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Relaciones.

Estudios de historia y sociedad


ISSN: 0185-3929
relacion@colmich.edu.mx
El Colegio de Michoacán, A.C
México

Magaña Mancillas, Mario Alberto


Reseña de "SER RANCHERO, CATÓLICO Y FRONTERIZO. LA CONSTRUCCIÓN DE
IDENTIDADES EN EL SUR DE NUEVO LEÓN DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX" de
RAÚL GARCÍA FLORES
Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXXI, núm. 124, 2010, pp. 263-269
El Colegio de Michoacán, A.C
Zamora, México

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R ESEÑA S

La generación de la que forma mentos de la moderna historiografía


parte Gerardo, provista de nuevas ar- no riñen con las virtudes esenciales
mas críticas, ha regresado a muchos defendidas aquí y en todos lados por
de esos temas, los ha reinventado, se los viejos maestros.
ha reapropiado de ellos. Ya se sabe,
desde Croce, que cada generación es- Jesús Gómez Serrano
cribe su propia versión de la historia, Universidad Autónoma de
construye un mirador en función de Aguascalientes
sus intereses y perspectivas. Acercarse jgomez@correo.uaa.mx
a temas ya abordados por otros, usar
expedientes que han sido ya objeto de
consulta, constituye un riesgo, en la
medida en que pueden decirse pocas RAÚL GARCÍA FLORES, SER RANCHERO, CATÓ-
cosas nuevas y arribarse por caminos LICO Y FRONTERIZO. LA CONSTRUCCIÓN DE
distintos a conclusiones ya anticipa- IDENTIDADES EN EL SUR DE NUEVO LEÓN DU-
das; “redescubrir América”, como se RANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX, CO-
dice. LECCIÓN ENAH, CHIHUAHUA, CIUDAD DE
Martínez Delgado sale bien libra- MÉXICO, INSTITUTO NACIONAL DE ANTRO-
do del lance. El suyo es un libro que POLOGÍA E HISTORIA, 2008, 286 P.
tiene personalidad, que propone una
novedosa y sugestiva visión del desa-
rrollo de la ciudad de Aguascalientes
entre 1880 y 1910, que descubre mu-
A unque algunos especialistas de
los estudios culturales como Paul
Gilroy han señalado que “Los historia-
chas de las claves que explican ese de- dores permanecen en silencio” con
sarrollo, que pondera con detalle y espí- respecto al estudio de las identidades,
ritu crítico sus alcances, que identifica es de reconocer los esfuerzos por com-
y caracteriza a los protagonistas de esa prender esta parte de la historia de
historia, que ubica el proceso local nuestras sociedades, en algunas oca-
dentro de la lógica nacional y hasta siones de manera indirecta y hasta in-
mundial de desarrollo del capitalismo. consciente, pero en muy contados ca-
Finalmente, aunque no en último lu- sos es objeto explícito de estudio. No
gar, el de Gerardo es un libro hecho obstante, sin pretender ser exhaustivo,
con paciencia y esmero de artesano; en llama la atención que diversos histo-
este sentido, un trabajo que recupera y riadores del denominado septentrión
reivindica lo mejor de nuestro antiguo novohispano y/o del extenso norte
oficio, que demuestra que los instru- mexicano decimonónico, han estado

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aportando investigaciones y reflexio- plicación) de los procesos que llevaron


nes dirigidas a comprender y explicar a la conformación identitaria de la so-
la historia de algunas de las socieda- ciedad en una subregión de eso que
des regionales “norteñas” con un acer- llamamos el ‘Norte de México’, identi-
camiento a las identidades colectivas. dades que se crean en torno a las no-
Tal es el caso de Lisbeth Hass (Con- ciones de clase, de adscripción regio-
quests and Historical Identities in Califor- nal y nacional; poniéndole nombre a
nia, 1769-1936); Rosa Elba Rodríguez dichas identidades, mi interés es com-
Tomp (Los límites de la identidad. Los prender cómo durante la primera mi-
grupos indígenas de Baja California ante tad del siglo XIX se fraguan identida-
el cambio cultural); Cinthia Radding des que en décadas posteriores
(Paisajes de poder e identidad: fronteras llevarán los claros distintivos de cam-
imperiales en el desierto de Sonora y bos- pesino, norteño y mexicano” (p. 12). Así
ques de la Amazonia); e incluso el que como “Por el objeto que me propongo
escribe esta reseña con su tesis docto- analizar (la identidad regional y nacio-
ral (Poblamiento e identidades en el área nal en una sociedad agroartesanal)”
central de las Californias, 1769-1870). (p. 25), pero luego señala que su inten-
En este contexto académico es que ción es “analizar el proceso de cons-
Raúl García Flores con su obra Ser ran- trucción nacional desde la óptica de
chero, católico y fronterizo. La construc- las clases populares en una subregión
ción de identidades en el sur de Nuevo norestense orientada a la producción
León durante la primera mitad del siglo agropecuaria durante la primera mi-
XIX, viene a contribuir a una discusión tad del siglo XIX” (p. 27).
cada vez más amplia sobre una posi- El autor en su Introducción señala
ble historia de las identidades regiona- que “la región es una construcción
les, y por ello es pertinente exponer ­social en el tiempo, [por lo que] con­
algunos de los aportes de este estudio. side­ro a las regiones como ámbitos
El cual se integra por una Introduc- ­espaciales en constante cambio y re­
ción y las Conclusiones, así como de con­fi­guración, que se definen en un
los siguientes capítulos: I) “La cons- momento dado y en otro pueden des-
trucción del ámbito regional”; II) “Las aparecer” (p. 13), y aunque en el ca­
estructuras rurales”; III) “Gobierno y pítulo primero queda muy bien es­
administración en Nuevo León”; y IV) bozada la región en estudio: el sur de
“Una sociedad rural en transforma- Nuevo León y su diferentes subdivi-
ción”. El objetivo de la obra es según el siones entre 1821 y 1851 (véase mapa
autor: “la comprensión (y eventual ex- 3, pp. 56-57), la incorporación de la he-

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rencia colonial incluyendo el primer que en el quinto subcapítulo trata de


cuarto del siglo XIX quedó expresada “La población de la región y sus califi-
de una manera demasiado sintética. cativos”. En este punto resalta que
Pero además, la delimitación espacial aunque he escuchado al autor señalar
propuesta por el autor tiende a cons- que es sumamente importante la vin-
treñirlo más que facilitarle la ex­ culación entre el conocimiento de la
plicación del devenir histórico de los dinámica poblacional especialmente
grupos humanos involucrados (que el poblamiento con el estudio de las
también se refleja en los dos siguientes identidades, resulta contrastante ver
capítulos), así como la historia de la el poco desarrollo en este capítulo y en
construcción de las identidades colec- la obra en sí entre el devenir demográ-
tivas. Faltó que el autor permitiera que fico con la construcción de las identi-
la misma reconstrucción del devenir dades regionales, que hubiera sido
histórico le facilitara identificar y de­ fundamental para vincular a los ha-
limitar la espacialidad de esa sociedad cendados con los rancheros y los de-
regional y no al revés, por lo que es im- más pobladores civiles. Así, afirmacio-
portante recordar la propuesta me­ nes como la siguiente hubieran tenido
todológica de que las regiones son hi- un mayor peso: “La sociedad pastoril
pótesis para demostrar, impulsada decimonónica, sin embargo, sigue
por autores como Erick Van Young, mostrándonos tintes militares y un pa-
entre otros. trón jerarquizado. […] Como clase (re-
En los capítulos segundo y tercero pito, en su sentido antiguo) los pasto-
(“Las estructuras rurales” y “Gobier- res compartían una identidad que
no y administración en Nuevo León”) rebasa lo puramente laboral y se ex-
se centran en el análisis de las grandes presa en el campo religioso” (p. 118).
condiciones o estructuras existentes Lo mismo ocurre con el capítulo
durante el periodo y región estudia- tres donde de una manera detallada
dos. En el primero se centra en descri- como se organizó la administración
bir la constitución organizativa de la pública regional y la importancia de
economía dividiéndola entre los pue- los liderazgos individuales o cacicaz-
blos, las haciendas y los ranchos, te- gos, con lo cual llega a percibir un
niendo una predominancia las hacien- cambio en los titulares de eso líderes:
das, tanto “grandes” como “menores”, “Mientras que a lo largo del periodo
dejando un tanto de lado la explica- colonial los caciques fueron los hacen-
ción de la interacción entre las tres for- dados o sus administradores, durante
mas de asentamiento humano, aun- el siglo XIX aparecería un nuevo tipo

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de líder que, sin dejar de ser propieta- en una sociedad histórica y regional-
rio, unía su capacidad de intermedia- mente determinadas. Así de una serie
ción y de mando militar” (p. 151). Sin de precisiones conceptuales que a lo
embargo, ya no se toma en cuenta el mejor debieron ir en la Introducción,
aspecto demográfico y nunca se logra el autor nos adentra en la reconstruc-
percibir qué dimensiones tenían los ción de una identidad regional del
“hacendados”, “rancheros”, “jornale- norte de México del segundo cuarto
ros”, entre otros, en cuanto a la estruc- del siglo XIX. Básicamente, García Flo-
tura demográfica y ésta en relación res nos muestra que existe una identi-
con la forma de la tenencia de la tierra, dad regional como magistralmente
y de ahí sobre la construcción de las logra resumir en el título de su obra
identidades regionales. Parecería que Ser ranchero, católico y fronterizo, pero
estos capítulos están inconexos del además muestra un indicio para desa-
cuerpo de la obra, sin embargo, desde rrollar aún más una posible historia de
mi perspectiva y el interés en la histo- las identidades regionales en el sep-
ria de las identidades colectivas y su tentrión novohispano y mexicano, que
vínculo con el devenir demográfico, es el vínculo con el paradigma de la
todos los elementos están ahí, salvo fronteridad: “Hasta el momento no
que faltó enfatizarlos y aprovecharlos tengo noticia de que se empleara la au-
en una redacción integral de la obra. todenominación de norteño, tan co-
Para el estudio de las identidades a fi- mún en el habla contemporánea. La
nes del siglo XVIII y gran parte del XIX prensa gubernamental se empeñaba
es fundamental articularlos por medio en aplicar la voz nuevoleonés, aunque
de la historia de la tenencia de la tierra, dudo que se recurriera a ella en el uso
pero no haciendo narrativas paralelas, diario. En su lugar, aparece la palabra
sino articuladas, pero cada historiador fronterizo. Resulta muy interesante su
escoge sus estrategias metodológicas uso: nos remite a los lindes del país y
y narrativas. al mismo tiempo, a la conciencia de ser
Cuando se lee el capítulo cuarto mexicano” (pp. 179-180. Énfasis en el
“Una sociedad rural en transforma- original).
ción”, nuevamente desde mi muy par- Este asunto la viene a confirmar la
ticular punto de vista, se comprenden postura de la tradicional historiografía
las exposiciones de los capítulos dos y fronteriza que considera que los acon-
tres, ya que en el último capítulo se de- tecimientos de la primera mitad del
sarrolla de una manera más precisa el siglo XIX son parte de los “anteceden-
estudio de las identidades colectivas tes” de la historia fronteriza que se

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centra en el tratado de Guadalupe-Hi- vecinos” (p. 237). En este punto, me


dalgo, sin embargo, considero que es parece que una historia de las identi-
un efecto de la forma de abordar el es- dades regionales que inicie en la se-
tudio de las identidades sin contem- gunda mitad del siglo XVIII, para el
plar el desarrollo propio de la herencia septentrión, tendría mayores posibili-
colonial en estos aspectos. El propio dades de demostrar esta propuesta
autor señala, aunque en una reflexión lanzada por García Flores, ya que por
para toda su obra, que “Subvaloré las otra parte en la Alta California parece-
condiciones heredadas del período co- ría que el sentido es diferente entre la
lonial sujetas a reinterpretación y las construcción de las identidades regio-
relaciones entabladas al interior del nales y la “mexicana” y la ciudadanía.
país entre diferentes sectores y grupos” Mientras que en el noreste existe una
(p. 248). No obstante, resultan intere- fuerte relación entre las identidades
santes sus hallazgos cuando logramos regionales propias y la identidad na-
integrarlos a lecturas de los estudios cional, en el extremo nor­oeste la crea-
citados al inicio de esta reseña. ción de grupo de poder se realizó fren-
Otro aspecto que me parece rele- te al gobierno mexicano motivando
vante del capítulo es la propuesta del una identidad regional (“californios”),
autor de vincular las identidades re- en la cual se colocaron a los “mexica-
gionales con la identidad nacional: “El nos” como parte de los “otros”, mucho
hecho de que en cada región se fragua- más que los extranjeros. Pero en am-
ran identidades particulares puede ser bos, el ejercicio político de las ciudada-
considerado tanto como un factor a nías fue un motor importante de las
favor o en contra de la construcción autopercepciones en el discurso iden-
nacional pero la existencia misma de la titario.
regionalidad va de la mano con la cons­ Uno de los aspectos que le causó al
trucción de la nacionalidad” (p. 180). autor no ser más asertivo fue no desa-
Esto lo combina con su interés en la rrollar de manera más explícita un
cuestión de la ciudadanía, así señala concepto operativo de “identidad co-
que “Si ser fronterizo otorgaba identi- lectiva”, tal vez relacionado con una
dad frente a extranjeros y fuereños, ser teoría intermedia. Lo que lo llevó a
mexicano incluía el ser ciudadano en bus­car con esmero y pulcritud los ele-
una jurisdicción regional, garantía de mentos de identidad en la parte his­
derechos políticos y patrimoniales y tórica documental de sus rancheros-
antesala de un regionalismo presto a ca­­tólicos-fronterizos, sin embargo
crear diferencias y distancias con los olvidó o quedó muy diluido en la ver-

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sión final del texto, la presencia de los pobladores del septentrión los “otros”
“otros”. Así se concretó demasiado en eran los indios y el resto de los habi-
el “nosotros” que le interesaban, pero tantes de la Nueva España y después
no percibió la importancia de la inte- México, además de los “extranjeros”
racción de éstos con sus “otros”, aun- según la región y las circunstancias,
que en algunas partes habla de los pero los grupos indígenas siempre re-
“extranjeros” y de los “indios”, como presentaron la otredad en el discurso,
los otros de sus rancheros-católicos- aunque en la vida cotidiana su cerca-
fronterizos. Sin la descripción y expli- nía fuera estrecha. Lo que nos lleva a la
cación de los “otros”, ni en cuanto a paradoja en algunas regiones que
identidad, ni a lo demográfico, siem- cuando llegaban funcionarios o ex-
pre parecería que sus rancheros-católi- tranjeros, en sus relatos e informes,
cos-fronterizos quedan un tanto des- señalaban con mayor énfasis sus cer-
dibujados, sobre todo tomando en canías que sus diferencias, a pesar del
cuenta que demográficamente los “in- discurso regional diferenciador. Otro
dios” eran numerosos y siempre estu- aspecto es la cuestión de las reivindi-
vieron en el imaginario del “noso- caciones étnicas por cuestiones de es-
tros”, además que no es posible decir trategias de supervivencia: “Pero el
que “En el extremo opuesto se encon- indio en sí no era contrario a la identi-
traban los excluidos voluntarios, los dad de los rancheros. Hasta hacía po-
indios bárbaros que se negaban toda cas décadas las familias de las clases
pertenencia” (p. 175). populares eran etiquetadas con calida-
Los “indios” fueron un elemento des en las que se declaraban antepasa-
importante para la construcción de las dos indios. Dicha memoria era resca-
identidades regionales en el septen- tada en momentos oportunos como
trión novohispano, como el mismo au­ argumento político para exigir de­
tor señala: “En términos generales, el rechos. El indio histórico, el que ya no
mexicano norteño es representado y es­tá presente, igual participa en la
suele asumirse como no indio. Forma cons­trucción identitaria” (p. 192).
parte del discurso popular contempo- Por último, es importante resaltar
ráneo en cualquier ciudad del norte de que la obra Ser ranchero, católico y fron-
México el que la población india fue terizo. La construcción de identidades en
aniquilada, que se comportaron como el sur de Nuevo León durante la primera
enemigos, que los antepasados llega- mitad del siglo XIX de Raúl García Flo-
ron de España y que eso nos distingue res, es una lectura obligada para la
de la gente “del sur” (p. 181). Para los comprensión de las aportaciones des-

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de la historia al estudio de las identi- identidad: fronteras imperiales en el de­


dades colectivas. A pesar de las dife- sierto de Sonora y bosques de la Ama­
rencias de abordaje sobre el estudio de zonia, Ciudad de México, CIESAS,
las identidades regionales que tengo El Colegio de Sonora, Universidad
con el autor, me parece que sin tener Autónoma Metropolitana-Azca-
una agenda común, varios de nosotros potzalco, 2008. Título original: Lands­
hemos iniciado una fructífera y muy capes of power and identity: compara-
prometedora discusión sobre estos te- tive histories in the Sonoran desert
mas desde la perspectiva histórica, no and the forests of Amazonia from Co-
sólo desde la historia social o cultural, lony to Republic, Durham, Duke
sino también desde la historia demo- University Press, 2005.
gráfica, y dentro de una perspectiva Rodríguez Tomp, Rosa Elba, Los límites
transdisciplinaria, pero enraizados en de la identidad. Los grupos indígenas
la perspectiva histórica. de Baja California ante el cambio cul-
tural, La Paz, Gobierno del Estado
Bibliografía referida de Baja California Sur, Universi-
dad Autónoma de Baja California
Gilroy, Paul, “Los estudios culturales Sur, 2006.
británicos y las trampas de la iden-
tidad”, en Estudios culturales y co- Mario Alberto Magaña Mancillas
municación. Análisis, producción y Museo de la Universidad Autónoma de
consumo cultural de las políticas de Baja California, Mexicali
identidad y el posmodernismo, James mario.a.magana@gmail.com
Curran, David Morley y Valerie Wal­
­kerdine, coords., Barcelona, Paidós,
1998, 63-83.
Haas, Lisbeth, Conquests and Historical
Identities in California, 1769-1936,
Berkeley, University of California
Press, 1995.
Magaña Mancillas, Mario Alberto,
Poblamiento e identidades en el área
central de las Californias, 1769-1870,
tesis de doctorado, Zamora, El Co-
legio de Michoacán, 2009.
Radding, Cynthia, Paisajes de poder e

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