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SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO: DE LA IGUALDAD FORMAL A LA

IGUALDAD REAL UN LARGO TRECHO POR CAMINAR.

Introducción

¿Cómo los derechos de las mujeres se convirtieron en derechos humanos?

“Los derechos humanos son atributos de la persona humana por el mero hecho de serlo, sin

embargo, la especificidad de las violaciones a los derechos humanos que han sufrido y

enfrentado las mujeres −a causa de su género y de los roles y estereotipos que la sociedad

históricamente les ha atribuido−, ha marcado la necesidad de conferir un carácter también

específico al reconocimiento y sobre todo, a la protección de sus derechos (Cuellar,

2009:7)”.

El preámbulo de la Declaración de los Derechos Humanos, que fue adoptada y proclamada por la

Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 19481 como

el primer instrumento a nivel internacional de acuerdos sobre derechos humanos, determina en sus

considerandos que luego de haber vivido actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la

humanidad, los pueblos de las Naciones Unidas se unen para reafirmar la fe en los derechos

fundamentales, en la dignidad y valor de la persona humana y la igualdad de derechos de hombres

y mujeres2. Sin embargo, setenta años más tarde, si bien es cierto la adopción de la Declaración

Universal no ha puesto fin a los abusos y atropellos contra los derechos humanos, nos ha

1
Los instrumentos antecesores de derechos nacieron con la Declaración de Virginia de los EEUU de Norteamérica
denominada también Declaración de los Derechos del Buen Pueblo de Virginia del año 1776, como el primer
documento de la historia que contiene un catálogo específico de derechos. Posteriormente en 1789 con la Revolución
Francesa se aprueba la Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano, que amparaba derechos políticos y
civiles.
2
Asamblea General de las Naciones Unidas. Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ed., Naciones Unidas
en árabe, chino, inglés, francés, ruso y español. (2015)

1
demostrado la importancia de las herramientas en el camino de lograr un fin. Setenta años más

tarde, observamos cómo los Estados han asumido las responsabilidades de los compromisos

adquiridos frente a la garantía de los derechos humanos y se han creado importantes mecanismos

de exigibilidad de derechos que nos han permitido acercarnos al ideal humano de una sociedad de

justicia, igualdad y paz.

Por otro lado, si bien los derechos humanos están contemplados y garantizados en la norma

positiva de convenios, tratados, principios y demás fuentes del derecho internacional

consuetudinario con los que actualmente convivimos y percibimos como una realidad latente, la

teoría crítica de los derechos humanos por su parte afirma que los derechos humanos constituyen

algo más que el conjunto de normas formales reconocidas y garantizadas a nivel nacional o

internacional, sino que además constituyen parte de la tendencia humana ancestral por construir y

asegurar las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales que permiten a los seres

humanos perseverar en la lucha por la igualdad3. Así mismo la teoría crítica resalta la importancia

de reconocer el carácter histórico de la construcción de los derechos humanos, que son el resultado

de largos procesos y transformaciones, que en cada época histórica las condiciones sociales,

políticas, económicas y culturales confluyeron para que los actores relevantes de cada período

pudieran establecer pautas éticas con proyección jurídica para suplir la necesidad de todos los

individuos de contar con las condiciones esenciales para una vida digna4.

De tal forma que el concepto “derechos humanos” desde esta perspectiva crítica empieza a

cuestionarse y devienen varias interrogantes de qué actores están involucrados en su uso y goce

3
Joaquín Herrera Flores. Los Derechos Humanos en el contexto de la globalización: tres presiciones conceptuales. En
International Conference on Law and Justice in the 21st Century. Pág. 25. Ed. Coimbra. (2003)
4
Nieves Rico. Violencia de Género: Un problema de Derechos Humanos. Pág.7 Ed. Serie Mujer y Desarrollo.
LC/L.957. (1996)

2
efectivo, quiénes son titulares de dichos derechos, quiénes establecen la línea de su aplicación,

quiénes los garantizan y si los mecanismos de exigibilidad que giran en torno a ellos constituyen

verdaderos instrumentos de transformación de la declarativa a la aplicabilidad en las dimensiones

reales y necesarias. En relación a ello, Boaventura do Santos considera que se necesita una nueva

arquitectura de derechos humanos basada en un nuevo fundamento y con una nueva justificación

ya que la modernidad durante siglos se consideró universal desde un punto de vista supuestamente

occidental, convirtiendo automáticamente a los derechos humanos universales de Occidente en

derechos humanos universales5. Desconociendo así, cualquier otra epistemología y

homogeneizando los derechos humanos desde una visión androcéntrica basada en el paradigma

“masculino, blanco, heterosexual y poseedor de recursos económicos” y además miope de la

diversidad humana en cuanto a género, etnia, edad, orientación sexual6. Consideraciones que han

sido ampliamente debatidas a lo largo del último siglo sobre todo por la teoría feminista, que han

significado el impulso al surgimiento de una corriente que originó lo que se denominó los derechos

humanos de las mujeres. No se trata de una doble titularidad de derechos, se trata más bien del

reconocimiento a la existencia legal de las mujeres como sujetos de derechos7. En este punto,

resulta imposible entender la dimensión legal de los derechos de las mujeres sin una comprensión

cabal de la categoría: género.

Por lo cual me parece relevante citar a Cecilia Medina en cuanto al nexo inequívoco que afirma

existir entre el derecho internacional de los derechos humanos y la mujer:

5
Boaventura do Santos. Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos en Derecho y Emancipación.
Pág. 176. Ed. Corte Constitucional para el período de Transición. (2011)
6
Evangelina García Prince. Derechos Humanos: Enfoque estratégico indispensable en las políticas públicas de
Igualdad y en el ejercicio de la ciudadanía. Ponencia presentada en el XX Feminario 2009, Los derechos de las Mujeres
son Derechos Humanos. Córdoba. España. (2009)
7
Roxana Arroyo con Lola Valladares. Los Derechos Humanos y Violencia Sexual contra las mujeres. Pág. 406. Ed.
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. (2009)

3
“La situación negativa de la mujer frente al derecho internacional sobre derechos humanos

– ampliamente imputable a la ausencia de participación de la mujer en su creación o

interpretación – sólo puede ser contrarrestada si la mujer comienza a utilizar

consistentemente la legislación internacional sobre derechos humanos para su propio

beneficio”8

Con estos antecedentes respecto de la construcción histórica social de los derechos de las mujeres,

el presente ensayo tiene como propósito realizar un análisis del principio de igualdad y no

discriminación por razón de género, a través de los lentes de la teoría crítica de los derechos

humanos y la teoría feminista, para demostrar su nexo inexorable con los derechos humanos de las

mujeres y cómo influye en la lucha contra la violencia de género y a través de ella también la

violencia sexual.

Para ello estructuraré mi presentación de la siguiente forma: iniciaré como punto de partida con la

conceptualización de los términos género y sexo, a continuación abordaré el tema sobre el

principio de igualdad y no discriminación por razón de género: igualdad de iuris, posteriormente

me referiré a la violencia de género, violencia sexual y su relación con la igualdad de facto, para

finalmente elaborar un análisis a manera de conclusión respecto de las premisas presentadas a lo

largo de este ensayo como aporte frente a lo que significa la existencia del principio de igualdad

como mecanismo de lucha contra la violencia de género y violencia sexual.

Desarrollo

I. El sexo y el género, distinciones conceptuales.

8
Cecilia Medina. Hacia una manera más efectiva de garantizar que las mujeres gocen de sus derechos humanos en
el Sistema Interamericano. Pág. 561. Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (2009)

4
La esencia de los estudios feministas estriba en demostrar que la construcción y el

significado de la diferenciación sexual constituyen principios organizadores fundamentales

y ejes del poder social, así como una parte decisiva de la constitución del sujeto y del

sentido individual de la identidad, en tanto que persona con sexo y género.9 (McDowell,

2009: 7).

Las palabras sexo y género son términos que han sido motivo de usos variados, generalmente

asumidos como si fueran sinónimos, sin embargo, los estudios feministas han generado

importantes aportes a su distinción y caracterización. No siempre fue así, puesto que por siglos las

consideraciones primordialmente sexistas, motivadas por la distinción física y biológica entre los

seres humanos: hombres (machos) y mujeres (hembras), fueron los puntos de partida para la

elaboración de deducciones discriminatorias. Estos consideraciones sexistas por ejemplo,

influyeron en los llamados padres de la filosofía política moderna (Rosseau10, Locke, Hobbes),

quienes justificaron la definición de los derechos ciudadanos y las responsabilidades del Estado

relacionadas con su garantía y protección, excluyendo a las mujeres por considerarlas personas

con una naturaleza distinta a la masculina11, razones que significaron la privación del

reconocimiento y goce de los derechos civiles y políticos de las mujeres.

Este tipo de hechos, lejos de amilanar a las mujeres, las empujó hacia una lucha que desde aquella

época ha continuado criticando el accionar social que privilegia a la visión androcéntrica del

mundo. Ejemplo de ello son las paradigmáticas madres de la filosofía feminista como Olympe de

9
Linda McDowell. La definición del género. Pág.7. Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (2009).
10
Rousseau: “El macho sólo es macho en ciertos momentos, la hembra es hembra a lo largo de toda su vida, o al
menos durante su juventud”. En Emile, Libro V, La Pléiade, Gallimard, pág 697 (1969) Trad. Cast. Emilio o de la
educación, Madrid, (1990). Véase también Rosa Cobo, Fundamentos del patriarcado moderno Jean Jacques Rousseau,
Ed. Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto de la Mujer, Madrid, España, (1995).
11
Celia Amorós. Tiempo de feminismo, cátedra, colección Feminismos, Madrid. (1997)

5
Gouges autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y la ciudadana en 1791 y Mary

Wollstonecraft quien elaboró La Reivindicación de los Derechos de la Mujer en un año después

en 1972, instrumentos que se crearon con el fin de reivindicar la condición humana, de dignidad e

igualdad jurídica de las mujeres para ser reconocidas como ciudadanas de plenos derechos en

respuesta a la Declaración del Hombre y el ciudadano elaborada en 1789, con la prerrogativa del

hombre como modelo de lo humano.

Luego de una largo camino de luchas y reivindicaciones, incluyendo el reconocimiento de “la

igualdad de hombres y mujeres” consignada en la Declaración Universal de Derechos Humanos

en 194512, en 1949 Simone de Beauvoir, la reconocida feminista y escritora francesa, con su obra

El Segundo Sexo, elabora un importante aporte de elementos ideológicos que empuja al

resurgimiento del feminismo posteriormente en los años 60. Su obra es relevante en cuanto a su

planteamiento de que la mujer como persona sexuada, no nace como tal, sino que se hace mujer

como consecuencia del reflejo de lo que ser mujer significa socialmente, resultado de estas

premisas filosóficas los términos sexo y género se convierten en conceptos que permiten visibilizar

la relación pre establecida entre ellos y las condiciones de su construcción histórica13. En 1968

Robert Stoller establece la diferencia conceptual entre sexo y género, el primero como un hecho

biológico y el segundo como los significados que cada sociedad le atribuye a ese hecho14. Es por

eso que el discurso feminista ha tenido que luchar mucho y muy duramente para comprender la

12
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 2: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros.” (1945)
13
Véase La Mística Feminidad de Betty Friedan (1963) quien define el término femenino (inspirado en las obras de
Simone de Beauvoir) como una construcción social en lugar de una determinación biológica y aportando con
elementos fundamentales para entender cómo se perpetúan las relaciones de poder entre los sexos.
14
Judith Salgado. Género y Derechos Humanos. Pág.166. Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. (2009)

6
centralidad organizadora de la diferencia sexual, con sus resultados de género y sexualidad como

uno de los niveles de la constitución subjetiva y social15.

Isabel Cristina Jaramillo define ambos términos de la siguiente forma:

El sexo, como parámetro para crear categorías, distingue entre hombres y mujeres o, en

otras palabras entre machos y hembras de la especie humana. Género, por el contrario, se

refiere a las características que socialmente se atribuyen a las personas de uno u otro sexo.

Los atributos de género son, entonces femeninos o masculinos.16

El género es el sexo socialmente construido17. En este sentido, la consecuencia de las atribuciones

sociales, históricas y culturales a los sexos ha creado una asociación entre lo “femenino” y las

actividades privado-domésticas y lo “masculino” con las actividades público-políticas, creando así

una jerarquización en los roles de género acerca de lo que se entiende por feminidad y

masculinidad. Por ello es importante destacar que hablar de género no es sinónimo de mujer, hablar

de género involucra cuestionar las relaciones, roles y estereotipos socialmente construidos en torno

tanto de mujeres como de hombres.

María Leonor Suárez coincide en que:

La construcción del género, responde un proceso de interacciones múltiples y

autogenerativas que representan la adscripción de modelos específicos al hombre y a la

mujer. Es por ello por lo que no se puede establecer una clasificación dicotómica entre el

15
Griselda Pollock. Generations and Geographies in the Visual Arts. Pág. XVIII. Ed. British Library Cataloguing in
Publication Data. (1996)
16
Isabel Cristina Jaramillo. La crítica feminista al derecho. Pág. 105. Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
(2009)
17
Teresita de Barbieri. Sobre la categoría género. Pág 149. Una introducción teórico-metodológica En Fin de siglo.
Género y Cambio civilizatorio. Pág Ed. Isis Internacional. Ediciones de la Mujer, Nro.17. (1992)

7
sexo aquello que se construye a través de la anatomía, la biología y las hormonas y el

género de los significados psicológicos, culturales y sociales.18

La división entre lo masculino y femenino ha sido crucial para el sistema dual del pensamiento en

el que la mujer al responder al grupo de femenino, automáticamente asume características

asociadas a delicado, sumiso, sentimental, irracional, natural, mientras que el hombre al

representarse en los rasgos que definen lo masculino asume características de fuerza, seguridad,

dureza, racional, político. En este sentido estos dualismos sexualizados obedecen a un sistema de

jerarquía, tomando en cuenta que el derecho se identifica con el lado “masculino” de los

dualismos19. Este sistema de normas contiene en sí misma sus propias reglas de legitimación, las

que consolidan el poder de quienes son, en definitiva, los sujetos creadores de derecho: los

hombres.” 20

Alda Facio al respecto sostiene que:

Cuando el hombre es el modelo de ser humano, todas las instituciones creadas socialmente

responden solamente a las necesidades sentidas por el varón, o cuando mucho, a las

necesidades que el varón cree que tiene las mujeres (Facio, 1996:82)21.

Bajo esta perspectiva, el concepto de patriarcado22 ha tenido una enorme importancia por su

utilidad para vincular el género a la clase y para construir una teoría sobre las razones de la opresión

18
María Leonor Suárez. Teoría Feminista, Política y Derecho. Pág. 12.
http://portales.te.gob.mx/genero/sites/default/files/Mujer%20y%20Derecho_0.pdf
19
Frances Olcen El sexo del Derecho. Pág. 140. Ed. Ministerio de Justicia y Derechos _Humanos. (2009)
20
Alda Facio con Leorena Fries. Feminismo, género y patriarcado. Pág. 21. Ed. LOM, (1999)
21
Alda Facio, El Principio de Igualdad ante la Ley, Pág. 82. en Derechos Humanos de las Mujeres, Lima, (1996)
22
Término utilizado para definir el orden socio-moral y político que mantiene y perpetúa la jerarquía masculina, en
VALCÁRCEL, A. 2001. La memoria colectiva y los retos del feminismo. Santiago, CEPAL (Serie Mujer y Desarrollo
31), p. 23

8
femenina en una amplia muestra de sociedades23. Para lo cual es indispensable reconocer que el

patriarcado como sistema, ha jugado un papel preponderante a la hora de consumar la superioridad

de lo masculino sobre lo femenino, aquel patriarcado que representa la estructura de violencia que

se institucionaliza en la familia, se refuerza en la sociedad civil y se legitima en el Estado 24. Sin

embargo la cultura patriarcal, también conocida como machismo, se difunde tanto por hombres

como por mujeres y de variadas formas, como mediante el Derecho, que creó además normas que

a la luz del derecho internacional de los derechos humanos y de la parte dogmática de la

Constitución, urgen ser reformadas25, puesto que tomando como base las concepciones teóricas

político-jurídicas del patriarcado, éste subordina a la mujer bajo estructuras de violencia

institucionalizada. Lo cual se ha tenido como resultado importantes debates del papel normativo

del principio de igualdad y no discriminación como Bajo esta perspectiva ¿Cuáles han sido los

caminos para poder aspirar a una vida de goce efectivo de derechos para las mujeres para evitar la

violencia de género?

II. Principio de igualdad y no discriminación por razón de género: igualdad de iuris

“La esfera apropiada para todos los seres humanos es la más amplia y la más distinguida que

puedan alcanzar”26.

Para hablar de igualdad es necesario primero reconocer que el mundo en el que se desenvuelve la

sociedad actual se caracteriza por ser desigual, y que en cualquier parte del planeta, bajo cualquier

23
Linda McDowell (2009), La definición del Género En: El Género en el Derecho. Quito: Ministerio de Justicia
Derechos Humanos y Cultos, p. 17
24
Graciela Hierro, “Las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez”. En: Gutiérrez Castañeda, Griselda (coordinadora),
Violencia sexista. Algunas claves para la comprensión del feminicidio en Ciudad Juárez, México, pueg-unam, 2004,
p. 126
25
Ramiro Ávila Santamaría (2009) Crítica al Derecho y la Facultad de Jurisprudencia desde el Género, En: El género
en el Derecho. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
26
H. T. Mili, “Enfranchisement of Women”, en J.S. Mili y H.T. Mill, Essays on Sex Equality, ed. A. Rossi (University
of Chicago Press, 1970), pp. 89, pp. 100-01; M. Wollstoncraft, A Vindication of the Rights of woman (Londres,
J.Jonson, 1972), pp. 49-92.

9
circunstancia, todos y cada uno de los seres humanos han vivido en algún momento de sus vidas

una situación que los ha hecho verse en condiciones de desigualdad frente a otros, remarcándose

las diferencias que a su vez provocan discriminación y por consiguiente violación a los derechos

humanos. Sin embargo, también es importante recordar que lo que se entiende por igualdad en el

ejercicio de los derechos humanos ha ido variando de acuerdo al contexto histórico, a las corrientes

del pensamiento y a las luchas de diversos movimientos sociales27. En relación a ello, Boaventura

do Santos puntualiza que la desigualdad y la exclusión que vive la modernidad no tienen el mismo

significado que en antiguos regímenes y que “por primera vez en la historia, la igualdad, la libertad

y la ciudadanía son reconocidas como principios emancipatorios de la vida social 28”. Tal es así,

que el principio de igualdad que fue universalizado luego de la Revolución Francesa en la

Declaración Universal de los Derechos del Hombre y que en la actualidad si bien es un derecho

humano inalienable, no representa ni abarca la igualdad real, que alejada de la igualdad formal,

busca justicia a través del respeto a las diferencias y la diversidad.

Es así el principio de igualdad puede y debe ser entendido como un principio normativo y

no como una tesis descriptiva; como prescripción y no como aserción, como igualdad en

droits de todos los hombres. De ahí que la igualdad sólo puede ser admita como concepto

normativo y no como un hecho, sino como valor, como prescripción, como respuesta

(Laporta). De forma que, como sostienen Bobbio y Ferrajoli, lo decisivo del principio de

igualdad, en tanto que principio jurídico, es que prescribe la igualdad de derechos. (Añón,

2009:185)29

27
Judith Salgado (2004) “Aportes al debate sobre igualdad” en Revista Aportes Andinos Nro. 9 Discriminación,
exclusión y racismo.
28
Boaventura do Sanotos (2003 (2010)) “Desigualdad, exclusión y globalización: hacia la construcción multicultural
de la igualdad y la diferencia” en Igualdad y no discriminación: el reto de la diversidad por Danilo Caicedo Tapia y
Angélica Porras Velasco. Quito: Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos.
29
María José Añón, “Igualdad, diferencia, discriminación”, Distribuciones Fontamara S.A., México D.F. 2001, pp.
23-59

10
Varias teorías que tratan temas de igualdad y discriminación ponen en relieve el hecho de que más

allá de las diferencias biológicas existentes entre hombres y mujeres, es sorprendente la

incapacidad de las normas para responder frente a las diferencias, ya que el género femenino y la

mujer como sujeto de derechos han sido catalogados desde los estereotipos pre construidos de cada

sociedad en relación al género. En este sentido, el género es una categoría analítica imprescindible

para comprender la desigualdad en campos que se consideraron neutrales, particularmente en el

ámbito de la filosofía, la ciencia política y las ideas que inspiran los principios democráticos y la

gobernabilidad30. La igualdad de género y no discriminación nace en el camino de las importantes

luchas históricas, que será analizada reconociendo los parámetros de la diversidad y a la luz de los

importantes aportes del movimiento feminista al debate sobre la igualdad, la diferencia y la no

discriminación por razón de género31, por cuanto el principio de igualdad no puede ser entendido

alejado de los derechos humanos o entendido fuera de las construcciones sociales estructurales de

la sociedad.

A la luz de estos antecedentes, el principio de igualdad y no discriminación abraza su condición y

su existencia bajo la protección y reconocimiento de los derechos humanos como un concepto que

nace de la ciencia del Derecho y que mantiene una consigna fundamental para comprender las

normas que se relacionan o entrecruzan, cumpliendo así, un papel hipotético de mediador entre lo

que la norma admite y asume y lo que la realidad social exige y expresa. En relación a ello me

permito citar el aporte que Alda Facio elabora respecto de la igualdad:

Para el feminismo, la igualdad no implica que las mujeres nos comportemos como

hombres. Implica eso sí, la eliminación del hombre como paradigma o modelo de ser

30
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), (2007), El Aporte de las mujeres a la igualdad en
América Latina y el Caribe. X Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Quito: Comisión
Económica para América Latina y el Caribe.
31
Judith Salgado. Op. Cit. Ibid. Pág 1.

11
humano, cosa que no es nada fácil de hacer porque ni siquiera estamos conscientes de que

todo lo vemos, sentimos, entendemos y evaluamos desde una perspectiva androcéntrica.

Y como para poder tomar conciencia del hecho de que el hombre y lo masculino han sido

tomados como el paradigma, modelo o referente de lo humano, es necesario ver al mundo

con los lentes del género (Facio, 2009). conferencia

La idea de igualdad pasa por ser uno de los parámetros fundamentales del pensamiento social,

jurídico y político de nuestro tiempo. Al adoptar un punto de vista “normativo” desde el principio

de igualdad, asume que opera siempre sobre la base de que la idea de igualdad es un “principio” y

no una descripción genérica de la realidad. Es decir, que la idea de igualdad no pretende describir

lo que sucede, y está interesada sólo parcialmente en si los hombres comparten o no comparten

ciertos rasgos.320000

La importancia de los procesos de construcción de los derechos humanos se desarrolla

precisamente bajo la premisa de un proceso de positivización, el cual supone una toma de

conciencia progresiva que refleja la necesidad de que los derechos que aparecen históricamente

como derechos naturales, sean acompañados de norma jurídica positiva, es decir, transformarlos

en normas de cumplimiento obligatorio. Este acto de positivización genera las circunstancias

adecuadas para que la norma tenga eficacia social.

Ahora bien, el principio de igualdad no puede ser abordado sin explicar la innegable influencia

que tuvo la teoría liberal en la concepción de la igualdad, tanto como su relación con el patriarcado.

Por ello es importante precisar que desde la visión feminista, el liberalismo está estructurado tanto

por relaciones patriarcales de subordinación entre hombres y mujeres, como por relaciones de

32
Francisco Laporta (1985) “El principio de igualdad” en Revista Sistema Nro. 67.

12
clase, y la dicotomía entre lo que se considera de interés público y privado oculta la sujeción de

las mujeres a los hombres dentro de un orden aparentemente universal, igualitario e

individualista33, que se apalancó sobre todo a través del contrato social. Tanto el liberalismo como

el patriarcalismo, no habrían tenido relación en lo absoluto, sino hubiese sido por la respuesta que

en el siglo diecisiete dieron los teóricos contractualistas a la subversiva cuestión de quiénes debían

considerarse individuos libre e iguales. En el caso de los patriarcalistas excluyeron a la mujer de

todo argumento individualista34. De tal forma que se cuestiona dicha proclama de igualdad que ha

sido universalizada y construida en base a la construcción de un tipo de sujeto de igualdad. Es

decir, la igualdad política liberal, que es la noción sobre la que se sustenta la concepción jurídico-

política moderna es, una igualdad entre individuos, varones, blancos y propietarios35. De forma

correcta Ferrajoli (1999) afirmaba que aunque la igualdad liberal se pretenda universalista, se trata

de un falso universalismo, puesto que una persona que ha sido subordinada por naturaleza no puede

ser al mismo tiempo un ser libre e igual. Y la realidad de las mujeres es que han sido excluidas del

status de “individuos” y, por tanto en la participación en el mundo público de la igualdad, consenso

y la convención36.

Esta exclusión, consecuentemente toma la figura de discriminación femenina que ha sido validada

a través las normas jurídicas al recrear la desigualdad estructural en su aplicación. Esto contribuye

a reforzar patrones de conductas socialmente aceptados, debido a que los estereotipos asignados a

las personas sobre la base del sexo han sido incorporados al Derecho mediante normas

33
Carole Pateman, “Críticas feministas a la dicotomía público/privado” En: El género en el Derecho. Quito:
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2009.
34
Ibid.
35
Iñigo Lamarca Iturbe, “El principio de igualdad en los supuestos de las mujeres víctimas de violencia de género
y/o doméstica”, Ararteko, Defensoría del Pueblo, 2008.
36
Carole Pateman, ibid. Pág. 42

13
discriminatorias contra la mujer.37 Y es precisamente en esta paradójica afirmación donde radica

la importancia del Derecho, puesto que su mayor responsabilidad y meta está representada en la

necesidad de elaborar normas con los estándares necesarios que eviten precisamente que los

patrones socio culturales reproduzcan actos de discriminación y desigualdad. Sin embargo es

importante tomar en cuenta que no se puede redactar una ley que no tenga por resultado la

discriminación de las mujeres si no se ha tomado conciencia de la extensión y profundidad de su

subordinación38.

Con las premisas expuestas como antecedentes, era imperante la necesidad de elaborar normas

específicas que signifiquen aportes importantes para la consecución de la efectiva protección a de

los derechos humanos de las mujeres, y que superen las contradicciones y pretensiones de

neutralidad del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Se consideró que no bastaba con

normas de igualdad y no discriminación39, sino que se requerían normas que tomaran en cuenta

las violaciones sistémicas y estructurales a los derechos humanos que afectaban a mujeres40, puesto

que el derecho internacional de los derechos humanos (DIDH), como rama específica del derecho

internacional, ha sido formulado y aplicado con las mismas discapacidades de género que tienen

las demás ramas del derecho.41 A pesar de ello, el DIDH ha elaborado instrumentos valiosos que

37
Villanueva Flores, Rocío. «Análisis del Derecho y perspectiva de género». Sobre género, derecho y
discriminación. Lima: PUCP-Defensoría del Pueblo, 1999
38
Alda Facio (2009): Metodología para el Análisis de Género del Fenómeno Legal en: El género en el Derecho.
Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
39
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos determina en su artículo 3 que: “Los Estados Parte se
comprometen a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos
enunciados en el Pacto”; en su artículo 2.1 señala el deber de los Estados de respetar y garantizar los derechos sin
distinciones –entre las que menciona el sexo-; y, en su artículo 26 señala: “Todas las personas son iguales ante la ley
y tienen derecho sin discriminación a igual protección de la ley. (…)”, mencionando el sexo como una categoría en la
cual está prohibido realizar discriminaciones.
40
FR FRIES, L. y LACRAMPETTE, N. 2013. Feminismos, Género y Derecho. En: LACRAMPETTE, N. (Ed.)
Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica. Santiago, Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho,
Universidad de Chile, p. 55. Citado por Camila Fernanda Troncoso Zúñiga (2016) en: Derecho Internacional de los
Derechos Humanos de las Mujeres y su recepción por los Tribunales Superiores de Justicia.
41
PALACIOS, P. 2011. El tratamiento de la violencia de género en la Organización de Naciones Unidas. Santiago,
Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile, pp. 7 y 8.

14
abren la posibilidad de visibilizar y actuar frente a la violencia de género a nivel mundial como a

nivel regional de carácter vinculante con plena fuerza de ley, entre ellas tenemos: La Declaración

sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer adoptada en 1967, la Convención

Americana de Derechos Humanos adoptada en 196942, la Convención sobre la Eliminación de

Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW siglas en inglés) adoptada en 1979

y la Convención de Belém do Pará que es la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar

y Erradicar la Violencia contra la Mujer adoptada en 1994.

El análisis y relectura de los instrumentos y mecanismos internacionales de derechos humanos

indica que son pocos los derechos de las mujeres que han sido incluidos, y que aún quedan áreas

que subordinan los intereses de la mujer a los del hombre o al “bien común” o social (IIDH, 1991).

Sin embargo tomaré el ejemplo del Instrumento Internacional CEDAW porque es relevante

reconocer que es el primer instrumento internacional de derechos humanos que toma como punto

de partida la histórica desigualdad de las mujeres y, aunque todavía no se habla de género o

perspectiva de género en el momento en que fue discutida, sí se puede decir que es un instrumento

con perspectiva de género que prohíbe cualquier acto de discriminación en todas las esferas de la

vida43. Sin embargo, tras este importante aporte se esconde una oscura realidad que devela las

verdaderas posiciones de los actores del sistema internacional. Si bien todos los países de América

Latina y el Caribe han firmado y ratificado la CEDAW, no ocurrió lo mismo con su Protocolo

Facultativo adoptado en 1999. Protocolo que insta a los Estados a rendir informes respecto de las

medidas tomadas para cumplir los compromisos asumidos ante la comunidad internacional, para

demostrar cuáles han sido las acciones tomadas para efectivizar en cada territorio la normativa

42
Art.2 de la Declaración Americana: “Todas las personas son iguales ante la ley y tienen los derechos y deberes
consagrados en esta Declaración, sin distinción de raza, sexo, idioma, credo ni otra alguna.”
43
Art.1. prohíbe la discriminación en “las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquiera otra
esfera. “

15
internacional. Ello indica que los Estados reconocen los derechos de las mujeres, pero no todos

están dispuestos a adoptar los instrumentos necesarios para hacerlos efectivos en cada territorio

bajo el compromiso de incorporar a sus legislaciones internas medidas que garanticen la

incorporación del principio de igualdad de hombres y mujeres y no discriminación en sus sistema

legal o en cualquier otra política, programa o proyecto (CEPAL, 2018) página web.

A pesar de que ningún instrumento internacional general de derechos humanos define qué es la

discriminación, en la perspectiva de los derechos humanos, discriminar a una persona o a una

colectividad consiste en privarle activa o pasivamente de gozar de los mismos derechos que

disfrutan otras. De ahí la relación estrecha que existe entre el derecho a la igualdad y el derecho a

la no discriminación44. Por esta razón, la no discriminación en razón del sexo, no es solamente otro

derecho humano sino también un principio fundamental que forma parte del derecho de los

derechos humanos en general, ya que la discriminación contra la mujer constituye violencia. Y

¿Por qué tanto énfasis en la igualdad y no discriminación? Por varias razones. La una es que la

igualdad es un principio clave en el estado constitucional de derechos y justicia; no sólo que tiene

relación con la democracia sino también con la vida cotidiana45.

Aunque es necesario recalcar que en lo que respecta a la noción de igualdad formal, la igualdad

reconocida en la ley no basta para que en las relaciones sociales concretas podamos efectivamente

gozar de igualdad. Lo cual aplica también para el caso de otros grupos subalternizados como los

44
Alda Facio, (2009) El Derecho a la no discriminación en Interpretación de los principios de igualdad y no
discriminación para los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos del Sistema Interamericano. Instituto
Interamericano de Derechos Humanos. San José de Costa Rica.
45
Ramiro Ávila Santamaría (2009) La propuesta y la provocación del género en el derecho En: El género en el
Derecho. Ensayos críticos, Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

16
indígenas, negros, niños/as, jóvenes, personas de la tercera edad, discapacitados/as, lesbianas,

gays, travestis, etc46. (Salgado, 2009: 165)

Es así, que la Dra. Arroyo al respecto de la consecución de la igualdad formal afirma lo siguiente:

La justicia para las mujeres sigue siendo un objetivo a lograr, y es improbable que se

consiga a través de la igualdad formal, porque la forma en la que la sociedad está

estructurada es el resultado de una historia en la que las mujeres estaban legalmente

subordinadas y en la cual se daba por supuesto que su papel natural era prestar servicios

sexuales y domésticos (incluyendo la importante tarea social de cuidar a los hijos/as) a

cambio de una seguridad económica que implica depender de los hombres. (Arroyo, 2011)

III. La violencia de género en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, la

igualdad de facto y la violencia sexual.

“Para lograr esta sociedad igualitaria es necesario que se comprenda que el punto de partida

es asimétrico. Es decir, que hombres y mujeres no empiezan con las mismas oportunidades

por causas socialmente construidas y que por ende, la aplicación de reglas neutrales

conduce a resultados desiguales.”47

Violencia de género

Como se ha descrito en párrafos anteriores, la premisa que rodea el goce efectivo de los Derechos

Humanos se desarrolla en relación a la necesidad de incluir lo “diferente”, de equiparar las

condiciones en las que los seres humanos se desenvuelven y que las normas jurídicas que engloban

46
Judith Salgado (2009)………………………………………………
47
Alda Facio (2009) La Carta Magna de Todas las Mujeres, en El género en el Derecho. Quito: Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos.

17
su correcta aplicación trasciendan la formalidad y el positivismo y puedan transformarse en las

pautas que sirvan para superar los obstáculos sociales, culturales y políticos. En este sentido, la

violencia de género irrumpe en la utopía que rodea el derecho internacional de los derechos

humanos y nos da cuenta de una realidad que ha buscado ser escuchada, hablada, discutida y

resuelta en todos los niveles de poder, un fenómeno social que ha motivado al Sistema

Internacional de Derechos Humanos (SIDH) a buscar soluciones a la discriminación que traducida

a violencia afecta de forma desproporcionada a las mujeres.

¿Cuál ha sido la respuesta de los actores que conforman el SIDH? Para responder la pregunta es

importante citar las conceptualizaciones que se le ha dado a la “violencia de género” con el fin de

entender cómo observan los instrumentos internacionales a este fenómeno para en relación a ello

tomar las medidas necesarias que lo enfrenten y erradiquen. “Lo primero que se debe señalar al

respecto es que el DIDH no ofrece una definición explícita de violencia de género. Los

instrumentos más generales sobre los derechos humanos contienen cláusulas de no discriminación,

mientras los instrumentos relacionados directamente con el tema definen la violencia contra la

mujer y se abstienen de referirse al género como categoría de análisis o, entienden la violencia

contra la mujer como sinónimo de la violencia de género48.” Esta primera precisión devela a

manera general, cómo la no discriminación se ha constituido en el punto de partida para entender

la violencia contra las mujeres, desde donde también se inspiran los Instrumentos Internacionales

sobre los Derechos Humanos de las mujeres para construir la normativa que replica su uso a nivel

mundial. Por otro lado, la falta de distinción entre los términos sexo y género ha hecho que sean

usados comúnmente como sinónimos, mezclando las categorías que diferencian entre rasgos

48
Astrid Orejuela Ruiz (2012) El concepto de violencia de género en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, Revista Latinoamericana de Derechos Humanos volumen 23 (1), I Semestre 2012 (ISSN: 1659-4304)

18
biológicos pertenecientes al sexo y las construcciones sociales que son atribuidos al género

femenino y masculino. Muestra de ello, es lo que, en 1993 en la Cumbre Mundial de Viena para

la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se

define como violencia contra la mujer: “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo

femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o

psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria

de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”49

Nieves Rico por su parte genera un importante aporte en la conceptualización de violencia de

género:

“Se entiende por violencia de género el ejercicio de la violencia que refleja la asimetría

existente en las relaciones de poder entre varones y mujeres, y que perpetúa la

subordinación y desvalorización de lo femenino frente a lo masculino. Ésta se caracteriza

por responder al patriarcado como sistema simbólico que determina un conjunto de

prácticas cotidianas concretas, que niegan los derechos de las mujeres y reproducen el

desequilibrio y la inequidad existentes entre los sexos. La diferencia entre este tipo de

violencia y otras formas de agresión y coerción estriba en que en este caso el factor de

riesgo o de vulnerabilidad es el solo hecho de ser mujer.”50

Argumento al cual me tomaría el atrevimiento de añadir que los factores de vulnerabilidad también

representan todas aquellas características que se afilian al género femenino, con lo cual se incluye

a los hombres que no cumplen con los requisitos que se han construido en relación al género

49
Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
50
Nieves Rico (1996) Violencia de Género: Un problema de Derechos Humanos en Serie Mujer y Desarrollo.
LC/L.957 Comisión Económica para América y el Caribe, Unidad Mujer y Desarrollo, Naciones Unidas.

19
masculino como es el caso de hombres homosexuales, travestis, transgénero o cualquier otra

persona que no se afilia al binario masculino/femenino.

En este sentido, es importante destacar los avances jurídicos de la Conferencia de Beijing celebrada

en 1995, respecto de la necesidad de abordar la violencia de género desde las doce estrategias que

consolidarían los avances de las declaraciones, convenciones y conferencias que se habían dado

con anterioridad. En este escenario se toma importantes decisiones, ya que se instaura el enfoque

de género en todas las políticas de desarrollo y se transversaliza la perspectiva de género como un

eje orientador para la transformación de las estructuras sexistas y discriminatorias, se habla ya de

un desarrollo humano fundado en la equidad.

Se pudiera deducir que con los avances en la normativa jurídica respecto al reconocimiento de los

derechos humanos de las mujeres, se equipararían las circunstancias en las que hombres y mujeres

se desenvuelven como resultado de la igualdad formal; sin embargo, la ejecución y goce de estos

derechos se ha visto obstaculizada y los escenarios de violencia de género se han seguido

reproduciendo, por cuanto las medidas adoptadas por muchos de los Estados signatarios de los

Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos han sido tibias y débiles, limitando el acceso

efectivo de las mujeres a la igualdad de derechos. “El fracaso de la legislación neutral en cuanto

al género – lo cual sería una solución obvia en muchos casos si viviéramos en una sociedad en la

cual la igualdad de género fuera la norma – nos alerta la necesidad de que no podemos espera plena

igualdad de género en el nivel más bajo de organización en la sociedad (la familia) cuando esta

está ausente en el nivel más alto (la nación y el mundo).”51, coartando la posibilidad de un alcance

eficiente y eficaz de la igualdad de facto.

51
Martagert Eichler (2009), Cambios Familiares: Del Modelo patriarcal al modelo de responsabilidad individual, en
El género en el derecho. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

20
Sin embargo, existen ejemplos de Estados que en cumplimiento al compromiso adquirido al firmar

y ratificar los distintos Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos, adaptan la normativa

internacional en sus Constituciones y normas subalternas, y en ese proceso han ido más allá de

instaurar al principio de igualdad en la normativa interna, sino que se ha estableciendo la necesidad

de paridad y equidad entre hombres y mujeres, como herramientas indispensables para alcanzar la

igualdad material o igualdad de facto, tal es el caso de Ecuador52, el Estado Plurinacional de

Bolivia, la República Bolivariana de Venezuela y la República Dominicana.

3.2 Igualdad material o de facto

La relación que existe entre la igualdad formal o de iuris y la igualdad material o de facto es

complicada en tanto su distinción, puesto que existe una delgada línea que los distingue, la cual

tiene estrecha relación en cómo se aplican sus principios teóricos sobre todo cuando se trata de las

acciones positivas. El problema principal radica en que la legitimidad del acto de hacer alusión a

las diferencias se mantiene, mientras no se trasgreda el principio de igualdad de ninguna forma.

“El principio de igualdad material contiene dos dimensiones, por un lado hace referencia y es el

criterio interpretativo básico para “medir” el grado de efectividad de la igualdad formal, pero por

otro lado contiene un principio autónomo de igualdad material dirigido a todos los ciudadanos en

la vida social, económica y política. Su especificidad radica en que si bien la igualdad formal

prohíbe hacer diferenciaciones de acuerdo con una serie de criterios, es decir, hay que hacer

52
Constitución del Ecuador: Art. 11.- EI ejercicio de los derechos se regirá por los siguientes principios: (…) 2. Todas
las personas son iguales y gozaran de los mismos derechos, deberes y oportunidades. Nadie podrá ser discriminado
por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género (…) El Estado adoptará medidas de acción
afirmativa que promuevan la igualdad real en favor de los titulares de derechos que se encuentren en situación de
desigualdad. Véase además sobre paridad de género Art. 61, 116, 176, 179, 183, 210, 217, 224 y 434. Véase también
el Art. 41 en el cual se establece la: "existencia de un organismo especializado que funcionará en la forma que
determine la ley, incorporará el enfoque de género en planes y programas, y brindará asistencia técnica para su
obligatoria aplicación en el sector público"

21
abstracción de esos elementos de diferenciación, la igualdad material tiene un contenido positivo,

es decir, consiste en dar prioridad o atribuir relevancia a los factores de diferenciación.”53

La verdadera relevancia de este principio es conseguir como último fin la igualdad, aquella

igualdad que reconoce las diferencias y respeta las características y condiciones que no se pueden

cambiar pero que las asume como parte indispensable del individuo, como por ejemplo las

diferencias de la orientación sexual, las diferencias de género, sexo, religión, etc.

Mientras que María Milagro Rivera refiere lo siguiente en lo que respecta a la igualdad real:

En otros casos es necesario el análisis desde la igualdad real o material: de las condiciones

de las personas y colocarlas en situaciones materiales de igualdad, lo cual requiere muchas

veces un trato diferente para lograr un resultado igual. Se busca, por ejemplo, promover la

adopción de acciones afirmativas54 para nivelar las desigualdades históricas. Esta es, en

muchos casos, la única manera de dar a las mujeres igualdad de oportunidades y es

importante destacar que no solo alivia las desventajas del pasado, sino que remedia la

manera en que los estereotipos y otros tipos de normas masculinas crean desventajas para

ellas.55

Habrán otros escenarios en los cuales la igualdad no pueda materializarse a pesar de que conste en

una norma, puesto que quienes ejercen la toma de decisiones generalmente la conforman distintos

individuos que cargan su propias percepciones, prejuicios y estereotipos que generan

53
María José Añón (2009) Igualdad, Diferencia, Discriminación En: El género en el Derecho. Quito: Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos.
54
Acciones afirmativas constituyen una estrategia destinada a conseguir la igualdad de resultados mediante medidas
que permitan eliminar las discriminaciones que por razón de género sufren las mujeres. En: María José Añón (2009)
Igualdad, Diferencia y Discriminación. El género en el Derecho. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Pág 306.
55
María Milagro Rivera Garretas (1994) Nombrar el mundo femenino, pensamiento de las mujeres y teoría
feminista. Barcelona; ICARIA. Pg. 179-288.

22
discriminación contra las mujeres. En tales contextos, la igualdad de género exige, no sólo igual

tratamiento ante leyes y normas existentes o cambios a una ley o norma específica, sino que

también exige acción afirmativa.56

3.3 Violencia Sexual

Para ser aún más específicos y disgregar la violencia de género en casos específicos, se tomará

como referente a la violencia sexual con el fin de hacer una presentación más detallada de cómo

se proyecta la violencia y cómo es abordada en un sistema que posee una vasta normativa

garantista, de prevención, sanción y erradicación de violencia en contra de las mujeres. Como

primer ejemplo podemos observar la jurisprudencia internacional, respecto a la posición que tomó

la Corte Interamericana de Justicia en el caso del Penal Castro Castro vs Perú, donde la Corte

reconoció que “la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se cometen

en una persona sin su consentimiento, que además de comprender la invasión física del cuerpo

humano, pueden incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto físico alguno”57.

Hablar de violencia contra la mujer es hablar de violación de derechos humanos y también de

derecho penal, y ya que la violencia sexual se constituye en un tipo penal es necesario entender

que es indispensable el uso de términos estrictos y unívocos que acoten claramente las conductas

punibles, dando pleno sentido al principio de legalidad penal. 58 En este sentido, tampoco existe

unanimidad en cuanto a la terminología en torno a la sexualidad y se siguen manteniendo fuentes

56
Joan Williams (2009) Igualdad sin discriminación en: El género en el Derecho. Quito: Ministerio de Justicia y
Derechos Humano.
57
Corte IDH. Caso del “Penal Miguel Castro Castro vs Perú”. Cit., párr. 306. Cfr., también, ICTR. Case of
Prosecutor v. Jean-Paul Akayesu. Judgement of September 2, 1998, para. 688.
58
Roxana Arroyo y Lola Valladares (2009) Derechos Humanos y Violencia Sexual contra las mujeres. En: El
género en el Derecho. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

23
vetustas que no responden a los avances de la realidad social en cuanto a conocimientos teóricos

innovadores acordes a la época histórica, ni novedosos aportes al derecho penal. Las nuevas

corrientes de la doctrina penal permiten visibilizar cómo la violencia sexual es una muestra del

ejercicio de las relaciones de poder, donde el cuerpo de la mujer se consuma como el objeto al cual

se puede acceder sin necesidad de consentimiento. En la Declaración de las Naciones Unidas sobre

la Eliminación de la Violencia contra la mujer59 se definen los ámbitos en donde se perpetúan los

actos de violencia sexual que van desde la familia, la comunidad en general, el trabajo,

instituciones educativas y cualquier otro lugar además de la perpetrada o tolerada por el Estado. 60

En el informe de la Relatora Especial sobre la Violencia Contra la Mujer elaborado en 1997 se

establece que “todas las formas de violencia sexual contra la mujer son métodos empleados para

su sometimiento mediante el control de su sexualidad por la violencia, el miedo y la

intimidación.”61 Lo cual se ve reflejado en los datos que Organismos no Gubernamentales como

Amnistía Internacional, recogen en informes internacionales respecto en este caso de los derechos

de las mujeres y las niñas:

Fueron pocos los avances de los Estados para atajar la violencia contra mujeres y niñas;

por ejemplo, no se las protegía de las violaciones y feminicidios, y los responsables

tampoco rendían cuentas. Hubo denuncias de violencia de género en Brasil, Canadá, El

Salvador, Estados Unidos, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana y Venezuela, entre

59
Para leer más sobre violencia y jurisprudencia internacional véase Violencia y jurisprudencia internacional de
Roxana Arroyo y Lola Valladares respecto de los casos de violencia sexual que se trataron en el Tribunal
Internacional para la ex Yugoslavia, Tribunal Internacional para Ruanda e informes del Sistema Interamericano y
Europeo de Derechos Humanos.
60
Declaración sobre la Eliminación de la violencia contra la mujer. Resolución de la Asamblea General 48/104 del
20 de diciembre de 1993. Art. 2
61
Relatoría especial sobre violencia contra la mujer sus causas y consecuencias. E/CN.4/1997/47, 12 de febrero de
1997. Comisión de Derechos Humanos. 53 período de sesiones, Tema 9 a) del programa provisional. Informe de la
relatora Especial sobre la Violencia contra la mujer, Sra. Radhika Coomaraswamy.

24
otros países. Las numerosas violaciones de los derechos sexuales y reproductivos

repercutían considerablemente en la salud de las mujeres y las niñas.62

La desprotección estatal es especialmente grave en el campo del derecho procesal penal, puesto

que se produce un incomprensible proceso de re victimización de las mujeres que denuncian actos

de violencia sexual. Lamentablemente en cuanto se trata de delitos sexuales, la víctima es

cuestionada respecto de su nivel de culpabilidad en la consumación del delito y en su condición

de víctima debe demostrar que no estuvo inmiscuida en hechos que pudieran provocar que se

efectuara el delito.

En este sentido el Estatuto de Roma adoptado en el año 200263 significó un importante avance en

el DIDH de las mujeres, puesto que este Instrumento reconoce la violación, la esclavitud sexual,

la prostitución forzada, el embrazo forzado, la esterilización forzada y otros abusos sexuales de

gravedad comparable como crímenes contra la humanidad cuando forman parte de ataques

generalizados o sistemáticos contra la población civil.

Por eso es importante recordar que “carecemos de protección cuando el uso de la fuerza física,

psicológica o sexual no es vista como una forma de violencia sino como una manifestación propia

de la cultura o como prerrogativa de un grupo en ejercicio de diversas formas de poder. En la

práctica estas dos dimensiones se entrecruzan, están entrelazadas de modo que se refuerzan

mutuamente y sostienen las más graves violaciones a los derechos humanos.”64

62
Amnistía Internacional (2017) Informe 2016/2017, la situación de los Derechos Humanos en el mundo. Londres:
Amnesty International Ltd.
63
El Caucus de Mujeres por la Justicia de Género participó de las discusiones sobre los contenidos del Estatuto de
Roma, presentaron propuestas técnicas y diseñaron toda una estrategia de looby y abogacía. El Estatuto de roma
constituye el ejemplo más significativo de la transversalización del género en un tratado internacional, logrado a través
del trabajo del Caucus. En: http://www.mujereshoy.com. Citado en Derechos Humanos y Violencia sexual contra las
mujeres de Roxana Arroyo y Lola Valladares (2009) El género en el Derecho. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos.
64
Roxana Arroyo y Lola Valladares, op. cit. Ibid.

25
3. CONCLUSIONES

Luego de los dolorosos eventos históricos que conllevaron a la posterior creación de la

Organización de las Naciones Unidas, los derechos humanos se constituyeron en un concepto que

buscó universalizarse a través de un conjunto de normas formales con el fin de que pudieran

garantizar su goce y ejercicio efectivo, sin discriminación y evitando cualquier tipo de violación.

Sin embargo la teoría crítica va más allá, y categoriza a los derechos humanos como algo más que

dicho conjunto de normas formales sino que reconoce que son el resultado de una construcción

social histórica y que al ser universales no permiten que se haga distinciones arbitrarias entre

ciudadanos y ciudadanas o entre otras personas, con lo cual se genera obligaciones a los Estados

que permite que la ciudadanía le exija legalmente a los Estados su implementación y que a su vez

éste responda por su violación. Así, el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres

forma parte de dicho proceso histórico ya que urgía una respuesta que correspondiera al tamaño

del problema. Las mujeres exigían que sus derechos fueran reconocidos no como “otros” derechos

sino como aquellos que eran inherentes a su condición de ser humano y por lo tanto de dignidad,

con los cuales pudieran enfrentar la realidad de discriminación y violencia. Para ello los aportes

que hizo la teoría feminista a través de sus distintas concepciones fue imprescindible, ya que

permitieron visibilizar las desiguales relaciones de poder que se consumaban en las relaciones

sociales entre hombres y mujeres, para poder elaborar una normativa internacional que rompiera

con el paradigma androcéntrico que pudiera englobar los intereses de ambos sexos y de ambos

géneros para la consecución de la igualdad y que a su vez permitieran tomar conciencia de las

violaciones que sufren las mujeres a sus derechos.

La idea de igualdad es el termómetro para medir las condiciones sociales, jurídicas y políticas de

las sociedades modernas. Por ello, desde el punto de vista normativo involucra reconocer la

26
igualdad como un principio bajo la premisa de positivización, pero a su vez tomando en cuenta la

importante brecha entre lo que involucra la igualdad formal y la igualdad real, la cual podrá

eliminarse una vez que el día a día se vea marcado por la ausencia de discriminación, en este caso

de género específicamente para poder alcanzar una verdadera justicia social.

Así, la violencia de género se abre paso como el término a través del cual se representan todos los

tipos de violaciones de derechos hacia las mujeres, en distintos ámbitos, por cualquier persona,

por su condición de mujer. Esto, ya que el término género también ha sido asumido como relativo

a la mujer en la normativa internacional, aunque sí se ha se ha singularizado en varios Instrumentos

internacionales que la violencia contra la mujer representa una de las manifestaciones de las

relaciones de poder históricamente desiguales en entre hombres y mujeres. En relación a ello, es

importante recalcar que el enfoque de género se constituye en una herramienta política feminista

que permite hacer leyes que respondan a la realidad diversa de las personas y que impide que sean

homogeneizadas como si tuvieran todos los individuos los mismos problemas o necesidades y que

reconoce que el sistema patriarcal es el que preserva las expresiones históricas que contribuyen a

que se mantengan y se siga reproduciendo las estructuras que oprimen a la mujer.

Los motivos que generan la violencia contra la mujer se centran principalmente en la

discriminación a causa del género y los estereotipos que afianzan su actuación. Es por ello, que

una de las principales formas de contrarrestar la violencia de género es generando políticas

preventivas que permitan erradicar la violencia estructural e institucionalizada en nuestra sociedad

y que nos permitan transformar los patrones socio-culturales en donde se sigue replicando. De

igual forma la violencia sexual mantiene el formato de doctrinas vetustas que necesitan renovarse

para que el Derecho Penal pueda cumplir la función no sólo de sancionar al culpable sino de

proteger a la víctima, ya que en la actualidad se sigue cosificando a la mujer, asumiendo que su

27
cuerpo puede ser violentado y es inconcebible en este escenario que la víctima sea re victimizada

y obligada a asumir una posición donde debe probar su inocencia, siendo víctima no sólo de

violencia sexual sino víctima de los derechos fundamentales de todo ser humano.

En este largo camino hacia la igualdad no se puede desconocer que es un tema que conlleva muchas

aristas por analizar, la igualdad ha sido un término, una pauta, un principio que ha motivado

grandes debates filosóficos y legales con el fin de dilucidar hacia dónde debe mirar la humanidad.

Ese fin último en el que soñamos con una sociedad de paz, no debe ser tratado como una utopía,

puesto que los hombres y mujeres de la historia han unido hombros para finalmente

enorgullecernos de lo que hemos alcanzado juntos y que podemos seguir construyendo juntos. La

importancia de la solidaridad entre los hombres y las mujeres radica principalmente en reconocer

las diferencias que nos caracterizan y cómo la igualdad entendido como aquel principio social,

ético y político de las relaciones entre los géneros nos permita reconocernos como de igual

importancia, con lo cual podremos eliminar el referente de un modelo único y darnos la

oportunidad de apoyar el desarrollo de las capacidades humanas de cualquier persona, sin importar

su género.

28
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Podría decirse que, desde una perspectiva sin análisis de género, Norberto Bobbio, que es uno de

los filósofos más conocidos en nuestro medio, llegaría al mismo resultado, en un ensayo que se

denomina “la teoría del prejuicio”. Bobbio considera que el camino para la discriminación está

conformado por tres fases: (1) el reconocimiento que existe una diferenciación natural, como por

ejemplo ser biológicamente hombres y mujeres, negros y blancos; (2) que esta diferenciación

natural da lugar a una diferenciación cultural, que implica una valoración, como por ejemplo, el

hombre es racional y la mujer emocional, que es lo que Bobbio llama un prejuicio; (3) el acto que

se basa en el prejuicio es necesariamente discriminatorio. (Citado en CRÍTICA AL DERECHO

YALA FACULTAD DE JURISPRUDENCIA DESDE EL GÉNERO de Ramiro ÁVILA. P. 229)

El formato aceptado para citar fuentes es en notas de pie de página a espacio simple. En caso

de dudas respecto al uso correcto de las notas de pie de página, por favor, consulte "The

Uniform System of Citation: The Bluebook".

10. Cada participante debe de incluir su hoja de vida de no más de tres páginas, explicando la

experiencia o interés del autor en temas de derechos humanos. Por favor remita su hoja de vida

como documento por separado de su ensayo.

32

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