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A R T R
EL E X IST E N C IA L ISM O
DEL ABSURDO
Imprimatur
f Antonius A. Rocca
Ep. Tit. Augustae et Vic. G<*n.
Bs. As., 2-VII-1949
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a) La B i o g r a f í a de S a r t r e
Nacido en París3 hizo sus estudios de liceo
en La Rochelle; logra el bachillerato en filo
sofía, aunque no en forma brillante; saca luego
en París la licenciatura en filosofía, después de
haber fracasado en un prwner intento. En se
guida actúa como profesor de liceo en Le
Havre, de donde vuelve a París. Durante sus
estudios fué enviado por un año a Alemania,
donde asistió a las clases de Husserl. En 1939
es movilizado como enfermero. En 1940 es
hecho prisionero y llevado a un campo de
concentración. Libertado poco después, vuelve
a sus clases de liceo en París y continúa su
carrera de escritor en revistas y diarios, al
mismo tiempo que con gran fecundidad va
produciendo sus novelas y sus obras de teatro.
Desde joven se siente con vocación incoercible^
de escritor, principalmente de novela'STde aven
turas; ha sido un lector asiduo de Julio Verne.
Alrededor de 1930 quiere publicar algunas no
velas y ensayos filosóficos, pero los editores
se los rechazan. Se anuncia como “un joven
b) P s i c o a n á l i s i s
Es interesante conocer el ambiente favorito
de Sartre 4. Se presta a un estudio psicoanalítico
de su actitud filosófica. El escenario en que se
( 4) T ro is fo n ta in e s , Roger. Le choix de /. P.
Sartre. Exposé et critique de “L’Étre et le néant”.
Aubier, 1945, 2* ed., págs. 51-52. Este pequeño es
tudio contiene una serena y concisa exposición y
crítica.
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I S M A E L Q U 1 L E S S . ]
(«) T r o is fo n ta in e s ,- o . c ., p. 53.
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II
(u ) La Nausée, p. 168.
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I II
J ustificación S istemática :
“L’étre et le N éant ” |
1) INTRODUCCION
á) N e g a c i ó n de l D u a l i s m o
Fenómeno-númeno
En la introducción, titulada A la recherche
de l’étre, nos da Sartre el mecanismo de todo
su sistema. Como ontología fenpmenqlógica,
parte Sartre del concepto de fenómeno propio
de la filosofía moderna, y en especial de
¡Husserl. El pensamiento moderno, dice Sartre,
ha realizado un progreso considerable redu-
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S A R T R E
c) Dualismo
Fenómeno-transfenómeno
Sin embargo, Sartre no suprime toda cuali
dad, sino que aunque dice que la única realidad
capacidad, ni virtualidad, ni esencia o naturaleza
que nos permita saber lo que un determinado ser
puede producir o en qué fornta se va a desenvolver
o a desarrollar, nada puedo afirmar sobre la natu
raleza de ningún ser, no puedo establecer ninguna
ley, no puedo atribuirle ninguna cualidad estable.
Todas mis afirmaciones sobre la esencia del ser, de
la conciencia, del hombre, de la libertad, carecen de
sentido, ya que en tal caso supongo v. g. que la
libertad es (esencia) esto o aquéllo y que se des
arrolla (virtualidad) de esta o aquella manera. Es un
contrasentido que Sartre comience con esta afirma
ción que niega toda potencialidad y toda esencia,
y que nos quiera dar una “ontología fenomenoló-
gica”, es decir un tratado general, un sistema sobre
la esencia del ser... Sartre se encuentra en la misma
actitud contradictoria que los escépticos radicales,
que afirmaban que no podemos conocer ninguna
verdad, y a la vez suponían que esto era verdad.
Pero no hemos de extrañarnos de esta interna
contradicción de Sartre: de hecho su intuición fun
damental es que la realidad es el absurdo; natu
ralmente que de aquí se puede deducir cualquier
cosa lo mismo que su contrario. Lo que resulta in
explicable, y del todo antifilosófico y nada serio,
es que el mismo Sartre para negar o excluir ciertas
explicaciones o actitudes apela frecuentemente y con
toda naturalidad a que serían absurdas.
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es el fenómeno del ser, sin embargo, bajo ese
“fenómeno del ser” va a descubrir Sartre lo
que él llama “el ser del fenómeno”. “El ser
se nos develará por algún medio de acceso
inmediato, el hastío, la náusea, etc., y la onto-
logía será la descripción del fenómeno del ser
tal como se manifiesta, es decir, sin interme
diario. Sin embargo, es necesario plantear a
toda ontología una cuestión previa: el fenó
meno del ser así alcanzado ¿es idéntico al ser
de los fenómenos?: el ser que se devela ante
mí, que me aparece ¿es de la misma naturaleza
que el ser de los existentes que me aparecen?”
(p. 13). Según Husserl y Heidegger es posible,
por medio de la reducción eidética, el tránsito
del ser del fenómeno hacia el ser de la esencia,
y así se llega desde una fenomenología huma
na, a la esencia de la realidad humana. Pero
Sartre no quiere admitir esa dualidad, y pro
pone otra solución, aunque en realidad cae en
un dualismo que o sólo se diferencia en las
palabras o resulta simplemente arbitrario. Se
gún él, el fenómeno del ser, es decir, lo que
se nos aparece del ser, y que necesariamente
dice relación a un conocimiento, debe fundarse
en algo transfenomenal (p. 15), que es el ser
del fenómeno (p. 15). Los varios fenómenos o
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d) El s e r - e n - s í y el s e r - p a r a - s í
Hemos llegado a una de las determinaciones
ontológicas de Sartre, el ser en sí. Es el ser
plenamente, en el sentido cabal del término.
Es lo que existe en sí mismo, con indepen
dencia, o no solamente para la conciencia. Es
la realidad en cuanto tal. ¿Qué nos dice de
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2) EL PROBLEMA DE LA NADA
a) O b j e t o y M é t o d o
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I
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b) La N a d a
Aunque para responder al problema pro
puesto sobre el ser del mundo, del hombre y
de la relación entre ambos va a estudiar Sartre
varias conductas humanas, “ conviene ante
todo elegir una conducta primera que pueda
servirnos de hilo conductor” (p. 38). Esta con
ducta es la interrogación. Inspirándose en Hei-
degger, repite Sartre que, en esta misma
investigación que hago ahora sobre el ser,
descubro que “este hombre que yo soy. . . se
comporta ante el ser en una actitud interroga
tiva” (p. 38). Pero toda conducta interrogativa,
“admite por principio la posibilidad de una
negativa” (p. 39). Sartre ve tres negaciones o i
no-ser en la interrogación: no-ser del saben i
del hombre; no-ser del ser trascendente sobre
el cual se interroga (respuesta negativa); no -
ser de la limitación (“el ser es esto, y fuera de
esto, no es nada”).
De esta manera la interrogación nos ha des
cubierto “un nuevo componente de lo real. . . :
el no - ser”, la nada: “He aquí pues, que una
mirada sobre la interrogación misma nos ha
descubierto repentinamente . . . que estamos ro
deados de la nada. Esta es la posibilidad
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c) £1 O r i g e n de l a N a d a
Hemos visto que la misma conducta humana
de interrogación sobre el ser nos ha descubierto
la existencia misma de la negación. “Pero
esta negación misma, mirada más de cerca,
d) L a L i b e r t a d
Para descubrir esta “región delicada y ex
quisita del ser” vuelve Sartre a la interrogación.
Si la interrogación permite una respuesta ne
gativa, si “permite que un existente pueda
develarse como nada”, es porque supone que
el interrogador “realiza un retroceso nihilizador
con relación al existente dado, que viene a ser
de este modo una simple presentación, osci
lante entre el ser y la nada”. Pero para que
esto sea posible, “es necesario que el interro
gador pueda desconexionarse continuamente de
las series causales que constituyen el ser y
que no pueden producir sino el ser”. Libre, del
determinismo causal el interrogador tiene la
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e) La A n g u s t i a
Pero ¿cómo llegamos a la conciencia de la
libertad? Por la angustia: “en la angustia ad
quiere el hombre conciencia de su libertad, o
si se prefiere, la angustia es el modo de ser
de la libertad como conciencia del ser” (p. 66).
La libertad y la angustia están íntimamente
unidas. La libertad se descubre en la angustia
y se funda en la nada que existe entre los
motivos de mi acto y mi acto mismo. “No
escapo a la determinación de los motivos por
quesojr libre, sino que soy libre porque los
motivos son ineficaces” (p. 71). (Porque hay
esa nada entre los motivos y mi acto; y en
tonces depende de mí solo; me encuentro
solo en el mundo sin depender de motivos o
valores extraños a mí mismo). Sartre saca todas
las conclusiones de ésta su concepción de la
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3) EL SER - PARA - SI
a) El s e r - p a r a - s i c o m o P r e s e n c i a a sí y
Totalidad Fracasada
b) La Reflexión
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a) La L i b e r t a d , U n i c a F u e n t e
del Obrar
b) La S i t u a c i ó n
Contra esto se objeta en seguida que hay
ciertas maneras de ser en nosotros y fuera de
nosotros que evidentemente no dependen de
nosotros. ¿Cómo podemos haberlas elegido y
libremente? ¿“Puedo yo elegir ser alto, si soy
bajo? ¿Tener dos brazos, si soy manco”? Pa
rece, pues, que ciertas situaciones imponen “lí
mites” a nuestra libertad (p. 561).
A esto responde Sartre que todos los “datos”,
todo lo que es ya dado al hombre, está en
relación con los fines que la misma conciencia
se propone y que ella ha elegido libremente;
ahora bien: la situación, toda situación en que
el hombre se halle, es un producto común de
dichos datos en bruto y de los fines que la
conciencia se crea, hasta el punto de que la
situación “es un fenómeno ambiguo en el cual
es imposible al para - sí discernir el aporte de
la libertad y del existente en bruto” (p. 568).
Pero como en definitiva lo que determina o
califica este producto común es “la luz del
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S A R T R E
fin elegido”, resulta que recae sobre el mismo
para - sí la libertad y la responsabilidad de
la situación misma y de los que aparecen como
“límites” del hombre. Todo ha sido libremente
elegido y el hombre es responsable de todo:
del lugar y país en que vive o ha nacido, de
las cosas útiles o adversas que lo rodean; de
los prójimos que lo rodean; de la guerra, de
las torturas que otros le imponen, de su naci
miento mismo (p. 561 -615) 2S.
La muerte misma no es un límite para la
libertad del para - sí, porque, dice Sartre (ne
gando la fórmula de Heidegger “ser para la
muerte”), la muerte no es una “estructura
ontológica de mi ser, al menos en cuanto es
para-sí. No hay ningún lugar para la muerte
c) La P s i c o a n á l i s i s E x i s t e n c i a l
Pero ¿cuál es el origen fundamental de todas
estas manifestaciones o conductas del para - sí?
¿Y por qué se expresan de una manera en uno
y de otra en otro, para constituir tal hombre
y no otro? “Si admitimos, dice Sartre, que la
persona es una totalidad, no podemos esperar
reconstruirla por adición u organización de las
diversas tendencias que hemos descubierto em
píricamente en ella. . . Si esto es así debemos
descubrir en cada tendencia una significación
que la trasciende” (p. 650). Cada individuo
tiene su proyecto entre la infinidad de proyec
tos posibles al hombre (p. 651).
Pero Sartre quiere descubrir el proyecto
fundamental del para - sí en cuanto tal, “pro
yecto que no debe remitir a ningún otro, sino
que debe ser concebido por sí mismo” (p. 651).
Este proyecto fundamental, que “no puede pro-
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S A R T R E
venir de ninguna diferenciación fisiológica o
contingencia empírica, no se distingue del ser
del para-sí” (652). Y Sartre lo encuentra en
la tentativa — proyecto— del para - sí “de ser
en cuanto para-si, un ser que sea lo que él
es. . . ; él quiere tener en cuanto conciencia
la impermeabilidad y la densidad infinita del
en - sí; él quiere ser su propio fundamento en
cuanto es nihilización del en - sí y perpetua
evasión de la contingencia y de la facticidad.
Por esto lo posible está proyectado en general
como lo que falta al para - sí para llegar a ser
en - sí - para - sí; y el valor fundamental que
preside a este proyecto es precisamente el en -
sí - para - sí, es decir, el ideal de una con
ciencia que sería fundamento de su propio-
ser - en - sí por la pura conciencia que adqui-/
riría de sí misma. í
Este ideal puede llamarse Dios. Así puede
decirse que lo que hace más concebible este
proyecto fundamental de la realidad humana
es que el hombre es el ser que proyecta ser
Dios” (p. 653). Pero este ideal es imposible,
irrealizable. Este ser “cuya existencia sería la
síntesis unitaria del en - sí y de la conciencia,
éste ser ideal sería el en - sí fundado por el
para - sí, e idéntico al para sí que lo funda,
es decir, sería el ens causa sui. Pero precisa-
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La M oral de la L ibertad
a). L a s O b j e c i o n e s
b) R e s p u e s t a s de S a r t r e
Examinemos brevemente las respuestas de
Sartre:
P r i m e r a r e s p u e s t a — A la primera ob
jeción de “quietismo y desesperación” responde
Sartre más directamente en la página 27 y
siguientes. Confiesa ciertamente que su filosofía
provoca la náusea o la angustia. Pero la an
gustia tal como la concibe Sartre no es pre
cisamente una angustia que lleve a la inacción:
“no se trata de una angustia que conduciría
al quietismo, a la inacción. Se trata de una
angustia simple que conocen todos aquellos
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I s m a e l q u i l e s s . y.
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Vi
A preciación de C o n ju n t o
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I NDICE
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