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Departamento de Literatura
Curso de Literatura europea de los siglos XVI y XVII
Profesor Augusto Pinilla
Segundo semestre de 2017
El Renacimiento, ubicado históricamente entre los siglos XV, XVI y XVII, no puede
entenderse como una época aislada, que aparece flotando como una isla en el mar de la
historia. Al contrario, pensar en dicha época presupone pensar también un recorrido por la
¿Qué es lo que “renace” en el Renacimiento? Bajo esta pregunta se podrían articular varios
discursos posibles. Hay un renacimiento de cierta tradición clásica, mucho más visible en
las obras artísticas que retoman temas de la mitología griega y latina. Y, por otro lado,
que atravesaba el “viejo mundo”. Recién empezado el siglo XVI, en Europa amanece una
propias del imperialismo) aparecen (o quizá nunca se fueron) dentro del pensamiento de
reyes, príncipes y cortes reales. Así pues, encontramos un renacimiento de ideales políticos:
la consolidación del naciente Imperio Español, en manos de Carlos V y sus herederos, por
Encontramos así, puntos de conexión importantes que nos llevan a pensar el Renacimiento
perspectiva de sus motivadores: en este caso, por un lado, los reyes imperiales y, por el
entonces, se realza una figura muy clara del pensador de la antigüedad griega: el filósofo
desde diversos momentos, pero la conclusión, incluso reforzada por épocas recientes,
siempre será la misma: el daño que representa, para unos y para otros (especialmente para
intelectual asesor y educador de políticos, todos ponen al servicio del mezquino poder, los
Es interesante, pues, ver de qué manera las actitudes que combinan las ocupaciones de
reyes y pensadores, desde la antigüedad hasta la llamada época del Renacimiento, han
La relación que quizá más nos sirva para ilustrar tal elemento la encontramos en Aristóteles
casi todas las áreas posibles de su época: la retórica, la política, la ética, la metafísica, etc.,
sirvió como educador del joven príncipe Alejandro, desde los 15 años hasta los 18, edad en
la que tomó el trono y empezó su campaña conquistadora por regiones de Europa, África y
con el joven príncipe. De igual manera, la idea de que Alejandro fuese educado por el
que podría llamarse cierta “virtud”, fundamentada en la figura del buen ciudadano de la
polis.
Podemos entonces analizar como estas dos figuras, el pensador y el príncipe, renacen en los
siglos XV y XVI. Alimentados, además, por procesos expansivos que se asemejan a los
proyectos del antiguo imperio romano: como el caso ya mencionado antes de España y su
Las figuras claves entonces de este periodo, las encontramos en, por un lado, Erasmo de
Rotterdam y su educando, Carlos de Gante, o Carlos V, que sería luego el gran heredero de
este imperio mítico, que tuvo su auge gracias a su labor como emperador y que se
consolidaría, tiempo después, en el reinado de su descendiente Felipe, como el gran imperio
Pues bien, en 1516 Erasmo de Rotterdam escribiría Educación del príncipe cristiano, cuya
finalidad sería la educación del futuro rey Carlos V. Como su título lo indica, la aparición
del adjetivo “cristiano” marca ya una diferencia para con nuestro primer ejemplo.
Encontramos así, entre una época y otra, el surgimiento de toda una agrupación de ideas y
Y estos valores son los que vemos renacer en el Renacimiento. Incluso desde Dante (alta
En ese sentido, vemos cómo en el Renacimiento y en la previa alta Edad Media, con
correspondientes a una lectura de los poetas Homero y Hesiodo y toda la tradición griega,
humanado, llamado Jesús. Este resurgimiento lo vemos, primero, en la figura misma del
política, sin incluir la participación misma del pensador humanista en las cortes reales: caso
de Tomás Moro, del mismo Erasmo, que trabajan también desde el pensamiento de
sociedades ideales, en el caso de la Utopía, donde también renacen valores clásicos de la