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“EROS Y PSIQUIS”
Álvaro Gómez Zúñiga
Se trata de la historia de amor entre Eros, un dios, y Psiquis, una mortal. Dicho amor, como
resalta Octavio Paz, es mutuo y corresponido. Lo interesante de esta historia, es que
tomando elementos del platonismo, de alguna manera el autor logra adelantar la forma en
que se concebiría el amor en occidente mil años después. La clave de esta afirmación, es
que, como plantea Paz, en dicho amor “ figura la atracción por el alma de la persona amada”.
Esta característica era mas bien extraña a la tradición grecorromana, fuertemente
influenciada por las ideas de Platón al respecto, en las que podemos identificar al amor mas
bien como un camino de elevación espiritual que se realiza en solitario, prescindiendo de la
persona amada, proponiendo inclusive, como una forma de ascenso en este camino de
elvación, la búsqueda de las virtudes de lo bueno y lo bello en varios amantes a la vez.
Un punto importante de esta historia, es que la joven Psiquis es castigada por su curiosidad,
y por ende debe buscar la redención através del descenso al reino de los muertos. Pasada la
prueba, Psiquis es redimida, regresa y puede reencontrarse con Eros, su amante.
Transgresión, castigo y redención, que se manifestarán también como tópico recurrente para
entender el amor en occidente.
El amor es atracción hacia una única persona. A cuerpo y alma. El amor sobrepasa el
erotismo, en el sentido de que traspasa el cuerpo deseado, busca el alma en el cuerpo, y en
el alma, al propio cuerpo. Desde la perspectiva de Ortega y Gasset, se establece una
relación primera entre el amante y su objeto: lo amado. Dicha relación se establece también
en el erotismo, pero como afirma el filósofo, la diferencia estriba en la dirección que tal
estímulo toma. En el erotismo, el objeto viene hacia nosotros. La excitación da paso al
deseo, este es rasgo común entre el amor y el erotismo; pero en el amor, la dirección del
estímulo es centrífuga, camina en sentido inverso a la incitación y a todo deseo. Va desde el
amante al objeto amado. En ambas concepciones, podemos identificar la caracterización del
amor como un algo más que el erotismo, al colocar el impulso erótico, deseoso, corporal
como comienzo de toda relación. Pero cuando trasciende el mero estímulo, cuando vá mas
allá, cuando se adhiere al ser de la persona amada, es decir, lo afirma en su esencia en
búsqueda de su alma, es cuando el deseo deviene en amor.
El amor transforma el objeto del erotismo, y lo vuelve sujeto libre y único. En esta cualidad
reside el hecho de que no pueda haber amor prescindiendo del sujeto amado. En este
sentido, la idea del encuentro de los amantes presenta, como señala Octavio Paz, dos
condiciones contradictorias: La atracción que experimientan los amantes es involuntaria,
nace de un magnetismo secreto y todopoderoso; al mismo tiempo, es una elección. En este
carácter reside mucho de lo trágico que tiene nuestra concepción del amor. La idea de
encuentro arrastra al amor hacia el universo del desencuentro. Amamos al otro, y esta fatal
inclinación a la otredad nos revela a nosotros mismos incompletos. El fantasma de la
incompletitud, del desencuentro, de lo que escapa a nuestro control nos invade, e impide que
el amor pueda consumarse definitivamente. En la desgracia del amor, vivimos a la saga del
encuentro, la unión, la redención. En esta relación entre amor y redención, se encuentra la
clave de la profunda importancia del concepto de amor, como idea fuerza en algunas
religiones o ideologías políticas.
5. Distinción entre el sentimiento amoroso y la idea del amor adoptada por una sociedad y
una época. [pp.34-35]
En occidente, destino y libertad se atan para siempre en el camino del amor. ¿Quién nos
empuja a tomar dicho camino? En nuestro concepto, el amor es un destino libremente
escogido. ¿Hacia dónde nos lleva el camino del amor? Mas pareciera ser el camino del
amor un camino de desengaños, indisolublemente ligado a la muerte y a la desgracia de la
imposibilidad de su realización. ¿En qué radica esta desgracia? En el constante carencia de
que padecemos todos. Nuestra mortalidad. Por el otro lado, nuestro albedrío. La necesidad
de trascender y la inclinación centrífuga hacia el sujeto amado. Porque nuestra condena es la
incompletitud, buscamos amar y ser amados.
En Oriente el amor fue pensado dentro de una tradición religiosa. No fue pensado
autónomamente, sino como derivación de ésta o aquella doctrina. En cambio en occidente,
desde el principio, la filosofía del amor fue pensada y concebida fuera de la religión oficial, y
aveces, frente a ella.
9. Comente esta afirmación: “La atracción erótica hacia una persona única es universal y
aparece en todas las sociedades; la idea o filosofía del amor es histórica y brota sólo allí
donde concurren ciertas circunstancias sociales, intelectuales y morales.” [p-46]