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Los semidemonios (o Deimos, como se llaman a sí mismos) son el fruto de una relación
entre un demonio y un humano. Estas criaturas viven como humanos hasta
aproximadamente los trece años, donde su naturaleza demoníaca comienza a despertar y
descubren, generalmente de forma traumática, que no son los simples humanos que creían
ser. Los que consiguen adaptarse y sobrevivir se convierten en poderosos seres, aunque
raramente llegan a ser tan poderosos como los demonios.
En la antigüedad, los Deimos eran usurpados de los brazos de sus familias cuando llegaban
a la adolescencia y se les enseñaba la auténtica verdad del mundo que le rodeaba. Más tarde
se les ayudaba a controlar y aumentar sus poderes y luego eran convertidos en esclavos. Sus
almas quedaban corrompidas y sus cuerpos profanados. Algunos volvían del Inframundo
como paladines de sus señores infernales y otros se convertían en esclavos de todo tipo de
depravaciones.
Cuando los humanos comenzaron a dejar de creer en la superstición y los mitos, para creer
sólo en lo que podían ver, el lazo entre el Inframundo y el mundo humano se debilitó y
muchas de las castas demoníacas perdieron el contacto con las familias humanas que tenían
sangre de demonio. En la actualidad los semidemonios son una raza independiente, como
pudieran ser los vampiros o los hombres lobo. Muchos siguen actuando en nombre de los
demonios pero esa es ahora la excepción. La realidad es que la mayoría se han vuelto
solitarios, interesados en sus propios fines y buscando el beneficio personal más que ayudar
a los demonios que les engendraron.
Características de un semidemonio
Los Deimos
Los demonios han sido temidos durante toda la larga existencia de la humanidad por sus
habilidades para corromper y devorar el alma. Los semidemonios, por fortuna, nunca han
sido protagonistas de supersticiones y cuentos de brujas. La raza Deimos se ha ocultado a
ojos de la humanidad desde el inicio de los tiempos, pues su papel era corromper y atraer
hacia la oscuridad a los humanos.
En los últimos milenios, sin la presencia directa de los Patriarcas, los Deimos han
comenzado a hacer las cosas a su manera. Han tomado un poder más activo en el ajedrez
sobrenatural, pero quizá lo más importante sea el hecho de que su lado humano sigue ahí.
Los semidemonios son monstruos y nadie va a comprender su situación y ahora ellos lo
saben. Necesitan hacer daño a otros para subsistir y a su vez sentir el dolor en su propia piel
para saber que siguen vivos. El demonio interior les llama cada vez más y su lado humano
les grita en lo más profundo de su mente para que no se dejen llevar. Parte de la identidad
de cualquier semidemonio es su pertenencia en alguna facción que adorna la sociedad
demoníaca. De esta manera, los Deimos intentan escapar o controlar al demonio que se
oculta en su interior.
Distinciones
Los Deimos han organizado una jerarquía social con la que compararse entre ellos. Algunas
son más sociales y otras más de caracter personal.
Título: Una forma de distinción personal viene determinada por lo desarrollado que
se encuentra el lado demoníaco. Cuanto más poder tiene un Deimos, mayor es su
título. Desde un caballero infernal a un archiduque o príncipe.
Ancianos: Los Deimos llaman Anciano a los semidemonios que han alcanzado un
relevante peso social debido a su experiencia y demostrada sabiduría, y
generalmente ocupan cargos de importancia en su facción o la ciudad. Aunque su
nombre parece definirlos como viejos, la verdad es que no siempre es así (aunque
generalmente sí). Es un honor ser considerado un Anciano por los demás
semidemonios ya que conlleva un reconocimiento y respeto implícito.
Despojados: Los Despojados son también llamados Despojos o Desposeídos. Son
Deimos que no pertenecen a ninguna facción; proscritos por los demás Deimos y
generalmente despreciados por quienes se molestan en reparar en ellos. Un
semidemonio puede hallarse en esta situación de dos formas, ya sea que por alguna
razón haya abandonado o sido expulsado de su facción, o que nunca llegase a
formar parte de alguna. Los Despojados no ocupan ninguna posición en la sociedad
Deimos; pueden aumentar su Disparador Demoníaco del mismo modo que los
demás semidemonios e incluso aprender Investiduras siempre que encuentren a
alguien dispuesto a enseñarles, pero siempre serán considerados estorbos o parásitos
en la sociedad Deimos. Más aún, otros intentarán aprovechar su condición para sus
propios fines. Antiguamente era un caso extremadamente raro, pero en la actualidad
su número ha aumentado.
Larvas: Son los semidemonios que no han pasado el Rito de Renacimiento. No se
les considera aún miembros de la sociedad Deimos y suelen ser tratados de forma
poco respetuosa. No se les enseña ningún secreto de facción y a menudo tampoco
de la sociedad Deimos en general. El sentido común dicta que casi todas las Larvas
tienen edades entre 12 y 15 años.
Patriarcas
Estos demonios son, probablemente, las criaturas más poderosas que existen. Son demonios
suficientemente poderosos como para comunicarse con sus hijos más allá del Inframundo y
mantener el contacto con su linaje. Para un Deimos, el Patriarca es su Señor, su Dios. Guía
al Deimos en la distancia y (al menos en teoría) vela por él. Algunos Patriarcas se
mantienen más en contacto con sus descendientes que otros. Algunos conceden ayuda
indirecta a sus hijos, pero si en algo se parecen entre sí es que todos son decididamente
malignos y buscan salir del Inframundo. Cuando ese día llegue establecerán un nuevo órden
de reinado del Caos.
Desde que la humanidad comenzó su carrera tecnológica los demonios han comenzado a
tener problemas para volver. Las puertas del Inframundo permanecen cerradas más tiempo
y atravesarlas es mucho más complicado... y duele. Cuanto mayor poder tiene un demonio,
mayor es el esfuerzo que debe realizar por salir; como si la inmensidad de su poder fuese
un obstáculo para atravesar unas puertas de barrotes. Estos demonios se han visto obligados
a enviar a lacayos demoníacos de menor poder a la tierra para que hagan por ellos la tarea
de engendrar nuevos linajes. Sin embargo, esta práctica es peligrosa. A menudo los
demonios de menor poder que crean descendencia terminan incitando al Deimos a actuar en
su beneficio, no en el de su amo. Los demonios que visitan la tierra no pueden permanecer
mucho tiempo. El Inframundo tira de ellos y en su intento por mantenerse más tiempo fuera
de él los demonios se debilitan hasta caer en letargo.
Un demonio puede permanecer en el mundo físico más tiempo cuanto menos poderoso es,
evitando que el Inframundo le reclame de nuevo. Unos pocos demonios de bajo poder
viven entre mortales como guías infernales de los Deimos. Algunas fechas especiales como
el día de los difuntos suelen permitir al demonio permanecer más tiempo antes de regresar a
lamerse las heridas. Una vez terminan su trabajo sólo tienen que esperar a que el
descendiente llegue a la pubertad.
El Despertar
Cuando el futuro Deimos llega a la pubertad (entre los 13 y 16 años), sufre otro trauma: su
naturaleza demoníaca aparece por la puerta grande en forma de Manifestaciones; a este
acontecimiento se le llama El Despertar. Los más comunes suelen ser soñar con horrendas
torturas y al despertar descubrir que su cuerpo muestra aún las secuelas: señales en forma
de visiones (un mensaje visto por el rabillo del ojo antes de desaparecer del cristal, una
figura que se esfuma cuando se gira) u otro tipo de cosas más traumáticas.
Facciones
Una facción es una agrupación de semidemonios que comparten una misma ideología,
forma de vida y de actuar ante el mundo según las propias convicciones de cada Deimos.