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ÍNDICE:

Prefacio…………………………………………………………………………………………………………………..

1. Una arquitectura de revista……………………………………………………………………………..


La imagen como eje fundamental………………………………………………………………………
Fotografía mágica……………………………………………………………………………………………..
La posición exacta……………………………………………………………………………………………..

2. Funcionalismo inadecuado………………………………………………………………………………
Espacios necesarios…………………………………………………………………………………………..
El orden de las cosas………………………………………………………………………………………….
Objetos que definen espacio……………………………………………………………………………..

3. La nostalgia de una arquitectura del pasado…………………………………………………..


La casa de los abuelos……………………………………………………………………………………….
La casa del campo……………………………………………………………………………………………..
Influencias acertadas………………………………………………………………………………………..
El material y su riqueza…………………………………………………………………………………....
La construcción artesanal…………………………………………………………………………………

4. La modernidad negativa…………………………………………………………………………………
Mecanismos para discernir………………………………………………………………………………
El proceso acelerado………………………………………………………………………………………..
Nuevas necesidades………………………………………………………………………………………….
El ritmo de la vida…………………………………………………………………………………………….

5. Bibliografía………………………………………………………………………………………………………
MEMORIAS DE UNA ARQUITECTURA VACIA

Desde muy joven me preguntaba todo el tiempo si mi casa, el parque, las calles y aquellos edificios
que cotidianamente eran reconocibles para mí por su uso, sus colores, su tamaño o porque
simplemente me gustaban por algún gesto formal o tan solo por un simple aviso comercial
coloquial. Habían estado en ese sitio desde siempre. Porque pareciera que aquellos lugares que
más frecuentaba ya no serían los mismos si carecieran de detalles tan sencillos como el hidrante
de la esquina, el semáforo viejo o el aviso de “Pare” cada vez más descolorido por las incidencias
del clima.

Los lugares desde mi perspectiva se hacen reconocibles en una memoria nostálgica con los más
simples y pequeños detalles. una silla del parque, una caneca de basura contigua a la silla, el
cambio en las texturas del piso, las zonas demarcadas para determinado uso, etc. al igual que la
gente que frecuenta esos lugares como el lustra botas o el anciano que da de comer a las palomas,
pero solo hablando en términos urbanos. ¿Y entonces que pasa en el lugar de pertenencia donde
se desarrollan las actividades íntimas de cada persona de decir su refugio, su casa o la máquina del
maestro le Corbusier? Cada habitáculo o espacio clasificado al interior de la vivienda también
posee un carácter significativo además del que se le designa por defecto en el diseño
arquitectónico que alguna vez se proyectó.

Y más aún para la persona quien es residente. La cocina frente al comedor tiene un valor
sentimental familiar y que decir de la arquitectura moderna donde ya se integran hasta un punto
de que el límite entre ambos espacios es si acaso una pequeña circulación, los baños tratándoles
de esconder sus accesos para generar cierta intimidad, la sala como espacio de recibo que se ha
ido modificando su uso con el tiempo y cada vez es menos ocupada aunque jamás me atrevería a
decir que esta tiende a desaparecer ya que esta afirmación es muy comprometedora. La
habitaciones como el santuario de cada quien, un espacio vital concebido para no ser trasgredido
por ningún motivo donde se ejecuta el sueño necesario, un descanso placentero y demás. Qué
decir del patio y los solares de las viviendas que sí creo tienden no a desaparecer pero si a
reducirse en la más mínima expresión, esto siempre y cuando se pretenda respirar algo de aire
natural e iluminación de las mismas condiciones. Que por supuesto no es el caso del apartamento
tipo moderno entendiéndolo como la vivienda en serie y altura.

Por todo lo anterior, decidí escribir estas páginas continuando mi búsqueda del espacio perfecto,
aquel en que naturalmente nos sintamos cómodos, del que nos apropiamos con seguridad y lo
complementamos con nuestra presencia. Un espacio soñado donde siempre este en nuestra
memoria unipersonal y por qué no colectiva. Que es un espacio lleno de particularidades, de
objetos agradables, de un confort excepcional, que en definitiva no es ni será una arquitectura de
artilugio, de revista, de portada, es decir una arquitectura vacía.

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