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Sobre estereotipos y otras cuestiones.....

Se propone realizar la lectura de fragmentos del libro : “Arte, educación y primera


infancia: sentidos y experiencias (Patricia Sarlé Elizabeth Ivaldi Laura Hernández)

(…) En relación con las formas de aprehender el mundo, es necesario tener en cuenta que
tanto los niños como sus familias y los docentes estamos atravesados por las circunstancias de
la cultura contemporánea, que se caracteriza, entre otras cosas, por la presencia de los
estereotipos, a partir de los cuales vamos conformando nuestra percepción y autopercepción
sobre las personas y los objetos. El término estereotipo alude a «rigidez convencional. Falta de
flexibilidad conceptual, falta de creatividad. Repetición de un mismo signo o patrón con un
propósito determinado». (BaladaTerradelas, 1984). Los estereotipos están presentes en el
entorno y forman parte de todos los lenguajes artísticos. Muchas veces llegan a los niños y
niñas con el propósito de provocar la compra de determinados productos en una sociedad de
consumo. En muchas propuestas denominadas «de arte infantil» apuntan al rápido y fácil
«consumo seudocultural» de películas, obras de teatro, canciones, libros de cuento, láminas,
etcétera.

“En la técnica de la imprenta, el estereotipo es el cliché, el molde que sirve para copiar
un modelo original en gran cantidad. Para usar el estereotipo, el operario no necesita
reflexionar sobre el original, solo tiene que aprender la técnica de copiar […].

En la vida diaria, el estereotipo es una imagen esquemática, simplificada, superficial, de alguna


cosa o persona. Esta imagen se nutre de generalizaciones, opiniones de segunda mano y
prejuicios; y se reproduce y multiplica irreflexivamente. No penetra en la realidad compleja, rica
y contradictoria. Es una imagen prefabricada y empobrecida que existe y persiste gracias a la
falta de confianza en nuestra propia capacidad de observación y en nuestro criterio, 23 y
gracias a nuestra inercia mental […].
El que usa estereotipos se resigna a ver con ojos ajenos (Doppert, 1985). Para contrarrestar
esta presencia constante y persistente de los estereotipos, la educación requiere de docentes
sensibles ante el mundo del arte, críticos, sobre todo autocríticos, y selectivos en relación a
todo aquello que se vincule con el ambiente y las prácticas de aula.
(…)Si bien la música se ha instalado en la sociedad con una presencia casi continua con la
participación masiva de la población, ello no implica que se avance en su conocimiento y
comprensión. La música no es un lenguaje simple, y su construcción obedece a reglas
cambiantes de acuerdo a las diferentes épocas y estilos. A lo largo de la historia, la música ha
desempeñado diversas funciones en las instituciones educativas, particularmente en la
escuela, formando parte de los planes escolares. Estos difieren en sus objetivos, contenidos y
metodologías para la consecución de sus fines, adoptando diferentes aspectos de acuerdo al
nivel de la enseñanza al que están dirigidos. Entre los objetivos más frecuentes,
preferentemente para el nivel primario, se pueden citar los patrióticos, destinados al
aprendizaje de un repertorio con sus himnos y marchas alegóricas. Destinados al nivel inicial o
a la educación infantil cobran mayor presencia los objetivos socializadores y los recreativos. En
los primeros, la música es utilizada con frecuencia para fijar hábitos – de higiene personal, de
orden, de disciplina–, de acompañamiento –de traslados, comidas, siestas– y también para
acompañar otras actividades con la música como telón de fondo, para tranquilizar o para
ambientar. Un uso frecuente, y no siempre atento a la calidad del repertorio utilizado, es el que
se da a la música en los actos escolares, que pudiendo ser un resumen de logros a lo largo del
año escolar con opciones creativas, se transforma en un émulo y réplica de modalidades
televisivas, ajenas a la sensibilidad infantil y sus posibilidades expresivas (Akoschky, 1998, pp.
188-191).
La escuela tiene el compromiso de resguardar ese espacio de conocimiento y sensibilización
que la música necesita para su desarrollo y evolución, y puede proyectar desde el comienzo de
la escolaridad el pasaje de los juegos musicales espontáneos al conocimiento –lúdico,
imaginativo, creativo– del lenguaje musical. El placer por la escucha, por la producción musical,
el disfrute musical en actividades conjuntas deben ser sus objetivos. Para su logro, se hace
necesario un espacio de reflexión y orientación acerca de los contenidos, del enfoque didáctico,
y, en forma relevante, una selección del repertorio musical que se acerque a los alumnos. En
diversas publicaciones nos hemos ocupado de sugerir, proponer y organizar estas tareas. Las
referencias bibliográficas darán cuenta de ello. Si la institución sigue este itinerario, la presencia
de la música puede crecer e instalar su valor real, ocupando un lugar significativo en un
proyecto educativo de calidad.

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