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IV Jornada por la Democracia

Tema: Dimensión política de la universidad

Academia y Poliarquía

Por: Juana Ramírez Castro

Como la invitación, dentro de la esta jornada por la democracia, es para pensar acerca
de la dimensión política de la universidad, partiré de la algo me ha molestado: el
concepto de democracia. Y. me molesta porque para mí ya ese término refiere un valor
contrario incluso al sentido que poseía en su origen como producto de la experiencia
social en Grecia. Hoy día, la democracia es reconocida como simples procedimientos
consensuales. De esta malversada concepción se plantearon los hoy llamados “
mecanismos de participación ciudadana ”.

Nada más lejano a hablar de la instauración de una democracia participativa por la


mera legalización y existencia de mecanismos de participación ciudadana, mecanismos
que bajo dicha concepción no sustentan la dimensión real de lo que es “democracia”.
La cuestión obvia y reiterativa es la de señalar si existe una democracia que no sea
participativa. Lo que se quiere señalar es que dentro de los imaginarios políticos
colombianos, aunque no sólo aquí, nuestro sistema político es democrático por que
tenemos todas las instituciones que garantizan, perdón, que estipulan la existencia de
una democracia. Pero bueno, no quiero entrar en este problema. Con lo anterior sólo
pretendía centrar mi reflexión en que: 1) el concepto de democracia ha sido utilizado
para mantener un sistema antidemocrático. No existe contradicción mayor que la de
hablar de “ régimen democrático” porque todo régimen implica establecimientos
inamovibles, y la naturaleza de la democracia se da en la movilidad social. 2) la
democracia no busca el consenso sino que atiende el natural disenso de una sociedad.
Esa constituye en última su lógica finali, y 3) la democracia debe ser el mejor sistema
adaptativo social que permita llegar a equilibrios temporales desde el antagonismo.
Recordemos a Kant quien nos decía “ El medio de que se sirve la Naturaleza para lograr
el desarrollo de todas sus disposiciones es el ANTAGONISMO de las mismas en
sociedad, en la medida en que ese antagonismo se convierte a la postre en la causa de
un orden legal de aquellas “1 . El antagonismo implica diversidad, la diversidad es
producto de la libertad y la democracia parte de dicho principio natural y de dicho ideal.

La democracia antes que establecer procedimientos consensuales, se debe definir como


un sistema que permite esa acción y retroacción de los miembros dentro de cualquier
comunidad sobre sus instituciones ya sea, para acabarlas, reafirmarlas o actualizarlas. Es
aquí donde tiene sentido la democracia como principio desde el cual se habilita a la
comunidad para que defina y redefina su orden y desde él su organización, simplemente,
para posibilitar la evolución social.

Por lo anterior, le apuesto a la idea de Robert Dalh de reemplazar, por lo menos de


manera estratégica, el concepto de democracia por el de “ Poliarquía” . Este es un
sistema de acción, donde la controversia y la discusión sobre temas de interés general se
dan en la misma proporción que la participación para definirlos. Para Dahl, los dos son
fundamentos de la ¨ democratización 2¨ ya que debe haber participación en el debate y
1
KANT, Emmanuel Filosofía de la Historia Fondo de Cultura Económica 1998 pág. 46
2
La discusión no es de ninguna manera semántica. La poliarquía según este autor norteamericano permite
pensar en la democracia como un proceso continuo, de allí que habla de ¨ democratización “ como un
debate en la participación. Esta democratización responde a la lógica de la democracia
como acción y no como ideal social. Por esto la democracia es un problema de ¨ aptitud ¨.

Es aquí donde, dentro de este discurso, irrumpe la reflexión sobre el tema que nos
convoca. Pero, quiero aclarar que la “ aptitud “ a la que se alude arriba, no se plantea
en términos de habilidad, ni de capacidad, sino de criterio PARA el debate. Aquí se
podría plantear, como muchos lo hacen, que la academia debe ser actor, protagonista,
en pocas palabras, “líder” de la “ transformación social “ ya que ella, por ser “ centros
inteligentes de la sociedad “ debe plantear el norte de la acción política.

Pero, no estoy de acuerdo con dicha posición. La academia no tiene por función ser
líder de ninguna transformación social, entre otras porque ella tiene un compromiso
con la ciencia, con la búsqueda del conocimiento. A la academia no se le puede atribuir
la función de ser ¨ ingeniera social”, pues dicha actitud sería contraria a su naturaleza.
Decía Karl Popper que las ciencias y específicamente las sociales ¨ que intentan dar un
marco de referencia a la ingeniería social no pueden... ser verdaderas descripciones de
los hechos sociales ¨ 3

Si hemos de hablar de la dimensión política de la universidad, ésta está en la


democratización, como un proceso de “ búsqueda sin término “ de un estado de
equilibrio de toda la sociedad, de todo el conjunto de poderes organizados, incluida la
universidad. En esta “ búsqueda “ la universidad no es, ni puede ser protagonista sino
actor de reparto, en la medida en que interviene para potenciar tanto el debate como la
participación, a través de la crítica, de la reflexión de un proceso autónomo, propio de
la evolución de cada sociedad. Durkheim nos decía que “ La reflexión es, por
excelencia la fuerza antagonista de la rutina, y la rutina es el obstáculo para los
progresos necesarios.” 4

Se acude nuevamente a Popper para pensar en la ciencia como compromiso de la


academia y apoyado en él se plantea, que el buscar explicaciones en las ciencias
sociales permite una reforma gradual controlada por contrastación crítica entre las ¨
tendencias generales “ y los resultados esperados. Este última planteamiento tiene
relación con la base ideológica popperiana de la evolución, en la medida en que todos
los organismos, incluido el hombre y su entorno social, evolucionan por ensayo y error.
Incluso en Popper esto no sólo es aplicable al campo científico sino también al político,
pues, como diría ¨la razón crítica es la única alternativa a la violencia que se ha
descubierto hasta ahora ¨

Ni la academia, ni la democracia pueden por ello tender a un estado inacabado. La


academia debe intentar comprender los procesos sociales, procesos que por naturaleza
surgen de estados permanentes base de cualquier evolución: el antagonismo, la
tensión y el conflicto,. Allí es donde aparece la democracia como un sistema adaptativo
basado en acciones sociales desde las cuales se plantean tentativas temporales de

estado social inacabado e inacabable que consta de dos dimensiones: el del debate público y el derecho a
participar. Estas dos ¨ dimensiones ¨ potencian una verdadera sociedad democrática. En Colombia no se
dan ni la participación ni el debate, principio y fin de la transformación cultural y base por ello de la ¨
democratización ¨ Primero porque no existen partidos políticos que canalicen los intereses y las acciones
provenientes de la sociedad y segundo porque los espacios de expresión pública y de conocimiento de lo
diverso son escasos

3
Ibidem pág 315
4
DURKHEIM, Emilie. Educación y Sociología Ed. Reflexión Bogotá ‘ Colombia 1998 pág 71
solución a dicha tensiones, conflictos y antagonismo. Así las cosas, la academia debe
ser centinela crítico de la evolución propia de cada grupo social, a través de la
contrastación de las tendencias planteadas por dicha sociedad y de los resultados por
ella misma obtenidos dentro de su propia búsqueda de equilibrio temporal.

Con dicha contrastación crítica, la academia puede aportar argumentos históricos que
enriquezcan el debate al interior de la sociedad. Es así como puede fortalecer la aptitud
necesaria para la democratización. Pero quiero enfatizar que estos argumentos no son
posibles desde la definición de tipo ideal alguno, y menos desde tipos ideales pre-
concebidos por la misma academia. Sólo es posible comprender las tendencias sociales
desde los conflictos internos y por ello, sólo es posible comparar racionalmente los
hechos sociales con las pretensiones mismas de cada grupo, pretensiones que son su
propio producto histórico

No creo que la universidad deba apostarle a ideal alguno pues, lo que genera esa
actitud como bien lo diría Popper, es un rechazo ¨sin argumentos y desafiando los
acontecimientos históricos, la posibilidad de reformar nuestro llamado sistema social”.
Por ello, dicha actitud de la academia proscribe la esencia misma de la democracia, en
la medida en que imposibilita el debate y la participación.

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