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ADÁN Y EVA

Dios tomó polvo del suelo y con él formó un cuerpo perfecto de hombre. Entonces
sopló en la nariz del hombre, y Adán empezó a vivir.

Dios le dijo a Adán que le pusiera un nombre a todos los animales creados. Mientras
hacía esto, Adán se dio cuenta de que todos los animales estaban en pares. Había
elefantes y elefantas, leones y leonas. Pero Adán no tenía compañera. Por eso, Dios hizo
que Adán se quedara bien dormido, y le sacó del lado una costilla y la usó para crear a
Eva.

Dios puso a Adán y Eva en el Jardín del Edén, el paraíso, y para probar su obediencia
les dijo que podían comer de todos los frutos que habían, menos del árbol de la ciencia
del bien y del mal porque si lo hacían, morirían.

Un día cuando Eva estaba sola, una culebra le habló y le dijo que comiera de ese fruto.
La voz de la culebra era de un ángel que quería ser como Dios y por eso, engañó a Eva.
Ella comió del fruto y Adán también. Por eso Dios se enojó con ellos y les dijo que se
fueran de su jardín.

Dios los castigó con la muerte, el dolor, la vergüenza y el trabajo: "Con el sudor de tu
rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues
polvo eres, y al polvo volverás" (Génesis 3:19) o "parirás a tus hijos con dolor"
(Génesis 3:16). Estos hechos son conocidos como el pecado original. Adán y Eva
tuvieron hijos: Caín, Abel y Set.

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