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Reivindicación del Ragtime.

Un 24 de noviembre de 1868
nacía el gran Scott Joplin.

El Ragtime "murió" al cumplir su mayoría de edad, si aproximadamente contamos desde


el famoso Maple Leaf Rag (1899) hasta la muerte de Scott Joplin (1917) con ella coincidió
su desaparición temporal ocasionada por la fuerza arrolladora y novedosa de un jazz al
que le debió en gran parte su propio surgimiento. Coincidió la muerte del llamado "rey
de los escritores de ragtime" con la que se considera la primera grabación de jazz de la
Original Dixieland Jass Band. Por eso, no olvidemos que sin el Ragtime es muy probable
que el jazz y mucha música popular no hubiera sido lo mismo. El propio estilo
denominado "stride Piano" generado en Harlem y representado por grandes del piano
jazz como Fats Waller o Willie "The Lion" Smith, proviene del formato rítmico de la mano
izquierda del ragtime.
Si de repente suena en cualquier parte la melodía principal de la película “El Golpe” (The
Sting) mucha gente la reconoce enseguida. Es el fenómeno que con el tiempo se suele
asentar en nuestros conocimientos por el cual se relaciona un tema concreto con una
película, creyendo que están intrínsecamente unidos. Esto es, se relaciona la melodía de
la película “El Golpe” como propia de la misma y se llega a desconocer el título de la
pieza o se atribuye erróneamente al mismo del film, cuando tanto el propio título y sobre
todo la época son totalmente ajenas. “The Entertainer”, gran melodía que sirvió a una
gran película de 1973 ambientaba los años de la depresión en EE. UU., pero que
realmente pertenece a principios de siglo XX, concretamente 1903, y por lo tanto no fue
compuesta para la película.
Llego a pensar que en realidad, aunque la película propició un revival del ragtime en los
70 en el que grandes pianistas como Joshua Rifkin, William Albright o Dick Hyman, que
provenían del mundo clásico, grabaron la obra de Joplin, actualmente ese hecho ya no
se da y perjudica más la relación de la película con la música en detrimento de la misma
obra de Scott Joplin a quien apenas se le conoce - sobre todo en España - y menos sus
otras composiciones mucho más maduras que "The Entertainer", como "Gladiolus Rag"
o el vals "Bethena".
Incluso una ópera, Treemonisha (la única que ha sobrevivido de las dos que compuso y
la primera compuesta por un compositor afroamericano) , que fue un gran fracaso en
su estreno de 1910 y que arruinó al compositor. Probablemente el público no estaba
preparado para una ópera con el tema de la esclavitud como línea argumental.
En su evolución compositiva yo situaría a Joplin a la altura por ejemplo de Gershwin,
pero su muerte a sus 49 años imposibilitó un reconocimiento como compositor “serio”
que siempre buscaba a la hora de componer nuevas piezas.
Con el tiempo las composiciones de Joplin comenzaron a diferenciarse de ese ragtime
más festivo que provenía del “cakewalk” para ir cogiendo entidad propia y denominarse
“ragtime clásico”, que se distingue por ser compuesto esencialmente para piano –
aunque hubo arreglos o versiones para otros instrumentos o bandas-, y por reunir y
conjugar a la vez dos caracteres musicales aparentemente dispares: los elementos
afroamericanos con el indispensable carácter de la síncopa junto a las formas y técnicas
musicales europeas. De ahí que el ragtime clásico no se considera “música de jazz”
puesto que es música compuesta y aparentemente sin improvisación, aunque su
desarrollo- junto al blues - fue esencial para la aparición del jazz. Y al mismo tiempo
tampoco se consideraba música clásica, aunque influyó en compositores de tradición
europea o compositores de “música clásica”, como Claude Debussy con la pieza llamada
Golliwog´s Cakewalk que pertenece a la Children´s Corner suite (1906-1908). También
de Debussy nos encontramos con una serie de obras donde la influencia del ragtime es
patente, como por ejemplo Minstrels (Preludes, 1º Livre) (1909-1910). Y no sólo Debussy
fue atraído por la forma compositiva del ragtime y sobre todo su rítmica, sino muchos
otros compositores clásicos como Satie, Stravinski, Darius Milhaud, Honegger o
Hindemith. Esta influencia del ragtime en Europa se debe a que su primer contacto fue
probablemente en la exposición de París debido a la gira europea de John Philip Sousa.
Eso y mucho más es el ragtime de Scott Joplin.
Pero de forma más poética para definir el ragtime prefiero escoger un extracto del
monólogo de Alessandro Baricco, “Novecento”, que sirvió de inspiración para la gran
película de Giuseppe Tornatore “La leyenda del pianista en el Océano” en la que dice:
“Tocábamos para hacer que bailaran, porque si bailas no puedes morir, y te sientes Dios.
Y tocábamos ragtime, porque es la música con la que Dios baila cuando nadie le ve. Con
la que Dios bailaría si fuese negro”.
Durante este año 2017 he estado "reivindicando" desde diversos escenarios al más
grande compositor del llamado Ragtime clásico, Scott Joplin del que se cumplían los 100
años de su fallecimiento y que hoy, un 24 de noviembre hace 149 años, nació. Suerte
para mí como pianista el haber afrontado y descubierto un repertorio lleno de matices
y con obras que se sitúan a la altura de los clásicos sin abandonar la típica síncopa del
jazz y más por haberlo compartido con el público en los 7 conciertos que he dado hasta
ahora y que seguiré dando el próximo 2018 con motivo de los 150 años del nacimiento
del compositor. Sin embargo, no es tan halagüeño que exista un gran vacío en las
programaciones culturales de los escenarios de los festivales, tanto de temática clásica
como de jazz en los que parece que no reconocen o incluso no conocen la importancia
de la obra de Scott Joplin.
Reivindiquemos el Ragtime, no sólo por ser una música elegante, bella, rítmica y
apasionada, sino por todo lo que aportó al mundo de la música y con ello Scott Joplin,
un "Bach" en Jazz.
El ragtime en “tierra de nadie”. La evolución compositiva del Ragtime de Scott Joplin.

Sorprende que muchos contemporáneos


de Scott Joplin no valoraran verdaderamente sus
composiciones, quizás ocultas en lo que se
consideraba, y era realmente, una moda o incluso
una fiebre: la edición de partituras de ragtime ’s
para que pianistas aficionados pudieran ejecutar
las melodías y el ritmo de moda nada más nacer
el siglo XX. Y eso que el editor de Maple Leaf Rag,
John Stark, objetó a Joplin, que había acudido a
su oficina de Sedalia para que le publicara, que el tema era demasiado complicado y
nadie podría aprender la pieza para tocarla. Sobre el episodio existen diversas versiones
de lo que pasó tras su comentario. Una relata que Joplin salió a la calle y le trajo un
muchacho que supuestamente en un mes la había aprendido… supuestamente, porque
en realidad le había llevado meses dominar la pieza. En otra versión el muchacho bailaba
la pieza demostrando así Joplin al futuro editor que la pieza era bailable, divertida, que
podía ser escuchada y también tocada por los aficionados. Puro marketing de la época.
Por aquel entonces eran muchas las personas que en diferentes grados dominaban el
instrumento. Formaba parte de la educación, como sigue siendo en los Estados Unidos
donde la música está en el hogar de forma muy natural. Era el tiempo en el que el piano
– el instrumento rey – se introducía en los hogares y como poco, un miembro de la
familia se defendía al piano y entretenía las fiestas familiares. No había televisión ni
radio y una de las mayores atracciones era ¡tocar el piano en las reuniones! Hoy se nos
hace extraño entrar una casa donde haya un piano.
Pero con el tiempo las composiciones de Joplin comenzaron a diferenciarse de ese
ragtime más festivo que provenía del “cakewalk” para ir cogiendo entidad propia y
denominarse “ragtime clásico”, que se distingue por ser compuesto esencialmente para
piano – aunque hubo arreglos o versiones para otros instrumentos o bandas-, y por
reunir y conjugar a la vez dos caracteres musicales aparentemente dispares: los
elementos afroamericanos con el indispensable carácter de la síncopa junto a las formas
y técnicas musicales europeas. De ahí también que el ragtime clásico no se considera
“música de jazz” puesto que es música compuesta y aparentemente sin
improvisación…aunque su desarrollo- junto al blues - fue esencial para la aparición del
jazz. Y al mismo tiempo tampoco se consideraba música clásica, aunque influyó en
compositores de tradición europea o compositores de “música clásica”, como Claude
Debussy con la pieza llamada Golliwog´s Cakewalk que pertenece a la Children´s Corner
suite(1906-1908). También de Debussy nos encontramos con una serie de obras donde
la influencia del ragtime es patente, como por ejemplo Minstrels (Preludes, 1º
Livre)(1909-1910). Y no sólo Debussy fue atraído por la forma compositiva del ragtime
y sobre todo su rítmica, sino muchos otros compositores clásicos como Satie, Stravinsky,
Darius Milhaud, Honegger o Hindemith. Esta influencia del ragtime en Europa se debe a
que su primer contacto fue probablemente en la exposición de París debido a la gira
europea de John Philip Sousa.

Con ello, podríamos considerar el ragtime en “tierra de nadie” que le hace ganar la
cualidad de género musical y no estilo. Un género que llegó, triunfó y, prácticamente
con la muerte de su principal compositor, Scott Joplin, en 1917, también murió la
considerada moda ragtime. Creo que esta posición del ragtime ha sido en realidad
contraproducente para su mejor consideración. Apenas aparecen referencias del género
en los libros que tratan de Historia de la música clásica, tan sólo menciones, y al igual
sucede con los libros dedicados a la historia del jazz. Cuando se trata en profundidad es
cuando se abarca la historia de la música negra en los Estados Unidos, como el excelente
libro de “Historia de la Música Negra Norteamericana” de Ellen Southern, o, por
supuesto, cuando se trata de monografías dedicadas exclusivamente al ragtime o
biografías de Scott Joplin (que en España no están traducidas ni editadas). También ha
sido contraproducente a la hora de que la obra compositora de Scott Joplin se valore
adecuadamente el hecho de la interpretación que se hace tanto de su famoso “Maple
Leaf Rag” como de otras de sus muchas obras en las que parece que lo que prima es una
ejecución de rapidez extrema, como si se tratara de una competición para ver quién
puede tocar más rápido la pieza en un alarde absurdo de virtuosismo. Estoy seguro de
que el propio Joplin no tenía esa intención a la hora de componer cada uno de sus
ragtimes. En esas ejecuciones extremadamente rápidas se pierde la misma melodía, su
esencia, el sentido armónico para quedar tan sólo en una cantinela del oeste más
agresivo y enérgico. Scott Joplin siempre advertía que el ragtime debía tocarse lento,
una indicación de tempo un tanto ambigua puesto que el tempo es relativo en función
del compás en el que la mayoría de ragtimes son a 2/4, pero de seguro que a Joplin le
interesaba que en sus composiciones primaran esas melodías en terceras, quintas o
incluso sextas, las ricas progresiones armónicas en las que se desenvolvía el tema
marcando una coherencia o las disposiciones cromáticas en ocasiones muy
“chopinianas”, como en “Gladiolus Rag”. Todo ello se pierde en los numerosos ejemplos
que podemos ver en algunos pianistas aficionados con tan sólo echar una mirada a
YouTube.
Al tiempo, y sobre todo en nuestro país, un
concierto de ragtime piano prácticamente no
aparece en ninguna programación cultural, tan
solo algún intérprete decide incluir en su
repertorio, sea jazzístico o clásico – que curioso
– una pieza de Joplin, que suele ser obviamente
The Entertainer al hacer referencia popular a la
película “El Golpe”. Es un flaco favor que se le
hace a un género mucho más rico que un único
tema famoso por una gran película y menos
favor se le hace al conocimiento del género o
la ingente labor compositiva de Scott Joplin, y
que ocasiona la orfandad de un público que no
tiene ocasión de conocer y disfrutar en
profundidad de un repertorio variado de ragtime clásico.

Y es que Scott Joplin aspiraba a más que ser el


“El Rey de los escritores de Ragtime” como se le
conoció en su época dado el éxito de
publicación de su Maple Leaf Rag. No hay duda
sobre a la popularidad de Maple Leaf
Rag. Todos los interesados en el piano ragtime
lo tocaban, o al menos intentaban tocarlo. El
pianista y compositor J. Russel Robinson (1892-
1963), recordando el periodo de 1908, decía:
Uno de los temas que toqué durante las giras en
el Sur fue “Maple Leaf Rag” de Scott Joplin…
creo que es uno de los mejores temas jamás
escritos… el Rey de los Rags, y en mi manera de
pensar, nadie se acercó lo bastante a él.

Jelly Roll Morton era lo suficientemente egoísta como para referirse a sí mismo como
“el inventor del Jazz”, pero sin embargo recordó a Joplin llamándolo el escritor más
grande del ragtime que alguna vez vivió y el compositor de Maple Leaf Rag.
Pero lo que realmente aspiraba Scott Joplin era a ser el primer compositor negro “serio”
de la música y realmente se le puede otorgar esta distinción. Sabía que su Maple Leaf
Rag tenía todavía el carácter bailable, desenfadado y de una rítmica enérgica que atraía
nada más escucharlo y ese era el propósito; pero había mucho más en su composición y
sobre todo tenía claro evolucionar a mayores complejidades armónicas en cada una de
sus composiciones como fue demostrando…
pero parece ser que – como a muchos artistas
posteriormente – un solo y gran éxito que le
supuso Maple Leaf Rag – ocultó la grandeza de
otras piezas, como Solace (A Mexican
Serenade) con la que aparte de imprimirle lo
que posteriormente Jelly Roll
Morton definiría como el “matiz español”
(spanish tinge) y que aparecería en muchas de
las interpretaciones del propio Morton o en el
famoso St. Louis Blues con su comienzo a
tempo de tango, también evoluciona su
composición a través de ciertas
armonizaciones de las melodías en sextas.
Todo ello se diferenciará de ese ragtime
desenfadado en el que la melodía
simplemente está octavada, por ejemplo; o Gladiolus Rag en el que se desenvuelve a
modo del ragtime cromático, lo que sugiere incluso las progresiones cromáticas de
Chopin.
Está claro que Scott Joplin era un gran compositor, aun si ser valorado por muchos de
sus contemporáneos (en su mayoría intelectuales de la época o críticos de música) , pero
sí admirado por colegas de profesión, como el propio Jelly Roll Morton, Willie "The
Lion" Smith, Eubie Blake, Jimmy Johnson…todos se sintieron en deuda con él e
incorporaron muchos de los recursos pianísticos escritos por Joplin.
Joplin fue el artífice, gracias a su formación musical académica, de poner sobre el papel
las melodías y ritmos del incipiente cakewalk y del ragtime, evolucionando él mismo
hacia lo que se ha denominado “ragtime clásico” y que se puede comprobar por sus
numerosas obras compuestas en las que con el tiempo hay una tendencia hacia una gran
evolución en la forma compositiva de cada uno de los temas que desembocaría en su
ópera Treemonisha que sin embargo, de nuevo, no fue valorada por el público de
entonces, teniendo Joplin enormes dificultades para su estreno, contando tan sólo con
cantantes amateurs y realizando una fuerte inversión que le supuso en su estreno un
gran fracaso. Es muy probable que el público estaba condicionado a aceptar a un
pianista negro en un burdel o en una taberna, pero no a un compositor de música
operística.

© Jorge Gil Zulueta


www.jorgegilz.com
Pianista, compositor y musicólogo.

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