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BIBLIOTECA DE FILOSOFIA DIRIGIDA POR EL PROF. MANUEL Gonzato Casas JOAQUIN XIRAU La filosofia de Husserl Con un Apéndice sobre Algunos temas del iiltimo Husserl yla Bibliografia por Carlos Ludovico Ceriotto EDICIONES TROQUEL / BUENOS AIRES Disc ta taps: Bavsro A. Vasque Unis Pana In aRCERTINA — Tanpreso en Ia Argentina Queda hecho el depéaito que previene Ja ley 11723 © by Eotromat, Troqunt, 6. A. Buenos Aires, 1966 PALABRAS PRELIMINARES La Biblioteca de Filosoffa de Editorial Troquel enriquece su -catMogo con la obra de Joaquin Xirau, que se ha transformado fen un dlisico de la bibliografia sobre Husserl. Al presentar una nueva edicién de este libro, hemos repro- ucido literalmente el texto original que, en su hora, fue con- trolado por el mismo Xirau, ¢ inclusive incorporamos el “Pre- facio” donde expresaba los fines de la obra y su reconocimien- to a Don Francisco Romero, por cuya solicitud era ofrecida al piblico. Si, hemos querido ser fieles al texto; fidelidad que se extien- de al venerado recuerdo de Joaquin Xirau, que tanto contri buyé a la promocién del pensar filos6fico en los Ambitos de nuestra lengua. Pero debido a que, desde 1941 —fecha de Ia dicién primera‘, nuevos trabajos del mismo Husserl han ampliado el horizonte de su pensamiento y dado origen a 1 Edie. Lomda, Bs, Aires, 1941. Joaquin Xizau murs en 1946 en Mex co yn ad ca Fig, spac 18 Aug on mae oy Dropion, eta dentro del dmbito de preocupaiones que puso en vgen” Gavel pensamiento de Ortega y Gas Hata aw radlactin eo Mésio, ‘como coneecuccia de Ia gusta clil espaol, habla cjerekdo in docenla “lverstari en ta Universidad. de Barcelona, Posterormente io ito eh Ja Universiiad. AutOnoma de México integrindo ‘el grupo. de epaficles entre fon que debe citrse 4 Gaos, a Reeaens Sizes, et Su formacién, tu actual ew inf luida por don Manucl B. Como, y entre otras hue: las clisias evidente su finidad con a tradicign agusiniana, St hue Bera de caiciela, su titotia quied no fuera totamente traiconada Al pensria como una especie de petonalimo espirtualita. EY sentido dé la verdad, de 1921; Amor y mundo, de 1940, y Lo fugss y fo eterno, de 1942, son’ ous obras emis signification ei orden Hstemtico, AdcmAs 7 una creciente bibliografia, pensamos que debia agregarse al libro de Xirau un ensayo actualizador que encargamos al Prof. Carlos L. Ceriotto, uno de los mejores conocedores de Husserl en Ia actualidad filos6fica argentina, Y el mismo profesor Ce- riotto tuvo a su cargo la elaboracién de Ja nueva Bibliograffa. ‘Estamos seguros de que ambas tareas han sido cumplidas con la maxima responsabilidad y el mejor nivel filoséfico, En sintesis; esperamos haber preparado para los lectores his- panicos una edicién digna del tema que se encara y digna de Joaquin Xirau, que vuelve, con ella, a manos de Jos estudian- tes y estudiosos de filosofia, Manvet, Gonzato Casas o oben secontarse: Lar condicionet de la verdad eterna en Leibnic, 1921; Rousseau y las ideas politicas modernas, 1928; Descartes 9 ef idealismo. ‘ubjetivista moderna, 1921; Vida, pensemiento y obra de Bergion, 1943: Manuel B. Gosso y la educacién tn Espatia, 144; Vida y obre'de Ramin ull, 1946, PREFACIO La fenomenologia, fundada por Husserl, ha tenido una in- flegncia considerable en el pensamiento espaol @ hispano- ‘americano de las tiltimos tiempos. Sin embargo, salvo en circu- los muy reducidos, pocas veces ha sido claramente compren- dida. La dificultad del tema y Ia falta de una exposicidn de conjunto han contribuido a difundir sobre ella ideas con- fusas y precipitadas. Este libro aspira a poner al alcance de las personas cultas, y de aquellas que deseen entrar con alguna orientacién en cl estudio de sus problemas, el esquema de sus pensemientos capitales. No se trata de una exposicién “com pleta”. Es mds bien una introduecién aclaratori No era posible una exposiciin sistemdtica andloga a la de las grandes filosofias del pasado. El pensamiento de Husserl ha evolucionado hasta el momento de su muerte. La mayoria de sus obras se hallan todavia inéditas, El mismo considera lo publicado como un simple programa para ulteriores inves tigaciones. En esta situacién hemos intentado dar unidad a la evolucién de sus pensamientos a la luz de lo que el propio Husserl consideraba como definitivo en los tiltimos avios de sw vida. A partir de ello hemos considerado aquella evolucién como la de un germen en proceso de maturacién, prescindiendo de las contradicciones internas y de las rectificaciones que aguel proceso ha levado consigo y procurando més bien atenuar las dificultades de una comprensién unitaria que acentuarlas y discutirlas. Para dar mayor relieve a sus descubrimientos fun- damentales lo hemos puesto en contacto con las controversias hhistoricas de las cuales resultan e intentado encuadrar la tota- lidad de sus ideas en la evolucién de la filosofia occidental 9 JOAQUIN 2aRAU A ello pueden contribuir también las notas cviticas esbozadas en ef tiltimo capitulo, Antes de entrar en la exposiciin me complazco en hacer Piiblica mi gratitud a don Francisco Romero, por cuya solic tud este libro se edita, Josquin Ximav » 10 Cariruto Primo LA SITUAGION HISTORICA . Husserl es el fundador de Ia filosofia fenomenol6gica, el movimiento m4s importante de la vida filoséfica alemana y uno de tos mis trascendentales del mundo. Para hallar una renovacién de una importancia andloga habriamos de referir- nnos a la que promovié en Francia, casi en la misma época, Bergson. Su influencia fue inmensa y es todavia profunda y amplia, pero no ruidosa como lo fue, en su tiempo, la de las diversas -escuelas neokantianas Ia del positivismo © el pragmatismo. No lo es en su exposicién cefiida y abstracta, ni lo fue en el ‘ejercicio de su actividad docente, objetiva y exigente. Formado ven la ciencia matemitica, su investigaci6n tiene una fisonomia -estrictamente cientifica que le aleja de toda sugestién personal. Husser! es todo lo contrario de una personalidad “brillante”. No es solemne ni profético. Se lo impide su concepcién de la filosofia ‘‘como ciencia rigurosa” que no depende tanto de Ja intuici6n creadora del genio como de la colaboracién de tos, hombres y de las generaciones. En Alemania, entre la multitud de sus discipulos estrictos se han seffalado ya dos figuras del mis alto relieve: Max Sche- er y Heidegger. Hombres eminentes, procedentes de las més diversas escuelas —Nicolai Hartmann, Lask, Pfinder, Jar pers. ..—, han sufrido la influencia decisiva de su personalidad. ‘MAs allé del pensamiento estrictamente filoséfico, la feno- ‘menologfa ha contribuido de la manera més decidida a la re movacién de los métodos y de las orientaciones de las ciencias. u JOAQUIN xiRAU La psicologia, la biologia, la psiquiatria, la medicina interna, la jurispradencia, tas ciencias del espiritu, Ia teologia. han hallado en el espiritu de la nueva escuela una fuente in- agotable de problemas y sugestiones y un ensanchamiento insospechado de los horizontes de su investigacién, Fuera de Alemania, la investigacién fenomenolégica hallé una amplia repercusin en el circulo filoséfico de Praga. En. Espafia ejercid muy pronto una influencia fecunda en las uni- versidades de Madrid y de Barcelona e irradi6, a partir de ellas, de una manera difusa, 2 todos los imbitos de la cultura. Lo mismo ocurrié en Hispanoamérica y muy especialmente fn la Universidad de Buenos Aires. En el momento actualy los temas puestos a discusién por las diversas escuelas fenomeno- ogicas y sus derivaciones constituyen, en el mundo entero, el niicleo de las més vivas discusiones, Husserl nacié en Prossnitz, el 8 de abril de 1859. Dedicado originariamente a la ciencia’ matematiea, forma su personali- dad filoséfica en la escuela de Brentano, que ejercia en Viena yen Praga, en aquel momento, una’ influencia decisiva y aislada, EI pensamiento de Brentano, slidamente estructura- do en la tradicién aristotélica y en el estudio directo de los textos griegos, choca con el predominante y ampliamente di- fundido de la escuela neokantiana de Marburgo, representada principalmente por Cohen y Natorp. El predominio ulterior de Ia fenomenologia y la desaparicién casi sabita de la in- fluencia neokantiana dan a Ta escuela vienesa un relieve universal. Las investigaciones légicas de Bolzano, filésofo poco conocido en su tiempo, son decisivas para la elaboracién de la teorfa de la “objetividad”. El influjo de ambos entronca el pensamiento de Husser! con Ja gran tradicién de Ia filosofia ‘escolistica, y Io pone en intima conexién con Meinong, uno de los disciputos mas destacados de la escuela vienesa. A ello ts precio afair Ia sugstin de In psiclogia de Ssumpt, orien tada en la descripcién introspectiva y vinculada a las clisicas igaciones de Helmholtz sobre el sonido. A pesar de todo, Husserl pertenece en esencia a la corriente del idealismo moderno que, a partir de Descartes, pasa por la 2 LA FILOSOFIA DE. HUSSERL, filosofia trascendental de Kant. Frente a lla, con un gesto ampliamente integrador, intenta ser al mismo tiempo conti- nuacién y superacién. ‘Téngase en cuenta, en fin, que su pensamiento ha evolu- cionado con independencia a partir de 1a matemitica y que sus coinciencias con los grandes sistemas de la historia del pensamiento obedecen casi siempre, mis que a un influjo di- Tecto, al hallaggo de soluciones andlogas en el traio directo ‘con las cosas Fue Privatdozent en Halle y profesor ordinario en Gotinga ‘en 1Q00 y en Friburgo en 1916. Poco estimado por sus colegas, Jos afios «le su profesorado en Gotinga son los més fecundos de su vida de pensador. En Friburgo sucede a Rickert —jubi- Tado en 1929— y le sucede, después de su propia jubilacién, su discipulo Heidegger. Ya en su madurez opuso reservas a las derivaciones que resultaban de su pensamiento por obra de Max Scheler y se tintié incomprendido. Frente a las lucubraciones de Heidee: ger formulé en los iiltimos afios de su vida su desaprobacién formal y vio en la Hamada filosofia “existencial” un peligro para su obra, Contra las tendencias “antropocéntricas” de aquellos pensadores acentiia su_“idealismo trascendental” y Jo vincula al idealismo que se inicia con el pensamiento de Descartes. Comparte con é&te Ia conviccién de que la filoso- la “como ciencia rigurosa”, orientada en las exigencias mis cestricias de as clencias exactas, conseguira dar a la humani- dad una cultura que la oriente y le sirva de guia en sus pasos sobre Ia tierra, Esta ereencia articula su pensamiento a una tradicién més amplia. Desde su nacimiento en Grecia, la filosofia europea hha cifrado su pretensién mis alta en el dominio de la razén. ¥ en Ja renuncia expresa a todo intenio despético, a toda ‘onstriccién “sobrenatural”, a toda imposicién de Ja fuerza 0 de Ja sugestidn irracional, Slo es posible Negar a la conviven- cia y a la armonia por Ia libre conviccién vinculada a la evi dencia, Para llegar a la sabidurfa es preciso impregnar la vida 1s JOAQUIN xaRAU de Logos, limitar el impetu dionistaco mediante Ja serenidad Tuminosa’ de Apolo. (Cuisis DEL, PeNsaMuento EUROPEO AL FINALIZAR EL SIGLO XIX Esta concepeién apolines formulada con vigor por €l pene samiento soeratico-platénico frente a la critica escéptica de los sofistas adquiere nueva fuerza a través de la historia y Wega a su plenitud con el ideal del uomo universale que a partir del Renacimiento flumina la historia humana. Segin ella, la razén “es la tiniea eosa que mos hace hombres y nos distingue de los animales”. Mediante ella el hombre s¢ eleva al ideal de la ‘humanidad y concibe la historia como un progreso y la cul- ‘ura humana como Ja conquista suprema del espiritu a través de Ia historia, EL racionalismo que de ahi deriva confiere a Ia cultura occidental una situacién privilegiada y tinica frente a las demés culturas estancadas en Ja multiplicidad de su particularismo, La universalidad de la raz6n supera todo particularismo, rom- 1pe todo Iimite y hace posible la aspiracién a un progreso inde- Finido fundado en la libre sumisién de todos los hombres a sus dictados inviolables. En él todos pueden y deben coadyuvar. Esta conviccién, fecundada por la idea cristiana de la Ciudad de Dios, hace posible la formulacién de una filosoffa de la historia ‘considerada como una doctrina de los progresos del espirita humano, El escepticismo, en todas sus formas, roe las rafces de esta concepcién optimista del espiritu y de la cultura, destruye las bases de todo conocimiento cierto, destituye a la cultura ‘occidental de su situacién privilegiada y tinica y reduce la idea de un progreso indefinido y de una misién excepcional a la de una evolucién natural que realiza como Ia de Tas plantas y al par de tas demés culturas, sin ulterior trascendencia “en uuna sublime carencia de fin” (Spengler) . Frente a los ataques del escepticismo, la razin no tiene ulte- rior instancia. No puede buscar un fundamento fuera de sf rmisma, Si quiere salvarse y restituir un sentido a su ilusi6n no “ ——— 1A FILOSOFIA DE MUSSER. tiene més remedio que buscar su justificacién en su propio seno, Tal es la tarea de la filosofia. Desde Sécrates y sobre todo a partir del Renacimiento, el ejercicio del pensamiento filoséfico es, para el hombre que se hunde, una empresa de alvacién. En ella buscan su cimiento las ciencias y el intelecto que las funda. La filosofia es un esfuerzo vigoroso y nunca abandonado de fundamentacién radical. ‘Como todas Jas manifestaciones més altas del pensamiento europeo, las meditaciones de Huser] se dirigen contra una mueva forma de escepticismo: el positivismo reinante en et ‘tiga tercio del siglo xrx. Bajo la apariencia de un cientificis- mo extremo, el positivismo representa, en efecto, una de las formas més agudas de la disolucién del mundo y de la vida. EI pensamiento moderno Hega de una manera indefectible a esta “destruccién del cosmos”, implicita en las afirmaciones més nobles del humanismo renacentista, a través de dos etapas perfectamente delimitadas: la primera llega a su culminacién ‘con el optimismo racionalista de los sighos xvm y xvu. La segunda arranca del empirismo inglés y halla su emunciacién més clara en el positivismo de la segunda mitad del siglo xx. Ex, Racionanismo. Las lucubraciones de los pitagéricos y de los platénicos, repetidamente abandonadas como atentatorias a las enseffan- zas mis elementales de la experiencia y del comin sentir, ecobran nueva fuerza al iniciarse los tiempos modernos. Lo que parecfa fantasfa y sueffo se convierte en la base mds sélid de una concepcién realista del universo. Las ideas y los mime ros, en su pureza intacta, se convierten en realidades inconmo- vibles. El éxito clamoroso de las fSrmulas de Kepler, de Copér- nico, de Galileo... da a la vieja hipétesis un cimiento cierto y, al parecer, definitive, “EI libro del mundo esté escrite en Ienguaje matemitico.” La experiencia, mediante Ja fisica ma- temitica, realiza el viejo suefio y da al racionalismo Ja po bilidad de una expansién consecuente, 16 Joaquin 2azaw Reducir tas cosas a su esencia ~es decir a su verdadero ser~ no puede ser otra cosa que reducir su multiplicidad plurifor- ‘me 2 una arquitectura geométrica inconmovible. Las coorde- nnadas cartesianas nos ofrecen el instrumento infalible para realizar esta reducci6n. Su estructura rigida encuadra la reali- dad evanescente del cosmos. Lo sustancial en ella es “exten- ‘si6n y movimiento en la extensidn”. Para Iegar a la formu- lacién matemitica del movimiento no es preciso sino afiadir a las tres dimensiones del espacio una nueva dimensién. El movimiento local —base de la dindmica— es funcién de la osicién relativa del mévil en momentos sucesivos del tiempo. ‘Las leyes del movimiento, formuladas por Descartes, permiten a Newton, mediante una leve correcci6n, egar a una deluc- in estrictamente matemdtica de la estructura gravitatoria del universo. La “nueva ciencia", asi constituida, Hega a ser el modelo de toda verdadera ciencia. El rigor y Ia precision de las mate- miticas se convierten en una exigencia para todo conocimiento ‘que aspire a Ia dignidad cientifica. El ejemplo de la fisica impulsa a nuevas y més amplias ambiciones. Descartes se maravilla de que una cencia tan perfecta como la matemitica no haya tenido una aplicacién més amplia y concibe el proyecto de un método universal que, sin renunciar a la precisién de aquélla, se aplique a la totali- dad de las cosas y a su tiltimo fundamento. Este método universal, cimiento de todas las ciencias, no ¢s otra cosa que el desarrollo de la raz6n humana, la exigencia de total racionalidad. Es preciso evitar la “ptecipitaci6n y Ia prevencién”, Hevar el anilisis hasta el fin, no contentarse ‘munca con probabilidades, exigir a todos y a cada uno de los, pasos del intelecto Ia misma “claridad” vy la misma “distin- ‘ci6n que exigen las matemiticas en sus demostraciones. Sélo asi Tegaremos a la comprobacién de “evidencias” inmediatas. La evidencia es la base de toda ciencia, Si falta la evidencia falta la ciencia. La exigencia racional no nos permite admitir nada que no nos sea inmediatamente “dado”. Esta actitud metédica descansa en Jas tres suposiciones si- guientes: 16 TA FILOSOFIA DE HUSSERL 1, Si analizamos cuidadosamente la realidad, sin detenernos nunca por interferencia alguna extrafia al imperativo intelec- ‘mal, legaremos a captar su estructura interna, légicamente trabada, No hay nada sin razdn suficiente. Explicar algo es educirlo a las razones que lo hacen real y posible Si per um esfuerzo analitico vigoroso Megamos a aprehender Jos princi- ppios que se hallan en la base de la realidad, los principios se confundirin con las causas y Ia realidad se reduciré a una eadena de razones, Lo real es integramente racional. En prin- | ques aH Te yidad vient. Fs posible “pensir” on in teorema matemitico y anali- 59 dlaridad y distincién perfectas JOAQUIN xIRAU zarlo en sus articulaciones internas sin acudir para nada a los objetos correspondientes. Los actos de presentacion 0 de “re- presentacién” pueden ser, en cambio, oscuros y confusos. Entre éstos y los de simple significacién media un abismo. La inten- in significatva no posee nada de su objeto. No presenta ni representa nada. Se limita a pensarlo, La realidad en ella no Gui rune presi RO AMGTTE NG la vemos, al Ia recorda. ‘mos, ni 1a imaginamos, Nos limitamos a mencionarla, A la “plenitud’” de la wida representativa opone el pensamiento su. “vaclo". La presencia de ios objetos en los actos representativos ‘otorga a éstos una calidad, en cierta manera, pasiva. En ellos la realidad es simplemente recibida por el sujeto. En la fun- , Ficilmente se comprenderd que ta descripcién que acaba- ‘mos de esbozar invierte totalmente los términos de la cuesti6n. No es posible ya que el concepto de la verdad se desprenda del andlisis del juicio ni que lo presuponga. Por el contrario, la posibilidad del juicio presupone el concepto de Ia verdad y es posterior a él. Previo al enlace de las significaciones que el juicio realira es Ia significacién simple de la palabra y su aspi- racién a Ja plenitud intuitiva. ¥ esta plenitud s6lo es posible realizatla en la intuicién. La intuicién no es un modo de co- nocimiento entre otros que coadyuve con ellos en Ja actividad total cognoscitiva. Es el fenémeno primitivo y originario que hhace posible la verdad. Si el juicio aspira a ta verdad debers haltar para sus for mulas complejas una comprobacién andloga a la que nos da Ia evidencia perceptioa. La tinica diferencia debera comsistir en que, asf como en el primer caso la correspondencia se realiza entre el acto de referencia simple a un objeto y la percepcién en la cual aquél se me revela, en cl segundo se realizar entre 1a referencia compleja a un conjunto articulado de objetos — ‘el juicio— y la articulacidn misma tal como me sea posterior- mente dada en la plenitud intuitive. En el primero, el objeto al cual me refiero y la plenitud a la cual aspiro son una reali- dad simple —Ia rosa, Ja estrella, el triingulo~. En el segundo, una realidad compleja y sutilmente organizada: la rosa encar- nada, Ja estrella como centro gravitatorio, la relacién entre el cuadrado de la hipotenusa y el cuadrado de los catetos. ” LA FILOSOFIA DE HUSSERL Jaro es que Ia plenitud intuitiva no podré realizarse en ne Saclnate Sts de prcepton Sita verdad aa cal 1 juicio aspira no debe permanccer en el estadio de mera Sspiracion ser preciso que al lado de 1a plenitud intuitiva ue la percepcin nos ofrece existan otras pasibilidades de evi- dencia otros tipos de comprobacién. “Bota necesidad se hace mis urgente si atendemos al hecho, aque hemos puesto de relieve antes, de que una gran parte de {s significaciones, aun las de estructura més simple, no €s po- sible que halen su comprobacién en Ia percepcién sensorial. Es imposible que la igualdad, Ia diferencia, el miridgono, Ja pellet la justicia.. se nos hagan jamés presentes en el cuer- reepcion. ; Pesta ddble degencia nos Ilva inckudiblemente a la delim tacién y descripcidn de realidades que, siendo innaccesibles @ Ja intuicién perceptiva, nos permitan 1a confrontacién de las signifieaciones y de los contenidos complejos que formulan los Juscios y las significaciones “universales”. Tales son las “esen- as" y los complejos “categoriales". Ellos hacen posible la tuicién esencial” y Ia “intuicién categorial”. B Carfruvo IV FORMAS Y¥ ESENCIAS EL PROBLEMA DE LOs UNIVERSALES La evidencia perceptiva, la presencia de una cosa ante mi, ‘es Ia base sobre la cual descansa la teoria de la verdad y el modelo elemental de toda evidencia. No ¢s la nica forma de evidencia, La intencién mental, en los actos de significacién y en Jos de plenitud intuitiva, no se refiere tinicamente a los con: tenidos de la percepcién sensible, sino a constelaciones objeti- vas més complejas. La necesidad ineludible de éstas nos lleva resueliamente al planteamiento del famoso problema de los universal. La ciencia tiene por objeto lo universal, afirma Aristételes. Pero la realidad es individual. El primer acto del espiritu cog- noscitivo es In sensacién, Y no es posible sentir lo general. El conocimiento comienza con la percepcién sensible. No ¢s po- sible que termine en ella. Pertenece 2 otra esfera del ser. La dificuliad de reunir Jo miltiple en To uno, planteada desde los origenes del pensamiento griego, alcanza en Platén su defini- cin més ciara y Iega hasta nosotros, a través de la historia, ie los probleraas mas arduos de Ia epistemologia, Es el problema del “concepto” +, El concepto —concebido como LL eoncepto en este seta tradicional no ef, naturainents, Yo ssmo que ef coneepio es ei sentido de la mencign, Ya en ésta halla 12 eneral iu primera forma, Pero los contenidor idénticos de Ta signification fo se religven forzoamente a objeto: “universes” ni pertenecen al rlidad. El problema de la realdad de os universles ve plamtea 610 ahora en ted a plenitud n JOAQUIN sURAU Jo que hay de comiin, universal y persistente en cada clase de cosas— es Io tinico’ que nos permite formular proposicio- nes universales sobre su realidad esencial. Sélo la ordenacién, de los géneros y las especies alcanza a destacar lo que cada realidad tiene de comtin con otras y 10 que a delimita en sw ser propio, $i faltara esta ordenacién toda definicion se haria imposible: o las realidades permanecerian absolutamente sepa- rradas en su nuda individualidad o se confundirian en una uni- dad sin Ifmites. En ambos casos resultaria imposible el cono- ccimiento y la ciencia, Es, por tanto, necesaria una teoria que nos permita descubrir el origen de los conceptos universales, sus relaciones reciprocas y su fundamento en la realidad. To- os los problemas de la légica, de la ontologia y aun de la teologia se hallan pendientes de ello. “La primera cuestién ‘es saber si los géneros y las especies son verdaderas o si son s6lo formados en el intelecto, nudos y vacios” (Porfirio) . Las soluciones dadas a este problema se han reducido trae dicionalmente a tres, Dos de ellas —el realismo y el concep- tualismo— otorgan a los “‘universales” algin género de reali dad, bien fuera del espiritu 0 en el espiritu mismo, La tercer el nominaifsmo— se la niega Hiusserl da por supuesto que la hipétesis realista que inter~ preta las ideas platénicas como la realidad de un mundo situado en un “lugar celeste", mis allf de las apariencias, ¢s insosteni= ble en el estado actual de los conocimientos. El principio meté- ico de la intuicion le impide, por otra parte, admitir ninguna hipdstasis mavafisica. Obvindo ast el peligro de convertir et problema légico en un problema cosmoligico, queda por resol- Yer el que implica la disolucign del problema légico en un. problema causal psicolégico. GI conceptualismo moderno —re- resentado especialmente por Locke— incurre en él. Suprimida la realidad ontoldgica de las ideas, éstas quedan convertidas en. realidades psicol6gica¥\$i no se hallan en el mundo “exterior” no hay més remedio fue buscarlas en la realidad “interior” de Ia psique. Planteado el problema en los términos tradicionales, el no- minalismo tiene indudablemente razén. Los universales_no son seres “reales”, S6lo una nueva consideraciOn de las cosas, & 78 of LA FILOSOFIA DE HUSSERL, partir de la intencionalidad de la conciencia, nos permiti Superar las erties nominalstasy exablecer ee ack Jo" teal” una nueva dimension’ del ser votre “rene gee svorgue un fundamenio al conocimiento y 2 la cere, Para Locke las ideas universes son un dato reat de Ta con cizncia. Nada hay en el mild exterior que constituya una experiencia universal. Todas las cosas que exten et eee dads singulates. Sin embargo, salvo los nonibes promo ae dos los términos son generates El sr idea en todas ce foe © unser en In concencs gue opts cp ee as eal” de gta, ten el mundo real ablo hay vos individoaten y la conciencia se agota en el cuso de la experiencia, de ose hhabra que partir para explicat las ideas universales) EI hecho fundamental es la facultad que evidentemente po- seemos de unir o separar las “ideas” simples —sensaciones © imigenes~ atendiend a sus semejanrasy fiferencie Median, te ello separamos por “abstraccisn” Wel conjunto de notte peculiaes a una sie de “ideas” algo que ley ee comin, tae eae devienen generals mand, separamos de lie el lugar w otfas circunstancias que puedan determi tun tipo particular “de exbiencis Los nombres aqui ieveralidad en el momento en que lov instituimos cone signen fe las ideas generses De ea manera er posible para la con, Siencia formar Hbremente las “dess absteactaw™ ue Ie soo necesarne. Basta para ello destacar sus notar comes y sevaie Tas bajo Ta sgnifcacién de un nombre™ La naturalera produce cosas semejantes, El eptritu toma ocasin de esas semejancas para formar sua “ide Y sus nombres generale, #1 Foneepto de “homie lo, es un nombre general unio. una "ea, geneeal™ NO egamos a él mediante la formacidn de algo nuevo sino sepa- rando de la "des" compleja de Jaime, de Maria de eal to fgue es particular a cada'una de alias y reteniend lo que les et fomin. Separando de la idea de hombre sa tals algunas (otas propiedades y no retenendo sino las de cuerpo, vids sen. 1 No solide que “ea” ct, para el emptia ings, odo con tenido sensorial de la conciencia. m ™ ms 9 JOAQUIN: xiRAt timiento y movimiento espontineo, formamos la “idea” que se denomina “animal”, Hay en ello una cierta ficcién y requiere, en ciertos mo- mentos, extraordinaria habilidad. Piénsese sino en la “idea abstracta del triéngulo” que ha de tener todo To que es comin a todos los triéngulos y nada de lo que les es particular. La abstraccién es una necesidad del espiritu humano y proviene de su propia imperfeccién, de la imposibilidad —desde antiguo reconocida— de Hegar a una intuicidn perfecta, La “idea abs- acta” es un signo de la imperfeccién humana. Con esta explicacién, en apariencia tan sencilla, desaparece todo el “misterio” de que se ha hecho tanto ruido en la “Es- cuela”. Contra el conceptualismo de Locke todos Jos nominalistas ingleses que des en efecto —con él Hume, Stuart Mill...— rehisa al esph ritu la capacidad de ta concepeidn de lo “abstracto™. Yo no sé si otras personas tienen esta admirable facultad de abstraer sus “ideas” —dice Berkeley—; por lo que a mi toca hallo en mi que tengo In Facultad de imaginar o representarme Ins “ideas” de cosas particulares que he percibido, de combinar- las y separarlas de diversas maneras. Puedo imaginar un hom- bre’ de dos caberis o la par le sw cuerpo unida al cuerpo de un caballo. cr Ia mano, ef ojo, la nariz, uno tas ovo, y separados del resto del cuerpo. Pero, sex cual fuere li mano o el ojo que imagino, es preciso que tengan una forma y un color particular. Del mi ‘mo modo mi “idea” de hombre debe ser lp “idea” de un hom- bre blanco 0 negro 0 moreno, derecho 0 contrahecho, grande © pequeio o de talla mediana. Me es igualmente imposible formar la “idea abstracta” de un movimiento distinto del cuer- Po que se mueve y que no sea ni répido, ni lento, ni curvilineo, ni rectilineo. Una extension que no sea tangible, ni visible, ni rugosa, ni suave, ni blanca, ni negra, ests fuera del alcance de Ja concepeién humana. $i tratamos de concebir un tridngulo aque no set hueces, nf ecaleno, que no tenga ni Hong de terminada, ni proporcién de los lados, reconaceremos al punto 80 LA MILosoriA DE usw | gl absurdo de todas las nociones “escolisticas” que se refieren BY fla “abstraccién”. No existen pues “ideas abstractas” o generales propiamen- te dichas ni en la realidad ni en el espititu, Los “conceptos" en si mismos son una pura nada. Imposible representar 0 concebir una cosa general. Cuando hay en el espiritu algo ‘mis que una palabra es siempre una imagen concreta, El obje- to del pensamiento o de Ia imaginacién no es nunca el hom. bre, el caballo, el triéngulo, sino un hombre, un caballo, un triingulo singular y concreto. Siendo ello ast, gobmo explicar en un mundo de individua- lidades concretas las palabras con un sentido genérico? Ob- sérvese que el problema es radical porque, como reconoce Locke, todas las palabras menos los nombres propios— tras- pasan los limites de la individualidad. ;Cémo es posible enton- ces el uso inteligible de las palabras? Para el nominalismo Ia cosa es clara, Aunque todas las “ideas” sean concretas ¢ individuales ello no significa que no podamos legar a Ia formulacién de verdades generales,’Guando demostramos las propiedades del triingulo la “idea” pre a huestro @piritu no es, como cree Locke, 1a “idea abstracta” “Wein _triingulo “que _no sea_mas que twiangulo —ea idea. . : f ae idea” concreta de un tisngulo punicular. De ella podemos in embargo concluir a todos los demds triéngulos si hemos tenido Ia precauciéin de no emplear en mcs {que no sea verdad de un tridngulo cualquiera. La demostracién € vilida porque al desenvolverla sobre un tridngulo concreto hhacemos caso omiso de todas las propiedades que no interesan a Ia demostracién. La “atencién" siti en primer plano tas propiedades que nos interesa destacar. Nuestras “ideas” universates son, en realidad, imagenes par- ticulares ligadas @ un término general que recuerda, con oca- shes Bardem ein gel gue recede cn oe asemejan en ciertos aspectos a ella. Cuando pronunciamos ta Palabra caballo nos representamos inmediatamente la “idea” de un animal blanco o negro, de un tamafio y una figura de- al Joaquin 2aRAU terminados, Pero por la costumbre de aplicar este término a animales de otros colores, figuras y tamafios, las imdgenes de aquéllos, aunque ausentes actualmente de Ia imaginacon, son fécilmente recordadas y nuestro pensamiento procede como ei ‘stuviesen realmente presentes. As{ la idea que despierta, ta Palabra general es la de uno cualquiera de los individuos de la clase con las particulatidades concretas de su individualidad. Pero estas particularidades son consideradas sdlo en cuanto per tenecen a la clase. Gracias al “habito”” (Hume), el espirita pasa ficilmente de imagen a imagen y ello nos permite des: reciar los trazos individuales de cada una de elles, Stuart Mill Heva la teorfa a la iiltima perfeccién, Ante las ideas complejas de objetos concretos —tinicas que nos es dable concebir— podemos Hevar “exclusivamente nuestra aten: cin” sobre ciertas partes de ellas y dar a éstas, por nuestra “atencién exclusiva’, el poder de determinar exclusivamente el curso de nuestro pensamientos tales como la “asociacién” los , Si volvemos ahora con el amplio concepto de la objet vidad que de ahi resulta, al enigmatico “wiéngulo genera de Locke, nos seré facil advertir que lo que el geémetra demues- tra a priori, fundindose en Ja definicién del tridngulo, lo hace siempre sobre el ejemplar concreto de un triingulo particular. Nia G ni a nadie es posible representar un tridngulo puro. Si cello no es posible para la percepcién mucho menos lo sera para Ja imaginacién o la fantasia, pues, en defintiva, en la imagina- cin no hay ni puede haber mas que aquello que nos es dado fen la percepcién sensible, si bien atemuado. La imagen gené Tica de Locke —aparte de la imposibilidad manifiesta de le- gar a ella es fluctuante, imprecisa y vaga, pero no deja de ser nunca individual. El tridngulo que sirve de sustenticulo a la demostracién, y del cual parto y al cual vuelvo en cada ‘uno de mis pasos, es siempre un tridngulo singular. La teo- Hla de “atencién exclusiva” —formulada por Mill de acuerdo ‘con Hamilton, aparte de falsear el sentido mismo de Ia aten- LA FILOSOFIA DE. HUSSERL, cain no disminuye en nada Ia dificultad, La nota destacada por el exfuerzo de la atencion sigue siendo individual, El hecho He separaria no le otorga en absoluto el caricter de universal died al eval apa. La catencién exchsva” a un contenido 0 hota eoncreto colon, forma, perfume, nobler, justia dle una cova individeal ‘no exime a éta de individualidad, No explica, por tanto, cémo la misma cualidad puede aparecer tn diferos Fobjetos permaneciendo.intacta en st. identidad, Ningin acto de “atencion” es apto para convertir un ser indi. al ~separado 0 po en un ser universal Gara demostrar el teorema de Pitigoras podemos poner ante nests ojos un tringulo cualquiera ~pintado en elencerado © dibujedo en el papel, percibido o imaginado- Los iuicios ‘que formulamos np se seleren-para.nads a.ningwns de ssid es que ofrecen ante nosotros ni es posible que halenven Siagina de ells una_aplica aT No nos referimos a Ginga dea Tggenes del tilagulo, sio-al iémgula.per- feo, ynidad experilica que no se realize plenamente-en- patie a, Gini para [eal Lay jus que formulamos adquie Sar dle UIuea Cs que shines de de parte de un Semple clueless ve refers + ago. comin a todos lor Tot perebbttos o-imaginados, a ix iden universal del iin. flo deer fecir, a Ta triangularidad. £5ta se halla contenida en: ERAGE SERGE) a0 GE Agola en ninguno de ellos. Todos Ja “imitan” de un modo més o menos perfecto y “participan” ‘mis o-menos en su esencia, Ninguno fa realiza en su plenitud, Ta sgnitiencign universal, contenida en el acto de referengia y Coojgobads en cl acto de glenitad, es aqaello que consttuye Ja esencia pura de Ja triangularidad. Y lo que decimos del triingulo puede aplicarse a todas las ideas univers sin exeepcign, Del mismo-modo-que- tales ove ‘os trdngulos participanyy, tealizn_parcialmente Ta idea de, O\' triangularidad ‘Meas parteipan’” de Ta bella; Tas rola de Br ToHeH [oe ation jsion de Ta lusica; Tor hombres, Se eae ee Ae acalio cbe dicinguit dar mente To que aparece en el curso “real, inmanente de la con- Gencia y el objeto ideal al cual 1s fenémenos hacen constan- temente referencia. Las representaciones sensibles e convierten, 89 Joaquin xiRaw mediante Ta intencionalidad, en singularizaciones 0 ejemplos ‘iltiples y diversos de la especie ideal unica e idéntica en la ‘cual tinicamente se realiza Ia objetividad. Ello no es sino un ‘eso particular de la dindmica fundamental de la conciencia Ya en la percepcién sensible Ta objetividad trasciende los as- pectos sensoriales. Aqut y alld es siempre una unidad men- tal, una unidad en Ia muliplicidad. La unidad taseendente cs ahora Ja idea universal Husser] rechaza asi, con plena conciencia, toda hipéstasis ‘ontolégica psicoldgica(Frente a Ta “realidad” evanescente se limita comprobar la presencia indubitable de una realidad ideal que, para evitar equivocos, der wremos con més preci gbjetividad: las ideas son.oDfetivis. puesto. que son tera xequivoco.de Ia intencionalidad de la conciencia y pueden seq sujeto de posibles predicaciones verdaderas. Por oposicién a Jas significaciones ficticias, contradictorias, contra ¢l sentido mismo de las palabras o aun sin sentido alguno, de las cuales no puede afirmarse ni negarse nada, los objetos ideales “existen™ con plena efectividad, Podemos hablar con perfecta inteligen- cia de ellos y predicar cualidades y determinaciones precisas, afirmarlos o negarlos, fundamentar cadenas de razonamientos y comprobarlas con la garantia de la evidencia. $i fueran me- ras ficciones, no podrfamos decir, con validez apodtctica, que “el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cua drados de los catetos” o que “I6 es ef cuadrado de 4”. Toda Ja matemitica se funda en ellos. No podemos negarlos sin negar, al mismo tiempo, la validez de las proposicones de esta Frente a lo que existe “realmente, frente a la realidad “real”, los objetos universales son puros “irreales", posibil dades ideales. Su “irrealidad” es el supuesto_nesesario para a valider de Jas verdades. dg la ciencia y de toda yerdad en gene- val Ua fictor “irreal” —plenamente objetivo— interviene en “Weseructura de la conciencia y de la realidad, La totalidad del mundo y cada una de sus partes se hallan sumergidas en una ‘estructura ideal que le presta sentido y consistencia, Sise inc cendia una casa quedan destruidos todos sus elementos "rear % LA FILOSOFIA DE HUSSERL Tas formas gcoméjricas implicias em su esimucinta pet meceniniactay Tr “vealidad” de los hechos empfticos, individuales, =) ee eres igdo.cn la percep: ina lo universal qu ica 3, en efecto, la “absigecign” Pero no Ja abstra ‘iors mediante Ia cual separinos en Ia mente unos momentos det ser individual ‘fe otros —tal como. 10 quiere, por ejemplo, la teoria de la ‘igeencin exclusiva’ de Mill, sino una abstraccién generali- radota. que describiremos con més detalle~ y que deno- Tninamos, len oposicién a aquélla, “abstraccién ideatoria” 0 simplemente “ideacién”. Slo ella nos permitird eI transito de th intuiciSn individual a Ia intuicién de la especie de Ia cual ‘e lo singular un ejemplo, Realizarla requiere un. cambio.de fh actitud y de Ia orientacién de Ja “inirada”, Mediante 4 <3 Hampi pable, como, seremas, ver Ta, spec. “amarillo Jniama GueVeNiON una cosa amarilla, la especie “color”_o Ws FRIOTIET Tinto TS que vemos un sonido, Gin color deter- or Tener To unvernl ante nucira-miada de aud tar Ties va TniieHATS como tenemos ante Mla, en da GE SRa- realidad individual. La incapacdad para real reehe itinsito es pata Musser! simplemente una “ceguera para Tas ideas”, tein een Pane a eke as. No es lo mismo la generalidad de “un A” que ja de Tee enter tn a ELcamino para 1 Joaquin ximAu Ahora bien: la idealidad de la esencia, en todas y cada una de sus formas, no es nunca un predicado “real” del ob- jeto que sobrevenga a su previa existencia —como el color o Ja extensién a una realidad singular. Consiste fundamental- ‘mente en un nuevo modo de existir. Su trascendencia del mun- do “reat” no depende de su generalidad, sino de su propia constitucion “ideal”. Los resultados de la critica del_psicologismo adquieren ahora una significacién mas precisa. Las “especies” alli descu- Diertas constituyen un reino del ser independiente de los he- cchos de Ia vida psiquica y de todo hecho en general. De aht Ja posibilidad de una légica pura —una Mathesis universalis— de la cual la légica tradicional y las matemiticas son ramas particulares. Un proceso de “formalizacién” nos leva a ella mediante el descubrimiento de un “mundo de formas” w priori independientes de la sensibilidad. A su lado, un proceso de “‘ideacién” nos conduce al descubrimiento de un mundo de “esencias materiales”, mediante el cual es posible, por una in- tuicién andloga a la de las ideas platénicas, Megar a la for- mulacién de verdades necesarias relativas al mundo, Previas estas declaraciones generales, trataremos ahora de precisar algunas de las caracterfsticas peculiares de cada una de las esferas que resultan de esta fundamental escisiOn del reino de Io ideal. ‘Foraas CATECORIALES @ Si formulo un juicio, desde el més elemental —esta mesa ts de pino’— hasta el mas complejo de Ia ciencia, no me refiero a dos objetos ~""mesa” y ““pino”— previamente sepa- rados, que pongo en contacto mediante un acto de mi acti- vidad sintética. El juicio se refiere a una relacién real, a una estructura objetiva de las cosas, con In cual es preciso com- pararlo para Tegar a su confirmacién o a su negacién. AL formularlo no me refiero a una pluralidad de objetos desliga- os, sino a una objetividad tinica de estructura compleja, no a LA FILOSOFIA DE HUSSERL 4a “mesa” y al “pino” independiente, sino al “ser de pino dde la mesa”, 2 usta situacion objetiva compuesta, de determi. muda forma’y con una figuracion_ peculiar, ‘En a formula, general del juico caegérico A es B, el wes" mediante el cual refiero A’a Bes un forma prediativa que no pertenece al primar término ni al segundo. No es lo fhismo dirigise a A oa B por separado que aiimar el stgom. dio del primero, ni ex afizmacion resulta, sin mas, de la sim ple yotaosetn de tv dv conenosprvinete spar dos. ia teacién afeca al uno y al otro ‘de tal manera: que ho soi jee que tanto que-Toman una nueva unidad on tn sentido diferent. La selacién.predicativa que 10s em fava ‘comsituye una nueva objeivided. de In cual las otras pasan a ser parts constiutivas,orientadas de una manera de terminada y que coadyuvan al sentido de la totalidad, De un modo andlogo no es lo mismo 1o que se constituye ante sat si digo “una for” que si digo “la flor” 0 “dos flores" algunas flores” a “eque tlores?” 0 “Ins flores del jardin Fn eda una de esis enunciaciones formulo retciones. obje- tivas diversas en ay cuales la flor se halla yen funcién de Tas alesse oftece de una manera u otra La proposiién “A ex B" no aspira a poner ante isma constelacién objetiva que “Rolo TA'y Bro “A de le cual Irs la casa” on OA es eb..." Bn todos estos casos y en otros muchos que NO && precio enumerar,a fas estructnas verbalessignificatvas de tas propostciones comresponden situaciones objtivas de Ia re=- Tidal, Hay enructuras, singwares.y- plavales, sustantivas adjetivas,determinadase indeterminadas, de causa a efecto, de principio a consecuencia.-- En todas ellas @ la “materia de Ie pertepeidn sensible se sobrepone la "forms" os andlsis de Husser] nos aproximan en este momento 2 1a disien dstincén entre “materia” y “forma” de las prope- Sicioneslicas En loda proposicion os preciso distinguit entre aiquello qe pongo on relacon 9 la rele misma que esl Siesco. Mediante ello se hace, posible formular Teyes."form=- ies” independientes de los contenidos a 1os cuales se aplican y cstablecer una clencia para de las formas, de tal manera ques permaneciendo ellas idénticas, los contenidos resulten inter 93 Joaquin saRau cambiables. Toda la Idgica simbélica, desde Aristételes hasta se funda en la posibilidad de esta operacién “for- Para desarrollarla con rigor, basta sustituir las ‘enunciamos * . , Tas eyes que formulamos y las consecuencias que Hevan implicitas resultan por la sola fuerza de la forma —vis formae— y son vilidas para todos los contenidos imaginables. A y B pueden ser Sustituidas en ellas por cualquier cosa. La “materia” puede serme dada en la percepcién, en Ia memoria 0 en Ia fantasia. La “forma” mediante la cual aquélla se articula y se organiza no nos la ofrece Ia sensibilidad. EI hecho de que Ias “formas” no nos sean nunca dads en ninguna de las modalidades de Ia percepcién sensible consti- tuye una de las mayores dificultades de la epistemologia tra- dicional, Partiendo, con ésta, de un concepto rigido de !a ob- jetividad, segiin el cual Ia “realidad s6lo nos es dada con Ja “materia” de la percepcién, se hace dificil explicar la co- rrespondencia universal entre las relaciones que resultan de la actividad categorial y el soporte sensitivo que le sirue de base, Como es posible que las categorias formales, independientes de Ia sensibilidad amorfa, Heguen a coincidir con el objeto al cual hacen referencia? Si pretendemos referir las categorias al mundo de la rea- Jidad, de la misma manera que Ie atribuimos las cualidades sensibles colores, sonidos, perfumes... el problema no tiene solucién. No Ias hallaremos jamds en ella ni seré posible encontrar explicacién alguna a la coincidencia de sus articula- iones ideales con lo dado en Ia censacién. De ahi Ja negacion de su “objetividad” y Ia necesidad de buscar a la correspon- dencia que, a su pesar, existe, una teoria que In explique, Asi, los empiristas tratan de explicarla mediante la redu de aquéllas a la ley de “asociacién de ideas”. Las estructuras ideales se generan en el curso de las sensaciones y surgen de llas. Los racionalistas las consideran como “ideas innatas” anteriores e independientes de todo contacto con Ia realidad sensorial, y necesitan, para explicar su valider objetiva, de una of LA FILOSOFIA DE HUSSERL “armonfa_preestablecida”". La filosofia trascendental, a par tir de Kant, intenta llegar a la solucién del problema mediante Ja admisi6n de una estructura categorial de la conciencia, = partir de la cual la actividad sintética del juicio elabora tas sensaciones y construye con ¢llas la arquitectura de la obje tividad. En cualquiera de los tres casos las articulaciones fore males pertenecen a la dinimica de la conciencia “‘subjetiva” y su “objetividad” se hace problematica 0 queda a merced de tuna hipétesis metafisica de imposible comprobacién. La originalidad de Husserl —y una de sus doctrinas mis fecundas— consiste en el yeconocimiento de la consistencia ob- jetiva de las formas, Para ello no necesita recurrir a una hipé- tesis metafisica més 0 menos problemitica. Le basta insistir em la estructura intencional de Ia conciencia y en el nuevo con- cepto de objetividad que de ellas resulta’. Las relaciones las articulaciones ideales que mentan tos juicios de la légica formal son, por definicién, objetos y hallan su plenitud ante la presencia cfectiva de tos objetos a tos cuales st refierén, Las formas nos son dadas en su presencia originaria, ni mds ni menos que los demis contenidos de la representacién. Como todos los contenidos de la vida de Ia conciencia dependen de los actos y se constituyen me modo que los objetos de la percepcidn sensible no se agotan fen Ios actos que los constituyen, los contenidos formales no se agotan en los actos de la vida intelectual. Al lado de la intuicién sensitiva que nos es dada en la percepcidn, es pre- ciso reconocer una intuicién categorial o intelectual. Al lado- de los actos de intencién. sign tenemos, aqui como alld, actos de plenitud intuitiva en los cuales el ser nos es dado en su realidad plena, En éstos como en aquéllos nos halla ‘mos en presencia inmediata del ser. La realidad queda encua- drada en un marco categorial. Las cosas son y existen de diversas maneras. Entre Ia pre- sencia “ideal” y Ia presencia “real” no hay ninguna medida comin. No es posible, por tanto, hablar de una coincidencia © de una discrepancia entre las formas categotiales y las per- 2 Vid. Cap. HL 95 Joaquin ximAu ‘cepciones que les sirven de base. Percepciones y categorlas per- tenecen a dos dimensiones diferentes del ser y son entre si inconmensurables, Las formas categoriales no son una “cuali- dad” de los objetos —como el color o el sonido~ que sea preciso afiadir al resto de sus cualidades, ni aspiran a “‘coincidir” con ellas. Se limitan a determinar ¢1 objeto en otro sentido, en otra forma y dentro de otra dimensién. Pierde todo sentido el problema de la epistemologia tradicional. La realidad sen- sible no concuerda nunca con las formas légicas ni es posible que sea de otro moilo. Se Himita a constituir la base sobre la cual aquéllas organizan su articulacién ideal. La actividad formal no modifica en nada la base sensorial sobre la cual s€ funda y sin Ia cual no podria existir. Sila modificara en algin modo no surgirfa una relacién categorial sino un nuevo contenido. sensorial deformado. Cambisria la estructura sen- sible, Nada se le afladinia que la trascendiera, La forma cate- gorial no la elabora ni la construye, ni interviene para nada fen su naturaleza especitica. No la forma ni la informa ni la deforma, La deja intacta. Se limita a establecer sobre ella un nuevo sentido. La objetividad de las estructuras ideales, su manera espectfica de ser y de existir, consiste simplemente y gota toda su realidad en el hecho de dasse a la concicneia de una manera peculiar. La diferencia entre Ia sensibilidad y et intelecto no consiste tampoco en el hecho de que la primera sea intuition y et segundo discursivo. En ambos se da, como hemos dicho, Ia ‘oposicién entre ef pensamiento “vacio” y “la plenitud intui- tiva, Una vez mis: la inferencia discursiva —fundada en los juicios y en sus articulaciones Iégicas— no es Ta forma ori ginaria de Ia verdad, como lo han creitlo todas Tas escuclas desde Aristételes. S6lo es posible hablar de Ia verdad 0 de Ia falsedad del juicio en tanto que éste es apto para comprohor us concatenaciones en la intuicién inmediata, No es necesario ni posible reducir la sensibilidad al intelecto como Io in- tenta el racionalismo— ni el intelecto a la sensibilidad —de acuerdo con cl empirismo-. Todos los actos del espirite —sensibles 0 iniclectuales— son aptos para conducirnos a la evi dencia y, por tanto, a la verdad. No necesitan para ello sino 96, TA FILOSOFIA DE HUSSERE, atcanar el objeto al cual wi sghitcaciones se orientan y po Bae el bjecs en ua er onginanio verdad ase define ots select entre el eect pel presieado, Esa com at Cera dom siapla 3 coapign: peempone dl enbmene Heino de te verdad. ta presenter tel se on orga Pt oats et sete que se divge a el. Promuncir jo bie alg no ino una nueve fora ireductiblede'men. Sonate’ de stating ante elo Cee enna aehido objtvos cortlaivos de los actor ntlectates we prsentan ante de-una manera diver we eestnidos sdusiuee coneapndientes fo ato de percepcidn. Ello se colige claramente de lo que llevamos dicho PrP peteepeon'Is cusontacion intuit se reali de una ance tre, Lov stor mediante Tor cuss nos son dade to neceitan de otro acon a de oton contender que ls sit wee tien Son'sctor "46 insole grado” $e “una Tain stisulnibn®, ACREST de td I, gam tone wis peach iar abies er ok de lav inidas sesivas mediante Las cuales To contemplo no oF im cto "de sogundo grado" que se fande en el antvion ‘Son actos sucesivos que se fundan en la unidad del todo. En los actos de intuicién categorial Ia presencia del objeto no {2 sella de ana tnamers ta simple. No se dan nunen por a siseuf puree dene ver Las claones de "parte y (odo ena Gena de Miereeha # iauterda’s de “dioyune Sine cdajantn” presoponen las perepeiones is cuales atten y de ne euler se predican, Necesian de pate y de Sheen ess que consttayon su base y sobre to eles ‘se inserten, Las articulaciones categoriales se prenden sobre Cree rat Sou acig de "set grado" que neceitan de ee Tutamenta Lat tets de inteleccion se fundan sempre chine ie percents ara corm fundamen sie 298 In qe Ie sve de cimients Joaquin stay LA FILOSOFIA DE HUSSERL LEseNciAs Mareriacss posibilidad permanente de atribuciones indefinidas. Se puede gpetir indefinidamente y aparecer o desaparecer con plenitud Como hemos visto antes, las “categorias formales” no son yor o menor en la multiplicidad de individuos concretos. 1a tinica forma de intuicién ideal. Al lado de ellas, las “csen- Bpero le ¢s indiferente el hecho de repetirse o no, de aparecer scias materiales” —Ia esencia del verde, del cuadrilétero, del desaparecer. La esencia es el “qué” de cada objeto. Su consis hombre, de la conciencia, del recuerdo, de 1a esperanza. ..— ‘encia necesaria, aquello que hace que un objeto sea lo que ‘ofrecen otro tipo de idealidad. Fes y se distinga de cualquier otro, con independencia de sus Ahora bien: no toda enunciacién general Weva implicita FP manifestaciones empfricas y de sus modificaciones acciden- una esencia. Los hechos empiricos pueden ser objeto de una f tals laboracién metédica que, mediante un procedimiento indue- Lo mismo que las formas, no consiste en una propiedad tivo, nos Heve al establecimiento de leyes o tipos de una validez particular de ins cosas. Revela también una ‘nueva dimension mas 0 menos general. Todas las leyes de la ciencia natural original del ser, una forma irreductible de la existencia. Su se basan en generalizaciones de esta indole y son, por tanto, existencia no es anterior a su manera de existir sino que se fen su misma generalidad, contingentes, Su formulacién nos da dentifica con ella y no es, en ultimo término, otra cosa que srados diversos de probabilidad, No es posible que nos ofrezca uma forma de constituirse él ser en Ia dinémica intencional de nunca una proposicién necesaria. Su validez es funcién de la Ta conciencia, experiencia y depende del caudal de experiencia que nos dable poseer en un momento dado. A este tipo pertenecen la mayorfa de las nociones relativas a las “cosas”, Todas las cosas se hallan incluidas en tipos generales, sujetas a leyes con m: (© menos precisibn. Esta determinacién es suficiente para di tinguirlas y ordenarlas entre si, de tal manera que no se con- funda una silla con una mesa 0 un pijaro con un avidn. Estas, generalidades de base inductiva no adquieren nunca Ia digni- dad de esencias, Al lado de las generalidades empiricas ¢ independiente- mente de ellas la doctrina de las esencias descubre estructuras universales necesarias de la realidad. La esencia Pero el dominio de las esencias no se agota en el campo de los universales. Toda realidad pasee una esencia, Los indi- viduos tienen también su propia estructura esencial. No es sufciente para legar a cpteria a simple enunciacién de sus earacteristicas peculiares, Entre éstas las hay particulares contingentes. Pero a su lado posee toda individualidad, en tanto que constituida en sf misma de una manera determinada, una naturaleza propia, un conjunto de predicados que deben forzosamente pertenecerle y de Jas cuales no podemos prescin- dir si aspiramos a conocerlo tal como “es”. Para determinar la esencia, no basta hablar de su idealidad y oponerla como como hemos visto, en primer lugar ¢f objeto aquello que es universal a lo individual concreto, ni elevar et frente ale xeglidad individual y a diferencia del b objeto individual, con todas sus cualidades particulares, a la nimero infinlt5 Ae 103 casos particulares posibles. Si yo digo generalidad de lo ideat. Es preciso llegar a Ia inteleccién de de dos cosas que :on verdes hay en esta determinacién Ia afir- aquellos predicados necesarios ¢ interdependientes. La legalidad macién de una identidad a waves de Jos cambios. El verde ideal que los enlaza es Ia esencia de la individualidad. La de- que atribuyo a cada una de ellas puede ser diferente y variar pendencia necesario que se enuncia es la condicién a priori de merced de To: cambios temporales}Lo verde es siempre idén- su. posibilidad como objeto y como tal objeto particular. tico a st mismo y es la condicién-de Ia posibilidad de todas F [Entre los universales se esiablecen imbricaciones y estructuras y cada una de sus realizaciones empiricas. No evoluciona, no necesarias, Cada objeto esti formado por una serie de propie- cambia, no nace, no muere. Su constitucién eterna constituye dades que se hallan en él de una manera contingente. Com- 8 * Joaquin saRAu Porta también una serie de cualidades de tal indole que le son absolutamente necesarias para que pueidan serle aribuidas otras, Entre las cualidades necesarias se establece una jerarquia, De- terminadas cualidades son necesarias para que otras sean sible, La idealidad de ie eveneia conte en la invaraela de esta conexidn®, No hay color sin extensién ni sonido sin altura. Por mucho que cambien, los colores y los sonidos no dejarin de ser sonido y color si Ia extensién y la altura subsisten, Si desaparecen éstas, dejan de existir aquellos. Un objeto mate- ial puede ser mayor 0 menor, tener ‘una superfi men y una forma determinada. Su magnitud, sw forma y su volumen pueden variar indefinidamente, No es posible la existencia de una cosa material sin forma, volumen, superficie 1} magnitud. Si faltara alguno de ellos —si no ocupara ningin lugar ni tuviera forma alguna— no serfa ya un objeto ma terial. $i elimino Ia extensién el objeto material desaparece. Las manifestaciones de ésta pueden variar al infinito. En una u otra forma pertenecen a Ia esencia de 1a materia, Y esto no s6lo para las cosas de este mundo sino, de una manera general, ara cualesquiera cosas de cualquier mundo posible o imagic nnable, en el cual la materia exista, Para llegar a Ja determinacién de la esencia es preciso partir del objeto individual tal como me es dado en la per- ‘epcién 0, mejor, en ta fantasia, En presencia de él, y haciendo abstraccién de su existencia, es posible someterlo a una serie de manipulaciones mentales, Puedo modificar sus atributos aumentarlos, disminuirlos, formarlos, deformarlos, suprimir. los 0 tratar de suprimirlos. En esta serie de operaciones halla- mos siempre un limite mis alli del cual el objeto no es ya modificado sino simplemente suprimido, A través de todas fas modificaciones posibles éste, en su totalidad y en cada uno de sus atributos, nos oftece una resistencia infranqueable, un Miicleo estructural rigido, una consistencia minima, sine gua 4% Huserl no ha expuesto con amplitud ta eseructara de lat cone lones aludidas. Nuestra exposicién se funda en as de algunas de sus hcipulas inmediaios plenamente aprobadas por el macs 100 } LA FILOSOFIA DE HUSSERL, non. Sin moditicar ésta puedo realizar toda suerte de supo- siciones imaginarias. La realidad del objeto permanece intacta, Si la modifico en lo més minimo climino'el objeto mismo. La esencia es aquello que permanece iddntico a través de todas Tas modificaougs. Los predicados accidentales del objeto pue Aap vari in limites sin que la existencia de exe se alle en peligro, Los predicados escnciales no pueden suftir la menor Yariacién, Hiallar una esencia es inquirir tras las variaciones Ja unidad idéatica, Tal es en sintesis el mecanismo de la “abe traccién ideatoria’ No haber tenido en cuenta este hecho radical de Ia vida de Ia conciencia y del ser que le es correlativo es el error csencial del empirismo en todas sus formas. Una ver mis; 1o exci no es nl puede ser una propiedad del objeto individual jue se separe de él por una operacién de la mente 0 se destaque Por un ealuero dea atencion, La propiedad del objeto ind: ‘vidual permanece individual a pesar de todas las operaciones y de todos los esfuerzos. La propiedad separada por la mente © especialmente atendida por ella no pierde ninguna de sus caracteristicas particulars y contingentes. La esencia ideal es ideal y pura. Tiene una forma peculiar de existencia y es ob- jeto de una forma peculiar de intuicién: la intuicién eidética que da cumplimiento a una forma especifica ¢ irreductible de la intencién significativa. Como en el dominio de la percep- cidn o en el de las formas puras, en el dominio de las esencias materiales se opone al acto de simple “significacién” que se dirige a realidades ausentes, el acto de plenitud intuitiva en el cual la realidad ausente se hace presente “en persona”. 1a las otras. No es una gencralidad de hecho. No s tampoco la 101 JOAQUIN xIRAU dientemente de su contenido material’ Las relaciones de depen- ance en que ls sen fads een al contigo mn ical epee te da roms i objet La tama de ‘Str defenterca neces ofa as enc a una coe Sim joarqic de goneon'y cere que.dan sete y coke Tener clda uo dea cles dea fens verdes thers y aetna que nus pen ermal fase categories en renion too “objeto en gener abaden en da hs conviongs seen veode vnecraes 7 Secor sobre eect atari de ad bjto print Jit endo conan oregon te sb, Tels sa Cone ‘ete ec y cons ne eines ete Gategors materees que ly cncandean nT PSP No sélo esto: las articulaciones esenciales, las dependencies que etableceny Jay intclones a ge dan fuga constituyen Ia ase fundamental de todo el edificio del conocimiento, Incluso Jas verdlades formales y las deducciones a priori que derivan de ellas hallan en iiltimo término su fundamento en cone» xiones esenciales, Existen relaciones esenciales de las cuales dependen y en las cuales se fundamentan los procesos formales de la légica deductiva. Del mismo modo que los objetos de Ja realidad tienen una estructura inviolable que constituye st ‘eencia material", los términos del juicio y las conexiones de Jos razonamientos tienen una conexién de dependencia nece- saria que no es, en ailtima instancia, otra cosa que una “esen- cia formal”, EI imperativo de evidencia Neva ya a Descartes a la afir- mde que toda conacimento consse en Ia capiacién de Jas “naturaleras simples” y en su rigurosa composicién. Las ‘naturalezas simples” son aprehendidas por intuicién. Su or niacin Togica ve realca, gracias Ya deduccién, Pero le leduccién se desarrolla mediante una serie de enlaces, y los Nenlaces necesarios no son ni pueden ser, a su vez, otra cosa que “naturalezas simples” que se ofrecen ante nosotros me- diante una intuicién infalible. La ciencia se reduce en su inte- aridad a la intuicién de naturae simplices. Huser! acentiia to- davia, mediante su doctrina de las esencias, Ia funcién de la 102 has 1A FitosoF{A DE HUSSERE evidencia en el proceso de la deduccién racional. La deduccién formal no consiste en otra cosa que en un proceso de reduccidn. ‘a evidencias primarias a través de una serie de conexiones y procesos evidentes a su ver por si. La conexién necesaria de Bitos enlaces obedece a 1a existencia de una estrucrura esencial gue lo define. La conclusién de un silogismo, por ejemplo, ee 'funda en la esencia formal de sus premisas. En ella es aprehendida con evidencia. Cada paso de Ia deduccidn es wna intuicién de esencias. Mediante ella nos es posible concluir de una serie de términos evidentes por si mismos a una verdad Gque no lo es por x, La intuicién categorial halla, asi, su fun- Famento ltimo en la intuicién de esencias y el proceso de- Guctivo que se cimenta en aquélla en el hecho de 1a evidencia fnmediata de conexiones esenciales, De 1a misma manera que fas realidades se hallan encuadradas dentro de ciertos limites infranqueables, Ins estructuras formales poseen una arquitec: tura interna fuera de Ia cual pierden su validez y dejan, sim- plemente, de exist La intuicin esencfal se halla al principio pal fin de todo proceso racional y de todos y cada uno de tos pasos de la razén, De este modo, la evidencia del ser define el campo de to racional, Racional es todo lo que puede ser comprobado me Giante la presencia inequivoca. Ya en la percepcién sensible Se halla implicita, por tanto, la razén, El manantial jiltimo del cual procede toda afirmacién racional es Ja “ Giata del ser dado en 1a intencionalidad de la concien Tas cosas en su presencia originaria es la «nica justificacion 12° zonable de toda asercién posible, EI cambio fundamental realizado por el anilisis fenome- noldgico de la conciencia lleva consigo, por tanto, un cambio Torrelativo de Ia nocién del ser y una rectificacién esenctal, 1o Snismo del realismo ingenuo que da por supuesta una exit: tencia del mundo anterior a Ia conciencia que 1o piensa que del idealismo que ve en Ia realidad del mundo una construe ‘Gin ligica del espirita pensante, En. uno y otf0 €2s0 Gd rela de un esqutma prevapuesto —Ia “realidad en sf” para el primero, Ia “racionalidad perfecta” para el segundo. Bara la fenomenologia el ser se revela simplemente por st 103 JOAQUIN xiRAU presencia, no es sino el correlato de la vi conciencia y halla su definicién en la ngcién misma de evie dencia. El “ser en si” es pura “mitologia”. Carece de sentido hablar de una problemética correspondencia con su realidad ignota. No lo tiene tampoco hablar de la correlacién con un. mundo racional construido por el sujeto de acuerdo con las eyes de Ia Iogica analitica o sintética, La trascendencia del mundo no resulta de un sistema Idgico de relaciones y cate: gorias. Se revela simplemente ante m{ en el acto de la intui- ‘cid, por la presencia directa y originaria del mundo ante la conciencia, De ahi resulta que la concatenacién Iégica que, mediante tun proceso analitico 0 sintético, refiere las consecuencias a los, principios y fundamenta aquéllas en éstos, no es sino un caso particular, una estructura especifica, entre las multiples estruc turas posibles de Ja razén. Es Ia esttuctura de la ciencia mate: mitica que ha servido de prototipo a Ia deduccién racional. De ella han tomado su modelo todas Jas formas de expli- cacién propias de la fisica moderna y, por tanto, de las cien: cias de la naturaleza en general, Los objetos matemiticos y la esencia de Ia materia exigen aquellos métodos. Unos y otros Tequieren 1a inferencia mediata para llegar a la verdad de sus articulaciones, Pero en ambos 1a concatenacién discursiva no es sino el instrumento para Megar de una manera eficaz a la plenitud intuitiva, Para ambas el conocimiento no consiste ni puede consistir, en tiltimo término, en otra cosa que en Ja vision del ser. El ambito del pensamiento racional es inti tamente mds amplio de lo que supone el prejuicio matemati- zante. Es posible concebir y existen, en efecto, al lado deb pensamiento discursivo, otras estructuras de la’ razén en su ‘uso formal y en su uso material. El campo de la Idgica, el de la ciencia y el de la realidad a la cual aspiran ambas se amplia enormemente. La intuicién Ia define en siltima ins tancia y constituye su Gnico limite, A ella es preciso referir toda construccién deductiva y toda articulacién formal como a su tiltima base necesaria y suficiente La relacién entre la realidad sensible y la objetividad ideal que se le sobrepone no es la misma en la intuicién categorial 104 LA FILOSOFIA DE HUSSERE que en Ia intuicién de esencias materiales. Las estructuras for- males, como hemos visto, encuadran la realidad empirica que les sitve de base y Ia dejan intacta, Los objetos individuales quedan incluidos en su trama. Las constelaciones ideales que se dibujan sobre la percepcidn contienen en algtin modo a las cosas sobre Tas cuales se levantan. Las relaciones que estable cen se refieren directamente a las percepciones, las abrazan, ‘organizan con ellas constelaciones y referencias. Las realidades empiricas son términos de la relacidn formal, La intencién significativa y el acto de plenitud las incluyen y las encierran dentro de sus limites. El acto de “ideacién” mediante el cual egamos a la cons- tituciin y a la intuicién de las esencias —Ia esencia del r0jo, del cuadrilétero, de Ia percepcién, de la fisica, del hombre. ..— tiene también como punto de partida la realidad sensorial este Tojo, este cuadrilitero...—. Pero a partir de ella la conciencia la abancona, tuerce In intencién mental y la orienta al objeto ideal. Nos dirigimos al objeto ideal a partir del ejemplo que le sirve de base, Podemos dirigirnos al cuadrilié- tero a partir de cualquier cuadrilitero, a lo rojo a partir de cualquier cosa roja. El cuadrilivero que tenemos ante nos- otros, el hombre que tomamos como ejemplo, son indiferentes al pensamiento y a Ia intuicién de su esencia especttica. La validez de lo que pensamos sobre ellos no depende de sus peculiaridades individuales. E1 teorema de Patigoras no funda su validez en las caracteristicas propias del tridngulo que he- ‘mos dibujado en el encerado. Depende exclusivamente de Ia presencia ante nosotros de una esencia universal y necesaria, a Ta cual puedo dirigirme, a través del ejemplo, en un acto de pensamiento puro y puedo comprobar mediante un acto de ple nitud intuitiva. El ejemplo que sirve de base a la intencién es absolutamente indispensible a ésta, No es posible la mencién ni la intuicién de esencias sino a través de una percepcién. Co- mo en el caso de las formas categoriales, Ia intencién mental en Ja cua! Ia intuicién se realiza es un acto de “segundo grado” que necesita de un fundamento. Pero el objeto individual no entra ‘en Ia constitucién del objeto ideal ni es miembro de ella como ocurre con las esencias formales. A diferencia de ellas, la inten- 105, Joaquin xmRAU_ LA FILOSOFIA DE. HUSSERL,

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