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BONZON RAFART
Responsabilidad
penal
e infraccional
de las personas
jurídicas
Prólogo del Dr. E D M ~S.OHENDLER
EDICIONES BUEWOS Am
I
Talcahuano 494
Hecbo el depósito que establece la ley 11.723. Derecbos reservados.
Impreso en la Argentina. Printed in Argentina.
A quienes tnlzto debo:
mis difuntos padres, Roberto Enrique Bonzón
y Gloria Inés Rafart de Bonzón;
y mis hermanos, Guillermo Enrique Bonzón
y Cayetana Olivetto de Bonzón.
PROLOGO
CAP~TUW
IV: DERECHO INFRACCIONAL CAMBIARIO.
7. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
8. Texto ordenado en 1982 por el decreto 1265 ...... 48
CAPÍTULO
VI: DERECHO INFRllCCIONAL TRIBUTARIO.
10. Tratainieiito dcl tema por la doctrina y en la ley
11.683 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11. Ley pcnal tributaria 23.771 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
CAPÍTULO
VII: LEY DE ABASTECIMIENTO Y DE
DEFENSA DE LA COMPETENCIA
12. Ley 20.680, de Abastecimiento . . . . . . . . . . . . . . . . .
13. Ley 22262, de Defensa cle la Competencia . . . . .
CAP~TULO
VIII: LLAh.IAAlIENT0 AL PROCESO D E LAS
PERSONAS JURÍDICAS.
14. Tratamiento cloctrinal y jurisprudencia1 . . . . . . . . . .
15. Aplicación anológica a la solucibn dada para la
prueba de absolución de posiciones . . . . . . . . . . . . . .
IX: CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
CAPÍTULO
-
16) "Fkderico Heinera S.A. y otra, S/ Incidente cle prescrip-
ción" (Sala 11, Cám. e a c . Pcn. Ec., 27/12/1993) . . . . . .
INTRODUCCION
-
2 Bonzbn Rafart.
ANTECEDENTES DOCTRINALES
Y JURISPRUDENCIALES
4. C~.ite~.ios
qzre jzrstificn~z ?a intposición de sanciones
n las pei$sonas jzrridicas.
4 - Bonz6n Rafart.
DERECHO INFRACCIONAL CAMBIAR10
7. Antecedentes.
Ya el decreto 124.091 del 3 de julio de 1942, regla-
mentario del art. 17 de la ley 12.170, establecía en su
art. 3: "Los representantes de personas jurídicas respon-
den coino éstas por las omisiones o hechos que constitu-
ven infracciones".
Asimismo, el decreto 12.647 del 30 de mayo de
1949, que reordena las normas establecidas por el decre-
to 124.091/42, preveía en su art. 3: "Las personas que
hubiesen incurrido en infracciones al régimen de cam-
bios y las que, como intermediarias o en cualquier otro
carácter, hayan contribuído a facilitarlas, serán pasibles
de las penalidades establecidas"; y en su art. 4: "Las
personas de existencia ideal, tengan o no personería jurí-
cli a acordada por el Poder Ejecutivo, ya sea que revis-
t.
tan la forma de sociedacl o cle simple asociación, que sus
objetivos sean comerciales o civiles y se hallen o no ins-
critas o autorizadas para funcionar como tales, serán soli-
dariamente responsables juntamente con los directores,
gerentes, administradores, gestores, mandatarios y/o
miembros de la razón social, por las sanciones pecunia-
rias a que hubiere lugar".
Cabe criticar la inconstitucionalidad del referido
decreto, que al crear una excepción, pretendía apartarse
clel claro criterio legal establecido por el art. 43 del Có-
cligo Civil ( e n ese entonces todavía no inoclificaclo por la
ley 17.711).
hllhs allh d e su regulación anormal, el artículo inere-
ció fundadas críticas cle los doctores Carlos Jhiiregui y
José Piíieiro, por coi-isiderar que objetivamente establecía
una responsal~ilidaclsin culpa iilaclinisible, sin establecer
condiciones que hicieran presu~niral ineilos la culpabili-
dacl, tal coino lo hacían en ese entonces las leyes 12.830,
cle represión a la especulacibil ilícita, y 12.906, cle inono-
polios ( Régimen pelznl del cont1.01(le cnnzbios, Editorial
Arayú, Bs. As., 1953).
De esa época es el fallo de la Corte Suprema de
Justicia cle la Nación recaído en la causa caratulacla
"Diebel y Saporitti y otra", d e fecha 20 de diciembre
"
cle 1944, clonde se sentó que si bien en general las per-
sonas jurídicas no son pasibles d e respoilsabiliclad penal
(art. 43 del Código Civil), los arts. 1027 y 1028 de las
Ordenanzas de Aduana hacen posible la imposición de
multas penales a dichas personas jurídicas. Dichas dis-
posiciones valen para las personas jurídicas cle interés
privaclo creadas con fines económicos, pero no se apli-
can ni a las personas jurídicas de existencia necesaria
creadas con uil fin político, ni a los órganos d e la aclini-
nistración pública" ("L.L.", t. 37, p. 280, con nota clel
Dr. Enrique R. Aftalión).
Dicho fallo reiteró criterios anteriores elel supremo
tiibunal, en el senticlo de que las corporaciones y perso-
nas jurídicas poclríaii ser coilclenaclas a penas pecuiiia-
rias ("Fallos", t. 99, p. 317; t. 126, p. 163; t. 135, p. 197;
y t. 184, p. 417), sentando, sin embargo, que siendo esa
responsabiliclacl una excepcibil a la regla general de irres-
ponsabilidad establecicla por el entonces art. 43 clel Có-
d i ~ oCivil, debería ser iilterpretaclo restrictivainente, y
solamente se aplica a las de existencia voluntaria (lioy
privadas), y no a las de existencia iiecesaria (hoy públi-
cas), ya que era iilconcebil~leque un órgano del Estado
fuera condenado por clefraiidación al mismo Estado. Eso
sí; claramente se estableció en dicho fallo que en esos
casos, para que la infracci6n no quedase impune, la res-
ponsal~ilidacldebía caer sobre los funcionarios.
La evolución doctrinal y jurisprudencia1 posterior
deterri~iiló que las enticlades estatales, cualquiera que
fuere la forma jurídica, no gozaren de inmunidad infrac-
-
cional alguna. Ello así, porque las empresas del Estado,
las sociedacles cle econoinía mixta, las sociedades anóni-
mas con participación estatal y las socieclacles del Estado,
obran con fines lucrativos en un mismo plano que las
empresas particulares.
Como ejemplo jurisprudencia1 cabe citar el fallo
emanado del Tribunal Fiscal cle la Nación, confirmado
por la Sala 1de la Cámara Federal Contencioso-aclininis-
trativo, del 30 cle diciembre cle 1985, recaíclo en la causa
8248, caratulada "Y.P.F. c. A.N.A., s. Recurso" (publi-
cado en mi libro Derecho itzfrclccio~zaladuanero, Edito-.
rial Hammurabi, Bs. As., 1987, p. 236, caso 5).
El texto original del art. 2 de la ley 19.359 disponía
respecto a la responsabiliclad de las personas jurídicas:
"En el caso d e las persoilas juríclicas las sanciones cle
inhtas previstas en los incisos anteriores serán impues-
tas en forma solidaria a la enticlacl y a sus directores,
administradores y gerentes. Ello sin perjuicio de la even-
tual aplicación de la pena corporal, si así corresponcliere,
que se impondrá a los directores, acliniilistradores y ge-
rentes que resulten respoi~sables".
Interpretando tal artículo, y con inotivo clel estudio
de la causa caratulada "Banco Central de la República
Argentina c. International Electric S.C.A. y otro", publi-
cada en "L.L.", t. 1975-B, p. 446, el entonces procurador
general de la Nación, Dr. Enrique C. Petracchi, sostuvo
en relacióii a la naturaleza juríclica de la responsabilidad
cle los entes colectivos: "El siguiente agravio consiste en
la taclia de ii~coi~stitucioi-ialiclacl
que se dirige contra el
art. 2 del cleci-eto-ley 19.350/71, en cuanto establece «la
iesponsal~iliclaclpenal objetiva cle los administradores de
la socieclacl», o sea, la respoi-isabiliclad penal sin culpa.
Según mi opinión, el agravio expuesto reposa sobre el
equívoco de coi-isiclerar que la responsabilidad soliclaria
establecicla en dicha norma para los aclmiilistraclores, cli-
rectivos y gerentes cle la entidad sancionada reviste
cariicter penal, cuai-ido nada hay en la ley, ni en la sen-
tencia apelada, que autorice a obtener que puecla deri-
varse para Alba A. Cascella, quien trae este agravio,
alguna conseciiencia del indicado carácter. Ello sentado,
y l-iabida cuenta, precisamente, de que en el art. 15 del
mismo cuerpo normativo se establece con claridad la dife-
rencia entre los imputaclos de la infracción cambiaria y
los responsables desde el punto de vista patrimonial por
el pago de la multa -distingo que se refleja nítidamente
en la parte dispositiva de la resoluciói-i de fs. 349/51, que
sólo iinpoile dos multas, una a «International Electric
s.C.A.» y otra a César A. Tesoriero, haciendo a Cascella
únicamente respoilsabIe solidaria del pago de la prime-
ra-, se advierte que la norma impugnada no guarda
relación con las garantías establecidas por el art. 18 de
l a Constitución nacional, sino que sólo afecta el patrimo-
nio de la recurrente. En tales condicioi-ies, cabe seiialar
que por su carácter de socia comanditada de ~(Internatio-
nal Electric s.C.A.», aquélla era ilimitada y solidariamen-
te responsable de las deuclas de la sociedad, por lo que
la aplicación de la norma impugnacla sólo perjudica al
apelante en Ia clesaparición clel carrícter subsidiario que
a su responsabilidad atribuían los arts. 315 y 125 del
decreto-ley 19.550/72. Lo seííalado demuestra, scgún mi
opinión, que la tacha de inconstitucionalidad
busca la reparación (le iiii agravio iiisustaiicial, in6xiine
si se tiene en cuenta la ~osibilidadliara Cascella cle recu-
perar por vía de repetición la suma que deba pagar, como
lia seíialado V.E. para un caso similar en el considerando
10 de la resolución que se l~iiblicaen «Fallos», t. 281,
11. 29".
Confirmó tal tesis con motivo del estudio de la causa
caratulada "Wlodavosky, Pedro, y otros", publicada en
"La Ley", t. 1978-A, p. 421, el procurador general que
reemplazó al Dr. Petracchi, el Dr. Elías P. Guastavino.
Sostuvo: "A mi juicio, la responsabilidad que la 19.359
atribuye a las personas jiirídicas a las que quepa imputar
la realización de operaciones cambiarias ilícitas, carece
de naturaleza penal, al establecer que la multa sea im-
puesta en forma solidaria, excluye la idea básica de la
pena que, por su naturaleza retributiva, no se compadece
siiio con 1117 reproche individual dirigido a una persona
determinada. L;o que la ley quiere evitar es qiie quede
sin hacerse efectiva la sanción pecuniaria, ponieiido así
a cargo del ente ideal la adopción de todas las iiiedidas
necesarias para asegurarse de la solvencia moral y mate-
rial de sus dependientes, por la vía de constituír ex lege
k
d.la entidad, en responsable solidaria cle su pago".
Dicho funcionario agregó otras dos conclusiones im-
portantes en su dictamen: 1 ) Referente a la imputación
a la persona jurídica de iin acto u omisión realiznclo por
un Órgano o inanclatario, opinó: "Según mi parecer, tal
liipótesis se eiicueiitra cumplicla ciiaiiclo la negociación
i i ol~eraciónsea de aquellas que, de ser lícitas, serían atri-
liuíbles a la institución. Quiero significar con ello que si
130s aplicación de la ley, de1 estatuto y cle la reglamenta-
ción u organización interiia cle la persona jurídica, resulta
posible imputar a ella la actividad cumplida por ciertas
personas físicas -cualquiera sea la funcibn, cargo o jerar-
quía que ostente- en el caso de operaciones normales,
resultará atribuíble al ente icleal el acto similar ilícita-
mente cumplido. Es decir, que si un banco dispone que
las operaciones que concierte y autorice un empleado
-en este caso, Rlanuel Cal-, generarhii respecto d e la
iiistitiición clerechos y obligaciones en el ordeii comercial
(percepción de la comisión, cleucla en favor clel banco
corresponsal que abona el giro, clel dinero en-
tregado por el toinaclor, etc.), no existe razóii alguna que
autorice a rlesviilcularla en el caso cle que cliclia operación
hubiese sido realizacla en forma antijuríclica. La clei'ensa
ha sosteniclo que la iniputacióii sólo es proceclciite cuaiiclo
el acto lia siclo efectuado por un órgano o maiiclatario d e
la sociedad, carácter que niega Cal. Pienso, en cambio,
que una vez clemostrado que con arreglo a la organizacióil
clel clepartamento exterior del Banco Comercial de La
Plata, las decisiones tomaclas por el aluclido asesor gene-
raban una ratificación autonlhtica por parte de los cesen-
tes y directores, que formalmente clebían prestar confor-
midad para que se estimase cerracla la operación; no cabe
sino concluír que el Banco liabía coiifericlo a Cal facul-
tades suficientes para coiisiclerarlo su representante de
negocios cambiarios". 2 ) E n relación a la inclependencía
de la responsabilidacl soliclaria cle la persona jurídica y
la del agente físico infrzctor, "la ley no requiere, como
presupuesto iiecesario, la imposicibii cle una pena directa
a algiina persona física para que se genere la obligación
para la persona juríclica cle pagar la sanción pecuniaria
q u e el hecho merezca. Basta, coino lo Iia seíialado V.E.,
sentando una conclusión que consiclero aplicable al régi-
men que regla el stib lite, que se haya acreditaclo in
con~isióndel ilícito y que no quepa duda de que él es
atribiiíble al ente ideal en la forma arriba expuesta (conf.
«Fallos»,281-293, y rev. «La Ley», t. 146, p. 318)".
La Corte Suprema hizo suya la opinión del procu-
rador general de la Nación, sosteilienclo: "Que la yrevi-
sión legal cle ser asible las personas juríclicas y sus direc-
tores, administraclores y gerentes, de re~~onsabilidacl so-
lidaria por multas impuestas a los autores materiales de
las iilfraccioiles respectivas, es principio que sienta el art.
2, inc. c, apartado segundo, de la ley 10.350, sobre cuya
base resulta deferido a las normas específicas -y a falta
de ellas, al clerecho coi~iúii- el establecer qiiiéiles pucclen
con su conclucta clar origen a la respoilsabiliclacl en cues-
tión. En este sentido, la ley 20.184 es expresa en cuanto
menciona a ese fin y con respecto a las sociedades anó-
nimas, los actos cle clirectores, gerentes, miembros clel
consejo de vigilancia o clepenclientes, actuaildo ellos en
siis fiinciones como tales. Pero la falta de una cletermina-
ción análoga en la ley 19.359 -en vigor al tiempo de las
infracciones clel caso- no impedía que en ausei-icia cle una
nori-i1a específica en el estatuto social, fuesen aplical>les
las clisposiciones pertineiltes clel clerecho corní~n( v . art.
46 de aquél), en funcióri de las cuales los actos cle los
clependientes autorizados para «re!;ir una operacióii de
coii~ercioo alguna parte del giro o tr6fico cle sus prji~ci-
lialefi, -art. 150 del Cód. cle Com.- comprometen la res-
~onsabiliclaclcle éstos en los términos de las clisposicioi~es
a que la norma citada se remite".
El 23 de febrero cle 1973 se promiilgó la ley 20.154,
trayeiiclo entre otras i~oveclaclesla siistitiicióil clel art. 2
de la ley 19.359 por el siguiente: "Cuando la infracción
cle cainbios hubiese siclo cometicla por uno o m6s direc-
tores, por uno o m6s miembros clel corisejo cle vigilancia,
por el gerente o uno o m6s depenclieiltes de una sociedad
anóiiin~a,por uno o más gerentes o miembros del consejo
cle vigilancia o clepeilclientes de una socieclad cle respon-
sal~iliclacllimitada, o por uno o más aclininistradores, ge-
rentes o clepenclientes de una sociedad, cualquiera sea la
fosma jiiríclica, y aun cuando se hallase en liquidación,
en todos los casos en ejercicio de sus funciones como
tales, sin perjuicio cle la respoilsabiliclad de los aiitores,
la persona jiiríclica serií sancionada con la pena de multa
prevista en el iiic. ri clel presente artículo. La multa ser5
aplicada en forina soliclaria a la socieclad y sus repre-
sentantes legales, directores y miembros clel consejo de
vigilancia, síndicos, gererites de sociedades de responsa-
biliclad limitada, socios o comanditados, a la totalidad de
los socios de sociedades colectivas o de hecho y liquida-
dores de sociedades en liquidación, que revistieren dichas
calidades en el momento de la comisión del hecho, sin
perjuicio de las penas privativas de libertad que pudieran
corresponderles".
El primer rasgo característico del texto legal trascri-
to es la ponnenorizada enumeración de las personas que
con su conducta podían dar lugar a la responsabilidad de
la persona jurídica. Nótese, asimismo, que incluye entre
esas personas a los depenclientes, circunstancia omitida
por el texto anterior.
Como segunda novedad surge claramente del texto
legal que se considera autor material de la infracción a la
persona física que comete el acto u omisión imputado,
respondiendo la "sociedad" juntamente con sus represen-
tantes, directores, miembros del consejo de vigilancia,
síndicos, gerentes o socios solidarios por la multa.
Innova también al exigir, para responsabilizar al ente
ideal, que la conducta ilícita imputacla haya sido come-
"
tida eil ejercicio cle las funciones" cle director, etc.
Por último, los represeiltantes legales y c1einAs enu-
ineraclos por la ley son responsables soliclariainente por
las multas, por el solo hecho de revestir dichas caliclacles
al inomeilto cle coineterse la infraccióii.
Respecto al autor material cle la infracción y la rela-
ción de su responsabilidacl con la cle la persona jurídica,
cambia el sentido de la jurisprudencia sentada en el fallo
"Wlodavosky". Sostuvo el Dr. Francisco Ecluarclo Tiusso
en su trabajo titulado Acerca de la solidmidad pcnnl en
"
el 1-égimenrepresivo cainOiwio: Decidiclaineilte nos pro-
ilunciamos por esta última tesis: absuelta la persona física
-supuesto responsable directo- o extiiiguida con respecto
a ella la acción peiial, cae la respoiisabiliclad soliclaria de
la socieclad y demás personas que la ley enumera [ . . .l.
Concordamos con lo afirrnaclo por la Cámara del fuero
en la causa 16.367, «Banco Central c. Organización Velox
S.A. y otros»; en virtud del sistema penal adoptaclo por
las leyes cambiarias, no ~ o d r í aaplicarse sanción de multa
al ente ideal sin la existencia de personas físicas partícipes
directas o autoras materiales del ilícito o infracción cam-
biaria. En consecuencia, al clisponerse la absolución de
N.N., único presunto autor material, no cabe iiupoiier
sailcióil de niulta a la sociedad anónima, por faltar el
requisito básico.de la autoría material proveniente de una
pe ,sana física [ . . . l . El delito cometido en el caso de
4.
las personas jurídicas es obra cle las personas físicas que
actúan en su seno; se trata del delito «en», y no «de» las
personas jurídicas [ . . .l. En este mismo sentido se pro-
nunció la Cámara eii lo Penal Económico en la causa
«R4iramai S.A. y otros, s. Infraccioi~esal régimen cain-
biario». En ésta, habiendo fallecido el imputado por el
.
Banco Central como autor n~aterialclel ilícito, el trihunal
declaró extinguida la acción penal a su respecto y a todos
los solidariamente contemplados en el inc. 1 de ln ley
20.184, recogiendo el principio del carácter penal de la
sanción prevista en la ley respectiva" ("L.L.", 1977-B-
705).
Igual criterio comparte el Dr. José León Pagano (h.)
(Derecho penal econónzico, Ed. Depalina, 1983, p. 226).
En el fallo de fecha 21 de febrero de 1978, recaíclo
en la causa caratulacla "Banco de Santaiicler y otros", pu-
blicado en la revista "La Ley", 1978-D-231, el más alto
tribunal reiteró la cloctrina expuesta anteriormente, rela-
cionacla con la naturaleza extrapenal cle la responsabilidacl
<!e las ~ersoiiasjurídicas.
Se coiiicicle con lo sostenido por el Dr. Norberto
Eclunrclo Spolaiisky, respecto a las consecuencias jurídicas
que acarrea tal criterio. Sostiene cliclio autor: "Podría
pensarse, equivocadamente, que esta cuestión, la de si la
sanción que se estuclia es o no penal, es de carácter pura-
mente acacléinico, y que la distincióii no presenta ninguna
coiisecueiicia juríclica interesante. Una reflexión de esta
naturaleza poclría ser contestada cle este modo: si esa
sanción es penal, el condenado que viielve a cometer
una infracción prevista en el régimen canlbiario es, enton-
ces, calificado de reincidente, y se lo debe condenar a
prisión (arts. 2, leyes 19.359 y 20.184). En cambio, si la
sanción no es penal, como ahora lo considera la Corte
-hacieilclo suyo el dictamen del procuraclor-, esa conde-
na anterior no es un hecho relevante para el futuro.
(penal); además, tendrá el derecho cle solicitar clel cul-
pable el reintegro cle lo que pagó por lo que el otro hizo"
(Cz~l~nbilidad, la ~es~onsabilidad solidaria de las sociedn-
des anónintas y la de srts clirectioos en el régime~apenal
cambiario, rev. "La Ley", t. 1978-D, ps. 231 y SS.).
Se refiere e interpreta la ley 20.184, el fallo emanado
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de fecha
7 de agosto de 1984, caratulado "Alpe S.R.L. y otros, S.
Infracción ley 19.359". Eii él se sostuvo: "En el régimen
legal d e cambios vigente al momento de comisión del
Iiecho ilícito iio se encoiiiraba prevista la inhabilitación
de las personas juríclicas responsables, por lo que su apli-
cación violó el principio cle legalidad contenido en el
art. 18 d e la Constitucióii nacioiial y torna arbitrario el
pronunciamieiito recurrido" ("Fallos" . . . , p. 936). Se
siguió la doctrina sentada por el dictamen del procurador
geiieral d e la Nación, que opinó al respecto: "La ley
19.359, eii su texto origiiial, establecía como penas para
los iilfsactores del régiineii d e cambio las cle prisión y
multa, puclieildo aplicarse esta última sanción a las per-
sonas juríclicas. L a ley 20.184 modificó el sistema y esta-
bleció como nuevo art. 2 el siguiente: «Las infracciones
previstas eii el artículo anterior serán sancionadas: a ) con
iina inulta de hasta 10 veces el monto cle la operación en
infracción, la primera vez; Zi) con prisión d e uno a cuatro
años en el caso d e priinera reincidencia y coiijuiitainente
uiia iiiulta d e tres a diez veces el monto d e la operación
en infracción; c ) con prisión de dos a ocho años en el
caso de segunda reincidencia y el ináximo d e Iri multa
fijada eii los incisos anteriores; d ) eii toclos los casos
podrh aplicarse, en forma conjunta, suspensión, caiice-
lncióii o inliabilitacióii teniporaria o definitiva para actuar
c mo iiiiportador, exportador, correclor de cambios o titu-
8.
lar o maiidatario cle casa, agencia 11 oficina cle cainbio.
Ciiaiiclo la infracción d e cambio hubiese siclo cometicla
por u110 O más directores o por uno o más acliniiiistraclo-
res, gerentes o depeiidieiltes cle una sociedad, cualquiera
sea su forma jurídica, y aun cuando se liallareii en liqui-
dación, en toclos los casos en ejercicio cle siis fiincioiies ,
como tales, sin perjuicio d e la responsabiliclad cle sus
autores, la persona jiirídica ser5 saiicionrlcla con Iri pena
cle inulta prevista en el inciso n del preseiite aitículo».
X mi modo de ver, de una interpretación meramente lite-
ral surge que la expresión «en todos los casos», con que
se inicia el inciso d, ha sido utilizada para abarcar con la
pena de iiiliabilitacióil los distintos supuestos contempla-
dos en los incisos n, Z? y c, pero no implica que pueda
aplicarse a las personas jurídicas, cuyo caso se contempla
en párrafo aparte. Resulta, pues, que para esta Última
hipótesis, la norma sólo prevé la aplicación de la pena
de multa. No corresponde, en consecuencia, inhabilitar
a la empresa, pues esa clase de sanción no estaba prevista
para las personas jurídicas en el régimen legal de cambios
vigente al momento de la comisión del ilícito y sólo se
introduce por la posterior ley 22.338".
6 - Bonzón Rafert.
d ) Se omite la pena de disolución o liquidación d e
la persona jurídica, lo que configura una incongmencia
legislativa, ya que tal facultad la tiene el juez antes de
la condena, conforme lo establece el art. 26 d e la ley.
LLAMAMIENTO AL PROCESO DE LAS
PERSONAS JURfDICAS
7 - Bonzún Rafart.
CUETORÚA, Julio: La respo~isobilidadpella1 de las persorias ju-
rídicas, "Rev. del Colegio de Abogados", t. 22, no 5 y 6,
reproducido en el libro Derecho penal ndmiriistmtivo citado.
- El racionnlismo, la egologia y la respori.sabilidnd d e los
pers0na.s ji~iclicas, rev. "La Ley", t. 50, p. 1109.
CHICIIIZOLA, Mario 1.: L n respo~isabilidnd l ~ e ~ i cde~ l los perso-
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FALLOS MÁS IMI'ORTANTES CITADOS
Corte d e Buenos Aires, rev. "La Ley", t. 39, p. 225, fallo 19.221,
y "J.A.", 1945-11, p. 621, según citas d e Alconada Aramburú, ob.
cit., art. 296, párr. 11, p. 221).
Agregaré a las citas jurisprudenciales y doctrinarias tras-
critas, las siguientes, que refirinan la posiciGn tomada, a saber:
"Tratándose de una sociedad, las notificaciones o emplazaniien-
tos hechos a un socio, son oponibles al otro, atento a que cil la
sociedad de hecho, cualquiera de los socios obliga a reprcsentar
a la sociedad" ("Carro c. Zungri y otros"; Cámara Nac. Comer-
cial de la Capital, Sala B, 31 julio 1963, p. 387).
"Tratándose de sociedades colectivas, corresponde llamar a
absolver posiciones al representante legal d e ellas o al socio iildi-
cado por la parte interesada en la prueba, pero no a todos los
socios individualmente, solución aplicable también a las socie-
dades irregulares" ("González, Lozano y Cía. c. Su6rez y Lodey-
SO y otra"; Cámara Comercial d e la Capital, 22 julio 1949, "J.A.",
1959-1, p. 299, nota 3 ) ; "el hecho de ser la actora una sociedad
irregular, no autoriza a exigir que todos sus componentes ab-
suelvan posiciones; sólo cabe someter a dicha prueba a su repre-
sentante legal o al socio que indique la parte interesada"
("Huarpes Comercial S.R.L. c. Warren Moran"; Cámara Nac.
Comercial de la Capital, Sala A, 30 noviembre 1959, "J.A.",
1960-IV, p. 438).
E n la instancia se citó a todos los componentes d e una socie-
dad irregular a absolver posiciones. La Cámara Comercial de la
Capital entendió que, por tratarse de una persona moral, debía
regirse, en esa cuestión, por las mismas normas que las socieda-
des regulares.
q o r tal motivo revocó el auto ("J.A.", 1949-111, p. 457).
E n consecuencia y conforme a lo anteriormente expuesto,
se concluye que la prueba d e confesión de las sociedades irre-
gulares o de hecho en causa penal, debe ser prestada: a ) por
I I ~ Ocualesquiera d e los socios (cuando sean dos o más) que
tengan uso de la firma social y la administración y dirección de
los bicnes y negocios d e la sociedad; pero d e preferencia, por
el socio que haya intervenido en el sumario de prevención a
cargo d e la autoridad administrativa; b ) por rltlo cualesquiera
de los socios (pero iiiliicn por más de zrfio) en aquellos casos
en que el uso de la firma social y la administración y dirección
de los bienes y negocios sociales corresponda, por igual, a todos
los componentes o miembros de la sociedad.
9 - Bonzón Rafart.
esté a cargo d e más d e dos socios y se requiera igualmente la
firina conjunta d e dos para obligarla, la comparecencia para
satisfacer el referido acto formal debe ser igulnlctite d e dos
socios, número éste requerido para representarla ante terceros.
3 ) E n el segundo supuesto de la convocatoria a plenario,
nos preguntamos quién debe ser indagado en el caso que el
contrato de la misma sociedad colectiva otorgue e1 uso de la
firma social y la facultad de obrar, por igual, a cualquiera d e
los miembros asociados. Creo que en este supuesto la situa-
ción es diferente d e la anterior. Aquí, el contrato no establece-
ría expresamente un órgano, o individuo de existencia visible
encargado d e la administración y representación con exclusión
d e todo otro. Al haberse omitido, implícitamente debe consi-
derarse que todos y cada uno de los socios representan a la
sociedad y la obligan por igual, sin que pueda retacearse tal
derecho a ninguno d e ellos, o pueda pretenderse que sea indis-
pensable lograr unanimidad de voluntades o grupo conjunto
de voluntades, para entender representada a la sociedad.
El problema relativo a le representación de sociedades
colectivas, que expresa y concretamente no tienen designado
administrador en su contrato social, se ha presentado en opor-
tunidad d e tenerse que cumplir con la prueba de confesión
(posiciones) en pleito civil o comercial. En tal situación, la
jurisprudencia d e nuestros tribunales ha entendido -coinci-
diendo aquí con el criterio vinculado a las sociedades civiles
(arts. 1676, 1677, 1681, 1692, 1693, 1700 y concs.. C. Civil)-
que cualquiera d e los socios representa a la sociedad, y que el
acto formal d e la prueba confesional debe cumplirse con la in-
tervcnción de uno solo d e ellos (v. gr., Corte Suprema nacio-
nal, "Fallos", t. 196, p. 383). Empero, no debe olvidarse q u e
en estos casos se trata de la excepcional circunstancia de que
la entidad carezca de un administrador expresamente nombra-
do, y además, de que los llamados sean socios no excluídos de
contratar a nombre cle la sociedacl (art. 305, C . de Com.), for-
men parte de la razón social ("J.A.", t. 75, p. 904; t. 30, p. 451;
rev. "La Ley", t. 76, p. 5%. fallo 36.040) y tengan el uso de la
firma social (v. arts. 302, 410, C. de Com., y H. Alsina, Tratndo
de dereclzo procesnl, t. 111, p. 344).
E n mérito de lo expuesto, doy mi voto -respondiendo a
la cuestión propuesta- en el sentido de que, cuando el uso d e
Ja filma social y la facultad d e obrar corresponde por igual
a todos los socios, puede ser llnmndo n yrestnr dcclmauiótt in-
dngntorin cicolquiern d e ellos, siempre ZJ ctultido no lznbiel~do
restrltado excluido explesnmoite d e colitrntnr n nombre de la
sociedad; forme p r t e d e ln rozón socio1 o tenga el irso d e la
flrnln so&l. D e esta manera -a mi entender- %e satisface la
Ficción de que es la socieclad la que resulta indagada, al pres-
tarse al acto el órgano legítimo de reprcscntación.
4 ) El segundo -o, mejor dicho, el tercer- aspecto de la
convocatoria a plenario, conten~pla una situación similar a la
anterior, pefo no yn relotiun n Zn socierlod colection, sino n Ins
socicrlndes irregrrlares o d e hecho.
La sociedad irregular o de hecho, rcsulta ser tal por Iiabcr-
se omitido la inscripción de si1 contrato social en el Rcgistro
Público de Comercio. Pucde darse el caso, como es frerucnte,
de que tales entidades fhcricas no tengan siquiera un docu-
mento contractual redactado, que fije las moclaliclades dc SU
constitución.
El primer tema de este plenario prevé la posibilidad de
que el referido contrato exista. E n tal circunstancia, n o es difí-
cil suponer que la sociedad -si bien d e hecho- tiene una
estructura que, conocida, debe ser respetada. El ente es rrpre-
se8tado por uno o más socios administradores, qiiicnes actúan
en nombre de la sociedad en virtud de un pacto celebrado por
sus integrantes. L a situación, a mi entender, es similar a la con-
templada anteriormente en e1 caso de sociedades colectivas.
Así, la indagatoria será prestada, en primer lugar, por el socio
, O socios administradores que figiiran en el convenio de cons-
titu&n, cuya efectividad probatoria -con rclacibn a las vin-
culacioncs entre socios- es innegable. No habría razón alguna
pnr'i indagar Únicamente a un solo socio -teniendo en ciirnta
el criterio jurisprudencial dirigiclo a considcrar aceptable la
representación de la sociedad irregular, por cualquiera dc sus
intrgrantes-, ya que la justicia rn lo priial, mediante las fa-
cultades que le competen, podría inclagar la existencia dc con-
trato constitutivo, y d e acuerdo a sus cláusulas, llamar a ciim-
plimentar el acto indagatorio, a los miembros quc detentar) la
administración o representación de la persona. ideal de hecho.
Así, quedaría satisfecha plenamente la garantía de defensa,
y la sociedad habría sido eficaz y legítimamente indagada al
conlparccer su órgano estatutario de representación.
Ahora bicn, el último punto propuesto -similar al con-
ten~pladopara las sociedades colectivas- contempla la posibi-
lidad de que cualquiera d e los socios -por ausencia d e órganos
de representación y administración designados- tenga la facultad
de actuar en nombre de la sociedad. Aquí, aunque en la con-
vocatoria a plenario no se lo diga, se prevé tácitamente el caso,
muy común, de Ia inexistencia de contrato escrito.
En este caso, y aplicando iin criterio análogo al expuesto
en párrafos anteriores, correspo~icleqrte ctialquiera de los socios,
iiidistilztnmente y sin exigeiicia de tuin especinl persoiinlidad, com-
parezca n ptastm declclrnciórt itidagatoria.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia (Corte Suprema
nacional, "Fallos", t. 255, p. 73) han reconocido personalidad a
las sociedades de hecho, distinta de la de sus integrantes. De
esta manera y tratándose de un ente ideal, que si bien carece de
contrato escrito o si teniéndolo no lo ha inscrito, no por ello debe
ser desconocido en su condición de persona moral y, por tanto,
se halla en la posibilidad de actuar. Esta actuación, como es
lógico, no puede ser cumplida sino por medio de sus represen-
tantes legales, o sea, aquellos seres visibles o aquellos organis-
mos que su estatuto estructurd les hubiere proporcionado. En
nuestro caso, no cuéiitase con el referido estatuto, o bien el
mismo nada prevé al respecto. cuál ha de ser entonces la forma
de exteriorización de la personalidad de la sociedad irregular?
Al respecto, tanto la doctrina (v.gr., Garo, Sockdndes c o ~ i a -
les en pnntfcrilar, t. 11, ps. 65/66 y 98, no 61 y citas), como la
jurisprudencia, han entendido que la sociedad irregular o d e
hecho puede ser representada por cualquiera de los socios, y tal
criterio se manifiesta en uno de sus aspectos, al considerar que en
e l pleito civil o comercial iniciado contra una sociedad de he-
cho, debe ser llamado a absolver posiciones en nombre de esta
entidad, cualquiera de sus socios.
FIabida cuenta de ello, y en mérito a la íntima vinculación
-pese a sus notables diferencias- que presenta la prueba con-
fesional con la indagatoria penal, hemos de concluír en que, al
procesarse n sociedades de hecho o irregulares, la declaración
indagatoria puede ser prestada por cualquiera de sus socios,
quicn al concurrir lo hace en representación de la sociedad y
satisfaciendo la ficción de concurrencia de dicho ente. TCngase
en cuenta, además, que quien se presenta en nombre de una
sociedad de hecho, invocanclo el carácter de socio, goza de la
presunta aquiescencia de sus coasociados, pues, caso contrario,
su previsión habríales aconsejado prever, en forma expresa, lo
relativo a la administración, manejo y representación de la enti-
dad de que forman parte. No cabe desconocer esa reprcsenta-
ción -del socio- sobre la base d e la aiisciicia de facultad para
obligar a terceros si se carece d e manclato, pues en el caso, no
son los derechos o la situación d e los terceros -los consocios-
los que resultan con~prometiclos,sino la cle la entidad con per-
sonalidad propia la que se I-ialla en juego. Por otra parte y
apreciando la cuestión desde su ángulo penal, la declaración
indagatoria del socio d e la sociedad irregular, no se presta por
sí, por su propia situación d e presunto imputado, sino en nom-
bre d e la agrupación, que es la sospechada de la infracción
criminal. E n nada, pues, compromete penalmente a sus coiiso-
cios, el dicho del socio indagado y, por tanto, no podría argu-
mentarse en pro de una indefensión que no se pone en evidencia.
E n síntesis, considero que en el caso de sociedades d e hecho
que no prevean la existencia de un órgano administrador o
representante d e ellas, o cuando la facultad de obrar en nombre
de la socicdad corresponda a cualquier socio, o cuando nada se
diga expresamente al respecto, puede comparecer a prestar
declaración indagatoria cualquiera de sus miembroq, que en tal
oportunidad la representa y la defiende o compromete con sus
manifestaciones libremente expresadas.
Los doctores Snrsfield Otmn, Rorne~~oy Ginccio Nobrega
adhirieron a los fundamentos y a las conclusiones del voto del
do or Echegaray.
'
(4 Por ello y de conformidad con el resultado qiie arroja la
votación precedentemente efectuada se resuelve: 1) Cuando el
contrato social de la sociedad colectiva regular, ponga en cabeza
de dos socios, indistintamente, la administración de la sociedad,
requiriendo su firma conjunta, para obligarla, deben ambos
socios comparecer a prestar cleclaración indagatoria. E n el caso
de que la administración esté a cargo d e más de dos socios y se
requiera, igualmente, la firma conjunta de dos para obligarla, la
comparecencia para satisfacer el referido acto formal debc ser
igualmente de dos socios, número éste rcqucrido para reyrcsen-
tarla ante terceros. 2) Cuando el contrato de la sociedad colec-
tiva regular establezca que el uso de la firma social y la facultad
de obrar corresponda por igual a todos los socios, puede ser Ila-
mado a prestar declaración indagatoria cualquiera de ellos,
siemprc y cuando no habiendo resultado excluído expresamente
d e contratar cn nombre de la sociedad, forme parte d e la razón
social o tenga el uso cle la firma social. 3) Cuando el convenio
de constitución de una sociedad irregular o de hecho ponga a
caigo d e uno o más socios la administración de la misma, la
declaración indagatoria deberá ser prestada por dichos órganos
de representación. 4 ) Cuando la sociedad de hecho no prevea la
existencia cle un órgano administrador o representante de ella,
O cuando la facultad d e obrar en nombre de la sociedad corres-
ponda a cualquier socio, o cuando nada se diga expresamente al
respecto, puede comparecer a prestar declaración indagatoria
cualquiera d e sus miembros. Se deja constancia de que el doc-
tor riamírez García no firma el presente acuerdo plenario
por no haber dado cumplimiento, respecto d e la emisión de su
voto, con lo dispuesto en el art. 9 bis del reglamento del fuero y
acordada 274 de fecha 10 de mayo corriente. - Rniíl G. Heredia.
- Ricardo M . Ginccio Nol7regn. - José 1. Snrsfield Otero. - ]iiaiz
C . Oj(inz Gnche. - Aligriel F . E c l ~ e g m a y -
. César E. Romero.
8
ley c mercial, la disolución de la sociedad, para impedir el cjer-
cicio, or parte del Estado, de su pretensión punitiva.
En suma, la causal de extinción de la acción penal, por
muerte del imputado, es incompatible con la propia naturaleza
de las sociedades comerciales. Luego, ha de concluírse que la no
existencia de Armour y su disolución al fusionarse con Swift, no
es susceptible de extinguir la acción penal respecto a las contra-
venciones que se le atribuyen.
c ) La cláusula 2a del contrato de fusión expresa, en relación
a la fusión d e Armour y Swift, que 'la fusión tendrá efecto el
1/1/69, inclusive, mediante la incorporación al patrimonio de
Compañía Swift de La Plata S.A. de todos los bienes, derechos,
accioiics y ol~ligacionesde Frigorífico Armoiir de ],a Plata S.A.
y La Blanca S.A., incluso el derecho de uso de la (lenominación
social, marcas y patentes, procedimientos de fabricación, desig-
naciones comerciales, fórmulas y cualquier otro bien material o
inmaterial. . .". Tal lo q u e interesa aquí, pues el resto de la
cláusula alude a la forma de traspasar la contabilidad de una
firma a otsa.
Contrariamente a lo afirmado por la defensa y compartien-
do el fundamento d e la instancia, se estima que el contenido d e
tal cláusula es suficiente para responsabilizar a Swift por las
infracciones q u e habría cometido Armour, a pesar de su natura-
leza penal.
E n efecto, no obstante que la cláusula, apreciada a primera
vista, parecería q u e empleara la palabra "obligaciones" para refe-
rirse a las de orden civil y comercial contraídas en su desenvol-
vimiento normal por la empresa Armour, no ha de perderse d e
vista el significado, que revela la intención de que toda la activi-
dad económica desplegada por Armour sea ahora absorbida por
Swvift. Es evidente, entonces, que no solamente ha de benefi-
ciarse con la incorporación de bienes, materiales o inmateriales,
sino también que ha de cargar con todas las consecuencias, aun
cuando redunden en sil perjuicio, del comportamiento obser-
vado por Armour, incluso las derivadas de actos y hechos ilícitos,
sean ellos de naturaleza civil o penal. En el patrimonio de Swift,
no solamente se involucrarán las obligaciones, en sentido estricto,
civiles y con~erciales, sino también los delitos y cuasidelitos
civiles y, por ende, asimismo, los delitos y contravenciones d e
naturaleza penal, esto es, las consecuencias que deriven de un
proceder de tal naturaleza.
10 - Donz6n Rafart.
que 110 toca este artículo, dispone que las sanciones se aplicarán
a 10: autores, instigadores, partícipes, encubridores, financiado-
res y beneficiarios de la infracción. Autor y beneficiario, ejecu-
tor material y "ente jurídico" beneficiario del evento delictual
deben ser sancionados en forma independientes. Cada infrac-
ción aquí considerada: la de autor y beneficiario, deben ser con-
sideradas en forma separada, la conjunción i~ así lo indica y la
razón también. Cuando se habla cle multiplicidad de infraccio-
nes, obvininente está coi-isiderando que a cada uno de los res-
ponsables no se le puede imponer una multa que supere los
$ 10.000.000. La causa puede ser una y el hecho también uno,
pero uno cs cl autor sancionable y otro es el beneficinri:), iam-
bién sancionable. La ley no habla de la multa en conjunto, sino
d e la multa a cada infractor.