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ASIGNACIÓN N°4
Estudiante
- Kevin Torres; C.E: 128296901
Frente a una opinión pública cada vez más sensibilizada frente a los abusos de las
multinacionales, se exige a éstas no sólo ser honradas sino especialmente parecerlo.
Las grandes empresas sufren una pesada (y más que frecuentemente injusta)
presunción de culpabilidad que les mueve a buscar diversas alternativas que refuercen
y limpien su imagen corporativa ante la sociedad. Las principales vías utilizadas en la
actualidad para afrontar las obligaciones de RSC en esta vertiente social son:
las listas de empresas socialmente responsables;
los índices de sostenibilidad;
el establecimiento de códigos de conducta;
la adhesión o ratificación a declaraciones/normas internacionales;
la emisión de informes sociales que buscan incrementar la transparencia de las
actuaciones en gestión de recursos humanos;
la certificación del respeto a determinadas normas de gestión ética de recursos
humanos de manera que se consigue la acreditación de cumplimiento de forma
parecida a las ya tradicionales normas de calidad o medioambientales (como las
ISO 9000 o 14000).
Aunque la responsabilidad social sólo puede ser asumida por las propias empresas, las
demás partes interesadas, en particular los trabajadores, los consumidores y los
inversores pueden desempeñar un papel fundamental en su propio interés o en nombre
de otros interesados en ámbitos tales como los de las condiciones laborales, el medio
ambiente o los derechos humanos, instando a las empresas a adoptar prácticas
socialmente responsables. Esto requiere una verdadera transparencia sobre el
comportamiento social y ecológico de las empresas.
Mientras existe una gran cantidad de estándares externos que cubren uno o más
aspectos de la Responsabilidad Social Empresarial, sólo unos pocos cubren todos los
aspectos. Entre ellos tenemos:
Iniciativa de Reporte Global (GRI): Es un estándar internacional para uso
voluntario por parte de organizaciones que deseen reportar sobre las
dimensiones económicas, medioambientales y sociales de sus actividades,
productos y servicios. El GRI (Global Reporting Initiative) fue convocado por
CERES (Coalición por Economías Ambientalmente Responsables) e incorpora la
activa participación de corporaciones, organizaciones no gubernamentales,
organizaciones internacionales, agencias de Naciones Unidas, consultores,
asociaciones empresariales, universidades y otros stakeholders.
Principios Globales de Sullivan: En 1977, el reverendo León Sullivan desarrolló
los llamados Principios Sullivan, un código de conducta para los derechos
humanos y la igualdad de oportunidades para compañías que operan en
Sudáfrica. Los principios de Sullivan son reconocidos por haber sido uno de los
esfuerzos más eficaces para acabar con la discriminación racial en los lugares
de trabajo en Sudáfrica y por haber contribuido a desmantelar el apartheid.
Social Accountability 8000 (SA 8000): Es un estándar de gestión voluntario
elaborado por SAI (Social Accountability International) de las Naciones Unidas,
publicada en 1997, sobre las condiciones de trabajo y un sistema de control
independiente para la producción de bienes y servicios de forma ética así como
con unas condiciones laborales adecuadas. Basa su sistema de control en las
estrategias de en los sistemas de gestión de la calidad (conjunto de normas ISO
9000) y se centra en diferentes convenciones de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), en la Declaración de los Derechos humanos y en la
Convención sobre los Derechos del Niño. Su enfoque está dirigido a evitar la
ventaja competitiva que supone menores costes de producción gracias a un
nivel inferior en las condiciones de trabajo. Esta norma es muy interesante para
las compañías que desarrollan sus actividades en países con un entorno social y
cultural menos exigente que el occidental y por ello con un menor desarrollo que
los aspectos de seguridad y salud en el trabajo.
Los principios de “The Caux Round Table” (CRT): Son un compromiso de los
líderes empresariales de Europa, Japón y Norteamérica que promueven
principios de liderazgo empresarial y la creencia de que los negocios tienen un
rol crucial en la identificación y promoción de soluciones sostenibles y
equitativas a los temas claves a nivel global que afectan el ambiente físico,
social y económico.
Pacto Global de Naciones Unidas: El Pacto Global fue anunciado en el Foro
Económico Mundial de Davos (Suiza), en enero de 1999, y formalmente fue
lanzado en septiembre de 2000. El Secretario General de la ONU, Kofi Annan,
hizo un llamado a los líderes empresariales a que voluntariamente “abrazaran y
desarrollaran” un conjunto de nueve principios (posterioremnte se aprobó un
décimo referido a la lucha contra la corrupción) en sus prácticas corporativas
individuales y a través de un apoyo complementario a iniciativas de políticas
públicas
Recomendaciones para Empresas Multinacionales OCDE: Esta pauta, del año
2000, contiene recomendaciones hechas por los gobiernos a las empresas
multinacionales. Se trata de principios voluntarios y estándares no obligatorios
legalmente. Los gobiernos adheridos a estos lineamientos animan a las
empresas que operan en sus territorios a observar estas pautas en cualquier
lugar en donde operen.
ISO 26000 sobre Responsabilidad Social Empresarial (ISO 26000). Es una
norma no certificable.
SGE21. Forética el foro para la evaluación de la gestión ética estableció esta
norma orientada a introducir valores éticos auditables en áreas de gestión de
una organización que desea asumir un compromiso social, por lo que el
cumplimiento de esta norma ofrece la posibilidad de someterse a auditoría y
permite una certificación.
Modelo de implantación ISE04. Es un modelo de implicación social de la
empresa que le permite una intervención más activa en los problemas de su
entorno inmediato. Ha sido elaborado por la consultora “We’re able to” como una
herramienta para ayudar a las empresas a diseñar, gestionar y evaluar su
Acción Social como un elemento alineado a la estrategia y creador de valor para
todo el negocio. La Inversión social genera retornos (sociales, económicos y
combinados) y produce impactos (directos e indirectos) y estos deben de ser
conocidos, medidos, evaluados y comparados.
Paradójicamente, aunque hoy las empresas tienen instrumentos muy refinados para
comunicar su desempeño, cada vez están más alejadas de las expectativas de los
grupos de interés. En efecto, aunque esta recoja explícitamente que va dedicada a los
grupos de interés, prácticamente nadie puede leerla sin una formación técnica
adecuada, porque no se entiende. Parece que lo que está ocurriendo es el efecto
contrario, es decir, se están tecnificando mucho separándose de la voluntad explícita
de acercarse a los grupos de interés.
En algunos estándares internacionales se habría producido ya una cierta reacción ante
este riesgo, como ocurre con la norma AA1000, propuesta por la británica
Accountability. Esta norma no trata de verificar el resultado frente a indicadores de
desempeño como la GRI, sino que es una norma para verificación de procesos de
elaboración de la memoria con el fin de toda la información que se vuelque en las
memorias sea la información que le resulta relevante a los grupos de interés.
Pocas facilitan detalles sobre sus políticas y comportamiento en el ámbito de los
recursos humanos y en cuestiones de empleo tales como la negociación y el
reconocimiento, la consulta y formación del personal o la responsabilidad de los
consejos de administración.
En resumen, la Memoria de Sostenibilidad:
es un documento que comunica el desempeño financiero, ambiental y social de
una compañía u organización a sus grupos de interés. Al cumplir este propósito,
la memoria crea valor económico para quien lo publica.
su publicación es voluntaria y generalmente se realiza al mismo tiempo que los
informes financieros. De hecho, la Memoria de Sostenibilidad, o una síntesis de
ella, puede integrarse en la Memoria Anual como un capítulo de ella.
El apoyo a la publicación de memorias de sostenibilidad sigue aumentando entre
la sociedad civil, los inversores, los accionistas, los sindicatos y las empresas,
entre otros. Esto queda patente en el rápido crecimiento que ha experimentado
la edición de esta clase de informes entre los diferentes países, especialmente
en países desarrollados tales como Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia,
Reino Unido y España.
Aunque hay que reconocer que ha habido una excelente evolución en la elaboración de
informes de este tipo, aún se detecta una ausencia de información a inversores y
accionistas sobre los riesgos y oportunidades estratégicos derivados de sus políticas
sociales y medioambientales.
Sólo tres de las cincuenta empresas con mejores memorias de responsabilidad social
corporativa informan sobre las implicaciones financieras de los riesgos sociales y
medioambientales de sus operaciones, según un estudio llevado a cabo por la
consultora SustainAbililty, Standard & Poor’s y el Programa de Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA).
A pesar de las carencias todavía latentes, las empresas que presentan informes sobre
sostenibilidad siguiendo estándares reconocidos, tales como el GRI, experimentan una
menor volatilidad en el mercado bursátil que el resto de las empresas, según se
desprende de un estudio elaborado por el instituto de investigación Lonstock y la
agencia de comunicación Imagination.
Veamos algunos de sus estándares de certificación.