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Breve historia del área de Broca

El área de Broca es una parte de nuestro cerebro que ha sido tradicionalmente considerada
como el “centro del habla”. Normalmente se sitúa en el hemisferio izquierdo o dominante, y
forma parte del lóbulo frontal del cerebro.

Esta área fue descubierta en 1861 por el neurocirujano francés Paul Broca. Este científico
examinó los cerebros de pacientes con dificultades en el habla. Así comprobó que el área de
Broca es fundamental en la expresión del lenguaje.

Paul Broca publicó en 1861 un trabajo sobre un paciente llamado Leborgne que había
empezado a tener problemas en el habla a los 30 años.

Broca lo examinó cuando éste tenía 51 años y se dio cuenta de que la única expresión que
podía articular era “Tan”.

Por eso, este paciente ha sido conocido como Monsieur Tan. Tenía un nivel de comprensión
normal, podía expresarse por gestos y no presentaba ningún problema en los músculos buco
articulatorio.

Después de su fallecimiento, se pudo comprobar en su autopsia que tenía un amplio daño


cerebral debido a una condición infrecuente llamada neurosífilis, que es el resultado de una
sífilis no tratada.

Esta infección afectaba al cráneo, las meninges y gran parte del hemisferio izquierdo.
También tenía un gran absceso en la tercera circunvolución frontal izquierda.

El cerebro de Monsieur Tan se conserva en el Museo Dupuytren, en Paris.

En 1863 Broca publica 25 casos de pacientes que presentan alteraciones en el habla y con
lesiones en el hemisferio izquierdo. En casi todos también resultaba afectada la tercera
circunvolución frontal izquierda.

Esto llevó a Broca a realizar su famosa afirmación de que “hablamos con el hemisferio
izquierdo”. Además de determinar que existe un “centro del lenguaje” en la parte posterior
del lóbulo frontal del cerebro.

A partir de este estudio, Broca concluyó que la articulación del lenguaje podría sustentarse
en la circunvolución frontal. Por eso esta zona ha recibido el nombre de área de Broca. Esta
fue la primera área del cerebro que se asoció con una función, en este caso, con el lenguaje.

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Broca llamó afemia a la alteración relacionada con daños en esta área, aunque después se ha
adoptado el término afasia.

Funciones del área de Broca

Como se ha mencionado anteriormente, la principal función del área de Broca es la expresión


del lenguaje. Específicamente esta área se vincula con la producción del habla, el
procesamiento del lenguaje y el control de los movimientos de la cara y de la boca para poder
articular las palabras.

Durante mucho tiempo se ha pensado que el área de Broca solo se dedicaba a producir el
lenguaje. Sin embargo, múltiples estudios demuestran que el área de Broca también es
fundamental en la comprensión del mismo.

Esto se observa en pacientes con lesiones en esta área que muestran una producción del habla
agramatical. Es decir, no son capaces de ordenar las palabras para formar frases con sentido.
Por ejemplo, puede decir “niño pelota”, en vez de “el niño está jugando a la pelota”.

Algunos estudios de neuroimagen han demostrado la activación de la pars opercularis del


área de Broca durante el procesamiento de oraciones complejas.

De esta forma, el área de Broca parece reaccionar ante la distinción de oraciones


gramaticalmente posibles e imposibles, y se activa ante frases muy ambiguas.

En las últimas investigaciones, usando diferentes técnicas para examinar con precisión la
actividad cerebral, se ha podido determinar que el área de Broca está más activa justo antes
de que se pronuncien las palabras.

Algunas funciones más concretas del área de Broca son:

– Control de la morfosintaxis. Se trata de la expresión y comprensión de estructuras


sintácticas, así como el procesamiento de verbos.

– Se encarga de la planificación y la programación motora. Es decir, que desarrolla un plan


para la articulación, y luego corrige errores y hace ajustes en la fluidez.

– Une los elementos del lenguaje para que la expresión tenga sentido.

– La selección de los sonidos correctos, bloqueando o inhibiendo los sonidos “competidores”.

– Control cognitivo para procesar el aspecto sintáctico de las oraciones.

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– También parece participar en la memoria de trabajo verbal.

– Otros autores han propuesto que las partes más posteriores del área de Broca,
preferentemente, se encargan de realizar tareas de lenguaje basadas en el procesamiento
fonológico (organización de los fonemas).

Mientras que las regiones más anteriores estarían involucradas en tareas de procesamiento
sintáctico y semántico.

– El área de Broca también parece influir en la comprensión de estructuras gramaticales. Por


ejemplo, un paciente con afasia de Broca puede entender oraciones simples, pero tendría más
problemas si la estructura gramatical aumenta su complejidad.

– Reconocer acciones, por ejemplo, esta área parece activarse cuando se observan sombras
hechas con las manos que simulan animales. Esto nos lleva a pensar que esta zona participa
en la interpretación de acciones de los demás.

– También, una parte del área de Broca parece influir durante la manipulación de objetos.

– Gesticulación que acompaña al habla. Parece ser que los gestos que hacemos mientras
hablamos para reducir la ambigüedad del mensaje, se traducen en palabras en el área de
Broca.

Así, esta zona interpreta los gestos activándose cuando éstos se representan. Por eso, cuando
se dan lesiones en el área de Broca en personas que utilizan lenguaje de signos, estas también
sufren problemas para comunicarse con dicho lenguaje.

Conexiones

El área de Broca y el área de Wernicke están conectadas por un gran haz de fibras nerviosas
llamadas fascículo arqueado.

Algunos estudios han revelado que existe una tercera área fundamental en el lenguaje
conocida como “territorio de Geschwind”. Y parece ubicarse en el lóbulo parietal inferior.
Los estudios de neuroimagen han demostrado que esta área está conectada con el área de
Broca y de Wernicke a través de grandes haces de fibras nerviosas.

Aunque la información puede viajar directamente entre el área de Broca y de Wernicke a


través del fascículo arqueado, lo anterior indica que existe una segunda ruta paralela. Esta
circula a través del lóbulo parietal inferior.

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Estudios más recientes han utilizado grabaciones directas de la superficie de la corteza
cerebral en pacientes neuroquirúrgicos. Han encontrado que cuando se producen las palabras,
el área de Broca actúa como intermediaria entre la corteza temporal (que organiza la
información sensorial entrante) y la corteza motora (que lleva a cabo los movimientos de la
boca).

Para que el habla sea posible, mantiene conexiones con ambas estructuras. El área de Broca
coordina la trasformación de la información a través de redes corticales involucradas en la
producción de palabras habladas. Así, el área de Broca formula un “código articulatorio” para
que la corteza motora lo implemente después.

Enfermedades en el área de Broca

Por lo general, una lesión en el área de broca conlleva a la famosa afasia de Broca. Los
pacientes con esta condición tienen dificultades para producir el habla, conservando en mayor
medida la comprensión.

El habla se caracteriza por ser lenta, poco fluida y gramaticalmente incorrecta. También
tienen problemas para repetir frases, así como para la lectura y la escritura. Estos pacientes
suelen pronunciar algunas palabras sueltas y frases cortas con mucho esfuerzo.

Es habitual el lenguaje telegráfico, las omisiones y simplificaciones de consonantes, y


dificultades para formar los tiempos verbales compuestos. No suelen utilizar términos
funcionales como “la”, “en”, “sobre”, “con”, etc.

Pueden tener problemas de comprensión cuando la frase se expresa de una forma más
compleja. Por ejemplo, esto les ocurre con las frases pasivas como “el gato fue acariciado
por su dueño”.

Es necesario aclarar que la afasia de Broca no surge por solo una lesión localizada en el área
de Broca. Normalmente aparece por lesiones tanto en ésta zona como en áreas adyacentes
(áreas de Brodmann 6, 8, 9, 10 y 26, y la ínsula).

Parece ser que si se diera una lesión que solo abarcase el área de Broca, se observaría un
efecto llamado “acento extranjero”. Estos pacientes tendrían problemas de fluidez en la
articulación del lenguaje leves. Además de dificultades para encontrar las palabras
necesarias.

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El área de Wernicke es una de las principales áreas de la corteza cerebral responsable de la
comprensión del lenguaje hablado y escrito. Se considera el centro del lenguaje receptivo.

Por lo general, aunque no siempre, se encuentra en el hemisferio izquierdo. Esto es así en el


90% de las personas diestras y en el 70% de las personas zurdas aproximadamente.

En concreto, el área de Wernicke abarca la parte posterior del lóbulo temporal izquierdo.
Sin embargo, la ubicación exacta y la extensión de esta área ha sido un tema controvertido
entre los científicos.

Los últimos estudios se ha comprobado que el área de Wernicke se activa en personas sordas
que se comunican con lenguaje de signos. Esto indica que el área de Wernicke no sólo se
utiliza para el lenguaje hablado, sino para cualquier modalidad de lenguaje.

Su nombre se debe a que fue descubierta por el neurólogo alemán Karl Wernicke en 1874.
Este científico descubrió esta área mientras observaba a personas que tenían daños en la parte
posterior del lóbulo temporal del cerebro.

Las personas que tienen daños en el área de Wernicke pueden desarrollar una condición
llamada afasia de Wernicke. Se caracteriza por la imposibilidad de comprender el lenguaje,
repetir palabras o frases, a pesar de tener preservada la articulación de los sonidos del habla.

Descubrimiento del área de Wernicke

Muchos de los científicos que estudian el cerebro llegan a conclusiones gracias a la


observación de pacientes con daños cerebrales.

De esta manera, examinan a pacientes que han sufrido alguna lesión o patología que afecta
al cerebro, y los comparan con personas sanas.

Karl Wernicke hizo un descubrimiento similar. Éste observó que sus pacientes no eran
capaces de hablar correctamente. A pesar de que pronunciaban bien y conservaban cierta
estructura gramatical, el discurso no tenía sentido y era difícil de entender.

Al parecer, lo que les ocurría a estos pacientes es que no podían comprender el lenguaje. Y,
por tanto, no podían mantener una conversación fluida.

Wernicke encontró en ellos lesiones en el cerebro en el hemisferio izquierdo, pero en la parte


posterior del lóbulo temporal.

En 1874, publicó un trabajo sobre la afasia que algunos autores consideran como la primera
teoría neurolingüística. Este científico propuso que existe un “centro para las imágenes

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auditivas de las palabras”, que está ubicado en la primera circunvolución temporal. Dicho
centro nos permite entender el lenguaje que escuchamos.

Wernicke describió el primer modelo conexionista de las bases neurales del lenguaje. Según
esta perspectiva, el lenguaje surge por el trabajo conjunto de varios centros de lenguaje que
están conectados entre sí.

La tesis de Wernicke sostiene que existen dos localizaciones anatómicas para el lenguaje. La
primera es el área anterior, que se encuentra en la parte posterior del lóbulo frontal (área de
Broca). Esta área contiene “memorias” de los movimientos del habla, controlando así la
producción del lenguaje.

La segunda sería la conocida como el área de Wernicke, situada en el lóbulo temporal


posterior. En ella se encontrarían las “imágenes de los sonidos”, esto es, la que se ocupa de
procesar las palabras que oímos y darles sentido.

Ubicación

El área de Wernicke normalmente se localiza en el hemisferio izquierdo, específicamente en


el lóbulo temporal.

Se corresponde con las áreas de Brodmann 21 y 22, abarcando la zona posterior del giro
temporal superior. Esta zona de nuestro cerebro incluye la corteza auditiva y el surco lateral,
aquella parte donde convergen el lóbulo temporal y el parietal.

No obstante, su extensión exacta no está clara y parece haber desacuerdo entre autores. A
veces se incluye la corteza auditiva primaria y otras zonas cercanas. Por ejemplo, las áreas
de Brodmann 39 y 40, situadas en el lóbulo parietal.

Estas zonas se han asociado con la lectura y con aspectos semánticos del lenguaje.

Conexiones

El área de Wernicke está conectada a otra región del cerebro llamada área de Broca. Esta
zona se sitúa en la parte inferior del hemisferio izquierdo del lóbulo frontal y controla las
funciones motoras involucradas con la producción del habla.

La diferencia entre el área de Broca y el área de Wernicke es que la primera se encarga


principalmente de planificar la producción del habla, mientras que la segunda recibe el
lenguaje y lo interpreta.

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El área de Broca y el área de Wernicke se unen a través de una estructura llamada fascículo
arqueado, que es un gran haz de fibras nerviosas.

Aunque estudios recientes han demostrado que estas dos áreas también están conectadas por
otra estructura llamada “territorio de Geschwind”. Es una especie de vía paralela que circula
a través del lóbulo parietal inferior.

Estas dos áreas, la de Broca y la de Wernicke nos permiten hablar, interpretar, procesar y
comprender el lenguaje hablado y escrito.

Funciones

Las principales funciones del área de Wernicke se relacionan con procesos de recepción y
comprensión del lenguaje.

A través de varios experimentos mediante imágenes del cerebro, se han encontrado tres zonas
en el área de Wernicke que se activan según la función realizada:

– Una se activa cuando se pronuncian palabras que emitimos nosotros mismos.

– La segunda responde a las palabras que pronuncia otra persona, aunque también se activa
al recordar una lista de diferentes palabras.

– Mientras que, la tercera, se relaciona con la planificación de la producción del discurso.

Esto manifiesta que el objetivo general del área de Wernicke es representar las secuencias
fonéticas (sonidos). Ya sea las que escuchamos de otras personas, las que generamos nosotros
mismos o las recordadas por nuestra memoria.

Cuando leemos un libro, no almacenamos en nuestra memoria imágenes de las palabras, sino
más bien, recordamos las palabras en forma de lenguaje.

Esto ocurre porque lo que percibimos a través de nuestros sentidos suele convertirse en
lenguaje una vez procesado. Posteriormente, se almacena en la memoria con ese “formato”.

El área de Wernicke es la principal zona del cerebro que interpreta el lenguaje escuchado. La
primera vía por la que aprendemos el lenguaje es a través de los sonidos del habla. Eso explica
su cercanía y conexión con las áreas auditivas primarias y secundarias del lóbulo temporal.

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En definitiva, el área de Wernicke se encarga del reconocimiento, interpretación, compresión
y procesamiento semántico del lenguaje. Ya sea hablado o escrito. De hecho, esta zona
también participa tanto en la lectura como en la escritura.

Lesiones en el área de Wernicke

Cuando se da una lesión en el área de Wernicke, lo esperable es que se encuentren ciertas


alteraciones en la comprensión del lenguaje.

La consecuencia más típica de daños en esta zona es la afasia de Wernicke. Consiste en


dificultades para entender lo que escucha, mientras que tiene preservada la pronunciación de
los fonemas.

Al no comprender el lenguaje, les cuesta construir un discurso que tenga un significado


coherente. Aunque articula sin problemas los sonidos de las palabras.

Más concretamente, una lesión en el área de Wernicke provocaría:

– Problemas para diferenciar los fonemas del lenguaje (es decir, los sonidos del lenguaje).
Esto provoca directamente que no se comprenda el habla.

– Debido a las dificultades para identificar los sonidos del lenguaje, es habitual que estos
pacientes unan palabras de forma incoherente.

– Debido a lo anterior, tampoco serán capaces de evocar las representaciones gráficas de los
fonemas, teniendo alterada la escritura.

Sin embargo, hay autores que destacan que para que surja afasia de Wernicke deben dañarse
más áreas cerebrales. En concreto, zonas adyacentes. Ya que ésta se manifiesta por déficits
que también abarcan tanto la comprensión como parte de la expresión hablada, gestual y
escrita.

En cambio, indican que una lesión localizada en el área de Wernicke exclusivamente


produciría un trastorno denominado “sordera pura para las palabras”. Parece que afecta sólo
a la recepción del lenguaje escuchado, de manera que estos pacientes entienden mejor el
lenguaje escrito. Además, tienen preservada la identificación de sonidos no verbales (como
una sirena, un estornudo…) y la escritura.

Es importante destacar que existen otras áreas en el cerebro que poseen capacidades
interpretativas. El paciente puede ayudarse de éstas para recuperar su función. Consisten en
algunas zonas del lóbulo temporal y de la circunvolución angular del hemisferio
opuesto.

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Cuerpo calloso del cerebro: estructura y funciones
Esta parte del cerebro actúa como el puente principal que une los dos hemisferios
cerebrales.

Sabemos también que cada uno de estos hemisferios posee algunas funciones más
especializadas en diferentes aspectos, por ejemplo hallándose el habla en el hemisferio
izquierdo (generalmente) o habiéndose visto que mientras el hemisferio derecho es más
holístico o global el izquierdo resulta más lógico y analítico. Sin embargo, estos dos
hemisferios no están sueltos y separados entre ellos, sino que en algún punto de la anatomía
del encéfalo es posible encontrar un punto de unión. Dicho punto de unión es el denominado
cuerpo calloso.

Se llama cuerpo calloso al conjunto de fibras nerviosas que une ambos hemisferios
cerebrales. Esta estructura está formada fundamentalmente por axones neuronalesrecubiertos
de mielina, con lo que forman parte de la sustancia blanca del cerebro. Dentro de la sustancia
blanca se considera al cuerpo calloso una comisura interhemisférica, ya que conecta e
intercambia información entre estructuras de los distintos hemisferios.

Esta estructura se encuentra en la línea media del cerebro, situándose en la cisura


interhemisfericas y estando en su mayor parte oculta a la observación externa al ser
parcialmente tapada por la corteza. Tiene forma de hoja o de coma, poseyendo diferentes
partes que conectan entre sí partes diferenciadas del cerebro.

Las zonas conectadas por esta estructura del encéfalo son en su mayoría zonas corticales, si
bien con algunas excepciones. Por lo general las estructuras subcorticales comunicadas con
otras estructuras y comisuras.

Partes del cuerpo calloso

Si bien se considera el cuerpo calloso una única estructura, se ha dividido tradicionalmente


en varias partes. Concretamente, el cuerpo calloso se podría dividir en las siguientes cuatro
secciones.

1. Pico o rostrum: Situada en la parte frontal inferior del cuerpo calloso, se trata de la parte
más anterior de esta estructura. Nace de la lámina terminal y está conectado con el quiasma
óptico.

2. Genu o rodilla: Se trata de la parte del cuerpo calloso que se curva hacia el interior del
cerebro, dirigiéndose antes hacia los lóbulos frontales para formar en fórceps menor. Las
fibras de esta parte del cuerpo calloso conectan las cortezas prefrontales de los dos
hemisferios, permitiendo que se integren sus informaciones.

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3. Cuerpo: Posteriormente al genu o rodilla, se encuentra el cuerpo, que termina
engrosándose en su parte posterior. Se conecta con el septum y el trígono, siendo este a su
vez una importante estructura de conexión entre regiones del cerebro.como el tálamo, el
hipocampo y otras zonas del sistema límbico.

4. Esplenio o rodete: La parte más posterior y final del cuerpo calloso está formada por las
fibras de las que constan, terminan asociándose a otras fibras de proyección y asociativas.

Funciones de esta parte del cerebro

La principal función del cuerpo calloso es la de transmitir la información de un hemisferio a


otro, permitiendo la comunicación interhemisférica. De este modo el hecho de que las
funciones de cada uno de los hemisferios sea en parte diferente no impide que puedan actuar
como un todo integrado, permitiendo la ejecución precisa de los diferentes procesos y
actuaciones que lleva a cabo el ser humano.

En este sentido también tiene vinculación con el aprendizaje y el procesamiento de la


información, al unir y ejercer de enlace entre los diferentes núcleos cerebrales. Por otro lado,
si por ejemplo una parte de un hemisferio cerebral queda lesionada, gracias al cuerpo calloso
el hemisferio opuesto puede ocuparse de esas funciones que quedan desatendidas.

Además, algunos estudios manifiestan que al margen de esta función el cuerpo


calloso también influye en la visión, concretamente en el movimiento ocular, al ser
transmitida a través de él la información sobre los músculos del ojo. Es natural, ya que en los
movimientos oculares es crucial la coordinación entre los dos hemicuerpos, en este caso de
los ojos.

El cuerpo calloso es una estructura importante a la hora de integrar la información recibida y


procesada por ambos hemisferios cerebrales. Si bien la ausencia de conexión entre
hemisferios a nivel de cuerpo calloso no supone una completa pérdida de funcionalidad (ya
que si bien es la principal comisura interhemisférica, no es la única), la desconexión total o
parcial de los hemisferios cerebrales puede suponer un importante condición para la
realización de diversas actividades, pudiendo padecer síndrome de desconexión callosa.

En este síndrome se ha visto cómo pacientes con el cerebro dividido (es decir, que presentan
una desconexión entre ambos hemisferios) han mostrado dificultades tales como
descoordinación, repetición o perseveración a la hora de llevar a la práctica actividades
secuenciadas como peinarse, alimentarse o vestirse, a veces realizando la misma acción dos
veces debido a la falta de integración motora.

También dificulta en gran medida el aprendizaje y retención de nueva información al no


poder coordinar la información de manera correcta (si bien no la imposibilita, requiere de un
esfuerzo mucho mayor de lo habitual), así como puede provocar alexia (incapacidad para
leer) y agrafia (incapacidad para escribir).

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Además, a nivel sensorial pueden producirse alteraciones significativas. Por ejemplo, se ha
demostrado que lesiones posteriores del cuerpo calloso pueden provocar severas dificultades
para realizar discriminaciones entre estímulos somáticos, provocando agnosias somáticas o
falta de reconocimiento a partir de estímulos táctiles. Problemas de memoria y de lenguaje
también son habituales.

Referencias bibliográficas:

 Kandel, E.R.; Schwartz, J.H. & Jessell, T.M. (2001). Principios de neurociencia.
Cuarta edición. McGraw-Hill Interamericana. Madrid.

 Mantilla, D.L.; Nariño, D.; Acevedo, J.C.; Berbeo, M.E. y Zorro, O.F. (2011)
Callosotomía en el tratamiento de epilepsia resistente. Universidad Médica de
Bogotá, 52(4): 431-439.

 Peña-Casanova, J. (2007). Neurología de la conducta y Neuropsicología.


Editorial médica Panamericana.

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