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KAREN DANIELA MONTOYA VILLOTA

COMUNICACIÓN EFECTIVA

Es la comunicación que a través de buenas destrezas y formas de comunicación,


logra el propósito de lo que se quiere transmitir o recibir. Dentro de la
comunicación efectiva el trasmisor y el receptor codifican de manera exitosa el
mensaje que se intercambia. O sea que ambos entienden el mensaje transmitido.

Características:

 Claridad: los mensajes deben ser claros, fácilmente decodificados e


inequívocos.

 Precisión: la información transmitida en el mensaje debe ser precisa y


completa.

 Objetividad: la información transmitida por el emisor debe ser veraz,


auténtica, lo más imparcial posible, es decir, objetiva.

 Oportuno: el mensaje debe transmitirse en el momento preciso, es decir,


aquel en el cual surge el efecto adecuado para el fin que se desea
conseguir.

 Interesante: el mensaje ha de ser atractivo para el Receptor consiguiendo


de esta manera una mayor motivación e implicación del mismo.

 Flexibilidad: es una característica a través de la cual el personal


demuestra sensibilidad a condiciones cambiantes, y puede ser capaz de
adaptarse a situaciones inesperadas. La flexibilidad es una ventaja en la
comunicación. En algunas ocasiones, aunque queramos comunicar un
mensaje a otra persona o a un grupo, nos damos cuenta de que existen
circunstancias poco usuales y que no es el mejor momento para dar un
mensaje.

 Empatía: es saber ponerse en el lugar de los demás, es tan esencial para


relacionarnos, que el carecer de ella nos aleja y nos incomunica con los
demás, hay que ponerse en el lugar de los demás, sino sabes, estás a
tiempo de aprenderlo. Ponerse en el lugar de los demás no es lo que harías
tú en el caso de que pasases por las circunstancias de esa persona, tener
empatía es comprender que cada persona piensa y siente de una
determinada manera y que las circunstancias no hacen que la persona
sienta así, sino su forma de afrontar la vida.
KAREN DANIELA MONTOYA VILLOTA

 Receptividad: es el talento para recibir estímulos y una inclinación para


captar mensajes, respuestas. La receptividad es un componente importante
en el proceso de la comunicación. La receptividad es condición interna,
personal, que les permite ser sensibles a ciertos rastros de la comunicación
que les llegan en el curso de sus actividades diarias.

 Aprender a escuchar: escucharse a uno mismo. Resistir las distracciones


tanto externas (tv, móvil.) como internas (lo que pensamos, lo que nos
preocupa.). Intente captar el contenido del mensaje verbal y retenga
internamente los puntos importantes.

La comunicación cara a cara es la más efectiva ya que las comunicaciones no


verbales pueden reafirmar tu mensaje. Por ejemplo, digamos que te sientes
molesto por las nuevas reglas en tu lugar de trabajo. Para comunicar tu
frustración, comentas con sorna a tu compañero: "Estoy feliz de que nuestro jefe
esté poniendo en práctica estas nuevas reglas, porque este lugar estaba fuera de
control". Utilizando un tono sarcástico y exagerando tu lenguaje corporal al hacer
el comentario, permite que tu compañero sepa que estás bromeando y que, en
realidad, estás molesto por las nuevas reglas.

ERRORES LINGÜÍSTICOS

 “Cuatro de cada cien lleva una mala alimentación”: errores de


concordancia. Uno de los más habituales en el lenguaje hablado, ya que al
pensar sobre la marcha tendemos a centrarnos más en el contenido que en
la forma de lo que decimos. Debemos tener cuidado con expresiones como
“la mayoría de personas”, ya que el verbo ha de concordar con el sujeto,
que es “la mayoría”, y no con “las personas”, aunque la RAE ya no
considere incorrecto concordar con este complemento. La utilización de
pronombres puede confundirnos fácilmente (como ocurre con el caso de
“les tengo envidia a estas personas”, que ha de ir en plural) o cuando un
adjetivo ha de concordar con el complemento directo (“pinta azules esas
palabras” en lugar de “pinta azul esa palabra”).

 “Si querría hacerlo…”: utilización incorrecta del subjuntivo. El empleo


de este modo verbal constituye una de las mayores dificultades que hemos
de afrontar en nuestra habla, ya que requiere un esfuerzo mental mucho
mayor por lo alambicadas que resultan las construcciones en las que
aparece el subjuntivo, que por lo general suele indicar posibilidad,
incertidumbre o subjetividad. En muchas ocasiones, lo que ocurre es que se
utiliza el modo indicativo cuando debería emplearse el subjuntivo. Es el
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caso, por ejemplo, de “estaría bien que vengas” o “hubiese preferido que
estás”. Suele ocurrir a menudo también en la utilización de condicionales,
como es el caso de “si yo tendría más tiempo…”, incorrecto.

 “Bajo ningún punto de vista”: utilización incorrecta de


preposiciones. Cualquiera que haya estudiado con un poco de
profundidad el idioma inglés sabrá que los llamados “phrasal verbs”, con
sus matices obtenidos gracias a las diferentes preposiciones, resultan
altamente complicados para el no angloparlante. En español no es
exactamente igual de difícil, pero aun así, tenemos dificultades para
diferenciar cuál es la preposición exacta que se debe emplear con cada
verbo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los galicismos “a tomar”, “a
decidir”, etc., que se deben expresar con una oración subordinada (por
ejemplo, “es una decisión que se debe tomar” es correcto y “es una
decisión a tomar”, incorrecto), o expresiones mal utilizas como “quedar de
venir”, “bajo ningún punto de vista” (se debe decir “desde ningún punto de
vista”), “cerca a” o “en consecuencia a” (las correctas son “cerca de”, o
“como consecuencia de”).

 “No pienses de que te vas a salir con la tuya”: dequeísmo. Una de las
variantes del punto anterior, que nos lleva a utilizar expresiones como “me
dijo de que tenía razón” o como “resulta de que había venido muy pronto”.
Ojo, porque esta regla es un arma de doble filo. Hay que tener cuidado con
no pasarse con la corrección y comenzar a utilizar de manera incorrecta
expresiones como “me olvidé comprar” (que debería ser “me olvidé de
comprar”) o no utilizar nunca “de que”, incluso cuando está bien (como es el
caso de los verbos “acordarse”, “presumir”, “estar seguro”, etc.).

 “Le quiero mucho”. Laísmo, leísmo y loísmo. El triángulo de las


Bermudas de la meseta castellana. El menos habitual de los tres es el
loísmo, que consiste en sustituir el pronombre “le” (objeto indirecto) por “lo”
(objeto directo). Un ejemplo de esta mala utilización sería decir “lo voy a dar
un beso”. El laísmo consiste en utilizar “la” como complemento indirecto
cuando la única palabra que puede cumplir esa función es “le”. Por ejemplo,
la oración “la voy a dar un beso”, que aunque se refiera al género femenino,
debe emplear “le”. El más habitual en esta triada es el leísmo, la sustitución
del complemento directo “lo” por el “le” que debería utilizarse únicamente
para complementos indirectos. Por ejemplo: “le quiero mucho”. Aunque se
considera un vulgarismo, la RAE considera aceptable el leísmo.

 “Ayer vinistes pronto”. Añadir “s” en la segunda persona del pretérito


imperfecto de singular. “Tú comistes”, “tú pensastes”, “tú vinistes”. Todas
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estas expresiones son absolutamente incorrectas, y no deben emplearse


jamás.

 “Hubo un incendio, muriendo tres personas”: gerundio de


posterioridad. Uno de los más empleados en la prensa, ya que muchos no
son conscientes de que este empleo de la expresión es incorrecto. Consiste
en utilizar el gerundio para expresar una acción que ocurre detrás de otra,
como es el caso de “se cayó por las escaleras rompiéndose una pierna”. Es
incorrecto, ya que el gerundio sólo puede emplearse para expresar
simultaneidad.

SOPA DE LETRAS

C L A R I D A D A X Z R N I P
F P P Q N P Q L B B M A A L R
L O R R T O A Ñ D R E H D E E
E N E T E N L L K I A C N A C
X M N O R M H R O S D U E M I
I L D S E L M I P D O C R O S
B K E U S K F C Ñ C U S A K I
I J R D A D I V I T C E J B O
L E I V N J O F A E I O U P N
I M H W T I P L O I E A O V I
D P G X E H R B U E N R A A L
A A F Y D G H O A R T L M Y L
D T E Z C F A L K U N E O O O
A I D A B E E I N D A I N T T
B A C R E C E P T I V I D A D

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