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Giovanni Sartori Elementos de teorfa politica Versién espafiols de M. Luz Moran Alianza Editorial 410. Bemenios deters pines e ora vince bua vena yo contapongo una tora intermedia, ua tora can rei rs Pros Hhos eevee fs hechos son nerporaos oo ed a pon pobre de tora enemign del cr es simple mente una cfencia pobre. Yo ka combato. GIOVANNI SARTORI Nueva York, enero 1992 1. Consttucién ~"Traduesi6a (con modificaciones) de «Constitutionlism: A Prlininary Discussions, American Political Science Review, diciembre 1962, pp. 853-864. Refundo en ¢! texto iallano mis respuestas a W. H. Morti-fones (en American Poltical Science Review, junio 1965, pp. 441-£44), y « ©. Macldox (en American Polical Science Review, junio 1984, pp. 497-499). 2. Democracia ~ Vor eDemocrazias, en Enciclopedia delle Scienze Sociale, Istituto delta Enciclopedia Haliana, Roma, 1981. Pee 5, Dictadura ~ Contribucién «Apuntes pats una Teoxta general de Ia Dictadura>, en Klaus von Beyme (ed), Theorie wnd Polk, Den Haag, Martinus Nijhoff, 1972, pp. 456-85, “4. Igualded ~ Retomado de The Theory of Democracy Revisited, Chatham, N. 5. Chat ham House, 1987, cap. XI, pp. 344357, ed. espatiola: Lo Teoria de la democraca, Madrid, ‘Alianza Esioril, 1987 5S. Ideologia - Tradciin (con recortes) de «Politics, Meology and Belief Systems, American Political Science Review, onio 1969, pp. 398-811 6. Liberaliemo ~ Retomado de «lf Liberaismo che Precede i Liberalismin, Biblioteca della Liber, 76, 1980, pp, 127139. 7. Mercado ~ Retomado (com recortes) de Mondoperao, noviembre 1984, pp. 94-104, 8. Opinion Padlica ~ Vor dela Enciclopedia del Novecento, Roma, Istituto delMEncco pedis Kaliana, 1979, vol. TV, pp. 937849 9. Pariamento - Retomado (con amplioe recortes) de G. Sartori et al. 1! Parlamento italizno 1946-1973, Npoles, Edizioni Sientitiche Italiane, 1963, Parte LV, pp. 323-386. 10. Poldica ~ Retomado (con recortes) de La Politica: Lagiea y Método en las Ciencias Socales, Méxien, FCE, 1984, pp. 190.211 de la edicién orginal. El posteito «Schmit las Modalidades del Politico» es inedito, IL, Representacién ~ Vor Sistemas Represeatativoss, en Enciclopedia Internacional de les Ciencias Sociales, Madtid, Aguilar, 1979. 12. Sistemas Blectorales - Articulo de consttucién han deformado su significado y destruido su razén de ser, y, finlmente, que la patria del constitucionalism, In tater es al mismo tiempo el pais que peor lo defiende y define. ‘La palabra consttucién proviene del latin constiutio, que, a su ve2, proviene del votbo Constituere: institu, fundar. El verbo era de uso cortiente. Por el conttaio, Su sustantivacién no formaba parte del lenguaje ordinario y fue adquirienéo progre- Sivamente, en la evolucién de la terminologia juriica de los romanos, unos sigaif- cados técnicos. Es nevesario, por lo tanto, distingur claramente el verbo y la util Zain comin de le consti y los significados especiales del sustantivo. in el ao 82. de. C,, Silla se convierte en dicatorreipublicae consttuendae (dictador para Tefundar, podsfamos decir, la repablica), y en el 27 a. de J. C., Augusto ex inves tido, a su vez, con el poder reipublicae constituendae. Por Io tanto, encontramos al verbo adoptado para acontecimientos de gran envergadura; pero de estas Constiuendae no se deriva ninguna aportaciOn 1a consiluio (en su significado téenieo), Enel derecho piblico fomano la consiutio y las constinutiones eran, sobre todo, los edicta y los decretz, y, por lo tanto, las adecisiones» (obsérvese, n0 las leges) promalgadas por el emperador. La Iigica de la denominacion es ésta: cuando algo e8 establecido por medio de las decisiones de una magistrtura, entonces es ‘una constittio (es decir, ha sido instituido por ésta). Es cierto que Cicerén us consituio para indicat la «formay de la ciudad ', por lo tanto con un significado due encontramos en nuestro tiempo. Pero Ta acepci6n ciceroniana es susituida por " De Re Public, 1, 5, @. 8 14 Blomentes de too patica la juridica, por la constatio como acto administrative. Durante todo el Medioceo yy mis adelante no encontramos ningda rastro de esta acepcidn; fo que se confirma fen las referencias que se hacen a Ciceron en los sigios XW y XVI, en donde st cas fituio se emicnde como status publicus y stats reipublicae. En definitiva, ao oxiste tun paso desde la consttuio de Cicerén a nuestra palabra cvinstitucién ®, La ora de Cromwell y fos afios del Protectorado (1649-1660) fueron. para Tos ingleses. el tiem. po «constiuente» por excelencia, En ayucllos aiios los intentos para formulae (i riamos nosotros) una constitucién escrta se repitieron; pero en ninguno de kos do ccumientos en cuestion se habla de «constitucién: en cambio se dice covenant, i trument, agreement, fundamental lave. Y. por lo tanto, cuzin se comenas a hablar de «constituciéne en el contexto del consttucionalisme del siglo XVI este térming tra ya desde hacia un largo tiempo un término vacante preferide previsamente por {que estaba disponible para el significado ad hoe quc'te fe asignsdo, ‘Quienes escriben la historia del consttucionalismo se refieren a fa Magna Charta ¥ sobre todo a su evolucién inglesa, Less nombres. mis recurrentes a partir del 1200 Son los de Bracton. Fortescue. Coke. Locke, Bolingbroke. Burke y Blackstone A partir de Bolingbroke (1680-1751) tambign los ingleses usaron cada vez mis bt ps Tabra constitucin. Sin embargo, la vietoria del t6rmino constitucion sohre totes demés (Burke usaba todavia conjuntamente consiiuion, conimoncalh, pact, ie Ime) fue decidida por los americanos en los afios 1776-1787 * y, a continuation. por fa Revolucicin Francess. Si deseamos una caractecizacion concisa y precisa det em cepto es necesario buscarla en el articulo 16 de la Declaracién Francesa de Devens de 1749: «Una sociedad en la que lz garantia dle los derechos no vst a la separacién de poderes no esti defintivamente detesminiada no tiene una const tucidn, @ bien en Paine, que en 1791-92 eseribia: «un gobierno sin una eonstitucio es nn poder sin dereétio: (pater iwidhout right)» * Paine dice lo que los constituctonalistas ingleses no dicen y por fo tanto gustan contradecir, Su gran satisfaccin es la de haver notar a los extranjeros (eomenzancs por Montesquieu) eémo se equivecan en la interpretacidn del sistema inglés. Ciee Tamente Montesquieu y sus sucesores racionalizaron» un constitucionalismo eons: tnuido a trozos y a boeados sin un disefo previo. Evidentemente, nos hemos eyti vocudo con frecuencia, Pero hay una polémica similar superfiua en el énfanis eo (que los constitucionatistas ingleses subrayan que en su constitucién } Parlamente 5 legibus solutus, esté dotado de poder ilimitado y disereccional, y es. por lo tat. fommipotente; 6 en [a afirmaciin de que. segin el significado americano y frances ‘Vea, conn G. Madde, «A Note on the Messing evi Sombre 1982 pe NI p38. Mi rnp ea ote) Science Review, joie WHE, pp 107. “aque induce a FA Hayek» tart cap. 12de The Constr of Liters, Loads. Rote Keng Io oLa conten meric el eonaituloalsm. Esa despues cs exci {aunque vtemns no nmerecda). Pars requ eff alsa. tad ¢ ited po N- Mat tour 1 Contnionalin yg, Solon, 1 oul. 12 St 18 lo frances fe organ wna earctenzacn ext ind por eva de pes de Montesuiu). Por oto lal arous fy ela watameate Ls aruiecters deb conus de les Estee Unidos. Para Paine wae Right of Mot cap. On Cunstitaionsy. El ps ex de los poderes ° 0 bien en la afirmacién de que «puesto que Gran Bretaia no tiene una eonstitucién esctta, ésta no prevé ninguna proteccién especial para los derechos fundamentales 7. Y asi sucesivamente. ;Es todo cierto? {Es verdaderamente asi? Veamos. "Tomemos, por ejemplo, el principio de la omnipotencia del Parlamento. Este principio fue teorizado por Blackstone en sus Contmentaris on the Laws of England {1145-69}, pero no por Locke, y tempoco por ef gran consitucionslista del siglo pasado, por Coke; ¥ fue radiealmente contradicho por Bolingbroke S. Debemos Fambién fijarnos en las circunstancias hist6ricas en las que se afirma este principio y, ademés, tener presente el hecho de que en la erminologa legal inglesa el «Par fementor se refiere al Rey, alos Lores y a los Comunes que operan conjuntamente como cuerpo supremo gobernante del reino. De este modo, 1a omnipotencia det Parlamento presupone que los tres cuerpos, separados y presumiblemente discordes, se pongan de acuerdo. Por lo tanto, cada uno de los tes cuerpos es, por sf solo, Jmpotente; de lo que se deriva que la sustancia de la afirmada omnipotencia es. por fl contrario, una estructura que limita ef poder. Por otro lado. historicamente ha blando, el principio de la supremacia def Parlamento se opone al principio de la supremacia de la Corona, y lo que verdaderamente significaba ~-cuando se afirmo— es que el Rey no tenia poder fuera del Parlamento, que sus prerrogatives podian tjercitatse tnicamente segin le formula del King in Parliament, del Rey en et Par lamento, Y si les cosas son asi, entonces es Bagehot quien exsgera cuando afirma aque «una nueva Camara de los Comunes puede despéticamente.. decidir. En calidad, el afirmado despotismo (potencial) det Parlamento inglés reside sobre todo En et hecho de que una constitucién no escrita (no recogida en um tinico texto homogénco) es por ello mismo una constituci6n altamente flexible, Bien mirado, entonces, lo que mas divide al constitucionalismo inglés del eu ropeo y del americano no es tanto Ia diferencia entre el tener 0 no tener una «carta» {un tinico texto escrito), sino el gusto por el understatement, por el decit menos, ‘unido al gusto (sutilmente polémico) de exhibir las virtudes «inglesas» de la consti: tucién en lugar de sus virtudes «constitucionales». Mientras que los constituyentes ameticanas, franceses y después todo el constitucionalismo europeo del siglo XIX han leido sus propias cartas constitucionales en clave normativa —como textos que sdecian a los poderosos no puedes, el constitucionalismo inglés se complace en ser ftiamente realista y, de este modo, en dirgirse al legislador diciéndole podrias (si chr, ene otton, KC. Wheare, Modern Consiuton, Londres, Oxford Univesity Press 1940, pa * cas, por ejemplo, W. Bagshot, The Eaglis Consitation, cap Th +P cming, Me Law andthe Consiunon, Londres, Uniersty of London Press. 158(9), p40 * focal interpetacion de Burke no es Gertamente a e Blacksione. En et Speck on Reform of Representation ds 1762 ete esrb: Eh puesta Conrtucion... yo me siento tanto libre, coo n6 d= fee pebrose pata ty para Jos demés Yo sé que ming poder en el mundo, aientas yo me tempore toma dcbo, puss afecar a i vids, a m9 ertad, a ni propiedad personaly. En cuanto a (Coke, para el conta Sabre toto fa common fw Bogeet, Phe Engsh Conttion, et, cap. VI. La curiae i, 18 Elomentos de too poten 1 quisiera, poditas hacer todo To que deseas). ;@ué es la econsttucionn? Wheare y Jennings esporden tipicamente a todos: la constitucién inglesa es el «conjunto de Feglas legales yo legales que establecen las reglas que disponen la composicsn, los poderes y los méiodos procedimentales de los principales Srganos de gobier no» ", Muchas gracias. En la misma medida podemos defini, mutatis metandi, el digo de la citculacién. Si el constitucionalismo de nuestro siglo busea la tuz en Inglaterra, se quedaré ciertamente en la oscuridad, ‘A pesar del eno decir» (0 peor) de los ingleses, es evidente de que la historia det consttucionalismo (aqut incluso la del biténico) revela que durante mucho tiem: po el concepto de consitueién ha sido claro y el mismo pata todos. Ya he citado a Paine y la Declaracin Francesa de los Derechos de 1789. Es necesario recordar ‘hora el Federalist (1787-88), 4 mi juicio el vinico mayor elisico de todo et consti- tucionatismo. Finalmente, en aquellos afos, en el curso de la experiencia revolucio- rata, estaba forméndose Benjamin Constant (1767-1830), cuyo Cours de Politique Constiaionelle de 1818-20 corona y conctuye la evolucién para cada individuo que —siguiendo el uso americano del vocabulatio inglés ellos lanaban «sistema constitucional». Al tener que partir de cero, los pueblos del continente (tal y como habfan hecho los americanos por primera vez) {querian un documento eserito, una carta, que estableciera firmemente la suprema ley de pais. “Tambign los ingleses, sin embargo, habian recurrido ocasionalmente @ documen- tos esertos partcularmente solemnes: la Magra Chara, las Confirmation Acts, las Petiiones de Derechos de 1610-1628, el Habeas Corpus Aci de 1619, la Bill of Righs, cl Mutiny Act, la Toleration Act (todos ellos de 1689), el Act of Setlement (1701), EF hecho de que estas Actas no estén todas fondidas en un tinico texto n0 significa que li consituciSn inglesa sea totalmente no eserta: en parte To es y en parte no. Ademas, los ingleses se pueden permitix el lujo de seguir con wna const- fuciin «incomplete» (desde el punto de vista de su formulacion y de sit certeza eserita) porque esté complementada por la rue of law. Si no se puede aceptar la tesis de Dicey de que la consitucion inglesa deriva» del derecho de los jueces, sigue siendo verdad que ésta esté totalmente integrada, alimentada y sostenids por KC. Whesre, Moder Conittions. ct. p.2:€ 1 Jennings. The Law andthe Constion,c. PB T Rompeo Biol resume flnmeste a Conta de exe modo: La consi, es dei a ead inpuesta of poder Vase P. Bio, «La Poin i Constant, Stel Pine, septembre 195}4ebrro 195, 9.5099 pss, YB, Contant, Pinpes de Politique, Pats, 1815, «Avan Propose Consitvese 47 la rule of law. Sea como sea, una constitucién totalmente codificada en un Unico documento e3 simplemente un medio. Lo que realmente importa es el fin, el tefo. Y el objetivo originario del constitucionalismo inglés, del americano y del europeo cra idéntioo. Si el vocabulario inglés no hubiese rechazado hasta hoy el importar el vocablo (jotra paradojat) este objetivo comin hebrfa podido ser expresado y sintetizado en tana sola palabra: garantismo '. Es decir, en todo Occidente fos pueblos pedfan una sconstitueién porque este vocablo significaba para ellos una ley fundamental, 0 une Serie fundamental de principios, paralelos a una cierta disposicion institucions}, di- rigida a delimitar el poder arbitrario y a asegurar un gobierno Timitado. Se enticnds {que las técnicas del garantismo son diversas (cartas de derechos 0 no, control judicial (© no, cwinta y cul separacion de poderes, etc.) ", pero en todos los casos su fateneién y su razén de ser son el asegurar que los ciudadanos estén protegidos y tpatantizados del abuso de poder, Este intencién cra tan obvia, y la palabra const fuci6n tan «transparentes, que en 1860 la formula adoptada en los plebiscitos ite lianas se limitaba a preguntar: «{.Desea usted adhesive a la monarquia constitucio- nal del Rey Vittorio Emanuele 11%, Evidentemente, entonces decir «consttucional> bastaba para decitlo todo. Y durante todo el siglo XIX, hasta la | Guerra Mundial, las constituciones siguieron siendo, en los Estados Unidos, en Inglaterra y en Buro: pa, métodos diferentes (técnicamente hablando) dirigidos a un Unico objetivo: s0- meter la fuerza al derecho, En el siglo XX. y precisamente cn los decenios posteriores 2 la guerra mundial de 1914, esta situacién de consenso general se modifié rapida y radicalmente. ;Por {qué? En parte se fue afirmando progresivamente un positivismo juridico muy atento 2 la sforman y menos atento a la sustancia de los problemas. En parte. porque lis dictaduras de los afos veinte y treinta intimidaron a los juristas, Ios constriferon tno expresarse, y de este modo, con frecuencia, a redimir con una palabra ebuena» {coastitucién era un término clogioso) Tos errores de una mala praxis. Pero antes de llegar a estas explicaciones es necesario reconover, antes de nada. una debilidad intsinseca, o unc falte de adecuacién constitutiva, del método juriico en relacion fo gue Rousseau lamaba droit politique, derecho politico. Digimoslo con todo candor: al jurista (a partir de ahora protegido por el garantismo) no le gusta un derecho «politico», no congenia con él. No le es fic conciiar los requisitos det derecho en si y por si, de un derecho «puro», con la sustancia a la que estan llamadas a atender las constituciones. Si leemos, por ejemplo, las Leguns de unst figura representativa del periodo precedente a 1848, como fue Pellegrino Rossi *, tramos o bien la afirmacién de que «todo estado pose una constitucion» (ev "pings garantsmo debe entender como us ean dt francés grunt, y el tine nonce tu sidyacoedo ns ampoco en los Estados Unidos, en el ticotenic des wnittacionait, Te Nene in por recordar que bv Bf of Rha americana fue aprobada con sift ea in Con veocisn de Flgela. Ene oor, se opusieron ells Masson y Hamilton, cys tess ere que los Ueeshs eran pretepidos no por delarasoes, sip por una detesminadsextsctura de sober, palegens Res (L7E7 188) foe profesor de Deredho en Bolonis en 188, auter en {832 del proyecto de rf e a consti ss, despus aclamado profes: de derecho consttuona et Cale de Ponce de Ps 48 Somers de teors pote Aypothesi), 0 bien la de que «una consticiGn es I Hey de los paises libres. Las dos afrmaciones no son congruentes; sin embargo representan una afimacion gue fue ampliamente aceptada en la literatura jurdica europea durante cai un sigo. Por ello es interesante darse cuenta de cémo los eonstitucionalistas continents sceptaron esta afirmacién, y cémo encontraron el modo de armonizar una incom sruencia, ‘Tomemos, a modo de ilustracién, una constitucién precursora, como fue la Cors- ttucion de Pensitvania del 28 de septiembre de 1776. En dicha constitucidn los dos ‘lementos fundamentales son el esquema de gobierno (el plan 0 frame of gover ‘ment) y una carta ‘de derechos. Ahora bien, esté claro que para los constituyentss 4el siglo xvi los dos elementos eran inseparables: ambos efan neceseros fin de que una consttucién fuera verdaderamente una constitucién. Ellos no pensaban ni someramente que cualquier «esquema de gobierno» equivaliese a una constituci, De este modo, los constitucionalisas continentales estaban ansiosos por tranqullizar su conciencia «t6cnica» encontrando una definicin universal de constitucion. ¥ con este objetivo les parecia util separar el concepto general (el esquema de gobierno) de Ia alificacin garantista. Por cllo, con bastante frecucacia,legaron 2 decir que todo esquema de gobierno correspondia @ una corstitucion. Lo decian, pero en el mismo momento lo negsban. Porque su discurso proseguia diciendo que «habla legado a ser usual» usar el tgomino consttuciin con un significado espectficamense gatantsta; de Jo que resultaba que —en base a esta praxis— era impropio decir que todo estado era un estado constitucional. Por Io tanto: todo estado posee ua «cons: ‘isuciéne (por detinicién) pero dnicamente algunos estados son «coasttucionales» ‘De este modo, una generacién tras otra, el derecho piblico europee decimondnio svanz6 eabalgando al tiempo sobre dos eaballos: la constitucion como cusiquier ‘orden estatal el «consttucionalismo» como un contenido particular de garantes, Era certamente un equiibrio ffeil que hacfa vulnerables los constitcionalis tas, Pero se puede tener un talin de Aquiles y no abstante sobrevivir. De este modo 8 pesar de este taldn de Aquiles, mantengo que se puede afitmar que al menos durante ciento cincuenta afios el término consitucién ha sido asociado con Ja idea de egorantion, y que la razén principal de Ia posterior disociaciOn no puede encontrarse unicemente en la IGgica itera de destrralio de la tradiciGn jurdica ‘europea. Los consttucionalistascontinentales no estaban en condiciones de oponet resistencia al cambio. La T Guerra Mundial habta roto el consenso y la fe en les cualidades magniticas y progresivas. La Revolucién Rusa, el fascism, el nazismo Inducian alos jurists a encontrar tranquilidad y proteccién en su torre de marty —en el caso estudiado— en el Smbito de na definicin de consttucién que fuert puramente «organizativay, que trabajase dnicamente sobre un organigram Alguien preguntaré: gpero por qué la Il Guerra Mundial no ha producido una recuperation? No ls produjo, pienso, en parte porque el postvimo jurideo habia tsiunfado defiitivamente '; también en parte porque les palitslogos estaban abar. % Sobre las razones tana, y estoy casi gor dec sobre It imposibided técnica, por pate det astismoy dl neo-posivsmo juice, de epeasar el consitconalismor, ct, N. Mate, Pont ‘mo Giaraizo Consttazionalamo, Misa, Giue, 195, passin, yespeimente pp. S858. Aung) lino de Matteucci Se retere a la caters jurdca tains, muchas de sus observacones pueden gener Constitvesn 19 Ia observacién de los procesos "7; en no menor medida porque et ordculo briténico, Tine de hecho sfetn 2 os mies J toe poskvsmo juin earopen icin ambi 4 Ian en mn en un Geese Asa) Mn ta Guia compartments ls nos extras rics pxdeo clean nt «es tou cere yo prs cen seh departs (et ts are por dean sss eal, Como much tbo ora STs cena pelea conan puede prs Yn de tai srl, yen cnet comin i slusin onttioa un tc vnclnt de simposin de tle (i erfocenen) Set lcs ton an pone asi En tc peut a fn ontucso en on seins pce puod ser examined fetframente dese el punt de vita Tisserant ete orogeny el ol es én Contibuye a refer yao bac on got semaore del pode. Puede drat que una eonstion Sooty is on real volepeformance deseado sobre ns pesions ue een € ode? Pls, po ejemplo ‘Hl enfogue adoptado por Heinz Eulau y otros en un tema afin, Cit. WahiKe. Eula, Buchanan, Fergwon, ‘he Linttnve Spon Exporaion x Lega Behvior,N. York, Wie, 92 ” La respuesta, me temo, sigue siendo siempre la misma: los traduc- {ores son grandes tradores. Apenas se acufa una nueva palabra, los traductores se |a apropian, le dan un valor tetvoactivo, y asi construyen, falsamente, al pasado, Cuando aparece la palabra estado, la polis se convirtié en algo que munca fue, es decir, un sestadon; y la politea se convierte en Jo que no era, y en lo que n0 es, cuando se teinventé la palabra constitucio ®. Por lo tanto, cuando leemos «constitucién» al leer a Arisi6teles (traducido) 0 ‘uando ofmes hablar de consttucionalismo griego y después de consttucionalismo omino, este modo de hablar prueba Gnicamente que somos victimas de fraudes de lraduecion. Para nosotros sconsttuciény significa una estractura de la sociedad po. ltica, organizada airavés de y mediante la ley; con el objetivo de limitar la arbitra, edad del poder y de someterlo al derecho. Y ciertamente Aristoteles no pensabs ‘en nada parecido *!. No posta tener en mente nada igual porque el nomot prego ho es el sistema legal elaborado por los Romanos, y aiin més porque los griegos anticipan solo la concepcién legislativa del derecho y no el derecho de la rule of law Sobre el cual se inserta el desarrollo def constitucionalismo inglés“. Los romanos (Clesgo Press, 1958, pp. 220; ae espaol: «Le Flsole del Derchor, 3° eimpr. Madd, Fondo de Clee Ezonimics, 192 > Esta tracuccin se aim ygeneraiaGinicomente en lilo xix. Montesquieu, aunque ga lestor els eitsios, us constution ela en ella del ap. Ibo XI, de Expr des Lots Reuston oo tiene ni siuiera un subtitvio en el Conneto Soil coe le palbra consid, tu worabe baba! ce gowemenens 2 Véase, conta, W. H. Moris. Jones en American Police Science Review, junio 1965, pp. 30-40 No exoy de sever con la inerpretaciin de Dicey seg la cal es pritogios Ge ln astucon Ingles som indueionesy generaacionesrenltants de devsione urs ue dtcrmna os deschos eos patclares. Dicey forzaba demasiado el argument cuando eseribia ue wen Inga ls leon ‘a onsitzcisn son poco mis gue una generalzacin de os dress gue a coves de janis ssgsny 4 insvos partclaresn (The Law ofthe Constuton, Landes, Macmila,e8. 6 190), 9. 20) pore ec bien cuando setataba que «la consti se fue por Ia rale of awe lr. 196). Para nese scree del nena leyesiertad, vise, por dkimo, The Theory of Democracy Reved, Chatham, N. (Cathare Hous, 1987, pp. 30610 y cp. XI, pati (ua capaci Teoria dela Democrat, Nag constiucion 24 UT iti ata nets canta pes oes a oa 1s Hes ranstanos En a moda (notte) ona ul ole Sudadan romano aseguraba proteccién, esta proteccidn provenia de las leges (no de los aces eee eee gee eeee nt tee siden Sb eps ts sci apa ene eo Siento poe pice os berecn sane as ears ec vos» (p. 149). Las constituciones nominales son, por Jo tanto, pea es ie politico en un determinado Estado“. En efecto las constituciones nomin = Fier yee se oh “Atanas, 587), Vite tambien, y sobre od, Brano Leon, Fedo andthe Law, N.Yor, Vo ead, 161 Ge Ke Locvenstin, Pll Pover andthe Corral Pres, Cis, Univesity of cay Press, 15, cpeiinente pp. 10 ee maese ev feces gu esl oder sme exec de uns ore sit yeah ce hate for sma El ode er, pw olsen gwar lemme. or eee, etco son pro general en orensds, per ete hecho wo pole 2 os, Seborades fom oss Soares Del ws modo, More Joet eaten qe aguas = Sereno ccc tri il on eee pn seis als) quel pip les sols ox quer volun pri le, sn ei exact forse pnd pono prelimi & sort: te me vo ep eos gin 22. Blements oe moi pon Las constituciones.fachada son diferentes de las nomineles en evanto tonian la apariencia de «verdaderas constituciones». Lo que las hace pseudo-constituciones es due éstas no son observadas (al menos en lo que respecta & sus caracteristicas ga rantistas fundamentales). En realidad son «constituciones-trampan. En lo que tes pesta a la libertad y a los derechos de las destinatarios de las normas son letra ‘muerta, Por ejemplo, segin Vishinsky, la Constitucién de Stalin hace entrar «a unas ‘masas populares cada vez mis grandes en el gobierno del Estado, refuerza cons tantemente «los vinculos entre el aparato del poder y el pueblo»; y las constitusiones soviéticas en general «onfirman los derechos y la libertad democraticos gemuinoss, «cijan y subrayan las garantias matetiales» ”, Sj ello es asi, entonces la constilucién statinista de 1936 es una constitucién de fachads (véanse sobre todo los articulos 3, 125, 127, 141), Una defensa de las constituciones nominales y sobre todo de las constituciones fachada es que, a pesar de todo, «educans o pueden educar. Pero esta defensa me parece inaceptable. Las constituciones @ las que nos estamos refiriendo no tenen, 0 realidad, ningin objetivo educativo. E incluso si tvieran un altamente improba bic efecto educativo, sigue siendo verdad que «educar» no es el objetivo de una constitucién, Ello no es un citerio suficiente (0 suficientemente pertinente) para jstficar un tipo especial de «constituciones estucativas» ®, Una constitucién suede contener afirmaciones de intencidn, de saspiraciéne; pero si estas aspitacioaes se afirman para engatiar y son sisteméticamente violadas, se me escapa qué educacién puede derivarse de éstas Existen con frecuencia superposiciones entre constituciones nominales y const tuciones-fachada. Sin embargo. le distincion sigue siendo itl. Las consttuciones nominales describen realmente las reglas de funcionamiento del sistema politico (no afectan al telos del constitucionalismo, pero son su exposicién vera), mientras que las constituciones de fachada no proporcionan ninguna informacién ereible. En la mayor perte de los casos se puede percibir claramente, a pesar de las superposicio- nes, cudl es el aspecto preponderante: si una constitucion es fundamentalmente nominal o basicamente un disfraz. En cualquier caso, la distincién es util en el plana ‘analitico para separar fos componentes de un eventual «tipo mixto» (en parte no minal y en parte ficticio) de constitueisn no-garantsta La distincin es importante también desde otro punto de vista, porque meestra que si se rechaza la acepeidn garantista no es posible trazar una linea de demarca ci6n entre «constitucion» y «gobierno constitucional>. Ciertamente, si una corstitu- cién se convierte en letra muerta, este es un caso de constitucién que no es seguida por un gobierno constitucional. Pero este argumento vale sélo para las constivucio- nes-fachada. En cl caso de las constituciones nominales no tenemos ya un «Estado de procrogativa» (prerogative Stale) que sustituye de facto al +Estado legain: tenc- ® Vishny. The Law ofthe Soviet Sta, N. York, 195, pp. 8549. Ene tas cemotciones de cht sichadar, vei H. Chambre, Le Pouvolr Sovitigu ingaducion 2 Etude de ser Ieutons, Pats, 195, EI tendo sods de Chambre musta carte ue Ta leona sorisin del Estado y pans ‘ongtucionalcorclatva 2 resueven en un decide predeminio de hecho y del abit sobre I ley. Los incidentesautomovisicas pueden servis a objeto de induc «Ja mejora de uest's enca conduc, Yes ésta es wn rain como par crear caegoa de los nidenes educative? Constcion 23 Ghnmar que este no es un «gobierno constitucionals»? Es una pregunta que debo la voluntad de los que detentan el poder) *, o bien hacen cl fancionamicnto del * oe ut econ mj i i ne ue oon apn area iobee poems sleeor Ge do deol post. Per hy qe aad, no obi Jt ns ctw: eo abun pve mo dvr aba lit ue a ee condo 7 Entre otras coss porque una constitucién no puede limitar efectivamente fa sid os : tena poder es poten slate y baer acca Tos impediats conse pe: Teno cuneate a usd pop 24 Blomentos de tela potas lft de apliacén Por lo tant, debemos repuler aso por et. Seria conapro aheente © poco Senato aceptar en todos los cass el punta de uss cee Inrisicosegin el cul wide la consinicsn debe ser aplcada& culgues eeaee Personanente pienso gue debemosscepar sempre ais no apheer ae a fanconamiento del gobierno en relacon «ls objeivs fundamentals cel eet canalno,o ao Be pier cio puede hablane de shee deans de splot (ons ee Lab, ena ue el ean hn pede terra en 1730, Pere a «palabra trampas. 7 “gobierno constitucionaly. _ eee caan dde una referencia Si todo lo anterior es verdadero, enone debemos voher con renova atencién y-conocimniento @ aquel constitucionalismo que les eonstitucionalistes han descuidado ‘desde hace tiempo. La experiencia de medio siglo en esta parte confitma ad Véase, en su apoyo, cena de a stucin de B. Akin, «On the Stability and Reslty of esituions. Serge Herostyton, Hee Unive, Kea Ba {3 tt, 85d sje ced stems cmt et euceran pa oe eae ateiande por una exten Conatieén 25 abundant que la indiferenci jurdica hacia fos problemas decarados meta-jur dicos ha sido desastrosa en sus resultados. Cuando un problema politico —y el consttucionalismo es ineviteblemente ia solucin juriica de un problema poltco— Se despolitiza, ls consecuencis efectvas de un ordenamiento juidicamente aac trale son y siguen siendo (aunque involuntariamente) poiicas *; y ello beneficia & los demagogos y a los déspas. Una shtima precsién. Se me ha objetado que mi énfais en la earacterizacion garantista de «consttuciéns privilegia —por decrlo con el latin lapidario de Brac- fon— la jurisdic dafiando al gubernaculiom *". Pero mi idea no es éta, Mi tess, 6 la de que el consttucionalismo busca un equlibrio —un equilibrio siempre ines- table y slempre diffe entre el ejerciio del poder (gubernaculwn) y el control sobre el poder (jurisdictio). Est claro que una constitucion en la que los controles immpiden actuar (como, en el lite, en el liderum veto de tas Dietas en Polonia) es solamente una constiticin mal ensamblada. Pero me parece igualmente claro, yen- do al otro extrema, que una constitucién toda gubernaculum y nada jrisdicio no debe ser aceptada por el constitucionalismo, Un poder sin conirof no da origen al estado constitucional: es su negaciOn y su destruci6n. Quien elimina la jurisdictio fel gubernacultun se burla del consttucionalismo; y debernos al menos impedir que ello ocurra en su nombre, Volviendo de ia terminologia de Bracton a lade nuestro tiempo, o una constitucion da lugar a un sistema decisional intransitvo (la sustancia de los frenos y contrapesos), 0 bien no es tal. Una estructura decisional sranstiva es Ie estructura del poder absolut. ipod y frag, ya! mens en 28 de eos pues een constuiones que no sn res, ‘Se Cieaco ee eesos de Loewen) somines © ts (p. 321 30). nse, de ete See rpen ex monarans stsluas (ange ete fs so Yor dca ao poser una sn) Er coo fon ptes que pr de tid comisiionl (7, oro tani, de on Since suicemenate Grocery tr an, por sigue, exbensonstncinss en, ESSE como maume 19 (apo came maine porue Arkin es ens ace en ee Sp, por Gjeapos a Cecosvagl, detent 1948). EF ee moto tmbien Maeve, Pitvimo Garde ¢ Coton, ci, xpinene 1p-38 Tl cal tet ae a seta tpi aco no ofr, ano mb es oes que pone a or estan ene sacn praia de favoecr aes eng los ght carson fet ns apa oe tres de qu! Estado aslo qu abarctn Ses Sonseni Cit a coneracon de . van, Liner dune Ff dl Dro, Potovs, Gusta, p 8 donde ct nur set i tomas del pesto wien pals dco De eh el inset estado pro neo es exten dl deri, es Iofrca del Grebe det wohntad bl legac (,p.23). a Maddon A Noon de Meonng of Contaion, cpa, y ann en so cont dain a mi segues, APSR, dembre Tot, p. 101 Sobre Bictn, vac espianente . H. Mellvan ‘Uutnonale:Ancent ond Modern Ras, Cort Unverity Pes 197, ap 1 tad. tan Crtnoontone Anica «Moderna, Wena, Ne Pz. 1356 Capitulo 2 DEMOCRACIA. El término democracia aparece por primera vez en Erodoto y significa, tradu- ciendo literalmente del gricgo, poder (kraias) del pueblo (demes). Pero desde el siglo It a. de J.C. hasta el siglo XIx la edemocracia» ha sufrido wn largo eclipse. La experiencia de las democracias antiguas fue relativamente breve y tuvo un recorrido ogenerativo. Arist6teles clasifieé a la democracia entre las formas malas de gobier- no, ¥ la palabra democracia se convirtié durante dos mil afios.en una palabra ne- sativa, derogetoria..Durante milenios el régimen politica Sptimo se.denomin6 «re- pblica> (res publica, cosa de todos) y no democracia. Kant repite. una opinién Comin cuando escribia, en 1795, que la democracia «es necesariamente un despo- tismon;y los padres constituyentes de los Estados Unidos eran de la misma opinign. En el Federalist se habla siempre de erepiblica representativas, y nunca de demo- cracia (Salvo para condenatla). Incluso la Revolucién Francesa se refiere al ideal republicano, y s6lo Robespierre, en 1794, utilizé-«democracia» en sentido clogieso, tsegurando as{ la mala reputacién ée la palabra durante otro medio siglo. {Como cs que de un phmazd, a patti de le mitad del siglo XIX en adelante, Ja palabra ‘sdquiere in nuexo auge y poco a poco adquiere un significado elogioso. La respues- ta —veremos— es que la democracia de los modemnes, la democracia que prectica- tos hoy, ya no es la de los antiguos. Hoy Ia edemocracia» es una abreviacin que significa liberal democraca. Y mien- tras que el diseurso sobre la democracia de los antiguos es relativamente simple, el discurso sobre Ia democracia de las modernos es complejo. Distingamos tes aspec- tos. En primer lugar, la democracia es un principio de legitimidad. En segundo lugar, la democracia ¢3 un sistema politico llamado a resolver problemas de ejerccio (v0 daicamente de titalaridad) del poder. En tercer luge, la emocracia es un ideal. 1. La democracia. como principio de legitimidad es tambign el elemento de continuidad que vincula el nombre griego con la realidad del siglo Xx. La legitimi- dad democrética postula que el poder deriva del demas, del pueblo, es deci, que a 28, Elvmonios ce tev poitica se basa sobre el consenso «werificado» (no presunto) de los ciudadanos. La demo- cracia no acepta auto-investiduras, ai tampoco acepta que el poder derive de la fuerza. Bn las democracias el poder esté legitimado (ademés de condicionado y revocado) por elecciones libres y recurrentes. Hasta aqui, por otro lado, hemos establecido tnicamente que el pueblo es el titular del poder. Y el problema de! Poder no es tnicamente de titularidad; es sobre todo de ejercicio. 2. Bn la medida en que una experiencia democratica se aplica a una colectiv dad concreta de presentes, de personas que interactian cara a cata, hasta este mo- ‘mento titularidad y ejercicio de poder pueden permanecer unidos. En dicho caso la emocracia es verdaderamente autogobierno. ;Pero, hasta qué nimero nos pode- ‘ios autogobernar verdaderamente? Los atenienses que deliberaben en la plaza pi: biica giraban, se estima, en tomo a los mil y dos mil. Pero si y cuando el pueblo s¢ compone de decenas ¢ incluso de centenas de millones de personas, ;cudl es el gobierno que puede resultar de ellos? Es el problema replanteado, en los aiios sesenta, por el resurgimiento de la f6rmula de ta democracia «participativas. El ciudadana partcipante es el ciudadano {que ejerce en nombre propio, por la cuota que le correspond, el poder del que es Uitular, La exigencia de estimular ta participacién del ciidadano es sacrosanta. La pregunta sigue siendo: como es de grande, o de pequefia, la cuota de ejercicio de poder que espera al cludadano que se autogobierna? {Una cuarentamillonésima parte? {Una centimillonésima parte? John Stuart Mill observaba cortectamente {que el autogobierno en cuestidn no ¢s, en concreto, «el gobierno de cada uno sobre si mismo, sino el gobierna sobre cada uno por parte de todos los demés», y afirma gue el problema ya no era —en la democracia extendida a los grandes nimeros— de autogobicrno, sino de limitaciOn y control sobre el gabierno. Es instil enganarse: 4a democracia «en grande» ya no puede ser més que una democracia representativa gue separa la titularidad del ejercicio para después vincularla por medio de los miccanismos representativos de la transmisi6n del poder. El que se afiadan algunas instituciones de democracia directa —como el referéndum y la iniciativa legislativa popular— no obsta para que las nuestras sean democracias indirectas gobernadas por representantes, 3. Se puede responder a esta constatacion que Ia democracia como es (en la realidad) no es la democracia como deberia ser, y que Ia democracia es, ante todo Y por encima de todo, un ideal. En gran medida esto es la democracia como auto- gobierno, como gobierno del pueblo en primera persona sobre 10. Ast es fa democracia igualitaria, es decir, reducida a un ideal generalizado de progresiva ma- yor igualdad. Un elemento ideal 0 normativo es ciettamente consttutivo de la de- ‘mocracia: sin tensiOn ideal una democracia no nace, y, una vez nacida, répidamente se distiende. Mas que cualquier otro régimen politico, la democracia va contraco- ‘ieate, contra las leyes de la inereia que gobiernan a los agregados humanos, Las ‘monocracias, las autocracias, las dictaduras son ficiles, se derrumban por si solas; Jas democracias son dificiles, deben ser promovidas y «creidas Puesto que sin democracia ideal no existirfa democracia real, el problema se * Mit S., On Liberty (198) N. York, 195, pS, e expo, Sobre libra, Madrid, Aanea dior, 1991, Democracia 29 convierte en: emo es que los ideale se vinculan con la realidad, cémo es que un deber ser se convierte en ser? Gran parte del debate sobre la democracia se vueles, més 0 menos conscientemente, sobre esta demanda. Si se realizara, un ideal ya no seria tal. Y cuanto més se democratiza una democracia, tanto més st eleva la apues- ta. {Pero hasta qué punto puede elevarse ésta? La experiencia histrica ensefia que 1 ideales desmesurados corresponden siempre catéstrofes précticas. Sea como fuere, cen rings caso la democracia tal y como es (definida de modo descriptivo) coincide, ni coincidiré jamés con la democracia tal y como quisiésemos que fuera (definida de modo prescriptivo) Trdg menonda hs el momento xe demon semi desi tivo y democracia en sentido prescriptivo es itmportante no slo porque centra el debate sobre la democracia, sino también porque nos ayuda a plantearlo correcta mente. Hasta el fin de la 1 Guerra Mundial todos aceptaban sin discusién que la democracia moderna era una sola. Pero después st ha mantenido que hay dos de- mocracias, que al tipo occidental se contraponia una democracia «popular» més auténtica. El autoestallido, entre 1989-90, de los sistemas comunistas del Este {europeo y del propio régimen soviético ha resuelo la cuestién: la denominada democra- Gia «sustancial» (comunista) no era tal, Pero sigue siendo importante comprender ‘eémo se ha demostrado y ereido la tesis dc las «dos democracias>, Un planteamiento orrecto habria requerido una conmparacién entre los dos casos —aceptando ta dis sn entre presen ydescripin— en do vse: primero ent dels, después entte los hechos. Pero los defensores de la democracia comunista, por Conttero, han invetio fos términos, comparando fos ideale (no realizado) del feomunismo con los hechos (y aspects negativos) de las democracas liberals. De teste modo, se gana siempre; pero sélo sobre el papel. La democracia alternativa del_ Este-era um ideal sin realidad. La vniea democracia que existe y que merece este nombre és Ta demiocracia liberal Democracta politica, social, econémica Desde siempre Ia palabra democracia ha indicado una entidad politica, un’ ma de Fstado y gobierno; y ésta sigue siendo la acepcién primaria del rmino. Pero puesto que hoy hablamos también de democracia social y de democracia econ6mica ts conveniente establecer répidamente qué es lo que se entiende en cada momento. ‘La nocién de democracia social se plantea con Tocqueville en su Democracia en América. Al visitar los Estados Unidos en 1831, Tocqueville fue sorprendide sobre todo por un estado de la sociedad» que Europa no conocia. Recuérdese que en el nivel del sistema politico los Estados Unidos se dectaraban entonces una repablica, yy todavia no una democracia. Y por lo tanto Tocqueville percibié la demoeracia ‘americana en clave sociolégica, como una sociedad caracterizada por la igualdad de condiciones guiada predominantemente por un sespiritu igualtario». En parte aquel ‘espiritu igualitario reflejaba la ausencia de un pasado feudal; pero expresaba tam- bign una caracteristica profunda del espiritu americano. ‘Aqui la democracia no es, por lo tanto, lo contrario de régimen opresivo, sino de waristocracian: una estructura social horizontal en lugar de una estructura social 30. Blmortos de tao pltica vertical. Después de Tocqueville es, en concreto, Bryce quien mejor representa la Jemocracia como un ethos, un modo de vivir y convivir, y, por lo tanto, come una condicion general de la sociedad. Para Bryce (1888) la’democracia es, prioriteria mente, un concepto politica. Pero también para él la democracia americana extaba caracterizada por la «igualdad de estima», por un ethos iguaitario que se resumia en el valor igual que se reconocen las personas entre si. En la acepeién originaria Gel término, por lo tanto, «democracia social» denota una «democratizacién fonda- rental», una sociedad cuyo ethos requiere a os propios miembros que se vean y se ‘raten como socialmente iguales. De la acepcidn originaria se recaba ficilmente un segundo significado de «demo. cracia social»: el conjunto de las democracias primarias —pequefias comunidades y asociaciones voluntarias concretas—~ que estructuran y slimentan Ia democracia en el nivel de base, en el nivel de la sociedad civil, En este sentido un término tértil es el de esociedad multi-grupo», estructurada en grupos voluntarios que se auogo- bieinan. Aguf, por lo tanto, la democracia social significa la infraestructura de mi- erodemocratias que sirve de soporte a la macrodemocracia de conjunto, a la super- estructura politica Se ha afirmado, también recientemente, un uso gonérico de «democracia social» que se emparcja con las nociones igualmente genéricas de Estado social y de justicia social. Si todo es, 0 deberia ser «social», es necesario que también la democrada Io sea. En palabras de Georges Burdeau, «la democracia social mira a la emancipacién de Jos individuos de todas tas cadenas que los oprimen> *. Pero se puede decir Io ‘mismo del Estado social, del Estado de justicia, del Estado del bienestar, de la « y su derivado slibe- ral» son de cufo relativamente recicate (en tomo a 1810); pero Locke, Montes- quiew, Madison y Hamilton (para el Federalism), y Benjamin Constant, pueden eclararse, con todo derecho, wliberales», es decir, los autores que han concsbido politicamente (el recorrido més propiamente juridico incluye otres nombres, como Coke y Blackstone) e! Estado limitado, el Estado controlado y, asi, el Estado libe- ral-constitucional. Después de Constant se puede afadir a Tocqueville y después a Jobn Stuart Mill; pero especialmente con este ditimo Hegamos ya al Estado liberal- ‘demgeratico, al cual sigue: hoy, e! Estado demoerético-liberal. Por lo tanto, hay tres ‘tapas: el Estado liberal que es tinicamente el Estado constitucional que aprsiona cl poder absoluto; segundo, el Estado liberal-democratico que es primero liberal (eostuconl)y después demerit; tercero, el Estado democrdtio-ierl en cl que el peso especifico de tos dos componentes se invierte: el poder popular pre- valece sobre el poder limitado. Hee La gonealogia historica completa es ésta: la democracia pura y simple (la de los ‘antiguos) precede al liberalismo, y el liberalismo precede a la democracia moderna. Para los constituyentes de Filadelfia, como para Constant, la elemocracie» indicaba todavia un mat gobierno, a experiencia fracasada de los antiguos, y si el Tocqueville de 1835-40 admiraba la edemocracia social» de los americanos, sin embargo sxgula temiendo, en La Democracia en América, lg tirania de la mayoria y repudiaba el Sespotismo democritico, es decir, la democracia en sentido politico. El giro desisivo tiene lugar, con Tocqueville, en 1848. Hasta la revolucién de aquet aio éste habia , el Estado social, cl Estado del bienestar. siguen siendo, en Sus premiss, el Estado constitucionalconstuido por el liberalism. Donde y cuando este sitimo ha eaido, como en los paises comunistas, ha eaido todo: en nombre de tn iguatdad se ha instaurado el esocalismo en la servidumbree, La lectin que hoy nos Hlega def Este y de la pardbola de la experiencia comunista confirma to que in doctrine liberal ha mantenido desde siempre, es decir, que la relacién entre libertad ¢ igualdad no es reversible, que el lier precedimental que vincula los dos términos ‘a desde la ibertad ala igualdady no también, en sentido inverso, desde la igualdind la libertad. La wsuperaciGn» de la democraci liberal no ha existido. Fuere del Estado democritico-iberal no existe ya libertad, ni democraia BB Estado de los partidos La democracia de los modemos es representativa y presupone, como condicion nevesaria, e] Estado liberal-canstitucional, el control del poder. Hasta ahora no se ha dicho nada sobre otro instrumento de actuaci6n: los partidos. Ya en 1929 Kelsen afirmaba sin ambages: «s6lo la ilusién o la hipocresia puede crecr que la democracia, sea posible sin partidos politicos» ', De cuando en euando (comenzando pos Os- ‘uogorski, 1902) se vuelve a mantener que la democracia puede no sGlo operar sin partidos, sino que sin partidos funcionar mejor; € incluso siesta tesis se ha mante~_ nido poco o mal en el terzeno de Ja doctrina, en la préctica el problema puede ser replanteado, hoy en dia, a la luz de In denominada disolucion de los partidos ame- ricanos, Ciertamente, ep los Estados Unidos los partidas no han tenido nunca un peso como en Europa, y aunca han logrado Ia consistencia organizativa de los par 7 Kalen, HL. fordoment dela democrasia, Bolona, 1966, p28, iia expats Eset y valores de a Democraca, Batelons 8, Guadirama. 197 40 Comores de eel police Democraca 44 tidos de masa europeos, especialmente de los partidos comunistas, 0 en general de aparato. La butocratizacion de la socil-democracia alemana que Michels ya regis traba y denuncisba como cause inevitable de la oligarquia en torno a 1910, esta bburocratizacién no se ha dado nunca en Jos Estados Unidos. Por otro lado, para los fines de la pregunta de silos partidos son indispensables no es nevesario que el-partido sea «fuerte» y que, por consiguiente, el sistema Baitigista esté fuertemente estructurado. La tipologia hist6rica de los partidos dis- tingue entre partido de notables, partido de opinidn y partido de masa; o incluso, 4e forma paralela, entre partidos de orientacign electoral y, dentro de estos itinos, centre partides de mera organizacién electoral o bien partidos capaces de moviliza- in permanente Ahora bien, basta con que el partido enecesario» sea el partido de opiniGn; y tampoco la disolucion de fos partidos americanos lo disuelve, « decir verdad, por “debajo del umbral en el que «canalizan la opinién». Y cuando se-afisma-que la ddemocrecia no puede realizarse sin la intermediacin de fos partidos se hace refe- rencia al sistema partidista como sistema de agregacién y canalizacién del voto. “Nada més, pero tampoco nada menos. Los electores se expresarian en el vacio creerfan en el vicio el caos de una multitud de fragmentos— si faltase el marco de referencia y de allenativas propuesto por los partidos. De hecho, cada ver que tna dictadura cae y se vuelve a votar, vuelven a crecer los grupiisculos que se proponen para ser votados. Los supervivientes, los votados, se convierten en parti dos. Es un proceso totalmente espontneo que por sf mismo atestigua la inevitabi lidad de los partidos. Si los partidos son necesarios, su necesidad no los redime de sus pecados. Es verdad que ta intermediacién de los partidos se transforma, con frecuencia, en un iafragmia, o incluso en una imposicin parttocrética. Pero combatr las degenera- clones y criticar a Tos partidos es una cosa, y refutarlos es otra. Una vez planteado lo anterior, un problema posterior y distnto atafie a la diversidad de los sistemas de partido, y por fo tanto a ta cuestion de qué sistema de partido funcions mejor y es, en este sentido, «funeional> para los fines det gobierno democritico. Después de as_malas experiencias en eonereto de le de tx Repdblica de Weimar (1919-1953)— en periodo de entreguerras, en los afios cincuenta se afirmé la tosis de que las democracias que funcionaban eran bipartdistas, 0 por Jo general demo- cracias con selaivamente pocos partidos, mieatras que los sistemas demasiado frag rmentados generaban gobiernos inestables, efimeros, y ampliamente incapaces de gobernar, Esta tesis ha sido posteriormenterefinada y modiicada, Demasiados par- tidos son ciertamente excesivos; pero el mimero de partes no es la variable deci- siva; lo es, por el contrario, la polarizacion del sistema, y por fo tanto la distancia ideol6pica'0 de todo tipo que separa a los partis y a sus electores ©, Sil problema fuese sobre too de fragmentacin, se remediaria por la adopcién de sistemas electorales poco o nada proporcionales, es decir, sistemas que redacen el nimero de los partidos. Pero si se reduce a los partidos y permanece la potari- zacion, entonces no hay ganancia, y de este modo se puede agucizar la coaflictivi " Sartor, G., Panes und Pery Spems, N. York, 199, td. espaol, Pardes y Stems de Panes, Mal, Atansa Ea, 1? tein. 187 dad. En la misma medida no se ha dicho gue los gobiernos monocolores que cons- tituyen 1a norma en los sistemas bipartiistas (y también en los sistemas de partido predominante que operaron, durante largos periodos, en Suecis, Noruega. la India ¢ incluso hoy en Jap6n) sean preferibles, a todos los efectos, a fos gobiernos de coalcion. El elemento discriminante es si las coalciones de gobierno estan separadas, entre partidos wstantes, como en Italia, o bien, como en los sistemas de baja polaiza- «ibn, si las coalciones se forman entre partidos «proximoss, amalgamables. Con 10 {que se vuelve a decir que el factor decisivo es la polarizacin: cl espacio competitive fen el que Se emueve» el sistema paridista. Si el espacio competitive es extenso, ‘entre unos polos extremos muy lejanos entre si, entonces le competencis entre par tidos esta expuesta a tentacionescentrfugas, el desacuerdo prevalece sobre el acner- do, el sistema se coavierts en «bloqueado>, y por fo tanto funciona coa dificulad Si, por el contrario, el espacio competitivo es exiguo, entonces la competencia tiende a ser eantripeta, la belicosidad bloqueante «no compensa, y el sistema permite la goberabilidad. Lijphart " divide las democracias en dos tipos —mayoritar y consociativa— y manticne que en las sociedades conilictvas es necesaria una «democracia consocis tivan, es decir, una gestion dela cosa piblica basada en eminorias competitivas» (la formula de Cathoun) que repudian el principio mayoritario. La teoria de Lijphart ‘convence en parte, y en parte no. El consociativismo es recomendable, y funciona, para las sociedades segmentadas como Holanda (dividida durante mucho tiempo, aunque ya no, entre catdlicos y protestantes), Austria (dividida entre catslicos y socialists), Bélgica (donde el conflicto es étnico-lingistico) y Suiza (el ejemplo mis ilustr). Pero las sociedades en cuestiOn estén segmentadas, no estin polarizadas: sus cislas» solamente piden ser respetadas en su identidad (el cleavage es aistante, ro agresivo y prevaleciente). Por lo tanto no se ha afirmado que el consociativisma sea también adecuado para las sociedades altamente polarizadas, y cicrtamente no parece aplicable a las religiones miltantes (como el fundamentalismo islimico). Vol- ‘eremos sobre el punto de la distincidn entre democracia mayortaria y consociativa ‘Aqui nos importa sefialr tnicamente que el consociativismo se remite 2 nociones como la sociedad conflictiva, 0 «sociedad divididar, bastante menos precises y pre cisables que la nociGn de «sociedad polarizada>, y que los sistemas de partidos se miden y se comparan mejor —nos parece— en clave de polarizacién ‘Con toda probabilidad el Estado de los partidos no es subrogable. Pero varfa, y puede ser ambisdo. El problema del sistema partidista optimo sigue estando abierto Y sigue teniendo que volver a abrirse. Hay que atladir que los partidos degeneran Técilmente en centros de exceso de poder, de seolonizacién», de acomodo parasita- rio y de corrupcién, Lo que no obsta para que ta teoria de la democracia deba ineluir 4 los partidos " Lijpact, A. Democracy in pla oct comparative exploration, New Haven, 197 ) | La teoria competitiva de ta democracia En principio la democracia —Ia democracia liberal— ha de definirse como un sistema politico basado sobre el poder popular, en cl sentido de que la titulaidad del poder perteneve al demas, mientras que’cl ejercicio det poder es confiade a los representantes periddicamente elegidos por el pueblo. Por consiguiente, en términos de ejercicio cl poder popular se resuelve en gran medida en el poder electoral. Co aque explica por qué la defincion operativa o aplicada de la democracia da por des- contada la sobcrania popular (la fuente de legitimidad) para legar ripidamente a ‘su mecanismo, como en esta defincion comin la democraca es un stem pluriparidisca en el que la mayoria expresada por Iss eleciones tgobiors en ch respeto s los derechos do las minorias. El respeto los derechos de las rinorias, y por ello Ia interpretacién wlimitada» del principio mayoritario, es ua punto dedi ~ sivo que requiere ser tratado de forma separada por si mismo. Detengamones, en exe mo mento. en Ia reduccia de la democracia 2 un sistema pluripartidsta. Que los partidos son reeesatias sea visa ya. :Pewo cdl es Ia democratiidd de esta disposicién? | Rousseau mantenia que quien delega su propio poder lo pierde.";Es cierto? Si dich delegacién fuera permanente, si hubiera una translatio impert, entonces sefia cierto, Pero es uma delegacién periédica y con una renovacin periddica, una con- cessio temporal. y, por lo general. una délegacién a. titulo, representativo: se espera que el represemtante actie segiin ef interés de los representados en el ambito de estructuras y procedimientos que lo vinculan a esta intencién, Por lo tanto, Rous seau estaba equivocado. Incluso asi la representacidn politica no ofrece las garantias de 1a representacién del derecho privado, zCémo se hace para asegurar cue el imter8s al qu sirve el reptcséntante sea verdaderamente el de los Fepresentados (y 'no su propio interés)? No se puede 0, mejor dicho, se puede hacer sélo en términos de una amplisim aproximacion. Pero aqui ef mecanismo que més sirve es la com- paticicn, no la eleccidn. Y aqui estamos en Schumpeter, en su ateoria competitiva de la democravian ara Schumpeter la suya era una teorfa alternativa, distinta. Sin restar nada @ sus métitos, es mas exacto verla como un complemento de fa teoria de la demecracia como tal, dentro de su veta central. En la teoria eclisica» de ta democracia— ar- sgumenta Schumpeter—la seleci6n del representante resulta «secundaria con respec 10 al objetivo principal... de investr a electorado del poder de decidir en euestiones politieas»; pero la realidad es que este poder es «secundario con respecto a ke elec cidn de las personas que decidirén después». De aqui su citadisima definicign: «el método demoeritico es aquel mecanismo institucional pars legar a decisines pol ticas en las que algunas personas adquieren el poder de decidir mediante una lucha competitva por el voto popular La primera cosa a sefalor es que Schumpeter dice «método democratico», tras Indando de este modo el centro de atenci6n:a-una defincion instrumental del con- * Schumpeter, J Caplin, socialion ond Democracy N. York, 162,47 p26 trad. espaol, Copialimo, sociale y democrat, México, FCE, Made, .Apslr, 1958 Democraca 43 cepto de democracia, Segundo, el demos se wuelve a proponer aqal como tei igmidens, como un tercerO que goz2 de beneficios que le son prometidos por «com: exidoress que cortejan su voto. Lo que implica que det poder del voto se deriva Pha waceptacion de preferencias». De este modo, fa democracia en el punto de entrada. en el input, se vincula con la demofilia en el punto de sada, en cl output {mis precisamente el poder popular (de voto) se transforma en demo-istribucio- nes, en beneficios de retorno. ‘Volviendo a la pregunta iniis, la interpretacién schumpeteriana de fos meca- rismos democrticos asegura verdaderamente que el represcntante servird & 1s in tereses del representado? «lntereses> es un concepto complejo, glntereses inmediar tos y mal entendidos? jIntereses duraderos y bien entendidos? cintereses nicamen- te amiose, tinicamente egofstas? Es necesario no perderse en este embrollo. De hecho, hemos dicho que el método descrito por Schumpeter asegura que se acogen las epreferenciase, que se°escuchan las alemandase, La objecin, sin embarzo, es aie el pueblo vota normalmente cada cuatro aos, y que en el interegno el repre~ sentante no es revocable. La objecion puede ser, por consiguiente, que en el inter alo enue una eleccién y otra el representante puede hacerse el sordo y servi Sobre todo a si mismo. Pero no sucede asi si al mecanismmo competitivo expresaco por Schumpeter se afade, para completaro, el «principio de las reacciones previ {ase enunclado por Carl Friedrich", En funci6a de este principio el elegido preve » Gn todo momento la prevsible «reacciGn» de sus electores a lo que haoe 0 SE pro = * pone hacer, El control es, puss, continue, puesto que la «previsidn» (de como Feactionaré el elector) es constant < ode todo lo anterior se puede deducir la siguiente defincién: democrecia es «el <5 procedimiento yo el mecanismo que a) genera una polarquia abiriacaya compe- Ai Ticién-en el mereado electoral; b) atribuye poder al pueblo, y c) impone especifiea Gente la apacidad de respuesta (responsiveness) de Tos elepios frente alos elect steer ©, Es complicado porque la democracia es complicada. Y, téngase en cuenta, ‘sta definicgn es solo desctiptiva (no es, y no pretend ser, preseritiva) es decir. limita a explicar por qué funciona la macrodemocracia (politica). Es, por const uicnte, una defincion minima que establece la condicin necesaria y sufcinte para poner en funcionamiento un sistema que puede, con todo derecho, ser llamado Temocritico, Sin el denominago modelo de Schumpeter ef funcionamiento efectivo de fa democracia representativa sepuiria totalmente sin ser comprendido, Pero 9 parti de aqui queda totalmente por construir el dscurso preseriptivo destinado a promover y desarrollar la democracia. La democracia es una cosa; el grado de emocraca y la democratizacion, otra distin ™ priedch, C, Consinonal government an Democracy, Boston. 146, pp. S869 = Sanoih, Gu The Theoty of Bemocray revsied. Chatham, 1987 ad. espaol. La cori de lt democraca, Madi, Alianza Ba, 195, 44 Elements ce tata pics Demoorcie 45 Libertad e jguakiad 4) Libertad «de» y autonomia Se ha visto fimo Toomuoile (y después de €l uilo de Ri tahoe oes) equiparan ber! democrciasaconjunsion ene ered ¢ oak dad. {Qué libertad? ¢Y qué se entiende por igualdad? salbetté e iirsa en este nel ee eres ple ead dl di do en el dito del Estado. Es, por coniguonté ana itertad copcn tminntement rica, No elated mora ne ibe abe fe td de gure) 0 sun libertad ommicomprensia ni timpoca esa beta ene ta, i verdaderaertady (ely como ha sido conebidn de distin formes por ejemplo, por Spinoza, Leibniz, Hegel o Croce). En el Ensayo sobre la Ineligencia Bunn Locke da ber somo soitermnasn al yo ace es mina of eel mts en eure Ds ei ec Govemo i ten oi cn ear Someta ncontnts wea re Sito yabivar csc de oto hones nse comprena oh te eens due nel tel pion ose tuca lesen de tbr ne ivesizcin meatiea she Te rtutlottna dela bend. eke Ito ples es, stn, ead de nba Ges pales hea mite cone haba so, ats Guede Hobie. Hora sets cae inpedients etn» edn Hobbes naga oan etna ee a ier tras ate qe de aera Sn: pore toe toes its sr cusn se denominsen of ton, species eae, io esa cfentn vei dead port rlen meena tes ej Ses Ge cima, One a tr rma stringent Extras ue dete ents he stzadneetemene ates te ean pone te la naturaleza y el dmbito Peseta se ha dco que la therad cho el Het pola es ann etd par Esato). ro tna itera de. Ext Y toys he eeu le Sl ane lie sneravs, no ue etd spn. De moves eae hee iad ees Se ments cans crs vw meta con ee pe nd nae tune, pc ie a Rerad e chet: ietad dpe Lo ons cee ase eae se aed nit ex ct pe fo sen a mane ees ied epee gue ts hs Horns ect on uel asa fe cis pede er cata, por ssl, ope), Sane exes hee oe i het porn er conn sonar fe ts be cadet Sees ings en isn een: cpa” tated esa Entonces seria mejor lamar a la libertad politica xprotectora» (en lugar de ne sativa), puesto que es la libertad de los poderes menores, de los poderes de los Gudadanos particulares, necesitados de proteccién porque son féciles de oprimir. Bien entendido, no ¢s que la libertad politica sea nicamente libertad para (negativa f protectora). Cuando se despliega la libertad politica se convierte también en li bertad de (de votar, de participa, etc); pero hay que caracterizarla como libertad ‘para, como no-impedimento, porque este es su aspecto primero, Se podrit observar que el discurso sobre la libertad politica precede a Hobbes y a Locke. Cierto; pero hasta Locke y hasta la construccin del Estado constitucionsl Ja salvacion, la salvacion de la libertad, residfa solo en fa ley. Cicerén to decia con admirable concisién para todo el mundo antiguo: legum servi sumus ut liberi esse passinus ®, somos libres en cusnto que estamos sometidos a las leyes. Esta era fodavia la formula de Rousseau: el hombre es libre cuando no abedece a los dems hombres sino tinicamente a la ley. Si, pero Rousseau constataba al mismo tiempo aque el hombre, nacido libre, s2 encuentra encadenado en todas pares. Cuando se arma el Estado, y en particular el Estado de la era del absolutismo monirquico, In ley por sf sola ya no salva. Por consiguiente, no es cierto que el discurso sobre 1a libertad politica vuelva a comenzar en el siglo xVu. La libertad politica definida como libertad del Estado se define asi cuando existe Estado (no antes). Pero desde fentonces esta es la definicién casi constante ‘A-esto se opone, en ocasiones, que la libertad para es una libertad menor su- perada por una libertad mayor: la autonomfa. Se ha afirmado, con antetioridad, fue, en materia de libertad, Rousseau no se desvia un milimetro de Ciceréa. En todos sus escrtos repite constantemente que I certeza de la que eslé més seguro es que la libertad es el gobierno de las leyes. Pero en el Conirato Social ® encon ramos este paso: eLa obediencia a la ley a fa que estamos prescrita €8 libertad» (el Enfesis es mio). Es este peso del que se deduce que Rousseau coneibe la libertad ‘como autonomfa. Pero estamos extrayendo conclusiones excesivas de este tema. El hecho es que Rousseau elogiaba 2 los espartanos y 4 los romanos, no a fos atenien- ses. La isonoma (leyesiguales) de os atenienses se estroped tornindose en licencia, en leyes inciertas deshechas y rehechas por la volubilidad del demos. Por consiguicn- te, Rousseau invocaba’a un Moisés, un Licurgo, un legislador «fundador» que es tableciese de una vez por todas unas pocas Leyes supremas, fundamentales y casi jnalterables, Nadie ha aprisionado tanto la libertad en la fijeza de las Leyes (con mayiscula) como Rousseau. La autonomia de Rousseau seria, por lo tanto, Ia au- tonomfa de hacer nada o casi nada. ‘La verdad es que parece que Ia «autonomia » es una superposicion arbitraria y amalgamada de Kant y sobre Rousseau. La autonomia, el otorgarse a si mismos las propias leyes, ¢s tn concepto Kantiano, que, sin embargo, Kant refiere a la ibertad moral, 2 fa libertad interior (de queret). La libertad politica es, por el contrario, tuna libertad exterior (de hacer). Lo contrario de la primera es la heteronomia; 1o Contrtio de la segunda es fa enercién, Mi voluntad permanece Tibre incluso si me » Cierbn, Ortie pro Cent, $8 Rowen, J, Bl Conrato Socal, {encuentro en la cércel (sometido a coercién); pero el ser interiormente libre no me hace en modo alguno libre externamente (de la cércel). Por lo tanto, la tesis de que la «menor» libertad para (calificada como libertad liberal) puede ser superada por luna «mayor» libertad democritica, la autonomia, es dificil de aceptar. Que la au ‘tonomia, asi como la autorrealizacién, sean libertad ¢ ieales de superior libertad, cso si, Pero no superan la libertad para: la presuponen. b) Iguates tratamientos e iguales resultados Si Ia libertad poiitica puede reconducirse a la idea-base de enc-impedimento», el discurso sobre la igualdad es y sigue siendo muy complejo. Aristteles ya distin: guia en la Btica a Nicomaco (Libro V) entre dos tipos muy distintos de igualdac tuna «aritmetica» y otra «proporcional». El criterio de Ja primera es «lo mismo par todos»; el crterio de la segunda es «lo mismo para los mismose, y por lo tanto cosas iguales para los iguales pero desiguales para los desiguales. En la igualdad aritmética lo que es igual es idéntco: y basta. En la igualdad proporcional (que lo es, explicaba Aristételes, porque wos desiguales son tratados en forma proporcional a su respec tiva diversidads) lo es, por el contrario, la iguakdad en la diversidad, o entre diver 505, que asigna a cada uno fo suyor aqui esta vigente la regla del suum cuigue tribuere. Estd claro que @ veces adoptamos la primera y a veces la segunda igualdad. Las leyes son iguales en cuanto que son idénticas para todos, mientras que los impuestos Airectos son proporcionales, en proporcién a la riqueza, y por lo tanto iguales para iguales poro desiguales para desiguales. Hasta aguf todo esté claro. Pero la igualdad roporcional plantea, a medida que va profundizandose, dos problemas: primero, cudnta proporcién y segundo, y més dificil, a quién atafie la proporcién. Aqui, recuérdese, la regia no es ya «2 todos lo mismo», sino «lo mismo (iguales cuotas, privaciones o beneficios) a quien es igual, igual para cada uno». Por Jo tanto, la pregunta se convierte en: {qué semejanzay es relevante? Y, paralelsmente, zen funcién de qué diferencias han de agregarse los iguales? {Cusles son las diferencias relevantes? Son preguntas que destapan la caja de Pandora Simplificando al méximo los criterios de la igualdad proporcional pueden redu- cirse a dos: 1) 2 cada uno en razén a sus méritos, capacidades o talentos, 2) a cada uno en razén a sus necesidades (de lo que le falta). Es superfluo subrayer, en conereto, que cada criterio es susceptible, de innumerables interpretaciones. Que éritos? {Qué capacidades? ¢Y qué necesidades, en qué medida? Tampoco ataban aqut las complicaciones Pora desenredar la madeja conviene referitse a una perspectiva historic. Hist ricamente la primera igualdad es Ia iconomia, nosotros la Hamaremos igualdad jut «ico-politica: iguales leyes, iguales libertades e iguales derechos. Estas son igeald- __ des files (avitméticas) igual se traduce por sidéntico para todose. Existe, después, a igualdad social (véase: Democracia social) que no plantea problemas deste el ‘momento en que se despliega como un ethos. La tercers igualdad, por el eont-ario, esté llena de problemas, ta igualdad de oportunidad, o en las oportunidades, que es la tipice reivindicacién igualitaria de nuestro tiempo. ‘Aqui, a partir de un término comin se ramifiean y derivan, en realidad, dos Demoeracie 7 orate dl preblems es qu gles ttanientos eyes us) 9 prota Co part malar jo 42 Elemenios lara poltica feridos se rebelen y reivindican a su vez privlegios), no s6lo facilten la arbitrarie- «dad, sino que lesionan la proteccién proporcionada por leyes iguales y, en principio, Por el principio «lo mismo para todos. ;Por qué es importante la generalidad de fas leyes? Es importante porque somete a quien las fabrica al mismo dato que pueden infligit a quien las sure. Sila norma «a quien mienta se le cortars la lengua» Se aplica también al legislador que la promulga, esta norma no se hard efectivas si se le exonera, puede serlo. Bien entendido, entre libertad e igualdad se dan muchas posibles soluciones de equilibrio, muchas posibles compensaciones; pero sigue existiendo, sin embargo, un unto de ruptura més allé del cual (para citar a Tocqueville) nos espera dnicamente «la igualdad en Ta servidumbre». El problema de la igualdad sigue estando, pues, muy abierto. Entre la libertad y la igualdad puede existir una feliz conjuncin, pero también una peligrosa disyuncién, En las democracias liberales la libertad promue. ve, 0 al menos permite, politcas y resultados igualitarios. En los regimenes comu- sistas lz igualdad no ha producido fa libertad y ha nivelado solamente a lo bajo, en el malestar May fa y minoria 4) Mayorialimitada Mayoria significa eregla de la mayors, 0 bien (en ita en 1894; pero erigida al rango de ley», impact; impacta porque destruye ~ todos los gobiernes son, siempre y en todas partes, oligerquias {entendidas éstas 7 : ie demoerain, Bec, 1966p 2 ec, 14, Jondaneat dle domocravi, Bol Bree P Macs G Eloae'& Seana Podtee (88). Bari Lao. 1956, wh. Tp. 8 50 Elomsntes tara potice 7 Democracis 1 ‘que su ley» es demasiado genérica: tan genérica como para escapar a toda wrifi- 0 incluso de un valor. Basta con consi. derarlo como ura ténica, el modo mejor de les posbles de resolver las controve sias pacticamente. Pero la resistencia perdura en el nivel de la préctica. Como ya se ba afirmado de pesada, la compicacion es la intensidad. Cada uno de nosotros siente las cuestiones con distinta intensidad. Algunas de nvestras preferencas son débiles, otras fuertes,sentidas apasionada ¢ intensamente, La regla mayoritaria ignora le diversaintensidad de las preferences individuales, Al Jgnorerla, las iguale en la préctica: presupone que ls preferencias son de igual intensidad. Pero no lo son. Y ello explica por qué el principio mayortario ya no es aceptado tanto, y sobre todo porque es rechazado por les minors inteases: fos srupisculos de’la contesiacién del 69 y después lar minoras religoses, étnicas on American Polite ad. sepa, ae Demoeraca 58 ices ty euando te ven sfonde en I dntod gue sonsitye ox cea so us ay gue afpiposteionmete as minor ltrs en custo aoe pa sean, ean, al Sorc contamina ls homecena Se ones cone oe at nor eee (9) 0 rminan, 0 bien ceden, o incluso pied. Y las peqistas democracias directas, el ariamo de a eonosacon on el ene os nbn eal art or , en Inglaterra y en los patses similares, es decir, entendido como derecho de la tmayoria en el respeto a las minoriss. Hay que afadir que en fa mayor parte de los sistemas parlamentarios verdaderos y reales —los que lo son porque tienen en el Parlamento su epicentro— el mismo principio mayoritatio se afirma «como un prin- 2% Sasori G., Panis amd Panty Spe opt 2 Lian. A. ‘Typos democrat sere, en Comparive Pla Sli, 968 spendin, A Demat pla ct 0 conponie exploration, New Hava, 1 a ‘pata, La demveraca comtemporines un eta comparativo, Batelonn a. Al, RT Liphat. A. Democracies, New Haven, 10 (iad fsiana, Demers, Belts, 150), cipio de compromiso, de seomodacin de los antagonismos politicos» *. Democra- ‘Ga mayoritaria sf, pero no tanto, Y ef caricter forzado se hace todavia més marcado cuando, en el thtimo Lijphart, Jo opuesto a la democracia mayoritaria se convierte en «democracia consensual La modificacion es més terminoldgica que sustancial. Pero el término se basta a si mismo para sugerir que la demoeracia mayoritaria no es consensual, 1o que no cs correcto. En el mismo sentido cl atimo Lijphart modifica y extiende ta aplicabilidad de su formula. Sial inicio la democracia consociativa es necesaria para as sociedades| segmentarias, ahora se convierte en Gptima para las «sociedades plurales». Incluso teste respecto la modificacién es ms terminoldgica que sustancial, puesto que las plural societies se definen como «sociedades que estén claramente dividdas... en fubssociedades virtualmente separadas» ". Pero una vez que se ba hecho desaparc er le palabra «segmentadas» el discurso de Lijphart se desarrlla en Ia ond de ta palabra epluraless; y poco a poco crecen las incusiones: después de todo, algo de Zpluras existe en todas partes. Y asi la esis del gltimo Lijphart ya no es que el consocativismo es necesario en Jos relativamente pocos e230s en los que el criterio mayoritario es seguramente contraprodicente, sino que se convierte en que cl con- ocativismo-consensualismo es preferible incluso cuando no es necesaro. {Cua es, pues, el Lijphart que convence més? Una ver planteado a modo de premisa que todas la liberal-democracias son mayoritarias con lites, es cierto que fo son en muy distinta medida. La nocin de democracia consociatva capta, y capla de un modo muy ventajoso, c} caso del recurso minimo a decisiones mayoritarias el caso en el que la mayoria es producida por «minorias concurrentes» a cada una de las cules se fe reconoce un derecho de veto. De ello sc desprende, segtin Lijp hart, que el consociativismo esté eoracterizado por maxicoaliciones, por grand coa- lions, y por un proporcionalismo generalizado (electoral y también distributivo; la proporz sustraca). Pero nos parece que la caraceristica decisiva es la que se pone fn evidencia en el primer Lijphart (y que después se deja olvidada en la penumbra), fs decir, que el consociativismo requiere —pare funcionar como requiere el mode: lo— wéltes cooperativasn, éites solidarias en le neutralizacion de las tendencias disruptoras de las sociedades segmentadas. Una vez planteado todo esto, la tesis inis convincente es que la democracia consociativa es un remedto, pero solamente tn remedio, para las sociedades wdificilese con una estructura segmentada, La tesis que convence bastante menos és, por el contro, que la democracia consensual (es decir, la versiGn ampliada y dilvida del consociativismo) sea buena en términos absolutes, y por lo tanto siempre mejor que la democracia mayoritaria ‘Al mismo tiempo, incluso el «modelo Westminster» es un modo de gestion del Consenso (serfa verdaderamente extrafo que fuese un modo de avivar el conficto), y no es en modo alguno seguro que sea una gestion infeiz. De hecho, la objecién {que se le puede hacer al modelo recomendado por Lijphart es que la perenne aco- modacién de las divisiones y de los confietos corre el riesgo de consoidartos « incluso de multplicarlos y agravarlos. La paz a toda costa es costoss y precede al Kalen, H. 1 fordament dele emecraza. Boll 1966, 9. 6 1 [jphar A, Demoerace, op i p22 oe {86 _Elemantos do tears paica Derscercin_ 57 ‘mpantanamiento (véanse las ocho diectrices de la marcha de la democracia con- sensual resumidas en Lijphart)*. Sin contar eon que un sistema confiado, a titulo de condicién nevesaria, a unas lites cooperates y solidarias es un sistema inti secamente frigil: bastan, para hacerlo derrumbarse, élite que descubran o redes- cubran el canibalismo competitivo. El Libano, uno de los primeros casos de Lijphart, ha explotado del peor de 1os modos posbles. La Belgica «consociativay lograsobrevivir haciendo de la nevesidad virtud; pero ello no demuestra que le fOrmula actual sea superior a la preexistente Suiza es el ejemplo que siempre gana; pero Suiza no desplioga, como sociedad, ninguna de las tensiones que requieren soluciones eonsociativas: ext tranquilamente ssegmentada» y basta, Se ha disatido mucho si Italia es consociativa o-n0. Lo es en parte, pero no suficientemente (la sociedad italiana no est, por ejemplo, seg ‘mentada). Lo que no impide preguntarse i a Italia Je conviene hacerse més conso ciativa 0, por el contario, mis mayortaria. Para cl timo Lijphart, como sabemos, |e via a recorrer sigue siendo la primera. A lo que se puede oponer que el conso ciativismo consolida e incluso aliente Ia fragmentocién allt donde un sistema mayo- ritario bien gestionado logra reducnla EI debate sobre el denominado neocorporativismo es distinto, sumque puede vineulase en cierto modo con el debate sobre ef consocacionalsmo, pero siendo totalmente conscientes de su respectiva diversidad. La democracia ncocorporativa, 10 es tanto un tipo de democracia como una transformacién interna del modo de operar de los sisiemas democriticos sobre todo (pero no tnicamente) frente alos conflictos del trabajo y de la denominada politica de las rentas. E] neocorporatvs tmo tiene muchas variantes ™, pero la idea central es que los sindicatos, a patronal xyel Estado gestionan el sistema econémico «agrupados» en wna densa red de inte- reses comuncs gestionados por medio del scontraio» mas através de la lucha (ba- endo huelgss). Una importante modificacién introducida por esta interpretaciéa se refiee al 101 de} Estado, que deja de ser un drbitro sobre las partes para con- verte él mismo en parte. ¥ también aqut el debate gira sobre si la transformaciéa neootporativn ha de separ, sy cundo sed, como un mal menor bien como una solucién éptima {Las condiciones de ta democracia 1a) Factores impulsores E} liberalismo, un sistema politico, no es el elibrecambismo», un sistema econ’: ‘mio, Del mismo modo, la liberal-democracia es un sistema politico y no un sistema econdmico. Por otto lado, Ja primera distincién es ms clara que la segunda, ™ Lijphart, A., Democracies, op. cit., p. 30. sug Smite hy ehh 6), Tonks ord coor mediaon Bevel 9 Wiiamson, P., Copertionm pnp: an roducory ideo crport try, New ‘bury Park, 1989, de na El constitucionslismo liberal surge a caballo entre los sighos xvi y XVII y, por consiguiente, de hecho, bastante antes que el evangelio librecambista. Y tampoco se ve, Idgicamente, por qué el liberalismo tiene que vincularse con estados econd- tnivos, El liberalismo da lugar al Estado limitado, al control del poder, y ala libertad ‘para (del cudadano); pero no distribuye bienes, no atiende al bienestar. De hecho, € liberalismo nacié en sociedades todavia pobres (paupérrimas para nuestros crite trios) ¥ antes de la revolucién industrial. No existtan, por consiguiente, condiciones ( precondiciones econémicas, ni ibrecembistas, ni de riqueza, ni de otro tipo, para ¢liberalismo como tal. Pero el problema camibia cuando el liberalismo se vincula ala democracia y se plantea en funcién del componente democratico de la liberal: ‘democracia. Es decir, cuando se plantea que la democtacia inevitablemente, aunque ‘con velocidades histéricamente muy distintas, se encamina a distribuciones y redis tribuctones de riqueza, ‘Al término de la segunda guerra mundial se daba ampliamente por descontado que, especialmente en el tercer mundo, primero eran necesarias las reformas eco: ‘némicas (una reforma agraria, une distibucion més igualitaria de ta riqueza. mis ‘desarrollo industrial), unas reformas que habrian de generar casi automticamente tras de si le democratizacin politica, Se trataba de un simplismo econsimico pro- jpugnado por los eeonomicistas, Pero incluso el andlisis més profundo y meditado de Tas condiciones de la democracia que se ha desrrollado posteriormente tras cl im pulso inicial de S. M. Lipset ** sigue manteniendo la centralidad de! componente feeondmico ", Que la economia sea la causa de fa democracia ya no es, con esta forma simplista, una tesis mantenida por nadie. Pero la tesis que sigue subsisticndo es que un «antes» econdmico debe preceder al «después» politico. A lo que se ‘pone, © se puede oponer, que la democracia es fo que aparece primero y que es | ecausae del desarrollo econémico. ; En verdad, si observamos de forma particularizada a los casos de éxito veonts ico vlo—de forma separada o conjuntamente— del éxito democritico, se concluye de todo ello que no se da ningin factor causal particular que deba actuar neces riamente en primer lugar, Si esto es asi, el discurso debe trasladarse alas condiciones impulsoras condiciones que no son ni necesarias ni suficientes— e incluye, pode: mos deci, optimizaciones convergentes. Por consiguiente, es en clave de las condi- ciones"impulsoras como pasaremas dentro de poco a considerar el nexo entre ta ® De ello se deriva, en primer iugar, que la teria dela citadira como tal esté hoy extraordinariamente envejcida, dado que lo me- jor de esta literatura se remonta a los aitos veinte-treinta® En segundo lugar, de "cle S, Neuman, Permanent Revolution: The Tool Sate © Word 1 Wer, W. Yor, Harper, 1942 {@%ed., Praeger 1965, con stla mnceado; M. Aenet, The Orgs of Totfiariantom, N. York. ME ‘aio, 851 Ce. revsad, 1958) (et. espatols, Las orgene del touliarlsmo, Maid, Alianza Bé., F831), JL. Talmoe, The Origine of Touluarian Democracy. N. York Praeger, London, Seer Wat. tng, 1932 (ed espas, Los ogee de a democracia alana, Masao. Aguiar, 1956), C.J Fedsieh (ed), Toliiranom, Cambridge, Harare Univ, Press, 1956, (tad. espaol, Tomlzrmo, Buenos Ales d, Libera, 1973); C3. Pedic, Z. K. 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Sdn, Die Diktre, Dunker & Humblol, 191 fd. rev sada, 1908}, (ad.espafola, La ditadera, Mads, ed. Revista de Oecient, 1968). De las demi. A Cobban, Distasi lis History end Theory, London, Cape 1939 sigue send, ente las obras deere. cy 4_Eementos de tcl polica elo se deriva tambign una cite faa dela propis itertara sobre l total tx, que eaece de un soporte adecuado. Tenemos la pricbu de tho en koe, ete tenn pores eneustn I var ytd entice do nae tialtarsno "uns puesta en cueston que da buen juego sobre foce es bene én que la teora dela especie situa ttaltarit srba Seravolede to tees sat demesne los fdamentos, por oat en to dl penta vial Por otra pre, eno que conieme oo aso no au tn tora dein tara tenga sobre sus expldas une igs toon Ces «dc a ot se confunde ent of oudor yh eadur eae saat ne stantvacon. La doctrine riional rele ttly ticamente stad pen snr, ea She crs Por ane non eae pecto se debe subrayar que entre el discurso sobre las dictaduras totalitarias, un lado, y el diseurso sobre ef dictador-persona, por otro, falta, o estd een a anil cnn dts camo Toa desta y ne de gon. Por consigiat,en el senile precads denn aig false eo ner dol diiadur. El objeto de ete ero ex or ends, documenta Ca enc, Pr a, Ray ena scents La evolucion histérica Ls palabra sdictaorsy aictadura hun sufi, histércameate hablando, una profs y tambien singular sere de tunvformacone. La histor de ttn Yl eoncopto puede ser pelo dstingun eure fae 8) La ditadura romana de fxs Vi) ede -C~ une magietursextaoe ira si de ive pr ie nea Sones deepen b} La fase degenerativa de fa institucién romanu: el séptimo consulado rio. 1a dictadura de Silla y la dictadura de César; ie ee Las vcstudes del conepr eI train splay onl histor ts cir ples de moment el ul aan ae Spine crmaiment (le Anton de disuratollena, 88a. Ge 1) bats slo oe os decir, cuando el término dictudura fue restaurade para cal 2 ace ee: tide y de gobierno: 4) Uae tars del igo x, y para las mvevo i wi igo XX, y par clase avo sigifcado, 0 sigicatos, Estas tranformaciones de sgnifindo y de referentesdebentambign sr segidas una forma de Es- india, dor dl geo. Y woe cpio neta comin fe ain, in covin ition de sas tn, citada “Ct. scones de Curis,» sobre todo de Bue me : 3 sobre todo de Barer. n C.J Fitch, M, Cut, ‘te etn eh Vi Ys Pager 9 Sn tr pe meni recaps pr H. 1. Seto et su vot “Tota, en ierntonal Bxpopate ot Sec Same asin Pr 8 ea Cp Ena co fas Ciencias Sociales, Madrid, e0. Aguilar, 1979), Pero wise, contra, ia cont each y Shap. The Cane of Toronto. peered Detacine 65 en su dimensién axiologice, es decir, en orden 2 las asociaciones evalustivas del foncepto. A este respecto el nombre dictatura ha sido usado primero de forma fpreciativa, y después negativamente; ha sido ademés transmitido a partir de la tradicién con una connotacién ampliamente positiva, para asumur s6lo recientemente tin significado deragatorio °. Mas exactamente, la connotacién negativa del vocablo ictadura se consolida en los aflos que siguen 2 la 1 Guerra Mundial en los paises ide democracia elisica (Estados Unidos, Inglaterra y Francia) y aparece Gnicamente a final de Ja II Guerra Mundial en los ottos paises, incluyendo también los paises Ge Ia drbita sovistica, que adoplaron en 194-45 la denominacion de ademocracia popular» dejando en la penumbra la de dictadura del proletariado. En cierta medida Ja evolucién axiologica del término dictadura no ha sido dife rente de las de tirania y absolutismo, desde el momento en que también estas et Guetas han asumido un significado negativo s6lo con el transcurso del tiempo. La diferencia reside en el hecho de que no s6lo la insttucién, sino también la propia nocién de dictadura ha estado casi alvidada durante dos milenios (salvo raras ex ccepeiones). Marx fue uno de los primeras que retomaron la «dictadura» como una relercncia préctica y actual, hablo de ella casi siempre incidentalmente y con un significado en ningiin caso tcnico. Y el hecho de que Farini en Emilia en 1859 y Garibaldi en Sicilia en 1860 asumieran el poder como dictadores confirma que en ‘aquellos afos ot término podia usarse todavia con su significado romano y con toda inocencia “Tanto e! largo eclipse como el reciente resurgimiento de fa adiciadura» pueden cexplicarse si se tiene presente que toda la elaboracién de la teoris politica y iuspu biicista de Occidente, despues de la caida de las democracias griegas y de la rept: blica romana, tuvo lugar precominantemente bajo la sombra del principio monar. quico. Ahora bien, el monarca o el principe podta ser un tirano. no un dictador: ho s6lo porque la dictadura romana era una magistratura republicana, sino también porque la figura del dictador no habia sido recibida por la tradicién como una figure tirinica, No sorprende, por lo tanto, que en los autores del absohutismo —que hoy podemos lamar favorables a Jas soluciones dictatoriales—~, como Bodino y sobre fodo Hobbes, Ia institucién de la dictadura no haya tenido relieve, mientras que ésta fue recordadsy elogiada por el Maguiavelo republicano de las Décadas y por Rows Et hecho de que el monarca pudiera ser un tirano pero no un dictador explica ‘Un panes uso peyorsive se encuentra op le propaganda contrarrevoluionari que imp = Aotepete: Maret § Danton set diadoce. Cf. Schmitt, Die Dia. op. 8. pp. HISD. Vesse fambien ef Dictonnaine Pld, Pave, Pager, 188. Sin embargo esta eonnotacinnepativa to fous exo, y nose encucita eating tre darante todo e sig x. El propio Marx, que probibi- frets reid el trio de Tor celay Blangaistas, lo wd may poco y con un sigoifieao sl gener Er echo es gue ene! siglo #, pata indica un pader pesonl a0 se habahs de deiadura, So Sbonaparmes (es por ejemplo Teitchke, Le Polio, tad. ation. Baa. Laterza 1918, vo. fp. i su). La vlads sontemporénea no ea, por lo taro. vneulads por ningun conividss eon 1 precedente dele revelucion faves. MMigulecl, Discs. 33 34, 35 y I, 3: Rowsean, El Contato Sail 1V. 6. Son excepiones 4 toga el odo. Montesquieu, que sn embargo ote epee ee romano. so cued la diay Gare de pesida de modo plémica (Dialogue de Spit ed Buea. Considerations. Yl. XI: Exit des Lai, 3) 08 Bumenta de evi pica 5 cmo a emino dada vce a sr pupae siglo XX yen pnt tes a gurza de 1914 y tambien eon et adqlere apiamente ua comotaion pest qu ab tend rane 23 son. De ns, seem mong bia dexomiadn ana con cl peso dear de isn monies on th ets oma vo fe spr gr ern en pus oe nen Etec ue lor ane so hae ingame dese st ti a amor dona emo hc de a Ron stompin ‘htaaa hae sai une rnd esac eves Oe ene mancr i mins qe etn yarn aca a, complacency es Hein ttrlr de scabs, gue 1 seta sp “st des pon ssn al ese on el ston secede w doe oma hon eo emo duress» so-so castors gu een ce esr sso op pI ln, du dt de nme qo denon mess ese. ti, Al no tent a gan osm dt mb, eesti ee {0:0 tonen adenoma nas en DES esa cts a ae de serie men derma» shits hes sh ees) mena shite, tado a cme Sony has a Puls cn uns dns: Cat mo do ‘ ond Riche, Ls IV. Fee irande y Bismarck. No estamos ni siquier: de acuerdo sobre quién fue el primer ictador moderno tipico: ;Cromweli2. ;Napoleén?, {Lenin? *. La situacién no es fjoalvolemes levi pret, Pg he dab se tn endo enemas en epider, i pie de Sado oem x evelando wets an steer hn se enc preg tec gi eee mon em pap envi denominador dictadura? ere zie La dictadura romana igri Origen del termino como el de Ia institueibn es oscuro *. El primer ictador del que se tiene noticia fidedigna es del 500 a. de J.C.. afo més, afo 2 4. Binnie, Les Diemewrs, Pais, WBSS'P'A” Care, Ingernou, The Path of Disaorsip, York, 128: Sogn Catan, Ditton. fp. 2425, a dtr moder eva doe "usin faery pesone I imac dl prin de a sober popula. Es un sant Hh arguments nc por Sete Ee pre og sgcTit® I destr abo appa, gai, oo 33 laos et kino con eu, ts generals smi (anumite Te Meu de algicn que wagon sn consulta eon os dams. i Devacira 67 menos; y el titimo dictador optimo iure es del 216 (0 210) a. de J.C. Pero la insti tucién ya estaba en declive a fines del siglo 1V, aunque volvid a surgit —con modos J formas anormales en ocasiones— en el curso de las guerraspinica, En la medida dn que se recurria también 2 dictadores civles para tareas que no estaban necesa- riamente vinculadas con exigencias militares (como, por ejemplo, el dictator com Horum habendorum causa, encargado de convocar los comicios consulares cuando {os etinsules se encontraban imposibilitados de hacerlo), estos dictadores —que en realidad eran suplentes de los cOnsules ausentes o impedidos— no caracterizaron 4 ia instituciSn y no tavicron importancia. El dictador por antonomasia, al que imp cctamente hacemos referencia al hablar de la insiitucién romana, es el dictador que igozaba del imperium maius, es decir, de la totalidud de los poderes cviles y militares El dictador era aombrado por fos cénsules. 0 por los tribunos con potestad consular, a requerimiento del Senado y con frecuencia, de hecho, por designacidn Suya. Aunque dotado con el imperium maximum, no podia abolir la constitucion y ‘como mucho podria suspender las magistraturas ordinarias, del mismo modo que el jercicio det mando militar (dictator rei gerundae causa) no constituta su aspecto mis improtante y su sustancia efectiva. El dictador militar no podia ostentar et cargo nds de seis meses. La dictaduca romana era, por lo tanto, una magistratura extraor- dinaria, prevista y disciplinada por el derecho pablico para casos de emergencia. inderogablemente limitada en el tiempo y asignada expresamente a una tarea, El dictador deca‘a de su cargo apenas realizads la tarea para la cua habia sido nom. brado, y también aunque la tarea no hubiera sido ultimada si por ventura cl perfodo dd seis meses hubiera transcurrido mientras tanto. Esta férrea limitacidn cronoldgica, unida 2 la progresiva transformacin en sen tido democrétieo del sistema (Ia intercesion de tos tribunos prevatece poco 3 poco sobre su imperium maximun; en el 396 el acceso a la dictudura se permitié tambien alos plebeyos: y en el 217 fue élegido mediante comicios) llevacon. en la prictica, ‘la desaparicién de la instituci6n, Desde et punto de vista de la funcionalidad. ls textensién de los dominios de Roms hubiera requerido, de hecho, una extensidn de Ja duracién del eargo. Por otro lado, el episodio de la eleecion de un dictador debe haber consolidado el temor de que, por esta via, la dictadura hubiera terminado por abocar en el mismo plano inclinado que las tiranfas griegas. (No hay que olvidas cémo habfan insistido Platén y Aristoteles en subrayar que la tirania sigue y es resultado de la democracia.) Por ambas razones se pref no correr el riesg0, es decir, se prefirié renunciat a la institueiOn, Y los acontecimientos det siglo 1, con Maco, Silla y César, demuestran que —mas allé de la defensa de los privilegios de Jos patricios~ estas aprensiones tenfan un buen fundamento. Pero este desarrollo degenerativo no impide que mientras que la-instituciGn permanecié en vigor en el Jmbito de la constitucion republicana dio buen prueba de sf misma, En una primera aproximacién podria decirse —para aprehender la peculiaridad Specie y sin consulta» (asf, Maguinvelo, Discuss 38). Acerca de i nsitacin coma. ve Morven, Rémischer Sites, 1, Leipaig, 1887 pp 11-180 (ldava Fadamentl alas 5 so tesedela tau como exhumaci6n proviral de einstein moniroic ya nes upd); Dard. Die Romichen Dikren, Beslan. 1910. Beles, Ramiche Gescioe, Lege Bet, 1926. Mey, Romischer Stat und Stagedonke. Zach, 1988, execalmente pp. 1683. 8 _Eomantos de tora police e la dictadara romana que ésta era coyuntural y no estructural: es decir, algo bastante similar a nuestros plenos poderes. Podifa decirse también —utiizando la clisica distncién de Schmitt— que ésta fue una dictadura «comisaria», ao una dic {agura esoberana» ”. Y dado que ésta estaba insttuida y disciplinada de sue, alg ‘os autores han extrafdo la idea de un tipo de dictadura que puede calficarse de sdictadura consttucionals ". Pero en esta éitima denontinacion da lugar 2 muchos ‘equivocos, al tiempo que las dos primeras caracterizaciones no resaltan bien Ia or Binalidad del fenémeno. En primer lugar, ¢s necesaro situar siempre al dicador romano en el contexto de un consttucionalismo que aumenta sus precauciones hasta el punto de convertit las supremas magistraturas no sélo en anuales, sino también en colegiadas. La dic tadura representa la valvula de seguridad de este sistema: es la suspensin provisio. nal —en los casos de grave necesidad y urgencia— del principio colegiado, levada a cabo por medio del recurso a una magistratura consttucional de emergencia que Se superpone sobre las magistraturas ordinarias, Obsérvese que no se canferta un Poder extraordinario a un drgano ordinario, sino que se recurria a un érgano ex. Uuaordinario; extraordinario también y precisamente en el sentido de que era total. mente innecesario y aberrante para los fines de la gestion normal de Ia cosa pablic, No se tocaba el sistema: las magistraturas ordinarias simplemente se ponitn —du Tante un periodo de tiempo bastante brove— en un estado de reposo, dispuestas a reasumir autométicamente sus propias funciones, Obsérvese tambien esta caracte- Tistica: el dictador concentraba en si mismo el poder de los dos cénsules. peto por ello ta duracién de su imperium maximun se dividta por dos taxativamonte: tenis Goble poder pero Ia mitad de tiempo, Y esta cadencia preestablecida era una con. icin tan esencial que se prefitié renunciar a la institucién antes que prolongar si duracion La‘instituciGn romana es, en efecto, tan peciliar que, con el fin de evitar con- fsiones con las ditiduras moderas, alin autor ha gad a proponer qu la dictadurs romana se vueiva a clasifcar como «gobierno de crisis» "Ya sugerencia da verdaderamente en el clavo. Pero presenta cl inconveniente de disgregar el hilo Ae un discurso que, ya de por si, es fiil de perder. Tal y como volveremos a ver, Si la institucin romana cae en desuso en el siglo it, el nombre reaparece en el siglo {con Silla (que se hizo nombrar en el afo 82 dictator reipublicae costiuendae) Y sucesivamente con César, que en el aiio 48 se hizo nombrar dictador por un Periodo de tiempo indeterminado y en el ajo 46 durante diez afios. Pero el propio vocablo de la dictadura de Sila revela que ésta subvertia el objetivo y Ia naturaleza e fa institucién. Lo mismo vale para César: al hacer pricticamente iimitada la ‘uracién de su dictadura, le robaba a linstitucién aquellagarantiay limitacion que le era esencial. Por consiguiente, y no sin fundamento, se ha observado que la dictadura de Sila y la de César (y, si se tiene en cuenta la sustancia en lugar del Schmit, Die Ditto p. cit, espesahnente pp. 23 y aps 1 WV. "Ctr FM. Watkins, para los sistemas politics que emergen én el seno de la civlizaciin ocsidentl, © que estin claramente contayiadas por ésta,y edespotismo» para aquellos sistemas politicos que corresponden a otras civiizaciones y matrices culturales. Lo que per, mite preesar que el mundo no-oecidental no hia conocido las dictaduras, mas que cn nuestros tiempes, y slo, de modo erdnico, ha conocido despotismos:y. por lo tanto, que el hecho de que Oriente y Oriente-Medio estén caracterizados hey por sistemas diotatoriaes es verdaderamente una novedsd y una importacén occidental. Ello no niega que se hable de despotismo ilustrado " y que en la conversacin conrente se diga que un ditador es un déspota. Pero en est ultimo caso el trmino Aespotismo no afiade nada al concepto de dictadura, Mis bien es stil detenerse en la distncién y en la telacion entre dictadura y absolutism, Es necesario precsar, en primer lugar, un singular paralelisna en Ia evolucion de los dos conceptos. El concepto de potestas absolua,y, por ly tanto, etimolégicamente, de poder carente de imitaiones 0 vinculos no podia adeuiri uh significado defectivo —de ausenca, , por lo tanto, de imperfeccign — mieniras que Is evolieién del constituconalismo no hubiese marcado tma solucion institucional apta para someter al soberano a las leyes. Ello explica por qué le sustantivacion «absolutismo» aparece sGlo en el siglo XVtll,y por qué en los silos precedente la idea de un poder absoluto —no obligado por impedimentos de cualquier tipo se haya asoniado solo raramente a la de tirania virtual El caso del término dictadura es anilogo. Solo después de una experiencia de Purgués. y aquel Estado ya-no-Estado (la dictadura del proletariado) que se hates Getriorado por si mismo. Pero esta diferencia tiene poca importanca, puesto que Su dictadura del protetariado presuponia ya la abolicién de la burocrecia, de le policis'y del jeteto permanente. Por fo tanto, en el momento en que hay una Aictadura del protetariado el Estado se extingue. Viceversa, cuando menos se ee Kingue el Estado, en menor medida existe una dictadura del proletariado, Este ec un punto constante y clavisimo no solo en Mare y Engels, sino también en Lenin ‘Una vez planteado esto, es necesario claificar a titulo de que la docrina (especie sn as inane 091 de Engh» kets de Marc cet Com de Patsy F peated Reon, pai Para un ans és run. eae sre G, Soran, The Peay, of Damecreey Revised, Cstam. Chaiman Howe, 188, cap. 152. (iad. epee Tose Demcerecn, Maid. Aitamen Ea.” 196), Dectadua 73 1 ten dos casos. O bien le dicta del proetariado es un Estado, ygroness th cael aug Rx sea tegen de ce ge und colectvided de toda una case, o de una clase-partido— no ex polo utopias), y no a fs tipologia de los sistemas politicos. Seg ar ei bi nie ps fnientras que exista Estado), que la solucién del primero no es la sean del ads > y que insertar en el discurso sobre los sistemas poll _ _ me lo inexistente. Dietadura, democracia y constitucionalismo fava foma de Eso 0 to qe por dada dsb etd hay i nf ‘ por lo mesos de pbietno el prions es el ive racist i ite ys som ego Esco i sie ni Comemplat cleo de una ctdura qu 0 sua ome ei, Colman or Sgr pr nhs compet oe ‘minada y circunserita» *. Sin embargo, este caso tiene una relevancia totalmente Sn Epc ec pane poe Pe Krmue s or Carl Schmitt 7? 0 —en la experiencia del «risorgimento» ee por ius past fplenenzeeconferidas por Vittorio Emanuele Tt para los teniris de rec Sa'Eipcboneposelesdeaome sins "dodanie 7 de gobierno es el de recurrit a las definiciones @ contrario. Desde a ee tf stro carer ps 2) gobierno no dmern; ) ebro toa) gobierno pore ez © vl a itiaturan, en Politica & de este tipo el caso del general Mac Arthur en Japén entre 1945-1951, 74_Rumnetos de cor poten Las antitesis entre dictadura y democracia, entre sistema dictatorial y sistema constitucional. y entre régimen basado en la ley (0 consentido) y régimen basado en fa fuerza y en la violencia, poseen un indudable fondo de verdad. Sin embargo, no resultefécil puntualizarlas. Consideremos, para comenzar, la afirmacin comin de que ls dietadura es lo contrario de la democracia, Ahora bien, es cietto cue si se excluye la hipétesis de una dictadura de clase (que anulari la antitesis planteando ‘un caso de dictadura demoerstica) la contraposicién entre democracia entendida ‘como poder del pueblo, y la dictadura entendida como poder del dictador, mantiene su validez fundamental. Sin embargo, de ello no se desprende que todo siterna ‘no-democratico sea un sistema dictatorial; y sigue siendo cierto que la antitesis se hace dificil de demostrar en la hipstesis de las dictaduras plebiscitarias galvanizads por un lider carismatico, La primera objecién es, por lo tanto, que una situacién no-demoeritica const tye uta condicién nevesaria, pero no suficiente, para calificar a una dictadura. En realidad, le antitesis en cuestiGn es demasiado simplificadora; sin contar con que cntre fas democracias y les dietaduras existe una vasta y diversa zona intermedia (que podemos lamar de semi-dictaduras o de semi-democracias) que se le escapa ™ En cuanto a la segunda objeciOn, debe recordarse que se ha mantenido con freeuen cia —incluso con argumentos juridicos plausibles— que el dictador «representay la voluntad popular. Esta objecion no es insuperable. pero se dee conceder que Ia incertidumbre en la que se debate la doctrina juridica de ta representacion politica ‘no permite superaria fécilmente *. Se debe observar aclemas que la contraposicién entre dictadura y democracia se difumina, o incluso es superada también por :que- Hos que hablan de dictaduras pedagdgicas «que preparan la democracian ® o bien desde una perspectiva opuesta pero convergente— de «democracias tutelaress Incluso agut se puede objeter que la introduecién de un eriterio telealégica en ta clasificacion de Tas formas de" gobierno se presta fécilmeite a los abusos, 0 a con fundir con frecuencia esperanzas y realidad. Sin entrar en una cuestin tan compleja falta por seflur que el velos —y, por Jo tanto, el discurso en clave fnalista— cons. tituye, o puede constituir, un tercer modo de hacer ineficaz la contraposicién entre dictadura y democracia, Abordando la segunda antitesis —aquella entre Ia dictadura y el régimen cons ‘itucional—. e plantea un primer problema en relacién «Ia clae de las denonina- as odictaduras constitucionales» °'. Esta denominacién se adopt6 para reagrapar € 2°, Loswenscie, Political Power and the Goverment Process, Chicago, Unit. of Chicago Pes, 1957, pp. 6549 supe para ete hecho la denorinacioneneopresienciaitoe; uma sugeteacla ee 0 ne parece Pau complejidad del problema, wae vo Sisters Reprsenttvos en international En oped of he Social Sciences op. civ. XII (end expla, EmilopediaInmacioal deat Ch is Sovies, Madre. Ageia, (979) (ahora recog en ete vluncr). Neumann, Matson ihe cory of Dictatarahp, kc et. 28, SE Shik, Poca Development inthe New Sut, Graveniae, Mout, 1962, pp. 07. © Che. C. Roser, Constnaonal Dicarorship: Cts Goverament in the Moder Demotraces, rin gue drama opt een {ipl deiner: nae puede hacer naa veréaderamee sl, menos ane ns Gnmpotent de los dctadores, Pero sl soled ola premiera de iad se tatienden cum gran sl, entonots es exact equ as dctadures sony han ido Siempre la exptsion de un poder cenralizad que se resume las mis eas ees, nel poder personaly dsccconal de unt sla persona, Lo que se dscate es est ceracleriica debe extracre del expreion. y. por lo tanto, un aparato burocrético, un aparato de partido, 0 incluso un apararo nifitar. Silas diteduras colegiadas todavia no son fa regla, nada excluye —a modo de prediccién— que éstas puedan enraizarse y durar incluso prescindiendo de una cextensiin y penetracintotalitaria del poder. Dictadura y sucesion Hasta el momento el andliss de la dictadura ha versado, por un lado, sobre la estructura y el ejerccio el podGF Uitatorial, J, por otto, sobre et nlinero de quie nes detentan el poder, Quedan todavia dos criterios clésicos de andlisis: e! modo de uiquiscidn y et modo de sustitucion y sucesin del poder. Se ha senalado ye que cl primero no puede ser concluyente. El problema de la instauracién de un ordena- riento estataly de su legitimacidn es delicado y no esté claro con qué fundamento se puede asegurar que las ditaduras tienen una instauraci ita, mientras que los regimenes que las han precedido no lo tienen. En liness generale, se puede mantener que todo nuevo régimen lo es en cuanto que viola en cierto modo el orden jrgico preexistente, Y si cnisten excepciones a esta regla, ésta se plantea conere tamente por la existencia de sistemas democraticos que como tales prevén —implt itamente aunque no de modo explicito— un procedimiento de iure para dar lugar 2 un nuevo ordenamiento constitucional. Lo que significa que, rezonendo en térmi- nos de legitimidad constituyente, las dictaduras post-democraticas tienen, por fo tanto, mayores ventajas con respecto a los regimenes que las han precedido, com- prendiendo también los regimenes liberal democraticos Une dictadura que suctde a un ordenamiento demoeritico no debe recurtirne- cesariamente a un modo de instauracién iiito y violento. Inclaso si et acontec miento sigue siendo frecuente, cn rigor, no es nécesario, Por ot lado, una carac- teristica de las dictaduras contemporineas es ser, o por lo general, setae para parecer plebiscitarias. En tereer lugar, no se debe olvidar que, si salimos del campo de a dogmstia juidica, también el hecho antijuridio se convierte —o puede com- prenderse como— un hecho de (nueva) produccin juridica. Por todas estes razones ho es fécil demostrar que las dictaduras han dé caracterizarse como sistemas basados {obre una adguiscién violenta,ileitima o, en todo caso, no consentida del poder. Es nevesario aad que hoy seatinos en menor medida, 0 de un modo cistinto, los problemas de la lgitmidad que apasionaban a nucstros anteesores. Mientras que { antiguo trano se senia «usurpador, e intentaba sonar de su propia exrencia de titulo, los dictadores modernos similares no tienen ya este problem. ‘Si el examen del mado de adguisiciga del poder no es concluyente, el crtesio que mis se omite ~es decir, cf modo en que tiene lugar la sucesi6n del poder— se snanifiesta, por el contrario, como un eficaz principio de indviduacién de la insiu- én” De hecho, las dictaduras manifestan, de modo caracteristico, una incapacidad consituliva para someterse a normas diigidas a disciptnar la sucesion en el pod Entre un dictador y Jo que lo sucede se interpone un interregno mis © menos largo caracterizado, como minimo, por la incertidumbre y.en la mayoria de les ocasiones por eonjures de palacio o golpes de estado, por el recurso x ta fuerza, y. por 10 feneral, por fa violacion de 12 designacion o de las reglas de sucesién propuestas por el dfunto dictador. Omnipotente en vida, el dictador se convierte en el mis Impotente d los hombres en el momento en que su voluntad «efectiva» debe trans formarse en una voluntad «juriiea>, es decir. juridicamente vinculante. El sistema puede sobrevivir, pero sigue siendo siempre incapaz de dar Tugar a una sucesién Juridicamente predeterminads y ordenada. Y esta incapacidad de sregularizar» su propia perpetuacién es un elemento tan tipieo y tan eonstante de 10s tipos dietato- Files como para constitur el signo distintivo de dicho tipo ‘Aceste respecto, as dictaduras pueden definise, por Io tanto, como sistemas de éuracién discontinia 0 intermitente, en los cuales ningin principio preestablecido de suossion es considerado como vinculante por sus sucesores y en los cues, por consiguientc, no existe ninguna garanto de continuidad. y por lo tanto ninguna eertidumbre. Esta caracterizacion es importante por dos razones: por un lado, por: {que caracteriza la nocién de «poder personalizado>. y por otro, porque subraya tos limites del intento de ealifica a fas dietaduras como sistemas de iure reforzando ta tess de que son y siguen siendo sistemas fundamentalmente de facto en los cuales rige snicamente una constitucién en sentido material en su estado luo. ‘La definicidn anterior clarifies ademds la diferencia entre dictadura y monargui absoluta,atribuyendo un significado rico en connotaciones a lt observacidn de que fa dictadara es una enfermedad de las repiblicas. El elemento diferenciador es que 182 Elmers de teri pettica Dietchra 9) <1 absolutismo monarquico posee una continuidad que es menor en ef absolutismo republicano. Y la enfermedad reside precisumente en esto: mientres que el absolun tismo monarquico es una frmula coherente, un absolutismo republicano esta vii do por una contradiccion interna. La eontradiccion entre el principio republicang {€1 Estado como «cosa publica») y el principio absolutista (el Estado como «dominio privado») estala precisamente en el momento de la muerte fisica del dictador. De hecho, un absolutismo republicano no puede —en cuanto absolutiso— «elegii» al nuevo dictador: pero tampoco puede cheredar» a causa del principio republican, Lo que expiica por qué precisamente ef momento de la sucesién constituye el mo: mento de crisis de los sistemas ditatoriales. Crisis —adviertase— y no caida, porque Ja muerte del dictador equivale al fin de una dictadura s6lo en la medida en gue la dictadura-institucién se resuelve totalmente en el dictador-persona ‘Tipologias Después de haber precisado las caracteristicas que identifcan a In dctadura como lal, y después de haber eliminado del cémputo 2 las dictaduras umpromiamente di ‘has (las dictaduras de clase, de partido y de asamblea), una vez establecida cual 8 el género se plantea en este momento el problema de ta especie, y por ello el problema de una adecuada tipologia de las dictaduras. La fauna de las dictadaras ¢ riquisima, creciente y —decirio no causaré sorpresa— csté clasificada sin criterion, De hecho. se mezclan por un lado de forma variada los erterios geogrificos, ideo. legicos y nombres propios, cuando se habla de dictaduras de tipo sudamericano. de caudillsmo, de dictaduras militares. de dictaduras halesnicas, de dictaduras foscitas, nazis, comuristes-y de otras. Por otto lado, se recutre, pot el contratio, a una tipologia bistérica, como cuando se habla de dictadura cesatista, jacobina, conven ional, ermidoriana, bonapartista, vtc, Si se desea poner en orden este amasije de stiquetas. y ast poner en evidencia lo escneial, es necesatio distinguir entre una clasificzcin: i) por intensidad; i) por finalidad; it) por origen; iv) por ideoloya, Con respecto a su distinta intensidad —es decir, a su respectivo grado de exten sin y penetacén cocteiiva—. Hermens.y co él fa mayor parte de Ios autores, distingue entre dictaduras autoritarias y dictadurastotalitarias *, Neumann propane sustituir esta dicotomfa elemental por una tripartcién entre: a) dictadura simple. ue se correspond a la generalmente denominada autortaria: b) dictadura cesar. ta, y-¢) dictadura totaltaria ®. En la dictadura simple el poder dictatorial es eer cido por medio de una intensifcacion ce los instramentes normales de coerein ejereto, polica, buroeracia y magistratura, En la dictaduca cesarista el poder de {atorial se basa también en el apoyo de las masas (y aqui se podtfa especificar ain ‘més, distinguiendo enire cesarismo clisico —de César a Napoleén— y cesarismo FA. Hermens, The Represenaive Republic, Nee Dam Univesity of Notte Dame res SE pp. {HCH (ta. cone tuo de Vefssugfelre. Coosa, Alhenium Verng 1968. cip. VE) Elanins Fundamental cs cl de J. Linz, «Teeatarisn and Aurbostaran Repiness.ce NW. Pobby and Fl Gregntin feds), The Handbook of Poticl Sue, Reang. Aatson, Wesey. 1975, vl I “Neumann. eNotes on the Tacexy of Ditalorbipe. upc, epoiaimente pp. 21827 atic) : io de los nstrumentos poo carismitico). En lo dictaduratotaitaria, af monopotio Sfrocon de toon ns canals de comune (pens, rao. TV), oem ef coir nareha de lecncaseoertvas ud hoc con el fin de estableeer un conto pues et ab Gon especo a so fiaidad se ice diingurente: a) dicts evolu inc) b) detauras de orden, paternal, rearcoaras 0 conservadoras- estat {eas porate reveucn, prose deren de Is denominaes evolcioaris rads Plienen el objeuvo de preserva un satus quo ante. Como hermos recordado ra nth hala set especto de wt pedagogic» eno set 1h rar la democracs “(60 ejemplo elsio 1b proporciona la detadura de ae retes en Atenas) o de witaduras de Jesarollo»(euyo cjemplo mis trunfante gus aeno lad Ataturk en Tegu), De tos moves, mantras uf incon Che dita -evoludonaas)eonervadoras ensue un citer de vaacn eon ice grupos o en las cases que apoyan un deterinado sistema dictatorial fe ator dene tnduaspedapess, tombiga ada esrello, deja a muchos pene --somo yu seh seflado dee el momento en qu so pads sr 2efRnls por medio de un jc historogstice ex pest. Po ora pate con el mist Mono te podran caliicar Ge «pedagopcas a las monaquias stra: quies fn coo mayor fundamen ; ' ‘Con espoeto su origenes devia distin extracci profesional del persona de fos omens ators, puede dings ete) dctadrs pots eyo personal provene de una faceon dela ase poitesb) dictadres mitre.) dc {hors Surocrdeso de apart (con epi eee ates de sd tits daraderes en los cuales ye ha tenido lugar el taspaso por eooptacn a una una generacion) : ‘*Brioalnent, sega el citeioideokiico se dobe ditingur entre: 2) dctaduas aa eae ee teem mn ees Theory of Democrecy Revie pep. D. Fach, Anat de! Tot ™. ne 138, Pero Wieser, Das Geset2 de jr, Frankturt M., ischer. 1965, in crineos puede enconirase en 2. H. Kautshy, «Revolutionary and Managerial lites ip Mader, UnyCnunres Conporatve Pols so 19, epclnente pp, #57. Can compen. tom do en relacicn al criterio de extraccién— es fa de las dictadturas militares, enudémicas wt en scionads indlrectamente. véase; S. P. Huntington, The Soldier and tke Sioie, Cambridge. nage, Methuen,"1969, B_Elementos do tears pace gue no poseen fundamento 0 dinamismo ideoldgico (ls dictaduras simples, y con frecuencia las dictaduras conservadoras)y b) dictaduras con contenido ideskbgico Dentro de las segundas se debe distingur posteriormente entre una intensidad ‘den ‘6gica minima (el fascismo, que fue mas cesarista que totalitario), y una intensidad ideoldgica maxima (las dictaduras totaltarias por antonomasia) Bien entendido, estas tipologfs no son mas que esquemas abstractos para recor: {ar una realidad que no se acomoda jamés exactamente a nuestra casillasclasifica, ‘orias, Pero siven para attcular la idea demasiado general de dictadura en una sere ‘ordenada de tipos sficiemtemente precisados. De hecho, esté claro que lade Salazar ¥ lade Stalin son dictaduras tan iguales como la monarguia inglesa Ta monarqula 4 “Arabia Saudita: y que seria absurdo equiparar —si se planiean algunos ejemglos relatives al euso— la dictadura de Franco en Espata con la de Castro en Cuda, a Dolfuss con Hitler, a Plsudski con Bél Kun o a Petdn con Tito Duverger ha propuesto resientemente una posterior distincidn entre dictadura Soviol6gica y dictadura técnica, Las dictaduras «sociol6gicas»sorian aquella justi ‘adas. es decir, dictaduras necesarias, endégenas y representativas de fundades oxi, enclas econémico-sociales; mientras que las dietaduras stécnicas» (ejemplificadas por cl autor por aquella subespecie de las dietaduras militares que él lame dicta "as pretorianas) serian aquellas desprovistas de justificacion, y, por lo tanto, dicta, dlrs paresitarias,exogenas y no representativas “7, Pero incluse admitiendo que se ppucds proceder per ignes distinguicndo enire ditaduras necesariss e innecesarion buenas y malas, la diferenciaciin que lleva a cabo Duverger esté viciada en oe sustancia por intentos polémicos contingentes, y en su forma. por una infela eae cian terminolégica Hablar de dictaduras innecesarias como de dictaduras atéenicass en vna era ti: Picaments tecnoldgica,y en la cual sien se puele mantenér que en tuchos pases son realmente las exigencias de desarrollo teenoligico y de industralizacion ferwose las que hacen necesaria ala dictadura, verdaderamente es escoger una etquta muy co apropiada, Del mismo modo, por ato lado, e sémino editedurasovioldgieas tampoco es muy feliz, y de lugar a graves equivoces. Nadie pone en cuestion la valides de una sociologia dela dictadura, por lo tanto, del estudio de las causas socio-econémicas de las dictaduras. Pero de ia investigacion sobre las eausas de la dictaduras no se deduce wna clase de dictaduras socioligicas por sf mismas, deade 1 momento en que todas Ins dictaduras ast estudiadas son sociolégicas, es deen Feconducibles a una explicacion sori o econémico-social El probleme de le dietadura como forma institucional y sistema politico examic nado hasta el momento es una cosa y el problema de la explication Gel por que de las dictaduras es otra. No es apropiado confundir los dos problemas y por le tanto ¢s necesario declarar exo se desea pasar al segundo contexto de la sociolgta de 4a dictadura, entendiendo por ésta un estudio etiolégico del fendmeno, A la socio. Jogfa de Ie ditadura, entendida de un modo zmplio, se adhieren también los esta, {a recite dunno dancin de eologa hace que et eitrio ses de del apni, ora ona catgi anal pzble abn a ao gues exami hs GS solve cag tne Beis Syutms, American Poli Semee Review, joni 183 (ao ea ee vohone) * Dele Disazure, opi, pare I, especialmente pp 9695, Dietara 05 ‘ciedad de masas . Todas ellas son investigaciones que merecen la pent ser La provisionalidad de ta dictadura Pang vi ea id Re emetn me ura constuy in ejercicio intelectual no exento san iy satay ula etm et te Seton dt? Lo ue sane pee ee comets graeme eset es caie pan Baers mangle ee rope, poner fe moi "ple revs neon mrss gaa an srr on np np ge pa: Shalt nsw dase Una macy (se on ese tel wun cane teen ects prepa a : ile esta unanimidad disminuye en el momento en que las dos partes of om inerp tacién de esta previsién, © en concreto de la. ee de Lata ; ic. retina arava 1as dictatoriales las declara saacyns pore carecen de auténiu fundamentosy porgut hy ago def < temas oguoced nso propio means de brn, Pol cna, is prtgmis defers de he shcones Stories pier ws dn iam sions an co No st eta ge peo rip también pongeel acento sobre a natraeza provisional ela dctadra, rin Prony N.Y Hae, 18 (et eke, Fe ts 2 Bice Auch Ges Vong 1s). Cs shee So Geli Sop and Nod of he tor Perna, Glee Free Pes 8B re ocr ib wor de RE. Lane yD. Levinson, -Peroaly: Pee en ee re Social Sriences, op. cit. vol. XI. ee eee Te a ne en nt yn con. se. can he Pyle of Sec Moroes York, Wi. 9 Zavis Barbe Dems tnd Dit Pee tg nd Pos o foto, Roe & Ren 136 ah freraturn sobre le sose ca mis de cerca nuestro tema, véasc especialmente y Bin led Se wea go tes senate are hs Sry. Ge Fs Pes 5) Ps eg oa Sv acy hot be lst east Res Se Sele 6m ops tide Reso Te Piet Cs cy, Yn, an 1a Fea fac que li explcacon del po qut de stars 9 Se ago en 8 © roa ica Pr apne eine» eos ms amp, ee Nt iy ne, RDCiRaD A Canal Bvolaon of he Coss of Modern Dictorstps. Noe Dam See ie 7 185 _Elemantos ce toa pots ‘su inevitable extinciGn en un plazo no demasiado largo, permite penser que incluso para sus mismos apologetas la idea de dictadura pose implicaciones negativas: de otro modo,. por que subrayar el hecho de que un sistema politica sera o debera ser provisional? Y, por lo tanto, es licto concluir que, al menos en un sentido todos estan de acuerdo en mantener que el sistema no funciona: en el sentido de que no puede o no debe funcionar durante mucho tiempo, Agu! hay por lo tanto una Singular y sorprendente unanimidad en asignar a las dictaduras’ una delinitaci cronoldgica, en valorarlas como sistemas politicos «con una vida cortas. Hay que aanadir que esta caracterstca se presenta como una cuslidad esencial, incluso muy esencial, de este hecho. Al morgen del interés sustancial de la cuestiGn, preguntarse por el fundamento e ta conviceiin de que tas dictaduras son, por su constitucién, sistemas a corto plazo sive también para verificar, de modo resumido, el grado ile consistencia de la teoria general de la dictadura. Y, por lo tanto, Ia pregunta es: ;sobre qué bases se puede mantener, y se mantiene, que las dictaduras son formas de gobieena transi- torias? Un primer grupo de argumentos. 0 de pruebas, puede ser rebatido y dejado de Jado répidamente, En primer lugar, es facil responder a todos aquellos que se re. fieren a la dictadura romana que una homonimia no 2 una homologia, y que el caso del dietador romano ne puede probar nada con respecto a la provisionalidad del Estado-dictadura modeino. Lo mismo vale, en segundo lugar, para todos aque- Nos que confunden dictadura comisaria y dictadura soberana (la distincidn es de Carl Schmitt), Nadie niega que un dictador comisario sea temporal y revocable. Pero 19 es precisamente porque no es un dictador soberano, es decir, este no es un caso de \ictadura como forma de Estado 0 de gobicino. Por lo tanto, no se puede demostrar que cl dictador sohcrano.es temporal, aduciendo como prueba e) ejemplo del dic- Tador no soberano, Del mismo modo, y en tercer fugar, no se puede demosirar que las dictaduras son cfimeras utilizando el ejemplo de las dictaduras colegiadss, Este ‘argumento vale s6lo para la colegialidad, y no se aplica a las dietaduras que no son colegiadas. Por sltimo, y en cuatto lugar, no vale recurtit a Marx y Lenin. Basta revordar que Ia profecia del fin de la dictadura del proletariado esté estrechamente vinculada con el significado an6malo e impropio que los marxistas atribuyer al vo- cablo dictadura, En realidad, a la vista de ta dictadura-como-Estado —y ecmo Es. tado que opera en nombre del proletariade— no hay doctrina més indefensa ¢ ingens que la marxista Mas sutles, aungue no con mayor capacidad de prueba, son los argumentos estrictamente juridicos. Un primer argumento se basa en la premise de que las dictaduras son. por definicién, regimenes «extraordinariose y sexcepcionales». De aqui se infiere que tas dictadures no pueden ser més que regimenes provisionales. Pero es necssario ponerse de acuerdo, concretamente, sobre la premisa. Que la ictadura sea una forma de gobierno extragrdinara o excepcional presupone enten. er por xexcepcionalidad» una «condicioat de excepeidn con respecto a un sistema de principios que se entienden como narmales y necesarios» 5. Pero una excepcio- 5"'Rw Bhat Ruts, Alcone Osererioni rl Conceuo Police e sul Conceto Glo dela Dinenra op i. 985. Detaue st Jo que la dictadura wes la excepciGnm a los prinpios os nace pero con a uestra, 2 pesar de todo, que la dictadura no sea, o no pueda ser. una omegempre dentro del Ambito de las argumentaciones juridicas, la ‘eit ini Pero la premisa es inexacta porque mantiene el hecho de que,una dictadura cons titvida enantiene una competencia constituyente *. Lo que equivale a decir ave Spr, Deane mans mis vie on Alea, a ea ey 3 cnr BE 1 Elemertos de two potca Queda un iltimo argumento: el hecho de que la incapacidad de resolver el pro- blema de Is sucesién, 0 mejor dicho de preveer un mecanismo regular de sucesién, constituye el talon de Aquiles de los sistemas dictatoriales. De ello puede deducitse que un sistema xsin sucesién» no es un sistema longevo. De todos los argumentos a los que se ha pasado revista, ste es quizd ef mas plausible. Pero tampoco la clave de la xsucesion dificil» prueba demasiadas cosas. No se puede pasar por alto, de hnocho, la diferencia que existe entre discontinuidad y sransitoriedad. Puesto que un sistema dictatorial se caracteriza —si y cuando dura— por intermitencias, estas in- termitencias no son necesariamente decadencias. De este modo, la probabilidad de que una crisis de sucesion se convierta en una crisis de régimen son tanto menores ‘cuanto més se afirman los aparatos y las dictaduras totalitarias. En conereto, en los sistemas comunistas es siempre més evidente que la dictadura se consolida con rafces que la mucrte fisica del dictador no llega a romper. Si, por lo tanto, la hipstesis de ‘una duracién discontinua ha encontrado ya una conformaciGn, y si, por otra parte, no sabemos encontrar ningin argumento ulterior y mejor para demostrar que las a iguaal proporcionl sgt pumice y port ob guldat ors tds. Per en, que Seu sed fuente bastante mis comply. Vee ae ees 6 Etc Ncomechca. I, 5:23, b 8: VII. por smb en Polite. fxtIy V.psen fusldad 9 ctenecen al misma estrato de renta), y cargas desiguales a los desiguales (a ls Fiferencias de riqueza). Pero el potencial de arbitrariedad det crterio 2 vuelve a ‘merger ripidamente. :La imposicion proporcional debe ser monétona o progres ve) {Si & progresiva, en qué medida? La progresion se trastada del criteria 2a a 3p: obligaciones desiguaes para las diferencias relevantes. En materia ise! lo peor aque puede suceder es la expropiacin total o parcial del demasiado rico, Pero t6mese hes dela denominade «accidn afirmativan en los Estados Unidos, que se entiende omo una igualzcién (compensatoria) por parte de sus autores, ¥. por cl eontario, Como una discriminacién (injusta) por purte de sus defensores ”, Ciertamente est tnos aqui de pleno dentro del eriterio 2b: alas diferencias relevomes de ria io de exo les esperan beneficios desiguales: to que implica que obligaciones desiguales qeenen sobre grupos que no ss definen come racial o sexualmente relevantes, Con Glo estamos & un solo paso de pisar un avispero. La cuestén no es tanto de principio justificaci6n igualitaria de una «compensacion que prvilegias—., sino por qué Gay mares irene mse aut) deen toma ome kann or Qué favorecer a algunas razas, y destavorecer, de este moto. a otras PY are rapidamente por encims de ks subericriosrestants. La igual do inérito, capacidad 6 talento (2c) se explica por si sola. En cuanto al eitera 2d a ada cual en razén a su aecesidad—. bustardin dos consideraciones, Silas neces tes en euestin se entienden como primaris. y siel argumento es que es necesario asegurar a cada wno unas condiciones minimas de vida (mas aii de lu mera sper. vivencia. si bien por debajo del umbyat deseado). entonees eeste ey un argument jgualitario solo en un sentido altamente diluido, En realidad es simplemente un isfumento ct faver de un tad del ienstar mis adc, Io que no ela is fost. Lo que aqui combatimos no es Ia desigualdad. sino ef ufrimienco y a inse guridad de la vida». Si, por-otra parte, las.necesidades se extienden, mas all. ve. Io eprimatio», entonces casi no hay limites para las arbitrariedades o excesos que puede permitir el eriterio 2 Igual tratamiento ¢ igual respltado Del analisis de los criterios se desprende que existen dos mancras totalmente diferentes de coneebir la igualdad: o como traumiento igual, ¥ por lo tanto un Afoworetr. M. Cohen 1. Nagel yR.Seas (ch), Ea and Pfc heart, Proce, Prinstom University Pres. 1927 Pras cts, Glaze Affematve Discrimination, Ne Yt, asi: Books. 1975.) D. Bel, «On Meitocraey 200 Egusly, The Publ acre. 2. 1972, Ope. ~#qualy, Grows tnd Quote, America Journal of Flite Science. 21 1977 popone uaa loci etal de I cont * Para ies, jp qué es inwortante ser neta, mjiaro.puetoriqusio.indinamericno. Hi Pino, chino. japons (is woes des quot lees). 0 tebe mpoctaaca ser de exon ames, “abu, poh rlandesa, lan, ete? A con plo la rspucsta cx que fa tclvancan. y por b "ano fis icasiones irimer grupo). st exubecen por bs grupos étices que estn meas Lavoreids ero alurgo pazo sera ls grupos excludes os ques veran desfvorecias: yo srd en mayer miei no mas exo Lena fs Useriminasoneemmpensutoca en fave de bs dem (Chis Frankel, Eguaty of Opportunity. £2hics, abril 1991p. 198

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