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Definición: Es la pérdida lenta de la función de los riñones con el tiempo. El principal trabajo de estos órganos es
eliminar los desechos y el exceso de agua del cuerpo.
Causas: La enfermedad renal crónica (ERC) empeora lentamente durante meses o años. Es posible que no note ningún
síntoma durante algún tiempo. La pérdida de la función puede ser tan lenta que usted no presentará síntomas hasta que
los riñones casi hayan dejado de trabajar.
La etapa final de la ERC se denomina enfermedad renal terminal (ERT). En esta etapa, los riñones ya no tienen la
capacidad de eliminar suficientes desechos y el exceso de líquido del cuerpo. En ese momento, usted necesitaría diálisis
o un trasplante de riñón.
La diabetes y la hipertensión arterial son las 2 causas más comunes y son responsables de la mayoría de los casos.
Muchas otras enfermedades y afecciones pueden dañar los riñones, por ejemplo:
Hipertensión arterial
Hemogramas bajos
Vitamina D y salud de los huesos
Síntomas: Los primeros síntomas de la ERC también son los mismos que los de muchas otras enfermedades. Estos
síntomas pueden ser el único signo de un problema en las etapas iniciales.
Diagnóstico: La mayoría de las personas presentará hipertensión arterial durante todas las etapas de la ERC. Al hacer un
examen, su proveedor de atención médica también podría oír ruidos cardíacos o pulmonares anormales en su pecho. En
un examen del sistema nervioso, usted podría mostrar signos de daño a nervios.
Un análisis de orina puede revelar proteína u otros cambios. Estos cambios pueden surgir de 6 a 10 meses antes de que
aparezcan los síntomas.
Los exámenes para verificar qué tan bien están funcionando los riñones incluyen:
Depuración de creatinina
Niveles de creatinina
Nitrógeno uréico en la sangre (BUN, por sus siglas en inglés)
La ERC cambia los resultados de muchos otros exámenes. Usted deberá realizarse los siguientes estudios incluso cada 2
a 3 meses cuando la enfermedad renal empeore:
Albúmina
Calcio
Colesterol
Conteo sanguíneo completo (CSC)
Electrólitos
Magnesio
Fósforo
Potasio
Sodio
Otros exámenes que pueden llevarse a cabo para buscar la causa o el tipo de enfermedad renal incluyen:
Tomografía computarizada del abdomen
Resonancia magnética del abdomen
Ecografía abdominal
Biopsia de riñón
Gammagrafía de riñón
Ecografía de riñón
Esta enfermedad también puede cambiar los resultados de los siguientes exámenes:
Eritropoyetina
Hormona paratiroidea (PTH, por sus siglas en inglés)
Examen de la densidad ósea
Nivel de Vitamina D
Tratamiento: El control de la presión arterial retrasará un mayor daño al riñón.
Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o los bloqueadores de los receptores de angiotensina
(BRA) se emplean con mayor frecuencia.
El objetivo es mantener la presión arterial en o por debajo de 130/80 mm Hg.
Siempre hable con el especialista en riñones antes de tomar cualquier medicamento de venta libre. Esto incluye
vitaminas, hierbas y suplementos. Asegúrese de que todos los proveedores de atención que usted visita sepan que
padece ERC.
NO fume.
Consuma comidas con un contenido bajo de grasa y colesterol.
Haga ejercicio regularmente (hable con su médico o enfermera antes de empezar).
Tome medicamentos para bajar el colesterol, si es necesario.
Mantenga controlado el nivel de azúcar en la sangre.
Evite ingerir demasiada sal o potasio.
Hiperplasia de la próstata
Definición: La próstata es una glándula pequeña del tamaño de una nuez que se sitúa debajo de la vejiga, delante del
recto y forma parte del tracto reproductivo masculino, ya que produce un líquido que combina con el esperma para
formar el semen.
Al nacer, la glándula de la próstata es pequeña. Cuando los niveles de testosterona aumentan durante la pubertad, la
próstata crece de manera rápida, doblando su tamaño a los 20 años de edad. El crecimiento se ralentiza durante las
próximas dos décadas y la próstata no suele causar problemas durante muchos años.
La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es un agrandamiento no canceroso de la glándula prostática cuya prevalencia
aumenta progresivamente con la edad. De hecho, menos del 10 por ciento de los hombres de 30 años de edad tiene
agrandamiento de la próstata. A los 40 años, el hombre experimenta un segundo agrandamiento. La mitad de los
hombres tiene un agrandamiento de próstata a los 60 años de edad, y a los 85, el 90 por ciento de los hombres tiene un
agrandamiento de próstata.
A medida que la glándula aumenta, obstruye con el flujo de orina en la uretra. Esto incrementa la función de la vejiga
para eliminar la orina. Con el tiempo el problema se agrava y con frecuencia la vejiga no llega a vaciar toda la orina.
Causas:Sus causas más corrientes son el envejecimiento y la presencia de andrógenos u hormonas sexuales masculinas.
Síntomas:El crecimiento de la próstata suele venir acompañado de síntomas obstructivos como micción vacilante o
intermitente, disminución de la fuerza y adelgazamiento del calibre del chorro urinario. También pueden presentarse
síntomas irritativos como disuria (dolor, molestia o sensación urgente que se presenta al orinar), frecuencia urinaria,
nicturia (aumento de la frecuencia urinaria nocturna), y urgencia por ir al baño.
El agrandamiento de próstata puede hacer que sea más difícil orinar. No todos los hombres que tienen un
agrandamiento de próstata experimentan los síntomas.
Los síntomas pueden ser leves debido a que el músculo de la vejiga es capaz de compensar la presión del agrandamiento
de la próstata sobre la uretra. La presión de la próstata en la uretra produce una corriente interrumpida o débil de orina.
Otros síntomas incluyen:
Dificultad para empezar a orinar.
Permanencia de la dificultad tras haber orinado.
Sensación de no haber vaciado la vejiga por completo
La gravedad de estos síntomas sucede cuando la orina que se encuentra en la vejiga produce irritación. Estos síntomas
incluyen:
Micción dolorosa.
Necesidad de vaciar la vejiga constantemente, especialmente por la noche.
Sensación de urgencia que acompaña a la necesidad de orinar.
Pérdida del control de la vejiga (incontinencia).
Las complicaciones severas pueden ocurrir si la vejiga no se vacía por completo. La orina que permanece en la
vejiga puede producir el crecimiento bacteriano, que puede causar infecciones en el tracto urinario. Además, los
cálculos urinarios se pueden formar en el revestimiento de la vejiga debido a una acumulación de restos y
productos químicos.
Los vasos sanguíneos rotos pueden producir sangre en la orina, a menudo debido a venas desgarradas o ampliadas en la
superficie interna de la próstata. La sangre en la orina también se puede producir por el estiramiento de la pared de la
vejiga. Si no se trata, la orina retenida en la vejiga puede ascender hasta a los riñones, lo que puede producir lesiones e
insuficiencia renal.
Prevención: En la actualidad no se puede prevenir la aparición de la hiperplasia benigna de próstata ni los problemas
urinarios asociados a la enfermedad.
Diagnóstico:El médico puede sospechar un caso de hiperplasia benigna de próstata basándose en los síntomas tras
realizar una exploración física. Al palpar la próstata durante un examen rectal, el médico generalmente puede
determinar si está agrandada. También buscará nódulos, que pueden indicar la presencia de cáncer y comprobará si
existe dolor, lo cual puede ser indicio de infección.
Además, el especialista planteará diversas cuestiones al paciente para estimar la gravedad de sus síntomas urinarios.
Realizará un tacto rectal para determinar el tamaño, la forma y la consistencia de la glándula de la próstata. También
realizará un análisis de orina para determinar si existe algún tipo de infección de orina.
Ocasionalmente, el médico puede realizar otras pruebas, como una ecografía, para medir la cantidad de orina
acumulada en la vejiga, o una cistoscopia, en la que un tubo ligero será insertado a través del pene hasta la vejiga.
También pueden realizar pruebas específicas para evaluar los músculos y los nervios de la vejiga, especialmente si el
paciente está padeciendo pérdidas de orina.
Medicación: Los medicamentos llamados bloqueadores alfa ayudan a relajar los músculos en la base de la vejiga y
aumentan la capacidad del hombre para orinar. Aproximadamente el 70 por ciento de los hombres experimentan
mejoras en sus síntomas a partir de unos días o semanas tras haber comenzado a consumir estos medicamentos.
La parte negativa es que los bloqueadores alfa pueden provocar mareos, fatiga o hipotensión. Normalmente los
bloqueadores alfa que más se prescriben incluyen tamsulosina, alfuzosina, doxazosina y terazosina.
Para algunos hombres, los fármacos que bloquean la testosterona pueden reducir el tamaño de la próstata e
incrementar el flujo de la orina.
Las desventajas de este tipo de fármacos son que se pueden tardar de tres a seis meses para comenzar a actuar, y que
pueden causar impotencia en aproximadamente el 4 por ciento de los hombres que lo toman. Los bloqueadores de
testosterona comúnmente prescritos, también conocidos como inhibidores de la 5-alfa reductasa, incluyen finasterida y
dutasterida.
Estudios recientes sugieren que la combinación de los bloqueadores alfa con los bloqueadores de testosterona pueden
dar mejores resultados que los fármacos de forma aislada.
Cirugía:Esta opción ofrece la mejor vía para mejorar los síntomas pero también conlleva el mayor riesgo de sufrir
complicaciones. Hay varios tipos de procedimientos quirúrgicos:
La resección transuretral de la próstata: Este es el procedimiento que se realiza con mayor frecuencia. El cirujano
introduce un telescopio y un lazo eléctrico a través de la uretra hasta la próstata agrandada de tamaño. El lazo eléctrico
quema el tejido prostático adicional para abrir el conducto uretral. La operación dura unos 90 minutos. Requiere
anestesia general o espinal y la permanencia en el hospital por un día. Los efectos secundarios más comunes son la
eyaculación retrógrada, en la que el semen fluye a la vejiga en lugar de ir al extremo del pene, y concluye en orgasmos
"secos".
Incisión transuretral de la próstata: Esta cirugía ensancha la uretra haciendo cortes pequeños en la apertura de la
vejiga, en lugar de eliminar el tejido de la próstata. Este procedimiento tiene la ventaja de producir pocas
complicaciones y no es necesaria el ingreso en el hospital por una noche. Sin embargo, los resultados a largo plazo no
son tan buenos como la resección transuretral de la próstata.
Termoterapia transuretral con microondas: Una antena de microondas se inserta en la uretra para calentar la próstata
y destruir la parte de la próstata que es demasiado grande. Este procedimiento cuesta menos que la resección
transuretral de la próstata. No es necesario permanecer una noche en el hospital. Sin embargo, aproximadamente la
mitad de los hombres necesitan un tratamiento adicional a los cuatro años.
Ablación con aguja transuretral de la próstata: Este procedimiento utiliza una aguja calentada para quemar pequeñas
cantidades de tejido de la próstata. Al igual que la Incisión transuretral de la próstata, este procedimiento cuesta menos
que la resección transuretral de la próstata y supone menos complicaciones. No es necesario el ingreso hospitalario.
Prostatectomía transuretral ecoguiada inducida por láser: Utilizando la ecografía como guía, el cirujano elimina el
tejido de próstata que es demasiado grande con un láser. Una variación de este procedimiento que utiliza un telescopio
en lugar de la ecografía se llama Prostatectomía visualizada con láser asistido.
Cirugía abierta: Ocasionalmente, un agrandamiento de próstata excesivo puede requerir una incisión entorno al hueso
púbico para acceder a la próstata agrandada y eliminarla por cirugía convencional.
Riesgos:La hiperplasia benigna es un crecimiento de la parte central de la próstata. No obstante, alrededor de esta
hiperplasia sigue existiendo tejido prostático periférico.
En esta periferia de la próstata puede desarrollarse un crecimiento maligno en pacientes que ya tienen una hiperplasia
de próstata. Por este motivo es fundamental realizar una revisión anual para detectar si ha aparecido un cáncer.
Infección urinaria o cistitis
Definición: La infección de orina está provocada por la invasión de microorganismos en el tracto urinario. Puede
producirse por dos vías diferentes: por el extremo inferior de las vías urinarias (abertura en la punta del pene o de la
uretra, según se trate de un hombre o de una mujer), que es el caso más frecuente; o bien a través del flujo sanguíneo,
en cuyo caso la infección afecta directamente a los riñones.
Las infecciones de las vías urinarias más habituales son las producidas por bacterias, aunque también pueden
presentarse a causa de virus, hongos o parásitos. De muchas de ellas es responsable la bacteria llamada Escherichia coli,
que normalmente vive en el intestino. Infección de orina o del tracto urinario son expresiones que engloban diferentes
enfermedades infecciosas (producidas por un microorganismo o germen) y que afectan a cualquier parte del sistema
urinario (riñón, uréteres, vejiga urinaria o uretra).
Cualquier anormalidad que provoque una obstrucción del flujo de orina (piedras en el riñón, estructuras anómalas,
etcétera,) puede inducir a una infección urinaria.
Una próstata dilatada puede frenar el flujo de orina, por lo que incrementa el riesgo de infección.
Las personas sometidas a exámenes mediante tubos o catéteres o que necesitan sondas pueden desarrollar más
fácilmente infecciones procedentes de dichos instrumentos.
Los mayores se ven afectados por este tipo de infecciones con mayor frecuencia, así como las que sufren una
disminución del sistema nervioso, que les impide controlar la vejiga a voluntad.
Por otra parte, cualquier desorden que produzca una supresión en el sistema inmune incrementa el riesgo de
sufrir una infección urinaria, ya que este sistema es el encargado de mantener a raya los microorganismos
patógenos responsables de las infecciones.
También se dan en bebés nacidos con alguna deformación del tracto urinario, que a menudo han de ser
corregidos mediante cirugía.
Causas: La causa más frecuente en los varones, de infecciones a repetición, es una infección bacteriana persistente
en la próstata. Las mujeres contraen con frecuencia infecciones de la vejiga después de una relación sexual,
probablemente porque la uretra ha sufrido contusiones durante la misma. En casos muy particulares, las infecciones
repetidas de la vejiga en las mujeres son originadas por una conexión anómala entre ésta y la vagina.
Síntomas: El cuadro clínico de la cistitis puede variar en función de la zona en la que se presente la infección. Estos
son los síntomas más comunes de la infección de orina:
En el caso de las mujeres con menopausia, utilizar una crema de estrógenos es eficaz a la hora de reducir las
posibilidades de contraer una cistitis.
Tener precaución con algunos preservativos, cremas espermicidas o el diafragma, ya que no son
recomendables para personas propensas a padecer infecciones urinarias. En este caso, se aconseja acudir al
especialista para adoptar un método anticonceptivo diferente.
Utilizar cremas lubricantes durante las relaciones sexuales: La irritación vaginal postcoital es una causa muy
frecuente de infección en la vejiga; el uso de lubricantes es una forma eficaz de evitar el roce y, por lo tanto,
posibles infecciones.
En el caso de los bebés y niños, es importante cambiar los pañales de forma frecuente, así como instruir a los niños en
los hábitos higiénicos que deben realizar después de haber orinado o defecado.
Tipos
Bacteriuria: Es la presencia de bacterias que aparecen en un análisis de orina.
Infecciones de tracto urinario inferior: Son de varios tipos. La cistitis se produce en la vejiga, mientras que la uretritis se
localiza en la uretra. En el caso de los hombres, la infección urinaria puede producirse en la próstata (prostatitis) o en los
conductos encargados de la producción y excreción del semen (orquiepididimitis).
Infecciones de tracto urinario superior: Se denomina así a otro tipo de infecciones más graves, como la pielonefritis
aguda, que afecta a los riñones.
Infecciones urinarias no complicadas: Son infecciones banales que no presentan otras patologías, como la cistitis o
pielonefritis.
Infecciones urinarias complicadas: Cuando existen otras patologías como alteraciones metabólicas, inmunodepresión o
la aparición de patógenos inusuales. Pueden afectar tanto a niños como a mujeres embarazadas y hombres.
Infecciones urinarias recurrentes: Son infecciones que vuelven a aparecer causadas por el mismo microorganismo o por
otro.
Infección urinaria crónica: La infección urinaria se cronifica cuando no termina de desaparecer a pesar de los
tratamientos.
Diagnóstico:Las pruebas y análisis que tendrán que realizarse al paciente con cistitis dependerán de la zona donde se
presume que radica la infección y de los síntomas que éste padezca. Algunas de las pruebas más generales son las
siguientes:
Examen físico: El médico palpa la zona abdominal y pélvica del paciente para detectar los lugares con dolor o con
enrojecimiento.
Análisis de orina: Con una muestra de orina del paciente se examina si ésta contiene algún agente infeccioso (germen
nocivo).
Cultivos de orina, líquido vaginal o líquido uretral: Se siembra una gota de algunos de estos líquidos en una placa con
nutrientes para bacterias y, después de transcurridas varias horas para que éstas crezcan, se determina qué tipo de
bacteria es la causante de la infección y qué antibióticos pueden resultar efectivos (antibiograma).
Citoscopia: Consiste en introducir por la uretra un tubo provisto de lentes y luz para observar directamente el estado de
la uretra y la vejiga urinaria.
Ecografía abdominal: Es un estudio indoloro del abdomen que se realiza mediante ultrasonidos que forman una imagen
en un monitor.
Urografía: Es una radiografía del riñón, para la cual hay que inyectar previamente una sustancia que creará un contraste
y el riñón podrá ser observado con facilidad.
Tratamientos
El tratamiento para combatir las infecciones del aparato urinario incluye antibióticos, si están causadas por bacterias, o
antivirales (como el aciclovir) si están causadas por virus. Para administrar eficazmente uno y otro tipo de fármaco, el
médico especialista tiene la posibilidad de realizar una prueba de sensibilidad o antibiograma, que le ayuda a elegir el
más efectivo contra el tipo de microorganismo que está produciendo la infección. Los antibióticos más usados son el
trimetoprim, la amoxicilina y la ampicilina. También una clase de fármacos llamados quinolonas han sido aprobados en
los últimos años para el tratamiento de las infecciones del tracto urinario, como son la ofloxacina, ciprofloxacina y
trovafloxina.
Antes de iniciarse el tratamiento con antibióticos, el médico determina si el paciente padece algún trastorno que pueda
agravar la infección, como una alteración de la actividad nerviosa, una diabetes o una disminución de las defensas del
organismo que pueda reducir la capacidad de éste último de combatir la infección. En pacientes que sufren infecciones
por Chlamydia o Micoplasma se hace necesario un tratamiento más largo con tetraciclina o una combinación de
trimetoprim y sulfametoxazol. Un análisis posterior ayuda a confirmar que el tracto urinario está libre de gérmenes. Los
pacientes con infecciones de riñón graves tienen que ser hospitalizados hasta que puedan tomar fluidos y fármacos por
su cuenta.
Los médicos opinan que beber grandes cantidades de agua ayuda a limpiar el tracto urinario de bacterias y que es mejor
dejar de fumar (el tabaco es el principal causante del cáncer de vejiga) y de tomar café, alcohol y comidas con especias
mientras la infección se mantenga. Si la infección se debe a una obstrucción física de la orina (a una piedra, por
ejemplo), puede ser necesaria la cirugía para eliminar aquello que produce la obstrucción o corregir una posible
anomalía física como podrían ser una útero y una vejiga caídos. La litotricia extracorpórea puede desintegrar la piedra
mediante ondas de choque producidas mediante un aparato llamado litotritor. También puede eliminarse una piedra del
riñón mediante la nefrolitotomía percutánea, que consiste en una pequeña incisión en la espalda para crear un túnel
directo al riñón por donde se introduce un instrumento llamado nefroscopio, que sirve para localizar y extraer el cálculo.
Para aliviar los síntomas que producen las infecciones del tracto urinario urgencia urinaria, dolor al orinar, espasmos,
etcétera) se utilizan diferentes tipos de fármacos como la atropina y la fenazopiridina.
Otros datos:Las infecciones urinarias son comunes entre las mujeres. Alrededor de un 40 por ciento sufrirá algún tipo de
infección urinaria en el tracto urinario durante su vida, un porcentaje que se eleva al 60 por ciento en el caso de las
mujeres embarazadas. En los hombres, por el contrario, es muy poco frecuente, aunque las posibilidades van
aumentando conforme se tiene más edad y surgen problemas relacionados con la próstata.
Pronóstico: En la mayoría de los casos, una infección urinaria se puede superar con el tratamiento recomendado al cabo
de 24 o 48 horas. Si la infección es renal puede ser necesaria en torno a una semana para su curación.
LITIASIS RENAL
Definición: La litiasis renal es una enfermedad que se caracteriza por la aparición de cálculos (cuerpos sólidos formados
por la agregación de minerales) en el aparato urinario superior (riñones y uréter). Los cálculos renales se forman dentro
del riñón a partir de las sustancias que están en la orina. Pueden quedarse en el riñón o desprenderse y bajar por los
conductos urinarios. Si el tamaño de la piedra o cálculo es muy pequeño, puede eliminarse con la orina sin causar
síntomas, pero si el tamaño es suficiente queda atrapada en los uréteres, en la vejiga, o en la uretra.
La forma más frecuente de expresarse la enfermedad es el cólico nefrítico: aparece cuando un cálculo se desprende o se
rompe y queda atrapado en las vías urinarias. Al dificultar o impedir el flujo de orina desde el riñón a la vejiga, aumenta
la presión dentro de los conductos urinarios, lo que activa las terminaciones nerviosas de la mucosa y provoca dolor.
Los cálculos renales suelen ser de calcio, y con menor frecuencia de magnesio, de ácido úrico o de cistina, en
dependencia de las enfermedades o causas a los que se asocian.
TRATAMIENTO
El tratamiento difiere según el tamaño de la piedra y así, el tratamiento, para eliminar piedras más grandes, en caso de
que no fueran expulsadas de forma espontanea y estuvieran causando complicaciones, infecciones o fuerte dolor,
contempla otras opciones como la disolución química, útil para tipos determinados de piedras y lenta; la extracción
endoscópica de la piedra, para cálculos no muy grandes; la nefrolitotomía percutánea, incisión sobre la piedra para
extaerla, en los casos en que sea accesible por dicho método; la litotricia de choque extracorpora (para cálculos de
situación alta) evita la cirugía, pero a veces requiere muchas sesiones, y los trozos se expulsan por la vía natural, lo que
puede ser doloroso; y en raras ocasiones, la cirugía abierta. Se están desarrollando actualmente nuevas opciones
terapéuticas.
MEDIDAS FARMACOLOGICAS: La medicación, en el caso de que fuera necesaria, incluye analgésicos, antiespasmódicos
para relajar los músculos del uréter y ayudar a la expulsión de la piedra, con dependencia del tipo de piedra (con
contenido cálcico, piedras de ácido úrico o de otras composiciones), se le prescribirá una medicación que detenga el
crecimiento de las piedras existentes o de nuevas piedras.
MEDIDAS GENERALES: A pesar de que el tratamiento médico, farmacológico y dietético difieren en función del tipo de
cálculo (oxalato cálcico, fosfato cálcico, ácido úrico, estruvita, cistina, etc.), como medidas generales se recomienda:
Forzar la ingesta de líquidos para aumentar la diuresis (producción de orina); Beber entre dos y tres litros de
líquidos al día, especialmente en casos de mucha pérdida (diarreas, intensa actividad física, calor, etc.). Esta
cantidad debe repartirse a lo largo de todo el día, a razón de dos vasos de agua (unos 400 mililitros) con cada
comida y un vaso de agua (unos 200 mililitros) cada 2 ó 3 horas (entre 8 y 12 vasos al día), siendo muy
aconsejable beber un vaso de agua a la hora de acostarse, e incluso cada vez que la persona se levanta durante
la noche para ir al lavabo. Al menos la mitad del líquido ingerido debe ser agua; pero también se pueden tomar
infusiones, zumos, caldos, etc. No son recomendables las bebidas alcohólicas (por su notable aporte calórico), la
cerveza (rica en azúcares, oxalato y purinas), cantidades extras de leche (rica en calcio, proteínas animales y
fosfato) o el té (contiene oxalato). Se recomienda que el agua sea de mineralización débil.
Ajustar las calorías: Para conseguir el peso adecuado. La influencia de un aporte calórico excesivo no es en
absoluto favorable.
Ojo con la sal: Es recomendable controlar la ingesta de sodio en todos los casos de litiásis, particularmente en
aquellos que cursan con hipercalciuria (niveles altos de calcio en la orina). La cantidad recomendada es de unos
6 gramos de sal al día. Se aconseja eliminar el salero de la mesa y evitar alimentos especialmente ricos en sodio.
Proteínas: Se sabe que una dieta elevada en proteínas incrementa el riesgo de nefrolitiasis aumentando los
niveles urinarios de los constituyentes de los cálculos (calcio, oxalato, ácido úrico) y facilitando un ambiente
adecuado para su crecimiento. Además, es bien conocido que un exceso de proteínas aumenta las pérdidas de
calcio por orina, y las personas con litiasis son especialmente sensibles a dicho efecto calciúrico de las proteínas
(carnes, pescados, huevos). La recomendación sería limitar la cantidad de carnes y pescados a una ración diaria
de unos 120 a 150 gramos.
Limitar los azúcares de absorción rápida (azúcar común, mermeladas, miel, productos de pastelería y confitería,
zumos azucarados, etc.) ya que favorecen el incremento de la cantidad de calcio en la orina al disminuir su
reabsorción a nivel renal.
Evitar el alcohol. Las bebidas alcohólicas son generalmente ricas en calcio, oxalato y guanosina (que se
metaboliza a ácido úrico). Así mismo, son altamente energéticas (ricas en calorías vacías, es decir, no nutritivas).
Existe una relación lineal entre el consumo de alcohol y la elevación de ácido úrico tanto en sangre como en
orina. El alcohol incrementa también los niveles de calcio, fosfato y magnesio en la orina.
Síntomas
Es posible que no presente síntomas sino hasta que los cálculos bajen por los tubos (uréteres) a través de los cuales la
orina se vacía hacia su vejiga. Estos son los conductos que transportan la orina a la vejiga. Cuando esto sucede, los
cálculos pueden bloquear el flujo de orina desde los riñones.
Pruebas y exámenes
El proveedor de atención médica llevará a cabo un examen físico. La espalda o la zona ventral (abdomen) podrían
sentirse adoloridos.
Los exámenes que se pueden realizar incluyen:
Análisis de sangre para evaluar los niveles de calcio de fósforo, de ácido úrico y de electrolitos
Exámenes de la función renal
Análisis de orina para ver cristales y buscar glóbulos rojos en la orina
Análisis del cálculo para determinar el tipo
Pielograma intravenoso (PIV)
Los cálculos o una obstrucción pueden observarse en:
Tomografía computarizada del abdomen
Resonancia magnética del abdomen/riñón
Radiografía del abdomen
Pielografía intravenosa (PIV)
Ecografía del riñón
Pielografía retrógrada
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de cálculo y de la gravedad de los síntomas.
Los cálculos pequeños con frecuencia pasan a través del aparato urinario por sí solos.
Para algunos tipos de cálculos, su proveedor puede recetar medicamentos para impedir su formación o ayudar a
descomponer y eliminar el material que lo está causando. Estas medicinas pueden ser:
La litotricia se utiliza para eliminar cálculos ligeramente menores a media pulgada (unos 13 mm) que se encuentran
localizados cerca del riñón o del uréter. Este método utiliza ondas sonoras u ondas de choque para romper los cálculos.
Luego, los cálculos salen del cuerpo en la orina. También se denomina litotricia extracorporal por ondas de choque
(ESWL, por sus siglas en inglés).
Los procedimientos realizados para pasar un instrumento especial a través de una pequeña incisión quirúrgica en la piel
o dentro del riñón o los uréteres se utilizan para cálculos grandes, o cuando los riñones o las zonas que los rodean están
incorrectamente formadas. El cálculo se extrae con una sonda (endoscopio).
La ureteroscopia se puede utilizar para cálculos en las vías urinarias bajas.
En raras ocasiones, se puede necesitar cirugía abierta (nefrolitotomía) si otros métodos no funcionan o no son posibles.
Hable con su proveedor sobre qué opciones de tratamiento pueden funcionar para usted.
Expectativas (pronóstico)
Los cálculos renales son dolorosos, pero la mayoría de las veces se pueden eliminar del cuerpo sin causar daño
permanente.
Los cálculos a menudo reaparecen. Esto ocurre con mayor frecuencia si no se encuentra y se trata su causa.
Infección urinaria
Daño o cicatrización del riñón si se tarda demasiado tiempo en aplicar el tratamiento