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TEMA: ¿Conozco a mis hijos?

OBJETIVO: Ofrecer elementos para que los padres descubran la importancia de conocer todos los
aspectos de la vida de sus hijos.

´La novela de mi vida” Cada padre de familia escribe la historia de su vida, lo más auténtica
posible. Se dan algunas pautas para su elaboración: Buscar un título sugestivo con relación a los
hechos más importantes, comenzar con algunos datos biográficos, una anécdota interesante, los
momentos más felices y los mayores disgustos. Definirse a sí mismo: dos cualidades, dos defectos,
aficiones; qué tiene proyectado para el futuro; cómo es la relaciona con sus hijos y con su
cónyuge; qué aspectos le preocupan actualmente. DespuÈs de 15 minutos se forman grupos de 6
personas y cada uno lee su historia.

Exposición del tema.

La importancia de conocer a tu hijo

de sicologia infantil en Como moldear la voluntad de un niño desafiante, Las diferentes


personalidades, Padres e hijos: secretos para relacionarse mejor Etiquetas:comunicacion familiar,
conocer a mi hijo, controlar al niño, estres en los padres, niño dificil, pdres e hijos, revelde

que hago con mi hijoTe has puesto a pensar alguna vez, ¿qué es lo que estas haciendo mal con tu
hijo?

¿por qué, por más que te esmeres no logras un minuto de paz en tu hogar?

El secreto esta en conocer la mente de tu hijo, sus necesidades, sus gustos, sus incomodidades,
sus debilidades.

Es cierto que en cada etapa de la edad, los niños tienen tendencia a comportarse de una manera
determinada. Por ejemplo los niños alrededor de 2 años, viven la primera adolescencia, su palabra
principal es “no”, les gusta destruir todo, se ponen violentos, porfiados, etc. Eso es una realidad
normal de la edad, pero también es real que algunos viven esta primer adolescencia más
intensamente que otros.

¿Por qué la diferencia? ¿Por qué hay niños tan manejables y otros tan difíciles?

Entrega individual del cuestionario ¿Conoce usted a su Hijo?

Se dice que uno ama lo que conoce. Y tiene lógica. Es muy difícil desear algo sino sabemos cómo
es. Tampoco podemos tener antojos de un sabor que no hemos probado. Lo mismo con el amor.
Mientras más conocemos, más amamos (siempre y cuando lo que conocemos nos guste). Por eso,
por ejemplo, el tiempo del noviazgo es básico antes del matrimonio, porque es una etapa que
tiene como objetivo el conocimiento del otro como futuro cónyuge.
Sin embargo, el amor a los hijos es tal vez el único amor que rompe, normalmente, con esta regla.
Sobre todo en el caso de la mamá: basta que nos digan que tenemos un bebé en la barriga para ya
amarlo y desearlo con todo nuestro corazón. No necesitamos verlo ni sentirlo –en los primeros
meses de embarazo ni percibimos sus movimientos– para ya adorarlo. Por eso una pérdida es
terrible para una mujer, por más corto que haya sido el tiempo de embarazo.

Esto es porque amar a nuestros hijos es algo natural, está en la naturaleza de toda mujer… o de la
gran mayoría. Por eso decimos que una madre es “desnaturalizada” cuando no actúa de esa
manera, porque no lo tiene en su naturaleza.

Los papás también aman a sus hijos con todo el corazón. Pero este amor se acrecienta cuando ya
toman contacto directo con el nuevo ser. Y llega a ser enorme. Por eso vemos casos en que los
hijos tienen una relación más estrecha con el papá. Es un amor que está más vinculado con el
conocimiento directo.

También es de uso común decir que nadie conoce mejor a las personas que su madre y su padre
(la famosa frase “Te conozco como si te hubiera parido” se basa en hechos reales). La convivencia,
la filiación, la conexión, el instinto y todo lo que une a un padre con su hijo son razones más que
suficientes para saber perfectamente de qué pie cojea nuestro pequeño o gran retoño. Y esta es
una herramienta muy poderosa para enfrentar, en el caso que se den, futuros problemas.

Indagar en lo profundo

Puede ser que las preocupaciones, las tareas de la casa y el trabajo no nos permitan estar mucho
tiempo con nuestros hijos: levantarse temprano, arreglarse (y arreglarlos), el desayuno, llevarlos al
colegio, ir al trabajo, regresar, hacer o revisar tareas, comer, ver el almuerzo del día siguiente,
bañarlos, acostarlos, acomodar todo lo pendiente, son tal vez ALGUNAS de las tareas que llenan
nuestro día a día. ¿En qué momento podemos sentarnos a conversar sobre temas importantes con
ellos? La verdad que con sólo releer lo anterior ya me estresé… No sé, pero hay que hacerlo: fines
de semana, feriados, en las noches antes de dormir, en la cena, en el camino al colegio, en el
supermercado, mientras esperamos hacer un trámite con ellos, mientras limpiamos la casa,
cualquier momento es bueno para preguntarles a nuestros hijos cómo se sienten, qué les gusta,
qué no les gusta, cómo van las relaciones con sus amigos, qué han visto últimamente en la
televisión o en el internet, con quién juegan en el colegio, qué juegan, si tienen problemas con los
compañeros… o, tal vez, no preguntar tanto y escucharlos. A los niños y adolescentes les encanta
que los escuchen sin que los cuestionen… y con sólo abrir nuestros oídos y nuestro corazón
podemos descubrir mucho más del universo interno que contienen nuestros hijos, que mientras
más crecen más se escapan de nuestro control y conocimiento.

La terapia es conocimiento

Y digo esto porque hoy en día está muy de moda diagnosticar. Todos los niños y todos los adultos
tenemos algún problema, algo que hay que chequear, corregir, observar, etc. Cada vez que toca
entrega de informe en el nido o en el colegio vamos aterrados para ver si nuestro dulce bebé no se
ha transformado en algún síndrome intratable con piernas y brazos. Y ojo, yo no reniego de las
terapias ni de la psicología. Es más, creo que ayudan muchísimo en casos específicos. Pero lo que
ve un psicólogo con una o dos horas semanales son más comportamientos, acciones, todo lo que
el alma de nuestro hijo quiere externalizar de alguna manera que tal vez no le gusta al resto o
hacen que su sociabilidad no sea la adecuada. ¿Y saben por qué las terapias toman tanto tiempo?
Porque el terapista se da el trabajo de conocer a su paciente y, si es un niño, a sus papás, a sus
hermanos, la dinámica familiar, escolar, etc. para ver de dónde salen todos los problemas…pero
no conviviendo, sino en cortas sesiones con ciertas herramientas de medición. Y sin el amor de un
padre. Nuevamente, hablamos de puro y simple conocimiento. Ojo, quiero que quede claro que
estoy hablando de situaciones cotidianas, no de casos clínicos u otras situaciones que sí requieren
a un especialista para salir adelante.

Conocer para amar responsablemente

Al ser nosotros los que más amamos a nuestros hijos, está en nosotros el conocerlo más, no para
amarlo más (porque como dije al comienzo, este es el único amor que nace y crece sin que el
conocimiento sea su causa) sino para simplemente ahondar en lo que mueve su corazón.

Muchas situaciones se han salvado porque una mamá o papá conocía mucho a su hijo. Leí una vez
un caso en que un adolescente contento y feliz de repente se volvió huraño y mal humorado. La
situación se mantenía. La mamá que sabía perfectamente cómo funcionaba el universo interior de
su hijo se preocupó y fue a consultar a especialistas. Todos le decían que era normal a su edad.
Pero ella no les creyó porque lo conocía. Sabía que algo grave estaba pasando. Y no quería
preguntarle directamente a su hijo porque sabía que a esa edad y siendo hombre, la forma de
abordarlo no podía ser directa. Durante mucho tiempo la mamá, atenta, entraba al cuarto del
chico a ordenar la ropa o hacer otras cosas buscando estar cerca de él… hasta que un día el hijo no
aguantó y le contó que un conocido lo había tratado de seducir y él había escapado, pero que
desde entonces se sentía avergonzado y no se lo quería contar a nadie. A partir de ahí las cosas
mejoraron. Y todo porque la mamá conocía a su hijo mejor que nadie… mejor que los
especialistas, mejor que lo que cualquier libro o amigo le podía decir.

Veamos la situación en nosotros mismos. Mientras más nos conocemos, más autodominio
tenemos sobre nuestra voluntad, sobre nuestros pensamientos. Sabemos reconocer nuestros
sentimientos y sabemos cómo actuar cuando estos se presentan. El autoconocimiento es una
herramienta poderosísima para el crecimiento personal. Porque el conocimiento nos da poder y
control (que puede ser en el buen y el mal sentido de las palabras, pero para efectos de este blog,
lo decimos en el buen sentido).

Lo mismo sucede con nuestros hijos: mientras más los conocemos podemos controlar mejor las
situaciones, dominar los problemas, ver las posibles causas y las posibles soluciones. Muchas
terapias familiares sirven para conocerse unos a otros porque, sí, podemos vivir bajo el mismo
techo pero no saber quién es realmente el que comparte el cuarto con nosotros. Ganémosle un
poco de tiempo a una posible terapia haciendo el esfuerzo de conocernos.

Conocer a nuestros hijos es de vital importancia para su desarrollo. No los conocemos para
controlarlos y fiscalizarlos, ni mucho menos para criticarlos (“Te conozco, todo lo que haces para
vagar”, no es una frase muy constructiva). Los conocemos para amarlos más allá del amor natural
que nace de la simple filiación. Para amarlos con el amor responsable que merecen tener de parte
de sus padres como encargados de su formación y crecimiento espiritual. Por eso no estoy
hablando de un conocer superficial (saber que su plato favorito son el pollo con papás fritas no es
un conocimiento profundo, de su intimidad).

Reflexionemos un poco sobre este tema y analicemos cuánto realmente conocemos a cada uno de
los miembros de nuestra familia, como seres únicos y distintos, irrepetibles. Seguro que si nos
ponemos como meta ahondar un poco más en cada uno de ellos encontraremos sorpresas
insospechadas, gratas y no tan gratas. Pero ya el simple hecho de saber que existen es un gran
paso para disfrutarlas o para enfrentarlas.

Reflexión individual

1. ¿Qué tan cerca estoy de mis hijos?

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2. ¿Qué tanto conozco de ellos?

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3. ¿Qué objeto tiene conocerlos?

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4. ¿Qué aspectos debemos conocer de nuestros hijos?

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5. ¿Conoce a su hijo?

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6. ¿Cuál es la fecha del cumpleaños de su hijo(a)?

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7. ¿Cómo se llama el mejor amigo(a) de su hijo(a)?

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8. ¿Cuál es la materia de estudio quemas le interesa a su hijo(a)?

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9. ¿Cómo se llama el director de grupo de su hijo(a)?

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10. ¿Cuál es la actividad favorita de su hijo(a)?

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11. ¿Cuál es la mayor habilidad/disposición de su hijo(a)?

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12. ¿En qué situaciones se siente inseguro su hijo(a)?

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13. ¿Qué es lo que más le desagrada a su hijo (a) de sí mismo?

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14. ¿Qué es lo que su hijo(a) más admira en usted?

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15. ¿Cuál es la persona favorita de su hijo(a) en la familia?

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16. ¿Qué clase de lecturas prefiere su hijo(a)?

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17. ¿Cuál ha sido el momento más feliz de la vida de su hijo(a)?

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18. ¿Cuál ha sido el momento más triste en la vida de su hijo(a)?

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19. ¿Qué actividades le gustaría a su hijo(a) compartir con usted?

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20. ¿A qué le tiene miedo su hijo(a)?

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21. ¿En este momento que es lo que más necesita su hijo(a de usted?

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22. ¿Qué piensa su hijo(a) acerca del amor?

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23. ¿Quién es Dios para su hijo(a)?

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24. ¿Qué planes y proyectos futuros tiene su hijo(a)?

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TEMA: Educar en la libertad

OBJETIVO: Concientizar a lo spadres sobre la necesidad de desarrollar en loshijos la autonomÌa


para que puedan llegar a ser personas libres y responsables.

AMBIENTACI”N: Dinámica: ´La caja mágica El asesor da a conocer una caja mágica muy especial.
Tiene la capacidad de hacerse pequeña o muy grande, de acuerdo con la necesidad, además
puede contener dentro lo que deseamos que contenga. ¿Qué encontrarían en ella? Recuerden
que puede contener cualquier cosa que deseen, tangible o intangible. Los padres pueden escribir
sus respuestas. El orientador hará· otras preguntas:

¿Qué le gustaría encontrar en la caja mágica para su esposo(a)?

¿Qué quiere para su hijo?

¿Qué desearía cambiar de usted?


¿Qué quisiera cambiar en su hogar?

¿Qué es lo más pequeño que ha deseado?

Formar grupos y compartirlas respuestas.

Reflexionar

PRESENTACI0N DEL TEMA

Cuánta Libertad Le Debo Dar?


Cuando los niños entran en la adolescencia ruegan que sus padres les den mayor
libertad. En cambio los padres tienen que balancear entre su deseo de fomentar mayor
confianza en sí mismos, mayor capacidad por valerse por sí mismos y el conocimiento de
que el mundo puede ser un lugar muy peligroso y amenazante para la salud y la
seguridad de los niños.

Algunos padres les dan demasiada libertad en ciertas cosas indebidas, o les dan
demasiados privilegios antes de que los adolescentes estén adecuadamente preparados
para ellos. Otros padres pecan por mantener un control demasiado rígido con los hijos,
negándoles las oportunidades que necesitan para madurar y aprender a tomar decisiones
por sí mismos, y aceptar las consecuencias de las mismas.

Los estudios científicos nos indican que los adolescentes se desarrollan mejor cuando
mantienen un enlace fuerte con sus padres pero al mismo tiempo se les permite tener
sus propios puntos de vista e inclusive estar en desacuerdo con ellos. Aquí les damos
algunos consejos para poder balancear entre la cercanía y la independencia:

 Fije límites. Todos los niños se resisten a los límites que se les imponen, pero a la
misma vez los desean y los necesitan. En un mundo que cada día es más agitado para los
adultos y los jóvenes, los límites ofrecen un sentido de seguridad. Frecuentemente, los
adolescentes se sienten mal queridos si sus padres no les imponen límites. Los límites
son más fáciles de fijar cuando se comienza cuando los niños son pequeños. Es más
difícil, pero no imposible, fijar límites durante los primeros años de la adolescencia.
 Hable claramente. La mayoría de los adolescentes responden mejor a las instrucciones
específicas que se repiten regularmente. Como señala la maestra de secundaria Sharon
Sikora, "No diga solamente, 'Quiero que limpies tu cuarto' porque a veces no saben bien
qué significa este pedido. Diga mejor, sin buscar argumentos, 'Así es como yo defino un
cuarto limpio.' Ellos pueden responder, 'No me gusta la lámpara en aquel rincón, la
quiero aquí.' Hay que darles suficiente libertad para que se expresen".
 Dele opciones razonables. Cuando existen varias opciones los adolescentes están más
dispuestos a aceptar consejos. Por ejemplo, usted le puede recordar a su hijo que tiene
que acabar su tarea de álgebra antes de irse a la cama, pero le puede dar a escoger si
prefiere hacer la tarea antes o después de la cena. O le puede decir a su jovencita de 14
años que no puede andar con sus amigas en la sala de juegos electrónicos un sábado de
noche, pero que puede invitar a un grupo de amigas a su casa a ver películas.
Si usted utiliza el buen humor y la creatividad al ofrecer varias opciones, será más fácil
que su hijo las acepte. Una maestra no podía conseguir que su hija colgara su ropa
limpia o depositara la ropa sucia en su cesto. Así que le dio dos opciones -- o toda la
ropa se tenía que levantar o toda la ropa se quedaría en el piso. "Por un rato estuve
lavando la ropa y dejándola en montones en el piso, " recuerda la maestra. "Me volvió
loca pero al fin funcionó." Después de dos semanas su hija se cansó de buscar su ropa en
el piso y comenzó a recoger su ropa.

 Otorgue la independencia en etapas. Según vaya incrementando la madurez y la


responsabilidad de un adolescente, usted puede darle mayores privilegios. Quizás al
principio le dé la oportunidad de escoger sus zapatos, siempre y cuando no cuesten más
de una cierta cantidad. Más tarde le puede permitir que haga sus propias compras -- con
el acuerdo que no le quitará las etiquetas a la ropa hasta que usted apruebe su
selección. Eventualmente le puede dar una cantidad fija de dinero para que se compre
la ropa a su gusto.
 La salud yseguridad son primero. La mayor responsabilidad como padres es proteger la
salud y la seguridad de su hijo. Él necesita saber que el amor que usted le tiene exige
que usted prohíba ciertas actividades u opciones que amenacen su salud o su seguridad.
Hágale saber claramente cuáles son las cosas que usted define como amenazas a su
salud y seguridad -- y la de otros -- y no permita ni excusas ni excepciones. A veces
resulta difícil imponer estos límites porque los adolescentes suelen sentir que nada los
puede lastimar. Los adolescentes sienten que todo lo que están viviendo es nuevo y
único, pero al mismo tiempo creen que lo que les ha sucedido a otros no les puede
suceder a ellos. Sus creencias se basan en el hecho de que la adolescencia es la etapa
más saludable de la vida. Durante esta etapa, las enfermedades serias no son comunes y
las enfermedades mortales son extremadamente raras. Lo que hay que enfatizar es que,
a pesar de que ellos gocen de un estado de salud admirable, la violencia y los accidentes
son causas mayores de muerte y lesiones graves entre los adolescentes.
 Rehúse aceptar opciones que limiten el futuro. No vale la pena pelear por todo.
Aunque quizás ofenda su sentido estético el que su hijo prefiera ponerse una camisa que
no va con sus pantalones, esta no es una opción que le limitará en su futuro. Aunque los
adolescentes van adquiriendo mayor conciencia sobre el futuro, todavía carecen de las
experiencias necesarias para comprender a fondo cómo una decisión que toman hoy les
pueda afectar en el futuro. Aunque hayan escuchado decir que el fumar es dañino para
la salud, quizás no comprendan lo que significa morirse de cáncer del pulmón a la edad
de 45 años. Hablen con sus hijos sobre las consecuencias de las decisiones que toman.
Ayúdenlos a entender que existen buenas y malas decisiones y que saber la diferencia
entre la una y la otra puede hacer la diferencia en sus vidas. Hágale entender a su hijo
que usted es el "guardián de las opciones" hasta que él sea lo suficientemente maduro y
responsable para tomar el cargo: Quizás así evite que falte a la escuela o que deje de
tomar las clases difíciles que lo prepararán mejor para los estudios universitarios.
 Guíelo, pero resista la tentación por controlarlo. En la sección anterior hablamos sobre
la importancia de adoptar una actitud balanceada entre imponer reglas duras y darles
demasiada libertad. Con la mayoría de los adolescentes, la manera más fácil de alcanzar
este balance es al guiarlos sin controlarlos. Los adolescentes necesitan oportunidades
para explorar distintos roles, probar nuevas personalidades y experimentar. Lo cual
implica que cometerán errores y deberán aprender a aceptar los resultados. Pero los
padres necesitan guiarlos para que los jovencitos eviten cometer demasiados errores.
Usted puede ser un buen guía al escuchar cuidadosamente y hacer preguntas que ayuden
a que su hijo reflexione sobre las consecuencias de sus acciones: "¿Qué sucedería si
permites que un amigo borracho te traiga a casa?" Sus consejos serán más aceptados y
apreciados si usted también le pide consejos y los sigue, siempre y cuando sean
razonables: "¿Qué cocinamos para la fiesta de cumpleaños de papá?" "No tengo que
trabajar el sábado. ¿Hay algo especial que quieres que hagamos?"

La línea divisoria entre guiar y controlar puede ser distinta para cada persona.Algunos
niños, ya sea que tengan 7 o 17 años de edad, necesitan mayor firmeza y menos
privilegios que otros niños de la misma edad. Una maestra nos explica cómo las
diferencias en el comportamiento de sus dos adolescentes crearon la necesidad de
definir los límites para cada uno: "Mi hija entendió muy bien que si se suponía que
llegara a las doce de la noche, esto significaba que debía estar tras puertas cerradas
antes de las 12, o ya debería haber llamado de la sala de urgencia para informarles que
se había partido una pierna. Mi hijo, 15 meses menor que ella, pensaba que la misma
regla significaba que la hora de llegada de las 12 significaba que a las 11:59 nos llamaría
para informarnos que llegaría después de comerse la pizza que él y sus amigos acababan
de pedir y después de haber dejado a seis de sus amigos en sus casas."

 Permita que cometan errores. Todos queremos que nuestros hijos lleguen a ser adultos
que puedan resolver sus problemas y tomen buenas decisiones. Estas habilidades son
parte íntegra de la independencia. Sin embargo, para desarrollar estas habilidades, los
adolescentes quizás necesiten fracasar un poco, siempre y cuando los riesgos no sean
demasiado serios y ni la salud ni la seguridad peligren. Cometer errores también les
enseña una destreza muy importante -- cómo recobrarse de un mal paso. Es muy difícil
que un jovencito aprenda cómo levantarse por sí mismo y comenzar de nuevo si sus
padres siempre lo rescatan de las dificultades de la vida.
 Asegúrese que las acciones traigan consecuencias. Si usted le dice a su hijo que debe
llegar a casa a las 10 de la noche, no ignore su llegada a casa a las doce. Usted pierde su
credibilidad con su hijo si no le hace sufrir las consecuencias por haber llegado dos horas
tarde. Sin embargo, el castigo debe ser proporcional a la ofensa. Un castigo de seis
semanas interfiere con los planes de toda la familia. Mejor hable con él sobre cómo su
tardanza le ha afectado a usted. No ha podido descansar por esperarlo. Pero usted
todavía se tiene que levantar a la hora regular en la mañana, preparar el desayuno,
hacer los deberes de la casa e ir al trabajo. Pero la falta de consideración de su hijo le
ha causado varios inconvenientes, así que él tendrá que hacerse responsable por algunos
de sus deberes para que usted pueda irse a la cama temprano mañana.
Finalmente y a pesar de todo lo que se escucha o se lee, los adolescentes confían en sus
padres más que ninguna otra persona para guiar la formación de sus vidas. En lo que a la
moral y la ética concierne, creencias políticas y religiosas, los adolescentes casi siempre
tienen más en común con sus padres que lo que ellos se dan cuenta. Como padre de
familia, busque más allá de lo superficial, más profundamente que lo que el
comportamiento sugiere para descubrir la persona que su adolescente está a punto de
llegar a ser. Su adolescente quizás quiera teñirse el cabello de morado, o se hace
perforaciones en todo el cuerpo, pero estas expresiones pueden no estar relacionadas
con quien él es y quién llegará a ser. Pero a la misma vez que muchos de los
comportamientos de su adolescente no son de mayor consecuencia, algunos no sólo
pueden ser dañinos si no mortales.

Los padres necesitan hablar con sus hijos y aclararles que muchas de las amenazas a su
salud y felicidad en el futuro no por casualidad suceden, sino porque así lo escogieron –
decisiones como beber alcohol y manejar, fumar, coger las drogas, entrar en la actividad
sexual, y dejar el colegio.

Las investigaciones indican que los adolescentes que ejercen un comportamiento


riesgoso tienen más probabilidad de ejercer otros, entonces los padres deben ser
directos y francos y hablar a sus hijos sobre las consecuencias mortales que conlleva
abrir esa caja de Pandora.

Actividad Formar grupos de trabajo luego se les entregara la fábula “El extraño caso del
cangurito” 3. Elaborarlas conclusiones con base en los interrogantes planteados en la fábula, lego
cada grupo compartirá sus conclusiones.

EVALUACI”N: Cada participante eval˙a la reuniÛn de 1 a 5 justificando por quÈ otorga esa nota. ´El
extraÒo caso del Canguritoª:

Cangurito se asomó al exterior desde el bolsillo de mamá Canguro. ´Huum que grande es el
mundo! cundo me dejarás salir a recorrerlo? ´Yo te lo enseñaré sin necesidad de que salgas de mi
bolsillo. No quiero que conozcas malas compañías, ni que te expongas a los peligros del bosque.
Yo soy una canguro responsable y decente. Cangurito lanzó un suspiro y permaneció en su
escondijo sin protestar. Ocurrió que Cangurito empezó a crecer y lo hizo de tal manera que el
bolsillo de mamá canguro se rompió por todos lados. Te prohíbo que sigas creciendo! Y Cangurito
obediente, dejó de crecer en aquel instante. Dentro del bolsillo de mamá· Canguro, comenzó
Cangurito a hacer preguntas acerca de todo lo que veía. Era un animalito muy inteligente y
mostraba una clara vocación de científico. Pero a mamá Canguro le molestaba no encontrar a
mano las respuestas necesarias para satisfacer la afanosa curiosidad de su pequeño hijo. Te
prohíbo que vuelvas a hacer más preguntas! Y Cangurito que cumplía a la perfección el cuarto
mandamiento, dejó de preguntar y con cara de cretino aceptó la orden de su madre. Un día, las
cosas estuvieron a punto de volver a su normalidad. Ocurrió que Cangurito vio cruzar ante sus ojos
una cangurita de su misma edad. Era el ejemplar más hermoso de la especie. ´Mamá quiero
casarme con esa cangurita. ¡Oh! ¿Quieres abandonarme por una canguro cualquiera? Este es el
pago que das a mis desvelos. Te prohíbo que te cases! Y Cangurito no se casó. Cuando mamá
canguro murió, vinieron asacar a Cangurito del bolsillo de la difunta. Era un animal extrañísimo. Su
cuerpo era pequeño como el de un recién nacido, pero su cara comenzaba a arrugarse como la de
un viejo animal. Apenas tocó la tierra, su cuerpo se bañó en un sudor frío. Tengo... tengo miedo a
la tierra, parece que baila a mi alrededor. Y pidió que le metiesen en el tronco de un ·árbol.
Cangurito pasó el resto de sus días asomando el hocico por el hueco del tronco. De cuando en
cuando se le oía repetir en voz baja: ´verdaderamente, que grande es el mundo...!

Actividad: Con base en la lectura anterior, invitar a participantes a:

Formular la moraleja de la fábula.

Analizar que actitudes de las descritas en la fábula adoptamos los padres con mayor frecuencia.
¿Habrá· posibilidades cambio?

Cuestionarlos posibles cambios.

Elaboración de tareas concretas a realizar.

IDEASPARACOMPLEMENTARELTEMA: Ser libre es ser persona y actuar como tal, es dejar c esclavo
de sí mismo, de las pasiones, egoísmos y dejar de someterse a los demás. En el ·ámbito familiar
esto quiere decir asumirla responsabilidades ser padres y ser La actitud sincera y total frente a la
libertad es difícil posible, es peligroso no orientar, no dar criterios y sustituir decisiones del niño o
del joven. Esto crea una falsa libertad fundada en actitudes que no favorecen la verdadera libertad
interior. La verdadera educación enseña a valerse por sí mi elegir lo importante; es decir enseña a
tener una jerarquía de valores en el momento de tomar una decisión.

T TEMA: ¿Sabemos comunicarnos?

OBJETIVO: Descubrir la importancia del diálogo en el proceso de acercamiento y comprensión


mutua entre padres e hijos. Audición o lectura de la canción ´No Basta de Franco Debita

No basta traerlos al mundo


porque es obligatorio
porque son la base del matrimonio
o porque te equivocaste en la cuenta.
No basta con llevarlos
a la escuela a que aprendan
porque la vida cada vez es más dura
ser lo que tu padre no pudo ser.
No basta que de afecto
tú le has dado bien poco
todo por culpa del maldito trabajo
y del tiempo.
No basta porque cuando quiso
hablar de un problema
tú le dijiste niño: "será mañana
es muy tarde, estoy cansado".
No basta comprarle todo
lo que quiso comprarse
el auto nuevo antes de graduarse
que viviera lo que tú no has vivido.
No basta con creerse
un padre excelente
porque eso te dice la gente
a tus hijos nunca les falta nada.
No basta porque cuando quiso
hablarte de sexo
se te subieron los colores al rostro
y te fuiste.
No basta porque de haber
tenido un problema
lo habia resuelto comprando en la esquina
lo que había, lo que había.
No basta con comprarle curiosos objetos
no basta cuando lo que necesita es afecto
aprender a dar valor a las cosas
por que tú no le serás eterno.
No basta castigarlo por haber llegado tarde
si no has caido ya tu chico es un hombre
ahoras más alto y más fuerte que tú
que tú.

Actividad: se les invitara a los padres a reflexionar sobre la letra de la canción para luego
dialogr las respuestas con el resto del grupo de ádres de familia.

Exposición del tema

Siempre se dice que en la comunicación está la clave de las buenas relaciones con nuestros
hijos. Aquí algunas claves para construirla.

Comunicarse es mucho más que imponer reglas y aceptar por respuesta un "sí señor".
Comunicarse implica un ejercicio mutuo de escucha y de réplica frente a las inquietudes,
necesidades del otro.
La comunicación con nuestros hijos implica un ejercicio de confianza traducida en diálogo
abierto en el cual tanto padres como hijos seamos capaces de expresar nuestras opiniones y
tener la oportunidad de persuadir al otro sobre nuestros puntos de vista.

El grupo de Promoción y Divulgación de la Universidad del Rosario, en cabeza de la Dra.


Juliana Ojeda, hace referencia a que "una comunicación cercana, abierta y sincera entre
padres e hijos hace que estos últimos vayan en su búsqueda cuando así lo requieren,
evitando recurrir a otras fuentes en las cuales no siempre se encuentra la asesoría más
adecuada".

Los adolescentes son contradictorios y aunque en general pareciera que buscan alejarse por
completo de los padres, en el fondo esperan encontrar en nosotros una voz de aliento, que
brinde consejo y apoyo en los momentos más complejos, como el de decidir sobre su futuro
profesional.

Entre los errores más frecuentes que cometemos los padres es creer que comunicarse con los
hijos equivale a hablarles y que ellos pacientemente escuchen todo lo que decimos mientras
asienten con la cabeza.

Eso no es comunicación, ni siquiera es un intercambio de ideas, apenas llegará a ser un


"sermón" que el joven probablemente olvidará al salir de casa.

Para evitar caer en el abismo de la incomunicación es primordial que los padres estemos
preparados para sentir empatía, ponernos en su lugar, frente a los problemas de nuestros
hijos adolescentes y que no solo intentemos resolverlos a partir de nuestra experiencia.

Una de las partes fundamentales de la buena comunicación es la escucha.

No es posible dar una respuesta asertiva cuando no se han escuchado las inquietudes del
otro. Este es el momento en que como padres dejamos de lado nuestros prejuicios y
prestamos atención a lo que dicen nuestros hijos.

Poner nuestras percepciones, experiencias y formas de ver el mundo sobre las de nuestros
hijos lo único que genera es que ellos se sientan invalidados e incluso intimidados con
nosotros y la próxima vez que tengan un problema prefieran buscar ayuda de alguien más.
Claves de una buena comunicación

Lograr una buena comunicación es el objetivo que muchos padres se fijan durante la
adolescencia de sus hijos.

Lo primero para alcanzarla es no forzarlos, su carácter y la fluidez natural de la conversación


es la base para que todo lo demás funcione.

* Observar y actuar en el momento indicado. Los adolescentes son retraídos por naturaleza,
esté pendiente de las situaciones que rodean a su hijo y en el momento en que crea que
quiere hablar muéstrese dispuesto a escucharlo. No lo presione.

* Escuche. Intente acallar las voces en su cabeza que anticipan un regaño o una solución
radical a los problemas. Póngase en el lugar de su hijo y entienda sus razones.

* Preste atención. Recuerde los nombres de los amigos y las parejas de sus hijos, así cuando
le cuente una historia sabrá quiénes son los personajes y qué papel representan.

* Haga seguimiento de la decisión que tome. Pregúntele sin acosarlo y dele su tiempo para
procesar la situación.

* En el caso de tratarse de elegir una carrera profesional, bríndele su apoyo incondicional


aunque también debe hacerle ver los pros y contras de las posibles decisiones que tome.

* Respete su privacidad y confíe en él tanto como espera que él confíe en usted.

"El éxito de una buena comunicación entre padres e hijos se verá reflejado en jóvenes
confiados de sí mismos, independientes, capaces de tomar sus propias decisiones y de auto
controlar sus emociones en situaciones que así lo requieran", concluye la doctora Ojeda.
La importancia de la comunicación con nuestros hijos adolescentes radica en que durante esta
etapa de su vida ellos aún son vulnerables pero deben tomar decisiones básicas para su
futuro.

Acompáñelos, escúchelos, sea su aliado y salgan juntos de las dudas y los conflictos usando
como herramienta la comunicación y el proyecto de vida.

Existen diferentes tipos de comunicación en donde se dan respuestas abiertas y cerradas.

La respuesta cerrada es aquella que indica que el oyente no ha escuchado ni comprendido lo


dicho y tiende a cortar la comunicación.

Le niega al niño el derecho a sus sentimientos y a expresarlos, demostrando no tener el deseo


de aceptarlos ni de comprenderlos.

La respuesta abierta es aquella que indica que el oyente ha escuchado lo que la otra persona
le ha dicho; refleja el mensaje del que habla, de manera que indica que el oyente ha
escuchado y ha comprendido los sentimientos que están tras las palabras.

Reconoce el derecho que tiene la persona menor de edad de sentir y expresar lo que siente,
demostrándole que el oyente acepta tanto lo que siente como lo que dice.

Cuando escuchamos reflexivamente a nuestros hijos, reconocemos los sentimientos que


están detrás de lo que dicen y de lo que no dicen; esa escucha reflexiva es una especie de
espejo en el que el niño se ve a sí mismo con más claridad y en donde se le brinda la
oportunidad de hacer una revisión de lo que le preocupa y de sentirse comprendido.

Si escuchamos reflexivamente, nuestras respuestas son abiertas porque reflejan los


sentimientos del niño y sus significados.

¿QUE NECESITO PARA ESCUCHAR REFLEXIVAMENTE?

PADRES E HIJOS

Para ser reflexivo, se requiere tener una buena dosis de sensibilidad y habilidad para expresar
sentimientos, además de esfuerzo y práctica, que no se adquiere de un día para otro.

Cuando su hijo expresa sus sentimientos, le podría ayudar pensar para sus adentros:
¿Qué está sintiendo?

Contéstele utilizando la palabra que usted cree refleja mejor sus sentimientos, sin embargo,
sea discreto y trate de adivinar cuándo su hijo quiere hablar y cuándo no.

COMUNICACIÓN VERBAL Y NO VERBAL

PADRES E HIJOS

Asi mismo, la comunicación puede ser o no ser verbal. Nuestras acciones, expresiones y tono
de voz, comunican si estamos escuchando o no. Podemos comunicarnos sin palabras a través
de una sonrisa, frunciendo el seño o acariciándole la mano. Los estamos aceptando tales y
como son cuando no los sobreprotegemos, regañamos o interrumpimos. Cuando
respondemos, no los juzgamos, sino que aceptamos sus sentimientos, ya sea con palabras o
sin ellas.

UNA COMUNICACIÓN RESPETUOSA ENTRE PADRES E HIJOS

PADRES

Una comunicación respetuosa entre padres e hijos, permite que ambas partes puedan
expresar lo que piensan y sienten, sin temor a ser rechazados. Esto significa aceptar lo que el
otro dice, pero no necesariamente estar de acuerdo. El contacto visual y la postura, significa…

“Estoy escuchando, me interesa lo que piensas y dices”.

¿COMO COMUNICARME MEJOR CON MI HIJO?

PADRES E HIJOS

Para comunicarse con su hijo, usted debe ser capaz de comunicarse de manera tal, que él
entienda sus sentimientos, ideas e intenciones. En muchas familias los padres no esperan que
sus hijos los escuchen; esperan tener que repetir cada cosa por lo menos una vez. Sus hijos
los han entrenado para repetir mensajes.

En ocasiones los padres crean condiciones que invitan a los hijos a no escucharlos y a
desarrollar lo que se llama “Sordera paterna”. Es conveniente pensar en términos de
“mensajes – yo” y NO en “mensajes – tú”.

EL MENSAJE – TÚ: acusa, critica y sugiere la culpabilidad del niño, es un ataque verbal e
irrespetuoso para él.

EL MENSAJE – YO: por el contrario, describe cómo se siente usted ante el comportamiento
de su hijo. Este mensaje se centra en usted y no en él. Comunica lo que usted siente, y no
acusa o enjuicia al niño.

Este tipo de mensajes expresan los sentimientos de la persona que está hablando; son
específicos. El tono de voz es importante, ya que si el mensaje – yo se expresa con enojo, se
vuelve un mensaje-tú. Esto no quiere decir que uno nunca deba enojarse.

La dificultad no radica en el enojo mismo, sino en el propósito del enojo, que puede ser el
deseo de controlarlo, “Ganarle o vengarse de él de alguna forma”.

Es importante tener presente el número de veces que nos enojamos, ya que si esto llega a
suceder, podría suceder lo siguiente:

Se refuerza el objetivo de poder, o de venganza del niño. La comunicación se dificulta cuando


el niño se siente amenazado y se pone a la defensiva para “Salvar su imagen”.

Cuando usted se enoja, él sabe que sus intentos de provocarlo han tenido éxito.

Si la relación entre padres e hijos se basa en el respeto mutuo, una manifestación ocasional
de enojo puede ayudar a “Aclarar las cosas”, lo que ayudará a mejorar la comunicación.

Ahora bien, si los conflictos entre padres e hijos son frecuentes, el enojo puede hacer mucho
daño.

¿CÓMO HABLAR DE SENTIMIENTOS A NUESTRO HIJO?

PADRES E HIJOS
Tenga presente antes de comunicarle a su hijo sus sentimientos que no es su comportamiento
lo que molesta, sino las consecuencias que éste pueda tener. Si su forma de conducirse no
tuviera consecuencias, como el interferir con las necesidades o derechos de otras personas,
es probable que a usted no le molestaría, a menos de que se tratara de algo peligroso. Usted
puede construir el puente dialógico de la siguiente manera:

Describa el comportamiento, pero no acuse: “Cuando no llamas, y no regresas a casa


después del colegio…” Comience con las palabras “Cuando tú” [Adecue este ejemplo a sus
propias circunstancias].

Exprese sus sentimientos con respecto a las consecuencias del comportamiento: “Me
preocupa lo que pueda sucederte…” Comience con “Yo siento” Por último, refiérase a la
consecuencia: “…porque no sé dónde estás”. El “Porque” establece la consecuencia. Los
mensajes-yo no tienen que seguir este orden.

Lo más importante es recordar que este mensaje se centra en el padre o adulto, depende de
la situación, y no se culpa ni se acusa a nadie.

CONSTRUCCIÓN DEL SENTIDO ÉTICO DE LA VIDA

PADRES E HIJOS

Si deseamos comunicarnos de una manera efectiva con nuestros hijos, éstos deben sentirse
respetados y valorados.

Busque un buen momento para conversar con ellos y evite hacerlo en medio de un conflicto,
ya que la comunicación que se basa en el respeto mutuo requiere la disposición de admitir y
aceptar que los padres de familia no tenemos todas las respuestas y conocimientos para
solucionar todos los problemas.

Permítale a su hijo que tome parte en la toma de decisiones y en la solución de los problemas
que se puedan presentar.

Los niños saben cuándo pueden creerles a sus padres o cuándo éstos aparentan saber algo
que en realidad desconocen.

El ser sarcástico y el ridiculizarlos, no solamente hace que la comunicación entre ellos sea
tensa, sino que además es una manera destructiva de comunicación.

Procure crear un ambiente en el que los hijos se sientan libres de expresar sus sentimientos,
sin temor a ser humillados.
AL HABLAR COMUNICAMOS NUESTRAS CREENCIAS Y VALORES

PADRES E HIJOS

Si usted está convencido de que su hijo es un niño valioso y bien intencionado, usted le está
comunicando esto a través de sus palabras y gestos. Si los clasificamos: “Testarudo”, “Mal
educado”, “Inútil”, desafortunadamente esas “Clasificaciones” se vuelven realidad. Y al
hacerlo, estamos asumiendo la posición de juez; confíe en sus hijos y evite etiquetarlos.
Tenga en cuenta que la comunicación eficaz implica tanto escuchar como hablar.

ALGO PARA MEDITAR

PADRES E HIJOS

“Saber escuchar es también un arte, de tal forma que enseñar arte es tarea de los padres y
madres”.

A continuación 11 TÍPICAS RESPUESTAS

Orden, Dirección, Mandato

“¡No me importa lo que hagan otros padres, tú tienes que hacer el trabajo del jardín!”.

Advertencia, Amonestación, Amenaza

“¡Si haces eso, te vas a arrepentir!”

Sermonear

Deberías hacer esto… “Las personas responsables, en un caso como éste…”

Aconsejar, proporcionar soluciones o sugerencias


“¿Por qué no les dices a tus amigas que vengan a jugar?”

Conferencias, argumentos lógicos

“Cuando yo tenía tu edad, tenía que hacer el doble de cosas que tú haces”. “El 90 por
ciento…”

Juzgar, criticar, culpar, estar en desacuerdo

“Si fueras un buen hijo, estudiarías”.

Permisivo

“Pobrecito, está tan pequeñito, que todavía no sabe …”

Poner apodos, ridiculizar, avergonzar

“A este Chamaco no le da vergüenza andar en facha”.

Interpretar, analizar, diagnosticar

“Te sientes así porque no estás haciendo bien las cosas en el colegio”.

Interrogar

“¿Quién te metió esa idea en la cabeza?”

Apartar, Distraer, Bromear

“No hablemos de eso en la mesa, hablemos de algo más agradable!”

La mayor parte de los padres de familia pueden clasificar sus respuestas dentro de estas
categorías. Sin embargo, la mayoría de ellos tampoco ha tenido la oportunidad de que nadie
les indique cómo hablar con sus hijos.Una forma para que los padres puedan entender cómo
estas respuestas pueden llegar a ser destructivas, es pidiéndoles que recuerden sus propias
reacciones cuando comparten sus sentimientos con un amigo. La mayor parte concuerda en
que tienen un efecto destructivo sobre ellos en sus relaciones con los demás y que
probablemente tendrán los mismos efectos sobre sus hijos; y tienen razón.

Ahora bien, cuando los padres se dan cuenta de cuanto dependen de las “once respuestas
típicas respuestas”, se preguntan con cierta impaciencia: “¿De qué otra forma puedo
responder?”

Afortunadamente estas respuestas existen y están dentro de la conferencia “¿CÓMO


MEJORAR LA COMUNICACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS?“

Dicha conferencia contiene: técnicas e instrumentos de comunicación que hagan menos difícil
el dialogo con los hijos, ahí también se proponen fórmulas sencillas para invitar a hablar y con
ello acabar los mitos de que es imposible entenderse así como las respuestas “Abre –
puertas” que no comunican ideas, sentimientos o juicios invitan al niño a compartir lo que
piensa.

“Modificar circunstancias en las que viven las personas… no cambiar a las personas fuera de
su contexto”.

TEMA:

Nuestro tiempo en familia OBJETIVO:

Dar elementos que ayuden a la pareja a planificar el tiempo que pasan juntos como familia.
AMBEPOACI”N: Lectura del poema: ´De padre a hijoª Autora: £ngela Marulanda. Poema: n · m i c a
: ´ L a c a r e t a ª No sÈ en quÈ momento el tiempo pasÛ, Ni a quÈ Hora mi Hijo creciÛ, SÛlo sÈ que
adora es todo un hombre, Y que en su vida,., ya no estoy y o. 'Era muy joven cuando mi dijo naciÛ,
todavÌa recuerdo el momento en que llegÛ. (Pero mi trabajo el dÌa me ocupada, y no me daba
cuenta que el dÌa pasaba, No supe en quÈ momento aprendiÛ a caminar, Ni tampoco a quÈ Hora
comenzÛ a estudiar, No estuve presente cuando cambiÛ sus dientes, SÛlo me ocupÈ de pagar las
cuentas. (PedÌa que le consolara cuando se "aporreaba" o que le ayudara cuando su carro no
caminaba, pero yo estaba ocupado, debÌa trabajar, y asÌ sus problemas no podÌa solucionar.
Cuando a casa llegaba insistÌa en estar conmigo, '

15 actividades familiares para el tiempo libre


Actividades para realizar en familia en el tiempo libre

Foto: THINKSTOCK Ampliar foto

El tiempo libre puede ser muy productivo cuando se aprovecha el tiempo para realizar
actividades en familia sin imponer un horario tan exigente que recuerde a la rutina del trabajo
o del colegio. Sin embargo, nunca hay que olvidar que la mejor manera de descansar no
consiste en hacer absolutamente nada, sino en realizar actividades distintas de las que se
realizan habitualmente.

Si necesitas ideas, te proponemos 15 actividades familiares para el tiempo libre.

Ideas para disfrutar del tiempo libre en familia

Algunas de las actividades familiares que se pueden realizar en el tiempo libre son:

1. Practicar deporte. Dedicar un tiempo al deporte siempre es una buena idea. El tiempo libre
puede ser un momento para hacerlo con más frecuencia o para aprender algún deporte
nuevo.

2. Organizar salidas. Los fines de semana son el momento perfecto para realizar excursiones,
salidas al campo o paseos en bicicleta en los que la familia aproveche para salir de los lugares
frecuentados habitualmente y conozcan lugares nuevos.

3. Ayudar en casa. Echar una mano en casa debe ser un hábito del día a día, pero cuando
disponemos de más tiempo podemos concretarlo en cosas que supongan una mayor
dedicación de tiempo como una reparación o limpieza.

4. Jugar en casa o al aire libre. Es necesario dedicar un momento del día a los juegos.
Actualmente, existen muchos y muy interesantes para todas las edades. Además, también se
pueden organizar juegos para toda la familia, aprovechando así para compartir un momento
de diversión con los hijos.

5. Organizar fiestas familiares. Los cumpleaños y los santos pueden ser un buen momento
para celebrar algo con toda la familia. Además, la previa organización que exige una fiesta
ensenará a mayores y pequeños a trabajar en equipo.

6. Hacer visitas culturales. Visitar museos o exposiciones donde los niños y los padres
aprendan nuevas cosas. Es importante que resulten atractivas para todos y no "meter la
cultura con calzador".

7. Ayudar a los demás. Colaborar con alguien en alguna actividad, trabajar para sacar un
dinero para la familia o ayudar a alguien a solucionar un problema son cosas que se pueden
realizar en el tiempo libre.

8. Fomentar nuevas aficiones. Siempre es un buen momento para descubrir nuevas aficiones
y enseñar a los hijos a ser constantes. Lo más interesante es compartir con los hijos las
propias aficiones, sin imponerlas.

9. Visitar familiares, amigos, enfermos. En el día a día a veces es difícil encontrar un hueco
para ver a familiares que viven lejos, cenar con amigos que nunca ves o visitar a enfermos
que agradecerían una visita al hospital. Los fines de semana es el momento ideal para
hacerlo.

10. Proponerse actividades de más duración. El tiempo libre ofrece la posibilidad de realizar
actividades que normalmente, por falta de tiempo, no se pueden llevar a cabo. Aprender un
idioma, ir a un campamento o compartir una convivencia con amigos pueden ser algunas de
ellas.

11. Repasar conceptos. Después de las vacaciones siempre llega la rutina. Por eso, es
necesario dedicar un tiempo al repaso del curso o a las actividades del verano programadas
por el colegio.

12. Compartir el tiempo de las comidas. Desayunar, comer y cenar con los hijos es un buen
hábito que los padres deberían llevar a cabo todos los días. Sin embargo, la incompatibilidad
de horarios a veces no lo hace posible. Los fines de semana son un buen momento para
compartir el tiempo de las comidas, aprovechando también para educar en los buenos
modales en la mesa.

13. Organizar tertulias. Cuando no hay prisa por volver al trabajo o al colegio, es necesario
que después de comer la familia realice un rato de tertulia en la sobremesa en la que
intervengan todos los miembros para compartir experiencias e intercambiar opiniones.

14. Distribuir encargos. Es necesario repartir encargos de colaboración familiar entre los hijos.
Tener un encargo concreto del que responsabilizarse desarrolla el hábito de estar pendiente
de los demás y de preocuparse por mantener un clima familiar acogedor.

15. Ver películas o series. Ver películas o series en familia es la excusa perfecta para
compartir un momento entre padres e hijos. Además, compartir este momento permitirá a la
familia comentar con los hijos aspectos de las películas o serie, esto servirá a su vez para
enseñar algo nuevo a los hijos a aprender algo a los padres. Es importante estar pendiente de
que los hijos no abusen de la televisión. El exceso de televisión impide la conversación,
fomenta la pasividad, impide el desarrollo de la creatividad y facilita la adquisición de
contravalores, entre otros efectos contraproducentes.

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