis sin conocer, os lo anuncio y o » (A ct 17,22-23)
( S t a h l i n , o . c ., B.15, p.380-381).
109 ... Dice el apóstol Juan: « A Dios nadie lo ha visto
nunca; el Dios unigénito que está en el seno del Padre nos
lo dio a conocer» (Jn l,18ss). Porque llama seno de Dios a
lo que es invisible e inefable, por eso algunos lo llaman abis
mo, com o queriendo significar que todo lo abarca y contiene
en su seno, y que nadie lo puede comprender, y que es in Los filósofos medievales 1
66 Clem ente de Alejandría
Los tapices 67
C a p ít u lo V II
LIBRO V III
Sobre las causas de dudar o de suspender el asentimiento
C a p ít u lo VI
117 Dos son las causas principales de suspender el asen
Propone un ejemplo de demostración en la discusión sobre la timiento. Una es la condición de la mente humana, tan di
ér:o'/r¡ de los escépticos versa en tantos individuos y tan inestable, que por su natu
ral tiende a la disensión o de unos con otros o, dentro de
115 ... Consideremos lo que los pirrónicos llaman éitopj, uno mismo, de los propios pensamientos entre sí. La otra está
es decir, la suspensión del asentimiento, que establece que en las oposiciones que encontramos en las cosas, y que contri
no hay nada cierto y estable. Si empieza ese proceso por sí buyen mucho a que suspendamos el juicio sobre ellas. Por
mismo, ya se ve que se destruirá a sí mismo. Así es que o con una parte, no podemos dar crédito a todo lo que se nos
cede que algo es verdadero, y entonces no hay que suspen presenta, ya que (con frecuencia) son cosas contradictorias
der el asentimiento sobre todo, o se mantiene en su afirma entre sí; por otra, tampoco podemos adoptar la actitud de no
ción de que no hay nada verdadero, y entonces es evidente aceptar nada, ya que esa misma proposición de que todas las
que tampoco ella ha establecido nada verdadero. Porque o cosas son inaceptables o no creíbles queda incluida en el nú
dice verdad o no. Si dice verdad, concede a su pesar que hay mero de esas «todas las cosas»; por otra, tampoco podemos
algo verdadero. Si no dice verdad, deja incólumes las verda aceptar unas y otras no, ya que en todas se da razón por igual
des que quería destruir. En el grado en que queda eviden para una y otra cosa: el resultado es que suspendemos el asen
ciada com o falsa la destructora o la suspensión del timiento.
asentimiento, en ese grado queda evidenciado com o verdade
ro lo que ella pretendió destruir, lo mismo que el sueño que 118 De esas dos causas principales de la suspensión de
nos presenta com o falsos todos los sueños: al destruirse a si nuestro asentimiento, la inestabilidad de nuestra manera de pen
misma, da consistencia a lo demas. En una palabra, si es sar produce la disensión; y ésta es la causa inmediata de
verdadera, da comienzo al proceso por sí misma, y la suspen que se suspenda el asentimiento. De ahí el estar llena la
sión del asentimiento no le vendrá de fuera o de otro, sino vida de juicios y tribunales, el abundar, en general, en cosas
de sí misma. que se dicen ser objetos de buena o mala elección, que son
otros tantos argumentos para una mente indecisa, y que ti
116 Además, si [el escéptico] entiende qué es el hom tubea ante la falta de evidencia de cosas opuestas que se le
bre, o que suspende el asentimiento, ya se ve que no sus presentan. De ahí también el estar repletas las bibliotecas de
pende el asentimiento. ¿Cóm o responderá, además, a lo que libros, y las clases y los discursos de los que disienten entre
se le pregunte? Es evidente que respecto de eso no hay_ (en si en sus opiniones y están convencidos de que están en po
ese caso) suspensión de asentimiento. Y , sin embargo, afirma sesión de la verdad ( S t á h l i n , o . c . , B.17, p.93).
que suspende el asentimiento. Si, aceptando esa afirmación,
debemos suspender el asentimiento sobre todas las cosas, sus
penderemos a su vez el asentimiento sobre esa suspensión, du
dando si debemos fiarnos de esa propuesta o no. Además, si