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En una dimensión vacía, llena de oscuridad, luces volando por doquier sin saber a dónde van, un

corazón clama al ser de aquel lugar.

- ¡Por favor ayúdame!

- ¿Qué quieres ser irreal? Tú no tienes vida, no mereces ni platicar conmigo.

- ¡Tengo a alguien amado a quien salvar!, ¡Mi señora esta en problemas! ¡el mundo de mi

señora se cae a pedazos! ¡ha sufrido mucho, no puedo permitir que ella ni su mundo

caigan!, ¡soy su caballero, desde que fui su juguete soy de ella, su amor me cubrió y me

basto por bautizo y galardón para ser su paladín!

- Es increíble que tenga tanta energía un simple muñeco como tú, es la primera vez en

toda la historia de mi vida como Dios en que veo un caso como el tuyo, ¿Cómo

pelearas muñeco? Estas hecho de tela y arroz, no eres nadie, ¿Qué me ofreces a

cambio?

- No tengo nada que ofrecer, solo la fuerza de mi corazón y mi propia vida aunque no

exista, mi deseo es solo salvar a quien amo, salvar su mundo, ella ya ha sufrido mucho,

si tuviera lagrimas te llorara, pero no las tengo, ¡¡ayúdame por favor!!

- Algo me hace sentir que aunque no existas eres prometedor, y que tu valía te hará

grande, ya no solo serás paladín de tu señora, desde hoy te vuelves en mi adalid y

representaras y voz y voluntad en el mundo de tu señora, te otorgar la fuerza para

vencer.

Su cuerpo de tela y arroz fue transformado en un material semejante a la plata, una armadura

azul negro le fue entregada, los destellos de luz al recibir la corona del adalid eran inigualables e

indescriptibles, el gran adalid del Dios no conocido había nacido.


Capítulo 1. Adalid.

La oscuridad era terrible.

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