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LAS 12

25 de agosto de 2017
Enojate, hermana

Papito
Por Malena Pichot

Cada vez que digas que sos feminista alguna persona cerca tuyo se va a
poner nerviosa. Alguien va a sostener la respiración y te va a insultar en
silencio. Para mí, esa es razón suficiente para andar diciéndolo todo el
día, pero comprendo que esta energía no es para todas. Realmente hay
que tener un cuchillo entre los dientes para declararse feminista, te van a
preguntar por qué, te van a pedir credenciales, pruebas, razones, te van
a decir hipócrita porque hace un par de años no lo eras. ¿Feminista vos?
¡Pero si te depilás! ¡Pero si te vi reír! ¡Pero si te gustan los hombres! El
nivel de confusión es tan inmenso que de verdad no hay nada más punk
y más valiente hoy en día que declararte feminista. Ser machista sin
embargo, y lógicamente, no solo es lo más común del mundo y lo
esperable, es lo correcto, lo entendible, Eva de Dominici sí es machista, y
responde “no soy machista, pero me gusta que el hombre ocupe su rol”.
Entiende que está mal aceptar en voz alta que lo es, pero no está mal
serlo realmente. Y se trata de eso. No está mal el machismo, es lo que
sucede todo el tiempo todos los días en cada segundo del día, todos lo
hacen la prueba de que lo son, hablales de feminismo y verás sus ojos
arder de odio.

Hace unas semanas, uno de los tantos desagradables personajes que se


dedican a escribir críticas de cine por internet se rió del concepto de la
sororidad diciendo: “las mujeres se odian tanto que tuvieron que inventar
un concepto para llevarse bien”. Sí, claro, no entiendo la burla, de eso se
trata. Las mujeres fuimos educadas en la misma cultura que los
hombres, la cultura enseña que la mujer es inferior y eso aprendemos
todos. En este mundo las mujeres somos la otredad, incluso para
nosotras mismas. He visto decenas de comediantes mujeres empezar
sus monólogos con: “las mujeres somos raras”. ¿Raras? ¿Raras con
respecto a quiénes? ¿Vos sos rara para vos misma? ¿Vos misma no te
endendés? El cuerpo de las mujeres es extraño incluso para las mujeres
que poco y nada sabemos de nuestros cuerpos que históricamente
representan el tabú, el pecado. Sobre todo cuando las mujeres quedan
embarazadas, se dan cuenta de que no saben nada de ellas mismas y
cada evento las sorprende porque además las mujeres nos pasamos
muy poca información entre nosotras, porque nos enseñaron que a la
otra hay que demostrarle que somos felices y nada más. Y las que
tenemos miedo a quedar embarazadas, porque hemos aprendido que
eso no es propio del ser humano, (porque el ser humano es el hombre)
eso es ciencia ficción.

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Hace poco charlando con una amiga, que tiene las mejores intenciones y
se está adentrando en el feminismo me dijo: “¿pero no son las madres
las que educan en el machismo a sus hijos?”. Ella es madre y eso que
está diciendo es increblemente machista, por lo tanto muy
probablemente esté educando a sus hijos con un monton de ideas
machistas. De esto se trata la sororidad, del ejercicio de dejar de
echarnos la culpa por todos los males del mundo. En la tele la guerra
entre mujeres es cada vez más feroz. La Bomba Tucumana se pelea con
cuanta mujer se acerca a su hijo en el programa porque puede, de la
manera más feroz y descarnada, a los gritos, además, sintiendo la
necesidad de aclarar que su hijo es bien machito, y que no es un
pollerudo y que sus novias son unas arpías chupa sangres, y Yanina
Latorre defiende con uñas y dientes y a moco tendido la institución del
matrimonio, porque “como mujer”, pareciera ser lo único que la define,
eso y nada más, a esto se suma la madre de Yanina que también se
pone del lado del hombre y declara “es una pirateada, lo bien que hizo”, y
aun así no es responsabilidad de las madres de este mundo horrible
donde las mujeres se odian y sobre todo no es culpa de tu suegra que tu
vida sea horrible, y no es culpa de tu esposa tampoco, es culpa de que el
machismo y todo esto, te parezca que está bien y el feminismo te de
bronca. Ahí tenes la pista del culpable, papito. Besis.

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