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La nueva paternidad
En la actualidad los padres están más involucrados en la crianza de los hijos, desde cambiar
pañales hasta compartir con ellos su día a día Todo ello podría haber resultado en núcleos
familiares más tranquilos y felices, en los que lo principal no es que los hijos sobrevivan, sino que
estudien, jueguen, crezcan y se desarrollen como personas decentes.
Sin embargo,
esto no es así. En el siglo XXI, los padres y las madres quieren otras cosas para sus hijos. Muchas
otras cosas, y ello provoca grandes dosis de estrés.
«hiperpaternidad»: un tipo de crianza que consiste en estar encima del niño o la niña
constantemente, atendiendo o anticipando cada uno de sus deseos, estructurándoles sus jornadas y
solucionándoles cada problema que les surja.
Padres y madres cuya misión es darles lo máximo posible a su prole, cueste lo que cueste: los
mejores colegios,
las mejores extraescolares, el mayor número de experiencias, los últimos gadgets, juguetes, viajes,
espectáculos, actividades lúdicas y entretenimientos varios. El objetivo: que estén sobradamente
preparados para un futuro que, dada la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo, tiene que ser por
fuerza brillante.
los padres-helicóptero: aquellos que sobrevuelan sin descanso la existencia de sus retoños desde
el momento de su nacimiento.
padres-apisonadora (quienes allanan los caminos de los hijos para que estos no se topen con
ninguna dificultad)
Los padres-chófer (que pasan los días llevando a sus hijos de extra- escolar en extraescolar)
Los pa- dres ultrasufridores, cuya función es evitar cualquier posible accidente de sus para un niño,
como subirse a un árbol, ahora les resulta impensable «Hijo, ponte la chaqueta que puede venir un
golpe de aire y puedes resfriarte».
Y son genui- namente españoles los padres-bocadillo: esos progenitores que persiguen a sus hijos o
hijas en el parque con la merienda en la mano o, si son menos acti- vos, se limitan a ser su paciente
sombra.
Test: ¿eres un hiperpadre o una
hipermadre?
¿Sabes en qué consiste ser un hiperpadre o una hipermadre? Contesta a las
preguntas del test que propone Eva Millet en su libro Hiperpaternidad. Del modelo
mueble al modelo altar (Plataforma Actual) y apunta si contestas SI o NO a cada
una de ellas, para después valorar tu puntuación en el test.
1. ¿Tenía ya un plan trazado para las vidas de sus hijos antes de que nacieran?
6. ¿Sus hijos menores de doce años tienen más de tres tardes ocupadas a la
semana?
7. ¿Les hace fotos con frecuencia y las cuelga en las redes sociales?
8. ¿Sus hijos necesitan que usted esté con ellos para dormirse?
11. ¿Los ayuda con los deberes (o se los hace) por sistema?
12. ¿Se siente culpable por no darles a sus hijos todo lo que piden?
15. ¿Compara lo que hacen los hijos de los otros con lo que hacen los suyos?
18. ¿Los presiona para que hagan las actividades que usted quiere que hagan?
24. Como familia, ¿tienen algunas tardes libres, sin nada planificado?
26. ¿Sus hijos son capaces de distraerse solos, sin supervisión adulta?
27. ¿Sus hijos de más de doce años saben hacerse solos la comida?
28. ¿Acepta que tomen una decisión por sí solos, aunque no la crea adecuada?
29. ¿Su hijo adolescente se despierta por sí solo por las mañanas?
30. ¿ Les dice NO a sus hijos como mínimo una vez al día?
(Puntuación: del 1 al 20, por cada SI, 1 punto / del 21 al 30, por cada NO, 1 punto).
Entre 0 y 5 puntos: usted no es ni un hiperpadre ni una hi- permadre; seguro que
le critican.
Entre 5 y 10 puntos: en sintonía con los tiempos, usted prac- tica la
hiperpaternidad de tanto en tanto.
Entre 11 y 20 puntos: es usted un hiperpadre o hipermadre «moderado» pero
con peligro de convertirse en uno a tiem- po completo (en especial, si ha
contestado sí a las preguntas 1, 4, 11, 14 y 19).
Más de 20 puntos: es hora de que empiece a dejar un poco en paz a sus hijos.
Consecuencias de la hiperpaternidad:
Personas dependientes
Como he comentado en el punto anterior, si no les enseñamos a tomar
sus propias decisiones, a gestionar su propia vida o a solventar sus
problemas, siempre dependerán de alguien para hacerlo porque
realmente es que no saben hacerlo solos.
Esto a su vez, crea problemas de autoestima ya que si uno percibe que no
sabe manejarse por la vida por sí mismo o que nunca toma la iniciativa en
nada, su autoconcepto será, desgraciadamente, el de un “inútil” que
siempre necesita a otro a su lado.
Baja tolerancia a la frustración
Como sus padres siempre se han asegurado de que no sufran por nada ni
se frustren cuando no consiguen lo que quieren, dándoles todo lo que
piden en el momento que lo piden y minimizando su dolor. No han
aprendido a tolerar que las cosas no siempre salen en la vida como a
uno le gustaría y nos guste o no, esta es la realidad.
Puede ser que bajo el cobijo de la familia que practica la sobreprotección
el hijo sienta que lo tiene todo y que los padres son una especia de
sirvientes que están a sus pies cuando ellos lo necesitan.
Pero, tarde o temprano, la vida y la sociedad les dirá que esto no es así y
que hay cosas que inevitablemente nos harán daño y nos crearan
frustración. Lo más probable es que reaccionen a las frustraciones
con ira, exigencias e incluso agresividad lo que les puede llevar a tener
dificultades en las relaciones sociales y en la vida en general.
Pero, ¿qué verdad existe en las creencias que comparten los padres
sobreprotectores? Quizás la sobreprotección tenga beneficios a corto
plazo.
2 2- Inseguridad
3 3- Personalidad dependiente
5 5- Insatisfacción
1-
10 Orientaciones para evitar la
sobreprotección.
Los niños y niñas necesitan protección y compañía, pero es necesario establecer unos
límites en esa protección para que no tenga un efecto negativo en su desarrollo. Es
fundamental encontrar el equilibrio, de modo que fomentemos poco a poco la autonomía y
la independencia, pero prestando atención y cuidado. Lo conveniente es enseñarles
cuestiones sencillas, que puedan hacer, sin perderles de vista.
1.- Ayúdale a construir una imagen de interior de sí mismo lo más positiva posible.
2.- Encuentra un equilibrio en la protección para que le permita ser autónomo.
3.- Transmítele una percepción tranquilizadora del mundo. Si ven peligros y no tienen
autonomía, le creara mucha inseguridad.
4.- Dale confianza cuando crea que no puede hacer algo. Es importante hacerle ver que si
puede y dejarle que el solo pueda hacerlo.
5.- Ocúpate de él/ella. Es importante que perciba esa atención y se sienta seguro para
explorar el mundo.
6.- No desestimes los miedos del niño/a pero tampoco los aumentes.Escúchale,
compréndele y ayúdale a ver las cosas de otro modo.
7.- No te excedas en advertencias del tipo cuidado te vas a caer, eso no. Es importante estar
pendientes del pequeño pero dejarle hacer. Es decir que él/ella se perciba solo para afrontar
retos.
8.- No hagas cosas por ellos, que pueden hacer por sí mismos. Es importante desarrollar su
autonomía y responsabilidad.
9.- Ante las dificultades, conflictos o problemas que tenga elniño no intervengas en seguida
y dejar que experimente formas de acción.
10.- Deja que se equivoque o se frustrede vez en cuando (sin que haya peligro para su
integridad física o psicológica). De este modo irá madurando.