Você está na página 1de 20

EL CASTILLO DE CHAPULTEPEC

ESCUELA PREPARATORIA LÁZARO CÁRDENAS 163

EVELIN GRIMALDI REYES


GRADO 2 GRUPO 302

SEMESTRE 3

CICLO ESCOLAR 2017-2018


En esta investigación se hablara sobre el castillo de Chapultepec
ahora conocido como el museo nacional de historia.

1
Índice

Presentación……………………………………………………………………………………………………………..1
Índice……………………………………………………………………………………………………………………………….2
Introducción……………………………………………………………………………………………………………..3
Tema del castillo de Chapultepec…………………………………………………………..4
Conclusión……………………………………………………………………………………………………………………20
Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………………21

2
Introducción

El Cerro del Chapultepec ha sido un lugar emblemático desde la época


prehispánica y ha tenido una larga historia en nuestro país el cual se
divide en etapas: prehispánica, virreinal, colegio militar, Segundo
Imperio, Porfiriato y Venustiano Carranza.
Los edificios que conocemos como el Castillo de Chapultepec y el
Alcázar, fueron construidos por muchos obreros, artesanos y presos de
la Cárcel de la Acordada, Se utilizó piedra de chiluca, viguerías de
cedro y otras maderas preciosas.
Hacia Diciembre de 1783, se terminó el desmonte del terreno, tarea que
llevó a cabo el arquitecto Agustín Mascaró, sobre una obra proyectada
por el ingeniero y coronel Francisco Bambiteli. Para 1784, sólo se
había levantado un muro alrededor del jardín, donde está actualmente
el Alcázar.
La iniciativa de estos trabajos fue del virrey Matías de Gálvez, quien
murió prematuramente en 1784, por lo que loe correspondió a su hijo
don Bernardo ver terminado el alzado del primer edificio. Los fondos
para la construcción de este inmueble salieron de docenas de corridas
de toros realizadas en la Plaza Mayor.
Era de dos pisos, con habitaciones para el virrey y su servidumbre,
habitaciones para los huéspedes, cocina y servicios.
El segundo conde de Revillagigedo, en 1792, pensó convertir al caserón
de Chapultepec en sede del Archivo General de Reino de la Nueva España.
El proyecto no se llevó a cabo, por lo que el sitio fue comprado por
el Ayuntamiento de la Ciudad de México.

3
Castillo de Chapultepec

Chapultepec

El topónimo de Chapultepec
procede del idioma náhuatl chapul
(in) –saltamontes– y tepe (tl) –
cerro o montaña–: en el cerro del
chapulín. Este cerro tiene una
formación geológica muy antigua,
de origen volcánico, que sirvió
de asentamiento a numerosos
pueblos desde los teotihuacanos
hasta los mexicas. Estos últimos,
según su historia de la
peregrinación, después de salvar
numerosos episodios contra los
señores de Azcapotzalco,
lograron fundar la ciudad de Tenochtitlan en el año 2 casa (1325 d.
C.).

Fue durante el reinado de Moctezuma I Ilhuicamina (1440-1469 d.C.)


cuando se mandó construir el acueducto para conducir el agua desde
Chapultepec hasta México-Tenochtitlan. El responsable de la gigantesca
obra hidráulica fue Nezahualcóyotl, señor de Texcoco, quien al no
cobrar por su trabajo obtuvo como premio el permiso de habitar en
Chapultepec. Las crónicas nos informan que a él se debieron la siembra
y el cuidado de los más viejos ahuehuetes. El sitio se transformó en
un lugar sagrado donde reinaban Tláloc y Chalchiuhtlicue, ambos dioses
del agua, el primero del agua de lluvia y la última del agua que corre
por los ríos tomando la forma de una serpiente con hermosas plumas de
quetzal.

A principios del siglo XIX, el edificio fue desmantelado. Se le


quitaron las ventanas, las puertas y las herrerías y fueron vendidas
por la Real Hacienda. Un fuerte temblor en 1819 causó más deterioros.
La edificación se encontraba en total abandono, cuando, en 1833 se
dispuso que se convirtiera en albergue de los jóvenes cadetes del
Colegio Militar. Sin embargo, el proyecto tardó mucho tiempo en
realizarse, no fue hasta 1841 cuando el arquitecto Joaquín Velázquez
inició las obras de remodelación para albergar al Colegio. Dentro de
estos cambios, se construyó el torreón circular conocido como “El

4
Caballero Alto”, nombre que se otorga a las torres de observación en
las edificaciones militares.
El Colegio Militar comenzó a funcionar en 1843. No pasó mucho tiempo
antes de que esta fortaleza fuera puesta a prueba con la invasión
norteamericana y las batallas del 12 y 13 de Septiembre de 1847, y
aunque se había fortalecido y reforzado la defensa del Castillo, éste
no resistió el insistente bombardeo y sufrió grandes y muy graves
daños.
Las instalaciones estuvieron en manos del Colegio hasta 1859, cuando
el general Miguel Miramón, quien había participado en la heroica
defensa del Castillo, ordenó la construcción de nuevas habitaciones
para residir en ellas. Miramón, quien llegó a la presidencia a los 28
años de edad, fue el primer mandatario que vivió en el Castillo.
En 1864, este lugar fue elegido como residencia de Maximiliano y
Carlota. Lo llamaron de modo oficial Palacio Imperial de Chapultepec
y Miravalle, éste ultimo nombre en honor de su querido castillo de
Miramar. Inmediatamente se iniciaron las obras de rescate y adaptación
a sus nuevas funciones.

5
Fue el arquitecto mexicano Ramón
Rodríguez Arangoity el encargado de
la remodelación y fue auxiliado por
el ingeniero Eleuterio Méndez. Se
sembraron jardines, se construyó una
rampa con alumbrado para llegar al
Castillo desde el Paseo del
Emperador (hoy Paseo de la Reforma);
así mismo, llegaron de París, Italia
y Viena el mobiliario y los objetos
decorativos para el palacio.
La arcada neoclásica del astillo
data de 1866.
Maximiliano llamó al artista
Santiago Rabel para que pintara Las
Bacantes en las paredes que rodean
al Caballero Alto.
Después de terminado el segundo
imperio, en la azotea del Caballero
Alto, se dispuso un observatorio
astronómico, meteorológico y
magnético, esto fue en 1878. Este
observatorio, impulsado por Vicente Riva Palacio, constaba de una
cúpula de acero y madera que protegía los instrumentos científicos,
además de una biblioteca y una oficina de telégrafos. Estuvo en
servicio hasta 1883.
Cuando Porfirio Díaz llegó poder, el Castillo volvió ser cede del
Colegio Militar, y se renovaron algunos espacios para convertirse en
las habitaciones, separadas, del presidente y su esposa, Carmen Romero
Rubio, quien con el mismo entusiasmo dispendioso de Carlota, se dedicó
alegremente a decorar el Castillo al gusto francés que tanto admiraba.
Gracias a ella, se renovó el comedor, se le dio un nuevo giro al Salón
de los Embajadores; y se construyó el pasillo de los hermosos vitrales,
construidos en 1900 por la compañía Champigneulle Fills de París,
quienes elaboraron cuatro figuras femeninas, cargándolas con los
atributos de la naturaleza, la caza y la agricultura. En su etapa
porfiriana, el Castillo tuvo sus dos primeros elevadores, uno
hidráulico para subir desde el pie del cerro y otro eléctrico para el
servicio interno. Su instalación telegráfica sirvió para hacer la
primera llamada telefónica que se hizo en México.

6
Más tarde fue
habitado,
sucesivamente, por
Francisco I. Madero,
Venustiano Carranza,
quien quito el
Colegio Militar en
1917 y propuso crear el
Museo del Imperio,
para lo cual se
llevaron piezas que
estaban tanto en
Palacio Nacional, así
como en el antiguo
Museo Nacional; la
exhibición pudo ser vista a partir de 1822. Luego llegó Álvaro Obregón,
quien añadió las instalaciones que alguna vez albergaran al Ministerio
de Fomento; por ese tiempo se instalaron las pérgolas, el espejo de
agua, la fuente del chapulín de Luís Albarrán y el primer monumento a
los Niños Héroes. El diseño de la portada le fue encargado al
arquitecto Antonio Rivas Mercado, quien además construyó la famosa
escalera conocida como de los Leones, donde hoy pueden verse varios
murales, entre ellos El Sacrificio de los Niños Héroes, donde se ve
cayendo a un niño envuelto en jirones de lo que se supone es la Bandera
Nacional, la obra es de 1970 y fue pintada por Gabriel Flores García.
Otros inquilinos del Castillo fueron Plutarco Elías Calles, Pascual
Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, quines no hicieron cambios
sustanciales y, en 1939, el presidente en turno, Lázaro Cárdenas, por
medio de un decreto, convirtió el histórico Castillo de Chapultepec en
sede del Museo Nacional de Historia.
Las primeras piezas para este museo fueron traídas desde el antiguo
Museo Nacional, que se encontraba en la calle de Moneda, hoy aquel
edificio alberga al Museo Nacional de las Culturas. En 1940, se decretó
que el Alcázar, la sección oriente y el jardín del Castillo debían
conservar su aspecto residencial, para ilustrar las formas de vida de
quienes habitaron el palacio.
Finalmente, el 27 de Septiembre de 1944, el Museo Nacional de Historia
abrió sus puertas.

7
El Alcázar: Esta dividido en
planta baja y alta. La
planta baja inicia con el
Salón de los Carruajes,
donde se encuentra al de
Maximiliano y Carlota, en la
parte se puede ver el escudo
imperial. Este escudo está
repetido a lo largo de todo
el Alcázar; en el papel
tapiz, en los jarrones, en
las camas.
A un costado está la austera
calesa de Don Benito Juárez,
que fue algo así como su residencia ambulante durante toda la
intervención francesa, pues como sabemos, vivió perseguido; allí
durmió, vivió y pensó sus mejores estrategias para vencer al
“empeorador” Maximiliano.
Frente a la calesa se encuentra otro carruaje usado por Maximiliano
para diario; después lo usó Juárez también de diario.
Luego se entra a una serie de habitaciones que dan idea del lujo en el
que vivían Carlota y Max: una sala de lectura, un salón de juegos,
llamado así porque en los tapices se ven personajes jugando trompo,
balero, tenis y bádminton; un salón fumador para los negocios; un salón
comedor que no pertenece a la época del segundo imperio, sino a la del
presidente Manuel González; un ante comedor, que originalmente era la
cocina; el salón de los gobelinos; un salón de té –la respuesta
femenina al salón fumador-. La recamara de Carlota con muebles que
tienen incrustaciones de carey y aplicaciones de bronce (estos muebles
fueron en realidad adquiridos por el presidente Manuel González, solo
la cama de latón perteneció a la emperatriz).
Después se puede encontrar el gabinete de aseo, que es conocido como
la tina de Carlota, pero que tampoco era de su propiedad; esa tina fue
adquirida tiempo después para darle un toque imperial al baño.
A la planta alta se sube por la escalera de los Leones. En los
alrededores del caballero Alto se encuentran la recamara de Porfirio
Díaz y su baño; la recamara de Carmen Romero Rubio, quien se quedó con
la habitación que ocupó Carlota. También están los despachos de
matrimonio Díaz-Romero; la galería de emplomados; finalmente, se entra
al salón de los embajadores, una pieza decorada con yesería y espejos
del escultor Epitacio Calvo, y el mobiliario importado de Francia.

8
Construcciones prehispánicas: albercas de Moctezuma y baños de
Moctezuma, adoratorio y unidad habitacional.
Periodo virreinal: ermita de San Miguel Arcángel, acueducto y
construcción de la primera etapa del castillo, entre 1785 y 1787, y
diseñado como casa de descanso por órdenes del virrey Bernardo de
Gálvez.
Periodo colegio militar: el castillo es destinado a colegio militar el
cual resiste el bombardeo de Estados Unidos y después de su
reconstrucción se reinstala el colegio militar.
El Segundo Imperio: se establece como residencia de la pareja imperial.
El Porfiriato: a partir de este periodo se destina a residencia
presidencial, otra área se convierte en observatorio astronómico y
magnético y otra área continúa el colegio militar.
Durante el periodo de presidencia de Venustiano Carranza se demuele un
área correspondiente a la ampliación del Colegio Militar, a partir de
Álvaro Obregón hasta Lázaro Cárdenas era destinado a residencia
presidencial. Hasta que es declarado, el 3 de febrero de 1939, como
sede del Museo Nacional de Historia e inaugurado el 27 de septiembre
de 1944.

Temáticas tratadas en el Museo Nacional de Historia “Castillo de


Chapultepec”

Se ofrece una visión de la historia de México, desde la conquista y


formación de Nueva España hasta los albores del siglo XX, distribuida
en los siguientes espacios:

Dos continentes aislados

Separados por el océano, los habitantes de Europa y del continente que


habría de llamarse América entraron por primera vez en contacto en
1492, cuando se dio inicio a una nueva etapa de la historia universal.
El matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, aunado al
final de la centenaria lucha contra el islam, que terminó con la
conquista del reino de Granada, también en 1492, y a la expulsión tanto
de los judíos como de aquellos que no aceptaron la fe católica,
propiciaron la unificación de los reinos españoles. Por otro lado, el
territorio que hoy conocemos como México albergaba una gran variedad
de grupos humanos. En la zona central y sur, bautizada a mediados del

9
siglo xx como Mesoamérica, florecieron civilizaciones milenarias. En
el norte habitaban grupos heterogéneos de agricultores y cazadores
recolectores, también socialmente complejos. Tal fue el contexto del
encuentro de esos dos mundos.

El reino de Nueva España

A lo largo de tres siglos se moldearon las bases de un nuevo pueblo:


el del México actual. A la mezcla de etnias europeas y americanas, con
sus propias tradiciones culturales, lenguas y grados de civilización,
se sumó la difusión del idioma castellano y la religión católica.
Durante ese periodo también se perfiló el territorio mexicano, se
originó la mayor parte de las instituciones políticas, las estructuras
económicas y las tradiciones y costumbres, así como el arte y la
literatura de la nación mexicana. Los elementos indígenas, europeos,
asiáticos y africanos se mezclaron para dar vida a un pueblo
multicultural y pluriétnico.

Virreyes

A la llegada de los españoles, el gobierno estuvo a cargo de Hernán


Cortés, que lo ejerció como capitán general y justicia mayor. Más tarde
la corona española pretendió administrar Nueva España mediante el
nombramiento de dos audiencias sucesivas, hasta que finalmente, el 17
de abril de 1535, don Antonio de Mendoza tomó posesión como el primer
virrey. La institución virreinal se formó sobre la base de una
jerarquía que centralizaba el poder en el rey. Éste se auxiliaba del
Consejo de Indias, que desde España actuaba en los ámbitos legal y
judicial. En Nueva España el virrey representaba directamente al
monarca. Además, tenía los cargos de jefe supremo de la Administración,
capitán general y gobernador del reino, presidente de la Audiencia,
vicepatrono de la Iglesia y superintendente de la Real Hacienda. Al
lado del virrey se organizó la Real Audiencia, institución encargada
de funciones judiciales, aunque también se desempeñaba como cuerpo
consultivo del primero y lo sustituía en ciertos casos. La Audiencia
llegó a tener una autoridad tan poderosa como el propio virrey, ya que
podía revisar y determinar los actos de gobierno. En Guadalajara
también hubo una Audiencia, mientras que los otros reinos y provincias
en que se dividía el virreinato estaban regidos por gobernadores que
dependían del virrey. Bajo su autoridad se encontraban los alcaldes
mayores y los corregidores, mientras que en la base política de pueblos
y pequeñas ciudades los cabildos se encargaban del gobierno local.

10
Malaquitas

El ser humano tiende a buscar lo bello, lo armonioso, lo que da placer


a la vista por la calidad del objeto. En nuestra historia tenemos
innumerables ejemplos de objetos decorativos, joyas, abanicos,
relojes, cajas de rapé, cerilleras, relicarios y rosarios que son
verdaderas obras de arte. Los orfebres y artistas realizaron trabajos
que adornaron los hogares y a las personas de ayer. Antiguas técnicas,
como la romana del camafeo, continuaron vigentes en los siglos
posteriores; metales como el oro y la plata se complementaron con
diamantes, perlas, esmeraldas, rubíes, amatistas, topacios y esmaltes
de colores. En Nueva España los brillantes se engarzaron por lo general
en plata; las damas usaron joyas de pecho, relojes guarnecidos de
piedras preciosas, pulseras y collares de perlas de raro oriente, coral
y azabache. Los abanicos procedían de China, Japón, India, España y
otros países europeos. Nuestros artesanos adaptaron las técnicas
utilizadas en el exterior y crearon joyas y objetos decorativos de
primer orden. Durante los siglos XVIII y XIX se produjeron obras de
artes menores, cada vez más influidas por Francia, árbitro de la
elegancia mundial en ese periodo. El romanticismo decimonónico se
refleja en joyas inspiradas en la naturaleza, con profusión de flores,
hojas y escenas de paisaje.

La guerra de Independencia

Cuando en 1808 se tuvo noticia en Nueva España de la invasión


napoleónica a la península Ibérica y de las abdicaciones al trono
español de Carlos IV y Fernando VII, el ayuntamiento de la ciudad de
México recordó la real cédula por la cual Nueva España se había unido
a la corona de Castilla. De 1809 en adelante se estableció por el
territorio novohispano, particularmente en el Bajío, una red de juntas
secretas que conspiró para lograr la autonomía y, más tarde, la
independencia de España. La guerra emancipadora tuvo cuatro grandes
periodos: el de mayor extensión geográfica insurgente, con las tropas
de Hidalgo (1810-1811); el de mayor intensidad, con Ignacio López
Rayón, José María Morelos y otros jefes militares (1811-1815); el de
decadencia y fragmentación, con jefes como Guadalupe Victoria, Manuel
Mier y Terán, Xavier Mina y sus compañeros (1815-1819), y el de
consumación, con la unión de insurgentes y realistas en el ejército
Trigarante (o de las Tres Garantías, el primero de carácter nacional),
encabezado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, y con la
adhesión del pueblo al Plan de Iguala y a los Tratados de Córdoba
(1821).

11
La joven nación

Los nuevos gobiernos del México independiente enfrentaron serios


conflictos para dotar al país de un sistema político sólido y
respetado. Se ensayó la monarquía constitucional, la república federal
y la central; cuatro poderes en vez de tres; se promulgó la
Constitución federal de 1824, la Constitución centralista de 1836,
llamada Las Siete Leyes, las Bases Orgánicas de 1843 y la Constitución
federal de 1857. Durante casi medio siglo nada pareció resolver la
inestabilidad política, económica y social que aquejaba al país. Las
provincias resentían el poder de la ciudad de México; los federalistas
enfrentaban a los centralistas; se presentaban planes por doquier que
proponían cambios o retrocesos políticos; se buscó organizar la
hacienda pública y aclarar la relación Estado-Iglesia: la
inestabilidad política interna propició que el país sufriera
invasiones extranjeras y guerras civiles.

Hacia la modernidad

El proyecto republicano liberal triunfó sobre el Segundo Imperio y se


consolidó en las siguientes décadas, hasta que fue puesto en tela de
juicio en 1910. A partir de 1876 y hasta la primera década del siglo
XX dominó la personalidad de Porfirio Díaz, que adoptó políticas
conciliatorias con sus antiguos enemigos; se combinaron los proyectos
de los conservadores con los de los liberales. Gracias a nuevas leyes
y a los avances técnicos de finales del siglo XIX, a la estabilidad
política nacional y a un contexto internacional favorable, entre 1890
y 1910 muchas fábricas, minas y haciendas gozaron de una bonanza hasta
entonces desconocida; se garantizó la seguridad en la inversión de
capitales, se reordenó la hacienda pública y se fundaron los primeros
bancos. El ferrocarril unió al norte con el sur y al este con el oeste
del país; permitió la exportación de henequén, algodón, chicle, café,
azúcar, hule y metales. Díaz apoyó la inmigración extranjera, mejoró
los caminos vecinales y persiguió a los bandoleros que asaltaban a los
viajeros y a los trabajadores del campo.

Siglo XX

La centuria pasada fue un tiempo de sonidos e imágenes perdurables. El


desarrollo del cinematógrafo, el perfeccionamiento de la fotografía,
el surgimiento de la radio, de la televisión, el video y la computadora
abrieron nuevas vías para hacer permanente desde lo más efímero hasta

12
lo más trascendente de la vida política, social y económica del país.
Las nuevas tecnologías permiten conservar, por primera vez en la
historia, más allá de óleos, esculturas o daguerrotipos, la voz y la
imagen en movimiento de los que desde muy diversos ámbitos del
entramado social participaron en la conformación de este siglo.
El video mural del siglo XX: un siglo-un instante recoge las imágenes
y los sonidos más emblemáticos de la centuria: un panorama de la vida
política y económica, de los movimientos sociales, del arte, de la
cultura y de los deportes; una visión que, en corto tiempo, introduce
en los más diversos iconos del imaginario colectivo que dieron rostro
e identidad al siglo XX mexicano.

Servicios disponibles en el Museo Nacional de Historia “Castillo de


Chapultepec”

Se cuenta con un área de servicios educativos que ofrece visitas


guiadas previa cita, talleres educativos y cursos de verano. También
se organizan exposiciones temporales, conciertos y conferencias. El
museo cuenta con una biblioteca, su acervo se especializa en historia
de México.

La Corona española ordenó suspender los trabajos y


subastar la obra en 60 mil pesos a pesar de que ya se
habían invertido más de 300 mil pesos. Afortunadamente no
hubo quien se interesara por el edificio. Ante la falta
de compradores, en 1792 el virrey Juan Vicente de Güemes
Pacheco y Padilla, segundo conde de Revillagigedo, lo
destinó para Archivo General del Reino de la Nueva España,
pero el proyecto tampoco fructificó a pesar de que ya se
tenían los planos de adaptación hechos por el arquitecto
Miguel Constanzó.

Alexander von Humboldt llegó a la capital de la Nueva


España en 1803 y visitó, entre otros sitios, el cerro y
el Alcázar de Chapultepec. En su libro titulado Ensayo
político del Reino de la Nueva España condenó el
vandalismo de los ministros de la Real Hacienda, que en
nombre de la economía empezaron a vender en subasta los
vidrios, las puertas y las ventanas del edificio que se

13
encontraba a 2 325 metros sobre el nivel del mar, dejándolo
expuesto al embate de los vientos.

Finalmente el
Ayuntamiento de la Ciudad
de México lo adquirió en
1806, gracias a lo cual
bosque y palacio se
salvaron, casi de milagro,
de pertenecer a un
particular. Durante la
guerra de Independencia
(1810 a 1821), el edificio
estuvo abandonado y así
continuó hasta 1833 en que
se decretó que fuera sede
del Colegio Militar.
Entonces se le comenzó a
conocer como “Castillo”,
aunque no fue sino hasta
1844, tras hacerle varias
adaptaciones y erigir en
la parte más alta del
cerro el “Caballero Alto”
o “Torreón”, que el
edificio comenzó a
funcionar como Colegio.

Durante los días 12 y 13


de septiembre de 1847, el
Castillo fue bombardeado
por el ejército
estadounidense,
causándole serios
destrozos. Dos años
después el recinto sería
devuelto al Colegio
Militar, pero habrían de
pasar más de 20 años antes
que el edificio lograra
funcionar permanentemente
como centro de enseñanza
castrense.

14
Durante el gobierno del presidente Miguel Miramón (1859-
1860), quien fue ex alumno del Colegio Militar y
sobreviviente de la batalla de Chapultepec durante la
intervención norteamericana, se construyeron algunos
cuartos en el segundo piso del Alcázar.

No obstante, esa sección


adquirió su fisonomía
actual a partir de 1864,
cuando Maximiliano y
Carlota llegaron a
gobernar el país y
decidieron establecer
allí su residencia
imperial. Para lograr su
propósito convocaron a
varios arquitectos
austriacos, franceses,
belgas y mexicanos, como
Julius Hofmann, E. Suban,
Carl Kaiser, Carlos
Schaffer, Eleuterio
Méndez y Ramón Rodríguez
Arangoity. Ellos
realizaron numerosos
proyectos arquitectónicos
con el fin de hacer
habitable ese hermoso
espacio.

El jardín aéreo estuvo a cargo del botánico de origen


austriaco Wilhelm Knechtel aunque, según Carlota, “se
debió más a la mano de Max”. En tanto las obras avanzaban
con rapidez, comenzaban a llegar de Europa muebles,
pianos, tibores, vajillas de porcelana y de plata
Christofle, óleos con los retratos de la pareja imperial,
tapices, relojes de mesa, mantelería, cristalería, en fin,
todo lo necesario para hacer del Alcázar un verdadero
palacio. A la caída del imperio en 1867, el edificio quedó
en el abandono hasta 1872.

Casi 10 años después (1876) se decretó establecer en


Chapultepec el Observatorio Astronómico, Meteorológico y

15
Magnético, que fue inaugurado dos años más tarde y sólo
funcionó hasta 1883, año en que se ordenó trasladarlo al
edificio del ex arzobispado en Tacubaya. ¿Las razones? El
regreso del Colegio Militar y la adaptación del edificio
como residencia presidencial.

El inmueble sufriría
numerosas modificaciones
arquitectónicas a partir
de 1882, durante la
gestión del presidente
Manuel González. Después,
a lo largo del mandato del
general Porfirio Díaz, el
Castillo y el Alcázar
alcanzarían su mayor
esplendor. Luego lo
habitarían varios
presidentes emanados de la
Revolución Mexicana:
Francisco I. Madero,
Venustiano Carranza,
Álvaro Obregón, Plutarco
Elías Calles, Emilio
Portes Gil, Pascual Ortiz
Rubio y por último
Abelardo Rodríguez.

Interesante para saber…

Fue edificado a finales del siglo XVIII por un virrey español, Bernardo
de Gálvez, en lo alto de una colina (el cerro de la Langosta) sobre
unas ruinas aztecas, y fue destinado a residencia veraniega.
Posteriormente, y con el fin de asegurar su independencia, se instaló
allí el Colegio Militar. En 1847, durante la Guerra Mexicano-
estadounidense, murieron un gran número de jóvenes cadetes intentando
defender el edificio ante el ataque de las fuerzas estadounidenses
bajo el mando del general Winfield Scott. En 1864 el emperador
Maximiliano I y la emperatriz Carlota eligieron el castillo para
establecer su residencia real y emprender en él un estilo de vida
inspirado en el de las monarquías del Viejo Mundo. La emperatriz dedicó
gran parte de su tiempo a la decoración del edificio, e hizo plantar

16
los hermosos cipreses que aún embellecen el amplio paseo de Reforma.
Durante el gobierno de Porfirio Díaz el castillo se convirtió en la
casa de veraneo del presidente.
Años mas tarde, en 1859-1860, durante el gobierno del presidente Miguel
Miramón, se construyeron algunas habitaciones del segundo piso del
Alcázar. Durante el llamado Segundo Imperio Mexicano (1864-1867) fue
habilitado como palacio imperial por Maximiliano y carlota. Y para
1872 el presidente Sebastián Lerdo de Tejada, mediante decreto, destino
el edificio para
residencial
presidencial. El
presidente Porfirio
Díaz lo habilito en
temporadas cortas por
más de 30 años.

Al término de la dictadura es ocupada por los presidentes emanados de


la revolución mexicana: Francisco I. Madero, Venustiano Carranza,
Álvaro obregón, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz
Rubio y Abelardo Rodríguez.
Finalmente fue el general Lázaro Cárdenas, quien en 1939, mediante
decreto presidencial, destino el Castillo de Chapultepec para que
formara parte del patrimonio nacional y funcionara como museo, al
tiempo que determino que los presidentes irían a vivir a Los Pinos.

17
CONCLUSION

La riqueza de las artes visuales de Chapultepec se concentra en sus


museos, pero no se limita a estos recintos, que se deben visitar
constantemente para tener una visión de lo que ha ocurrido en la
producción artística de los últimos cien años en este país: escultura,
arquitectura, diseño de paisaje, pueden verse dentro y fuera de los
museos —donde además la pintura, las artes gráficas, la fotografía y
las manifestaciones más modernas de los artistas contemporáneos se
disfrutan a través de las colecciones permanentes y de las exposiciones
temporales: colores, texturas, volúmenes y nuevas propuestas abundan
junto a la riqueza natural, popular y humana del Bosque.
Y por último los datos que me parecieron un poco curiosos son los
siguientes:
Vista desde el camino hacia Chapultepec en medio del bosque del mismo
nombre.
El edificio cayó en desuso, una vez más, luego de la caída del Segundo
Imperio Mexicano en 1867. Casi diez años más tarde, en 1876, un decreto
estableció que fuera sede del primer observatorio astronómico de
México, que se abrió en 1878. Sin embargo, el observatorio fue
funcional por un período de sólo cinco años, después se decidió
trasladarlo a la antigua residencia del arzobispo en Tacubaya. La razón
era para permitir el retorno del Colegio Militar, así como transformar
el edificio en la residencia presidencial.
El Presidente Cárdenas, se trasladó a una gran extensión de terreno
que colindaba con la parte sur-poniente del bosque de Chapultepec,
conocido como el Rancho "La
Hormiga", que era propiedad
de la familia Martínez del
Río, una de las familias más
acaudaladas del país en esa
época. Le llamaban "La
Hormiga" porque era la
propiedad más pequeña de la
familia.

18
BIBLIOGRAFIAS

https://www.clubensayos.com/Biograf%C3%ADas/Reporte-Museo-De-
Chapultepec/58689.html

http://mnh.inah.gob.mx/historia/hist_historicos.html

http://www.inah.gob.mx/es/red-de-museos/295-museo-nacional-de-
historia-castillo-de-chapultepec

https://mikeap.wordpress.com/2008/10/06/el-castillo-de-chapultepec/

http://sic.gob.mx/ficha.php?table=museo&table_id=673

https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_Chapultepec

19

Você também pode gostar