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ÍNDICE
1. JUSTIFICACIÓN Y MOTIVACIÓN
2. LA ATENCIÓN SANITARIA A LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ
Consideraciones previas respecto a la confesión religiosa Testigos de Jehová y su rechazo al
tratamiento con hemoderivados
Derivaciones sanitarias
3. METODOLOGÍA
Criterios y constitución del grupo de trabajo
Diseño y calendario
Revisión y control. Consultores externos
4. CONSIDERACIONES ÉTICAS
El “mejor interés” según los Testigos de Jehová
El “mejor interés” y los deberes profesionales en la asistencia a los Testigos de Jehová
Derechos personales y profesionales en la asistencia a pacientes Testigos de Jehová
Marco ético
Principales conflictos y criterios básicos de actuación
5. CONSIDERACIONES DEONTOLÓGICAS
6. CONSIDERACIONES JURÍDICAS
El derecho al rechazo de tratamiento en pacientes Testigos de Jehová - aspectos jurídicos.
Marco normativo y consideraciones legales.
Consideraciones generales.
Supuestos:
Adulto capaz o menor (> 16 años o emancipado)
Menor maduro (> 12 años y < 16 años)
Niño o adulto incapaz
Aspectos comunes a toda actuación médica en caso de negativa al tratamiento
7. PROCESOS ASISTENCIALES POR SERVICIO A TENER EN CUENTA POR EL RIESGO
DE SANGRADO
8. PROTOCOLOS DE ACTUACIÓN
Subcomisión de Ética Asistencial
Técnicas de ahorro de sangre. Alternativas terapéuticas a los hemoderivados.
9. CIRCUITOS DE ACTUACIÓN
10. CONCLUSIONES
11. RECOMENDACIONES
Información
Registro de Voluntad Vital Anticipada
12. DOCUMENTOS Y PROTOCOLOS
Consentimiento Informado específico para el rechazo de transfusiones
Protocolo de actuación para los casos en que se precisa contactar con el Juez
1. JUSTIFICACIÓN Y MOTIVACIÓN
El modelo de asistencia en todo servicio público de salud debe ser la atención sanitaria
personalizada, organizada en sus recursos y procedimientos, orientada hacia el bienestar, el
bien común y la justicia, correcta científica, ética y jurídicamente con calidad técnica y humana,
universal, equitativa y sensible a las necesidades y valores de los ciudadanos. Esto supone el
reconocimiento de la diversidad religiosa cultural y demográfica de nuestra sociedad como un
bien y un derecho que afecta al sentido de la vida y sus límites así como al cuidado de la salud
por parte de los profesionales y las organizaciones sanitarias que deben reconocer y respetar
esos valores.
Los Testigos de Jehová (TJ), confesión reconocida por el ordenamiento jurídico español,
constituyen una excepción sanitaria pues aunque participan íntegramente del derecho universal
de asistencia, su negativa, por razones de índole religiosa, a recibir tratamiento con
hemoderivados puede resultar problemática y generadora de un conflicto ético para los
médicos encargados de su asistencia.
Conscientes y sensibles a esta realidad, tanto los profesionales sanitarios como los propios TJ
han intentado habilitar alternativas asistenciales eficaces pero con todo siguen generándose
problemas que afectan a las intervenciones médicas pero también a las organizaciones y a la
justicia sanitarias y que son un motivo de consulta relativamente frecuente de los Comités
Éticos de Asistencia Sanitaria (CEAS) cuyas recomendaciones no siempre son compartidas por
los profesionales y los usuarios. A esto se une una antigua confusión legal que la Ley de
Autonomía del 2002 ha ayudado en gran parte a aclarar pero que sigue sin resolverse pues
continúan apareciendo, aunque cada vez menos, consejos y sentencias contradictorias que en
absoluto ayudan a la toma de decisiones.
propuso la creación de un grupo de trabajo para el estudio de este problema sin llegarse a
redactar un documento específico. Sensibles a la necesidad de un protocolo de actuación que,
respetando las normas de buena práctica clínica, la legislación vigente, la deontología y la ética
profesional, ayude a la mejor atención sanitaria de los pacientes TJ, la Subdirección de Calidad
con el apoyo de la Dirección del Hospital y el asesoramiento de la Subcomisión de Ética
Asistencial ha considerado necesario la elaboración y la coordinación de este proyecto que
debe ser abordado por un equipo multidisciplinar, cercano y sensible a nuestras circunstancias
sociosanitarias, inspirado en modelos contrastados ya existentes y redactado con la asesoría
de los expertos correspondientes.
i
J Monés., J Terés. “Consideraciones éticas y legales de la negativa a recibir transfusión de sangre” Med
Clin., vol 32, nº 16., pag 627-632, 2009.
ii
J Siso Martín. “Las variables jurídicas del ejercicio de la medicina” Ed universitaria Ramon Areces pag
305-323, 2008.
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DERIVACIONES SANITARIAS.
En la atención sanitaria habitual, los TJ no se diferencian del resto de los usuarios salvo en su
negativa a ser transfundidos. Por una razón moral de primer orden rechazan la administración
de sangre de cualquier procedencia y por cualquier vía, oral o intravenosa, y la prohibición se
extiende al uso de derivados sanguíneos y de sangre que haya sido separada del cuerpo
durante un cierto tiempoiii. La sangre que ha salido del cuerpo debe desecharse por lo que no
está permitida la recolección autóloga preoperatoria de sangre. No así la infusión de sangre o
hemoderivados a través de un circuito cerrado en conexión con el propio torrente sanguíneo.
iii
A. Perez Ferrer y cols: “Fundamentos del rechazo de la transfusión sanguínea por los testigos de
Jehová. Aspectos ético-legales y consideraciones anestésicas en su tratamiento”., Ev Esp Anestesiol.
Reanim 2006; 53: 31-41.
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3. METODOLOGÍA
Con el objeto de la creación de un documento cuya finalidad sea la de informar y colaborar con
los profesionales sanitarios en las actuaciones sanitarias que se pudieran plantear o que
requieran de transfusión sanguínea, se ha constituido un grupo de trabajo multidisciplinar,
identificados por la Dirección, cuya composición es la siguiente:
Dr. D. José Gallardo Bautista (Subdirector Médico)
Dra. Dª. Marta del Nozal Nalda (Subdirectora de Calidad)
Dª. Matilde Vera Rodríguez (Directora de Recursos Humanos)
Dra. Dª. Carmen Navarro Bustos (FEA, Coordinadora de Urgencias)
Dra Dª Sonia Ibáñez Cuadros (FEA, Unidad de Cuidados Intensivos)
Dr. D. José M. Rubio Rubio (FEA, Servicio de Medicina Interna)
Dr. D. Serafín Sánchez Gómez (Jefe de Servicio de Otorrinolaringología)
Dr.D. Luis Silva Gallardo (Jefe Sección de Traumatología)
Dra. Dª. Auxiliadora Cano Matías (FEA, Servicio de Cirugía General)
Dr. Salvador Alegre Herrera (FEA, Servicio de Medicina Interna)
Dra. Dª. Isabel Mª Fontán Atalaya (FEA, Servicio de Obstetricia y Ginecología)
Dra Dª. Ana Sáenz de Santa María Rodríguez (FEA, Urgencias General)
Dr. D. Salvador Navarro Gracia (FEA, Servicio de Anestesiología y Reanimación)
Dr. D. José Luis Rubio Cordero (Jefe de Sección de Cirugía Pediátrica)
Dra. Dª. Mª Dolores Gutiérrez Rodríguez (FEA, Servicio de Hematología)
Dª. Encarnación Ramírez López (DUE, Unidad de Atención al Cuidador - Centro
Coordinador de Cuidados)
Dª. Mª Dolores Cruz Rodríguez (DUE, Observación de Urgencias)
Dª. Ana Mª Vilaplana García (Técnico de Función Administrativa. Subdirección de
Calidad)
DISEÑO Y CALENDARIO.
Como material de apoyo, además de la bibliografía que se refleja a lo largo del documento, se
ha facilitado a todos los miembros del grupo el Protocolo de atención a los pacientes de la
confesión religiosa “Testigos de Jehová”, facilitado y elaborado por el Hospital de Antequera, y
que se ha utilizado como documento base para el desarrollo de esta actividad. Destacar, entre
otros aspectos, el planteamiento, la información que se recoge antes de la decisión que pueda
adoptar el paciente, así como los algoritmos de decisión.
El grupo se he reunido de forma periódica hasta la consecución de la elaboración del
documento.
4. CONSIDERACIONES ÉTICAS
El rechazo de los pacientes TJ a la transfusión sanguínea contiene un conflicto de bienes. Para
la ética fundamental existe un conflicto entre el bien de la libertad personal y el bien de la vida.
En el caso de la bioética aplicada a la clínica, estando implicado naturalmente el conflicto
anterior, lo inmediato y perentorio es la confrontación entre los valores personales del paciente,
esencialmente de índole religiosa por los que, alegando su derecho, se niega a ser
transfundido y los valores profesionales, el deber y la conciencia del médico que indica la
transfusión. Para el médico la vida del enfermo es un valor capital y considera su primer deber
salvaguardarla y procurar su bien, Principio de Beneficencia, evitando toda acción u omisión
que pueda provocarle daño o que ponga en peligro su vida, Principio de No Maleficencia.
Los valores de una persona determinan sus objetivos vitales y constituyen la base de cualquier
juicio sustitutivo Los clínicos estamos obligados a reconocer y adquirir el hábito de considerar
los valores de los pacientes más allá de sus circunstancias físicas. En un conflicto moral como
el que puede suscitarse en la asistencia a los TJ, los profesionales que lo asisten deben elegir
lo que a su parecer produce mayor beneficio a su paciente y esto comúnmente se interpreta
como lo que le proporcione el mayor bien (criterio del mayor bien) o lo que promueva mejor los
intereses del paciente (criterio del mejor interés).
En toda relación clínica el criterio del mejor interés es comúnmente reconocido como
salvaguarda del beneficio del paciente y constituye el objetivo final común de todas las
instancias implicadas, pero este mejor interés es interpretado de manera diferente por ambas
instancias. A los TJ les duele perder la vida, desean vivir, pero no a cualquier precio. El valor
máximo que le da sentido y autenticidad a la vida de los TJ es su fe religiosa y la obediencia a
sus preceptos, entre ellos el mandato de abstenerse de sangre el cual tiene un valor absoluto y
definitivo para su salvación. Es este un deber de tal magnitud que en toda relación clínica
declaran su fe y expresan por adelantado su deseo de no ser transfundidos aun conociendo el
riesgo vital que tal actitud comporta.
Para algunos autores la consideración y el respeto al “mejor interés” del paciente sólo tendría
valor y debería ser respetado en lo que respecta a las “creencias racionales”iv pero no en las
ideas religiosas. En todo caso y sin compartir ese criterio no cabe duda que el tema suscita
cuestiones importantes:
o En una relación asistencial orientada hacia el “mejor interés” del enfermo ¿a quien
corresponde determinar cual es ese “mejor interés” al médico o al paciente?
iv
Savulescu J, Monmeyer RW. “Should informed consent be based on racional beliefs?” Journal
Medical Ethics 1997; 23: 282-8.
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o La libertad de decisión sobre el bien propio ¿nos autoriza exponer nuestra vida
hasta el extremo de rechazar libre y conscientemente un tratamiento vital por
razones religiosas?
o ¿Dónde comienza y donde termina el deber de protección de la vida propia y de
la de las personas que estamos obligados a cuidar?
o Nuestros criterios de mejor interés ¿son también aplicables a las intervenciones
sobre la vida de las personas menores y/o incompetentes a nuestro cuidado?
Para el médico la vida del enfermo es un valor capital y considera su primer deber
salvaguardarla y procurar su bien, Principio de Beneficencia, evitando toda acción u omisión
que pueda provocarle daño o que ponga en peligro su vida, Principio de No Maleficencia. En
pacientes con anemias críticas, la transfusión podría ser un bien irrenunciable y obligado y no
transfundir una acción maleficente. De ahí la razón de su indicación y el conflicto que genera el
rechazo del paciente a recibirla. La necesaria deliberación moral, nos presenta unas preguntas
claves:
o La salvaguarda de la vida del paciente ¿constituye para el profesional encargado
de su cuidado una obligación absoluta y universal o contempla límites y
excepciones?
o El rechazo de un tratamiento con hemoderivados manifestado por los TJ en base a
su criterio personal de “mejor interés”, aún en contra de la opinión del médico ¿Es
razón profesional suficiente para no transfundir aún reconociendo el riesgo vital de
esta decisión?
o ¿Puede un profesional negarse a asistir a un paciente TJ que rechaza un
tratamiento vital?
o ¿Qué consideraciones deberían ser tenidas en cuenta en el caso de que el
enfermo sea menor de edad o discapacitado por una enfermedad mental o
cualquier otra circunstancia?
La vida no tiene un valor absoluto y así debe ser contemplada por los profesionales que la
cuidan y asisten. El deber de conservar la propia vida tiene unos límites marcados por: 1) el
uso de medios ordinarios, aunque sean costosos, no existiendo el deber de acudir a los
tradicionalmente llamados medios extraordinarios, o desproporcionados; y 2) el uso de medios
moralmente ilícitos. La libertad del enfermo para rechazar un tratamiento médico es un derecho
reconocido, Principio de Autonomía, que obliga al profesional que lo indica a solicitar el
Con respecto a los derechos de los profesionales sanitarios, el rechazo del tratamiento por
parte de los TJ afecta a la deontología, la libertad y la conciencia profesional del médico y a
toda la asistencia en general; especialmente en aquellos casos en los que el paciente o los
familiares, además de negarse a la transfusión, exigen tratamientos alternativos de dudosa
eficacia u otros no disponibles, o de muy alto riesgo o con insuficientes garantías para los
profesionales encargados de su aplicación u otras medidas de un coste excesivo y
desequilibrante en un sistema sanitario de recursos limitados.
Para la deliberación ética que estas cuestiones suscitan y proponer una guía de acción es
necesario establecer un marco ético fundamental, actual y positivo sobre el que elaborar
nuestras decisiones. Este marco ético está establecido y reconocido aunque a la hora de su
aplicación sigan existiendo dificultades.
MARCO ÉTICO.
v
Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y
obligaciones en materia de información y documentación clínica. BOE 274/2002, de 15 de noviembre,
pp.40126-32. Referencia Boletín 02/22188.
vi
Ley 5/2003 de 9 de Octubre de Declaración de Voluntad Vital Anticipada. Boja 210 de 31/10/2003.
vii
“Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano respecto a las
aplicaciones de la biología y la medicina”., Oviedo, 4 de Abril de 1997. Monografías y Documentos nº 1
Ed Asociación de Bioética Fundamental y Clínica, Madrid 1997.
viii
Constitución española., Art 16.1: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los
individuos y las comunidades sin más limitaciones, en sus manifestaciones que la necesaria para el
mantenimiento del orden público protegido por la ley”.
ix
Ley de Salud de Andalucía, Título II, Art 6, 1, b.
x
Jonsen AR: “Blood transfusión and Jehovah’s Witnesses”., Crit Care Clin. 1986; 2, 91-100.
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xi
Jesús Maldonado., Agosto 2009 en anestesiar.org/.../cirugia-para-pacientes-que-rechazan-la-
transfusion visitada el 30 de Agosto de 2009. BLOG MUY RECOMENDABLE PARA LOS
INTERESADOS EN ESTE TEMA.
xii
D. Gracia., JJ Rodríguez Sendín: “Etica de la Objeción de conciencia”., Guías Éticas de la Práctica
Clínica., Fundación Ciencias de la salud, Madrid 2008.
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xiii
Osamu Muramoto: “Bioethics of the refusal of blood by Jehovah’s witnesses: part 2. A novel approach
based on rational non- interventional paternalism”. Journal of Medical Ethics 1998; 295- 301.
xiv
Comité ético sanitario de la Corporación Sanitaria del Parc Taulí, Sabadell, “Orientaciones ante la
negativa de un paciente a la transfusión de sangre”, Enero 1994.
xv
Grupo de Trabajo del Hospital de Antequera., Antequera (Málaga) “Protocolo de atención a los
pacientes de la confesión religiosa Testigos de Jehová”, 2009.
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14
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xvi
Grupo de Trabajo Comisión de Guías Clínicas y Comisión de Bioética, Hospitales Universitarios
Virgen del Rocío, Sevilla: “Asistencia a pacientes que rechazan la hemoterapia por motivos religiosos en
el Area Hospitalaria Virgen del Rocío” 1999.
xvii
D Gracia., Y Jarabo., N Martín y J Ríos: “Toma de decisiones en el paciente menor de edad” Etica en
la práctica clínica., Ed Tricastela, Madrid 2004, pag 133.
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5. CONSIDERACIONES DEONTOLÓGICAS
En relación con los pacientes menores de edad y en articulo 10.6, el Código de la OMC
expone: “La opinión del menor será tomada en consideración como un factor que será
tanto más determinante en función de su edad y su grado de madurez”
xviii
“International Society of Blood Transfusion. A Code of Ethics for Blood Donation and Transfusion”.
Disponible en http://www.isbt-web.org/documentation/default.asp visitada el 30 de Agosto de 2009.
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6. CONSIDERACIONES JURÍDICAS
CONSIDERACIONES GENERALES.
Se ha de partir del reconocimiento del derecho, que asiste a los pacientes, tras recibir la
información adecuada, a decidir, libremente, entre las opciones clínicas disponibles,
incluyendo la de negarse a que se le realice la intervención o actuación propuesta (art. 2
de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y
de Derechos y Obligaciones en materia de información y Documentación Clínica), salvo
las situaciones excepcionales contempladas en la legislación vigente (art. 9 del citado
texto normativo).
En la propia formulación del derecho están determinadas las condiciones necesarias para su
adecuado ejercicio:
o Información adecuada, Art. 10 Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la
autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica – condiciones de la información y consentimiento por escrito;
haciendo hincapié, en estos casos, en las consecuencias negativas para la salud del
paciente, e incluso para su vida, que puedan derivar de su negativa al tratamiento, así
como en los beneficios de aceptarlo.
o Consentimiento Informado, prestado de forma libre, voluntaria y capaz (verbal, por regla
general y por escrito en los siguientes casos: “intervención quirúrgica, procedimientos
diagnósticos y terapéuticos invasores y, en general, aplicación de procedimientos que
suponen riesgos o inconvenientes de notoria y previsible repercusión negativa sobre la
salud del paciente” – art. 8 Ley 41/2002).
A este respecto hay que referirse a la Orden de la Consejería de Salud de 8 de julio de
2009, por la que se dictan Instrucciones a los Centros del Sistema Sanitario Público
de Andalucía, en relación al Procedimiento de Consentimiento Informado (B.O.J.A. nº
152, de 6 de agosto), en la que se regula el contenido del consentimiento informado,
recogido por escrito (información clínica suministrada a la persona enferma o a su
representante, conformidad con la intervención/actuación clínica, extremos a los va referido
el consentimento,...), incluyendo, como Anexo I, un Modelo de Formulario al efecto -
Formulario de información y consentimiento informado escrito.
o Límites: representados por la existencia de riesgo para la salud pública y por el riesgo
inmediato grave para la integridad física o psíquica del enfermo, unido a la imposibilidad de
conseguir su autorización (art. 9 Ley 41/2002).
SUPUESTOS.
En base al artículo 2.4 de la citada Ley 41/2002, de 14 de noviembre, la negativa genérica al
tratamiento prescrito es un derecho legalmente garantizado (Rechazo al tratamiento). En los
casos de los testigos de Jehová y la negativa a someterse a transfusiones sanguíneas,
estamos ante casos de rechazo de parte del tratamiento, amparadas, por tanto, por lo
dispuesto en el precepto referido.
El supuesto genérico planteado (derecho al rechazo de tratamiento), puede presentar variantes
que vendrán determinadas por las eventuales consecuencias de la decisión adoptada
(existencia o no de riesgo para la vida del paciente) y por las características del paciente, lo
que daría lugar a las siguientes situaciones:
Menor maduro (>12 años y <16 años): Habría que distinguir entre situaciones de
urgencia por riesgo vital y aquellas en las que no se da esta circunstancia.
En el primero de los casos, y ante la imposibilidad de obtener el consentimiento por parte
del paciente, el médico responsable actuará llevando a cabo la transfusión; si bien, habrá
de comunicar al Juez las circunstancias en que ha tenido lugar su actuación. Así se
concluiría teniendo en cuenta la Regla General de prevalencia del derecho a la vida y a la
salud del menor frente a la libertad de conciencia u objeción de los padres o tutores y, en el
mismo sentido cabría interpretar el artículo 9.2 b) de la Ley 41/2002, cuando, al regular los
límites al consentimiento informado, no contempla la posibilidad de otorgar consentimiento
por representación para los casos de riesgo vital, unido a la imposibilidad de conseguir la
autorización del paciente (“los facultativos podrán llevar a cabo las intervenciones clínicas
indispensables en favor de la salud del paciente, sin necesidad de contar con su
consentimiento [.......] cuando exista riesgo inmediato grave para la integridad física o
psíquica del enfermo y no es posible conseguir su autorización, consultando, cuando las
circunstancias lo permitan, a sus familiares o a las personas vinculadas de hecho a él”).
En los casos en que no exista riesgo inmediato grave para la integridad física o psíquica
del paciente, la actuación vendría marcada por lo dispuesto en la Ley 41/2002, en concreto
en su artículo 21. “1. En caso de no aceptar el tratamiento prescrito, se propondrá al
paciente o usuario la firma del alta voluntaria [.......] 2. En el caso de que el paciente no
acepte el alta, la dirección del centro, previa comprobación del informe clínico
correspondiente, oirá al paciente y, si persiste en su negativa, lo pondrá en conocimiento
del Juez para que confirme o revoque su decisión.” Si el paciente menor (>12 años <16
años) admite la transfusión y existe, sin embargo, la posición contraria por parte de los
padres, habría que actuar, practicando la transfusión (por considerar que no estamos ante
un supuesto de negativa al tratamiento) y ponerlo, posteriormente, en conocimiento del
Juez.
Niño o adulto incapaz: Hay consenso prácticamente universal en que, cuando el niño
es menor de 12 de años, el médico debe realizar la transfusión necesaria, incluso en contra
de su voluntad y la de sus padres (sería conveniente que el médico contara con la
participación de la Subcomisión de Ética Asistencial del Centro, pidiera la complicidad
judicial y comunique a la familia su decisión de transfundir). El tratamiento, en el supuesto
del adulto incapaz, debe ser el mismo, al considerar que el derecho a arriesgar la propia
vida sólo puede ejercerse personalmente, es decir, que se exige plena capacidad de
comprensión y de asunción de consecuencias; no siendo posible suplir la voluntad a través
de los representantes legales.
En estos supuestos cabe la diferenciación entre la situación de urgencia por riesgo vital y
aquella a la que no cabe dar esa calificación (no urgente).
En el primero de los casos la conducta a seguir consistiría en realizar la transfusión
necesaria, contando con la participación de la Subcomisión de Ética Asistencial del Centro
(si la urgencia de la situación lo permitiese), informando, posteriormente, al Juez de
Guardia.
En el segundo de los casos, cabría la consulta judicial con carácter previo a la actuación.
Finalmente, habría que referirse, nuevamente, a la Ley 41/2002, de 14 de noviembre,
reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de
Información y Documentación Clínica, en concreto a su artículo 9.5, que establece, a modo
de consideración general respecto a la prestación del consentimiento por representación,
que ésta habrá de ser “...... adecuada a las circunstancias y proporcionada a las
necesidades que haya de atender, siempre a favor del paciente y con respeto a su dignidad
personal ......”.
Por último, habría que tener presente, en caso de incapacitación, la resolución judicial que
regula la misma como establece el Código Civil.
ADULTO
RESPETAR VOLUNTAD
MENOR (>16 AÑOS) No transfundir
O EMANCIPADO
Urgente Transfundir e
informar al Juez
MENOR MADURO Acepta la transfusión Transfundir
(> 12 años)
No Acepta la transfusión
Consultar Juez de Guardia
No urgente
NIÑO
Transfundir e
ADULTO Urgente informar al Juez de Guardia
INCAPAZ
La asistencia a pacientes TJ debe estar abierta siempre a realizar intervenciones sin sangre
pero nunca sin condiciones. La valoración del riesgo de sangrado y la necesidad de sangre
deben ser contemplados en el contexto y en la situación clínica de cada paciente y
considerando las características particulares de los procedimientos médicos o quirúrgicos a
realizar. Determinadas circunstancias patológicas, la situación de urgencia, la patología a
intervenir, tratamientos previos pueden incrementar el riesgo de hemorragia hasta el extremo
de hacer absolutamente desaconsejable realizar una intervención sin sangre.
La revisión del histórico llevada a cabo por los diferentes servicios consultados asevera el
apartado anterior. Es por ello que en lo que atañe a intervenciones sin sangre y en la obligada
consideración que en cada enfermo debe hacerse de sus posibles requerimientos de una
transfusión en función de la situación médica o de la intervención a realizar, debemos aceptar
que existan determinadas situaciones de extremo riesgo vital para la intervención sin sangre y
en consecuencia procedimientos que el Hospital Universitario Virgen Macarena y Área, de
momento, no puede abordar para pacientes TJ dada la necesidad transfusional que precisan.
Esta relación se muestra a continuación:
SITUACIONES MÉDICAS
Leucemia aguda
Agudizaciones de procesos hematológicos crónicos
Diátesis hemorrágicas
Coagulopatías
SERVICIO DE URGENCIAS
Síndrome anémico sintomático en rango de transfusión
Paciente con pancreatitis aguda
Paciente con hemorragia masiva tras una biopsia hepática
Paciente con hemorragia digestiva
ÁREA QUIRÚRGICA
8. PROTOCOLOS DE ACTUACIÓN
SUBCOMISIÓN DE ÉTICA ASISTENCIAL.
En el Hospital se dispone de una Subcomisión de Ética Asistencial donde se pueden remitir las
consultas necesarias para valorar este tipo de intervenciones.
Para atender esta solicitud el solicitante, siguiendo el procedimiento establecido, deberá
elaborar un informe del caso concreto según el modelo de consulta elaborado al efecto y que
está disponible en la secretaría del Subcomité (Unidad de Investigación).
Como norma general en un programa de ahorro de sangre se deben considerar siempre las
alternativas disponibles a la transfusión convencional basando nuestra decisión en términos de
seguridad, eficacia, disponibilidad y coste. Antes de poner en marcha las técnicas de ahorro de
sangre hemos de establecer el riesgo de transfusión alogénica que conlleva cada
procedimiento quirúrgico que es el resultado de tres factores:
1. Hemoglobina preoperatoria del paciente.
2. Umbral transfusional establecido para el mismo.
3. Pérdidas sanguíneas previstas.
En este contexto reducir el sangrado debe ser el primer objetivo del equipo quirúrgico mediante
la puesta en marcha durante el acto quirúrgico de medidas como cuidadosa hemostasia,
mantenimiento del paciente normotenso, sin cambios hemodinámicos bruscos, etc.
¿Cómo calcular las pérdidas sanguíneas toleradas por el paciente sin transfusión? Se obtienen
aplicando la siguiente fórmula:
ME: Pérdida tolerada = VST x (Hto inicial – Hto umbral transfusión)
ME: Masa eritrocitaria
VST: Volemia, o sea, volumen de sangre total
Hto: Hematocrito
¿Cómo realizar el cálculo de las pérdidas sanguíneas previstas por tipo de cirugía y Servicio?
Se calcula revisando la masa eritrocitaria perdida por los pacientes, revisando
prospectivamente las historias clínicas de un número suficiente de ellos sometidos a un
determinado procedimiento quirúrgico por al menos un año, para que se obtenga una muestra
representativa que sea significativa. Para conocer la masa eritrocitaria perdida se aplica la
siguiente fórmula:
ME perdida = Volumen del paciente x (Hto inicial – Hto 5º día postcirugia).
A este valor así obtenido se suma la masa eritrocitaria compensada por la transfusión en caso
de haberse transfundido el paciente (es 150 ml por cada concentrado de hematíe transfundido).
Una vez calculadas las pérdidas sanguíneas previstas por cada procedimiento quirúrgico y las
pérdidas sanguíneas toleradas por cada paciente en cuestión, aplicaremos el siguiente
algoritmo para la elección de alternativas de sangre alogénica.
Por tanto la elección de una técnica u otra dependerá: del tiempo disponible entre la evaluación
preoperatoria e intervención, de las disponibilidades concretas del Centro, de la eficacia de la
técnica para cada tipo de procedimiento quirúrgico, así como de las características del
paciente, tipo de cirugía...
Tto de la anemia DAP con o sin EPO EPO Exclusión
Autotransfusión
Existen tres modalidades:
1. Predepósito o donación autóloga preoperatoria (DAP).
2. Recuperación per o postoperatoria.
3. Hemodilución normovolémica.
Eritropoyetina (EPO)
La EPO es una hormona de naturaleza glicoproteíca, sintetizada por las células
peritubulares del riñón, en respuesta a la hipoxia tisular.
La EPO humana recombinante es una molécula de síntesis idéntica a la EPO
endógena que actúa como regulador primario de la eritropoyesis, estimulando la
proliferación y la diferenciación de las células precursoras eritroides de la médula ósea.
Su uso se aprueba para pacientes quirúrgicos en 1.997.
Se encuentra indicada en pacientes con Hemoglobina entre 10 y 13 grs/dl en
situaciones en que no se encuentren indicados otros métodos de ahorro de sangre
(cardiopatías, traumatizados...) o como coadyuvante del predepósito.
Indicaciones aprobadas:
Tratamiento de la anemia de la insuficiencia renal crónica.
Tratamiento de la anemia en pacientes adultos en tratamiento quimioterápico para
mielomas, linfomas y tumores sólidos con riesgo transfusional.
Anemia del prematuro.
Autotransfusión con predepósito
Reducción de la exposición a transfusiones alogénicas en pacientes
programados para cirugía mayor electiva, donde sea previsible una pérdida
de sangre significativa, entre 900 y 1800 cc.
Criterios de exclusión:
Alergia a la EPO.
Hipertensión arterial no controlada.
Pacientes que no pueden recibir tratamiento profiláctico antitrombótico idóneo o
con riesgo conocido o antecedente de enfermedad tromboembólica venosa o
arterial.
Hemoglobina basal superior a 13 grs/dl.
Gestación y lactancia.
Efectos secundarios:
La EPO es un fármaco seguro, ya que la molécula recombinante es idéntica a la
endógena. No obstante, de forma excepcional puede producir:
Cefaleas.
Estado pseudogripal.
Dolor en los puntos de punción de corta duración.
Aumento de la presión arterial en pacientes hipertensos.
Monitorización de la respuesta:
La EPO produce un incremento del recuento absoluto de reticulocitos que puede
detectarse a partir de los 3 días de tratamiento, pudiéndose obtener
aproximadamente el equivalente a una unidad de concentrado de hematíe en 7
días.
Son imprescindibles los hemogramas periódicos de control semanalmente.
Los pacientes con hemoglobina basal de entre 10 y 13 grs/dl son los más
beneficiados en lo que se refiere a la reducción de transfusiones alogénicas.
Si el paciente alcanza cifras superiores a 15 grs/dl debe suspenderse el tratamiento
en todos los casos o si el paciente alcanza una presión arterial superior a 17 / 9.5.
Tratamiento complementario:
Suplemento con hierro oral excepto en casos de sobrecarga ferríca.
o Dosis aconsejada 200 mgrs de hierro elemental al día que se debe iniciar,
siempre que sea posible, una semana antes de administrar la EPO. En
caso de dificultades para la absorción del hierro se puede utilizar otras vías
de administración.
Hierro IV:
o Se debe disolver una ampolla de 100 mgrs en 100 cc de fisiológico y
comenzar su administración intravenosa lentamente durante 10 minutos.
Transcurrido este tiempo sin incidentes se acelera la infusión y se pasa en
30 minutos. Dosis aconsejada de 100 a 200 mgrs al día (1 ó 2 ampollas)
máximo 3 veces por semana, si se requiere un suministro rápido de hierro
a los depósitos del organismo. En el caso del Ferinject puede darse una
dosis única de hasta un gramo al día sin dosis de prueba en sólo 15
minutos. No se debe superar la dosis de 0,3 cc de Ferinject ( 15 mgrs de
Fe) pr Kg de peso corporal. Si es preciso administrar otra dosis debe
transcurrir una semana.
o El hierro IV está contraindicado durante la gestación.
o No debe hacerse prueba epicutánea ya que es irritante.
En caso de déficit de Fólico o B12 o antecedentes de carencia de estos factores se
debe administrar:
o Acído fólico 5 a 10 mgrs /día vía oral.
o Vitamina B12 1000 gammas intramuscular por semana, el tiempo que dure
el tratamiento con EPO.
Pautas de dosificación:
Pautas de dosificación de EPO en pericirugía:
Existen dos tipos de pauta: la semanal y la diaria.
o La pauta semanal es la habitual y se inicia 3 semanas antes de la
intervención. La dosis que se aplica es 600 unidades por Kg de
peso/semana (aprox. 40.000 unidades) los días - 21, - 14, - 7 y 0 (día de la
intervención).
o La pauta diaria se aplica si no se dispone de tiempo suficiente para la
semanal. La dosis que se aplica es 300 unidades por Kg de peso/día
(aprox. 20.000 unidades) durante 15 días (los días –10 a +4) ó 600
unidades (aprox. 40.000 unidades ) por Kg de peso/ días alternos. En
ambas pautas deberá suspenderse el tratamiento si la hemoglobina del
paciente sube por encima de 15 grs /dl o si la presión arterial se eleva por
encima de 17 / 9.5.
Pautas de dosificación en EPO en Autotransfusión:
Existen tres tipos de pautas: la habitual, la parcial y la de dosis bajas.
o La pauta habitual consiste en administrar 600 unidades de EPO por Kg de
peso (aprox. 40.000 u.) 2 veces por semana durante 3 semanas,
administrando la dosis de EPO tras la donación autóloga (última dosis el
día de la intervención).
o La pauta parcial se aplica a pacientes con hemoglobina normal al principio
del predepósito pero que se anemizan con las extracciones. Su aplicación
puede permitir completar el programa de Autotransfusión y evitar la anemia
prequirúgica. Consiste en administrar 600 unidades por Kg de peso (aprox.
40.000 unidades) dos veces por semana por una o dos semanas
administrando la última dosis el día de la intervención.
o La pauta de administración a bajas dosis se aplica a pacientes hipertensos
o con problemas cardiovasculares que necesitan un incremento más
moderado y progresivo de la masa eritrocitaria. Se aplica a dosis de 150-
300 unidades (aprox. 10.000 a 20.000/unidades) por Kg de peso/día o a
días alternos durante 2 a 5 semanas.
9. CIRCUITOS DE ACTUACIÓN
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN ANTE INTERVENCIONES PROGRAMADAS: DESCRIPCIÓN GENERAL (FASE 1 Y FASE 2).
FASE 1 FASE 2
Paciente adulto
con posible
indicación
ANEXO 2
quirúrgica
Comunicación al Servicio
NO ¿El paciente rechaza Quirúrgico
una posible transfusión
sanguínea?
Consulta
programada de
ambos servicios
con el paciente
SI
Propuesta
Solicitud
de cirugía
al servicio Cita NO
de ¿Se acepta la
anestesia solicitud de intervenir
Seguir
procedimiento sin transfusión ?
normal de
¿Algún cirujano Paciente
pacientes
NO acepta la SI pendiente de
quirúrgico
intervención nueva cita SI
quirúrgica sin telefónica
transfusión?
Ingreso en lista
de espera
quirúrgica
Gestionar
derivación a Revalorar
otro hospital alternativas
Paciente adulto
ANEXO 3
Testigo de Jehová
CONSULTA PROGRAMADA SERVICIO
con posible
QUIRÚRGICO
indicación
● Evaluación individualizada
quirúrgica
● Valorar explícitamente necesidades
FASE 1 FASE 2
transfusionales Nueva
● Optimizar la información cita
SI
NO
SI ¿Precisa revaloración con Propuesta de
¿El paciente rechaza
nuevas pruebas solicitud de
una posible transfusión?
complementarias? cirugía al
Formulario servicio de
CI para anestesia
transfusión
NO
Seguir
procedimietno
normal del
paciente NO SI
quirúrgico ¿Existe otro cirujano ¿El cirujano acepta la Paciente pendiente
dispuesto a hacer la intervención quirúrgica sin de nueva cita
intervención? transfusión? telefónica
NO
Recomendación
Preoperatorio
de hacer VVA
SI
Gestionar
derivación a otro
hospital Revalorar
alternativa
Propuesta SI
Solicitud de SI
cirugía al Pruebas Consulta programada Formulario CI
servicio de complementarias Servicio de anestesia intervención
anestesia quirúrgica
Recomendación
de hacer VVA
Registro en
Historia Clínicqa
Formulario CI
Cita Cita RECHAZO
TRANSFUSIÓN
SI Transfundir
Paciente
¿Es una EMERGENCIA VITAL ( salvo que el paciente sea ya
TESTIGO DE JEHOVÁ MAYOR DE
INMEDIATA? conocido y disponga de una
EDAD O MENOR EMANCIPADO
VVA, también conocida)
● Reforzar la información SI NO
● Asegurar la voluntariedad ¿Es capaz
AQUÍ Y AHORA?
ANEXO 5
¡¡ SIEMPRE OPTIMIZAR SI
¿Tiene Voluntad Vital
¿Rechaza transfusión LAS ALTERNATIVAS A Anticipada?
SI sanguínea? LA TRANSFUSIÓN
SANGUÍNEA !!
VVA
NO NO
Consulta
Registro
VVA
¿Incluye rechazo a
Formulario CI de Formulario CI de transfusión?
RECHAZO de CONSENTIMIENTO
transfusión de transfusiones Registrar en
NO
Historia Clínica
SI
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN ANTE SITUACIONES URGENTES: MENOR DE EDAD. (Contemplado en consideraciones jurídicas)
10. CONCLUSIONES
A modo de conclusión, en el siguiente diagrama se muestra el circuito de actuación a seguir
ante un caso detectado de paciente TJ:
NO/DUDAS SÍ
Contactar y notificar
● Cumplimentar el modelo de consulta ética-
al soliciitante
asistencial por el profesional solicitante
SÍ NO
11. RECOMENDACIONES
INFORMACIÓN.
Con respecto a la información que los profesionales sanitarios pueden facilitar, hay que tener
en cuenta los siguientes aspectos:
1. Lo primero que el profesional debe conocer es comprobar si el usuario dispone de registro
de Voluntad Vital Anticipada.
2. En caso de que no disponga de Voluntad Vital Anticipada, queda terminantemente
prohibido informar a otras personas. Solo se puede informar al usuario y a la persona que
él haya asignado (en la historia clínica también debe quedar recogido las instrucciones del
paciente en lo que respecta a la información y representación).
Conceptos básicos:
La Declaración de Voluntad Vital Anticipada (VVA) es el derecho que una persona tiene a
decidir sobre las actuaciones sanitarias de las que pueda ser objeto en el futuro, en el supuesto
de que llegado el momento carezca de capacidad para decidir por sí misma.
El derecho a realizar la Declaración de VVA puede ejercerlo toda persona mayor de edad, o
menor emancipado, que esté en disposición de decidir con arreglo a sus convencimientos y
preferencias. Hay que hacerla personalmente y se realiza en las delegaciones de la Consejería
de Salud de la Junta de Andalucía.
El ciudadano puede nombrar a una persona que decida por él en aquellas situaciones en las
que no pueda expresar su voluntad de manera autónoma. Para ello es necesario que quien le
represente dé su consentimiento por escrito en un documento de aceptación (Anexo III). Lo
mismo sucede en el caso en que quiera designar una persona que sustituya a su
representante. Esa persona también tendrá que dar su consentimiento por escrito en un
documento de aceptación (Anexo IV). No es necesario que la persona que lo represente, y
quien lo sustituya en su caso, acuda con el representado personalmente a la Delegación
Provincial de Salud. Bastará con que aporte el DNI o el Pasaporte o una copia compulsada.
La médica o médico está obligado a consultar el registro en aquellos casos en que deba tomar
una decisión, y el ciudadano no pueda decidir de manera autónoma.
Los profesionales que necesiten hacer una consulta lo pueden hacer mediante llamada a Salud
Responde.